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ESTEBAN CABAÑAS

  LATIDO QUE NO CESA, 2010 - Poemario de ESTEBAN CABAÑAS


LATIDO QUE NO CESA, 2010 - Poemario de ESTEBAN CABAÑAS

LATIDO QUE NO CESA

Poemario de ESTEBAN CABAÑAS

Editorial Arandurã

Asunción-Paraguay

Telefax: (595 21) 214 295

Diseño: CECILIA RIVAROLA

Foto: WLADIMIR PADRÓN

Asunción-Paraguay

Julio 2010 (74 páginas)

 

 

UNO

Si el ojo se abre

la flor deja escapar un

aliento

de mirada

con párpados sinuosos

con luces asombradas

sin sombras

fluye en el aire

y al ver su muerte

se detiene

se aquieta

cierra los pétalos

No sea que la oscuridad

penetre

Que la tormenta

se instale en las pupilas

que se obligue a ignorar

el paradero

la vía del tren traspasando

la garganta

con la sangre

vociferando a tientas

por callejones de esparto

de rostros denegados

sin ventanas

de garras emergiendo

de lenguas rígidas

con escupitazos

y cerco de púas

y espinas camufladas

donde se entierre la carne

Donde te nombre.

 

DOS

Un estiércol húmedo

nutre la semilla del ansia

su palidez

rellena el palio

bajo el que pasa un animal

transparente

erizado de alfileres

y piel expuesta

En el palimpsesto

una antigua huella

se borra.

 

TRES

No tener

ni un diminuto parapeto

Tener que huir a la trastienda

de las palabras

migrar al cero

comerse la pasión

librarse de la coma

reclamar el silencio

la presencia

la inútil forma

de esa vibración

iluminada.

 

CUATRO

La tierra se yergue

para comer a sus hijos

Y los devora aturdida

La tierra se esconde

Bajo las espuelas

al trote

el caballo

resopla

¿Detrás de esa puerta estás?

Hay quizás una ranura

¿Qué mirás?

No se ha cumplido

la hora y ya reclamás el sitio

Es tarde ya lo sé

No tengas piedad.

 

CINCO

Cae la calle en el patio

Cae la lluvia

desde el libro que arriba

se deshoja

repleto de palabras

De cada hoja cae una

de cada palabra otra

y se apagan en la arena

Algunas no dicen nada

otras nos miran

mientras el rostro

se hunde en la arena.

 

SEIS

Pero el peligro no es ese

El peligro es el que cae

repartido en todas las butacas

el peligro

de ser todavía

de comunicar una alergia

hecha de hiel

de escombros de exabruptos

El peligro de crecer

al lado de un señalador

de un cartel herrumbrado

El peligro referido

a una habitación privada

llena de peces.

 

SIETE

Nada es suficiente

ni la escala subiendo sin pausa

ni el azul metileno

ni la garra del puma

erizada de sangre

Nada deambula

Saltando

de llama en llama

el rigor del intento

en esa fragua que todo incendia

y se esparce en un soplo

en las vicisitudes

del último orgasmo.

 

OCHO

El actor en escena se mira

en cada rostro

en el verde espejo

de la espesura

del fondo de la sala

Una luz le señala

el final del pasillo

por donde sale el público

Sólo resta

cerrar la cremallera.

 

DIECINUEVE

Ya es hora

En esa pared un minuto

despierta cada día

no se mueve

no se inmuta

sólo recurre a un punto

que se desplaza

y esconde sus fisuras

sube al escenario 

exhibe sus tentáculos

El ladrillo llora

en ese instante

suelta un polvo

de color naranja

se moja el párpado

se maquilla

Qué extraño

andar con el ojo cerrado.

 

VEINTIDÓS

Recordar desde adentro

asirse a lo profundo

la cota imprecisa

del conocimiento

precisar la palabra

que delate

la piedra que oculte

el presagio

el pitón de la fábula

que antes de hablar

adivina.

 

VEINTITRÉS

Intuir lo previo

de la tragedia

el anuncio de una pausa

la impregnación de la duda

sin que todo se anude

sin caer en la penumbra

lluvia de oscuridad

en los pasos acuciantes

en las aceras vacías

en el palco del actor

que mueve los disfraces

incitándonos

a buscar lo nimio

en la grandeza

y en la pequeñez

la garra

la uña del titán

el talón de Aquiles.

 

VEINTICUATRO

Cerraré esta carta

con un candado

para que no pueda abrirse

y que al cegar imponga

el silencio

Escrita

sobre la piel de un cuerpo

sólo la mirada

puede esconder

su nombre.

 

TREINTA Y TRES

El ardor se esconde

bajo la carne desnuda

y tiembla

Sabe que es incapaz

no acertará a despertarme

ni a decirme qué quiere

El deseo se nutre

subiendo lentamente

por los canales furtivos

de la caricia fatal

las herramientas que la piel intuye

Busca obstruirse

La sabiduría

tiende a negarse

a ponerse el sombrero

a cerrar la puerta. A salir.

 

TREINTA Y CUATRO

El mar

con sus cuerpos de piedra

ahogados

llega hasta mí

exige mi presencia

Aunque cruce el umbral

el mar me ignora

Aunque yo esté junto a él

no me mira

me borra

también yo soy un ahogado

-de pronto-

también soy de piedra

una cosa de piedra

una cosa seducida

algo desdibujado

con su mapa interior

petrificándose

Con el agua hasta el borde

 

CUARENTA Y CUATRO

La madrugada es parte

del crepúsculo

cuando todo se envuelve

en el revés de un traje

al final de un ovillo

¿Cómo sabré que es tarde

si no llevo ni horario ni resinas

de árbol sucumbido

o rama seca?

No voy a pergeñar la vana idea

de saberme aún vivo

si muero de tanta muerte

entre objetos columnas y pasillos

alrededor de un patio

en lápidas alzadas con largas inscripciones o

esa luz de sol

un horizonte vacuo

un dedo cerrando la puerta

un ojo febril untado de paloma

un silencio.

 

CINCUENTA Y TRES

La ruptura

patinó el engranaje

se vistió de broncas

y esperpentos

se quebró en una tos

destruyendo

la calle

la dirección

el sentido

poniendo cada cosa

en un lugar distinto

decir: estoy

huyendo

más solo

más lejano

más al fondo

al final de la tarde

cuando los pájaros

se recluyen

en las oquedades

de un camino que no lleva

a ningún sitio

y demanda

el fragor

de los intentos

cerrar la fragua

secar la sangre.

 

CINCUENTA Y CUATRO

Cuando la escena cae

el actor se pregunta en el proscenio

qué es lo pretendido

qué es lo vivido

qué es lo que huye

y no regresa

qué es un momento de luces

y otro de sombras

Y en esa actuación

frente a la plaza

junto al personaje

que trae la misiva

¿Cómo vino a parar

aquí el Emisario?

 

ÍNDICE: UNO a CINCUENTA Y CUATRO

 

ENLACE INTERNO RECOMENDADO:


HUMO SOBRE HUMO

Por ESTEBAN CABAÑAS

Arandurã Editorial, Asunción-Paraguay 2006

 

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

 

 

Para compra del libro debe contactar:

ARANDURÃ EDITORIAL

www.arandura.pyglobal.com

Asunción - Paraguay

Telefax: 595 - 21 - 214.295

e-mail: arandura@telesurf.com.py

 

 

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