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MARCELLO LACHI

  GOBIERNO QUE NO GOBIERNA, O LA FALTA DE UNA ESTRATEGIA NACIONAL PARA LA REDUCCIÓN DE LA POBREZA (MARCELLO LACHI) - FEBRERO DE 2003


GOBIERNO QUE NO GOBIERNA, O LA FALTA DE UNA ESTRATEGIA NACIONAL PARA LA REDUCCIÓN DE LA POBREZA (MARCELLO LACHI) - FEBRERO DE 2003

GOBIERNO QUE NO GOBIERNA, O LA FALTA DE UNA ESTRATEGIA NACIONAL

PARA LA REDUCCIÓN DE LA POBREZA

MARCELLO LACHI
 

 

 

INTRODUCCIÓN

El título de esta ponencia es claramente una provocación; somos bien conscientes de la existencia de una Estrategia Nacional para la Reducción de la Pobreza elaborada por la Secretaría de Acción Social con el apoyo del PNUD. Y no solamente de una, sino más bien de 6 estrategias desarrolladas en los últimos tres años, cuya última versión se ha puesto a público conocimiento en días recientes.

El punto que queremos poner en el centro de nuestro análisis no es, de hecho, que no haya estudios que identifiquen dónde está la pobreza en el país y elaboren estrategias para reducirla. Como ya subrayamos, existen, y desde hace varios años. Nuestro objetivo es mostrar que el gobierno actual, como también el anterior, detrás de los buenos propósitos, y algunas actividades de fachada, no está realmente decidido a enfrentar las causas reales que alimentan la pobreza en el país. Existiendo grandes planes y estrategias, reduce su actividad a colocar simples "parches" toda vez que los problemas sociales relacionados al incremento de la pobreza se hacen insostenibles. Parches que, de vez en vez, son la condonación de deudas, la distribución gratuita de semillas de algodón, las nuevas colonizaciones, etc.

Porque los gobiernos paraguayos en la transición democrática, independientemente de lo que afirman en sus programas o idearios, nunca se han propuesto realmente "gobernar" el desarrollo económico y social del país. No llevaron adelante modelos que permitieran un crecimiento sustentable y sostenible de la economía que beneficiara a toda la población, y que, por ende, lograran una reducción sustancial de la pobreza. La lógica gubernamental siempre fue ultra-liberal, dejando que la economía tomara por sí sola el rumbo que quisiera, e interviniendo sólo para disminuir las manifestaciones más graves del impacto social que el desarrollo económico dirigido exclusivamente por las leyes de mercado indefectiblemente produce.

Pero gobernar en el siglo XXI no puede ser, solamente, reducirse a cobrar tributos, garantizar la seguridad y asegurar un mínimo de derechos humanos (salud, educación, etc.), sino también significa decidir qué tipo de desarrollo económico debe alcanzar un país, imponiendo reglas y directivas al mercado y marcando el rumbo claro para conseguir una estructura social más equilibrada y una reducción constante y paulatina de la pobreza.

En este sentido hablar de "gobernabilidad" en la lucha para reducir la pobreza significa, en primer lugar, que el Gobierno tenga la voluntad de "gobernar" la economía e imponer al mercado reglas y directivas que beneficien a toda la colectividad, no solamente a grupos limitados de privilegiados.

 

 

UNA "DEFINICIÓN" DE GOBERNABILIDAD

 

Para garantizar la gobernabilidad en un país no es suficiente que el Estado tenga instituciones democráticas, electas a través de un voto libre, transparente y participativo, sino que, como afirma Pasquino, se requiere que mantenga el consenso de la población en su actividad de gobierno. (1) Y para que exista este consenso es necesario alcanzar lo que Jiménez Cabrera define como "gobernabilidad democrática", es decir el "equilibrio entre el nivel de las demandas sociales y la capacidad del sistema político para responderle de manera legítima y eficaz". (2)

Basándonos en esto podemos afirmar que "lograr gobernabilidad" significa que la actividad del gobierno sea eficaz consiguiendo satisfacer las necesidades de la población; entendiendo con esto que solamente cuando el gobierno consigue equilibrar su capacidad de respuesta con las demandas que provienen de la sociedad, entonces la gobernabilidad está lograda y la paz social establecida.

En cambio, cuando el gobierno no consigue responder eficazmente a las necesidades de la población se genera un "conflicto" entre el gobierno y los grupos sociales que no ven satisfechas sus demandas; esto determina el quiebre del consenso, la reducción de la legitimidad del gobierno y el sistema mismo entra en la que se define como el "espiral de la ingobernabilidad". (3)

La lucha contra la pobreza en un país como el Paraguay, donde están bajo la línea de pobreza el 48,8% de la población (el 52,3% de la población rural, y el 46,1% de la población urbana), (4) debe ser el objetivo fundamental del gobierno en la búsqueda de "gobernabilidad"; esto es así porque más pobreza significa más inseguridad, más descontento por parte de la población, y por ende, mayores riesgos de estallidos sociales y de quiebre de las instituciones.

La reducción de la pobreza se vuelve así objetivo estratégico de gobierno. Solamente mediante el reequilibrio de la estructura económica y social del país y la eliminación de todo tipo de marginación y desigualdad es posible el mantenimiento de aquella gobernabilidad y aquella paz social que son los elementos fundacionales de un desarrollo equilibrado y sostenido de la sociedad.

 

 

 

LA ESTRATEGIA PARA LA REDUCCIÓN DE LA POBREZA DEL GOBIERNO

 

 

En tanto la última "Estrategia Nacional para la Reducción de la Pobreza" fue introducida por el ministro Silvio Ovelar Benítez, nos parece claro considerarla como la estrategia oficialmente elegida por el Gobierno actual en su la lucha contra la pobreza que azota el país.

Al leerla gana un cierto optimismo, considerando sobretodo el esfuerzo que los redactores demuestran haber puesto en su elaboración. Sin embargo, el documento parece evitar cuidadosamente la cita de cuáles son las causas reales que están en el origen de la situación, prefiriendo solamente evocarlas, y manteniendo la atención exclusivamente en sus efectos más directos, y en los sistemas a utilizarse para solucionar los problemas emergentes.

Citando del texto:

"La pobreza no se resuelve sólo desde el ámbito de las políticas sociales, para ello el crecimiento económico es imprescindible. Pero este crecimiento no sólo debe ser sustentable y sostenible, sino además debe ser inclusivo, debe beneficiar a toda la población, es decir, debe ser de base amplia, sin exclusiones."

"No es posible logros significativos de reducción de la pobreza en tanto persistan profundas desigualdades de capacidades y oportunidades en la población, sobre todo aquellas referidas a los ingresos, la tenencia de tierras, el acceso a la información y a los servicios sociales básicos de calidad en salud, educación, agua, saneamiento, vivienda y seguridad social." (5)

Todo exacto, todo perfecto, y hay más:

"La Estrategia plantea un modelo de desarrollo para el Paraguay que supera los enfoques simplistas del desarrollo como sinónimo de crecimiento económico, sin más, y encara el desarrollo desde una perspectiva integrada, en donde el capital económico, humano y social convergen en un mismo propósito de bienestar para toda la población, sin exclusiones, con justicia social y sostenibilidad ambiental." (6)

"Es importante señalar que la Estrategia plantea como una oportunidad para el crecimiento económico, antes que una debilidad, el uso sustentable de los recursos naturales. Es así que, por sus características, prácticas y potencialidades en el sector agrícola, el país debe desarrollar una ventaja competitiva, sobre la base de la producción limpia, para su inserción en el mercado mundial." (7)

Resumiendo los textos citados tenemos: desarrollo sustentable, sostenible e inclusivo; lucha contra las desigualdades de capacidades y oportunidades en la población; rechazo del desarrollo como sinónimo de crecimiento económico, sin más, y búsqueda de un desarrollo que lleve bienestar para toda la población; uso sustentable y sostenible de los recursos naturales; desarrollo de una ventaja competitiva, sobre la base de la producción limpia. Todos estos elementos demuestran que se tienen claras las ideas de cuáles deberían ser las medidas a implementar para poner punto final al crecimiento de la pobreza en el campo.

Los redactores de la Estrategia parecen estar bien conscientes de que la actual pobreza paraguaya nace en el campo, donde las oportunidades de trabajo se están reduciendo y el sistema productivo minifundista está en profunda crisis; y que es desde allí, debido a la migración de familias desesperadas por tener nuevas oportunidades, donde la pobreza se difunde a la ciudad. Por la actual crisis económica y la falta de trabajo en la ciudad, entonces, al desempleo local se le suma el desempleo de los inmigrantes rurales que, al llegar, lo único que finalmente consiguen es más marginación y más desesperación.

"Disminuir la migración rural hacia las ciudades, iniciar procesos de reactivación productiva, generar empleos y mejorar la remuneración de la mano de obra en el campo, mejorar los ingresos de los agricultores familiares, garantizar la seguridad alimentaria en los estratos poblacionales más carenciados y disminuir los niveles de tensión social en el campo" (8)

Pero, como subrayamos anteriormente, la Estrategia finalmente no demuestra tener el suficiente coraje para desenmascarar y enfrentar las causas estructurales del crecimiento actual de la pobreza en el medio paraguayo.

Y eso ocurre porque si se decide a enfrentar estas causas, el Gobierno debería aceptar también "gobernar" los procesos estructurales del desarrollo socioeconómico del país. Implicaría asumir aquel protagonismo y aquel intervencionismo en la estructura económica de la nación que, como subrayamos anteriormente, no está en la voluntad de este Gobierno. Ni tampoco estaba en la de los que lo precedieron.

Un ejemplo concreto de esta falta de voluntad por parte del gobierno para "gobernar" los procesos económicos, es claramente visible en la forma como se está manejando el desarrollo de la agricultura mecanizada en Paraguay, que ha sido amplio y sostenido en la última década, y que, en una perspectiva futura, arriesga ser el elemento de mayor crisis de la estructura socioeconómica campesina tradicional y el elemento principal del crecimiento de la pobreza en el campo.

En la siguiente parte de este articulo, precisamente, demostraremos como, frente a claros indicios de que la mecanización agrícola en Paraguay es fuente de pobreza y desintegración social, el Gobierno no quiere asumir el desafío de "gobernar" el desarrollo de este proceso económico Renuncia a su rol de constructor de políticas dirigidas a conseguir "gobernabilidad", entendiendo con esta palabra el equilibrio entre las necesidades del desarrollo económico de la producción capitalista y la obtención de niveles mínimos de bienestar para toda la población. Prefiere dejar que los procesos económicos se desarrollen por sí solos, sin ningún control, aunque esto implique hundir a la sociedad toda en la pobreza más profunda.

 

 

 

LA MECANIZACIÓN DE LA AGRICULTURA

 

 

La mecanización de la agricultura, para muchos, es un elemento esencial e inevitable para eliminar la pobreza del campo y para el desarrollo agrícola de un país. En esto no están muy alejados de la verdad.

En Europa, en Estados Unidos y en Japón, el primer paso del desarrollo industrial sostenido se da con la capitalización y la mecanización de la agricultura que, por un lado, sostiene el desarrollo de la industria pesada necesaria a la producción de tractores, y, por el otro, reduce sensiblemente el precio de los productos agrícola. De esa manera permite al ciudadano disponer de más dinero para gastar en productos manufacturados (televisores, heladeras, cocinas a gas, ropa, autos, etc.) o para ahorro, todos elementos dinámicos para el desarrollo del sistema económico.

En efecto, la eliminación de la pobreza en el campo de los países desarrollados se debe principalmente a la construcción de esta dinámica de desarrollo, (9) aunque las poblaciones campesinas pagaron un fuerte precio, siendo obligadas a reposicionarse en el mercado del trabajo y, muy a menudo, en el mismo territorio del país, emigrando del campo a las ciudades industriales. El crecimiento de la demanda de bienes manufacturados y de la industria pesada (por la producción de tractores, pero también de las maquinarias necesarias para la industria de manufacturados) abre nuevas posibilidades de trabajo en la industria y en los servicios, en el mismo momento que cierra definitivamente la necesidad de mano de obra en el campo. Así que, aunque imponga la vía "dolorosa" de la emigración del campo a la ciudad a centenares de miles de personas, por lo menos les abre la posibilidad de un nuevo futuro, de dejar la pobreza extrema e reintegrarse, en un "peldaño" más alto, a la escalera social.

El problema es que en Paraguay no está ocurriendo eso y, en realidad, no están dadas las condiciones para que ocurra. La transformación estructural de la económica agrícola paraguaya, mediante la mecanización de la agricultura, carece de todos los elementos que hicieron "virtuoso" este proceso en los países desarrollados.

En primer lugar, la agricultura mecanizada en Paraguay no utiliza insumos locales, los tractores vienen de afuera del país, y no hay ningún desarrollo de la industria pesada. Además, ésta no produce alimentos para el mercado local, sino para la exportación, (especialmente soja), por lo que no influye en el nivel de precios de los productos agrícolas y, por ende, no hace crecer la demanda de productos manufacturados locales, cuya industria no se desarrolla. De esta manera, no puede absorber a los campesinos marginados del sistema productivo agrícola por el proceso de mecanización. Finalmente, a todo esto hay que añadir que el Gobierno paraguayo no subvenciona ni la producción agrícola ni la industrial y, por ende, no consigue reequilibrar las desviaciones que la mecanización agrícola actual determina en la estructura socioeconómica del país.

Entonces, si la mecanización en la agricultura en Europa, Estados Unidos y Japón ha sido un elemento "virtuoso" para el crecimiento de sus economías, en realidad para la paraguaya se ha trasformado en el elemento de profundización de la crisis de la estructura económica minifundista y de incremento de los niveles de pobreza en el campo.

El resultado es que la reducción paulatina y constante de trabajo en el medio agrícola, debido a la mecanización de la agricultura, ha obligado a cada vez más personas a emigrar del campo a la ciudad a la búsqueda de nuevas oportunidades de trabajo; trabajo que, por la situación de crisis económica en la cual está sumergido también el medio urbano, no existe. Esto ha acabado por determinar un incremento del desempleo, de la pobreza y de la marginalidad en el complejo de la sociedad paraguaya.

 

 

LA SOJA COMO PRODUCTORA DE POBREZA

 

Ahora vamos ver de cerca cómo y porqué la producción mecanizada de la soja está coadyuvando fuertemente al incremento de la pobreza en el campo y, por ende, también en toda la sociedad paraguaya.

Las que vamos a presentar no podemos considerarlas, desafortunadamente, como pruebas fehacientes; serán necesarios estudios más completos y profundos para definirlas como tales. Pero sí como claros indicios de que la ampliación de la superficie de producción de la soja está cambiando sensiblemente el panorama de la sociedad rural paraguaya, reduciendo las posibilidades de trabajo en el campo y llenando las ciudades de emigrantes sin rumbo ni perspectivas en el futuro.

Empezamos por los datos de la producción agrícola de los últimos 8 años proporcionados por el MAG. Como podemos ver en el cuadro 1, la superficie utilizada para la producción de la soja se ha casi duplicado. Pasó de 833.005 a 1.474.058 hectáreas. Pero aún más importante: en relación con el total de la superficie agrícola del país ha pasado de ocupar el 39,6% al 52,6%. Es decir hoy más de la mitad de la superficie agrícola del país viene utilizada para la producción de soja para la exportación.

 

Cuadro 1

CRECIMIENTO DE LA SUPERFICIE DE PRODUCCIÓN DE LA SOJA

 

 

 

Producto

1.995

2.003

Algodón

306.632

14,6%

240.442

8,6%

Arroz

20.790

1,0%

28.741

1,0%

Caña

57.000

2,7%

68.324

2,4%

Girasol

44.000

2,1%

24.120

0,9%

Maíz

324.601

15,4%

387.345

13,8%

Mandioca

190.847

9,1%

234.779

8,4%

Maní

29.423

1,4%

29.299

1,0%

Poroto

70.499

3,4%

63.168

2,3%

Soja

833.005

39,6%

1.474.058

52,6%

Tabaco

5.000

0,2%

6.758

0,2%

Trigo

221.415

10,5%

243.100

8,7%

Total

2.103.212

100,0%

2.800.134

100,0%

 

Fuente: Informe Mensual BCP, Asunción, Octubre 2003.

 

Pero lo más interesante del cuadro es que en 8 años, gracias sobretodo al aumento de la producción de soja, la superficie agrícola total del país aumentó 700.000 hectáreas. Considerando que, de hecho, el área del algodón se redujo sensiblemente (el dato publicado en el cuadro es optimista y refleja las esperanzas del gobierno mas que la realidad), y que el resto de la superficie de producción de los otros rubros no ha tenido variaciones relevantes, esto demuestra que la producción de la soja ha acabado por quitar territorio a otras áreas de producción.

Cuáles son estas áreas, es fácil de adivinar: las zonas golpeadas por la deforestación que, después de su saqueo, han pasado rápidamente a manos de los latifundistas sojeros; las tierras ociosas de propiedad estatal manejadas por IBR que, muchas veces, en lugar de ser utilizadas para la reforma agraria han acabado en manos de los grandes empresarios de la soja; las tierras de los ganaderos, que por la crisis de los mercados de la carne vacuna por la aftosa han preferido (sobretodo en Caazapá y Caaguazú) alquilar sus tierras a los sojeros, para reducir las pérdidas; y, finalmente, muchos minifundios de los pequeños agricultores dedicado a hortalizas y frutales que por la constante dificultad para comercializar sus productos, y frente a ofertas económicas importantes (US$ 1.500 por hectárea), han preferido vender y mudarse, preferiblemente hacia las zonas urbanas.

Pero esto no demuestra que la producción de soja aumente la pobreza en el campo y en la zona urbana; hay otros datos que nos permiten poner esta hipótesis en el centro de nuestro análisis.

Los datos más interesantes, porque aparentemente contradicen lo que aquí afirmamos, son los proporcionados por la Dirección de Estadísticas y Censo cuando relevan el sector Este del departamento de Canindeyu y el Alto Paraná, es decir las zonas de mayor producción sojera mecanizada en el país. Esos datos nos muestran que esas son las zonas agrícolas con niveles más bajos de pobreza (entre el 20-30% de la población; mientras que en las zonas de Caaguazú, San Pedro y el sector Oeste de Canindeyu supera el 40%). ¿Esto contradice nuestra hipótesis? No, en realidad es la confirmación de lo que estamos diciendo.

En el cuadro 2 publicamos los datos que ilustran cómo se modificó la población rural en los últimos 10 años y los niveles actuales de producción de soja en el departamento de Canindeyu. En la primera y tercera columna aparecen los datos del Censo de 1992 y 2002. En la segunda los datos de población que hubieran tenido que registrarse en el 2002 considerando la tasa de crecimiento del Departamento, que fue de 3,1% anual en estos últimos 10 años. Finalmente, en la cuarta columna aparece la diferencia entre la población real y aquella prevista en caso de no haberse realizado ningún cambio en la estructura socioeconómica del Departamento.

Con una simple ojeada vemos lo que pasó, y los motivos "reales" de la reducción de la pobreza en el sector Este del departamento. La población rural de esta área en los últimos 10 años se ha reducido casi a la mitad, embestida por la producción sojera que, al momento, abarca mas de 220.000 hectáreas. En la zona Oeste, en cambio, donde hay muy poca soja, pero sí algodón y nuevas colonizaciones, la población rural ha crecido casi el 40% más de lo previsible. Lo que claramente ocurrió, entonces, fue una gran migración de Este a Oeste a la búsqueda de aquel trabajo y aquellas oportunidades que la producción mecanizada de la soja ya no deja a las poblaciones rurales del sector este del departamento.

 

Cuadro 2

PRODUCCIÓN DE SOJA Y POBLACIÓN RURAL EN CANINDEYÚ

 

 

 

Habitantes área rural

Producción Soja
(Has.)

Sector Este

1.992

2002 previsto

2002 real

Diferen.

Salto guaira

11.246

14.732

4.745

 

59.445

Paloma

2.492

3.265

1.352

 

33.703

Gral. Francisco

21.644

28.354

6.019

 

27.229

Nueva Esperanza (*)

-

-

6.985

 

No disp.

Katuete (*)

-

-

4.042

 

63.568

Corpus Cristhi

15.492

20.295

11.732

 

36.378

 

50.874

66.645

34.875

-31.770

220.322

 

-47,7%

 

Sector Oeste

 

Igatimi

7.079

9.273

15.023

 

527

Curuguaty

26.638

34.896

48.090

 

21.482

Yipejhu

2.420

3.170

3.977

 

1.362

Itanara

1.812

2.374

1.807

 

543

 

37.949

49.713

68.897

19.184

23.914

 

38,6%

 
 

       

(*) Nuevos municipios constituidos después de 1992.

Fuente: Paraguay Total, resultados preliminares Censo 2002, DGEEC,

Asunción, 2003 y datos producción Soja proporcionados por Capeco.

 

Vemos que la reducción del número de pobres ocurrió mediante su "eliminación". Se expulsó a los estratos más pobres de la población rural de sus comunidades, obligándolos a mudarse a otras zonas para sobrevivir. El nivel de pobreza oficial en Canindeyu ha bajado; lástima que haya sido a costa de la disgregación de la estructura tradicional campesina del departamento.

La misma situación se verifica también en el Alto Paraná. Si no consideramos el área de la "Gran Ciudad del Este" (Ciudad del Este, Minga Guazú, Presidente Franco), el área de pertinencia de Itaipú (Hernandarias), ni el distrito de Itakyry, que no es zona sojera, en los otros 14 distritos del departamento, en los cuales se cultivan 492.500 hectáreas de soja, ocurre lo mismo que en el sector Este de Canindeyu. Como vemos en el cuadro 3, la población rural resulta ser muy inferior a la esperada según la tasa de natalidad del departamento (3.3% anual), una diferencia de casi el 30%. Son 50.000 personas que no encontrando más oportunidades para ganarse la vida en el campo tuvieron que abandonarlo, para dirigirse hacia las zonas urbanas.

 

Cuadro 3- DISMINUCIÓN DE LA POBLACIÓN RURAL

EN LA ÁREA SOJERA DE ALTO PARANÁ

 

 

 

Habitantes área rural

Distrito

1.992

2002 previsto

2002 real

Diferencia

Minga Pora

11.123

14.794

9.825

-4.969

San Alberto

12.258

16.303

7.331

-8.972

Mbaracayu

10.940

14.550

7.905

-6.645

Yguazu

6.771

9.005

6.055

-2.950

Los Cedrales

8.350

11.106

6.877

-4.229

Mallorquin

9.281

12.344

9.128

-3.216

O'Leary

9.772

12.997

9.567

-3.430

Santa Rosa

10.978

14.601

9.726

-4.875

Santa Rita

5.968

7.937

7.946

9

Domingo M. De Irala

6.807

9.053

5.895

-3.158

Nacunday

10.277

13.668

7.597

-6.071

Iruna

-

-

4.001

4.001

Naranjal

5.789

7.699

9.984

2.285

San Cristobal

6.719

8.936

6.948

-1.988

Total

115.033

152.994

108.785

-44.209

Porcentaje

-28,9%

 

        

 Fuente: Paraguay Total, resultados preliminares Censo 2002, DGEEC,

Asunción, 2003 y datos producción Soja proporcionados por Capeco.

 

Pero, ¿hacia dónde se fueron estas casi 50.000 personas? Una posible respuesta nos la dan los datos del censo de Ciudad del Este. En 1992 Ciudad del Este albergaba a 133.881 habitantes, y presentaba una tasa de crecimiento del 3.1% anual. Por tanto, en 2002 los habitantes hubieran tenido que ser 178.000. Sin embargo, según el censo de ese año, en Ciudad del Este viven más de 233.350 personas; es decir 55.000 por encima de lo esperado por el normal crecimiento vegetativo de la población. Un fuerte crecimiento inmigratorio que ocurre, además, en el periodo de peor crisis económica de esta ciudad.

La migración y el abandono del medio rural han sido, entonces, los elementos característicos de las zonas donde se ha desarrollado la agricultura mecanizada y expandido el monocultivo de la soja en la última década. Por otro lado, el despoblamiento de las zonas agrícolas no es el único aspecto negativo de este proceso económico; aún más graves son los resultados en términos de contaminación y empobrecimiento de los suelos agrícolas que el cultivo está provocando en esas mismas zonas.

Porque la producción de un monocultivo como la soja para la exportación, respecto a otros tipos de agricultura mecanizada, tiene dos defectos muy graves y perjudiciales para el futuro agrícola de las zonas en el cual se implementa. En primer lugar, el monocultivo sin rotación (que es el caso normal en el área de producción mecanizada de la soja), empobrece la calidad del suelo, dificultando su eventual reconversión hacia otras producciones; y, en segundo lugar, el monocultivo de la soja, para ser rentable, necesita del uso masivo de agrotóxicos que, además de destruir toda biodiversidad en el área de empleo, en caso de utilización por largos periodos de tiempo contaminan el suelo y la capa acuífera al punto de impedir, en caso de abandono del monocultivo por falta de rentabilidad, cualquier nueva utilización del suelo para otros cultivos por varios años y solamente con un previo trabajo de recuperación ambiental.

Así que la agricultura mecanizada centrada en el monocultivo, como ocurre en Paraguay con la soja, no solamente impone un desarrollo agrícola que expulsa del campo al campesinado, con el consecuente aumento de la pobreza y la desintegración en los estratos más débiles de la población, sino que empobrece y contamina los suelos agrícolas de tal forma que deja una fuerte hipoteca sobre el futuro de la producción agrícola del Paraguay y de sus mismas riquezas naturales.

 

LAS PROPUESTAS PARA EL DESARROLLO AGRARIO Y RURAL DEL GOBIERNO PARA EL 2004-2008

 

Frente a todo lo que hemos visto hasta el momento y a los daños manifiestos que un desarrollo agrícola mecanizado engendrado en el monocultivo de la soja está provocando en el país, deberíamos esperar por parte del Gobiernos la activación de políticas claras y concretas aptas para "gobernar" este proceso económico, que lo reconduzcan hacia una forma de desarrollo sostenible para la economía y la sociedad paraguaya; es necesario evitar que abandonando este proceso solamente al libre mercado, como ha ocurrido hasta ahora, continúe provocando la disgregación de la estructura socioeconómica, y el empobrecimiento sostenido de las poblaciones de las zonas afectadas.

Quizás todo esto ya está esbozado en la Estrategia Nacional para la Reducción de la Pobreza, pero como declaraciones de "buenas intenciones" del Gobierno, que espera llevar el desarrollo agrícola del país hacia un "uso sustentable de los recursos naturales" y a "desarrollar una ventaja competitiva, sobre la base de la producción limpia". En la realidad, sin embargo, no hay ningún indicio de querer llevar adelante prácticas concretas de "gobierno" para enfrentar esta situación y restablecer un equilibrio socioeconómico en la zona sojera que, sin impedir la expansión del capitalismo agrario, lo reconduzca hacia un desarrollo que beneficie toda la sociedad paraguaya y no destruya el futuro de decenas de miles de campesinos.

Esto se manifiesta claramente cuando, dejadas de lado las propuestas "generales" de la Estrategia para la Reducción de la Pobreza, se pasa a analizar el "Plan de Desarrollo Agrario y Rural - Período 2004/2008" presentado hace pocas semanas por el Gobierno de Nicanor Duarte Frutos.

No hay en ninguna parte del Plan una mínima alusión a los problemas que la mecanización agrícola engendrada exclusivamente en el monocultivo están causando a la estructura socioeconómica agrícola de las áreas afectada, ni tampoco hay propuestas para "gobernar" esta realidad y dar solución concreta a los problemas y a las situaciones de pobreza y marginalidad que, directa e indirectamente, el monocultivo mecanizado están produciendo a la sociedad paraguaya.

Es suficiente citar algunos pasos del Plan para darse cuenta de que el problema, sencillamente, se evita, concentrándose una vez más en los ya citados "parches" para evitar que los problemas relacionados al incremento de la pobreza se hagan insostenibles y, por esto, "ingobernables".

Integración de esfuerzos multisectoriales públicos y privados para el desarrollo rural y el fortalecimiento de la economía y del bienestar de las familias campesinas.

Seguridad alimentaria para toda la población con el incremento de la producción de alimentos, como mínimo a una tasa equivalente al crecimiento vegetativo de la población.

Reducción de la pobreza rural con emprendimientos esencialmente productivos y ocupación de mano de obra. En el quinquenio se pretende reducir la pobreza extrema en un 30%, beneficiando a 53.700 familias (270.000 personas).

Promover y consolidar la producción y diversificación de productos orgánicos para el mercado externo, para abastecer por lo menos el 1% de la demanda internacional (210 millones de dólares).

Fortalecer 150.000 fincas familiares con producción diversificada agrícola, de granja y cultivos permanentes de agroforestería y silvopastoril.

Llevar los servicios del Estado para beneficio y la felicidad de la población paraguaya, priorizando la asistencia a los productores pequeños y medianos, para mejorar su situación de pobreza e incorporarlos paulatinamente a la corriente de desarrollo comercial, por medio de organizaciones cooperativas y gestión participativa de todos los actores sociales.

La reactivación agropecuaria a su vez descansa sobre la reactivación de las fincas familiares que comprende unas 300.000 fincas de tamaño menor a 20 Ha. Con una población cercana a 1.500.000 de personas que viven de su economía.

Sostener y aumentar el cultivo de rubros de renta para la agricultura familiar, integrando el algodón, sésamo, ka´a he'e, maíz, poroto, mandioca, tártago, lechería, engorde de cerdos, cultivos de frutales, legumbres, hortalizas de comercialización en el mercado y otros a ser recomendados por zonas agroecológicas y agroeconómicas. Preparar y ejecutar Programas Nacionales por producto, para incrementar la oferta de rubros estratégicos que sostengan el crecimiento del PIB Agropecuario a tasas dinámicas superiores a las históricas. (10)

Esta es solo una pequeña muestra del contenido del Plan, pero demuestra sin sombra de duda la "voluntad" por parte del Gobierno de mantenerse en el mismo camino "ultra-liberal" de los gobiernos que lo precedieron, y la absoluta "falta de voluntad" de "gobernar" los procesos económicos del país. Tratándose, en este caso, del que más puede deteriorar la estructura socioeconómica del campo paraguayo e incrementar sensiblemente la pobreza del país.

 

CONCLUSIONES

 

Activar prácticas de "gobernabilidad", es decir tomar decisiones que respondan a las necesidades de la sociedad asegurando también un ordenado desarrollo económico del país es, seguramente una buena y efectiva política para la reducción de la pobreza; pero constatamos que se prefiere evitar, hasta la mínima cita, la identificación de problemas estructurales. Se buscan solucionar solamente los efectos, y ni siquiera de forma definitiva, sino solamente lo necesario para evitar estallidos sociales. Entonces no solo se renuncia a "gobernar" sino que se abdica del propio rol como elemento equilibrador entre las fuerzas económicas y sociales del país en función de un crecimiento equilibrado y a favor de la colectividad entera

El gobierno paraguayo, dejando que sea el mercado mismo quien gobierne los procesos socioeconómicos en su lugar, renuncia a sus prerrogativas y, de hecho, desiste de solucionar los problemas del país que, justamente, son el producto de una desarrollo desequilibrado, ni sustentable, ni sostenible, que no incluye a toda la ciudadanía, sino solamente a algunos estratos privilegiados, mucha veces directamente a expensas de los estratos más pobres

Nuestra conclusión, entonces, no debe ser una sola: si la gobernabilidad puede ser el instrumento central para enfrentar con éxito la lucha contra la pobreza, esto no se comprueba para el Paraguay. Porque el Gobierno ya decidió desistir de su derecho a "gobernar" los procesos económicos y, por lo tanto, a impulsar la "gobernabilidad" en el país, dejando que todo ocurra de la forma en que el mercado quiera, y esperando que las crisis sociales producidas no sean tan graves; si amenaza aumentar demasiado la conflictividad, se utilizan terapias reactivas puntuales que, lejos de solucionar los problemas, sólo evitan los estallidos sociales, el quiebre de las instituciones, y sobretodo, la caída del Gobierno mismo.
 

 

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

 

1. Pasquino, Gianfranco, "Gobernabilidad", está en Bobbio Norberto, Matteucci Nicola, Pasquino Gianfranco, "Diccionario de Política", p. 705, séptima edición, Siglo XXI editores, México, 1991.

2. Jiménez Cabrera, Edgar, "Proceso democrático y gobernabilidad en América latina" está en Salinas Figueredo Darío y Jiménez Cabrera, Edgar, "Gobernabilidad y Globalización", p. 48, Ediciones Gernika, 2003, Mexico D.F.Mexico.

3. Pasquino, Gianfranco, "Gobernabilidad", está en Bobbio Norberto, Matteucci Nicola, Pasquino Gianfranco, "Diccionario de Política", p. 707, séptima edición, Siglo XXI editores, México, 1991.

4. Datos publicados por la Encuesta Permanente de Hogares de 2002, donde se estima en 2.689.000 las personas que viven en condiciones de pobreza, equivalente al 48,8% de la población, debido a que sus ingresos son inferiores al costo de una Canasta Básica de Consumo.

5. Extracto de la "Estrategia nacional de reducción de la pobreza y la desigualdad", pág. 38, SAS-PNUD, Octubre 2003.

6. Extracto de la "Estrategia nacional de reducción de la pobreza y la desigualdad", pág. 42, SAS-PNUD, Octubre 2003.

7. Extracto de la "Estrategia nacional de reducción de la pobreza y la desigualdad", pág. 49, SAS-PNUD, Octubre 2003.

8. Extracto de la "Estrategia nacional de reducción de la pobreza y la desigualdad", pág. 64, SAS-PNUD, Octubre 2003.

9. Aunque no hay que olvidar que en la construcción de este sistema de desarrollo sostenido tuvieron su importancia estratégica tanto las prácticas de incentivos a la industria como la de subsidio y proteccionismo a la producción agrícola, que los países desarrollados llevaron adelante en defensa de sus mercados y del crecimiento armónico de sus economías.

10. Extraído desde el "Plan de Desarrollo Agrario y Rural - Período 2004/2008" publicado en el sitio web del Ministerio de Agricultura y Ganadería (www.mag.gov.py).

 

 

NOVAPOLIS – REVISTA DE ESTUDIOS POLÍTICOS CONTEMPORÁNEOS

EDICIÓN Nº 5 – FEBRERO DE 2003

GOBERNABILIDAD COMO INSTRUMENTO

PARA LA REDUCCIÓN DE LA POBREZA

 

Fuente: http://www.novapolis.pyglobal.com

(Registro: Agosto 2011)





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