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MARCELLO LACHI

  EL ALCA ¿AFECTA LA SOBERANÍA DE PARAGUAY? (MARCELLO LACHI) - FEBRERO DE 2004


EL ALCA ¿AFECTA LA SOBERANÍA DE PARAGUAY? (MARCELLO LACHI) - FEBRERO DE 2004

EL ALCA ¿AFECTA LA SOBERANÍA DE PARAGUAY?
 
MARCELLO LACHI



 

INTRODUCCIÓN

 

Existe una suerte de interpretación maniqueísta del proceso de conformación del Área de Libre Comercio para las Américas (también llamada ALCA) que teoriza que su implementación es, en realidad, el instrumento con el cual Washington quiere socavar la soberanía de las naciones latinoamericanas. Este sentimiento tiene su origen, en buena parte, en la famosa frase del Ministro de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, Colin Powell, que en algún momento dijo: "Nuestro objetivo en el ALCA es garantizar a las empresas de EE.UU., el control de un territorio que va desde el Polo Ártico hasta la Antártica, de libre acceso al mercado sin ningún obstáculo ni dificultad para nuestros capitales, productos, servicios y tecnología en todo el hemisferio".

Pero, como dijimos, esta es una interpretación por lo menos apresurada y, quizás, un tanto ingenua, considerando que, de hecho, la soberanía de los países latinoamericanos, por lo menos con respecto a la implementación de políticas económicas, financieras y laborales nacionales, ha sido entregada a los Estados Unidos por sus propios gobiernos desde hace ya muchos años. Mucho antes que el ALCA fuera siquiera una idea en las mentes de sus creadores.

Las políticas económicas de los gobiernos latinoamericanos, desde hace mucho tiempo, no se deciden más en los palacios presidenciales de Argentina, Brasil, Chile, Perú; sino en los pasillos de Washington, en las oficinas del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de la Federal Reserve estadounidense. En los años ochenta del siglo pasado los gobiernos de América Latina ya les entregaron buena parte de la soberanía económica y financiera de sus respectivos países.

 

LAS RELACIONES ECONÓMICAS EE.UU.-AMÉRICA LATINA

 

La actual situación de dificultad de muchos países de América Latina para hacer frente a sus abultadas deudas externas no es nueva. De hecho, tuvo un importante antecedente, hace más de 20 años, en 1981-82, cuando se verificó la denominada "crisis de la deuda".

En ese entonces, la mayor parte de los países de América Latina, gracias a la solerte actividad de gobiernos de facto y regímenes militares, llegó a inflar de tal forma sus carteras de créditos con los bancos norteamericanos y europeos que alcanzó un punto de no retorno y a la imposibilidad contable de devolver ni siquiera la cuota interés del dinero obtenido sin hacer quebrar de forma definitiva a sus economías.

Esta grave situación de potencial "default" de todo el continente latinoamericano, en vez de poner en crisis al sistema financiero mundial fue aprovechada por el gobierno de Washington y sus organizaciones económicas allegadas (FMI, Banco Mundial, Wall Street), bajo el estrecho control ideológico de la Federal Reserve de Estados Unidos, como una oportunidad histórica, una suerte de "paspartout" económico-financiero a través del cual imponer, a los endeudados países latinoamericanos, una serie de condiciones políticas y económicas que abrieron América Latina a la penetración económica de las multinacionales norteamericanas. Se trata de aquella combinación entre elecciones libres y libre mercado que comúnmente llaman "modelo neo-liberal".

Lo que sencillamente ocurrió es que los gobiernos de América Latina, para salvar sus economías de la enorme deuda externa acumulada y de la imposibilidad real de hacerle frente, y para que se mantuviera el flujo de capitales y créditos desde Estados Unidos hacia sus países, tuvieron que ceder, a partir de los primeros años de la década del ochenta, buena parte de su soberanía, por lo menos en el campo de las políticas económicas, financieras y laboral, al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. Aceptando desde entonces, a cambio de una renegociación de la deuda externa, las políticas de ajuste económico dictadas por Washington, cuyo efecto hubieran tenido, supuestamente, que estabilizar y relanzar el sistema económico de América Latina.

Así que nuevas reglas de juego fueron introducidas en América Latina dentro de la lógica del "libre mercado": la eliminación de todas las barreras al comercio, el fin de los subsidios estatales, la privatización de las empresas públicas, la ilimitada explotación de los recursos naturales, la desregulación de las inversiones y del mercado del trabajo, la total liberalización del mercado de capitales. Y fueron las llamadas "reformas económicas" de los años 80 y 90 las que salvaron a América Latina del default, pero no de su abultada deuda externa, que si bien fue puesta bajo control, nunca se logró reducir o cancelar. Al mismo tiempo, le permitió a Wall Street invadir las economías latinoamericanas, invirtiendo en los mas diferentes sectores económicos y llegando a obtener beneficios como nunca EEUU obtuvo en los siglos anteriores en esta área del mundo.

Solamente en la última década del siglo XX, la "edad de oro del neoliberalismo", los bancos y las compañías multinacionales con sede en Estados Unidos obtuvieron un trillón de dólares en beneficios, intereses de la deuda y regalías provenientes de América Latina. Durante el mismo periodo pasaron a manos privadas más de 4000 empresas públicas: compañías de telecomunicaciones, de transportes, petroleras, mineras, bancarias. El superávit del comercio de los Estados Unidos con América Latina creció exponencialmente llegando a compensar más del 25% de su déficit con Asia o más del 50% con Europa.

Todo ello bajo el estrecho control de los gobiernos nacionales, que reestructuraron sus objetivos de fondo y reorientaron su intervencionismo en la economía ya no para favorecer a las empresas y a la producción local, sino más bien para proteger y mantener rentable la inversión extranjera.

Las políticas económicas, las reglamentaciones del mercado de trabajo, las reglas de comercio, las leyes sobre inversiones, todo fue dirigido a incentivar la llegada de inversores extranjeros, nunca hacia la potenciación del ahorro interno o la expansión de los mercados nacionales.

El resultado fue que las empresas multinacionales pudieron entrar por la puerta grande en los mercados latinoamericanos, mientras las pequeñas y medianas empresas nacionales se fueron a la quiebra sin poder competir con estos colosos en sus propios mercados. Además la liberalización financiera provocó el boom del capital especulativo a costa de las inversiones productiva, determinando una repentina reducción de los niveles de inversión interna en las industrias nacionales que, en muchos países, como Argentina, empezó a deprimirse hasta casi desaparecer

Los gobierno latinoamericanos acabaron así asumiendo el rol de guardianes de las inversiones extranjeras (de las estadounidenses en particular) y, con el tiempo, la cada vez mayor injerencia del FMI y del Banco Mundial socavó fuertemente la capacidad de los Gobiernos de tomar decisiones sobre los principales temas que involucran el desarrollo socio-económico de un país: precios, salarios, inversiones, subsidios, ahorros, etc., que pasaron integralmente desde las manos de los ministerios de hacienda y de los Bancos Centrales de las naciones latinoamericanas a las manos de la Federal Reserva de Estados Unidos.

El resultado final de esta situación es que, mientras las multinacionales gozan de beneficios hasta poco años antes impensables en América Latina, y las elites políticas y económicas latinoamericanas que defienden los intereses de Washington son premiadas con riquezas antes solamente soñadas, las empresas nacionales se deprimen y desaparecen, el crecimiento se queda a niveles mínimos, cada vez más amplios estratos de la población entran en la faja de pobreza y las desigualdades sociales se vuelven cada vez más amplias y terribles.

 

¿POR QUÉ ES NECESARIA EL ALCA?

 

Pero si, de hecho, los gobiernos latinoamericanos renunciaron a su propia soberanía hace ya dos décadas, y el capital de las multinacionales de Estados Unidos ya adquirió el control de buena parte de los mercados latinoamericanos; y si además consideramos que una zona de libre comercio entre países de las Américas ya se está conformando a partir de los sistemas de integración regional y de los tratados de libre comercio bilateral, por casi el 80% del comercio continental, entonces ¿por qué se volvió tan importante para Estados Unidos implementar el proyecto del ALCA?

El problema de fondo que tiene Estados Unidos respecto a la actual situación de dominio económico que está ejerciendo sobre América Latina es que el "modelo" de libre mercado sobre el cual esta dominación se funda, es solamente "informal", es decir basado exclusivamente sobre un estado de hecho. Esto podría ser modificado en cualquier momento por situaciones nuevas, así como, por ejemplo, está ocurriendo en Argentina y Brasil, donde los gobiernos actuales están intentando recuperar parte de su soberanía económica desde las manos del FMI y del Banco Mundial.

Para Estados Unidos el ALCA encuentra su razón de ser en la necesidad de consolidar la situación actual, de institucionalizarla para darle estabilidad y continuidad. Mediante el ALCA la situación de colonización económica por parte de las grandes multinacionales de Estados Unidos que están en América Latina, podrá finalmente fundamentarse a partir de un marco legal y formal que permitirá "congelar" la actual situación de absorción de recursos, ahorros, mercados, comercio y empresas de América Latina por parte de Wall Street, sin posibilidad de vuelta atrás.

El Proyecto ALCA, en este sentido, tiene como objetivo de fondo la eliminación definitiva de todos aquellos pequeños espacios de autonomía que todavía existen en América Latina, de aquellas legislaciones nacionales restrictivas y protectoras de intereses internos, que podrían ser utilizadas como defensa de los intereses nacionales por partes de gobiernos menos sumisos que aquellos que abrieron los mercados latinoamericanos a los Estados Unidos en los años '80 y '90.

Con el ALCA las decisiones acerca de las políticas económicas de cada país de América Latina pasarán a ser tomadas directamente, y sin posibilidad de vuelta atrás, por comisiones administrativas supranacionales, en las que, claramente, la potencia económica más poderosa (es decir Estados Unidos) dictará las políticas guías y supervisará, a propio favor, el desarrollo del proceso de integración económica.

Resumiendo, mediante la implementación del ALCA, Estados Unidos considera que aquellos beneficios exorbitantes que le produjo su penetración económica en América Latina en los últimos veinte años, podrán consolidarse de forma permanente e irreversible.

 

LA AMENAZA EUROPEA

 

Pero el ALCA no es solamente un instrumento para impedir que los países latinoamericanos recuperen aquella soberanía económica entregada a Estados Unidos hace veinte años. Hay un elemento mucho más importante que influye en su implementación y que fue la causa desencadenante del proyecto de integración inaugurado en diciembre de 1994 durante la I Cumbre de las Américas en Miami, cuando los 34 presidentes de las Américas de entonces sellaron el primer acuerdo para la instauración de una Área de Libre Comercio continental.

¿Por qué el ALCA se proyectó justamente en aquel momento cuando el neoliberalismo estaba en su auge y ni se husmeaba la posible existencia de presidentes no-alineados como Lula y Kirchner? ¿Qué hizo tan urgente la necesidad de institucionalizar la colonización económica de América Latina por parte de Estados Unidos a través de la instauración del ALCA?

Para entenderlo tenemos que dar un paso atrás en el tiempo y descabalgar el Océano Atlántico para ver lo que ocurría en ese mismo período en el continente europeo.

La Unión Europea, o Comunidad Económica Europea, como se llamaba entonces, fue fundada en 1957 por seis países: Italia, Francia, Alemania Occidental, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. En 1973 adhirieron al tratado Dinamarca, Irlanda y Gran Bretaña, sucesivamente, en 1981, Grecia y en 1986 España y Portugal. A partir de ese año, la Comunidad Económica Europea ocupaba toda la Europa occidental no-comunista, exceptuando los países escandinavos y Suiza.

De todos modos, aunque habían construido un bloque económico y de mercado bastante importante, los países integrantes de la Comunidad Económica Europea, aparte de Francia, nunca buscaron realizar políticas autónomas con respecto a Estados Unidos. Situación nada extraña si consideramos que estábamos todavía en plena Guerra Fría. Pero las cosas empezaron a cambiar a partir de 1990, con la caída de los gobiernos comunistas en Europa Oriental antes, y de la misma Unión Soviética después.

El fin de la guerra fría y del comunismo en Europa del Este y en Rusia abrió nuevos escenarios geopolíticos y económicos en esta parte del mundo y dio inicio a una suerte de recuperación, por parte de los países de la Europa occidental, de aquella autonomía política y económica a la cual habían renunciado después de la Segunda Guerra Mundial en favor de Estados Unidos, para defenderse del "peligro rojo".

La reunificación de Alemania, que se realizó en diciembre de 1990, fue un paso importante en esta dirección. Se reconstituía así una nación que fue una potencia mundial durante los 100 años anteriores a la Segunda Guerra Mundial y que había demostrado siempre un notable poderío económico. Se consolidó un complejo financiero-industrial poderoso, con un mercado de casi 100 millones de personas, que sería el motor económico de la Unión Europea.

Pero este no fue más que el primer paso. En 1992, con el Tratado de Maastricht, el proceso dio un paso mucho más importante: se constituyó formalmente la Unión Europea, no solamente un mercado económico común, sino más bien una nueva entidad geográfica, una Europa políticamente unificada.

El tratado preveía la eliminación de todas barreras fronterizas internas a la Unión Europea, una moneda única, una identidad unitaria en el ámbito internacional, una política exterior y de seguridad común, una ciudadanía de la Unión.

Y no solamente esto. La recién nacida Unión Europea establecía reglas claras para la admisión de nuevos miembros con los ojos mirando principalmente hacia las naciones de Europa del Este, recientemente pasadas a un sistema económico capitalista y a un sistema político liberal-democrático. Se trataba entonces de construir una Unión Europea económica y política que potencialmente pudiera llegar desde las costas lusitanas hasta los Urales, con un potencial económico y poblacional como nunca se había visto anteriormente.

El proyecto de unificación europea está actualmente en pleno desarrollo. En 1996 entraron a la Unión Europea: Austria, Finlandia y Suecia. En 1999 se hizo realidad la moneda común, el Euro. Este año ya deberían incorporarse 10 países más entre los cuales se cuentan algunos con economías importantes como la de Polonia, Hungría y República Checa.

El tratado de Maastricht fue seguramente una ducha fría para Estados Unidos en aquel 1992. Después del fin de la Unión Soviética, su principal rival político, y del estancamiento económico de Japón, que en los años 80 fue su principal rival económico, ahora Estados Unidos arriesgaba tener que enfrentarse con un bloque económico y político muchos más poderoso, un nuevo rival en la batalla para la dominación de la economía mundial.

Aquí está la principal razón por la que Estados Unidos presentó a los otros países de América el proyecto del ALCA en 1994. En esos años, a través del capital español, italiano, francés y alemán, la Unión Europea ya estaba desembarcando en América Latina, participando del festín neo-liberal; ahora, con la composición de un único y poderoso bloque económico y financiero europeo, el riesgo para Wall Street de que estas "cabezas de puentes" pudieran transformarse en una verdadera invasión masiva del capital financiero del viejo continente se volvía inaceptable, no solamente porque podía debilitar el control que Washington ejercía sobre las economías de América Latina, sino, y sobretodo, porque la posible competencia de las empresas europeas arriesgaba reducir con el tiempo las enormes ganancias que las empresas estadounidenses estaban consiguiendo en esta parte del mundo.

El tratado de Maastricht y todo lo que este presuponía para el futuro, impulsó a Estrados Unidos a actuar inmediatamente para defender las conquistas obtenidas por sus empresas en los años 80 en América Latina, y protegerlas de la posible competencia de las grandes empresas europeas. La mejor solución era, naturalmente, integrar en forma definitiva y sin posibilidad de marcha atrás las economías latinoamericanas con la suya, para poner un bloque a la penetración económica europea y garantizar que el sur del continente continuara siendo un mercado seguro para sus productos, suficientemente amplio para equilibrar la futura ampliación hacia el este del mercado de la Unión Europea.

Entonces, fue la batalla con la Unión Europea que el gobierno de Estados Unidos vislumbró, y no la necesidad de limitar la soberanía económica de América Latina, conquistada ya en el lejano 1982, la causante principal del proyecto de conformación del ALCA en el 1994, y es en este sentido que se deben leer las normas con las cuales se quiere regular el Área de Libre Comercio de las Américas.

 

CÓMO EL ALCA AFECTA LO QUE QUEDA DE LA SOBERANÍA LATINOAMERICANA

 

Como dijimos, para Estados Unidos la implementación del Área de Libre Comercio de las Américas responde a dos necesidades fundamentales: por un lado, la formalización de la actual situación de dominio económico sobre América Latina, para darle estabilidad y continuidad, eliminando toda legislación nacional protectora de intereses internos y, en segundo lugar, para limitar toda posibilidad de penetración en América Latina del capital europeo, al fin de salvaguardar los negocios de las empresas estadounidenses en esta área del mundo.

Según el borrador del ALCA, ésto se realizará a partir de la imposición en todo el continente de dos principios fundamentales: el "trato nacional" y"el tratamiento de nación más favorecida".

El "Trato Nacional" prevé que productores o proveedores, nacionales y extranjeros, de bienes, servicios y capitales, una vez pasada la frontera, deban ser tratados por cada Estado de la misma forma, garantizando una situación de igualdad y competitividad entre ellos.

El "Tratamiento de nación más favorecida", en cambio, significa que en caso de que un país otorgue ventajas, favores, privilegios o inmunidades a otro país, o a una empresa de este país, los mismos serán concedidos automáticamente y sin condiciones a los demás países del bloque.

Estos dos principios tienen como consecuencia directa anular casi totalmente la posibilidad de los gobiernos nacionales de implementar políticas económicas a favor de actividades empresariales locales, obligándolos a homogeneizar el sistema normativo y de impuestos del país para poner en un plan de absoluta paridad tanto el producto de origen nacional como aquel que se origina en algunos de los otros países del bloque.

La libre competencia entre productos y servicios será entonces la única regla del ALCA, y esto significará la explícita prohibición de implementar medida protectoras a favor de empresas o proveedores nacionales, tanto para lo que se refiere a acceso a los mercados, como para compras gubernamentales, subsidios y preferencias tributarias. Además, se prohibirá la aplicación de requisitos de desempeño como: cuotas mínimas de exportación, porcentajes mínimos de contenido nacional, preferencias por bienes producidos o servicios prestados en el territorio nacional, relacionamiento de valor y volúmenes entre importaciones y exportaciones, normas para transferencia de tecnologías o conocimientos.

En cuanto a las empresas públicas, mediante el ALCA se impondrá la eliminación de todo monopolio público o basado en decisiones políticas, obligando a los estados miembros a abrir cada sector de la economía y privatizar o abrir al capital privado a todas las empresas públicas.

Siendo una fuerte limitación a la soberanía económica de los países miembros, no es diferente, como ya subrayamos, a lo que normalmente ocurre desde hace 20 años, con la sola diferencia que mediante el tratado del ALCA esta situación se formalizará e institucionalizará. y la posibilidad para los estados miembros de retomar su soberanía económica en el futuro se volverá casi inexistente.

Pero hay algo que sí, hasta ahora, no se había nunca verificado y que mediante la implementación del tratado del ALCA llegaría a producirse: el fin de una relevante cuota de soberanía jurídica y normativa de los estados miembros, debido a la creación de un mecanismo de resolución de conflictos entre inversionistas extranjeros y estados, que queda fuera de todo sistema normativo y jurídico nacional.

El actual borrador del ALCA prevé que la resolución de los conflictos entre inversionistas extranjeros y estados miembros, no deberá ser resueltas por los sistemas judiciales nacionales, según la legislación del país respectivo, sino por juzgados de arbitraje internacionales. Juzgados constituidos por tres personas nombradas por las partes y que funcionan según las reglas de dos instituciones internacionales: el "International Center for Settlement of Investment Disputes" del Banco Mundial y la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional que define las reglas y procedimientos.

Es decir que cada empresa extranjera en su relación con cada Estado nacional, en toda ocasión que considere que una norma o actividad pública disminuya sus ganancias o las expectativas de ganancias de sus inversiones, podrá ponerse fuera del alcance de la jurisdicción nacional (a la cual continúan siendo sometidas las empresas nacionales) y pretender un arbitraje internacional para la resolución del conflicto.

Y no solamente en caso de conflictos, lo mismo puede ocurrir en caso de compensaciones para "expropiaciones" o medidas "equivalentes a una expropiación", es decir, donde resulte una baja de las ganancias o de sus expectativas, para la empresa extranjera. Hasta ahora cada país, en sus leyes nacionales, se ha reservado el derecho de proceder a expropiaciones en nombre del interés público; ahora, en el marco del ALCA, estas decisiones podrán ser objeto de arbitraje internacional, llegando así a una "verdadera expropiación", amerita decirlo, de aquello que es un poder fundamental y absoluto que cada parlamento, la asunción del interés nacional

Con la implementación del Tratado del ALCA, entonces, no solamente se institucionalizará aquella pérdida de soberanía económica y financiera por parte de los estados latinoamericanos a favor de Estados Unidos que se origina en los años 80, sino que a ésta se agregará la pérdida de soberanía normativa y jurídica y se establecerá un nuevo orden jurídico transnacional en donde a las grandes empresas extranjeras multinacionales, generalmente de Estados Unidos (el único país del ALCA suficientemente desarrollado para albergar a muchas), se les permitirá no tener que responder más de sus actuaciones a las leyes locales, sino que se les concederá ser juzgadas por "árbitros" privados y culturalmente predispuestos a abogar en defensa de las "potenciales perdidas de ganancias" en desmedro de la defensa de los intereses públicos nacionales.

 

¿...Y EN PARAGUAY?

 

Paraguay, hasta el momento, por su marginalidad y residualidad económica con respecto a los grandes mercados de América Latina, estuvo bastante al margen, tanto de la implementación en el continente del modelo neo-liberal como del debate relativo a la creación del ALCA.

El proceso de privatización de las empresas públicas ha tenido un alcance bastante limitado en el país, debido sustancialmente al escaso mercado potencial de las empresas a privatizarse, que nunca estimuló a las multinacionales a presionar para su efectiva realización; por otro lado, el nivel de endeudamiento externo hasta el 2002 ha dado pocos dolores de cabeza, estando en un nivel bastante limitado, suficiente para garantizar la sustentabilidad del pago de sus intereses.

Pero esta situación de marginalidad ya está quedando en el pasado debido a las nuevas direcciones que está tomando la economía paraguaya que, en tanto es reducida y residual, actualmente se está insertando con fuerza en algunos de los principales procesos económicos continentales, como por ejemplo la producción intensiva de soja, en donde Paraguay resulta ser el 4to exportador mundial por tonelaje de este producto.

El valor estratégico actual de la producción de la soja en el mercado agrícola mundial hizo que Wall Street y las multinacionales estadounidenses sigan con mucha atención la evolución de este mercado. Después de la crisis del "mal de la vaca loca" y el abandono de las harinas de carne y huesos para la dieta de los rumiantes, causa principal de la enfermedad, la soja se ha transformado en el forraje básico de la ganadería, y en el elemento central de la recuperación de la producción cárnica de Europa y Estados Unidos. Sin contar que el cultivo mecanizado e intensivo de la soja necesita de enorme cantidad de agrotóxicos para su desarrollo, gran parte de los cuales son producidos por multinacionales estadounidenses que están obteniendo importantes beneficios de su comercialización.

La importancia del negocio de la soja a nivel mundial y las repercusiones económicas que puede tener cualquier estorbo a su normal desarrollo, son dos aspectos importantes que hacen prever que muy pronto también Paraguay perderá su soberanía económica a favor de los intereses del gran capital norteamericano, y este proceso parece ya estar en marcha considerado que el actual gobierno, "firme y patriótico", se está demostrando tan favorable y sumiso a los intereses de los productores sojeros cuanto se demuestra "duro" e intolerante con las protestas del campesinado organizado que contesta los daños a la salud que el uso masivo de agrotóxicos está comportando para las poblaciones rurales.

Además, a favor de este proceso de reducción de la soberanía económica de Paraguay, trabaja también la nueva situación de endeudamiento exterior del país, que ha llegado actualmente a niveles de guardia, poniendo al país, como ya ocurrió con los otros países del continente, a merced del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.

Ha sido durante el desastroso gobierno del presidente González Macchi (1999-2003) que el endeudamiento exterior creció notablemente, debido tanto a los importantes préstamos tomado por el gobierno, como para la fuerte caída del valor del Guaraní respecto al Dólar registrada en el periodo 2001-2002; situación que ha determinado un aumento espectacular de la deuda exterior (en dólares) con respecto al PIB; que ha pasado del 20% hasta el 40%, volviendo su pago un problema central por el país, que en 2003 estuvo varias veces cerca del default, obligando al nuevo Gobierno del Presidente Nicanor Duarte Frutos a buscar la ayuda del FMI para salir de esta difícil situación.

Así que ahora también Paraguay, después haber vivido los años áureos del neoliberalismo al margen de la "invasión" económico-financiera de Estados Unidos, está perdiendo definitivamente aquella condición de país olvidado por el gran capital de Estados Unidos, por la importancia que llega a tener la producción sojera local en el mercado mundial y el crecimiento sostenido de la deuda externa, para integrarse totalmente en el sistema de "cesión de la soberanía económica nacional" al FMI y al Banco Mundial, vigente en toda América Latina.

Y que esto esté verificándose a pasos agigantados lo demuestra el reciente acuerdo (diciembre 2003) logrado entre el Gobierno y el FMI que, a cambio de créditos suficientes a tener bajo control la deuda acumulada y mantener constante el pago de los intereses, está imponiendo al país aquellas mismas "reformas económicas" que se implementaron en los años 90 en el resto del continente.

Las "reformas" apoyadas por el FMI prevén, en efecto, la aprobación de un paquete de leyes económicas entre las cuales están la ley de reforma de la caja fiscal, la ley de reordenación administrativa y de adecuación fiscal, la ley de reforma de la banca pública y la modificación del código aduanero. Además prevén la implementación de una serie de nuevas medidas fiscales como la reducción del Impuesto a la Renta del 30 al 10 por ciento, la eliminación del Tributo Único, la generalización del IVA a todos los productos, el Impuesto a la Renta Personal para los que tengan ingresos superiores a diez salarios mínimos, la modificación del Impuesto Selectivo al Consumo, la patente fiscal a los vehículos, etc. Y finalmente prevén para el Gobierno la obligación de aumentar en 85 millones de dólares la recaudación pública en 2004, para tener así superávit fiscal y estar en condiciones de pagar sin retraso las cuotas de la deuda exterior en el futuro.

Una serie de medidas, entonces, que insertarán finalmente al país entre los futuros objetivos de la recién reiniciada invasión del capital norteamericano a América Latina (que se dirigirá sin duda hacia la producción agrícola mecanizada, donde es posible conseguir altos beneficios), sin importar que éstas mismas medidas ampliarán el estado de crisis económica del país, visto que, como la teoría económica demuestra, al aumentar la presión fiscal, reduciendo la disponibilidad económica de los consumidores y las empresas, la recesión aumenta y no disminuye.

Paraguay, por lo tanto, ya está listo para adecuarse a la tendencia del resto de América Latina de poner su soberanía económica y financiera totalmente en manos del FMI a cambio del mantenimiento del flujo de capitales necesarios para cubrir los intereses de la deuda externa acumulada y para reactivar los gastos de inversión en el país: todo esto mientras el Tratado de ALCA se mantiene aún en el papel y su aplicación integral está todavía muy lejos de ser realidad.

 

CONCLUSIONES

 

Como vimos no es que la implementación del tratado del ALCA sea la herramienta fundamental para socavar la soberanía de los países de América Latina, ni tampoco la de Paraguay en particular; para ello es suficiente ponerse en las manos del FMI y del Grande Capital norteamericano para perder todo poder de decisión acerca el desarrollo económico y social del país.

Lo que implicará la implementación del ALCA, es la institucionalización de esa situación, que privará de forma definitiva y sobre bases legales, aquella soberanía económica que, libremente, el actual Gobierno ya está cediendo al FMI y a Wall Street.

Por cierto, hay que subrayar que en Paraguay el ALCA podría tener repercusiones aún más graves que en otros países latinoamericanos, debido a la debilidad estructural de su economía, con el riesgo de que su implementación pueda llevar a una muerte súbita de la industria nacional, demasiado débil para poder competir con las multinacionales o las industrias de otros países del bloque, y a una invasión imparable del capital extranjero para la explotación de sus recursos naturales. Si a esta situación sumamos, además, la escasa cultura empresarial de la burguesía local y la imposibilidad para los futuros gobiernos de implementar políticas económicas nacionales dentro del marco del libre mercado impuesto por el ALCA, el cuadro que se nos presenta es bastante sombrío.

El riesgo para Paraguay es transformarse de forma definitiva, y sin posibilidad de vuelta, atrás, en un área económicamente marginal del continente latinoamericano, un lugar bueno solamente para la explotación de sus recursos naturales: tierra, agua y mano de obra a buen precio; pero que nunca llegará a ser destino de inversiones industriales y estará condenado a no tener nunca aquel desarrollo económico e industrial necesario para hacerlo salir de la situación de subdesarrollo económico y social que actualmente está viviendo.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Boron, Atilio A., "ALCA: la legalización del imperialismo", 2003, www.rebelion.org

Hillebrand, Ernst, "Más allá del comercio, los problemas de fondo del ALCA", 2003, Friedrich Ebert Stiftung, Chile

Petras, James, "Las relaciones USA-Latinoamérica, Quién obtiene que, donde y cómo", 1999.

Petras, James, "El ALCA visto desde los Estados Unidos", 2003, www.rebelion.org

Termes, Rafael, "La Unión Europea, historia y perspectivas", El Escorial, Madrid, 2003

 

 

 

NOVAPOLIS – REVISTA DE ESTUDIOS POLÍTICOS CONTEMPORÁNEOS

EDICIÓN Nº 6 – FEBRERO DE 2004

REFLEXIONES SOBRE EL ALCA

DESDE UNA PERSPECTIVA PARAGUAYA

 

Fuente: http://www.novapolis.pyglobal.com

(Registro: Agosto 2011)





Bibliotecas Virtuales donde se incluyó el Documento:
NOVAPOLIS,
NOVAPOLIS, REVISTA PARAGUAYA DE ESTUDIOS POLÍ



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