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MARCELLO LACHI

  EL DEBATE IDEOLÓGICO EN LA ERA LUGO (MARCELLO LACHI) - FEBRERO 2009


EL DEBATE IDEOLÓGICO EN LA ERA LUGO (MARCELLO LACHI) - FEBRERO 2009

EL DEBATE IDEOLÓGICO EN LA ERA LUGO

POR MARCELLO LACHI

(FEBRERO 2009)


 

INTRODUCCIÓN

 

Las elecciones del 20 de abril de 2008 sin duda han sido históricas para el país, no solamente porque han determinado la caída del poder del Partido Colorado luego de 61 años de ininterrumpido gobierno - tanto en dictadura como en democracia -, sino también porque vieron el emerger, después de un largo y atribulado proceso, de nuevos actores políticos y sociales, precedentemente relegados al margen de la vida política paraguaya, y que ahora no solamente han asumido un rol importante en el debate político nacional sino que han llegado también a ejercer relevantes funciones en el gobierno del país.

A pesar de eso y del indudable valor histórico que ha representado y representa la victoria electoral de Lugo y su sucesiva asunción a la presidencia del país, sería un grave error metodológico leer este evento como un momento de “ruptura” determinante dentro del sistema político paraguayo vigente, porque no fue así: lo que pasó el 20 de abril fue esencialmente la verificación de una coyuntura particular e irrepetible dentro de la realidad sociopolítica paraguaya.

De hecho, y a pesar del cambio radical que supuso la caída del Partido Colorado y la asunción al gobierno del país de un ex - obispo de espíritu progresista, el sistema político paraguayo no ha tenido ni un “corte definitivo” de su espectro político y social - como ha ocurrido por ejemplo en Ecuador y Venezuela, donde en pocos años sistemas políticos de larga tradición han desaparecido totalmente siendo sustituidos por otros totalmente renovados respecto a los anteriores - ni tampoco ha tenido una progresiva evolución hacia la formación de un nuevo sistema con nuevos actores protagonistas, como ha ocurrido en Brasil y Uruguay donde respectivamente PT y Frente Amplio han llegado al gobierno después un largo proceso de acumulación de fuerzas.

No, en Paraguay no hubo ni ruptura histórica ni evolución progresiva, sino más bien la aparición de ciertas condiciones coyunturales especiales e irrepetibles originadas por la realización de una serie de eventos particulares (división insanable en la dirigencia colorada, aparición de un líder político creíble y de gran autoridad moral, aceptación por parte del partido liberal de una posición electoral marginal, protagonismo de actores políticos progresistas, entre muchos otros), que finalmente han determinado un cambio de régimen dentro de un sistema político que mantiene hasta hoy aquellos mismos rasgos tradicionales que tenía cuando empezó la transición paraguaya el 3 de febrero de 1989.

Resulta esencial entonces asumir este elemento como central en el análisis que desarrollaremos en las próximas paginas, en cuanto si no comprendemos cómo el sistema político tradicional estructurado alrededor del bipolarismo colorado-liberal sigue fundamentalmente vigente - más allá del hecho que ninguno de estos dos partidos ejerza actualmente la presidencia del país -, no podremos comprender cómo después del 20 abril estuvo evolucionando el cuadro político paraguayo, ni la efectiva importancia que asumieron en éste los nuevos actores políticos y sociales que han empezado a adquirir mayor visibilidad después de la victoria de Lugo, ni tampoco cómo y por qué el  debate político nacional está asumiendo ciertos rasgos ideológicos prácticamente ausentes hasta un año atrás.


 

LA ESTRUCTURA TRADICIONAL DEL SISTEMA POLÍTICO PARAGUAYO

 

En Paraguay, durante todo el siglo XX, se ha impuesto un sistema político bipartidista con rasgos fundamentalmente tradicionales. Los dos partidos principales, el Partido

Colorado y el Partido Liberal - ambos fundados en la parte final del siglo XIX - mantienen hoy, como en el día de su fundación, prácticamente la misma conformación y estructuración, constituyéndose esencialmente en lo que Bobbio define como Partidos de Notables 1.

Los partidos de Notables son organizaciones políticas conformadas por personalidades locales, financiados por grupos de latifundistas y empresarios, y cuya estructura partidaria es casi inactiva (o activa sólo para la administración ordinaria) entre una elección y la otra, activándose completamente solamente durante la campaña electoral.

A diferencia de los partidos de notables del siglo XIX, el partido Liberal y el partido Colorado, para sobrevivir al siglo XX que vio imponerse la figura del partido-masa - partido que reúne detrás de un posicionamiento ideológico claro y un programa de acción concreto y público grandes cantidades de adherentes y militantes -, tuvieron que reciclarse a sí mismos y adaptarse a la nuevas condiciones. Fue por eso que impulsaron en su interior el desarrollo de una cultura de “pertenencia afectiva”, es decir, un sistema de valores y símbolos a través de los cuales el afiliado se reconociera como parte integrante de una colectividad, y esto más allá de su participación efectiva al debate político interno, sino que integrando afectivamente el historial partidario con su mismo historial familiar.

De esta forma los partidos tradicionales paraguayos perdieron su rasgos ideológicos, que se volvieron elemento de forma y no de sustancia, y se trasformaron en “comunidades”, desarrollando, como se ha señalado, un sentido de pertenencia que constituye parte de la identidad de las personas; situación fortalecida por la misma manera de activar de estos partidos, que finalmente ofrecen a sus afiliados más que lugares de confrontación y debate político asistencia médica, apoyo económico, actividades sociales, etc. 2

De allí la centralidad de los concepto de pertenencia y lealtad para describir la realidad de los partidos tradicionales paraguayos3, del porqué estos poseen una enorme cantidad de afiliados (casi 1.500.000 para la ANR y 900.000 para el PLRA)4, y de cómo finalmente deben asumirse más como estructuras socio-histórico-culturales de la sociedad paraguaya, que como agrupaciones de personas para la construcción de un proyecto político y social.

Es cierto que aunque estos dos partidos hayan asumido un rol determinante en la vida política paraguaya durante todo el siglo pasado, no han sido los únicos sujetos políticos que han participado de la confrontación político-nacional.

Ya en la primera mitad del siglo pasado aparecieron varios partidos de izquierda, como el Partido Socialista Revolucionario - fundado por Rufino Recalde Milesi5 - y el Partido Comunista Paraguayo. En 1936 el movimiento Febrerista asumió por un breve intervalo de 18 meses el gobierno del país (desde febrero 1936 hasta julio 1937), trasformándose sucesivamente en partido en 1951, y continuando activo hasta hoy en día.

Durante la Dictadura de Stroessner surgieron además más partidos y movimientos políticos, como la Democracia Cristiana, el Movimiento Independiente, el Movimiento Democrático Popular, entre muchos otros; y finalmente, al llegar en 1989 la democracia al país, otros grupos políticos se conformaron y decidieron participar de la contienda electoral, como el Partido de los Trabajadores, Asunción para Todos, Paraguay Pyahurâ, y otros más.

Pero, finalmente, ninguno de estos partidos pudo romper el esquema bipartidista tradicional colorado-liberal vigente en Paraguay, el cual durante todos los años noventa continuó manteniendo entre el 75-80% del total de los votos emitidos y casi el 85% de la representación parlamentaria; al contrario, el esquema tradicional resultó tan fuerte y arraigado que consiguió que los otros partidos se volvieran funcionales al mismo. El caso del Partido Encuentro Nacional (PEN) es paradigmático en este sentido.

Después de las primeras elecciones libres - las generales de 1989 y las municipales y constitucionales de 1991 - y la aparición y desaparición de diferentes partidos y movimientos políticos - entre los cuales se destacaron principalmente Asunción para

Todos que ganó la Intendencia de Asunción, y Constitución para Todos que consiguió el 11% en las elecciones para la Asamblea Constituyente, pero que finalmente no prosperaron como sujetos políticos debido a diferentes causas6 - para las elecciones generales de 1993 apareció una coalición denominada Encuentro Nacional, que aunque derrotada en las urnas consiguió trasformarse, con alrededor del 17% de los votos conseguidos, en una fuerza política de relevancia nacional y con una importante presencia en el parlamento (7 diputados y 7 senadores).

Pero el Encuentro Nacional, que rápidamente se trasformó en Partido, aunque siendo de formación reciente no llevaba en sí los gérmenes de las formaciones políticas de masa que estuvieron desarrollándose en todo el mundo ya a partir de los años veinte-treinta del siglo XX, sino más bien empezó a asumir las mismas características de los dos partidos tradicionales, reduciendo al mínimo el debate ideológico interno, conformándose alrededor de notables locales (profesionales, empresarios, abogados) y estructurándose de la misma forma que los dos partidos tradicionales que quería combatir.

También el PEN, entonces, se trasformó en partido-comunidad agregando alrededor de sus símbolos y colores la comunidad de los que se definían como “independientes”, es decir, aquellos que no se reconocían ni en la comunidad liberal, ni en la colorada. En este sentido dentro del PEN acabaron por repetirse las mismas lógicas de los dos partidos tradicionales: masiva afiliación, participación en la vida del partido limitada a los notables del mismo, ningún debate político interno (que además en el PEN hubiera podido provocar fracturas dado las importantes diferencias ideológicas existentes entre los diferentes grupos que confluyeron en el partido), relacionamiento con el electorado de manera “clientelar” en donde el afiliado se vuelve “cliente” de los servicios ofrecidos por la organización. 7

 De esta manera también en el PEN acabó por reproducir, aunque en menor escala dado el tamaño del partido, la misma práctica existente en los dos partido tradicionales, aquélla que Morínigo define la práctica del orekueté,8 es decir la construcción de un sistema de relaciones dentro de un círculo cerrado y excluyente (la comunidad oré9 que en este caso específico sería la comunidad-partido) donde a través de prácticas clientelares se construyen condiciones favorables exclusivamente a favor de los que forman parte del grupo, o en este caso, del partido. Así es que el partido pierde todo rasgo ideológico para volverse esencialmente una estructura corporativa de autoayuda, donde el control del poder no sirve para impulsar políticas públicas de interés general, sino más bien para resolver los problemas de los afiliados.

Esencialmente la que se verificó con el PEN fue una suerte de cooptación del mismo al sistema bipartidista tradicional, que por esto no modificó su lógica - la de tener un oficialismo y una oposición - en cuanto el PEN se asoció automáticamente al partido opositor histórico, el PLRA, llevando adelante conjuntamente una práctica política que no se diferenciaba entre un partido y otro ni en propuestas ni en actitud. 10

El análisis hasta aquí desarrollado sobre el sistema de partidos que estuvo conformándose durante la primera década de la transición democrática es fundamental para entender cómo la confrontación ideológica en el mencionado periodo acabó por desaparecer del debate político nacional, y no sólo aquélla,, sino que también despareció casi totalmente el debate político coyuntural, sustituido esencialmente por el manejo de conceptos más simples - como buen gobierno y lucha contra la corrupción-, y el desarrollo de una estructura clientelar partidaria globalizada e incluyente en todo aspecto de la vida política y social de la nación.

Y no es que no existieran temas políticos para debatir en esta década, al contrario, había muchos: desde la codificación de las relaciones laborales hasta la reforma agraria, pasando por la reforma del estado heredado de la dictadura, las privatizaciones, la crisis del modelo minifundista campesino, el nuevo modelo agrícola sojero que empezaba a conformarse, así como el nuevo modelo económico a implementarse debido al ingreso en el MERCOSUR y la grave crisis financiera de la segunda mitad de los años noventa.

Todos estos temas eran sin duda centrales para el país, y su debate hubiera sido fundamental para definir hacia dónde Paraguay tenía que dirigirse en aquel entonces; pero fueron fundamentalmente desatendidos por los partidos políticos que tenían representación parlamentaria, y que, por la misma estructuración que tenían y que describimos más arriba - maquinas electorales de “notables” sin espacios de debate político interno ni instrumentos intelectuales para impulsarlo externamente - no estaban en condición de impulsar.

Por esto el poco debate político desarrollado, sobretodo a partir de 1993 cuando se define y se estabiliza el sistema partidario de los tres partidos comunidad (ANR, PLRA y PEN), no pudo ir más allá de los dos conceptos que ya señalamos: la búsqueda del buen gobierno y la lucha contra la corrupción. 11

Conceptos pobres decíamos, y sustancialmente equívocos, en cuanto es absolutamente ingenuo creer que la eliminación de la corrupción y la buena administración de los recursos del estado son acciones suficientes para resolver la crisis económica y social imperante desde hace décadas en el Paraguay, o para eliminar las enormes diferencias de ingresos existentes en la población reduciendo de manera sustancial el área de pobreza que abarcaba casi el 40% de la población. Para concretar resultados como los descritos se necesitaría un análisis de las problemáticas económicas y sociales del país mucho más profundo y circunstanciado, y la consecuente toma de decisiones que van mucho más allá de la administración ordinaria.

Pero no era esto lo que pensaban los líderes políticos de aquel tiempo - tanto del oficialismo como de la oposición parlamentaria -, que en el buen gobierno y en la lucha contra la corrupción identificaban constantemente los elementos esenciales para sacar al Paraguay de su atraso socioeconómico.

Muy poco servía en estas condiciones que un análisis más profundo de las problemáticas sociales y económicas del Paraguay fuese en parte desarrollado por sectores como sindicatos, organizaciones campesinas, organizaciones políticas minoritarias y extraparlamentarias y organizaciones de la sociedad civil; dado que éstas resultaban todavía muy marginales dentro del sistema político paraguayo, y sus análisis y propuesta finalmente no llegaban más que circunstancialmente a la gran mayoría de la población paraguaya.

El resultado de esta situación fue entonces una década sin “pensamiento político relevante”, tanto que no debe considerarse como una casualidad que la crisis social y económica que todavía en la actualidad golpea a Paraguay tuviera su cenit justamente al finalizar la última década del siglo XX, es decir en el ápice del desarrollo del sistema político tradicional (con la asociación al mismo del PEN), el cual, por su misma esencia estaba absolutamente incapacitado para identificar, debatir y encontrar las soluciones más adecuadas a los problemas del país, cerrado como estaba en sus estructuras clientelares partidarias y en sus luchas intestinas por la conquista del poder.


NOTAS:

1 Bobbio, Norberto, Matteucci, Nicola y Pasquino, Gianfranco. Diccionario de Política. 7ª edicción. Siglo XXI Editores. México, 1991.

2 Nichols, Byron A., Las expectativas de los partidos políticos en el Paraguay, Revista Paraguaya de Sociología No. 13 – Diciembre 1968, CPES, Asunción. .

3 Morínigo, José Nicolás, Silverio, Ilde, Opiniones y Actitudes políticas en el Paraguay, Fundación Friedrich Naumann y Universidad Católica, Editorial Histórica, Asunción,1986.

4 Datos proporcionados por el TSJE antes de las Elecciones Generales de. 2008. Fuente: Tribunal Superior de Justicia Electoral [en línea] www.tsje.gov.py

5 Rufino Recalde Milesi, secretario general del PSR, fue elegido para el parlamento en 1923, siendo el primer diputado socialista del Paraguay. Sin embargo, no pudo asumir porque el gobierno de la época no lo permitió, a pesar de haber sido electo democráticamente. Fuente: Wikipedia [en línea] (16.01.09)

6 Tanto Asunción para Todos como Constitución para Todos surgieron en 1991 como instrumentos para que ciertos sectores progresistas profesionales, sindicales y cooperativos pudieran presentarse a las elecciones. Debido a ciertas diferencias que surgieron entre estos tres sectores - aunque después de los buenos resultados electorales - y a la dificultad del movimiento sindical, en fuerte crecimiento, para participar de un proyecto político, este proceso no tuvo seguimiento y los activistas políticos más activos finalmente confluirán durante 1992 en el PEN.

7 Un ejemplo de esto nos puede dar una declaración realizada pro Rafael Filizzola, entonces candidato a diputado por Asunción para el PEN, después de las elecciones generales de 1998 cuando, en búsqueda de las razones de la derrota de la Alianza Democrática, más que sobre deficiencias de las propuesta política concentraba su atención sobre aspectos clientelares, señalando que en el PEN hubo “(…) deficiencias organizativas especialmente para movilizar a la gente el día de las elecciones, que a la hora de votar tiene mucho peso, y que los recursos económicos con que contaron para el proselitismo no fueron suficientes.Noticias El Diario, edición del 15 de mayo de 1998, p.8.

8 Morínigo, José Nicolás, “La práctica del ‘orekueté’ cómo matriz de la discriminación política”, en Line

Bareiro (comp) Discriminación y medidas discriminatorias, Fondo Población de las Naciones Unidas, Asunción, 2003.

9 En el idioma guaraní hay dos formas de decir "nosotros": ñandé, que es un nosotros amplio e incluyente y "oré" que es un nosotros excluyente que limita el nosotros a un específico grupo, secta o tribu.

10 Esta condición es fácilmente verificable durante todo el periodo legislativo 1993-1998. PLRA y PEN acordaron repartirse ecuánimemente todos los cargos impulsados desde el Congreso, donde en conjunto tenían la mayoría: Mesas directivas de Diputados y Senadores, Contraloría de la República, participación parlamentaria en el Jurado de Enjuiciamiento y en el Consejo de la Magistratura, etc. El proceso encontró su natural conclusión en la presentación de candidaturas unificadas tanto en las elecciones municipales de 1996 (por ejemplo en Asunción) como para las elecciones generales de 1998, donde los dos partidos se presentaron bajo el lema de Alianza Democrática.

11 Sobre el argumento, véase: Fretes Ventre, Daniel, El combate a la corrupción en el Paraguay, intervención en el Foro Iberoamericano sobre el Combate a la Corrupción (1998 Jun. 15-16: Santa Cruz de la Sierra) organizado por CLAD; Agencia Española de Cooperación Internacional Fuente: Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo, CLAD [en línea]

http://www.clad.org.ve/documentos/otros-documentos/el-combate-a-la-corrupcion-en-el-paraguay


 

EL MARZO PARAGUAYO Y SU EFECTOS SOBRE EL SISTEMA DE PARTIDOS

 

El “marzo paraguayo”, es decir la semana de lucha ciudadana que se desarrolló en marzo de 1999 en reacción al homicidio del vicepresidente Argaña y que llevaría a la renuncia del presidente Cubas y a la fuga del ex general Oviedo,12 tuvo un efecto desequilibrante en todo el sistema partidario tradicional (ampliado al PEN) que se había conformado después de 1993, porque dejó rastros y secuelas determinantes para su desenlace futuro. Y aunque sus efectos más visibles empezaron a hacerse manifiestos solamente en los años siguientes, los mismos fueron esenciales en la producción de un cambio sustancial en la estructura política nacional, con la reducción del espacio ocupado por los partidos políticos tradicionales, la sustancial desaparición del PEN, la emergencia de partidos políticos más “ideológicos” y el ingreso en el campo político paraguayo de un verdadero sistema multipartidista.

El marzo paraguayo tuvo un efecto desestabilizador del sistema político paraguayo tradicional debido principalmente a dos razones: en primer lugar porque vio una masiva participación popular en los acontecimientos que se desarrollaron en la semana desde el martes 23 de marzo hasta el domingo 28 de marzo, y en segundo lugar porque debido justamente a esta nueva participación activa y masiva de la ciudadanía se produjo dentro de ciertos sectores políticos perteneciente al sistema de “notables” un proceso irreversible de mayor identificación ideológica y cultural, cuyo resultado final sería la creación de nuevas formaciones políticas con proyección parlamentaria.

La importante participación ciudadana durante los días en que duró la crisis, y sobretodo el casi general apoyo por parte de la ciudadanía con respecto al desenlace final de los acontecimientos - demostrado ampliamente con la masiva participación de decenas de miles de personas frente al Palacio de López, en aquélla que ha sido sin dudas la manifestación espontánea más grande desde 1989, para festejar la renuncia de Cubas y la asunción a la Presidencia de la República del entonces presidente del Senado, Luis Ángel González Macchi - no fueron solamente una fiesta de pueblo, sino más bien fueron un hecho político de importancia extraordinaria, en cuanto significaron la toma de protagonismo directo por parte de los ciudadanos en la construcción de la democracia en el país. Significaron, antes que nada, la asunción por parte de la población de que a partir de ese momento la democracia en Paraguay existía por voluntad popular, no solamente por la acción de un puñado de militares - como ocurrió en 1989 -, y que el ciudadano estaba finalmente listo para abandonar su indiferencia hacia el manejo político del país y actuar más directamente en la vida política de la nación. 13

Así que, aunque cuando el gobierno de González Macchi - mal definido como Unión Nacional, en cuanto representaba solamente la unión de un grupo de “notables” políticos tradicionales en búsqueda de una repartija del poder - finalmente se volvió uno de los más corruptos de la historia reciente del país, esto no afectó al desarrollo democrático de la ciudadanía que, gracias a aquellos acontecimiento de marzo de 1999, aumentó considerablemente su participación en el debate político nacional, y dejó de ser solamente un conjunto de votantes para volverse un elemento activo de la democracia paraguaya.

Uno de los primos efectos producidos por las convulsiones del marzo paraguayo fue la redefinición del sector definido “independiente”, que después haberse reconocido esencialmente en el PEN en la última década del siglo XX, a principios del siglo XXI implosiónó dando vida a diferentes espacios políticos.

El hecho de que haya sido justamente el PEN la primera víctima del renovado espíritu participativo de la ciudadanía, no es casual. En efecto, el sector independiente se autodefinía como tal precisamente porque rechazaba la cultura política “comunitaria” en que se habían estructurado colorados y liberales; y en ese sentido la estructura tradicional que el PEN había asumido a partir de 1993 mal congeniaba con esta visión, más todavía cuando el despertar político de buena parte de la ciudadanía pretendía ahora mayor participación y menos cheques en blanco a las elites políticas.

Esta nueva condición del electorado independiente junto al fracaso político del grupo dirigente del PEN, que se abocó totalmente al trabajo dentro del gobierno de Unión Nacional manejándolo además de la misma forma personalista y clientelar como lo hacían colorados y liberales, fue la que finalmente determinó el vaciamiento del partido, cuando la gran masa de los militantes y electores se dirigieron en búsqueda de opciones políticas más claras y definidas.

Así fue que una parte de dirigentes y electores del PEN decidió afiliarse y apoyar a País Solidario - un partido de clara definición socialdemócrata fundado por el ex-intendente de Asunción, Carlos Filizzola -, mientras que otra prefirió adherirse al movimiento cívico-político (que después de las elecciones de 2003 se trasformaría en partido) denominado Patria Querida, fundado por el empresario y financista Pedro Fadul, y que ideológicamente estaba claramente apostando a un cristianismo liberal-democrático muy similar en las perspectivas políticas a la ideología social-cristiana alemana.14

Estos dos fueron entonces los primeros ejemplos de partidos políticos de alcance nacional y representación parlamentaria no estructurados como comunidad sino más bien como sujetos políticos organizados a partir de una clara definición ideológica, que entraban de manera protagónica en el sistema político electoral paraguayo después de 1989. Debido a eso redefinieron el mismo sistema de partidos políticos paraguayo, que de esencialmente bipartidista empezaba ahora a asumir rasgos multipartidarios.15

Pero el proceso de descomposición del sistema tradicional de partidos no se limitó sólo al PEN en vías de desaparición, sino que también abarcó hasta al mismo partido

Colorado donde, después de tres años de conflictos internos que siguieron a los hechos de 1999, se llevó a cabo una "dolorosa" escisión que vio a los partidarios del ex general Lino Oviedo (que representaban alrededor de un cuarto del partido) salir de la “comunidad” colorada para fundar una nueva organización partidaria, la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE).

Aunque UNACE, desde un punto de vista teórico, no debería ser considerado como un partido ideológico en cuanto no presenta una propia ideología claramente conformada sino solamente se reúne alrededor de una figura carismática - el ex general Lino Oviedo - igualmente tenemos que asociarlo a esta nueva tendencia del sistema paraguayo de partidos políticos, considerando que UNACE no conforma una comunidad alrededor de colores y símbolos (o si lo hace es sólo de manera marginal), sino más bien el partido se constituye alrededor de un vínculo estrecho entre líder y seguidores, en donde el pensamiento del líder - en este caso de Oviedo - se trasforma en la ideología partidaria y lo seguidores, que la asumen como tal, actúan de manera entusiasta y entregada para su concreción. 16

En cuanto al PLRA, aunque no tuvo ningún tipo de escisión en el periodo post marzo paraguayo, igualmente se vio indirectamente afectado por la nueva situación que se produjo en el país, principalmente por el surgimiento de un proceso de fraccionamiento interno, prácticamente desconocido durante los años 90, que determinó la producción de ásperos conflictos entre diferentes liderazgos, tanto como para que se llevaran a cabo elecciones internas muy reñidas y con contestaciones recíprocas de trampas y fraudes.

De lo que pudimos ver hasta el momento, entonces, parece claro que después de una década de ausencia de debates políticos e ideológicos en el sistema paraguayo de partidos, después de marzo de 1999 algo empezó a cambiar. Tanto en el sector independiente como en los dos partidos tradicionales (colorado y liberal) las diferencias empezaban a resaltar, y no eran impulsadas solamente por los liderazgos personales, sino que se estructuraban alrededor de diferentes visiones, propuestas y actitudes referentes a la gestión política del país. Nada todavía muy significativo en realidad, pero seguramente una situación muy diferente al desierto ideológico vivido en la década anterior, y sobretodo una primera e importante base para la construcción de un debate político nacional efectivamente relevante.

Las elecciones del 2003 pueden considerarse en este sentido como uno de los momentos clave de este proceso de redefinición del sistema paraguayo de partidos políticos, tanto por la definitiva multipartidización del Parlamento - donde fueron por primera vez representados 6 diferentes grupos políticos -, como por las mismas relaciones que vinieron estableciéndose entre los diferentes partidos.

El resultado electoral es un índice consistente de cómo la incidencia de los partidos tradicionales se redujo de manera importante debido a la nueva realidad descrita. La ANR y el PLRA en su conjunto bajaron del 75-80% de los votos que conseguían en los años 90, a un 57-58% en el 2003 - un buen 20% en menos -, y su misma presencia parlamentaria que en los años 90 siempre estuvo alrededor del 85% se redujo en el 2003 al 68%. (17)  No se trata claramente del fin de la hegemonía política de los dos partidos tradicionales, que de hecho continúa hasta hoy en día, pero sí del fin del sistema político tradicional esencialmente desideologizado y estructurado alrededor de comunidades de afiliados afectivamente identificados y sustancialmente acríticos.

Pero no solamente a partir de estos datos resulta claro el cambio de actitud que los nuevos partidos ideológicos habían impreso a la política paraguaya, también tenemos que considerar el desarrollo de la carrera presidencial de ese año, en donde aunque el candidato del partido Colorado se impuso una vez más, sólo pudo hacerlo con el 37,1% del total de los votos, el resultado más bajo desde la reinstauración de la democracia en el país.

En efecto la suma de los resultados de los otros partidos habría permitido a un candidato común de la oposición ganar fácilmente, pero este tipo de alianza en función exclusivamente anti-colorada, que fue posible en 1998 con partidos-comunidades desideologizados como el PLRA y el PEN, en 2003 resultaba absolutamente imposible, y no por la voluntad de imponerse de los diferentes liderazgos, sino porque un partido

"ideológico" pone en el centro de su actuar político no el hacerse con el control del estado, sino más bien el ofrecer al electorado un proyecto político y cultural definido y con metas bien claras. Por eso para estos partidos resulta mucho más importante mantener la coherencia de fondo en sus comportamientos políticos y electorales (de manera a estrechar aún más los lazos ideales con el propio electorado), más que obtener unos cuantos ministerios u otros cargos gubernamentales para sus propios dirigentes debido a la alianza con otro partido con el cual no se tiene en común ningún elemento ideal, ni valores.18

Como hemos señalado, entonces, el sistema de partidos en Paraguay entre 1999 y 2003 dio un paso significativo hacia la superación del sistema de partidos-comunidades tradicionales, y aunque esto continuaba (y continúa hasta hoy) en gran medida vigente, esta nueva situación dio un empuje importante hacia un mejor desarrollo del debate político e ideológico en el país. Esto empezó prontamente a diversificarse en las temáticas en discusión, no más limitadas al buen gobierno y a la lucha contra la corrupción (que igualmente mantuvieron su centralidad), sino desarrollándose hacia nuevos temas, algunos de los cuales son coherentes con la visión ideológica de los nuevos partidos que habían entrado en parlamento.

Uno de los temas más debatidos en este sentido fue sin duda la nueva Ley de adecuación fiscal que, presentada por el gobierno fue finalmente aprobada con el apoyo fundamental del partido Patria Querida, que la sostuvo entusiastamente, aliándose coyunturalmente al gobierno, identificado en algunos de los principios centrales de esta ley - la formalización de la economía sumergida, la reducción de los impuestos a las industrias, la introducción del impuesto a la renta -, elementos que eran parte integrante de su propuesta política e ideológica. Del lado opuesto uno de los principales opositores al proyecto (además del PLRA que se oponía solamente en cuanto comunidad “enemiga” de la ANR) fue sin duda País Solidario que por su parte sustentaba su oposición a la nueva legislación en su propia visión ideológica, en cuanto la acusaba de perjudicar, a través de una ampliación de la aplicación del IVA a los productos alimentarios, a las clases más desfavorecidas.19

Y como éstos, muchos otros fueron los temas que durante el quinquenio 2003-2008 se impusieron en el debate político nacional, haciéndolo además desde una perspectiva ideológica que enfrentaba entre sí no a líderes políticos tradicionales y prebendarios, sino más bien visiones políticas inconciliables de los diferentes partidos presentes en el Parlamento.

Un ejemplo de esto es el largo conflicto que tuvo como protagonistas a los senadores Dietze - de Patria Querida - y Morínigo - de País Solidario - sobre el tema del nuevo latifundismo agrario y la utilización indiscriminada de agrotóxicos en el cultivo de la soja, que determinó muchos casos de grave intoxicación en la población campesina e incluso la muerte confirmada de por lo menos un niño. La aproximación al tema fue fuertemente ideológico, desafiándose en las aulas parlamentarias por una lado una visión a favor de la mecanización forzada del agro, y por el otro lado, la defensa de los derechos de los pequeños campesinos a no ser oprimidos por una explotación extrema del medio agrícola; (20)  todo con un vehemencia y virulencia que hasta el momento resultaba desconocida en el medio político paraguayo.

Y no fue éste el único caso que vio un grave conflicto de índole ideológica dentro del debate político parlamentario. En 2006 explotó el problema de la conformación de las “guardias ciudadanas”: La senadora Ana María Mendoza del partido Patria Querida, en ese entonces presidenta de la comisión de Derechos Humanos del Senado, empezó una dura polémica, apoyada por País Solidario y el PEN, en contra de la política – llevada adelante por el ministro de Interior Rogelio Benítez (del partido Colorado) - de activar en los pueblos cuerpos de ciudadanos voluntarios que con la excusa de asistir la policía en la lucha contra la delincuencia, en más de una ocasión habían sustituido a la misma armándose y realizando operaciones que habían acabado con el asesinato de supuestos criminales. Este tema también se insertó en el debate político nacional por muchos meses y las confrontaciones entre los parlamentarios que se declaraban a favor o en su contra dieron vida en más una ocasión a sesiones parlamentarias acaloradas y enardecidas. 21

Y muchos temas más también resultarán parte del debate político nacional de estos años: las propuestas a favor de una ley de salud sexual y reproductiva que vio enfrentarse a País Solidario y los colectivos feministas de un lado y las iglesias católica y evangélica aliadas con Patria Querida y UNACE por el otro lado;22 la presencia de los militares norteamericanos en las tres fronteras, que vieron confrontarse en parlamento por un lado a los partidos tradicionales, a favor de esta presencia, y por el otro a los partidos ideológicos como País Solidario y Patria Querida, con el apoyo externo de todo el archipiélago de la izquierda paraguaya, que estaban en contra;23 sin olvidar finalmente la polémica que se desarrolló sobre el ingreso o no de Paraguay en el ALCA, que se llevó a cabo por mucho tiempo a lo largo de los años 2004 y 2005 y vio alineados en opuestas facciones a partidos tradicionales e ideológicos del espectro parlamentario. 24

Una amplia y variegada diversificación de temas formaron parte del debate político nacional que, como vemos, de todos modos no impidió que ciertas actitudes del viejo sistema de partidos tradicional se mantuvieran activas, como demuestran las varias prácticas de cuoteo político que se dieron tanto para la designación de los miembros de la renovada Corte Suprema de Justicia como para el nombramiento del Defensor del Pueblo o del Contralor de la República, algo de hecho normal si consideramos que los partidos-comunidades representaban todavía dos terceras partes del parlamento. Pero, a diferencia de la década anterior, estas prácticas no eran el único elemento que definía la vida institucional de los partidos; los nuevos sujetos políticos partidarios ideológicos que entraron en el 2003 en el parlamento habían demostrado que los temas a debatir en la construcción de un nuevo modelo de desarrollo social y económico del país existían y eran muchos, se trataba solamente de ponerlos en la mesa y buscar confrontar propuestas políticas concretas alrededor de éstos.

A pesar del enorme paso en adelante cumplido en el periodo 2003-2008, igualmente algo faltaba para la construcción de un debate nacional realmente amplio y participativo. En efecto, aunque en esta nueva realidad, el debate resultaba todavía esencialmente limitado a los partidos con representación parlamentaria, siendo los sujetos externos a este ámbito sustancialmente despojados de la posibilidad de participar en la confrontación de ideas y propuestas políticas. Y dado que la gran mayoría de los partidos con representación parlamentaria representaban principalmente a sectores acomodados más que a la entera colectividad nacional, el debate continuaba en cierto sentido limitado, faltando un elemento esencial: los movimientos sociales organizados y la izquierda política.

Se debió esperar a las elecciones generales de 2008 y el enorme cambio que estas supusieron en el sistema político paraguayo, con el ingreso de nuevos sectores políticos y sociales en el gobierno y en el parlamento, para que se verificara aquel ulterior salto de calidad en el debate político e ideológico que hacía falta todavía cumplir, de manera que el mismo llegara finalmente a asumir un rasgo efectivamente multisectorial y un alcance concretamente nacional.


NOTAS:

12 - Es llamada “Marzo Paraguayo” la crisis política que estalló en el país después el asesinato del entonces vicepresidente Luis María Argaña, el 23 de marzo de 1999. De este hecho la oposición responsabilizó al presidente de ese momento, Raúl Cubas Grau y a su líder político, el ex general Lino César Oviedo. El magnicidio de Argaña provocó una serie de manifestaciones en contra del gobierno y un procedimiento parlamentario de Juicio político en contra del mandatario. Los acontecimientos desembocaron en la Masacre de la noche del viernes 26 de marzo, cuando durante un intenso tiroteo murieron siete manifestantes contrarios al gobierno y muchas decenas más resultaron heridos. Esto produjo finalmente la renuncia de Cubas a la presidencia y su exilio en Brasil, mientras que el ex general Oviedo tuvo que escaparse del país para ir a refugiarse en Argentina. Fuente: Wikipedia [en línea] Marzo Paraguayo < http://es.wikipedia.org/wiki/Marzo_Paraguayo > (31.12.08)

13 - Morínigo, José Nicolás, Brítez, Edwin, La construcción de la opinión pública en el Paraguay, Ediciones PROMUR/GES, Asunción, 2004.

14 - Ídem.

15 - Es cierto que desde hacía tiempo existían en el país partidos políticos de centro y de izquierda claramente definidos ideológicamente, pero su presencia en el sistema político electoral paraguayo siempre resultó absolutamente minoritaria e inconsistente en los resultados electorales. En cuanto a Asunción para Todos y Constitución para Todos, que sí demostraron una presencia electoral relevante, su existencia fue demasiado efímera para ser tomada en consideración en este contexto.

16 - Max Weber define ese esquema como dominación carismática. Weber, Max. Economía y sociedad. Capítulo referido a los tipos de dominación legítima. Editorial Fondo de Cultura. Reimpresión 1996. Pág. 194.

17 - Datos publicados por el Tribunal Supremo de Justicia Electoral. Fuente: Tribunal Superior de Justicia Electoral [en línea] www.tsje.gov.py

18 - Esta realidad ha sido confirmada ulteriormente durante las elecciones de 2008, en donde en el momento en que se tuvo que tomar la decisión de elegir un candidato unitario de la oposición, la Concertación Nacional conformada por todos los partidos de oposición al gobierno colorado con representación parlamentaria no pudo prosperar, y la Alianza Patriótica para el Cambio se conformó solamente entre el PLRA (un partido-comunidad) y los partidos e izquierda y centro-izquierda (ideológicamente afines). Los sectores más conservadores y de derecha (UNACE y PPQ) por su propia visión ideológica no pudieron aceptar participar en ese tipo de alianza. Ni tampoco aceptaron apoyarla después de las elecciones, considerando el perfil ideológico izquierdista que pronto asumió (o se le acusó asumir a) el nuevo gobierno.

19 - Al respecto pueden verse: Americaeconomica.com [en línea] El “impuestazo” paraguayo ya está en vigor < www.americaeconomica.com/numeros4/273/reportajes/maria273.htm  > (9.07.04); ABC Color del15.05.04 El FMI considera imprescindible la aprobación de proyecto de ley fiscal; ABC Color del12.06.04 Con maniobra de discutible legalidad, aprobaron proyecto de ley fiscal, ABC Color del26.06.04 Nicanor, Fadul y Borda ya tienen su impuestazo contra los más pobres.

20 Al respecto pueden verse: Fogel, Ramón y Riquelme, Marcial (Comp). Enclave Sojero, merma de soberanía y pobreza. CERI, Asunción, 2005; y Morínigo, José Nicolás La matriz histórica del problema de la tierra en la sociedad paraguaya. en Novapolis. Nro.10, Agosto-Diciembre 2005, (www.novapolis.pyglobal.com).

21 - Al respecto pueden verse: GRP, Grupo de Reflexión Rural. Paramilitarización del Paraguay: las llamadas Guardias Ciudadanas aterrorizan a la población campesina. Eco Portal.net, 2005. [Disponibleen http://www.ecoportal.com.ar/Contenido/Contenidos/Eco-Noticias/Paramilitarizacion_del_Paraguay_las_llamadas_Guardias_Ciudadanas_aterrorizan_a_la_poblacion_campesina  ]; y ABC Color del 04.08.06Guardia ciudadana es causa de fuerte debate en el Senado.

22 - Sobre el tema véase: Soto, Lilian. La Ley de Salud Sexual, Reproductiva y Materno Perinatal, en Revista Novapolis. Nro. 2 (12), Agosto 2007, Arandurã, Paraguay. Sobre el tema véase: Rodríguez, José Carlos. La nueva política pendular de Paraguay. Entre el MERCOSUR y el ALCA, en Revista Nueva Sociedad, Nro. 203, Mayo-Junio 2006, FES, Argentina.

23 - Sobre el tema véase: ABC Color del 22.07.06 ¡Fuera, tropas yanquis!” y cese de la persecución a organizaciones, exigen.

24 - Sobre el tema véase: Rodríguez, José Carlos. La nueva política pendular de Paraguay. Entre el MERCOSUR y el ALCA, en Revista Nueva Sociedad, Nro. 203, Mayo-Junio 2006, FES, Argentina.


 

EL GOBIERNO LUGO Y LA EXTREMIZACIÓN IDEOLÓGICA DEL DEBATE POLÍTICO

 

El ingreso de Fernando Lugo en el ágora político paraguayo ha sido seguramente un evento extraordinario en el proceso empezado con la caída de Stroessner en 1989. No solamente por la procedencia eclesial del actual Presidente de la República o porque después de 61 años de ininterrumpido manejo del Estado se consiguió sacar del Gobierno al partido Colorado, sino también porque ha sido el elemento determínate para que se diera finalmente la inserción en el debate político nacional de aquellos sectores que hasta el 15 de agosto de 2008 siempre habían sido excluidos del mismo: los sectores sociales y populares principalmente, la izquierda política en segundo lugar y también la sociedad civil organizada finalmente.

Y no solamente Lugo fue la llave que permitió a estos actores políticos y sociales insertarse de manera protagónica en el debate político e ideológico nacional, sino que de sus manos estos mismos sectores pudieron finalmente conseguir algo que nunca habían podido alcanzar anteriormente: volverse parte integrante y activa del parlamento y del gobierno nacional.

Ambas situaciones resultan sin duda excepcionales para el sistema político paraguayo, no solamente porque, como hemos visto anteriormente, por largo tiempo éste fue dominando por un bipartidismo tradicional desideologizado, sino porque aunque cuando organizaciones políticas más definidas ideológicamente se habían insertado anteriormente tanto en el debate político como en la participación parlamentaria y gubernamental, éstas se habían mantenido sustancialmente más afines a la clase media y a los sectores económicos dominantes que a los sectores sociales y populares.

Ahora, en cambio, los sectores sociales y populares antagónicos al modelo socioeconómico vigente - las organizaciones campesinas y sindicales, los grupos y partidos de izquierda, las organizaciones de la sociedad civil más dinámicas y contestatarias - se volvieron actores políticos determinantes, integrantes a pleno titulo del sistema político paraguayo.

Y no se trata sólo de la ocupación de espacios institucionales, sino de la asunción de un protagonismo verdadero dentro de la confrontación político-nacional. Cabe recordar que ya durante las elecciones fueron los grupos sociales y de izquierda los que dictaron los tiempos y los argumentos de la campaña electoral de Lugo, dado que fue Tekojoja quien puso al centro del debate electoral la recuperación de Itaipú, y fue el P-MAS quien impulsó las temáticas del desgarre social que estaba produciendo la emigración a Europa, y de que el voto a Lugo no significaba votar contra el partido Colorado sino contra la “rosca mafiosa” que se había hecho dueña de este partido; argumentos que finalmente resultaron determinantes para la victoria final del ex obispo de San Pedro. 25

Esta nueva centralidad de los sectores políticos populares y de izquierda en el debate político nacional se mantuvo también después de la asunción de Lugo a la Presidencia de la República, en cuanto el otro principal integrante de la Alianza Patriótica para el Cambio, el PLRA, aunque proporcionó por lo menos el 60% de los votos que llevaron Lugo a la victoria final, y aunque mantenga el grupo parlamentario más relevante dentro de la coalición, por ser esencialmente un partido-comunidad - más acostumbrado a la gestión del poder que a la confrontación de ideas - no posee en sí los elementos dialécticos necesarios para poder enfrentar concretamente a estos sectores sobre los temas políticos que están poniendo a debate, y debe limitarse esencialmente a contraponer a los mismos una superficial defensa de las libertades económicas, políticas y humanas, y en general del derecho a la propiedad.

Así que finalmente, y más allá de la limitada presencia parlamentaria y el hecho de que no sea el único sector político representado en el gobierno, son sobre todo los partidos de izquierda y las organizaciones sociales como los sindicatos y las coordinadoras campesinas las que actualmente están definiendo los temas del debate político e ideológico nacional. Un cambio sin duda muy grande con respecto a lo que ocurría en los años 90 y hasta en comparación a lo que ocurría sólo un par de años atrás, cuando ya el debate político se había despertado de su largo sueño de finales del siglo XX, pero que todavía no podía despegar realmente, encerrado dentro una visión reducida y limitada de la sociedad. Con Lugo en la presidencia de la República, en cambio, el debate político nacional despega y asume enseguida fuertes rasgos ideológicos, poniendo en la mesa de discusión temas que dividen y que imponen a cada actor político y social a tomar postura y asumir identidad.

El tema de la reforma Agraria, por ejemplo - que históricamente ha sido considerado en Paraguay como un tema central para el desarrollo del país -, en los últimos 20 años, aunque tuviera constante presencia en las crónicas periodísticas, políticas y económicas nacionales, había sido visto por el sistema de partidos vigente nada más que como un requerimiento permanente y reiterativo de ciertos sectores sociales y no como un elemento esencial de las políticas del estado. Con Lugo, en cambio, la Reforma Agraria no solamente reflota con importancia como instrumento para el desarrollo socioeconómico del país, sino que asume enseguida un carácter fuertemente polémico e ideológico, en cuanto no se queda sólo como una aspiración indefinida del sector campesino, sino que asume inmediatamente un carácter de necesidad y urgencia que impone la toma de decisiones claras, firmes y no mediadas, que seguramente llegarán a descontentar a ciertos sectores de la sociedad, pero que resultan absolutamente impostergables dentro de una visión política que ve en la reforma Agraria la única solución efectiva para poner punto final al problema de la pobreza del campesinado paraguayo. 26

De la misma forma otro tema puesto con fuerza en el debate político nacional por los sectores sociales y de izquierda ha sido aquél referente a la necesidad de redistribuir la riqueza desde los sectores privilegiados hacia los más desposeídos, mediante un aumento de la presión fiscal en los sectores más pudiente de la sociedad paraguaya, y en especial manera en los sectores agrícolas sojeros, que debido a la bonanza en los precios y en la producción conseguida en los últimos años, han acumulado ingentes riquezas.

También en este caso el tema se vuelve central en el diseño que estos sectores del Gobierno tienen para el desarrollo económico y social del país, y por esto la propuesta asume inmediatamente características de fuerte contraste polémico e ideológico entre los sectores progresistas del gobierno, que impulsan una mayor presión fiscale sobre los privilegiados, y las organizaciones empresariales agrícolas e industriales, que la contrastan abiertamente. Conflicto éste que llega a momentos de fuerte aspereza, que encuentran eco en la prensa escrita, televisiva y radial, y que finalmente llega a asumir las características de una condicio sine qua non (27)  absolutamente determinante, por cada uno de los dos bandos, y en cuya definición, de una forma u otra, todos consideran está el elemento clave para comprender qué tipo de sociedad será el Paraguay del futuro. 28

Lo que podemos ver entonces, de estos dos ejemplos citados, es que el debate político en la era Lugo asume características muy novedosas con respecto al pasado dado que, no solamente los argumentos son muchos más conflictivos, sino que son llevados adelante con firmeza, determinación y una visión ideológica coherente por parte de aquellos sectores sociales y de izquierda que, habiendo finalmente conseguido protagonismo en la acción de gobierno, buscan ahora aprovechar de las nuevas condiciones políticas que se han instalado en el país para impulsar aquellas reivindicaciones históricas que por largo tiempo habían resultado postergadas, en cuanto los protagonistas del debate político en esos entonces eran otros.

Debido a eso el debate político se enciende, asume una conflictividad cada vez mayor y produce, como era de esperarse, respuestas igualmente vehementes por parte de los sectores económicos dominantes, que se sienten desafiados en sus intereses y atacados en su visión de cuál debería ser la vía a seguir para el desarrollo económico del país.

Así que frente al nuevo nivel de enfrentamiento ideológico que asumió el debate político nacional por manos de los grupos sociales y de izquierdas, los sectores económicamente privilegiados responden finalmente con la asunción de posturas también altamente ideológicas, que les lleva a acusar a estos mismos sectores de llevar adelante doctrinas políticas históricamente fracasadas y trasnochadas, de querer imponer la lucha de clases en el Paraguay, y hasta de querer destruir el concepto mismo de propiedad privada en el país, base esencial del desarrollo económico moderno.

Pero la acción del empresariado no se limita solamente al plano verbal y argumental, sino que rápidamente asume las características de la acción concreta, del desafío activo como instrumento de presión para que el gobierno reduzca sus pretensiones reformistas y se adhiera al statu quo que se había mantenido durante toda la época colorada.

En este sentido el “tractorazo”, (29)  organizado a mitad del mes de diciembre de 2008 por la Coordinadora Agrícola del Paraguay (CAP), la Unión de Gremios de la Producción (UGP), la Asociación de Productores de Soja (APS), la Asociación Rural del Paraguay (ARP), la Federación de la Producción, la Industria y el Comercio (Feprinco) y otras organizaciones empresariales más, ha sido sin duda una de las acciones más fuertes y contundentes realizadas por los sectores económicos pudientes en defensa de sus intereses y de su estatus social, y no solamente ha sentado postura con respecto a su rechazo a las pretensiones reformistas de los grupos sociales y de izquierda aliados al presidente Lugo, sino que también ha sido la principal caja de resonancia para llevar el debate político nacional a un nivel de enfrentamiento ideológico aún superior a aquel en el cual ya se encontraba.

En efecto, es justamente en este periodo que en la prensa radial y escrita - cuyos dueños, hay que recordarlo, son parte de estos mismos sectores empresariales que se están enfrentando al Gobierno - se instala enardecidamente el debate alrededor de la supuesta voluntad de Lugo de imponer un modelo económico socialista en el Paraguay, con la ayuda de sus dos grandes patrocinadores, el venezolano Chávez y el boliviano Morales. (30)  Y en este sentido relevante espacio viene proporcionado a los llamados del mundo empresarial al pueblo paraguayo, para que se oponga a este proyecto y se disponga en defensa de la libre economía de mercado y de la democracia representativa, señaladas como los únicos estamentos que permitirán al país salir de la pobreza y del atraso.

Acusaciones muy fuertes y que consiguen llamar la atención de la ciudadanía, dirigiendo el debate político exclusivamente sobre posiciones ideológicas teóricas y filosóficamente conflictivas - como es discutir sobre la validez de un modelo socialista frente a un modelo liberal democrático - toman protagonismo dejando así de lado aquellos temas concretos que habían estado al centro del debate político en los primeros meses del gobierno Lugo, como la reforma agraria y el aumento de la presión fiscal para los sectores económicamente más pudientes, que no solamente pierden visibilidad sino que se vuelven casi anecdóticos con respecto al conflicto ideológico de fondo.

Pero, sobre esta repentina radicalización ideológica del debate político es oportuno realizar algunas reflexiones antes de continuar con este análisis.

Sin duda es cierto que en la última década el debate político en el subcontinente latinoamericano ha tomado rasgos cada vez más ideológicos, contraponiendo por un lado a quien defiende las prácticas neoliberales - que supuestamente permitieron un desarrollo sostenido de las economías de América del sur durante la ultimas dos décadas del siglo XX - y por el otro lado a quien en ese desarrollo ve los gérmenes del actual estado de pobreza que oprime a grandes sectores de la población latinoamericana, y por esto propugna una nueva política social y redistributiva de la riqueza, asumiendo rasgos diferentes de país a país, pero que viene comúnmente denominada como socialismo del siglo XXI. 31

Pero también resulta cierto que este debate ideológico entre neoliberalismo y socialismo del siglo XXI hasta hace pocos meses resultaba totalmente ausente del debate político paraguayo, limitado como se encontraba dentro de sectores políticos bastante minoritarios y escasamente protagonistas de la vida política nacional; mientras que al centro del mismo, como señalábamos anteriormente, continuaban estando conceptos como el buen gobierno y la lucha contra la corrupción, acompañados desde el 2003 también por temas un poco más profundos como los efectos del cultivo de la soja sobre el minifundio campesino, la educación sexual y reproductiva de la juventud o el peligro que representaban las guardias ciudadanas para el orden público. Temáticas importantes sin dudas, pero que en ningún momento dejaban presagiar la posibilidad de que el sistema político paraguayo pudiera reestructurarse alrededor de un debate tan ideológico y radical como es la pretensa transformación de la economía del país en una economía socialista.

Hay que preguntarse: ¿Tan rápidamente ha mudado el especto político paraguayo? Y los grupos sociales e izquierdistas, que por tanto años estuvieron al margen de la vida política nacional, ¿tan prontamente han conseguido concretar la fuerza necesaria para impulsar un proceso de trasformación de la sociedad paraguaya que la lleve indefectiblemente hacia una economía de inspiración socialista?

Es muy dudoso que tales afirmaciones sean ciertas. Estamos hablando de un país en donde, como hemos visto al principio de este análisis, todavía los dos partidos comunidad tradicionales, profundamente desideologizados, mantiene electoralmente el 55% de los votos emitidos y dos terceras partes de la representación parlamentaria (elecciones 2008); donde, según datos de una encuesta realizada por GEO en 2004,el 67% de la población mantiene una capital político - aquellos conocimientos, actitudes, relaciones que le permiten asumir de manera crítica y conciente sus comportamientos electorales - muy bajo, y que debido a esto continúa a votando basándose principalmente en su cultura de pertenencia afectiva al partido de referencia histórica y familiar, o según intereses clientelares;32 un país, sobre todo, donde los sectores de izquierda, más allá de estar presentes en el gobierno, han recolectado en las ultimas elecciones solamente el 11% de los votos, consiguiendo debido a esto una representación parlamentaria absolutamente irrisoria.33

Se podría remarcar en este punto que justamente éste es el problema que están señalando los sectores empresariales y pudientes, es decir que la izquierda paraguaya aunque poco representativa de la realidad política nacional está imponiendo, gracias a Lugo, un modelo político y económico no sostenido por el electorado, y que justamente por esto ellos se han movilizado en defensa del estado de derecho y de la libre empresa.

Pero tampoco esta interpretación de lo que estaría ocurriendo en el campo político paraguayo parece correcta, sobre todo si tomamos en consideración lo señalado por el Secretario de Emergencia Nacional y líder del P-MAS, Camilo Soares - definido por muchos como uno de los políticos de izquierda más cercanos a Lugo y en primera fila para traer al socialismo al país -, que en una entrevista del suplemento El Mirador del diario La Nación propone temáticas muy diferentes con respecto a aquéllas que se le acusa querer impulsar:“(…) Estoy hablando de realizar las tareas que la burguesía debería realizar (…) Realizar la reforma agraria significa sacar de la brutalidad a miles de personas que están sometidas a regímenes arcaicos de vida. ¿Qué tenemos que hacer? Empujar la industrialización. (…) Estamos reemplazando lo que la burguesía debería hacer. (…) Fernando Lugo no tomó ninguna medida que pueda considerarse de carácter socialista. Ninguna. Ninguna. Y no veo yo previsiones de que vaya a tomarlas.” 34

Y en efecto, si analizamos bien estos primeros meses de la era Lugo, no hay rastros concretos de que la izquierda paraguaya asociada al gobierno haya demostrado que busca imponer al país medidas de alcance socialista; al contrario, se ha sustancialmente apuntado a acciones que impulsan el buen gobierno, el fin de la corrupción, la generación de empleo, la transparencia en las instituciones, acompañadas por medidas que por más que puedan parecer radicales para algunos sectores económicos y sociales - como la redistribución de la tierra a los pequeños campesinos y el aumento de la presión impositiva a los sectores más privilegiados de la sociedad - no son nada más que las mismas medidas que ya hace años han sido impulsadas en los países de la región y que el mismo Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) alienta en su Informe Nacional sobre Desarrollo Humano 2008,35 donde en sus conclusiones propone se impulsen medidas a favor de un mayor acceso a la tierra para el campesinado y una reforma tributaria con características progresivas, donde quien más gane pague muchos más impuestos. 36

Entonces, si éstas son las acciones que efectivamente está llevando adelante el Gobierno, ¿qué justificación tiene esta extremización y este enardecimiento del debate político nacional, si además la misma estructura política del Paraguay históricamente no da para semejante nivel de enfrentamiento ideológico?

La respuesta a esta pregunta se vuelve muy evidente: ciertos sectores empresariales y económicos conservadores consideran que cualquier cambio al statu quo social y económico existente en el país - que es el mismo heredado de la dictadura de Stroessner y que en estas últimas dos décadas no ha tenido modificaciones relevantes – podría afectar sus intereses y sus privilegios; de aquí la necesidad de pararlo como sea. Y llevar el debate político a enfrentamientos ideológicos extremos puede ser un buen instrumento para el efecto.

Esto porque, como más de una vez hemos señalado a lo largo de este escrito, el debate político en Paraguay es algo muy incipiente, y sus contenidos hasta el momento han sido muy lejanos a un enfrentamiento entre posiciones ideológicas irreconciliables como supone un debate entre socialismo y economía de libre mercado. En este sentido levantar los “decibeles” de la confrontación detrás del “espejismo” que el nuevo gobierno apunta a construir un “régimen comunista” en el país puede volverse un instrumento efectivo para confundir a la ciudadanía, que no poseyendo en gran medida, como hemos señalado, aquellos instrumentos culturales y críticos necesarios para comprender el efectivo alcance de un debate político altamente ideologizado, podría finalmente ser impulsada a alejarse de toda participación en el debate mismo.

Esta situación tendría finalmente como efecto directo el aislamiento y la debilitación de la presidencia Lugo - que fundamentalmente sobre el apoyo ciudadano ha construido su fortuna política - con el consiguiente resultado que el gobierno podría no estar más en condición de impulsar aquellas acciones reformistas señaladas y que apuntan a una modificación sustancial de la estructura política, social y económica del país; con total satisfacción creemos de los sectores empresariales y económicos conservadores, que justamente en función de este objetivo están llevando adelante su desafío al gobierno.


NOTAS:

25 - Lachi, Marcello, La izquierda paraguaya frente al desafío de gobernar, está en Revista Acción n.283 de Mayo de 2008, CEPAG, Asunción, 2008.

26 - Sobre este tema véase: ABC Color del 29.12.08 Pruebas contundentes desmitifican la supuesta falta de tierras para los campesinos, (editorial); Ultima Hora del 18.01.09 Lugo y la guerra de la reforma agraria; La Nación del 18.01.09 La patraña de la Reforma Agraria, (editorial).

27 Condicio sine qua non es una locución latina originalmente utilizada como término legal para decir "condición sin la cual no". Se refiere a una acción, condición, o ingrediente imprescindible y esencial. Fuente: Wikipedia [en línea] < http://es.wikipedia.org/wiki/SinE_qua_non > (04.01.09)

28 - Sobre este tema véase: La nación del 21.11.08 Las ideas del ministro Soares, (editorial).

29 - Fue llamada “tractorazo” la manifestación organizada por los sectores empresariales en repudio de las políticas económicas y sociales del gobierno. Sobre este tema véase: La Nación del 13.12.08 Feprinco apoya tractorazo y hará marcha por el centro capitalino. ABC Color del 15.12.08 Histórica movilización del campo y la ciudad por seguridad y trabajo. ABC Color del 15.12.08 A la pobreza se combate con trabajo, (editorial)

30 - Así se expresaba en un editorial el diario La Nación “Poco a poco, y gracias a los hechos concretos protagonizados por el presidente Lugo y su entorno íntimo, se va haciendo evidente el diseño real del proyecto Lugo; se busca convertir a Paraguay en un régimen de socialismo real. (…) El gobierno está mostrando, en la destrucción del Estado de Derecho y de la economía paraguaya, una firmeza y una determinación sobrecogedoras.(…) El compromiso de las organizaciones sociales que el presidente Lugo alienta con su apoyo es instaurar en Paraguay un régimen de socialismo real o, para decirlo de un modo llano, un régimen comunista.” La Nación del 20-11-08 El proyecto real (Editorial).

31 - Sobre este tema véase: Friedman, Rose; Friedman, Milton. Libertad de elegir. RBA Coleccionables. 2004; y Dieterich, Heinz Steffan. El Socialismo del Siglo XXI. en http://www.rebelion.org/dieterich/ dieterich070802.pdf, 2006.

32 - GEO-TSJE, Abstencionismo electoral en Paraguay, investigación realizada por José Nicolás Morínigo y Marcello Lachi (inédita). Asunción, 2006.

33 - Debido a la fragmentación existente en la izquierda paraguaya, se presentaron más de 10 listas de partidos y movimientos de izquierda en las elecciones legislativas. El resultado fue que este sector consiguió elegir solamente a 2 diputados (de 80) y a 3 senadores (de 45). Fuente: datos del Tribunal Superior de Justicia Electoral (www.tsje.gov.py).

34 - Entrevista de Enrique Vargas Peña a Camilo Soares, La derecha paraguaya es intolerante, capaz de cualquier locura, El Mirador del 05-01-2009, Diario La Nación.

35 - PNUD, Informe Nacional Sobre Desarrollo Humano Paraguay 2008: Equidad para el desarrollo. Asunción, 2008.

36 - Ídem, p.227.


 

CONCLUSIONES

 

El debate político en Paraguay ha tenido un largo proceso de construcción a partir del fin de la dictadura de Stroessner. Durante la primera década de transición democrática fue sustancialmente oprimido por los partidos-comunidades, y aunque a inicios del siglo XXI, impulsado por el nuevo protagonismo ciudadano asumido a partir del marzo paraguayo, pudo crecer en los temas y en los contenidos, igualmente se mantuvo sustancialmente ausente de grandes enfrentamientos ideológicos.

Con la llegada de Lugo a la presidencia del país, y sobre todo de importantes sectores de izquierda radical en el gobierno, el debate político pudo despegar de manera sustancial, empezando también a ocuparse de temáticas mucho más conflictivas y con claros rasgos ideológicos; pero aquellos sectores que en el país se están oponiendo a un cambio de la estructura socioeconómica nacional han aprovechado esta condición para impulsar una radicalización de la mismo, consiguiendo borrar de la agenda política nacional temas concretos como la reforma agraria y el aumento de los impuestos a los sectores más pudientes, para sustituirlos con temas mucho más ideológicos y ajenos a la realidad del país, como la defensa de la economía de mercado frente a la tentativa del gobierno de imponer un régimen comunista en Paraguay.

Esta nueva realidad, que como hemos señalado busca esencialmente impedir que los propósitos reformistas del gobierno se cumplan, apunta no a ampliar el debate político en la sociedad, sino al contrario, a amedrentarlo, reduciéndolo a un simple enfrentamiento entre doctrinas ideológicas y privando a la ciudadanía de la posibilidad de discutir concretamente sobre qué medidas impulsar para el desarrollo futuro del país.

En este sentido, este 2009 que recién empieza se presenta como un año muy delicado para el futuro del debate político en el país; si el enfrentamiento entre ideologías opuestas e incompatibles entre sí se trasforma en el único momento de discusión política en la sociedad y en los medios de comunicación, impidiendo el debate acerca de la realidad económica y social que está viviendo el país, el riesgo de que la ciudadanía se aleje definitivamente del mismo es muy elevado. Esto no sólo vaciará la confrontación de las ideas y de las propuestas concretas necesarias para impulsar el desarrollo social y económico del Paraguay, sino que hará que la vorágine existente entre clase política y la ciudadanía - que justamente fue uno de los elementos que permitió la victoria de Lugo - se amplíe y profundice, con el riesgo de que el mismo Lugo sufra esta situación perdiendo aquel apoyo ciudadano que le resulta absolutamente indispensable para poder encarar el “cambio” prometido. En ese caso los sectores empresariales conservadores que apuntan a impedir la obra reformista del gobierno, se encontrarán en las mejores condiciones para conseguir ese resultado.

Solamente reencauzando el debate político nacional alrededor de las propuestas concretas del gobierno, como se había desarrollado en las primeras semanas después de la asunción de Lugo a la presidencia del país, será posible conseguir que la confrontación política de ideas y propuestas crezca, y con eso crezca el nivel de participación activa de la ciudadanía en el debate mismo. Caso contrario, es de esperarse una rápida finalización de la experiencia Lugo y una repentina vuelta a las condiciones anteriores a su elección, o probablemente, considerando la cada vez más estrecha alianza entre sectores colorados y liberales en defensa del statu quo – como vimos durante el voto en el Senado por el rechazo a la implementación del Impuesto a la Renta Personal - volveremos a una situación aún anterior, como aquélla que se impuso en los años 90, en donde el ciudadano es reducido a mera clientela política y el debate entre las elites de gobierno se limita a individualizar la mejor manera de utilizar el poder político adquirido para su reproducción permanente en el tiempo.

Este sería un retroceso muy grande y que pondría punto final al importante crecimiento en el nivel del debate político que estuvo registrándose en la ciudadanía en estos últimos años. Algo realmente pernicioso y para nada deseable, y que esperamos ansiosamente nunca se concrete.


 

BIBLIOGRAFÍA

 

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Revista Paraguaya de Sociología No. 13 – Diciembre 1968, CPES, Asunción.

PALAU, MARIELLE, Y ORTIZ, ARÍSTIDES (comps). Movimientos sociales y expresión política. Base IS - CEPAG - SPP, Asunción, 2005.

VIAL, ALEJANDRO. “Nuevos vientos sobre la vieja política”, en Revista Novapolis Nro. 2 (12) de Agosto de 2007, Arandurã, Asunción.

WEBER, MAX. Economía y sociedad. Capítulo referido a los tipos de dominación legítima. Editorial Fondo de Cultura. Reimpresión 1996.


OTRAS FUENTES DOCUMENTALES

Diario ABC Color

Diario La Nación

Diario Ultima Hora

Wikipedia

Sitio web Justicia Electoral

Informe de Desarrollo Humano 2008 del PNUD

 

 

Fuente digital : http://www.germinal.pyglobal.com  

(Registro Agosto 2011)






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