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ROBERTO PAREDES RODRÍGUEZ

  ¿A DÓNDE VA PARAGUAY? II (ROBERTO PAREDES)


¿A DÓNDE VA PARAGUAY? II (ROBERTO PAREDES)

¿A DÓNDE YA PARAGUAY? II

ROBERTO PAREDES

Asunción – Paraguay

2007 (241 páginas)

 

 

SUMARIO

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I : ANTECEDENTES RECIENTES DEL PRESENTE POLÍTICO

CAPÍTULO II : LA DRAMÁTICA AUSENCIA DE LIDERAZGOS

CAPÍTULO III : LOS ORÍGENES INMEDIATOS DEL PROYECTO LUGO 2008

CAPÍTULO IV : LOS PRIMEROS PASOS, LAS PRIMERAS DIFICULTADES

CAPÍTULO V : LA PROBLEMÁTICA "RESISTENCIA CIUDADANA"

CAPÍTULO VI : CRISIS AL INTERIOR DEL MOVIMIENTO

CAPÍTULO VII : LA CONCERTACIÓN NACIONAL

CAPÍTULO VIII : LAS ELECCIONES MUNICIPALES

CAPITULO IX : LA RENUNCIA DE LUGO

CAPÍTULO X : LA ESTRATEGIA ORIGINAL

CAPÍTULO XI : CRISIS AL INTERIOR DEL PROYECTO

CAPÍTULO XII : LA ESTRATEGIA EN LA FASE FINAL

CAPÍTULO XIII : LA CONVENCIÓN DEL PARTIDO LIBERAL

CAPÍTULO XIV : LA CRISIS EN EL SENO DE LA CONCERTACIÓN

CAPITULO XV : LA LIBERACIÓN DE OVIEDO

CAPÍTULO XVI : EL INTERNISMO LIBERAL

CAPÍTULO XVII : EL INTERNISMO COLORADO

CAPÍTULO XVIII : LA EVOLUCIÓN DE LOS SONDEOS

CAPÍTULO XIX : MÁS PROPUESTAS DE AJUSTES

CAPÍTULO XX : EL PARAGUAY DESPUÉS DE LAS ELECCIONES

 

INTRODUCCIÓN

El Proyecto Lugo 2008 emergió en el marco de la prolongada transición democrática en el Paraguay como la única alternativa que tiene la sociedad local para caminar por un nuevo sendero en todos los aspectos, socioeconómico y sociopolítico.

El complejo proceso de instalación y consolidación del Proyecto se desconoce, en general, pues su administración fue muy discreta en todas las fases. Sin embargo, su conocimiento con mayores detalles y pormenores es una necesidad, de manera que se puedan tener elementos suficientes para evaluar la futura evolución política del país.

El proceso, como todo y cualquier proceso vivo, no estuvo exento de conflictos y crisis. Y fue precisamente en el marco de reflexiones contradictorias, debates hasta fuertes y rupturas, que se fue articulando lo que hoy se constituye en una alternativa de cambio real.

Pero el balance de un proceso cualquiera debe ser contextualizado, por lo que en el trabajo se describen procesos puntuales como las elecciones municipales y los internismos partidarios y sus impactos sobre el proceso general. De hecho, es el marco de una comprensión integral de la realidad que puede entenderse por qué y para qué surgió el Proyecto Lugo 2008, así como que oportunidades y amenazas encierra su eventual triunfo en las elecciones generales de abril del 2008.

El autor

 

CAPÍTULO II

LA DRAMÁTICA AUSENCIA DE LIDERAZGOS

Entre 1998 -en que se realizaron las elecciones generales de mayo- y marzo de 1999 -en que asesinaron a Luis María Argaña y Lino César Oviedo huyó el país- se instaló con dramática fuerza una nueva fase en la política paraguaya: la ausencia de liderazgos renovados, para reemplazar a los que en ese período dejaron de ejercer influencia.

En el campo oficialista dos liderazgos claramente diferentes colisionaron con fuerza en 1997, en el marco de la interna colorada: Luis María Argaña, vigoroso caudillo civil, y Lino César Oviedo, caudillo militar de creciente peso.

En la interna colorada para la sucesión de 1998, en setiembre de 1997 se impuso el general Lino Oviedo, en el marco de una verdadera hazaña política, pues derrotó al aparato partidario controlado por Luis María Argaña, y al aparato gubernamental, controlado por el presidente Juan Carlos Wasmosy, cuyo candidato era Carlos Facetti.

Pero Oviedo no pudo ser candidato. Sectores del Partido Colorado y de las fuerzas opositoras se complotaron para enviarlo a prisión, dejándolo fuera de competencia por una vía extra-política.

Esa resolución precaria se tornó súper-precaria al ser liberado Oviedo por el electo presidente Raúl Cubas Grau, ni bien asumió la primera magistratura en agosto de 1998, erigiéndose el controvertido general en una amenaza cada vez mayor para la continuidad del control político por parte de los sectores que tradicionalmente tuvieron un peso decisivo en el Partido Colorado y en el gobierno.

El Partido Colorado tenía fijada la realización de elecciones internas para abril de 1999 y el general Oviedo era favorito a ganar las mismas. Con un amigo en la presidencia del país, Raúl Cubas Grau, y el control del mayor aparato partidario, el Partido Colorado, aseguraba su poder hegemónico en el período presidencial de Cubas Grau y su candidatura a la sucesión presidencial en el 2003.

El período que se extendió entre agosto de 1998 y marzo de 1999 fue especialmente caótico, pero lo cierto es que concluyó con el asesinato de Luis María Argaña, líder civil del coloradismo, y con la huida del país de Lino César Oviedo, caudillo militar de amplia ascendencia política al interior del Partido Colorado.

Ironía de la historia: de la noche a la mañana, el Partido Colorado perdió sus principales referentes, uno político y otro militar. En el seno del oficialismo se instaló con dramática fuerza un vacío de liderazgo.

En el campo opositor, en el mismo período, cayeron de una vez y para siempre los liderazgos más fuertes: Domingo Laino, Carlos Filizzola y Guillermo Caballero Vargas, dejaron de ser referentes de peso para extendidos segmentos de la sociedad paraguaya.

Domingo Laino había controlado el Partido Liberal desde finales de la década del 60, en que fuera diputado bajo el gobierno de Alfredo Stroessner. Después de ser parlamentario por dos períodos consecutivos, entre 1968 y 1978, pasó a desarrollar una política de frontal oposición, por lo que estuvo en el exilio durante algunos años en la década del 80.

Al caer la dictadura de Stroessner, Laino surgió como el líder opositor de mayor peso, lo que se confirmó en las elecciones de mayo de 1989. Candidato de nuevo en 1993, cayó derrotado ante Juan Carlos Wasmosy, pero ratificó el carácter de segunda fuerza política del PLRA.

Con amplia aceptación entre los liberales, en 1998 de nuevo fue candidato, esta vez en el marco de la Alianza Democrática, haciendo dupla con Carlos Filizzola, del Partido Encuentro Nacional.

La catastrófica derrota ante Raúl Cubas Grau tuvo un alto costo político para el viejo caudillo, pues sus adversarios liberales lo derrotaron de manera contundente en las internas, sin dejarle el menor resquicio para una futura recuperación. A partir de ahí, su tendencia fue declinante, creciendo paralelamente el índice de rechazo a su figura y a sus posiciones.

Con Carlos Filizzola pasó algo similar. Su figura se había implantado en la década del 80, bajo el gobierno de Stroessner, en el marco de las luchas gremiales de los trabajadores del Hospital de Clínicas Derrocado el dictador, Filizzola se vinculó a la emergente Central Unitaria de Trabajadores, CUT, que lanzó su candidatura a la Intendencia de Asunción para las elecciones de mayo de 1991.

En las elecciones municipales de mayo de 1991 fue protagonista de una hazaña política, al derrotar en la capital a los dos partidos tradicionales, Colorado y Liberal. Una gestión más bien discreta al frente de la Municipalidad de Asunción, mantuvo su figura en alza, alcanzando su cúspide cuando Guillermo Caballero Vargas dio un paso al costado para entregarle el control del Partido Encuentro Nacional.

Precisamente en su calidad de líder "encuentrista" es que hizo dupla con Domingo Laino y la categórica derrota electoral de 1998 fue seguida de su contundente derrota en la interna del Partido Encuentro Nacional ante Euclides Acevedo. Su pasajero liderazgo había llegado al final.

Guillermo Caballero Vargas, por su parte, fue una figura que llegó a cautivar a amplios sectores de la población paraguaya. Si bien su nombre ya se había manejado en los años 80, cuando en el marco del denominado "Plan Z" se hablara de su eventual candidatura para enfrentar a Alfredo Stroessner en las elecciones de 1988, fue la creación del Encuentro Nacional, en 1992, lo que dio pie a que su figura creciese.

Candidato independiente de los partidos tradicionales para las elecciones presidenciales de 1993, quedó en tercer lugar, pese a que los sondeos indicaban que se trataba de un "candidato ganador". Pero el "chiche" Encuentro Nacional no fue un chiste, pues había demandado la inversión de millones de dólares. Después de las elecciones, el emergente caudillo-empresario abandonó progresivamente la política.

Cuando se produjo la crisis de marzo, en síntesis, que culminó con la presidencia de Luis Angel González Macchi, la situación concreta en cuanto a los viejos fuertes referentes era la siguiente:

- Luis María Argaña, colorado, había sido asesinado.

- Lino César Oviedo, colorado, estaba prófugo, fuera del país.

- Domingo Laino, liberal, había sido implacablemente derrotado.

- Carlos Filizzola, independiente, estaba en progresiva decadencia.

- Guillermo Caballero Vargas, independiente, estaba retirándose de la vida política.

El vacío de liderazgos se instaló plenamente y los proyectos que surgieron no consiguieron cubrirlo.

En el seno del Partido Colorado, la mayor fuerza política del país, hubo una pugna por la "herencia" de Argaña, resolviéndose el caso en mayo del 2001, cuando varias corrientes cerraron filas alrededor de la candidatura de Nicanor Duarte Frutos, para "derrotar al oviedismo".

Sin trayectoria de peso en el partido, con una corta pero ascendente carrera en la administración estatal, Duarte Frutos llegó a la cúspide del poder partidario en el marco de una resolución marcadamente precaria de la falta de liderazgos. Ni de lejos podía tener la envergadura de un Juan Ramón Chávez o de un Luis María Argaña o de un Angel Roberto Seifart, pero era "el mal menor" para algunos, o la "solución posible", para otros.

En el seno del Partido Liberal, segunda fuerza política del país, el proceso no fue muy diferente, pues asumió el control partidario Julio César "Yoyito" Franco, quien si bien tenía en su haber una larga trayectoria militante, no tenía el perfil de un caudillo de peso.

Consideraciones más, consideraciones menos, lejos estaba Franco de representar algo de la estatura de un Efraín Cardozo, o de un "Beto" González, o mismo de un Domingo Laino o un "Tito" Saguier.

De todos modos, "Yoyito" Franco conquistó la adhesión mayoritaria de los liberales y desplazó definitivamente a Laino. Con luces y sombras, estaba llamado a desempeñar un papel relevante en el futuro político paraguayo, pues incluso llegaría a elegirse vicepresidente de la República en agosto del 2000, en la única elección nacional que hasta ahora perdiera el Partido Colorado durante la transición.

En el campo independiente de los partidos tradicionales, denominado por algunos "tercer espacio", la crisis llevó á la destrucción del Partido Encuentro Nacional (1) y a la emergencia de una nueva fuerza, País Solidario, bajo el liderazgo de Carlos Filizzola (2). Las otras fuerzas políticas reformistas, Febrerista y Demócrata Cristiano, continuaron a decaer. La izquierda, dispersa, atomizada, no conseguía generar un espacio de expresión menos marginal.

Carlos Filizzola se jugó a enfrentar al Partido Colorado en las elecciones municipales del 2001, pero cayó derrotado ante Enrique Riera (h).

Apostando a ocupar este vacío, precisamente, un joven empresario, Pedro Fadul, sentó en el 2001 las bases para la emergencia de una nueva fuerza política, Patria Querida. Fadul tuvo el respaldo de parte importante del segmento electoral independiente de los partidos tradicionales, pero estaba lejos de representar una figura de la envergadura de un Guillermo Caballero Vargas.

Lo cierto y lo concreto es que la crisis de liderazgo político se resolvió de manera muy precaria, por lo que se llegó a las elecciones generales del 2003 con proyectos débiles, encabezados por personas poco representativas.

Nicanor Duarte Frutos fue candidato por el Partido Colorado, alcanzando la victoria con el apoyo de apenas el 36% de los electores, el nivel más bajo conseguido por la agrupación en casi 15 años de transición a la democracia.

Julio César "Yoyito" Franco fue candidato por el Partido Liberal, quedando en segundo lugar con el 24% de los votos, con lo que protagonizó la peor elección de los liberales en el período poststronista.

Pedro Fadul fue el candidato de Patria Querida, independiente de los partidos tradicionales, alcanzando el respaldo del 22% de los electores. El general Lino César Oviedo -ya definitivamente distanciado del Partido Colorado- apostó a correr con autonomía, quedándose con el 17% de los votos.

Duarte Frutos quedó con la presidencia de la República, pero debía gobernar con una mayoría opositora en el Congreso, que en teoría integraban los partidos Liberal, UNACE, Patria Querida y País Solidario.

Los partidos de oposición acordaron un esquema de control del Poder Legislativo, siendo electo como primer presidente del cuerpo el senador liberal Carlos Mateo Balmelli.

Una atinada propuesta levantó Duarte Frutos inmediatamente después de ganar las elecciones, consciente de su debilidad: convocó a integrar una "Mesa Patriótica" para encarar conjuntamente los problemas de fondo. Los partidos de oposición no aceptaron la propuesta, sin exponer razones, pero lo cierto es que carecían de bases programáticas para enfrentar el desafío.

Nicanor Duarte Frutos quedó aislado y no tuvo otra alternativa que embestir contra el adversario con las armas tradicionales: compra de voluntades, corrupción; canje de espacios de poder por apoyo,... En lo fundamental, el juego funcionó.

El 28 de junio del 2004, después de varios anuncios frustrados, se produjo el retorno al Paraguay del general Lino César Oviedo, quien fue recluido en la prisión militar de Viñas Cué. Al margen de las especulaciones sobre cualquier tipo de entendimiento, lo cierto es que el polémico militar quedaría allí por algunos años.

A poco de cumplir un año de gobierno, Duarte Frutos enfrentaba una dura realidad social: en agosto del 2004 se produjeron masivas ocupaciones de 14 predios en 7 departamentos del país, acompañados de cierres intermitentes de rutas, mientras centenares de paraguayos se agolpaban frente al Departamento de Identificaciones para gestionar pasaportes para viajar fuera del país en busca de trabajo.

En el Congreso Nacional, la oposición puso a Carlos Mateo Balmelli como presidente del cuerpo por el primer período, 2003/2004, pero para el siguiente período se produjo un quiebre en la oposición, lanzándose la candidatura a la presidencia del Congreso de Carlos Filizzola, con el apoyo del Partido Colorado. La oposición logró imponerse y fue designado Miguel Carrizosa como presidente para el período 2004/2005.

A mediados del 2005, sin embargo, la maniobra del oficialismo colorado tuvo un resultado feliz: Carlos Filizzola, de País Solidario, con el apoyo de otros cinco senadores alcanzó la presidencia del Congreso. Votaron a favor de la fórmula de la bancada colorada:

- Carlos Filizzola y José Nicolás Morínigo, del Partido País Solidario,

- Emilio Camacho, del Partido Encuentro Nacional, y

- Domingo Laino. Modesto Guggiari y Cándido Vera Bejarano, del Partido Liberal.

La maniobra exitosa para el oficialismo se debió a los oficios de Juan Carlos "Calé" Galaverna, quien se encargó de premiar debidamente a todos los que apoyaron la traición al pacto opositor del 2003.

La gestión de Carlos Filizzola al frente del Congreso Nacional fue bochornosa, con todas las letras, pues se subordinó de manera vergonzosa a los dictados de su amo directo: Juan Carlos "Calé" Galaverna, quien como buen titiritero le hizo jugar el grotesco papel de defensor de la gestión de Duarte Frutos, precisamente en momentos en que la popularidad del presidente caía en picada.

En el Partido Liberal se apostó a castigar con severidad a los que pactaron con la bancada colorada y así fue que Domingo Laino terminó siendo expulsado del partido, suerte que no corrieron Guggiari y Vera Bejarano, quienes pidieron perdón por lo actuado.

El perverso juego también generó quejas en el seno de País Solidario, actuando sus senadores, "sus representantes", en rebeldía con lo que el partido sugiriera, de no avanzar en el entendimiento con el Partido Colorado. No obstante, el pequeño partido entró en crisis, experimentando desprendimientos de importantes sectores con el tiempo.

En el Partido Encuentro Nacional no se registró reacción de cierta significación.

Esta ruptura interna de la oposición en el 2005 estaría en la base del desarrollo político posterior, que estaría cargado de elementos sorprendentes y novedosos.

En "¿A dónde va Paraguay? (I), de marzo del 2007, se explicó de manera detallada el desarrollo de la crisis colorada, por lo que en el presente trabajo apenas se hará una exposición sintética sobre la problemática, para desembocar con rapidez en el período que interesa.

Durante la prolongada dictadura de Alfredo Stroessner el Partido Colorado tuvo como tutor directo a las Fuerzas Armadas. Altos jefes militares incluso hicieron parte activa de la conducción partidaria. Al desplomarse la dictadura se abrió un proceso confuso, ambiguo, de búsqueda de un nuevo esquema de funcionamiento, sin que las Fuerzas Armadas prosigan como tutores del partido, ya que debían "retornar" a sus cuarteles.

El Partido Colorado era una estructura política poderosa y por su captura pugnaron a lo largo de estos casi 20 años (1989/2008) sectores empresariales estrechamente relacionados con el partido; por una parte, y sectores de la burocracia gubernamental y partidaria, por otra parte. Se pasó por varias fases:

Primera fase: Presidente del Partido Colorado: Juan Ramón Chávez. Tutoría declinante de las Fuerzas Armadas. Era presidente Andrés Rodríguez, quien favoreció la hegemonía de sectores empresariales (1989/1992).

Segunda fase: Presidente del Partido Colorado: Blas N. Riquelme. Con el apoyo del presidente Andrés Rodríguez el sector empresarial se impuso en las internas coloradas, asumiendo una posición privilegiada para arbitrar la sucesión presidencial de 1993.

Tercera fase: Crisis: Argaña triunfa en la interna por la sucesión presidencial, pero se perpetra un fraude contra él y el candidato termina siendo el empresario Juan Carlos Wasmosy.

Cuarta fase: Triunfo de la burocracia gubernamental y partidaria en abril de 1996, cuyo máximo exponente era Luis María Argaña en la interna del Partido Colorado. La burocracia partidaria se impone ante el sector empresarial y ocupa una posición estratégica para administrar la sucesión de 1998.

Quinta fase: Sorprendente triunfo de Lino César Oviedo, con apoyo de militares y empresarios, en las internas del Partido Colorado de setiembre de 1997. Parte del sector empresarial se alía a la burocracia partidaria y se promueve una solución extra-política a la crisis, la detención de Lino Oviedo.

Sexta fase: Caos total en marzo de 1999. Se asesina al máximo exponente de la burocracia partidaria, Luis María Argaña, y huye del país el caudillo militar con respaldo empresarial, Lino César Oviedo. Se instala plenamente el vacío de liderazgos. El país preside Luis Angel González Macchi desde 1999 y el partido preside Nicanor Duarte Frutos desde mayo del 2001.

Séptima fase: El vacío de liderazgos estaba a flor de piel, por lo que compiten en el 2002 por la sucesión presidencial en las internas coloradas el empresario Osvaldo Domínguez Dibb, pariente de Stroessner y amigo de Lino Oviedo, contra Duarte Frutos, en representación de la burocracia gubernamental y partidaria.

Ambos proyectos expresaron la crisis de liderazgos y se impuso Duarte Frutos, quien triunfó en las elecciones generales de mayo del 2003 en el marco de la peor elección protagonizada por el Partido Colorado: apenas obtuvo el respaldo del 36% de los electores.

El gobierno de Duarte Frutos resultó claramente insatisfactorio, por lo que a fines del 2005 los sondeos indicaban que apenas el 32% de la población aprobaba su gestión, mientras que casi el 70% la repudiaba. Sin embargo, hasta ese momento no había surgido al interior del Partido Colorado un factor que pudiera ordenar el caos interno. Sectores de la burocracia partidaria, entonces, de nuevo apelaron a la candidatura irregular de Nicanor Duarte Frutos para la presidencia del partido.

Coincidentemente con el desarrollo de la interna colorada, se abrió el debate sobre la sucesión del 2008, engendrándose la propuesta de reelección de Duarte Frutos. Al margen de cualquier otra consideración, lo cierto es que Duarte Frutos fue candidato a presidente del partido y a la reelección presidencial como expresión dramática de la incapacidad de la burocracia partidaria de crear nuevos líderes.

Y pudo encabezar ambas iniciativas porque las condiciones políticas le resultaron propicias, entre ellas el control del Poder Legislativo por la vía del acuerdo que "Calé" Galaverna impulsara con parte de la oposición: Carlos Filizzola, José Nicolás Morínigo, Emilio Camacho, Domingo Laino, Cándido Vera Bejarano y Modesto Guggiari.

En la segunda mitad del 2005 el oficialismo colorado había despejado el camino para viabilizar sus proyectos: continuidad del control del Partido Colorado por el sector liderado por Duarte Frutos (1) y programa de reelección presidencial, vía reforma constitucional (2).

La Justicia Electoral y el Poder Judicial actuaron de manera sumisa ante los planes oficialistas, invistiendo de legitimidad la candidatura de Nicanor Duarte Frutos a la presidencia del partido. La impugnación fue rechazada.

Enfrentó a Duarte Frutos el empresario Osvaldo Domínguez Dibb, quien apadrinó a un actor novedoso: el neo-Stronismo puro, representado por el nieto del ex dictador, Alfredo "Goli" Stroessner, Mario Abdo Benítez (h) y la hija del ideólogo stronista Ezequiel González Alsina, Carola González Alsina. Se apostó, durante la campaña, sacar el máximo provecho de la amplia popularidad del depuesto dictador.

En las internas de febrero del 2006 se impuso Nicanor Duarte Frutos por amplia mayoría. El problema se dio cuando se tuvo en cuenta que la Justicia Electoral había habilitado a Duarte Frutos a ser candidato a presidente del partido, pero no a ejercer la presidencia partidaria.

La delicada cuestión se sometió a consideración de la Corte Suprema de Justicia y con el voto de 5 de sus 9 miembros, el 9 de marzo del 2006 se habilitó a Duarte Frutos a asumir como presidente de los colorados. La resolución provocó una fuerte reacción en sectores dé la oposición, quienes denunciaron que el presidente, con la complicidad de 5 ministros del Poder Judicial, había violado la Constitución.

Desde la perspectiva estrictamente política, todo indicaba que los planes oficialistas se ejecutarían sin mayores inconvenientes. Desde el punto de vista institucional controlaban los tres poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Todo apuntaba a que detrás de eso se llevaría adelante a tambor batiente el plan de reforma constitucional para posibilitar la reelección.

Para frenar los planes oficialistas, la oposición, que soportaba aún un más dramático vacío de liderazgos, apeló a la no comprobada capacidad de convocatoria de un obispo emérito, Fernando Lugo, quien se puso al frente de una reacción ciudadana ante la violación constitucional, con un resultado asombroso.

De una sola vez y para siempre cambió la historia reciente del país, colocando al oficialismo a la defensiva. Es decir, con la masiva marcha del 29 de marzo, en que concurrieron alrededor de 50.000 personas a las plazas del Congreso, se logró un radical cambio en la correlación de fuerzas, pasando el oficialismo a la defensiva. No resultaría fácil impulsar la reelección de Duarte Frutos, por una parte, y un nuevo actor, Fernando Lugo, cubría de manera más que suficiente el vacío de liderazgos en el campo anti-oficialista.

La problemática solamente era compleja en apariencia, ya que en la realidad todo el fondo del momento pasaba por dar respuestas apropiadas a preguntas simples:

1. ¿Por qué Duarte Frutos fue candidato a presidente del Partido Colorado y a la reelección? Porque se carecía de figuras alternativas en el seno de la burocracia partidaria. De no ser él, hubiese ganado Domínguez Dibb y toda la historia sería diferente, pero quedarían desplazados de los círculos del poder los sectores que actualmente conforman el entorno presidencial.

2. ¿Por qué Lugo mostró tanto vigor en la convocatoria del 29 de marzo? Porque la sociedad paraguaya creyó encontrar en él lo que estaba ausente en los demás referentes de oposición: credibilidad y capacidad de conducción de un proceso de cambio.

Esto no era nuevo y como prueba inequívoca de que ya se manejaba desde antes una eventual candidatura de Lugo, basta observar la contratapa de un fascículo sobre el obispo emérito, que publicara el diario Ultima Hora en el 2004, en el marco de la serie de fascículos "Post Stronismo: luces y sombras".

 

CAPÍTULO XIII

LA CONVENCIÓN DEL PARTIDO LIBERAL

Desde que se creara la Concertación Nacional, en agosto del 2006, hasta que se firmara el acuerdo político del 5 de marzo del 2007, el Partido Liberal Radical Auténtico coincidía sobre la necesidad de definir la chapa presidencial de la articulación por medio de una interna a padrón abierto; una amplia consulta popular.

Para quienes cercaban en ese entonces a Fernando Lugo, tal consulta popular resultaba inconveniente e innecesaria. Inconveniente, porque ello sería extremadamente costoso, muy desgastante y sumamente vulnerable ante eventuales manipulaciones. Innecesaria, porque los sondeos indicaban con claridad cuáles eran las preferencias del electorado paraguayo.

No se pudo llegar a un acuerdo sobre esta cuestión puntual, por lo que el Partido Liberal reclamaba el derecho a disputar contra Lugo y contra los demás aspirantes, considerando que ese sería el mecanismo más legítimo. Esto se replicaba con una propuesta simple: "Hagan un sondeo al interior del Partido Liberal y respeten lo que sus bases opinan". Se tenía la seguridad absoluta sobre que el candidato preferido por el electorado liberal era Fernando Lugo.

En el seno del Partido Liberal se habían lanzado dos proyectos presidenciales muy bien definidos: el liderado por Carlos Mateo Balmelli, con el apoyo abierto de la dirigencia oficialista (Blas Llano y aliados), y el liderado por Federico Franco, con el apoyo de sectores muy representativos del liberalismo.

De los dos proyectos, el que con mayor énfasis presionaba por una interna a padrón abierto, por la definición de la chapa por la vía de una disputa electoral, era el encabezado por Carlos Mateo Balmelli, mientras que el sector de Federico Franco se mostraba más abierto a un eventual entendimiento.

Pero el Partido Liberal estaba ante otro problema real: cualquier definición sobre el asunto debía ajustarse a lo acordado con otros partidos y movimientos políticos y sociales al interior de la Concertación Nacional.

Conforme el acuerdo político de marzo, de la Concertación, la propuesta de interna a padrón abierto estaba contemplada, ya que al referirse a la cuestión puntual el acuerdo establecía que la chapa se compondría de la siguiente manera: el primero colocado en la consulta sería el candidato a presidente; el segundo colocado sería candidato a vicepresidente. Además, el acuerdo mencionado establecía un mecanismo de sucesión para los casos de imposibilidad "o inhabilitación" (SIC) del candidato presidencial.

Ambos aspirantes liberales a la presidencia, Carlos Mateo Balmelli y Federico Franco, realizaban giras por diversos puntos del país, recogiendo las inquietudes de los liberales en las bases. Y el reclamo era único, invariable: los dirigentes de base y los afiliados querían mayoritariamente que se acompañe la candidatura presidencial de Fernando Lugo.

La cúpula liberal -y los representantes principales de ambos sectores en pugna- se resistieron a admitir como correcta esa postura de las bases, dándose casos de manifestaciones agresivas de Federico Franco con respecto a Lugo, o de amenazas con "tomar a cintarazos a quienes apoyen a Lugo", como lo hiciera Balmelli.

Las opiniones de los dirigentes, sin embargo, poco o nada pesaban sobre el pensamiento de los dirigentes y activistas de las bases, por lo que inclusive el capricho de la cúpula comenzó a corroer el partido. Muchos simpatizantes, activistas y hasta dirigentes de base buscaron aproximarse a proyectos políticos afines a Fernando Lugo, por quienes se sentían mejor representados.

Es decir, la política oficial del partido, de desafiar al ex obispo a una interna a padrón abierto, de desconocer la clara preferencia que Lugo mantenía sobre los demás contendientes, estaba proyectando un elevado costo, pues el proceso de vaciamiento del Partido Liberal avanzaba a pasos rápidos, estimulado por el capricho de la cúpula partidaria.

En vísperas de la convención, solo para citar algunos ejemplos, en reuniones amplias, con la participación de alrededor de 500 dirigentes y activistas, en San Pedro, el presidente del partido, Blas Llano se vio forzado a escuchar las voces coincidentes de los dirigentes de base en cuanto a que el apoyo electoral en el 2008 sería para Lugo. Carlos Mateo Balmelli, también en mayo del 2007, escuchó en encuentro similar, en la ciudad de Coronel Oviedo, expresiones similares.

Federico Franco mantenía una postura ambigua, pues si bien admitía que Lugo era el candidato con mayor apoyo popular, estaba seguro de que el ex obispo sería impugnado por el oficialismo, por lo que tarde o temprano él u otro sería el candidato.

Carlos Mateo Balmelli, con el apoyo de Llano, se empeñaba por aprobar la definición del conflicto por la vía de una consulta popular.

Un papel central en el cambio de postura que experimentó el oficialismo liberal desempeñó el pre-candidato a gobernador del sector oficialista, José "Pakova" Ledesma, en ese momento intendente de Guayaibi. Dirigente de amplia ascendencia en el departamento de San Pedro, José Ledesma provenía del movimiento laico y era amigo personal de Fernando Lugo.

Cuando Blas Llano le pidió que fuera el candidato a gobernador de San Pedro por el sector oficialista, José Ledesma planteó un debate a fondo sobre el delicado tema de la chapa presidencial y le exhortó a Llano y a Carlos Mateo Balmelli a estar atentos con relación a lo que pensaban los dirigentes de base.

O sea, la pérdida de adherentes a ritmo progresivo y la actuación persuasiva de José "Pakova" Ledesma resultaron claves para promover un cambio de postura al interior del oficialismo liberal.

Hubo un elemento más, a finales de mayo, que aceleró el cambio de postura. A través de dirigentes de la corriente liberal "Sombrero Pirí", con fuerza en varios departamentos, se estaba organizando un encuentro en la localidad de San Pedro, oportunidad en que Lugo compartiría con Federico Franco el palco, en el marco de lo que vendría a ser una suerte de aceptación por parte de Franco del liderazgo preeminente de Lugo.

Antes de que el acto pudiese realizarse, el oficialismo liberal se le adelantó a Franco y en una sesión del Directorio del Partido Liberal se habló por primera vez de manera abierta de una eventual dupla Lugo-PLRA.

Colocadas las cosas de ese modo, la convención del Partido Liberal tomó otro curso, pues si bien el orden del día establecía definir la política a llevar adelante en el seno de la Concertación Nacional, que ya en marzo había establecido un mecanismo para la elección de los candidatos, se habló de que en la asamblea partidaria se debatiría sobre el apoyo o no a la candidatura presidencial de Fernando Lugo.

Para el oficialismo la cuestión era simple: promover la chapa presidencial Lugo-PLRA sobre la base del acuerdo político. Pensaba el oficialismo que no habría problemas en el seno de la Concertación, pues el más puro sentido realista llevaría a todos a admitir que Lugo era el mejor posicionado, por una parte, y que el PLRA, era la mayor estructura partidaria, por otra parte, por tanto con legítimo derecho a definir la vicepresidencia.

Las posiciones se habían invertido en un abrir y cerrar de ojos: el oficialismo pasó a manifestarse partidario de Lugo, mientras que el sector liderado por Federico Franco buscaba apoyarse en las demás fuerzas de la Concertación, presionando por algún tipo de consulta para la definición de la chapa presidencial.

Un poco antes de realizarse la convención liberal, programada para el 17 de junio del 2007, Fernando Lugo había viajado a los Estados Unidos, invitado por compatriotas emigrados. Sin embargo, dejó un mensaje a los liberales, que debía leerse en la convención. El texto del mensaje era el siguiente:

 

CONVENCION DEL PLRA

17 de junio del 2007

Un compromiso asumido con nuestros compatriotas que viven en los Estados Unidos, hizo que me resultase imposible estar con ustedes en esta relevante oportunidad, en que el partido tendrá que definir cuestiones trascendentales que hacen relación con el futuro político paraguayo.

Todo indica que en el Paraguay se vive en vísperas de grandes cambios, que un proceso de transformaciones generalizadas y profundas está en marcha, con fuerza arrolladora, y que el Partido Liberal Radical Auténtico está llamado a jugar un papel central en ese marco.

Estoy convencido, profundamente convencido, de que el partido tendrá la altura y la entereza para orientar sus decisiones en el sentido de apoyar este proceso anhelado por millones de paraguayos postergados, coherente con una línea patriótica, que a lo largo de la historia lo ha puesto ante grandes desafíos como el actual.

Así, cuando la contienda chaqueña, fueron políticos y estadistas del Partido Liberal, precisamente, los que dieron respuestas oportunas y adecuadas a todo lo que implicaba la conflagración. En defensa de la soberanía territorial, por ejemplo, se alzaron las ideas luminosas de Eligio Ayala para la defensa nacional.

Y Eusebio Ayala ingresó a la historia de esta República como el “presidente de la Victoria”, después de que tras largos tres años de enfrentamiento armado, Paraguay reafirmase su hegemonía sobre el extenso territorio chaqueño.

Y corresponde también recordar el maduro y sereno comportamiento patriótico del líder del liberalismo José Patricio Guggiari, quien en plena primavera democrática de 1946, al retornar al país desde el exilio llamó a un gran entendimiento, empeñándose con todas las fuerzas para evitar la fuerte sangría que experimentó el Paraguay en la guerra civil de 1947.

Y corresponde también recordar el coraje de dirigentes liberales como Miguel Angel Martínez Yaryes y Carmen "Coca "Lara Castro, quienes sin temor enfrentaron al autoritarismo y se solidarizaron sin reservas con las luchas emprendidas por centenares de paraguayos durante los duros años 60 y 70 del siglo XX.

Podría mencionar a otras decenas de figuras deslumbrantes del liberalismo paraguayo, como Taboada, Gondra, Schaerer, Benítez y Prieto, o podría apoyarme en el testimonio de vida de centenares de activistas y militantes liberales, muchos de los cuales pagaron con su vida su adhesión a la democracia sin restricciones.

Espero, y estoy convencido de que así será, de que las luces de tan ilustres dirigentes y activistas, estarán presentes en sus deliberaciones, porque ustedes tendrán este día, ante cada uno y todos ustedes, la delicada misión de determinar el paso histórico que dará Paraguay en los años venideros.

El país está literalmente arrasado, con una economía en crisis, con una sociedad severamente golpeada por condiciones de vida adversas, con instituciones políticas precarias y vulnerables, ganadas por la desenfrenada corrupción.

Está en manos de ustedes poner punto final a esta verdadera pesadilla, de manera que en el futuro soluciones y no problemas sean los rasgos que caractericen la inserción del Paraguay en el concierto de las naciones libres.

Está en manos de ustedes dar luz al camino a seguir, pues representan a una de las más poderosas fuerzas políticas y constituyen parte vertebral de la reserva moral de la República. Liberales, todos:

Los exhorto a seguir los pasos firmes de sus honorables antepasados, de manera que el Paraguay del mañana muy cercano pueda ver en ustedes a uno de los factores centrales del cambio por el que claman todos. Les deseo fuerza y mucha lucidez en sus decisiones. Un fraternal y patriótico abrazo para cada uno de ustedes.

Portador del mensaje de Lugo fue Miguel Abdón Saguier, quien le entregó al presidente Blas Llano, para su lectura en el acto.

Un día antes de la convención, el 16 de junio, llegó al país la delegación de convencionales residentes en la Argentina, encabezada por Milciades Ojeda. Los mismos fueron categóricos en cuanto a la posición que traían:

- vinimos para apoyar la candidatura de Fernando Lugo.

El domingo 17 de junio, sobre un total de 1.373 convencionales habilitados, 1.162 participaron de los debates y la votación. La situación planteada a la convención fue simple, pues el presidente del partido, Blas Llano fue portavoz de la propuesta primera, la de proponer a la Concertación la dupla Lugo-PLRA. A esta propuesta se opuso Federico Franco, quien levantó la idea de disputar la indicación presidencial por la vía de una interna a padrón abierto u otro mecanismo.

Los oradores fueron pocos, quienes se dirigieron a los asistentes en medio de muchas dificultades, pues los bandos adversarios se arrojaron de todo: platos de comida, botellas de gaseosas,... Sobre un punto sí se coincidía: el apoyo a Lugo, prácticamente por unanimidad, pero sobre el mecanismo se tuvo que votar.

La votación fue nominal y el resultado final fue de 605 votos a favor de la propuesta Lugo-PLRA, y 554 votos a favor de la disputa.

Por primera vez, en toda su historia, el Partido Liberal desistía de presentar un candidato propio y se avenía a respaldar la candidatura de un extraño al partido.

La convención autorizó al Directorio a negociar con la Concertación los términos del acuerdo, pero finalmente se integró una comisión especial presidida por Blas Llano y acompañado por los pre-candidatos. En síntesis y en concreto, el Partido Liberal había renunciado a la posibilidad de presentar un candidato presidencial, pero reclamaba para sí la vicepresidencia.

La reacción de las demás fuerzas que integraban la Concertación Nacional no fue uniforme, pues mientras algunos valoraron el renunciamiento "histórico" hecho por los liberales, otros tempranamente se percataron de que la determinación sería fuente de nuevos y graves conflictos.

Para Fernando Lugo, el camino a la presidencia se ensanchaba; había logrado torcer la voluntad de los representantes de la segunda fuerza política del país.

 

CAPÍTULO XX

EL PARAGUAY DESPUÉS DE LAS ELECCIONES

¿Hacia dónde va Paraguay, en definitiva? No es fácil de predecir. Las alternativas son varias, más de las que se expresan en el documento que se reproduce, que se presentó a finales de febrero en un círculo de reflexión abierto y pluralista, donde colorados, liberales, marxistas, socialcristianos e independientes debatían sobre temas de interés nacional.

Se diseñaron dos grandes escenarios posibles, con sus respectivas variantes, no precisamente porque se pensara que Blanca Ovelar - Carlos María Santacruz pudiera llegar, sino porque no habría que descartar por completo tal eventualidad, sobre todo debido a la falta de escrúpulos de los que administran el proyecto oficialista.

Se coincidió en desestimar la posibilidad de un triunfo de Lino Oviedo, pues el proyecto del ex general tiene techo bajo. Estas reflexiones, que podrían haberse ampliado y profundizado, constituyen un marco general dentro del cual estaría moviéndose el país en los años venideros.

Nada tiene de asustador, pero habrá que coincidir sobre que el futuro comprende amenazas y oportunidades. De la comprensión de la problemática y de la presión social que se ejerza en consecuencia dependerá el futuro del país.

 

POSIBLES ESCENARIOS

DESPUES DE LAS ELECCIONES DEL 2008

 

ALTERNATIVA 1: TRIUNFO OFICIALISTA

Un triunfo de Blanca Ovelar-Carlos María Santacruz puede llevar a una de tres situaciones:

Primera:Continuidad del oficialismo como fuerza hegemónica, con tendencia a consolidarse, con perspectivas negras para todo el país, porque implicará la postergación de la ciudadanía en todas las esferas: política, económica y social. Esta variante solamente tiene viabilidad en el caso en que se dé una holgada victoria electoral oficialista, con o sin fraude.

Segunda:Instalación de un severo problema de gobernabilidad, con tendencia al progresivo debilitamiento del bloque oficialista hegemónico. Esto se puede presentar en el caso en que el oficialismo se imponga por un margen muy ajustado y que la oposición consiga en el Congreso una clara mayoría, con lo que poseería una capacidad de presión muy grande.

Tercera:Articulación del Oficialismo con UNACE para gestionar, lo que podría permitir dos cuestiones claves: mayor nivel de legitimidad política, y control del Congreso Nacional.

Esta variante es de alta posibilidad de concreción, que hay fundadas sospechas sobre entendimientos previos entre Oviedo y Duarte Frutos.

 

ALTERNATIVA 2: TRIUNFO OPOSITOR

Una victoria de Fernando Lugo-Federico Franco puede llevar a una de tres situaciones:

Primera:Instalación de un clima de franca inestabilidad social, al asumir características explosivas algunas de las contradicciones sociales que en la actualidad se expresan de manera limitada. La sociedad paraguaya soporta críticos conflictos en diversos sectores: tierra, vivienda, empleo, violencia urbana,  que podrían derivar en caóticos pasajes si sectores radicales ven en el cambio la oportunidad de expresarse con fuerza.

Segunda:Inicio de un crítico proceso de ruptura política con el pasado, por la vía de un entero desplazamiento del Partido Colorado del gobierno, sobre la base de un claro triunfo opositor, combinado con el predominio en el seno del nuevo bloque hegemónico de posturas intolerantes y revanchistas. Tanto en el Partido Liberal, principal fuerza de la Alianza, como en los sectores de izquierda predominan la intolerancia y el revanchismo.

Tercera:Instalación de una transición moderada y gradual hacia la profundización de la democracia en el país, sobre la base de un cierto entendimiento con sectores importantes del Partido Colorado en el manejo gubernamental. Las bases de esta transición apostarían a tres objetivos concretos y viables: despojar al Partido Colorado de su rol dominante (1), impulsar la modernización del país en todas las esferas (2) y reducir drásticamente los niveles de corrupción (3).

LAS ÚLTIMAS ENCUESTAS : Conforme los resultados de las últimas encuestas realizadas, Lugo-Franco mantienen un claro liderazgo en cuanto a intención de voto:

CANDIDATOS   TAKA                 CAPLI                 EE UU

Lugo                     31                         48                     41, 5

Ovelar                   25                         34                    27, 2

Oviedo                  17                         17                    20, 5

Fadul                     __                        0,7                      3

Se está a dos meses y medio de la realización de las elecciones generales y 60 días antes del 20 de abril se abrirá formalmente el período proselitista, que necesariamente tendrá algún tipo de impacto sobre el perfil de los candidatos. Se podrá mantener la actual relación (1), modificar parcialmente la misma (2) o modificar totalmente la relación (3).

Hay fundadas razones para suponer que Lugo estará en el centro de una "campaña negativa ", de destrucción de su imagen, que puede resultar o no lesiva para sus intereses.

Pero si la "campaña negativa " tiene bajo o débil impacto, ya sea por la debilidad de la "campaña negativa " en sí o por la respuesta apropiada de la Alianza, Lugo tendrá como único desafío para triunfar traducir su elevada intención de voto en voto.

EL "FACTOR OVIEDO"

Lino César Oviedo fue puesto en libertad con varios fines políticos:

- para dividir a la oposición, propiciando por tanto su debilitamiento,

- para cooperar en el triunfo oficialista en las internas coloradas, y

- eventualmente para articularse con el gobierno para favorecer la gobernabilidad.

Con ascendencia relevante sobre el electorado -alrededor de 20%-, presenta "techo bajo", lo que deriva del alto índice de rechazo que genera en vastos sectores de la sociedad. Sin embargo, todo indica que seguirá siendo un árbitro en el futuro inmediato y como "botón" apenas se presenta una hipótesis: En el caso de un triunfo de Lugo, es probable que se articule con los parlamentarios colorados en el Congreso para promover un juicio político.

EL PAPEL DE LOS COLORADOS EN UN EVENTUAL PROCESO DE CAMBIO

El Partido Colorado posee una fuerza inmensa:

- tiene un fuerte arrastre de masas,

- tiene extendida influencia en las Fuerzas Armadas,

- cuenta con el apoyo abierto de poderosos empresarios.

Fuerza popular Fuerza militar Fuerza económica confluyen para otorgar al Partido Colorado una inmensa fuerza política

Otros factores a considerar

1. NIVEL DE PARTICIPACIÓN ELECTORAL

Se tiene la percepción de que en la próxima elección general se tendrá como elemento novedoso y relevante una alta participación del electorado: 70% o más. Si esto se confirma el día 20 de abril, se estará ante una situación digna de analizar, pues reflejará en última instancia un estímulo poderoso de participación.

Es de interés manifiesto del Partido Colorado que se dé una escasa participación, de cómo máximo 60%, lo que lo favorecerá por varios motivos:

- porque su "voto duro" es amplio, de alrededor del 35% sobre un total de 60%,

- porque el sector electoral "difícil de controlar" será menor,

- porque el esfuerzo del aparato (Sobre todo material) para imponerse será menor, y

- porque el adversario principal tendrá menores posibilidades de llegar.

La alta participación electoral favorece en particular a Lugo. La cuestión es simple: Para la Alianza cuando mayor sea el caudal de electores, mejor

2. CONTROL DEL CONGRESO NACIONAL

El Poder Legislativo es el otro sector en disputa, que tendrá un peso importante en el esfuerzo de los diversos proyectos en carrera. No en una simple "lucha por el zoquete ", interpretación reduccionista extrema a la que suele apelar con fines poco sanos parte de la prensa.

Con poderes inmensos, el Congreso puede, por ejemplo, destituir a un presidente por la vía de un juicio político; o imposibilitar el normal desarrollo de las actividades administrativas con una ligera mayoría; o instalar crisis puntuales o generales, con mayoría simple.

La composición del Congreso tendrá redoblada importancia en este período, pues de ganar Lugo, por ejemplo, se apostará a utilizar al Congreso como factor desestabilizante; y a la inversa, si gana Blanca Ovelar, la oposición apostará a desestabilizar al gobierno por medio del Congreso.

Habrá que tener en cuenta que la bancada oficialista tendrá condiciones privilegiadas para cerrar un acuerdo con la bancada de UNACE.

CONCLUSIÓN

Se está ante un juego político de alta complejidad; que incluye oportunidades y amenazas para todos los sectores. Dependiendo de la resolución satisfactoria de determinadas cuestiones claves, las oportunidades para la ciudadanía se impondrán ante los factores que representan amenazas.

 

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