BREVE REFLEXIÓN SOBRE LA EDUCACIÓN PÚBLICA

Ensayo de LINO TRINIDAD SANABRIA

Afirmaba recientemente, en un artículo anterior, que es notable cómo los políticos usan el tema de la educación para ensayar promesas rimbombantes de gobierno en épocas electorales. Ahora que terminaron las elecciones y los ganadores ya fueron proclamados, ¿se puede pensar que algún equipo técnico de los triunfadores está trabajando ya para poner en movimiento algún  cambio en nuestra política educativa?. Ojalá que se dé así, aunque todo lo que hemos escuchado de los políticos sobre la educación pública, fue pura demagogia. Todos dijeron y repitieron que la educación es prioritaria, que ella debe ser de calidad, que debe incluirle a todos; pero no hemos escuchado ningún programa de gobierno que implique algún cambio en nuestra política educativa. Sin embargo, puede ser, porque la esperanza no enmohece (angarõ nahavẽi). Eso sí, resulta chocante que la utilización de la demagogia en un tema tan sensible como es la educación pública, no es solamente de los políticos, sino que también de los actores. Las propias gentes del Ministerio de Educación y Cultura han dicho que estamos avanzando en la educación porque ahora tenemos mayor cantidad de niños matriculados que en el año anterior o que la educación avanza porque ha aumentado la inversión en ella. Es muy fácil entender que estos elementos no son indicativos de que la educación avanza en el sentido de mejorar la calidad educativa. El primer elemento, por ejemplo, es una burda demagogia y el segundo, aumento de la inversión, podría constituir un indicativo que la educación avanza, siempre que se trate de buena inversión y esto habría que ver. En definitiva, nosotros diríamos que la educación avanza o va mejorando la calidad educativa, si se dan estos hechos; o algunos de ellos, cuando menos:

1º) Que empiece a bajar el índice alarmante de la deserción escolar, en la etapa primaria, que se registra especialmente en el interior del país;

2º) Que vaya en aumento el porcentaje de niños que concluyen su formación escolar básica porque tenemos datos estadísticos lamentables en este sentido;

3º) Que disminuya cada año el porcentaje de niños que, encontrándose en edad escolar, no están en la escuela (es la llamada universalización del acceso a la educación). Los niños en edad escolar deben estar en la Escuela. No hay pretexto válido para que no sea así;

4º) Que no estemos leyendo año tras año los datos estadísticos lamentables publicados por la PREAL (Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina y el Caribe), que dice en su último informe que en Paraguay no llegan a la mitad los estudiantes que concluyen la primera etapa de sus estudios (1º al 9º grado). Son datos creíbles;

5º) Que se supere ya el problema que dice que solamente 3 de cada 10 niños que ingresaron al 1º grado en el año 1999, completaron los 12 años de educación formal en el 2010 (también datos de la PREAL);

6º) Que ya pare de multiplicarse año tras año la cantidad de jóvenes analfabetos funcionales que llegan al nivel universitario sin poder obtener un aprovechamiento óptimo del inmenso sacrificio que tienen que hacer para seguir estudiando.

Podemos continuar enumerando hechos que nos autoricen proclamar, sin demagogia, que LA EDUCACIÓN AVANZA., pero es necesario abarcar otros aspectos de nuestra política educativa que realmente necesitan cambios y los iremos abordando en nuestras próximas entregas.

Asunción, 17 de mayo de 2013.

                                                                                                                               Lino Trinidad Sanabria

                                                linotrinidad34@hotmail.com

                                               Colaborador de “Juntos por la Educación”

Publicado en el Diario La Nación el 21 de Mayo del 2.013

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