PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
MANUEL ORTIZ GUERRERO (+)

  POESÍAS DE MANUEL ORTIZ GUERRERO (1899-1933)


POESÍAS DE MANUEL ORTIZ GUERRERO (1899-1933)

POESÍAS DE MANUEL ORTIZ GUERRERO (1899-1933)

 

 

MANUEL ORTIZ GUERRERO : Si es verdad lo que decía Castelar, que "la palabra es la luz que de sí despide el alma", ¡cuántas luces querríamos despedir de nuestra alma, para que las mismas -a manera de una lámpara votiva, o una antorcha luminosa- iluminen con la claridad del mediodía, la figura relevante y estatuaria de este príncipe de la lira paraguaya, cuyo melodioso acento, nos recuerda de Gonçalves Días y Castro Alves, del Brasil; Olegario Víctor Andrade, Lugones, Guido Spano y Storni, de la Argentina; Juan Zorrilla de San Martín, Dalmira Agustini y Juana de Ibarbourou, del Uruguay; María Bonval y Gabriela Mistral, de Chile; Rubén Darío y Argüello, de Nicaragua; y así, sucesivamente.

El lirismo de Ortiz Guerrero, se advierte en cualquiera de sus obras poéticas, de las cuales citaremos unos pocos poemas, como ejemplo, empezando de LOCA, el más ponderado y recitado; luego ROGACIÓN, premiado en los Juegos Florales de Posadas (Misiones), República Argentina, el 12 de octubre de 1925; después, CHAMORRO (El maestro falta a clase), escrito con motivo de la muerte del celebrado gramático y poeta; por último, A JUAN ZORRILLA DE SAN MARTIN, a raíz de la visita al Paraguay de este gran poeta uruguayo, autor de TABARE, que también fue premiado por la Comisión de Homenajes, que organizó el certamen de los juegos florales respectivos.

Mil cosas más y halagos podríamos decir acerca de nuestro poeta, sobre todo, referente a la belleza y nobleza de su alma; pero, como la misión de esta ficha biográfica es tocar el principio y el fin de su vida, diremos que Ortiz Guerrero, vio la luz en YBAROTY, mimoso y mentado barrio de la Villa Rica del Espíritu Santo, en el año 1899; y, como al nacer él, dejara de existir su madre (la Susana, la que "tenía la elegancia del bambú"), fue recogido y criado por su abuela paterna doña Florencia Ortiz, que vivió hasta su muerte en el bulevar Ayolas de dicha capital guaireña. Ortiz Guerrero dejó de existir el 8 de mayo de 1933, en un lugar cercano a San Lorenzo, denominado TAYASU APE.

Sus restos fueron trasladados recientemente de Asunción a su Villa Rica natal, al cumplirse medio siglo de su fallecimiento.

Cabe afirmar, que Manuel Ortiz Guerrero es el poeta popular, por excelencia. Vive en el recuerdo, en los labios y en el corazón del pueblo paraguayo, y está simbolizado en esa hermosa letra suya INDIA, que vuela por todo el mundo, en alas de la dulce guarania creada por el más genial de los compositores paraguayos, José Asunción Flores.

El pueblo paraguayo los tiene in mente a Ortiz Guerrero y Flores, por el fabuloso legado de su arte lírico. Y vale la pena que alguna vez, llegada la hora de la justicia y de la gratitud, se les erija un monumento, en que figure uno al lado del otro, por la hermandad de sus espíritus, como se hiciera en España con los hermanos Joaquín y Serafín Alvarez Quintero, y que sea allá en su Villa Rica del Espíritu Santo, donde ambos, tantas veces contemplaron el embrujado manto azul del YBYTYRUZU, flameante en el cielo guaireño. Esto sería el máximo homenaje, que ambos se merecen, por lo que fueron y dejaron para nuestra Patria, en aras de la cultura nacional.



SUSANA

 

(A mi madre)

 

Cuando niño, me han dicho que tenía

Mi madre la elegancia del bambú

Regalando frescura y melodía. . .


Yo jamás conocí la madre mía

Qué habrá sido inefable como tú.


Desdichada de amor, ella habría sido

Azulada torcaza de ITAYBÚ

Que con pajas de olor me tejió el nido.


Y. . . se murió de sed cuando he nacido.


Susana se llamaba como tú.


Los ojos de un azul inigualado,

Tajadita la boca de URUCÚ,

El cabello en resol, todo rizado . . .


Yo nunca a mi mamá, nunca he mirado,

Quién sabe ... si ... quién sabe no eras tú.


La ilusión, con piedad siempre infinita.


Le dio a mi desnudez chal de tisú ...


Yo no aprendí a decir: "papá" "mamita",

¡Y hoy mi madre en tus ojos resucita!

¡Te reconoce el alma! ¡Tú eres tú!

Huerfanito de luz, ciego del arte

Me dio miedo el gemir de URUTAÚ.


¡Tuve miedo de noche al no encontrarte!

Mamá: mi corazón se parte,

Cántame el arrorró que sabes tú".

(1931)



ROGACIÓN (1)

 

Eterna Esperanza todopoderosa,

Madre del Ensueño, del Dolor esposa,

Tutora inefable de los mutilados y ciegos de amor;

Perpetua abogada de los afligidos,

Las tristes princesas, las rosas, los nidos

Que en esta cruzada de vida y de sueño te claman favor.


Nos, los tus ahijados, madrina Esperanza,

Tañemos la grata lira en tu alabanza:

Ceñidas las frentes de espinas y rosas, bendecímoste.


Y gloria a ti sea durante que exista

Un beso en el mundo, un lirio, un artista,

Que lleve en el alma como un solitario diamante, la fe.


Naciste en la cuna del hombre, Señora,

Y siempre aliviaste sus hambres de aurora.;

Tú diste a las aguas del Ganges sagrado tu azul bendición;


Por ti florecieron Bagdad, Babilonia

Y Nínive y Tiro, también Macedonia,

Y Menfis, la ilustre, la Tebas radiante, la altiva Sión.


Tus trenzas celestes mojaste en el Indo,

Besaron tus sienes olivos del Pindo,

Las palmas de Egipto, los mirtos del Asia, de Epiro el laurel;


Remaste cantando con los argonautas,

Al son jubiloso de liras y flautas,

Y, Cólquida siempre, las manos de Fidias llevaste al cincel.


Cuando discutían los sabios de Atenas,

De túnicas largas, sedosas melenas

Y lenguas floridas con ellos Tú estabas bajo el Partenón:


A Homero, el divino señor de las griegas

Cigarras de oro, vendaste las ciegas

Pupilas y entonces, de siglo a otro siglo voló su canción.


Posaste en el Lacio donde, de topacio,

Zafiro y diamantes tuviste un palacio,

Que alzaran tus novios Virgilio y Horacio y Ovidio Inmortal.


Temblaste en Pompeya de horror al estrago,

En Roma venciste, lloraste en Cartago;

¡Tú viste las flores enormes y extrañas del bien y del mal!


Del Puerto de Palos de histórica arena,

Soplaste tres velas, de largas antenas

Que invictas llevara por sobre los mares tu nuevo Jalón:

Tú misma una tarde mostraste el señuelo

De blancas gaviotas marinas en vuelo ...

¡Y fue un nuevo Mundo, la aurora siguiente, que diste a Colón!


Perpetuo celaje de la lontananza,

Aquí renovaste, Señora Esperanza,

La Cólquide tuya, tu Hespérides misma, gracias tu virtud.

Tuviste, "Eldorado" que el sueño arrebata,

Tu "Sierra de Oro", tu "Río de la Plata";

Con Ponce tuviste la "Fuente imposible de la Juventud".


Por ti una danzante legión de quimeras

Se va por el mundo tras de tus banderas

Regando el efluvio de las primaveras por sobre el erial;

Por ti se padece, por ti se combate,

Se llora y se canta, se sueña y se late:

¡Por ti estos capullos de rimas, en fresco manojo floral!


Invicta eres, Fénix de sonambulismos,

Triunfante apareces sobre los abismos,

Igual que la luna, te levantas ... creces ... hostia de ilusión,

Y como la luna también, languideces ...

Te adelgazas ... ¡mueres! ... ¡si mueres cien veces!

¡Las cien, y mil veces! Siempre resucitas en el corazón.


Pues bien, Esperanza, todopoderosa,

Madre, del Ensueño, del Dolor esposa:

Rodando en el río de las multitudes que vienen a ti,

Oscuro trovero de amor también llego,

Las vívidas brasas del verso y del ruego,

Señora, en los labios ... No vengo a pedirte favor para mí.


Si todo he perdido, nada desespero.

Fue allá en un recodo del grato sendero,

Clavóme su acero feroz Infortunio, Señora, a traición:

Torpe bandolero, rompió mi florero


De lirios celestes ... ¡Robóme el lucero!

No tengo ya nada sino esta bandurria de trémulo son.


Que a mí me taladren la peste y duda,

Y aunque acribillado viva sin tu ayuda,

No importa, no importa con tal de que alcancen otros tu merced;

Bendita Esperanza: yo vengo a implorarte


Por los que en el vasto Sahara del Arte,

Cargado de ensueños y exhaustos de fuerzas, se mueren de sed;

Por los cincelistas fogosos y raros

Que un día iniciaron la marcha hacia Paros,

Y desatinados vagan para siempre por el Boulevard:

Las brochas cargadas de un cárdeno intenso,

Y van por seis lustros que esperan el lienzo,

El lienzo inefable que nunca, ya nunca podrán realizar:


Por el nocheriego violín que desate

Su lluvia de perlas en la serenata

Cuando tartamudo sus versos de oro recita el flautín;

Por los que vertieron su acíbar secreto

En el venenoso panal de un cuarteto,

Dejándonos toda su herencia divina de sueño y de esplín.


No es cierto, Señora, que en el mundo ha muerto.

Tu luz, ni tu canto, no es cierto, no es cierto.

Ceñidas las frentes de espinas y rosas bendecímoste.

Y gloria a ti sea durante que exista

Un beso en el mundo, un lirio, un artista

Que lleve en el alma como un solitario diamante, la fe.

(1). Premiada en los "Juegos Florales", de Posadas (Misiones),

República Argentina; el 12 de octubre de 1925.



 

CANCIÓN DE ENSUEÑO

 

El verso puro de fragancia suave

Con un desmayo sensual me gusta;

Mezclo en mi canto la canción del ave

Con la del bosque de cadencia augusta.


De noche en mi jardín, hace retreta

Parlero surtidor, perlas en fiesta,

Y el nardo y el jazmín y la violeta

Preludian, muda, una olorosa orquesta.


En mi ventana abierta junto al cielo

Y llena de un azul de lontananza,

Vienen querubes a cantar, en vuelo,

Una inmortal canción a la esperanza.


Algún fracaso de mi buena suerte

Bendigo por el bien; nunca me asusta;

Que el beso frío de la misma muerte

Halle en mis labios la canción robusta.


Seda de ensueño que bordé, de viaje

Por el imperio azul de la quimera,

Son mis estrofas; se dijera: encaje

De tibios besos en mi primavera.


La flor sangrante del, martirio llevo

Puesta en mi ojal sobre mi pecho izquierdo,

Y así, soñando con un canto nuevo,

Entre la espesa multitud me pierdo.


Canta la abeja en el vergel florido

Empapada de miel y polen tibio;

Yo que soy del dolor fatal ungido

Hallo en la estrofa mi mayor alivio.


Bajo mis sauces de canción doliente

Vive una virgen beatitud pagana;

El mundo necio, la creerá serpiente,

Una serpiente de cabeza humana.


Ebria gaviota sobre el mar en vuelo

Sobre París y sobre Grecia avanza

Audaz v lírica, esa es mi anhelo:

Loca gaviota que a la mar se lanza!


La frente al sol y con la herida al viento

Paso cantando indiferente al premio,

Vive en mis labios, con mi propio aliento

La rubia estrofa de un marqués bohemio.


No matarán las nieves tantas flores

¿Que ha alimentado la locura mía?

Y mis vigilias, como mis dolores,

¿Daranme tiempo y sueños todavía?


Mi juventud parece que ya mengua

Y aún duerme intacta la secreta lira,

La palabra inmortal calla la lengua

Y atrás la noche contra mí conspira.


Lento maduran del ideal los frutos

¡Hombro mío: tu cruz carga y soporta!

Que en el dolor son vastos los minutos

Y para el bien, la vida siempre es corta.


Ignoro el metro y la cadencia loca

Para la estrofa melodiosa y trunca

Que hay en mi boca y morirá en mi boca

Porque su ritmo no he de hallar ya nunca.


Porque no tenga mi canción acento

No espere el mundo que me desespere,

A impulsos de alas viajaré en el viento

Y he de ser cisne que cantando muere ...


 


RAIDA POTÏ


Rumbo a la espesura, donde la fontana

Late en el silencio como un alma humana

Que padece a solas inconfeso mal;

Donde, la insinuante voz de la torcaza

La húmeda tristeza de la tarde pasa

Cual si fuera un largo lírico puñal.


          -La fuente es la fresca sangre de la tierra

          Que baja del áurea vena de la sierra

          Y llora escondida detrás de un zarzal;

          Es fuente una limpia, sonora hemorragia

          De música y sueños, de perlas y magia

          Que sangra con una paciencia eternal.-


Sobre el raso verde de fragantes pastos,

Propio para blancos corderitos castos

Que fueran de viejos magos guaraní,

Como una escapada ninfa tentadora

Con sus pies, de lirio húmedo de aurora,

Corre hacia la fuente la "RAÍDA POTÏ".


          En campos de luna dos negros anfibios

          Flagelan sus hombros de mármoles tibios

          Dos trenzas, más negras que antenas del mal,

          Y hay en su peineta piedras incrustadas,

          Como parpadeantes pupilas aguadas

          De estrellas enfermas, en noche otoñal.


Sus dedos de rosa, que oprimen anillos

Que fueran de Persia cuajados de brillo,

Destilan doradas gotas de "EIRETÉ";

Sus pies, transparentes como alas de sueño,

Podrán, sobre el hilo de un verso guaireño,

Llegar a la luna, viajeros de fe.


          Dos conos de nieve, de jazmín y lino,

          Cúpulas labradas de témpano andino,

          Colinas de armiño, luceros "REÑÓI",

          Semejan sus senos de suave opulencia,

          Que van titilando como con cadencia

          Bajo los encajes del níveo "TYPOI".


Azucena humana, más blanca que plumas

De paloma blanca; con temblor de espumas

Su cuerpo prestigia tenue ÑANDUTÍ;

Rival de la noche por sus negros ojos,

Del clavel de España por sus labios rojos ...

Pasa y queda el viento "JHYA-CUÄ BÚ-REÍ".


          ¿Dónde va la ninfa? Temo la roben

          Los gnomos del bosque; ¿no estará algún joven

          Sátiro, emboscado tras del matorral?

          Será que la virgen no tiene sospecha

          Que haya una serpiente que espera y acecha

          Dentro del secreto del tembladeral?


Bajo sus guayabos de suave fragancia

No vendrán a amarla los grandes de Francia?

¿Qué manos labriegas han de destrenzar

Esa cabellera negra cual la envidia?

Y si el amor mata de sutil perfidia

También esos ojos tendrán que llorar?


          Cual paje obediente pagado en sonrisas,

          Le tiende la hamaca movida por brisas

          Bajo de los frescos naranjos en flor?

          Junto a su ventana, qué amante guitarra

          El alma sonora de un canto desgarra,

          En manos de un dulce trovero de amor?


¿Un artista joven no vendrá algún día,

Tejedor de aromas, trinos Y armonía,

Para ver la criolla reina sin rival

Habladora en lengua de esparcido ungüento,

Con rumor al suave secreteo del viento

Que va suspirando bajo del rosal?


          Va con el nervioso ritmar de la ola.

          Al viento la rauda mantilla española

          Que cubre su espalda de limpio marfil;

          Rumbo a la fontana que en la tarde llora,

          Con sus pies, de lirio húmedo de aurora, Pasa ...

          sobre el césped la "RAIDA POTÏ".



LA GUITARRA DEL DESENGAÑO

 

Solloza la prima

y el bordón rezonga,

dúo en cada rima

la morena ponga

y el trovero gima

la cruel milonga:

"tu buena

garganta

me encanta

morena;

me llena

de pena

serena

tu trino

de ave

divino,

suave,

q'canta

la "loca"

y encanta

tu boca;

dúo en cada rima

la de roja boca ponga,

que solloza de pena la prima,

q'ronca de llanto la sexta rezonga

y el dulce trovero canta la milonga

de la loca desnuda y doliente

la que de fiebre y delirio

quiere la esplendente

estrella, sea lirio

para prenderla a su frente;

Dúo ponga la boca escarlata

que dentro de la guitarra sensitiva

llora y canta a solas, de añoranza una cautiva

princesa de otros tiempos, a quien de a poco el amor mata

en las noches de luna, cuando, con una ciencia grata

las cuerdas doloridas el trovero desgarra ...

Pero, ¿qué pasa a la guitarra sensitiva?

De súbito, una voz blasfema al ignoto

y dice: aparta de la guitarra

tu boca, morena, ¡aparta!

de dolor se ha roto

la cuarta.



 

SU BOCA

 

Moscatel en racimo que encontró mi apetencia:

Diviniza mis labios su inefable merced;

Mi sandía escarlata de madura excelencia

Que el verano codicia: cántaro de mi sed ...


Limosna de mi fiebre, mi pozo de frescura,

En donde se zambulle desnuda mi ansiedad;

Fuente de los milagros que me lava y me cura

Mi perpetua locura de voluptuosidad.


Camarín purpurado, gruta de terciopelo,

Donde mora su lengua, mi júbilo en panal,

Mi penuria en azúcar. ¡Oh rojo caramelo!

¡Que chupo, chupo en sueños, golosina eternal! . . .


Contagióle el tramonto su sangrienta agonía,

Y en cien noches de besos no acabó de sangrar:

Y después de diez años ¡derrama todavía

En mi boca el almíbar con que puedo cantar!...



JAMÁS

 

Princesa de ojos negros con un fulgor de acero

que en mi cielo custodias una estrella de fe:

me aguardarás tres meses, un año, un siglo entero,

¡eternamente! En vano, que ya no volveré.


¿Recuerdas la partida del pálido viajero,

con el morral de ensueños, que para siempre fue?

Moría el blanco cirio del último lucero

de aquella azul mañana que nunca olvidaré.


Era el último instante de aquellos dulces días,

de nuestros caros sueños ... Albina: no sabías

     que sin volver a vernos, "por siempre" cerrarás


aquellos ojos negros con un fulgor de acero,

que has clavado en el alma del pálido viajero

que partió una mañana para no volver más.




DELIRIO DE PIZZICATOS

 

          Serenata grata,

          Mi verso perverso

Preludia en tu puerta ¡Despierta mi amor!

          El encanto canto

          De la bella estrella

Que con su luz baña tu pestaña en flor.


          A la rosa hermosa

         Tu mejilla humilla,

Que no habrá cual ella bella en el jardín;

          Que linda la guinda

          De tu boca loca

¡Para golosina, divina y carmín!


          Si ríes, deslíes

          Perlada cascada

Y oloroso ungüento, al viento al pasar;

          Tesoro sonoro:

          ¡Tu risa! la brisa

Lleva en serpentina fina., sin cesar.


          En su canto un tanto

          Delira la lira

Por darte su ignota nota mi sentir.

          ¡Despierta! En tu puerta

          Clama quien te ama.

¡Sellada, esculpida vida, tu vivir!


          Piensa tu inmensa

          Pupila tranquila,

En un país vago de halago y canción.

         Y sigue, persigue

         Vuelo de un anhelo

Tu vista serena, llena de ilusión.


          Tu pecho se ha hecho

          Con pomas de aromas:

¡Oh, las dos manzanas sanas del amor!

          Escultura pura,

          Norma de la forma:

¡Tu cuerpo! Armoniosa rosa blanca en flor.


          La llave suave

          Que abra a palabra

Tu portón prohibido, pido que me des;

          Que entre y encuentre

          Reposo, alborozo;

Que a probar tu uva ... me suba después.


          Tu parra, se amarra

          Con lazos de abrazos,

Maduros racimos de mimos, ¡tu ardor!

          El vino divino

          ¡De tu viña, niña!

¡Es más que la muerte fuerte de sabor!



 

EL PIANO

 

En una caja enorme, de un ébano pulido,

Para que su amorosa locura tenga fin,

Sus padres la encerraron, del novio dolorido,

La virgen del Danubio que enloqueció en el Rhin.


El novio ha perforado la cárcel y ha podido

Hablarle, en una clave pulsada, de su esplín,

Y. . . ella, desde adentro, ¡llorando ha respondido! . . .

(Fue ésta la cautiva que subyugó a Chopin.)


De aquella triste caja de corazón humano

Copióse el primitivo modelo del piano

Que el mundo hoy multiplica como una devoción.


Para evocar los ecos de la infeliz cautiva,

¡Apenas! Si es bastante como una ofrenda viva,

Que el atril, clavado., sangre tu corazón.




JOVITA HA MUERTO

... Por la calle quieta bajo un cielo sin manchas y un lánguido sol de junio, lentamente, un espléndido cortejo pasa. En las frentes desnudas hay un reflejo de tristeza rara. Limpios caballeros trajeados de negro, portan a pulso un fúnebre cajón. Los rostros van muy pálidos y las pestañas húmedas, brilla la mañana clara saturada de perfume. Paso a paso el cortejo se encamina como sobre terciopelo, sin ruido, y hasta los pasos parecen meditar. Los cuerpos se inclinan como si llevaran un invisible fardo, tal vez de dolor o de ternura, o como si los corazones, cargados de sentimiento, pesaran demasiado, obligando a caminar en silencio, con el cuerpo inclinado y muy despacio ... La enorme comitiva pasa por la calle quieta, lentamente, en la mañana pálida a manera de una profunda visión, bajo el sol rubio y lánguido.

Marqueses jóvenes de negras corbatas, ¿qué sufrís, que vais tan callados, tan tristes? Bellos estudiantes, ¿adónde vais? ¡Vuestros rostros están desolados y vuestras pupilas no tienen consuelo! Y en ese cajón, que tan tímidos tocáis, con sagrada unción, decidme, mis amigos, ¿qué lleváis? Tan delicada es vuestra carga, marqueses, que camináis tan lentos y tan pensativos?

-“¡Sí, sonámbulo de silueta extravagante, sí, sufrimos grandemente y en este cajón ... En este cajón llevamos una muerta azucena, que la tormenta ajó. Todo este gran cortejo aún respira su perfume, insigne flor morena del nervio y del amor! En el cajón se encierra, el cadáver azul de una joven estrella que quiso sepultura para ser más divina; es el fragante féretro de aquella princesita a quien las blancas hadas llamaban Jovita".

Marqueses amigos de negras corbatas y estudiantes dignos: pisad más despacio, caminad más lento que Jovita duerme, que Jovita ha muerto.

En la gran jaula del mundo era un ave la joven que quiso volar, que quiso ser suspiro. Y no tuvo puerta por donde escaparse el ave por amplia que la tierra fuese y por más vasto que el cielo sea.

-¡Oh la jaula satánica que no tiene salida cuando el ave buena medita una fuga! ¡Oh, la puerta secreta que el misterio custodia y que ni sospechamos dónde y cuándo se abrirá! -Ella ha sido un ave de ojos de diamante y alma de gaviota en la jaula enorme y sellada.

La Jovita cuyos ojos cantados por un pálido poeta "que desvanecieran sombras del destino como si la Diosa del amor mirara", tuvo el arranque de improvisar un agujero por donde se escape la vida. Asomó los labios redondos de la boca de un revólver sobre su frente. Se oyó un estampido ahogado. Era el ruido de un beso formidable, un beso de plomo que el Destino puso sobre su sien, beso saturado de misterio y de desconsuelo. Por aquel agujero se escapó la Jovita adorada, y al volar aquella dulce tarde de junio, salpicó la pared con un tibio pedazo de cerebro y de alma.

La crisálida se volvió mariposa. Sus restos acompañáis. El sol de la mañana se detiene un instante para verla bajar al punto donde convergen todas las actividades para descansar un instante y a donde nos empujan las profundas injurias del tiempo.

Salid de la necrópolis uno a uno. Pisad más despacio, caminad más lento, que la Jovita duerme, que la Jovita ha muerto.

El sonámbulo de silueta extravagante se descubre y murmura al oído de la muerta: blanda la tierra te sea.


CON, “JOVITA HA MUERTO”, QUEDA DEMOSTRADO, QUE ORTIZ GUERRERO, ERA TAN BUEN PROSISTA COMO VERSIFICADOR.

 

 

 

Fuente: EL PARMASO GUAIREÑO

Obra de ROMUALDO ALARCÓN MARTÍNEZ

Ediciones INTENTO.

Asunción – Paraguay

1987 (1ª edición – 407 páginas)

 

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

*****************

 

ENLACE A DOCUMENTO RELACIONADO: 

ANTOLOGÍA DE LA
LITERATURA PARAGUAYA
Editorial El Lector,
Asunción-Paraguay 2004
Edición digital:

.

 

 IMÁGENES DE NUESTRO HERMOSO PARAGUAY

Fotografía de FERNANDO ALLEN






Leyenda:
Solo en exposición en museos y galerías
Solo en exposición en la web
Colección privada o del Artista
Catalogado en artes visuales o exposiciones realizadas
Venta directa
Obra Robada




Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
CEO Eduardo Pratt, Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA