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LUIS MARÍA MARTÍNEZ (+)

  POETA URBANO 1993 – 1994 - Poemas de LUIS MARÍA MARTÍNEZ


POETA URBANO 1993 – 1994 - Poemas de LUIS MARÍA MARTÍNEZ

POETA URBANO 1993 – 1994

Poemas de LUIS MARÍA MARTÍNEZ

Asunción – Paraguay

Agosto 2001 (85 páginas)

 

 

 

         EN LAS CALLES

 

Ya estoy, voy por las calles

mirando como van, como andan prestas

las gentes tras sus cosas cotidianas.

 

Siento un rumor, de rudo forcejeo

para salir con provecho hacia el camino

que acuerda el bienestar y su enseres:

El pan, la casa, vale decir, la vida.

 

No hay paz, no hay un segundo

para parar el vuelo de los días

y para oler la rosa en el camino.

 

Hay que marchar y andar muy firmemente

como el hombre que busca su destino.

 

         16-III-93

 

 

 

         EL DIARIO

 

Aquí cuenta un diario muchas cosas;

cuenta de los sucesos en las calles,

de los que van y vienen al trabajo,

de los oficinistas y los obreros.

 

Cuenta de lo que cuesta el pan del día,

de la necesidades o exigencias,

de lo que está en el dictado de la moda,

de los que van y vienen a las escuelas.

 

Habla de lo que implica alguna lucha,

de lo mal que transita algún negocio,

del pequeño ladrón que ejemplifica

lo que es vivir sin padre y sin dinero.

 

Narra de los sucesos callejeros:

de vendedores que no ganan nada,

de asaltantes que asaltan por dos pesos,

de campesinos que no tienen tierras...

 

Dice de los políticos de hogaño,

que en la rapidez de un carterista

roban a este país hasta el tintero.

Cuenta que el Presidente es un villano;

que sus ministros urgentemente quieren

alzarse con los bienes del Estado.

Cuenta de sus queridas y sus acciones

que en número mayor a lo sabido

dan a las financieras sus monturas...

Cuenta que este país es un granero

de forajidos que se dan la maña

para robar despiertos o dormidos

todo lo que es vendible o es dinero.

 

Narra que los que han muerto por la noche,

de los aficionados a los deportes,

de los que dan trabajo a los bazares.

 

Cuenta de lo que gana el camionero,

el almacén del barrio o el lechero.

 

Narra que aquí no pasa el basurero,

que ayer habló al cohete un diputado

respecto a un general pequeño y ocre.

 

Y así el diario narra, narra o cuenta

que en la ciudad no cesan los sucesos:

que hay mucho que contar todos los días,

de los que están y apuran los trabajos,

de los que van y vienen por las calles

con fe, con sentimientos

de que la vida es pródiga en sorpresas...

 

         17-III-93

 

 

 

         CALLE DE LA INFANCIA

 

         (Calle Río Blanco, década del 40)

         A la "barra" de Capitán Figari, cuyos

         componentes se hallan desperdigados

         como hojas de un árbol, dentro y fuera

         del país.

 

 

Era calle arenosa, de barrio proletario,

esa calle amigable,

de pequeñas malezas y anfractuosidades,

como tajos bermejos.

 

Allí crecimos muchos al calor de los días:

con fervor futbolero y balita y pandorgas,

arábamos la calle con las púas del trompo.

Y luego las tapitas, la hondita y el "bolero".

De noche era aquel juego con nombre de: "acusado",

y el "pasará" y la "hojita" con todas las muchachas.

(Secretamente algunas nos quitaban el sueño.

"Mi novia" era una chica con cauda y zanahoria).

 

Después era el "consejo" nocturno de la barra.

Se hablaba de las cosas comunes o eminentes

(había quienes eran doctores en potencia),

y luego el cigarrillo entre el clamor del sexo:

jinete que invadía sin pausa y ciegamente...

(46 el año de intensos resplandores).

Y tras las convicciones, las áridas doctrinas

-pasiones y pasiones-

en días que eran días mejores que erupciones.

Y el año malo: feroz 47.

La diáspora y el vino, de pena y de cicuta:

un año decisivo, quizás como navaja.

(La nada impuso el sesgo de su gran preeminencia.

Amigos y amistades hacia ambiguos caminos:

La Argentina, la madre de muchos peregrinos).

 

Ahora en esta calle, del ayer nada queda.

 

         18-III-93

 

 

 

         PLAZA URUGUAYA

 

         "Plaza Uruguaya,

         selva aromada"

 

         (Manuel Ortiz Guerrero)

 

La cosa en muy sencilla en esta plaza:

no hace falta el reloj ni el compromiso

para ver cómo están o cómo pasan

las gentes por sus cálidos paseos.

 

Aquí está el pequeño lustrabota

que al lustrar el botín gana el puchero;

la chipa y la chipera que es bonita,

que acuerda su ración para el que pasa.

 

Aquí el jovenzuelo que es soldado

se pone a tiro y justo es fusilado

por un viejo fotógrafo al acecho.

 

Aquí el vendedor de baratijas,

el panchero, el peón o el zapatero

que arregla los zapatos del librero.

 

Aquí la que da suerte en loterías

pasa y pasa ofreciendo sus papeles,

en tanto la que fríe la empanada

despliega el grato olor que no es mezquino.

 

Aquí pasa el pequeño canillita,

mientras llama u ofrece sus revistas

el señor que posee una casilla.

De pronto es un megáfono que suena,

de un joven que predica en forma seria

de Jesús, de Jehová, de los pastores.

Más allá un señor poco maduro

ofrece al transeúnte algunas cosas

anudándose al cuello una serpiente.

 

Y gente y gente y gente

que pasa y pasa y pasa.

No lejos

las jóvenes o viejas

prostitutas que anhelan pocos pesos

ofrecen sus encantos capitales,

y el principal, el sexo, que es tesoro...

 

Aquí la plaza amiga y venerada

acoge a muchos hombres de la calle,

que trabaja, que lucha o que pelea

la vida dura, la ilusión del día...

 

 

 

         CALLES

 

Calles de la infancia como

estrechas vías del rumor y el día,

como exhalaciones de un amor difuso

y pensamientos de la adolescencia.

 

Y gran motivo

para quedar pensando o cavilando

que la vida es la llama interminable.

 

Contando cada piedra,

cada ladrillo de las viejas casas,

hilábamos las caras melodías

que daban un calor a nuestras vidas.

 

         20-III-93

 

 

 

         LA ESCALINATA DE LOS LEONES

 

Nunca supe por qué aquel par de leones

cuidaban del lugar con insistencia

en medio de una extraña indiferencia.

 

Había ese silencio que no era

mas que el trecho mezquino de unos pocos

que daban urgimientos a sus riñones.

 

Había esa constancia generosa

ante ese par de ajados escalones

de que la vida no tendría pausa.

 

Subiendo así de dos en dos la escala,

habíamos aprendido que la vida

era un par de escalones sustantivos...

 

         20-III-93

 

 

         ESCALINATA ANTEQUERA

 

Desde aquí nuestra ciudad trepa hacia el cielo

y trae su corona de laureles.

Otea la ansiedad de sus callejas

y da torreón o lumbre a este poblado.

 

...Se atrapa al mismo río;

si sienten sus rumores muy unidos

al sol, a sus antiguos

moradores de flechas y piraguas.

 

Aquí se tacta en algo

los mármoles distantes de la patria

y el fervor permanente o la vigencia

que tiene el país y en su memoria

la libertad, que es sangre de su vida...

 

         23-III-93

 

 

         MERCADO CUATRO

 

Mejora aquí la vida con las gentes,

que trajinan, trajinan, cada día.

Es decir,

se nota que el vivir es movimiento,

con pueblo, juventud y sentimientos,

con ventas que no anulan la pobreza,

con urgencias, mentiras y verdades,

con rudezas de aspectos populares,

con raptos de emergencias muy agrestes,

y voces y lenguajes corno espadas

que hacen del aire su mejor camino,

y tienen en la pasión su llamarada.

 

Resulta aquí vivir un gran momento,

una ardiente jornada que no cesa,

que va de puesto en puesto constelando

y pone prisa de verano o vara.

 

Aquí la vida tiene un resultado

de exaltación, de asombro o de cuchillo

que taja como taja el carnicero,

la carne entre la urgencia de un pedido.

 

El pueblo vive aquí, vive y camina

y va de puesto en puesto compitiendo

contra la lenta calidez del vuelo,

que tiene una retórica muy fina

y poco palpitar de pueblo: ¡poco!

 

(De sesgo popular será el mañana).

 

         23-X-93

 

 

 

         DE LA VIEJA CIUDAD, LA DEL PASADO

 

De la vieja ciudad tengo recuerdos

que están ya solamente en la memoria.

Por ejemplo:

 

El mercado de amenos carreteros,

con burreras, con árganas, canastos.

Con bueyes, con borricos, vendedores.

Con cuadras con olor a las boñigas.

Con verduras en alfombras en el suelo.

Con matronas de pueblo con cigarros

y peinetones y cosas de corales.

Y rudos campesinos con polainas

tomando un mate amargo o contemplando

ese intenso abejeo de las gentes.

 

Y perros y sombrillas y braseros,

pailas, ollas, cacerolas,

y frituras y leche derramada.

 

Las calles eran pequeños naranjales

con perfumes de asombros y azahares,

con gente que ponían sus sillones

por la tarde o la noche en las aceras.

 

Andaba con su carro el panadero

a igual en ese empeño el carbonero.

 

Con gritos pertinaces iban burreras

anunciando las cosas de su esfera.

 

De puerta en puerta era el escobero

gritando: escoba, escoba, escoba.

 

Con tarros de latón eran lecheras

que volcaban la leche en cacerolas,

en casas con portones o zaguanes.

 

Estaban los largos corredores

donde ofrecían telas los tenderos,

carteras y zapatos, el zapatero,

cigarros, jarras, dulces, las mujeres,

y baúles, valijas y frazadas.

 

(En escueto español reiterativo

ofrecían sus telas los tenderos.

Y bajaban y bajaban como un gancho

para el cliente, el precio de sus cosas).

 

Y luego el almacén, los almacenes

con olores a queso y bacalao,

a vino de barril o en damajuanas,

a conservas y aceites,

a maderas de pinos, de embalajes...

 

Los ómnibus pequeños y el tranvía

que en horas ya avanzadas

ponían sus metálicos chirridos,

en el seno tranquilo

de la vieja cuidad semidormida.

 

         17-VIII-93

 

 

         PLAZAS

 

Independencia, O'Leary,

Salazar, la de los Héroes...,

refugio de pueblo y vida,

de lustrabotas y diarieros,

de chiperas, vendedores

de esperanza en loterías,

de las más extrañas cosas,

de gente que no está en nada:

como mirar un trabajo

y vivir, un accidente.

 

Aquí están, aquí laboran

la miseria en varias formas,

en estrictas pequeñeces,

en esperas y ansiedades.

 

¡Es el pueblo que en la calle

arde y lucha, lucha y anda

para extraer de la vida

gotas de amor y exigencias!

 

         26-IV-94

 

 

 

 

         CERRO LAMBARE

 

         "Azul cerrito de Lambaré..."

         Manuel Ortiz Guerrero

 

No obstante el tiempo activo y transcurrido

aún se siente en el sesgo de las hojas,

en las piedras y en las rocas y los guijarros

el latido esencial de los que se fueron

abuelos de la patria, sangre y patria.

Trato de interpretar, trato de verlos

tactando el corazón, oyendo el verbo

de esta tierra en la arena y la fogata,

de cómo cotidianamente fueron,

de cómo resistieron a los extraños

invasores que hallaron sus historias,

y arrasaron las flechas de sus vidas...

 

         21-IV-94

 

 

         PARQUE CABALLERO

 

Tiene aquí el eucalipto su aromado dominio

y tiene igual dominio sobre el viento y las nubes.

 

Se tacta en sus paseos un algo cautivante:

la invisible presencia del verdor de la patria,

la que tuviera bronces, valentía, heroísmos

del país que añoramos, sangrante y devastado.

 

Aquí yo me alimento corno un viejo soldado

de las grandes hazañas de la patria perdida,

aguardando con ansias su estricta renacencia,

mientras aspiro el perfume de su airosa arboleda.

 

         28-X-93 (En San Bernardino)

 

 

 

         PARQUE CARLOS ANTONIO LOPEZ

 

         Mangrullo, el río...

         Puerto Sajonia, mi desvarío...

         Manuel Ortiz Guerrero

 

Un promontorio, un sitio sustantivo;

una arboleda que suspira y sube;

un lugar que conversa con las nubes,

que vio crecer a la patria lentamente

y a la ciudad a sus pies con muchos bríos;

que contempló el asedio de la guerra

y luego dio calor a los caídos.

 

Oh, parque perseguido por la gloria,

por la diafanidad de la epopeya,

por la guerra y la paz con sus motivos;

¿veras de nuevos brillos consecuentes,

valor, poder de pueblo con sus gentes,

ardores de orador en tus colinas?.

 

Yo piso hoy, yo piso su atalaya

y digo esto que es todo un vaticinio:

"Aquí acampa el pueblo y se sostiene..."

 

 

 

         LOS CINES

 

Aquellos cines eran la misma maravilla

en nuestra infancia pobre, de escasas incidencias

(El Fox, el Rex, España, Pettirossi...)

cuyos locales eran salones de la dicha.

 

El domingo a la siesta o el sábado a la noche

la alegría era todo color en negro y blanco,

con Chaplin y su perro, con el Gordo y el Flaco,

Flash Gordon y Buster Keaton,

el Llanero y Dick Tracy,

la Araña su enemiga,

y tantos otros más, y es lástima,

no nombrarlos uno a uno...

 

Semana tras semana esperábamos ansiosos

la película o el filme anunciado en carteles,

con la enorme impaciencia

que acredita la infancia...

Oh, los cines de barrio...

 

         29-X-93  (En San Bernardino)

 

 

 

         JARDIN BOTANICO

 

Una filme pasión de selva y selva,

de floresta y floresta decidida,

le gana a este gran predio de la urbe

y virtudes de pájaros e insectos.

 

Se aroma el corazón con la excelencia

de vegetales trinos y sonidos,

y más, con el olor de la arboleda,

con la tierra alfombrada con las hojas.

 

Da gusto estar aquí midiendo el tiempo

de los que persistieron y lucharon

por vivir y vivir cerca del bosque

respondiendo al resuello de la tierra,

avivando su amor en las fogatas.

 

¡De asombro vegetal estamos hechos!

 

         21-IV-94

 

 

 

 

 

         ARROYOS O ARROYUELOS

 

Mburicaó, Jaen, Itay, Ferreira...

 

No ya con decisión de azul constancia

corren y corren los arroyos al río

y van narrando cosas centenarias:

que acá acamparon prestos los abuelos,

que bebieron el agua noche y día,

que tensaron sus arcos patriarcales,

que pusieron sus presas en las fogatas

y se acostaron para unir sus vidas.

 

Y luego la ciudad atrapó sus cursos

y les agenció un oficio inconcebible:

basura y desperdicios del consumo,

envases de metal y vidrios rotos,

agua, agua y jabón ya corrompidos,

¡tarea muladar que es todo un crimen!

 

Oh, viejos arroyuelos...

acaso nuestros caros bisabuelos

y bellos manantiales

del ayer o el pasado!

 

Y pese a todo, a todo:

a la desatención y a los desprecios,

¡me asombra e impresiona

la decisión perenne de ser ríos!

 

         22-IV-94

 

 

 

 

         PALMA

 

Hay que andar, hay que andar

por esta calle,

con la emoción despierta y decidida

y ver cómo la vida se ejercita

y pasa y pasa como un buen verano.

 

Hay que arder, hay que arder

como una tea,

para ver como pasan los muchachos

con esa juventud despabilada

que puja y puja por traer la aurora.

 

O ver como las mozas o las mujeres

son como rosas rojas o jazmines

que al caminar o andar por esta calle

inquieta como inquieta la hermosura

y despierta ansiedades de belleza...

 

         21-VII-93

 

 

 

         MBIGUA

 

         Es la bahía joya amatista.

         Manuel Ortiz Guerrero

 

Nunca olvido

aquel domingo ardiente y delicioso.

 

Era llevado por un vecino amigo de la infancia.

 

Cruzar así de día la bahía

y ver a los mbiguá cazando peces,

¡era experiencia que me daba vida

y latido y pasión inenarrables!

 

Y luego las casillas de madera,

la playa y el gentío

arrobado en el agua y en la arena,

y el efluvio del río y la floresta.

 

Por entonces,

para mi:

¡el banco San Miguel era un gran barco

que encallara un momento en la bahía!

 

         23-IV-94

 

 

 

         PUERTO DE LA CAPITAL

 

Son madres del comercio las bodegas

que dan a las sirenas sus canciones

y fuerza a la pasión del marinero.

 

Son barcos que van llegando de muy lejos,

con áncoras enormes y banderas.

 

Unos vienen con cargas bien diversas:

con sal, con maquinarias o herramientas,

que son para el país cosas vitales.

Otros marchan cargados de algodones,

con sojas, esencias, cueros y maderas,

de esta nación diremos: sangre espesa.

 

El ritmo es igual día tras día.

 

Y bien, el puerto es algo así, lo dejo dicho:

¡la patria o el país, que laboriosos,

dan savia nacional a los navíos!

 

 

 

         AVENIDA QUINTA

 

Palpita aquí la vida urgentemente

como urgente materia de los días.

Pasa de una vereda a la de enfrente

la inquietud de las horas y de los hechos...

 

Tiene lo popular su campo agreste

en cada sitio, en cada inquieta esquina.

Es como un gran torrente o una corriente

las gentes que se esparcen por sus calles.

 

Aquí la soledad no encuentra sitio,

ni es motivo de queja en quien transita.

La alegría es presencia inevitable

como el bullicio en todas sus arterias.

 

Es placer singular mirar la forma

en que la vida al ubicarse avanza,

y cuya dimensión es casi inmensa,

tanta que necesita dos ríos en marcha.

 

¡Por popular ya es prócer la Avenida!

 

 

 

         ESTACION CENTRAL DEL FERROCARRIL

 

Hay hierros que chirrían al unirse

y maderas que escogen muchas vías

para expulsar las quejas de sus días.

 

Hay pueblo en cada gesto de las gentes

y rumores que escalan lo infinito

arando con ardor lo que sucede.

 

Se huele la madera que trabaja

al darle a la caldera los caballos

que son en el vapor fieros galopes.

 

Hay un hedor sutil que se dispersa

con algo de costumbres populares

y vahos de maletas y comidas.

 

Aquí en la estación la vida actúa

y bulle la pasión y pasa el pueblo.

 

 

 

         BARRIOS DE LA CIUDAD

 

Barrios de la ciudad,

barrios y barrios.

 

La Encarnación, San Roque,

Sajonia, Villa Morra,

Recoleta, Ciudad Nueva,

Tuyucuá, Vista Alegre,

Trinidad, Pettirossi,

Ysaty, Villa Aurelia,

Hospital, Varadero,

Tembetary...

y los barrios más nuevos

que tiene la ciudad sobre su vida.

 

Se está operando un cambio

sin pausa en todos ellos.

La paz de aldea quieta

que fuera hace unos años

la faz de algunos barrios

se está mutando en otra:

en la atmósfera incierta

o gris de aquellos barrios

donde imperan los muros,

las moles: el edificio

de adusta forma, extraña;

el comercio absorbente,

que es firme, indiferente;

el ruido insistente

de los automotores

que asordina la vida,

y que arruina el aroma

del jazmín y el naranjo.

 

(¿Y dónde la Laguna Pytá,

los manantiales.

La Laguna Escobar, los arroyuelos?).

 

Se está operando un cambio

de rumbo, de estribor en todos ellos;

impera la ebriedad de los valores

y todo está tasado y tiene precio.

 

Y tiene un gran lugar la indiferencia,

el interés, el ruido o la estridencia,

la vida en compromiso de ganancias...

 

Y lentamente avanzan

la corrupción, las mañas

del gansterismo, el modo

de procurarse el pan

de cualquier modo.

 

(Yo, sin embargo, creo

en el progreso, el rumbo positivo).

 

Oh, barrios de la ciudad,

que van cambiando...

 

         22-IV-94

 

 

 

         LOS BARRIOS

 

Cada barrio es un barrio con destino

de rico, pobre o medio rico y pobre,

que ponen su color en cada casa,

y dan su aire y tono a cada calle.

El barrio rico es pulcro y silencioso

y bello y arrogante como alguien

que exhibe el desenfado del que tiene

bienes y patrimonios y dineros.

Aquí la casa es amplia y ventilada

y hay coche y personal y hermosa gente

la vida es tenue, buena y delicada

y se ríe y se canta y se habla fuerte.

 

El barrio pobre es pobre y bullicioso,

donde la gente se habla y se conoce

y se pasa de un patio a otro patio

como si fuera un patio solamente.

Aquí dialogan y juntan los vecinos

y no hay vidas secretas ni escondidas.

Se sabe quién es quién, cómo se llama,

cómo se gana el pan, cómo labora

y si es beodo o bueno y solidario.

La vida bulle allí como en la calle:

¡el aire proletario es todo abierto!

 

El barrio medio pobre, pobre y rico,

es un barrio que vuela entre dos aires,

que alterna entre el color y la bonanza.

Hay gente que soporta su pobreza

y gente que desea ser muy rica

y en ese afán se empeña por ser grande

y se endeuda y endeuda como un banco.

(Y a veces, muchas veces, tantas veces,

en vez de remontar caen al suelo).

 

El barrio de los ricos es ganadero,

latifundista urbano o financista,

o señores de acciones o dineros.

 

El barrio pobre es barrio del obrero,

del albañil, el sastre, el carpintero:

un barrio que es enorme en los oficios

y más, de quienes no poseen ningún trabajo.

 

El barrio semipobre es de empleados,

de gente con un título o comercio

que a centavos recauda algún dinero;

y en fin,

de estudiantes que estudian diariamente,

de abogados, de médicos, de...

de un etcétera en nada independiente.

 

Así digamos bien, digamos esto:

cada barrio es un barrio diferente,

con sus maneras, estampas y motivos,

donde los sentimiento de una clase

pone su tono, sienta su destino

de clase que declina o que está en vuelo...

 

         27-I-94

 

 

CIUDADES E ISLAS

 

         BUENOS AIRES

 

"Oh, Buenos Aires, querido,"

gárrulo y amistoso.

con olor a petróleo, atiendas y a florestas,

donde imponen su impronta

lo agitado y despierto,

donde reina la vida de imperiosa manera

y da bandazos como un barco entre rugidos.

 

Te amo, Buenos Aires, te amo ciertamente,

acaso como un hijo,

que pertenece al mismo prodigio de la casa

lejanamente escucho tu voz y tu abejeo,

tus cánticos urbanos, marinos y rurales.

 

Y desde aquí presiento tus innúmeras banderas

en manos de tu pueblo, que avanza prestamente

hacia el pan, la justicia, el valor y la aurora,

con decisión que tiene pasión por la Argentina.

 

         3-IV-93

 

 

 

         MONTEVIDEO

 

Enteramente percibo

tu corazón de tropero,

tu marino sentimiento.

 

Están como tus colinas

sobre caballos endrinos.

 

Yo escucho el galope airado

de algún pampero encendido.

 

Tu mar es un mar amigo

que siempre es más en verano.

 

Y tu verdor o arboleda

es como sombra que acama.

 

Si no tuviera una casa

me hubiera quedado ahora.

 

         7-IV-93

 

 

 

         RIO DE JANEIRO

 

Asombra la belleza al ser tanta belleza,

con cerros, mar y montes.

Y playas y palmeras

y mulatas que esculpen la samba en las caderas.

 

Brasil es el paraíso total de la alegría,

del carnaval que tiene desfile de colores,

raigambres africanas y acentos renovados:

¡Brasil es el sonido de un tambor infinito!

 

Pero también es Río pobreza o indigencia

ferozmente aferrada a cumbres y favelas.

 

¡Ciudad clara en contrastes!

Verdor y serranía,

y mar y la bahía

hacen que se parezca Río a un paraíso,

y a un báratro o infierno

el seno pobre de sus favelas.

 

         8-IV-93

 

 

 

         MONACO

 

Mónaco, del castillo y el peñasco,

de las casas y calles pintorescas,

de años y más años de otros siglos;

de muy bellos jardines,

con el rumor de un cálido teatro

y con las veleidades del casino.

 

Hoy exhibe increíbles rascacielos,

avenidas extensas

y primorosos yates en su rada

de los afortunados de hoy en día.

 

¡Cambió el bello silencio

por la inestable voz de la estridencia!.

 

         20-IV-94

 

 

 

         ROMA

 

La historia tiene aquí pilares-piedras

y canciones de musgos en la arena.

Aún corren veloces los caballos

entre el murmullo cruel del Coliseo,

y el guijarro aún teme a las espadas.

 

Tiene el mármol hasta ahora tiene sangre

y escultores con mitos y cinceles.

Muchos cipreses y cúpulas y estatuas

solemnidad le dan al Vaticano.

Roma es todo rumor inusitado

en colinas de azules Aventinos.

(El curso automotor es un torrente).

 

Y el Tiber pulido y diferente

cuenta aún cosas cual un tío viejo.

(Mi caso: es el sobrino que le escucha).

 

         16-IV-93 

 

 

ENLACE INTERNO A DOCUMENTO DE LECTURA RECOMENDADA

 

(Hacer click sobre la imagen)

 

LUIS MARÍA MARTÍNEZ - OBRERO DE LA PALABRA

Por AUGUSTO CASOLA

Foto de tapa: CARLOS ALBERTO MARTÍNEZ ZENA

Foto de contratapa: ARACELI DOMÍNGUEZ PANIAGUA

Editorial ARANDURÃ

Asunción – Paraguay. Agosto del 2012 (244 páginas)





Bibliotecas Virtuales donde se incluyó el Documento:
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