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LUIS MARÍA MARTÍNEZ (+)

  JOSÉ MARTÍ EN PARAGUAY - Compilación de LUIS MARÍA MARTÍNEZ - Año: 2011


JOSÉ MARTÍ EN PARAGUAY - Compilación de LUIS MARÍA MARTÍNEZ - Año: 2011

JOSÉ MARTÍ EN PARAGUAY

 

Compilación de LUIS MARÍA MARTÍNEZ

 

Editor: SERVILIBRO

ISBN: 978-99953-0-336-5

 

Año: 2011

Asunción - Paraguay

 

 

            Luis María Martínez es un idealista y en tal carácter, vive y escribe. No es pues de extrañar que se identifique con José Martí, a quien define en el capítulo que abre el trabajo como Pensador y hombre de acción (11), en estos terminos:

 

            Periodista y escritor, poeta y luchador, conjugó en su personalidad la acción y el pensamiento. No muchos han sido los intelectuales que lograron conciliar ambos atributos. Es cierto, en épocas pasadas abundaba este tipo de intelectual, porque en la precariedad existente debían asumir varios roles a la vez. En la actualidad, de absorbente especialización, ya no sucede eso. Pocos son los que se aventuran a salir a la calle, y menos aún ante la posibilidad riesgosa de soportar un aluvión de cachiporrazos policiales, como suele suceder.

 

            Por otra parte, la vertiente martiniana se apoderó de él años atrás, cuando tuvo a su cargo la dirección de la Revista Martiana y sin duda incide en la simpatía que despierta en el autor el pensador cubano, el hecho de ser éste proclive a atacar la estructura social y económica estadounidense, ya que fue testigo del desarrollo del capitalismo, como analiza Luis María Martínez en uno de los sub capítulos, que paso de inmediato a transcribir (14):

 

            Estando Martí en los Estados Unidos, en la etapa más fructífera de su periodismo, escribe al principio admirando el impetuoso desarrollo del capitalismo. El que viene de un pueblo dominado por el atraso, contempla el indetenido movimiento comercial y financiero, las fábricas que emergen como hongos, la efervescencia política, el sufragio universal, el acelerado ritmo de la educación y la prensa, el poderoso torrente inmigratorio y cosas y cosas, con gran interés.

            Bien pronto Martí ve la cara opuesta de dicha realidad. Es decir, el rostro cruel y el afán insaciable del capitalismo, por lo que observa: "La acumulación ilimitada en unas cuantas manos de la riqueza de carácter público, priva a la mayoría trabajadora de las condiciones de salud, fortuna y sosiego indispensable para sobrellevar la vida". Los nobles de la nueva época, son las grandes empresas. Propiedad de una casta acaudalada, que legisla y gobierna. Es una organización viciosa, dice Martí, porque "un solo hombre puede tener en exceso lo que hace falta a muchos".

 

            El autor avanza y analiza en diferentes capítulos, las características del pensador cubano. Destaca la indudable vigencia de Martí y su pensamiento, fácilmente aplicable a la situación actual de nuestro país en particular y el mundo en general.

            Sin duda, la pretensión de orientar lo expuesto actuado por el hombre y su obra, que con meticulosa morosidad realiza Luis María Martínez, conduce de modo inevitable a un maniqueísmo sin fundamento real, como lo reconoce el mismo autor de la obra cuando en otros trabajos desarrolla un juicio objetivo y juzga con equidad las cosas como son en realidad, no como se pretende que sean.

            Nos guste o no, hemos de reconocer que en la historia de la humanidad, siempre se impuso la voluntad del más fuerte, del más poderoso y siempre es el triunfador quien escribe la historia de acuerdo a la versión que le conviene. Desde los imperios asirio-caldeo, los hititas, Egipto, la colonizadora Inglaterra, el imperio francés, con Napoleón, la conquista de América por las coronas de España y Portugal, de la consolidación del estado alemán, el nacionalsocialismo, el imperio ruso, sin excepción, en su afán expansionista idearon guerras, masacres y crueldades sin nombre para implantar su voluntad a los pueblos más débiles.

            Al considerar desde afuera y sin pasión los elementos que conforman la historia americana de ayer y de hoy, me ubico en el vértice del cono que determina nuestra condición de ser un país mediterráneo, víctima de una guerra de aniquilación, un genocidio puro y llano, la de la Triple Alianza y de una guerra sangrienta, como fue la del Chaco y en todo el proceso político, económico y cultural de nuestro presente: ¿cabe adoptar posiciones extremas y denostar en contra de un solo país que, como todo poderoso aplica su fuerza para doblegar a quienes atentan contra sus intereses?

            ¿Acaso no vive y vivió siempre el Paraguay subordinado a las presiones que ejercen sobre él el Brasil, que con su sagacidad diplomática y su habilidad del manejo de la economía supo conformar lo que hoy constituye la República Federativa? Y existe mucha gente que se dice paraguaya pero vería con buenos ojos el que nos transformemos en un protectorado brasileño, dejando de lado 200 años de historia.

            ¿Acaso no vive y vivió siempre el Paraguay humillado por los gobiernos argentinos, que en una u otra forma han aplicado leyes y alcabalas con el objeto de obstaculizar, limitar, encarecer o impedir la libre navegabilidad de ríos internacionales o creando esquemas proteccionistas dentro de un hipócrita MERCOSUR, que impone sus arbitrariedades en contra de un país, el nuestro, al que llaman con cinismo "hermano" y no pierden la oportunidad de sojuzgarlo bajo la mirada complaciente, corrupta y desvergonzada de autoridades interesadas únicamente en satisfacer su insaciable codicia?

            El libro capta el interés del lector, simplemente porque en la sencillez de su enunciado, abunda en detalles, algunos conocidos por mí, otros no y supongo que cada lector encontrará un amplio campo de posibilidades para reflexionar acerca de América, la de ayer, la de hoy, de modo a considerar, desde diferentes enfoques temporales, las circunstancias que comparecen ante sus ojos con su fuerza y sus debilidades y, en base a esa experiencia, elaborar una extrapolación hacia el porvenir.

            Uno de los capítulos que merece ser destacado es De las Casas según Menéndez Pidal (101), en el cual critica de manera ácida al español, haciendo contrapunto entre las opiniones vertidas por Martí y el analista guatemalteco Mario Monteforte Toledo. Transcribo por considerarlo de interés, algunos fragmentos relacionados con la actuación de los conquistadores en contra de los dueños originales de estas tierras invadidas y desangradas, para dejar en claro que en las guerras de conquista, no se diferencia en nada el modo de actuar de los agresores, movidos a imponer su dominio sobre grupos humanos que por su debilidad estructural para la defensa, son víctima del poderoso que ataca y destruye sin piedad, a la vez que justifica sus actos y consigue el apoyo de quienes movidos por oscuros intereses, defienden las peores iniquidades.

 

            Es sabido que Las Casas en su época ya se había enfrentado con varios de los que trataron de justificar la barbarie colonizadora, y que por consiguiente indudablemente hasta nuestros días, porque la aceptemos en nombre de "una razón de Estado", al tratar de convertir a los indios al cristianismo y de conducirlos a la civilización.

            Es que las Casas afirmaba que la conquista era "un robo", que era inadmisible la explotación y el exterminio de los americanos que provocaba, oponiéndose a la vez a la crueldad ejercida por "la encomienda", sistema que explotaba la fuerza de trabajo de los indígenas, que revela una y otra vez su libro "La destrucción de las Indias", escrito en 1541-42. Además, Las Casas había encolerizado a los invasores por dar la instrucción correspondiente a los sacerdotes de Chiapas para que no absolvieran de sus crímenes y crueldades a los encomenderos, y por auspiciar a la vez la disminución de los tributos cargados sobre las espaldas de los nativos de América. Las Casas fue más allá: contribuyó a la preparación y orientación de "Las Nuevas leyes de Indias", que fue uno de sus mayores méritos, que Menéndez Pidal lo trata de disminuir tanto al cuestionar el papel teórico del fraile, como al tratar de "demolerlo como hombre de acción -al decir de Monteforte Toledo- y como practicante de sus propias doctrinas".

            Tras su muerte, muchísimos europeos defensores de la colonización trataron de restarle méritos a Las Casas para la posteridad, y aparentemente salieron triunfantes al obtener que La Inquisición prohibiera la circulación de su libro en 1659, por sus vigorosas e irrebatibles denuncias contra la vigencia de la colonización.

            La verdad es que Menéndez Pidal -sin importar cuántos libros hubo consumido sin aproximarlo al humanismo- se erige en defensor de la destrucción de América por el Imperio Español, al justificar en forma grotesca, por ejemplo, lo denunciado por el propio cronista de la época Bernal Días del Castillo, de la gran matanza de tres mil indios en Cholula (México) hecha por los españoles. Justifica además los excesos de la encomienda, con lo que descubre su espíritu racista, al sostener que existen razas superiores e inferiores.

            Menéndez Pidal justifica todo lo hecho en lo punitivo por la existencia en el continente americano de canibalismo e ignorancia, la degeneración e incapacidad creadora de los indios, dice así como despidiéndose al final con esta concepción de matiz macabra y genocida, como con un flechazo. De ahí que Monteforte Toledo considerara que la obra de Menéndez Pidal "se vuelve escabrosa y torva" al justificar el imperialismo español. Al contrario, las denuncias de Las Casas se fortalecen al no darse pruebas en contra de los desmanes cometidos por el imperio español, puesto que el imperialismo representa -sostiene Monteforte- uno de los mayores males de la historia.

            La verdad -repetimos- es que Menéndez Pidal no aporta ninguna prueba para anular las denuncias de las Casas contra los crueles conquistadores y los encomenderos, como tampoco nada para eximirlos de culpas a los genocidas, como Balboa, Pizarro y Alvarado. No es con destruir a Las Casas -dice Monteforte Toledo- como se logrará mejorar las opiniones adversas y acusaciones consolidadas desde añares, contra la colonización.

 

            Y tiene mucha razón cuando deja asentado en el artículo Verdades incuestionables (47), que

 

            Hoy, que la globalización es la forma de esclavitud mundial impuesta por el capitalismo, tenazmente agresivo por falta de competidor. Hoy, que las organizaciones proletarias y de intelectuales progresistas, parecieran que ya ni fuego tienen. Hoy, que la honestidad pareciera no valer nada, así como la abnegación y la virtud, y dan la impresión de haber sido sustituidas por una especie de tontería ilustrada, perfumada por el modernismo y la técnica; y nadie sabe dónde ha ido a parar el justo pensamiento ni la sabiduría, lo que Martí dijo alguna vez sirve para iluminarnos, sirve para animarnos a seguir avanzando cada vez más.

 

            El cuerpo de la obra va conformado por artículos fechados, de los cuales el más antiguo es el inicial José Martí, pensador y hombre de acción (20 de enero de 1966, 11). Sin seguir un orden cronológico, el autor establece la ilación de dichos artículos de acuerdo al proceso que a su criterio es el adecuado para la exposición de las ideas y los acontecimientos descritos y comentados. De cualquier manera, la fecha en que fueron escritos los comentarios no incide para nada en la lectura del conjunto, ya que cada uno de los capítulos constituye una entelequia, lo que permite al lector seleccionar aquellos tópicos que despierten su interés.

            En el capítulo La guerra social (117) nos relata, recurriendo a las acotaciones hechas en su momento por Martí, el levantamiento de los obreros esclavizados y en lucha por la conquista de las 8 horas laborales, la que costó la vida, además de la de sus principales dirigentes, a cientos de hombres, mujeres y niños.

            Reproduzco los últimos párrafos que cierran el capítulo (127):

 

            Nota: La década del 80 (siglo XIX) en los Estados Unidos se caracterizó por el desarrollo del movimiento de masas en reclamo de la jornada de 8 horas de trabajo... que desembocó en la huelga general del 1 de mayo de 1886... cerca de 50.000 obreros en huelga conquistaron la jornada de 8 horas. Mientras que otros 200.000 lograron una cierta reducción... La lucha condujo a una serie de ciudades de choque con la policía. En Chicago derivaron en un episodio trágico. El 3 de mayo de 1886 la policía cargó contra los obreros, dejando como saldo de su atropello seis muertos y cuatro heridos. El 4 de mayo los obreros de Chicago organizaron un grandioso mitin de masas en protesta por la masacre. Durante su desarrollo, elementos sospechosos arrojaron una bomba contra el escuadrón de policía destacado para custodiar el acto. En respuesta, la policía abrió fuego contra la multitud, dejando un tendal de heridos.

            Las autoridades procedieron a detener a los dirigentes del movimiento huelguístico. Por dictamen de la justicia burguesa cuatro de ellos fueron ahorcados. (*)

            Los sucesos de mayo en Chicago, tuvieron una gran significación no sólo para los obreros americanos sino también para todo el proletariado universal. En el Congreso de París de la Segunda Internacional de 1889, se resolvió declarar el 1 de mayo día de lucha del proletariado internacional por la jornada de 8 horas.

 

            La última parte de la obra (231 a 275), la destina a la compilación de opiniones vertidas acerca del pensador cubano por escritores paraguayos y de otras nacionalidades, quienes acotan y comentan diversos aspectos de la personalidad, el pensamiento y la vigencia de la obra de José Martí.

            Para concluir con esta primera parte, quiero dejar sentado, una vez más, mi criterio: no son las ideologías las que van a conseguir el bienestar del pueblo sino la actuación de los hombres que los gobiernan y la felicidad del pueblo no va a venir de la derecha o de la izquierda, sino de la acción de hombres coherentes que actúen con rectitud.

            Mientras gobiernen maleantes disfrazados de personas de bien, nada habrá cambiado.

 

 

* (De "Historia Contemporánea", de J.M. Jvostod y L.I. Zubok, Editorial Futuro 1959, de Buenos Aires, República Argentina).

 

Fuente: LUIS MARÍA MARTÍNEZ - OBRERO DE LA PALABRA. Por AUGUSTO CASOLA. Editorial ARANDURÃ, Asunción – Paraguay. Agosto del 2012 (244 páginas)

 

 

 

 

 

 

 

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