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MARIO HALLEY MORA (+)

  LA MUJER EN EL TELEFONO - Teatro de MARIO HALLEY MORA - Año 1984


LA MUJER EN EL TELEFONO - Teatro de MARIO HALLEY MORA - Año 1984

LA MUJER EN EL TELEFONO

 

Teatro de MARIO HALLEY MORA

 

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LA MUJER EN EL TELEFONO

 

PERSONAJES

VOZ EN OFF

MUJER

 

El teléfono está ubicado sobre una elegante mesita. Es un teléfono blanco. De lujo. Sobre la mesita, un pequeño block de esos que tienen un lapicito encadenado. Al lado de la mesita, un sillón de diseño ultra. En el fondo, la reproducción de un cuadro famoso.

 

(Escenario desierto. Sonido: suena el teléfono.)

 

VOZ EN OFF: Voooy...

(Asoma la Mujer. Levanta el tubo. Está vestida con elegante conjunto de entrecasa.)

MUJER: (Aún de pie) Hola... (Sonríe complacida.) ¡Nélida, qué gusto! (Se sienta, escucha.) ¡Pero claro mujer, es una sorpresa! ¿Cómo te va? ¿Cómo andás? Contame, contame...

(Se ha puesto un poco seria, con algo de desconcierto.)

Bueno, Nélida, me... extraña algo ese tono.

(Ríe insegura.)

Somos amigas, creo...

Caramba... Nélida, eso no es muy fino de tu parte. (Se le ha borrado la sonrisa.)

¿Que yo dije qué...?

Che, pero oíme... (Se interrumpe, escucha.)

Sí... sí. Estuve a peinarme con Flaviano. Sí, el martes.

Fui por el tinte...

Bueno, pero... (Se interrumpe.)

¿Chisme yo...?

¡Pero si no hablé con nadie!

¡Con NA-DIE!

¡Y menos sobre tu marido...!

(Escucha.)

Bueno, sí, realmente hablé con Blanca.

¿Si qué dijimos?

¡Cosas! Nada especial, creo...

¿De tu marido?

¿Pero qué es lo que yo podía decir de él si...?

(Se interrumpe. Escucha.)

¡Epa, che! Vamos a entendernos, Nélida. ¡El hecho de que hayamos recordado a tu marido no quiere decir que hayamos estado hablando CONTRA él...!

¿Qué...?

¿Que no pluralice...?

¡Ah... de modo que esa lengua larga de Blanca, te dijo que yo le embarraba a tu distinguidísimo marido, y que ella lo defendía...!

Decime, che, ¿la Blanca esa te debe plata?

¿No?

¡Entonces su marido le debe al tuyo, cosa muy posible en un vago que va todos los domingos al Hipódromo!

¡Claro que no es el tema!

Pero es que el tema no existe. Bueno. De acuerdo, recordamos. Dime, RECORDAMOS A TU MARIDO en plural, EN PLURAL.

¡Y quien inició la conversación fue ella, Blanca!

¿Que yo...? Mentira. Mirá, la cosa empezó así:

Como sé que Blanca es tu amiga, le pregunté por vos. Y ella me contestó:

Oh, la pobre Nélida, hace rato que se viene descuidando un poco de su aspecto físico, por eso no la vemos más por aquí...

Dejame continuar... ¿querés...?

Y entonces, yo le dije que no veía la razón de que te abandonaras. Y ella me dijo textualmente; TEXTUALMENTE, ¿OISTE?

Es que... bueno... les pasa a todas las mujeres que se casan con hombres más jóvenes. Envejecen más pronto... y abandonan la lucha...

¿Qué...? Pero che, no te estoy tratando de vieja. ¡Te estoy repitiendo lo que dijo Blanca, mujer de Dios...!

Bueno, si ella te dijo otra cosa, el problema es sencillo, hija. ¿O vas a creer más en la palabra de ella...? ¡Aire! (Ofendida) ¡deberías recordar que yo me casé a los 19 años, hija! de la casa paterna a la casa matrimonial.

¿Que Blanca qué...?

(Irónica) ¡No me digas! ¡Ja! ¡Nunca vi en mi vida un sietemesino de 4 kilos como su primer nene!

¡Y bueno, si fueron compañeras en la Normal, deberías conocerla mejor!

¿O me vas a decir que no conocés la historia del guaediamarina aquél?

¿Qué...?

¡Platónica! ¡Nunca vi que nadie se fuera a vivir en casa de su madrina después de una aventura pla-tó-ni-ca!

Claro que después apareció el idiota de Roberto y se casó con ella. ¡Hay tipos con personalidad de parche!

¿Que me desvío del tema...? Bueno, a ver, según esa culebra...

¿Que dijo de tu marido?

(Escandalizada) ¿Eso dijo que dijo...?

¡Es una tergiversación criminal!

Cuando me refería a que la Secretaria de tu marido era DECORATIVA, me refería solamente a que es un ejecutivo moderno, que sabe impresionar al cliente con detalles de buen gusto, como una chica bien presentable y... (se interrumpe).

¡Pero che...! ¡Esas impresiones te las imaginás vos...!

Bueno, si tu conclusión es ésa... debe ser porque ya tenés otras referencias...

¡Ahora... si por una frase inocente empezás a sacar conclusiones y te ponés celosa...!

¡Blanca tiene razón! ¡Te estás poniendo vieja, hija!

(Enojada) ¡Acordate que cuando yo hice la primera comunión vos ya bailabas en el Sajonia...! No digo que soy una jovencita pero...

¿Que qué...? ¿Que mire más en mi casa y deje de pispar en casa ajena?

¿Te das cuenta que estás hablando como mi proveedora de mandioca?

No. No... eso no te permito. ¡Eso no! Mi José... ¡Sí, mi José...! ¡Mi marido!

(Irritada) ¡Claro que es todo mío!

¿Eso que oí fue tu risa o el cacareo de una gallina?

¿Qué...?

¿Mi marido, mi José... y todavía con esa divorciada? ¡Con el currículum que tiene, y mi marido se va a...!

¿Qué? ¿Cuándo? ¿El viernes...? ¡El viernes José estuvo en el Club, hubo reunión de la Directiva hasta las once!

¡Claro que estoy segura!

¡Eso es mentira! Yo no sé qué intenciones tenés pero... ¿Qué vos le viste...?

(Respira hondo. Juntando fuerzas...)

Bueno... estamos empatados, entonces...

¡Porque se da el caso de que YO también he visto a tu marido, JOVEN Y GUAPO como siempre, con su decorativa Secretaria y, en decorativo Alfa Romeo, a las 8 de la noche, allá por Luque! ¡El jueves! Ahí tenés...

(Cuelga violentamente. Disca el teléfono. La atienden. Con voz dulce:)

Hola... ¿Blanca? ¿Cómo te va, querida...?

Decime... ¿tu marido es también Directivo del Minerva...?

¿Cuánto contribuyó él...?

No me entendés... Mi marido me contó que hubo reunión el viernes de la Directiva... y que hicieron una contribución para... ¿Que no hubo reunión el viernes? ¿Estás segura? ¡Ah, el viernes fueron al Cine...! De modo que no hubo reunión de Directiva... (Ríe falsamente.) Oh, no, confío plenamente en José... ¡habré oído mal...! ¡Adiós, querida! ¡Chau!

(Cuelga de nuevo. Se muerde las uñas. Vuelve a discar. Le atienden. Voz muy melosa...)

¿José...? ¿Que tal querido...? ¿Mucho trabajo?

¡Pobrecito!

¡Oíme, amorcito!

¿Sabés que acaba de llamarme Blanca? La esposa de Roberto, tu compañero en la Directiva Minerva. ¡La pobre está celosa! ¡No cree que su marido estuvo el viernes contigo en la sesión! Yo le aseguré que sí. Dejame hablar. Y ella no cree, no cree y no cree. ¡Y yo le dije que yo jamás pongo en duda tu palabra!

¡Claro que hice bien! Bueno, ¡pero lo simpático es que me invitó a ir mañana en la Secretaría del Club a leer el acta de la sesión del viernes...!

¡Y yo para darle el gusto, le voy a acompañar! ¡Hola, hola... hola! ¿Qué pasó? Ah, ¿fue la línea...?

¿Qué...?

Ay, me encanta conocer los secretos de los hombres, contame...

¿Que Ricardo realmente no fue a la sesión?

(Finge estar escandalizada.)

¡Claro que sí, cada hogar es un mundo, no me voy a meter a hacer cuentos en casa ajena...! ¡Pero contame! ¿Con quién...? ¿Con la Doctora Suárez?

¿Con ese loro? Pobre Blanca... Ay, menos mal que mi maridito no es así...

¿Qué...? Perdé cuidado, no le voy a acompañar a Blanca al Club.

No soportaría la cara de vergüenza que va a poner al descubrir que Roberto le miente... ¡Bueno, amorcito, te dejo trabajar...! ¡No te canses...! ¿Para la cena?

¡Una sorpresa! ¡Venite temprano...! ¡TE ESTOY PREPARANDO UNA LINDA SORPRESA...! Vas a VER QUE RICA SORPRESA. ¡Besitos...!

(Cuelga.)

(Murmura:) Hombres, hombres, hombres...

(Vuelve a discar, pero ha puesto un pañuelo sobre el tubo para disimular la voz. ¡La atienden!)

–Hola... (Disimulando la voz) ¿Señora Blanca...? Soy una amiga... ¡vigile a su marido...! ¡Anda con la Doctora Suárez...! No sea tonta...

(Cuelga. Se levanta, al teléfono, como si aún estuviera hablando con Blanca.)

–Te lo has ganado, por lengua larga... (Pausa, expresión asesina:)

Y ahora... ¡a preparar la grata sorpresa para mi maridito...! Micaela... Micaela... ¿Sabes adónde guardé ese palo de amasar, grueso y pesado...?

 

(De: Teatro breve de Mario Halley Mora, 1984)

 

 

**/**

 

Fuente :

ANTOLOGÍA DE LA LITERATURA PARAGUAYA,

3ra. Edición 

Autora TERESA MENDEZ-FAITH

Editorial y Librería EL LECTOR,

Asunción-Paraguay, 2004






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