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VÍCTOR JACINTO FLECHA

  TEXTO Y CONTEXTO: BREVE HISTORIA DEL PARAGUAY 1811 – 2011 - Por VICTOR-JACINTO FLECHA


TEXTO Y CONTEXTO: BREVE HISTORIA DEL PARAGUAY 1811 – 2011 - Por VICTOR-JACINTO FLECHA

TEXTO Y CONTEXTO:

BREVE HISTORIA DEL PARAGUAY 1811 – 2011

 

Por VICTOR-JACINTO FLECHA

 

Editado con el auspicio del FONDEC

Editorial SERVILIBRO

Dirección editorial: VIDALIA SÁNCHEZ

Foto de portada: JUAN MANUEL PRIETO

Asunción – Paraguay

2012 (383 páginas)

 

 

 

 

PRESENTACIÓN

 

         Este libro Breve Historia del Paraguay (1811 - 2011) fue realizado en el marco de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia Nacional, como un homenaje a la juventud paraguaya, que gracias al proceso histórico de los últimos 22 años, creció y se desarrolló en un clima de libertad sin el sentido de opresión que vivieron sus padres y abuelos. Razón en más de acercarle un libro que estudiase todo el devenir de la patria en los últimos 200 años, coincidentes con el tiempo de constituirse en un país independiente, en tanto que no existe bibliografía que abarque este proceso como un todo.

         Este no es un libro solamente de historia política sino que intenta abarcar una mirada totalizadora, en la medida de lo posible, del desarrollo histórico acontecido en los dos siglos. En el Paraguay independiente emergieron cuatro sistemas sociopolíticos, cada uno con su respectiva forma de Estado. Creemos que esas diferentes formas estatales, antes que entes nacidos por generación espontánea o voluntad de una elite política, son expresiones de un proceso social históricamente determinado, son resultados de una constelación de relaciones económicas y relaciones sociales, étnicas y geográficas, políticas, ideológicas y culturales, que vienen del pasado y hacen al presente. Hemos intentado relevar no solo los aconteceres sino dar una explicación del porqué de las cosas, dándole importancia al recorrido de los hechos en la construcción de cada momento concreto, ya que ello es fruto de su propia historia y de sus propias contradicciones.

         Hemos dividido la Breve Historia del Paraguay en cuatro capítulos, de acuerdo a los sistemas socio-políticos que imperaron en el Paraguay, teniendo presente que los diferentes factores que intervinieron en la conformación de cada uno de estos sistemas, dejaron en ellos su marca, de acuerdo a la fuerza con que han actuado. Por último, habría que aclarar, como su nombre lo dice, que es una breve historia y no supone, bajo ningún sentido, tener carácter enciclopédico.

 

         21 de setiembre de 2011

         Víctor-jacinto Flecha

 

 

 

CAPÍTULO IV

 

EL ESTADO DEMOCRÁTICO

 

         LA TRANSICIÓN DEL ABSOLUTISMO A LA DEMOCRACIA314

 

         En la noche del 2 y la madrugada del 3 de febrero de 1989 era tumbada por un golpe militar la más longeva dictadura de la historia paraguaya. El líder del golpe, el Gral. Andrés Rodríguez, el segundo hombre fuerte del país; ante el pavor de su propio acto rebelde, buscó denodadamente el consenso interno y externo de su propio arrojo.

         En los últimos minutos del 2 de febrero, último día de la dictadura de Alfredo Stroessner que había comenzado en 1954, el general Andrés Rodríguez emitía con voz temblorosa un comunicado a la sociedad paraguaya en el que decía: "Queridos compatriotas, apreciados camaradas de las Fuerzas Armadas. Hemos salido de nuestros cuarteles en defensa de la dignidad y del honor de las FF.AA.; por la unificación plena y total del coloradismo en el gobierno, por la iniciación de la democratización del Paraguay; por el respeto de los derechos humanos, por la defensa de nuestra religión cristiana, católica, apostólica, romana (...) espero que los camaradas de las FF.AA. me acompañen en esta circunstancia, porque estamos defendiendo una causa noble y justa que redundará en beneficio de nuestro heroico y noble pueblo paraguayo".

         Esta proclama en sí, de hecho, encerraba todo un programa de lo que sería el proceso de transición, pero al mismo tiempo era una interpelación de los verdaderos poderes del Paraguay de entonces. Después de todo, él mismo era un producto de eso que con su acto negaba. Por eso, quizás, apeló primero a las FF.AA., únicas guardadoras y herederas del poder; segundo, a las fuerzas civiles coloradas, que durante décadas no fueron otra cosa que organizadoras y controladoras de la sociedad civil hacía su pertenencia al Estado (era la pata del Estado dentro de la sociedad civil) y, por último, a ese otro poder omnipotente en el Paraguay: la Iglesia católica. Sí el llamado le era respondido positivamente, el Gral. Rodríguez y sus compañeros podían tener la certeza de poder permanecer en el poder315.

         El golpe, si bien militar, solamente lo estaban realizando las armas de la Caballería y la de la Marina. La operación militar se inició con la neutralización de la Fuerza Aérea y el control del comando aeronáutico, que a partir de la rendición del comandante de la Fuerza Aérea se plegó a los golpistas. En coordinación con el comandante de la Armada, vicealmirante Eduardo González Petít, el general Rodríguez inició a las 20:45 del 2 de febrero el avance sobre Asunción desde su comando del Primer Cuerpo del Ejército con asiento en Ñu Guazú (Campo Grande), en las afueras de la capital.

         Con una columna de carros blindados (Urutís y Cascabel) de fabricación brasileña y los camiones Unimog artillados, unidades de rápido desplazamiento, oficiales y suboficiales comandaban un número de efectivos necesario para ocupar todos los objetivos militares, policiales y civiles que se habían propuesto. El objetivo central era controlar a Stroessner y a su familia –sobre todo al coronel Gustavo Stroessner- y a los generales más importantes. El general Stroessner casi fue capturado en la casa de una antigua amante cuando la columna avanzaba hacia Asunción. Luego se refugió en el edificio del Estado Mayor, donde tenía su oficina de comandante en jefe. Había escogido esta alternativa por considerar que el Regimiento Escolta Presidencial, que se encontraba ubicado en la misma área, podría responder al ataque, convirtiéndose así en el principal objetivo.

         Por su parte, la Armada movilizó una columna de infantes de Marina con el objetivo de tomar el puerto de Asunción, el Palacio de Gobierno y la Policía de la Capital, todos en la misma área. La policía fue la que más resistencia opuso, pero con fuego de morteros y lanzagranadas las fuerzas golpistas redujeron la resistencia y, finalmente, consiguieron la rendición.

         El ataque contra el Estado Mayor y el Regimiento Escolta Presidencial fue el más prolongado y se tuvieron que utilizar los aviones Xavantes como disuasivos para que, a las 6:30 de la mañana del 3 de febrero, el general Alfredo Stroessner se rindiera. Lo acompañaban su hijo Gustavo, el ministro de Defensa, general Germán Martínez; el comandante de los Institutos Militares de Enseñanza General, Gerardo Johansen; y el comandante del Regimiento Escolta Presidencial, general Ruiz Díaz316. Un tendal de muertos quedó después de estas batallas. Fuentes extraoficiales hablan de 600 muertos aunque las oficiales solamente reconocen la suma de 35, a todas luces muy exiguas, viendo la ferocidad de la lucha317.

         Esa mañana, en la capital paraguaya, apenas lavadas de sangre y retirados los cadáveres de las calles del micro centro adyacentes a la Plaza de la Independencia, zona del monumental Panteón de los Héroes y de las cercanías a la Policía de la Capital, la gente se agolpó en las calles del centro histórico de la ciudad para festejar su alegría y a informarse por las ediciones especiales de los diarios. Esa misma tarde comenzaron los obreros a taponar los agujeros de balas y arreglar las viviendas perjudicadas por la lucha.

         Al otro día, el Gral. Andrés Rodríguez asumía en el Palacio de López como presidente provisional de la República del Paraguay dentro de un clima de euforia generalizada. El propio líder de la oposición, Domingo Laíno, fue llevado en andas, hasta la junta de Gobierno del Partido Colorado, en donde improvisó un mensaje a los colorados. La alegría y la fiesta eran de todos. Los antiguos stronistas "hasta las últimas consecuencias", vistieron la nueva camiseta de la democracia ese mismo día.

 

         LA PERCEPCIÓN INTERNACIONAL DEL GOLPE

 

         El 3 de febrero de 1989 Le Monde y Líberation, de París, The New York Times, de Nueva York y El País, de Madrid, anunciaban en primera plana el derrocamiento del dictador Alfredo Stroessner por su consuegro el general Andrés Rodríguez. Los noticiosos de las cadenas televisivas más importantes del mundo pasaban escenas del reciente golpe de Estado. La mayoría de las agencias internacionales dieron una interpretación poco alentadora a que el segundo hombre fuerte del país, durante décadas, pudiera llevar adelante una política liberalizadora. Los más optimistas pensaban que la derrota del mito del poder absoluto con la caída del dictador era lo más importante.

         Sin embargo, para sorpresa de todos, el general Andrés Rodríguez, con sus luces y sombras, desde el primer día de su gobierno fue demostrando que no era el mismo que su consuegro, que tenía una política y práctica diferente a aquel. Entre ellas, el respeto irrestricto a la libertad de prensa y un relacionamiento político de primer nivel con ella.

 

         LA APROBACIÓN INTERNACIONAL

 

         El golpe del 2 y 3 de febrero tenía una tierra abonada para ser aprobado por la comunidad internacional. El mismo día 3, el vocero del Departamento de Estado de los EE.UU., Charles Redman, declaró: "Damos la bienvenida a toda acción en favor de un gobierno democrático (...) estamos estudiando la situación, pero aún no hay reconocimiento al nuevo régimen paraguayo"318.

         El primer país en reconocer al nuevo Gobierno fue la Argentina, en horas de la tarde del día sábado 4 de febrero. Horas más tarde lo haría el Brasil y a filos de la medianoche, el gobierno de Taiwán. El mismo día 4 de febrero, el presidente venezolano Carlos Andrés Pérez declaró que la caída de Stroessner fue "el mejor regalo que recibí en mí toma de posesión". El 7 de febrero, el primer ministro francés declaró en Ginebra, en el marco de la plenaria de la Comisión de los Derechos Humanos de la ONU, que el "proceso de democratización (en el Paraguay) incidirá positivamente, no solo sobre la relación franco-paraguaya, sino sobre el conjunto de las relaciones internacionales del país sudamericano. Es decir, que se volvería a normalizar la relación internacional del Paraguay con el mundo"319. El día 9, EE.UU. reconoció el nuevo Gobierno. Con ello, éste tenía ganada su batalla de reconocimiento.

         De esa forma, el nuevo Gobierno paraguayo comenzaba a lograr el consenso internacional. Pero este consenso no solo fue a raíz de las declaraciones en que enunciaba sus propósitos, sino sobre todo por la posición que adoptaron los tres principales partidos políticos de la oposición paraguaya, miembros de las tres más importantes internacionales políticas del mundo, la Internacional Socialista, la Internacional Liberal y la Internacional Demócrata Cristiana. El reconocimiento de los partidos paraguayos al nuevo régimen posibilitó el reconocimiento internacional.

 

         LOS PRIMEROS AIRES DE LIBERTAD

 

         El primer domingo de su mandato, el presidente Rodríguez solicitó asistir a una misa por los caídos, en la Catedral Metropolitana, en donde se confundió con la multitud y con líderes de la oposición. Esa tarde, a las 5, partía hacia el exilio el dictador derrocado, al Brasil. Aquí quedaba la sensación de la alegría y de un cambio total.

         Sin embargo, desde otras perspectivas, también otros sectores apuntaban que el triunfo de las "fuerzas revolucionarias", no significaba, bajo ningún aspecto, la derrota del poder, solamente un desplazamiento. Esta situación de la derrota dictatorial, que no haya sido realizada por fuerzas ideológicas totalmente diferentes a la dictatorial, que construya el nuevo poder desde una perspectiva distinta, tendrá enormes repercusiones en todo el proceso posterior. El hecho mismo de que en este nuevo-viejo poder se haya reencarnado la dualidad Ejército-Partido Colorado estaba manifestando entronizadas costumbres políticas del Estado militar. Por otro lado, los "compañeros civiles" del Gral. Rodríguez no eran otros sino aquellos del sector del Partido Colorado que sirvieron al poder militar durante largas décadas. El hecho mismo de que Rodríguez (o en efecto, los militares golpistas) buscara una alianza con dirigentes que hasta dos años antes eran dirigentes oficiales del stronismo y por ende, personajes conocidos por las masas, es legítimo suponer que el golpe en ese momento buscaba tranquilizar y ganar el apoyo de las amplias mayorías de la población. Tan acostumbrados estaban los militares a tener una maquinaria civil de consenso que no se animaron a ser solos en el galope sino que se dejaron acompañar por el "tradicionalismo" del Partido Colorado.

         Esta situación sesgó en mucho al nuevo Gobierno. Rodríguez pudo haber aprovechado los meses de febrero, marzo y abril para hacer una reconducción general de la maquinaria y las costumbres de los funcionarios del Estado. La corrupción estatal reinante en el anterior período pudo haber sido barrida de raíz. Esta no toma de medidas contra la corrupción, el especulado y los agentes políticos de aquellos tiempos posibilitará el renacimiento de los mismos y el aumento de su número por nuevos personeros que surgieran con el proceso democrático.

 

         LA TRANSICIÓN CONCEBIDA COMO UNA AGENDA ELECTORAL

 

         El lunes 6 de febrero, el Poder Ejecutivo ya señalaba el rumbo de los acontecimientos posteriores. A través del Decreto Nº 3, el presidente de la República disolvió el Congreso y llamó a elecciones para el 1º de mayo de ese año, a fin de elegir presidente y miembros del Congreso por el resto del período 1988-1993.

         El primer efecto del golpe fue una inmediata liberalización política (restitución de las libertades públicas), que a su vez desemboca en una transición con un cronograma electoral impuesto. En esos meses de febrero y marzo, la oposición consiguió solamente algunas reformas a la Ley Electoral 886, pero no las principales. Así comenzó una transición desde arriba y desde adentro, es decir, con muy poca participación de la oposición en el establecimiento de las primeras reglas de juego que tenía en el núcleo de poder a figuras provenientes del régimen anterior (el quiebre de la dictadura se produjo al interior de la misma)320.

         "La estrategia rodriguista era reconocer a los interlocutores y ofrecerles un espacio de negociación, de manera a integrar a la sociedad política informal al proceso; pero, al mismo tiempo, se solicitaba la aprobación o el consenso para que la dirección del proceso estuviese centrada en una renovada triada FF.AA.-Gobierno-Partido Colorado. Porque sin contar con ese consenso, la democratización aparecería como ingobernable y, por ende, irrealizable desde el punto de vista del conjunto de intereses que se movía detrás del presidente provisional. Existía una serie de factores de poder, internacionales y nacionales: sector empresarial local, corriente ‘tradícíonalísta’, intereses políticos brasileños y norteamericanos que compartían el punto de vista de que la democratización del país debía hacerse a través del Partido Colorado, modificando y reformando el orden jurídico institucional autoritario desde el Gobierno"321.

         Y en esos dos meses de febrero y marzo, el núcleo de poder emergente del golpe consiguió el consenso de la oposición real, esto es, de la nucleada en el Acuerdo Nacional (AN). La lógica era sencilla: el Gobierno cumplía con su parte (las libertades públicas) y la oposición participaba en el primer proceso electoral a sabiendas de que era solo un paso.

         Allí estaba el germen de una de las características centrales de la transición paraguaya: "Consenso tácito con agenda electoral: en la transición local no se firmaron pactos explícitos. La oposición política aceptó la apretada agenda electoral de cuatro años, a través de un consenso tácito que se mantendría en la medida en que las condiciones de libertades públicas y de cumplimiento de los plazos de la transición no se alteraran... Es decir, en la transición no se pactaron contenidos y sí se aceptaron, por parte de la sociedad política, y también de la civil, plazos fundamentalmente electorales. Así, la transición fue ante todo un conjunto de cambios políticos en el plano del incremento de las condiciones de competencia pluralista y libre de partidos y movimientos políticos"322.

         El Gobierno necesitaba legitimarse con contenidos distintos al anterior, tanto en el plano interno como externo (la segunda proclama del general Rodríguez en la madrugada del 3 de febrero estaba dirigida a la comunidad internacional), y este objetivo solo podía lograrlo con una apertura política que abarcara tanto al Partido Colorado (incorporación de los sectores "contestatarios al régimen de Stroessner") como a la oposición real (partidos nucleados en el Acuerdo Nacional).

 

 

 

 

         LA RECOMPOSICIÓN DEL PODER: CAMBIO DE LA ESTRUCTURA DE

         LAS FF.AA. Y TREGUA EN EL PARTIDO COLORADO

 

         Inmediatamente después del golpe se reformularon las pautas de ordenamiento interno del Ejército. Se suprimieron dos divisiones de Infantería y se crearon dos nuevas de Caballería. De la reasignación territorial, el Primer Cuerpo de Ejército se constituyó en la principal unidad de las FF.AA., al cubrir la zona de la frontera estratégica con Brasil y Argentina.

         El inmovilismo en las FF.ÁA. durante la dictadura, que se notaba en el tramo del escalafón superior, remite al mantenimiento de lealtades al general Stroessner de parte de sus generales: 48 generales homólogos de la Armada, 400 coroneles y capitanes de Navío para una dotación de poco más de 22.000 hombres. De ahí que en los últimos años el régimen stronista haya apelado a una medida más drástica: el pase a retiro forzoso de grandes contingentes de coroneles que tenían entre ocho y diez años de antigüedad en el grado. "Esta deformación institucional y los taponamientos que ella produce, fueron temas más difíciles de resolver en el reordenamiento castrense"323.

         Una de las primeras medidas del nuevo poder fue la separación de 32 generales, 12 de División y 20 de Brigada. Quedaron solamente 2 generales de División, un vicealmirante y 11 generales de Brigada, de los 46 que estaban en inactividad. Ascendieron 41 nuevos generales en 1989. Con estos cambios, aparentemente Rodríguez cumplía lo manifestado en su proclama, en cuanto a la dignificación de las FF.AA. El importante analista político, Mauricio Schvartzman interpretaba que "la dignificación de las FF.AA." no se dirigió en el sentido de substraerlas de sus compromisos económicos, políticos y limpiarlas de la corrupción, sino en el de la promoción al generalato de varias camadas acumuladas de coroneles que no tenían ninguna perspectiva de ascender en el Ejército stronista. Mientras esto último ocurrió, los jefes militares siguieron siendo empresarios y activistas colorados324.

         Así, el golpe cambió de equipo de mando a las FF.AA. y al mismo tiempo, restituyó al "tradicionalismo" en la junta de Gobierno del Partido Colorado, la otra pata del poder. El esquema de vinculación FF.AA./Partido Colorado no cambió.

         Las mayores dificultades que tuvieron se originaron en que la transición política se inició en las mismas entrañas del antiguo poder. Fue una sublevación militar acompañada por un sector del partido de Gobierno. El nuevo poder no fue totalmente diferente al anterior, sino más bien un reacomodamiento del viejo poder. Los actores fueron los mismos que aquellos que ejercieron el poder durante toda la dictadura y corresponsables del ejercicio autoritario del mismo y de las violaciones a los derechos humanos cometidas por el Estado.

         En ese sentido, el triunfante sector militar-cívico-empresarial buscó capturar, para sí solo, al Estado, con el objetivo de imprimirle a éste una forma más distendida, hasta el límite que no modificara el peso de su poder. La concentración de ese poder fue muy fuerte y tenía sesgos controladores bien precisos. Al ser implementada la transición desde el poder, sin la activa participación ciudadana, la misma estuvo "tutelada", por la representación de ese poder: las FF.AA.

         Tampoco el proceso de la transición paraguaya suponía la recuperación de la democracia substraída anteriormente por poderes fácticos, como en la mayoría de los países del área, sino que se trataba de inaugurar o instaurar la democracia por primera vez en el país. Al no existir experiencia social ni "memoria histórica" de una democracia en funcionamiento, a no ser unos pocos años de la década de 1920, la construcción de un estado de derecho no tenía, a nivel nacional, un modelo en el que pudiera afirmarse.

         Si bien en los últimos años de la dictadura las movilizaciones político-sociales por reivindicaciones democráticas fueron creciendo en número y eficiencia, aún se estaba lejos de constituir una fuerza social capaz de revertir el sistema. El golpe militar que derrocó al dictador fue dado en un tiempo en que el modelo totalitario comenzaba con su crisis pero no todavía lo suficientemente avanzada como para que emergiera dentro de la imaginaría de la sociedad una utopía viable, un modelo alternativo al Estado existente.

         Más allá de estas reivindicaciones no existió un proyecto totalizador y articulador del cambio. La "imaginaría" de la clase política opositora estaba asentada sobre la idea de que la única dificultad para la democratización del país constituía el dictador. Desaparecido éste, el proceso posterior debería conducir, inexorablemente, a una sociedad democrática. La experiencia de dos décadas de libertades ha demostrado lo profundamente equivocada de esa percepción.

         En tanto que las fuerzas militares que participaron del golpe tenían el convencimiento que habían logrado la derrota del dictador, y por lo mismo, se sentían con "derecho tutelar adquirido" para actuar de guía en la construcción de la futura sociedad. De hecho, se hablaba de "democracia donada graciosamente por las FF.AA. a la sociedad civil. El Partido Colorado, oficialista, estaba tan acostumbrado a acompañar en el poder a los militares que fueron aún más temerosos de dar cabida a la oposición por temor a perder el maridaje con las FF.AA., por lo que tampoco una reivindicación de la dirección civil del proceso.

         Todo esto imposibilitó la concreción de un pacto político-social en pos de una sociedad y un Estado democráticos que tuviera en cuenta no solo el aspecto netamente político democrático sino que concretizara cambios profundos en la estructura económica, en lo social y en lo cultural. Ni los militares, ni la clase política, consideraron la participación ciudadana como articuladora de la elaboración y la construcción de un estado de derecho.

         Sin embargo, como producto de las propias libertades la sociedad hizo su experiencia y se ha constituido, en algunos casos, en grupos de presión para lograr sus reivindicaciones. En los momentos críticos en que se vio amenazado el proceso, fueron las movilizaciones sociales espontáneas las que pusieron a salvo al proceso.

         El Gobierno y la cúpula militar entendieron la unidad del partido colorado como la restitución de las autoridades legítimas, los "tradicionalistas", sector del Partido Colorado excluido del poder en 1987, con el agregado de los ex "contestatarios", colorados opositores a Stroessner, excluidos del partido en 1959. El 1 y 2 de abril del año 1989 se integró, por una "Convención Extraordinaria del Partido Colorado", la nueva directiva del partido. Esta fue integrada por un 66% de los tradicionalistas y 33% por los sectores "contestatarios"325.

         De esta forma, el Partido Colorado abrió una tregua partidaria obligada, por la cercanía de las elecciones. Los ex "contestatarios" admitieron el acuerdo de volver al seno del partido en condiciones débiles, conscientes de sus debilidades iníciales en el aparato partidario y esperando que a partir de los espacios ganados, puedan ir construyendo bases propias. Más allá de algunas protestas, por la forma como se aprobaron las actas de los resultados electorales de las seccionales, se aceptaron tácitamente esos resultados esperando la acumulación de fuerzas más adelante.

 

 

 

 

         LA OPOSICIÓN SE SUMA AL PROCESO Y EL FINAL DEL OPOSITOR ACUERDO NACIONAL

 

         El 17 de febrero, por primera vez en décadas, un líder de la verdadera oposición visitaba en el Palacio a un presidente. El socialista Euclides Acevedo, titular del Partido Revolucionario Febrerista (PRF), visitaba ese día al general Rodríguez; otro tanto hizo Jorge Darío Cristaldo, del Partido Demócrata Cristiano. El 3 de marzo, Domingo Laíno, el máximo líder de la oposición y presidente del Partido Liberal haría lo propio. Señalaba al final del encuentro, en relación a pedidos de la oposición, que "no somos maximalistas... Los términos de ese paquete pueden ser respondidos positivamente algunos y vagamente otros. Y eso no significa que no vamos a presentarnos, simplemente lo que queremos es que estas elecciones sean muy mejoradas con relación a las anteriores elecciones"326. Domingo Laíno era claro: más allá de los mecanismos formales (las convenciones de ese mes de marzo), las élites partidarias ya habían decidido la participación. A mediados de febrero, el MOPOCO (ex contestatarios colorados) se retiró oficialmente del opositor Acuerdo Nacional para retornar al seno del Partido Colorado, de donde se habría desprendido en 1959.

         En febrero de 1989, el Acuerdo Nacional (AN), integrado por los partidos Liberal Radical Auténtico, Demócrata Cristiano, Revolucionario Febrerista (miembro de la Internacional Socialista) y el Movimiento Popular Colorado (MOPOCO), cumplió diez años. Creado al calor de la política de defensa de los derechos humanos del presidente James Carter, a finales de la década del setenta, fue el principal referente internacional y local de la oposición efectiva. Sin embargo, a pesar de todo el Acuerdo Nacional no pudo constituirse en un movimiento de masas que pusiera en peligro a la dictadura. Permanentemente reprimido no pudo constituirse en una fuerza política homogénea. Jamás logró diseñar una imaginaría del país democrático que pretendía. Vivió en la marginalidad en que la dictadura le dejó sobrevivir. El golpe lo sorprendió, pasada la euforia del 3 de febrero, se fue diluyendo. El imponente acto en el centro de Asunción del sábado 11 de febrero, convocado por el Acuerdo Nacional, fue el canto del cisne, su victoria fue su muerte, por primera vez tuvo una convocatoria tan masiva, pero más debido a las condiciones políticas del momento antes que a una manifestación de la organización. De hecho, cada sector de la multipartidaria ya fue determinando su propia agenda.

 

         EL PLURALISMO AMPLIADO

 

         En el mes de marzo, además de otorgar reconocimiento legal al Partido Liberal Radical Auténtico y al Partido Demócrata Cristiano, la Junta Electoral Central (JEC) reconoció al Partido Blanco (minúsculo grupo conservador de orientación cristiana), al Partido Humanista (reivindicaba al sistema de cooperativas y el ecologismo), al Partido de los Trabajadores (de orientación trotskista), al Partido Nacional Socialista y al Partido Liberal Radical Unificado. El Movimiento Democrático Popular no solicitó reconocimiento legal, al considerar que todavía no se daban mínimas condiciones democráticas. Permanecían todavía en la clandestinidad el Partido Comunista Paraguayo, de orientación pro-soviética y el Partido Comunista Independiente, pro-chino, sin embargo, ambos partidos dejaron la clandestinidad al poco tiempo y abrieron sus locales públicos.

 

 

 

         HACIA EL CUMPLIMIENTO DE LA TRANSICIÓN COMO AGENDA

         ELECTORAL: LAS PRIMERAS ELECCIONES LIBRES DESPUÉS DE

         DÉCADAS DE AUTORITARISMO

 

         El llamado a elecciones generales el 6 de febrero de 1989, a los tres días del golpe, para elegir el sucesor de Stroessner y la fijación de un plazo demasiado cercano para el evento (1º de mayo), demostraba claramente que el nuevo Gobierno de facto quería rodearse del aura republicana. El entusiasmo del momento llevó a algunos a pensar que el próximo Gobierno surgido de esas elecciones debiera presidirlo un civil y en ese sentido fueron propuestos como candidatos, por miembros del Partido Colorado, líderes civiles de esa agrupación. Al final, fue el Gral. Andrés Rodríguez el postulado a la presidencia de la República por el Partido Colorado. Estas elecciones, a pesar de que la oposición no estuvo en acuerdo con una fecha tan cercana que no le permitía organizarse, se llevaron a cabo como estaba previsto bajo la misma Constitución Nacional y la misma Ley Electoral stroessnerísta (modificada solamente en aquellos puntos que pudiera extender la participación de los partidos proscritos menos la del Partido Comunista). Por primera vez en la historia paraguaya se presentaron ocho partidos políticos a las elecciones y las mismas se realizaron bajo un clima de libertad de palabra, de reunión y de prensa.

         En la fecha prevista, 14 de mayo de 1989, se llevaron a cabo las elecciones en un clima de absolutas libertades, pero el acto comicial no estuvo exento de fraudes. El organismo organizador fue la junta Electoral Central compuesta por un 66% de colorados y un 33% de opositores. Los resultados fueron para Andrés Rodríguez (ANR Partido Colorado), 73.3%, y para el opositor Domingo Laíno (Liberal Radical Auténtico), 21.6%, y los otros partidos, 3.3%327.

         A pesar de las ocho candidaturas, los que realmente midieron fueron los candidatos de los dos partidos tradicionales del país. A pesar de las libertades públicas, el fantasma del régimen anterior estaba presente como si fuera el alter ego de la nueva situación. Las propuestas políticas hablaban de ello. Se medían, por un lado, Domingo Laíno, el más representativo de los opositores, el anti sistema por excelencia, un combatiente empedernido por la libertad, y por el otro, el Gral. Andrés Rodríguez, cabeza visible del golpe, consuegro de Alfredo Stroessner y perteneciente a una cúpula militar y empresarial surgida durante la dictadura.

 

         EL NUEVO CÓDIGO ELECTORAL Y EL VOTO DIRECTO

 

         El año 1990 fue, en cierta forma, el espejo de la transición. En el plano de las aperturas políticas, el Poder Ejecutivo mostró particular voluntad de llevarlas adelante. La muestra más cabal es el proyecto del Código Electoral, que en muchos de sus planteamientos iban más allá del Poder Legislativo. Sin embargo, también el primer semestre mostró la incapacidad y la falta total de voluntad política del Ejecutivo para encarar la búsqueda de solución a los problemas sociales que no sean las represiones. En el plano de los partidos políticos los conflictos se agudizaron dentro del Partido Colorado mientras que el Partido Liberal Radical Auténtico mostró capacidad de resolver sus problemas internos.

 

         OTRO PASO DE LA AGENDA ELECTORAL: EL CÓDIGO ELECTORAL

 

         En los finales de 1989 y los dos primeros meses de 1990, el proceso de transición tuvo su centro de gravedad en el futuro Código Electoral. Los tres poderes del Estado, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, intervinieron en un proceso conflictivo en donde se jugaba la forma de la implementación democrática en el Paraguay.

         Por supuesto, que las discusiones e intervenciones no debían ser para menos, se trataba de pergeñar un sistema de normas y procedimientos a través de los cuales se pudiera expresar la voluntad popular. Este sistema pudiera expresarla o distorsionarla de acuerdo a los objetivos superiores del sistema político. Por experiencia, la anterior Ley (886/81 del Estatuto Electoral) estaba diseñada armónicamente con el sistema autoritario. Inspirada en la legislación electoral de la Italia fascista no respetaba el principio de representación proporcional sino daba a la primera mayoría las dos terceras partes de los escaños del Congreso, las Juntas Municipales y los organismos electorales.

         La búsqueda de un esquema transparente de elecciones populares debía ser la base de la legitimidad de las autoridades electas en un sistema democrático. Y más para la transición paraguaya, que por sus características específicas, tenía la necesidad de una legislatura que pudiera fundar, a través de sus reglas, la costumbre democrática.

         Dentro del esquema diseñado por el nuevo núcleo del poder, en que perviviera el esquema FF.AA./Gobierno/Partido Colorado, el Código Electoral era fundamental para todos los sectores. Aquí, antes que enfrentamientos entre oficialistas y opositores, se dio entre esquemas diferentes de concepción política del juego electoral, en donde cabían oficialistas y opositores. El Código Electoral aprobado el 28 de febrero por la Cámara de Senadores y promulgado por el presidente Andrés Rodríguez (Ley 1/90) expresaba, presumiblemente, el momento coyuntural más claro de una forma de voluntad de apertura política.

 

         LO INÉDITO EN LA HISTORIA: ELECCIÓN DE ALCALDE MUNICIPAL

 

         El llamado a elecciones de intendentes municipales para el 26 de mayo de 1991 fue un elemento dinamizador de la política paraguaya. Por primera vez en toda la historia paraguaya se realizarían elecciones para ese cargo. Las libertades ciudadanas estuvieron aseguradas y el tono fue la pluralidad ideológica de los candidatos. En los 204 municipios se presentaron diferentes listas de diferentes partidos políticos y candidaturas independientes, La ANR y el PLRA cubrieron todos los municipios, en tanto que los otros partidos y candidaturas independientes solo algunos de ellos. Otro hecho inédito fue el espacio que ganó la mujer, como género, dentro de la campaña electoral. Aunque éste fue magro en el porcentaje de las listas presentadas, en Asunción se logró un promedio del 30% en las listas postuladas para la Concejalía. Los partidos políticos discutieron por primera vez dentro de sus propias organizaciones los porcentajes que debía ocupar la mujer en las candidaturas.

         Asunción, por ser la capital de la República, fue el centro neurálgico de la campaña electoral. En ella se concentraban los tres poderes del Estado y era el municipio más importante del país por su población y poder económico. Asunción, al ser el centro de mayor importancia del país, fue también la ciudad que más sintió el clima oprimente de la dictadura. El mbareté (prepotencia, en guaraní) se enseñoreó en la vida cotidiana de la gente en ese tiempo. Al pasar a otro tiempo, con el golpe del 3 de febrero, la gente comenzó a desalojar de sí misma al miedo y la inseguridad política que acompañaba a todos. La campaña electoral fue vivida por la ciudadanía, en términos generales, como una epopeya festiva. Con entusiasmo, atenta a los planteamientos y declaraciones de los diferentes políticos, que luego eran discutidos en los núcleos familiares y centros de trabajo.

         El triunfo en Asunción de un movimiento ciudadano opositor, independiente de los partidos políticos, fue un hecho asombroso y vivido por el Partido Colorado como hecatombe.

 

         LAS PRIMERAS ELECCIONES DE LOS GOBIERNOS LOCALES.

         SU IMPACTO EN LA SOCIEDAD Y EN EL PODER

 

         Los resultados generales de los primeros comicios para elegir intendentes municipales que recuerda la historia paraguaya tuvieron un gran impacto sobre el núcleo del poder y sobre el desarrollo mismo de la transición.

         El Paraguay no había conocido en toda su historia unas verdaderas elecciones libres de autoridades, exceptuando las de 1928, y en ningún momento un partido político fue desplazado por otro mediante el voto. En este contexto, el triunfo en la capital de la República, en las primeras elecciones verdaderamente libres después de 63 años, de un movimiento ciudadano opositor, independiente de los partidos políticos, cuyo candidato era un joven de 30 años, Carlos Filizzola, que había ganado fama en su lucha contra el stronismo, resultó un hecho asombroso. En otros 45 municipios del interior del país, triunfaron candidatos del opositor PLRA.

         Esta situación significó una inflexión en el proceso de apertura democrática. El nuevo escenario reactualizó el viejo esquema de poder de la dictadura, cual era la estrecha vinculación del Partido Colorado con el estamento militar pero ahora con una nueva mediación, los intereses del capital, emergido bajo los faldones del Estado, mediante la corrupción durante la dictadura.

         La situación de permanente crisis del partido oficialista, que encontraba dificultades para adecuarse a las nuevas circunstancias democráticas abiertas en el país, conllevó a que los poderes fácticos (militares-empresariales) optaran por tomar ellos mismos la dirección de las campañas electorales para la Convención Nacional Constituyente (1991), las Presidenciales de 1993 y de 1998.

 

         LAS RUPTURAS POLÍTICAS DE LA TRANSICIÓN

 

         Desde el golpe del 3 de febrero de 1989, en el Paraguay ha desaparecido el miedo. Augusto Roa Bastos, refiriéndose a nuestro país, escribió con mucho tino, hacía fines de la dictadura pasada, que la única manifestación de la conciencia social era la del miedo. Indudablemente que era toda una definición del comportamiento social de los paraguayos después de más de medio siglo de Gobierno militar autoritario.

         La violencia fue durante toda la dictadura el vocabulario básico en la comunicación entre el Estado y la población civil. La gente se despertaba y se acostaba con el miedo. Miedo a opinar, miedo a dar el mal paso, miedo a actuar. Se tenía solo ojos para mirar y un largo silencio para alimentar. Las cadenas de las sucesivas violencias de la represión estatal eran ejercidas no solamente para castigar a los "supuestos" violadores de las leyes liberticidas sino como castigo que sirviera de "ejemplo" a toda la colectividad. Dentro de este esquema, la violencia represiva era ejercida en forma desmedida y discrecional. Esto ha producido una sociedad temerosa de manifestarse. El miedo arropó a la gente como una sombra de sí misma, como una copia de su propia esencia. Entonces, la vida corría bajo una imagen inmóvil, igual y silenciosa.

         Con estos antecedentes, el proceso de tránsito del Estado totalitario al democrático, en el transcurso de todos esos años, fue un proceso sumamente complejo en el que se dieron avances significativos y en algunos casos retrocesos en la perspectiva de la construcción de un estado de derecho. Sin embargo, la ciudadanía ha recuperado su palabra y en algunos casos su acción. La gente, en esos años, pudo descubrir el diálogo y la discusión política entre amigos, en familia, en las calles, por medio de la prensa y manifestar puntos de vista diferentes a los sostenidos por el Gobierno, sin que por ello fuera perseguida por la Policía política o encerrada en mazmorras o asesinada impunemente. La palabra ha sabido ganar un espacio en la conciencia pública.

         Desde el punto de vista de las rupturas políticas y la construcción de un estado de derecho se pueden mencionar:328

         a) el proceso de ensanchamiento de las libertades públicas y una amplia libertad de prensa. Este hecho podría constituirse en el más importante de la transición y de mayor impacto en la historia paraguaya. Desde la década de 1920, la sociedad paraguaya no había conocido un período tan extendido de libertad como en éste.

         b) el diseño de una forma democrática de gobierno en la nueva Constitución Nacional (1992). Esa Constitución garantizaba y garantiza las libertades públicas, descentraliza al Estado y crea las condiciones de amplia participación ciudadana. De hecho, es la Constitución más democrática de toda la historia paraguaya.

         c) las reiteradas elecciones han permitido la emergencia, casi por primera vez, de la ciudadanía.

         d) la institucionalización de las FF.AA., aunque fue un proceso arduo, recién hacia el final del siglo XX se pudo afirmar que se logró su institucionalización.

 

         HACIA LA CONSTITUYENTE

 

         El segundo semestre de 1991 tuvo como eje central de la coyuntura la campaña electoral para las Elecciones Constituyentes del 14 de diciembre de ese año. La Constitución era un tema de difícil explicación en términos de campaña electoral. Aparecía muy alejado de la cotidianeidad de los ciudadanos. Así, las campañas de los partidos y los movimientos volvieron a estar focalizadas en sus candidatos y en consignas simples. En esta campaña, además, hizo su irrupción el general Lino Oviedo, para constituirse en un referente político en los años posteriores, como factor preponderante en la organización de la campaña. Se reartículaba el pacto cívico militar.

         El Partido Colorado, baqueano del poder, comprendió muy bien la importancia de una Constitución Nacional y desplegó una campaña publicitaria extraordinaria. Su slogan "trabajo en primer lugar" movilizó a sus adherentes. En cambio, al Partido Liberal Radical Auténtico, con Domingo Laíno a la cabeza, lo único que le importaba eran las elecciones presidenciales de 1993 y no invirtió en propaganda electoral. Las elecciones estuvieron caracterizadas por una gran abstención de la oposición, quienes perdieron alrededor de 200.000 votos con relación a las municipales. El Partido Colorado recuperó su mayoría absoluta. Con estos resultados se esperaba una Constitución conservadora; sin embargo, se consustanció en ella todo el espíritu democrático de los colorados, otorgando espacios a la oposición, y apoyando la redacción de una Constitución, considerada la más democrática de la historia del país.

 

         LA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE Y EL PERMANENTE

         ACOSO DE SECTORES

 

         Desde su instauración, el 1 de enero de 1992 se trabajó seriamente. El anteproyecto constitucional presentado a la plenaria tuvo la necesaria consistencia de un buen proyecto, en términos generales. Existieron grupos sociales, de género, políticos, religiosos, económicos que no estuvieron de acuerdo con determinados articulados pero eso no convalidaba, bajo ningún punto, al anteproyecto. Sin embargo, la Asamblea Nacional Constituyente estuvo sesgada por el acoso permanente de importantes sectores de poder que se manifiesta en forma múltiple y perentoria y este acoso se suma al ya poco tiempo con que contaban para cumplir con su cometido.

 

         EL ACOSO

 

         Extraña paradoja la de esta Constituyente. Fue elegida por las elecciones más limpias que recordaba, hasta ese momento, la historia; sin embargo, una campaña de desprestigio, que por su forma recordaba a campañas desestabilizadoras en otros países. Esta campaña consiguió que la Asamblea Constituyente esté rodeada por un anillo de malquerencia de la propia sociedad que la eligió. Una campaña orquestada de forma descalificativa. Desde la reuniones del Poder Ejecutivo y militares con los constituyentes colorados presionando a éstos sobre determinadas cuestiones constitucionales, que por otro lado, este mismo poder "colaboró", los pronunciamientos de entidades empresariales, sobre todo al referido artículo que posibilitaba una participación obrera en las ganancias de empresas, fueron muy fuertes los comunicados de la UIP y la FEPRINCO, publicados en los principales diarios del país, en forma de solicitada. ¿Fue ignorancia "sagacidad" pedestre? Sobre el mismo articulado, las declaraciones de la Asociación de Empresarios Católicos fueron fundadas y respetuosas. Otro fuerte acoso se hizo a través de las declaraciones formuladas por dos dignidades de la Iglesia católica en nombre de toda la Iglesia, en la que se resta, inclusive, la legitimidad de la Asamblea Constituyente.

         El éxito en la construcción de la malquerencia tuvo alguna explicación. Para un pueblo que por más de cinco décadas estuvo inmerso en un mar de ignominias donde la única ley era la del mbareté, fue muy difícil apreciar lo que significa para su vida cotidiana la Carta Magna. Se necesitaba toda una campaña educativa de gran envergadura donde se explicara esta importancia. Sí para las elecciones municipales hubo movilizaciones de partidos políticos, movimientos sociales, ONGs formando monitores, explicando lo que es el municipio, su importancia y, al mismo tiempo, sensibilizando para el acto electoral para las elecciones para constituyentes, nada de eso se hizo.

 

         LA SOLEDAD CONSTITUCIONAL

 

         La prensa, en términos generales, no fue muy ilustrativa ni educativa. Existieron buenos y malos analistas. Algún despistado analista inclusive, en momentos que se discutía el articulado sobre la participación obrera en las ganancias, insinuaba a los militares un golpe de Estado. Entonces, los constituyentes vivieron la inmensa soledad del mar vacío. El pueblo no se manifestó, a través de movilizaciones, petitorios masivos, que pudiera significar un gran porcentaje del electorado, para apoyar o rechazar determinadas cuestiones que hacen a su propia vida y la de sus hijos. Con excepción de la Iglesia -que es toda una institución-, por la cuestión del aborto. Pero dónde están los que entienden que el aborto es una cuestión social y que se seguirá practicando, a costa de vidas humanas, aún cuando lo prohibiera la Constitución, o los centenares de miles de campesinos sin tierra que pudieran apoyar declaraciones constitucionales que puedan hacerle posible su acceso. O los obreros por sus reivindicaciones. En estos casos, qué importancia tiene "sus representantes obreros y campesinos" en la Constituyente sí el sujeto social no se moviliza y estos "representantes" tampoco son constitucionalistas y especialistas que pudieran argumentar y convencer sobre estas cuestiones. Con esto se desnuda el "corporativismo" de algunos.

 

         UNA MEDIDA DEL PLRA CAMBIÓ LA HISTORIA

 

         A Cambio para la Liberación del PLRA se le ocurrió intentar abrir sus listas, en las elecciones, a intelectuales de primer nivel, no afiliados al partido, que de concretarse pudiera haberse constituido en el primer paso de alianza liberal-independiente. Los colorados se dieron cuenta del juego, que pudieran ser apabullados por la inteligencia de este país, y enseguida, como por arte de magia, modificaron, hermosearon su lista buscando a su mucha gente capaz, algunos de entre ellos verdaderos conocedores de la problemática constitucional. Muchos de los convencionales colorados, algunos inclusive de la Comisión de Redacción, no hubieran estado ahí si no fuera por esto. Entonces, fue una suerte la presencia de intelectuales colorados no dogmáticos y cerrados en esta magna reunión. Ello ha posibilitado que se haya logrado un buen anteproyecto. Es como sí la soledad y el acoso empujaron a los convencionales a un trabajo serio, de discusión franca y consensual más allá de la improvisación y mala administración de la estructura física, técnica y económica en la que se movieron.

 

         LA CONSTITUCIÓN NACIONAL. NUEVA FORMA DE ESTADO

 

         El 20 de junio de 1992 fue proclamada la nueva Constitución Nacional por la Asamblea Nacional Constituyente, después de casi seis meses de deliberaciones. A pesar de que la Constituyente sufrió durante todo el proceso deliberativo de un acoso por parte de sectores que hacen al poder, que en algunos casos impusieron su óptica, sobre todo en lo referido a los derechos económicos y sociales, se pudiera decir que la misma constituye un gran avance referido a la anterior Constitución autoritaria, sobre todo en lo que hace a los derechos políticos y de ciudadanía.

         Se pudiera decir, como toda Constitución, que ésta responde o es producto del proceso histórico del que se emerge y de la sociedad que se quiere construir. En ese sentido, esta Constitución estuvo sesgada por el anterior régimen, que se quería superar y corregir y las condiciones especiales de nuestra transición. Desde este enfoque, se tuvo en cuenta el contrapeso necesario entre los tres poderes del Estado y se creó organismos de mutuo control, inclusive organismos autónomos de control del ejercicio del poder público institucional. A la fuerte centralización del poder, en el régimen anterior, se instauró la descentralización de dicho poder. Quedaron plenamente garantizados los derechos individuales políticos.

         "La nueva estructura estatal ha pretendido basarse en una interpretación de la realidad coyuntural de la sociedad paraguaya tratando de proteger la libertad con que cuenta, alcanzar el bienestar general que no cuenta (...) y controlar la gestión pública de la cual estaba exonerado329.

         Habría que anotar que la tensión política durante la última semana de la Constituyente hasta el momento mismo de su jura por la Asamblea fueron los momentos más críticos en el transcurrir de la magna asamblea. La nueva Carta Constitucional fue jurada sin la presencia de los presidentes de los poderes públicos. El acto mismo de la jura demostró la presión externa. Al final, los convencionales de todos los partidos se abrazaron eufóricos y felices de haber podido jurar la nueva Constitución.

 

         POBLACIÓN DEL AÑO 1992

 

         El Censo de Población y Viviendas realizado en el año 1992, arrojó los siguientes datos: La población del país era de 4.152.588 habitantes. Ella se encontraba en un 50,3% en el área urbana, y en un 49,7% en el área rural. Los hombres tenían una leve mayoría, con 2.085.905 varones por un lado, y 2.066.683 mujeres por el otro. Con relación a la edad, el grupo de personas que tenían entre 15 a 64 años representaba un 53,9%. El analfabetismo fue reducido en un importante margen, entre 1982 y 1992 (de 380.386 a 235.323 personas mayores de 15 años). Y la PEA había aumentado, en este mismo periodo, de 1.039.258 a 1.390.580 habitantes.

 

         EL AÑO 1993 COMO COYUNTURA ELECTORAL

 

         El año 1993 representó la culminación de la agenda electoral diseñada por el oficialismo como el mecanismo del movimiento de la transición. De acuerdo a la filosofía subyacente detrás de esta agenda electoral las elecciones presidenciales de 1993 tendrían que significar el fin de la transición y el inicio de la plenitud de la democracia. Las elecciones dieron el triunfo nuevamente al Partido Colorado.

         El 15 de agosto de 1993, por primera vez en la historia política del país, un militar, general Andrés Rodríguez, electo para el cargo, hizo entrega de la banda presidencial a un civil, Juan Carlos Wasmosy, elegido dentro de un clima de libertades públicas y ciudadanas.

         La emergencia de un civil como presidente de la República, después de décadas de hegemonía militar, pudiera avalar la idea que la transición llegaba a su fin. Sin embargo, la transición no finiquitó con el primer presidente civil en décadas sino continuó con el gobierno de éste y hasta lograr la implementación completa de la nueva estructura del Estado diseñada por la Constitución Nacional de 1992.

         Habría que decir que el presidente Wasmosy fue un prisionero de dos poderosos poderes, el Partido Colorado, bajo la presidencia de Luis María Argaña, quien montó una campaña de desprestigio sin cuartel contra el presidente. El origen de esta campaña fue la manipulación de las elecciones internas del Partido Colorado para elegir la candidatura presidencial, en 1992, en las que le fue robada la victoria de Argaña y se le cedió a Wasmosy. Fue vox populi que el culpable no fue Wasmosy sino Lino César Oviedo, el inquieto militar que hacía política siendo militar. Argaña, en vez atacar a Oviedo y pactar con el gobernante civil, el primero en tantas décadas, como para sostener la preeminencia civil en la presidencia, siendo él un candidato seguro de las próximas elecciones, hizo una guerra verbal sin cuartel contra Wasmosy y no contra Oviedo.330 El otro poder, que constreñía a Wasmosy, era el militar, representado por Lino César Oviedo.

         Aún así, el presidente Wasmosy, durante su administración (1993/1998) logró pergeñar el nuevo Poder judicial de acuerdo a lo que estatuía la Constitución, con la conformación del Consejo de la Magistratura (1994) de la Suprema Corte de justicia (1995) y la implementación del Superior Tribunal de justicia Electoral (1995) y la confección de un nuevo padrón electoral a escala nacional, con el que se realizaron las elecciones municipales en noviembre de 1996, que fueron reconocidas como las más democráticas y pacíficas que se conoció en la historia paraguaya, tomando en cuenta la calidad del padrón electoral y la masiva concurrencia del electorado que llegó con 85% a escala nacional. Todas las fuerzas participantes reconocieron los resultados sin ningún problema.

         Sin embargo, para llegar a esas elecciones libres se tuvo que sortear la mayor crisis política desde que se iniciara el proceso democrático en 1989. La llamada crisis de abril de 1996 en que se sublevó el comandante del Ejército, general Lino Oviedo, a raíz de su pase a retiro por Wasmosy.

         Desde la asunción al gobierno, el presidente Juan Carlos Wasmosy sintió la constante presión del general Lino Oviedo. Permanentes fueron los rumores de golpe de Estado. El hecho de que se le haya indicado al general Oviedo como supuesto responsable de los rumores reales o ficticios, tenía relación con el comportamiento explícito de éste, en lo que hace a su sistemática injerencia en la cuestión político-partidaria, hecho expresamente prohibido por la legalidad institucional y constitucional de la República.

         La obsesiva búsqueda del poder por parte del general Oviedo (estimulado por su meteórico ascenso -antes del golpe se hallaba en el lugar 200 en el escalafón militar y en abril de 1996 se hallaba en el número 3 del mismo), aparte de agredir y desafiar casi permanentemente al orden instaurado, generaba además toda suerte de conflictos y tensiones en las propias esferas militares, puesto que también existía un sector de las FF.AA. que se manifestaba y actuaba subordinado al poder civil.

         En un momento dado del proceso se pudo afirmar, sin error a equivocarse, que en el Paraguay existía un poder dual. Uno que buscaba la consolidación institucional del proceso, y otro que buscaba mantener un poder fuera de lo que ordena la institucionalidad constitucional.

         Esta situación tuvo un enfrentamiento, en la llamada crisis de abril, con la decisión del presidente de la República y comandante en Jefe de las FF.AA. de pasar a retiro al general Lino Oviedo, comandante del Ejército, y la negativa de éste a aceptar esa orden con una respuesta de intento de sublevación y golpe de Estado. La rápida reacción del mundo internacional (el gobierno de los EE.UU. de América y los estados miembros del Mercosur; la OEA, la Unión Europea, el Consejo de Seguridad de la ONU), sumada a la rápida condena de todos los partidos políticos, el Parlamento Nacional, la Corte Suprema de Justicia, junto con la movilización de jóvenes que ganaron la calle (además, las armas de la Marina, la Aviación y la Policía Nacional, que se declararon leales a la constitucionalidad republicana), frenaron el golpe de Estado. La solución de la crisis supuso el pase a retiro del general Oviedo y su procesamiento por la Justicia civil.

         Posteriormente, se reorganizó las FF.AA. siendo reemplazados de sus cargos los partidarios de Oviedo. El triunfo de las fuerzas democráticas contra el intento de desestabilización del estado de derecho, significó el fin de la hegemonía política militar que desde 1936 había dominado el Paraguay.

         La tardanza en la conclusión del proceso judicial a Oviedo posibilitó que éste se presentara, en las primarias coloradas, como candidato a la presidencia de la República, conformando un movimiento interno de ultra derecha, con una red organizativa basada en ex soldados de Caballería en todos los pueblos de la República, quienes le hacían de agentes políticos. Con una muy buena campaña electoral basada en promesas y soluciones milagrosas si llegara a la presidencia de la República, ganó las internas coloradas. Cuando el Superior Tribunal de justicia Militar lo condenó a diez años de prisión por el atentado a la Constitución, ya Oviedo era candidato oficial del Partido Colorado a las elecciones presidenciales del 10 de mayo de 1998. La Corte Suprema de Justicia convalidó la sentencia, en abril de 1998, que puso fuera de la posibilidad de presentarse a Oviedo. El Partido Colorado, de acuerdo a su estatuto, prevé en caso de impedimento del candidato oficial sea reemplazado por su vicepresidente. La fórmula Raúl Cubas Grau, como presidente, y Luis María Argaña, como vicepresidente, siendo éste irreconciliable enemigo de Oviedo. A pesar de conformar dos corrientes enemigas en el seno del Partido Colorado, el temor que el partido saliera derrotado empujó al grueso del electorado colorado, incluido el sector democrático, votar por esta fórmula que logra una holgada mayoría en las elecciones del 10 de mayo de 1998, en elecciones limpias y transparentes. La fórmula opositora Domingo Laíno-Carlos Filizzola, candidatos de la "Alianza Democrática" (Partido Liberal Radical Auténtico/ Partido Encuentro Nacional), salió derrotada.

 

         EL DESAFÍO DE LA ECONOMÍA: LA CAÍDA DE LA PRODUCCIÓN

 

         Como hemos anotado en los capítulos anteriores, desde hace más de una década se está ante una situación de crisis. Esta misma crisis fue la base del cambio político de 1989. Sin embargo, este cambio político no fue traspasado a lo económico-social. Se ha continuado con el mismo esquema de producción. La constante caída de la misma desde 1989 no ha llamado la atención a los responsables de la política económica sino que se han buscado explicaciones coyunturales y no de la forma que está organizado el sistema político-productivo.

 

 

          La producción agropecuaria ha ido disminuyendo paulatinamente, aunque en determinados años concretos se ha dado algún repunte, como el caso del año 1999. La producción agrícola, según informaciones oficiales, ha descendido del 17.5 a 16.4 del 89 a 97 en la conformación de la Producción Interna Bruta (PIB). La industria, asimismo, ha descendido del 16.2 al 14.1 en mismo periodo de tiempo. Solo servicios han aumentado del 50.2 al 53.1 y no es posible garantizar sí fue realmente un crecimiento o solo este repunte fue debido a la caída de los otros sectores. De hecho, nos hallamos frente a una crisis debido al agotamiento de un modelo de acumulación basado en la producción para la exportación, centrado para desgracia en dos o tres productos, en lo económico y en lo gerencial político, de la excesiva centralización de las decisiones.

 

 

  La crisis del modelo se reflejó en la evolución de estos datos a lo largo de la década de los años '90. El sistema tuvo poca capacidad de absorber la mano de obra ociosa (desempleo en relación a la PEA, Población Económicamente Activa, que llegaba a unas 2.300.000 personas).

         El paso agigantado de la mercantilización de nuestra economía, sobre todo la economía rural, y el escaso nivel de monetización no ayudaron a conseguir la inserción efectiva de grandes sectores campesinos y urbanos en la actividad económica formal.

         La baja recaudación tributaria con respecto al Producto Interno Bruto (PIB) fue resultado de la gran evasión impositiva, y que a su vez fue debida al gran espacio que ha ganado la economía no registrada en el país; la persistencia de un creciente déficit fiscal, que se notó en el resultado financiero del Gobierno central en relación al PIB; y la constante recesión desde 1995.

         Esta situación de crisis necesariamente exigía una profunda reforma del Estado, de la estructura económica. Una verdadera revolución que afectara a lo esencial de los intereses económicos del Paraguay, especialmente a la organización "subterránea" de la economía.

 

         LAS CRISIS FINANCIERAS

 

         En 1995 conoció el país una de las peores crisis financieras. Diego Abente Brun explicó que: "Ciertamente las condiciones se venían incubando desde al menos una década atrás. La liberalización del sistema financiero no acompañada por adecuados regímenes de control y supervisión, la corrupción generalizada, la inobservancia de normas legales básicas y de préstamos relacionados, y la oportunidad de realizar grandes ganancias en corto plazo, llevaron a un aumento de instituciones financieras de 88 a fines de 1988 a 147 a principios de 1995. Las advertencias de las misiones de los organismos internacionales eran sistemáticamente ignoradas por la presión de sectores políticos y grupos de interés en conveniente maridaje"332.

         Al explotar la crisis se intervinieron los bancos Bancopar y General, por problemas de liquidez. Fue el inicio de una serie de intervenciones bancarias como Bancosur y el Banco Mercantil y las financieras Urundey, Sauce, Vanguardia y Sur de Finanzas, así como el banco de ahorro y préstamo para la vivienda Hogar Propio.

         "Los principales directivos de los grandes bancos mencionados en primer lugar, Oscar Carísimo Netto, Antonio Sacarello, Miguel Kemper y Gustavo Pérez Samaniego, fueron detenidos y procesados, mientras que Fermín de Alarcón logró huir a España, de donde nunca pudo ser extraditado"333. Se estima que el daño a la nación de fue de 137.000.000 de dólares.

         Una segunda crisis de dio en 1997, en que fueron intervenidas la Sociedad de Ahorro y Préstamo para la Vivienda, Ahorros Paraguayos y el Banco Unión. Poco tiempo después, el Banco Central del Paraguay intervino también el Banco de Inversiones del Paraguay.

         Abente Brun explica el trasfondo de la crisis al decir que "en líneas generales, las intervenciones demostraron que los activos de los bancos se hallaban inflados o simplemente no existían, mientras que sus pasivos se hallaban groseramente subestimados. Las intervenciones mostraron también que las operaciones bancarias tenían tres colores. Las blancas, legalmente registradas; las negras, que eran parte de una contabilidad paralela de los bancos y que obligaban a sus directivos pero no a las instituciones; y las grises, que aunque aparentemente legales para los depositantes, no se encontraban registradas por las entidades financieras".334

         El costo total final de las crisis ha sido estimado entre 10 a 12 por ciento del Producto Interno Bruto. Los ahorristas pudieron recuperar parte de sus ahorros y depósitos gracias a dos leyes del Senado. El Estado jamás pudo recuperar los fondos con la liquidación de los bancos, en cuyo proceso hubo mucha corrupción.

 

         RAÚL CUBAS GRAU EN LA PRESIDENCIA

 

         Raúl Cubas Grau asume la presidencia el 15 de agosto de 1998. Aún cuando el presidente Cubas intentó pergeñar un programa de gobierno desarrollista, la constitución de un gobierno dual, por un lado el presidente constitucional y por el otro, el gobierno de facto, Lino Oviedo, quien asumía el mandato como si fuera el presidente de la República, imponiendo su voluntad en todo, a tal punto de ordenar su libertad a dos días de asumir Cubas, a pesar de una condena de diez años por golpe de Estado. De esta forma, hizo valer el slogan publicitario de la campaña electoral, "tu voto vale doble", es decir, que se elegía a Cubas como presidente y como titular del poder a Lino Oviedo: Esta situación llevó a Cubas al suicidio político. La amenaza de un juicio político por mal desempeño en funciones estaba al día, estuvo presente desde el 18 de agosto que sale a luz el decreto presidencial de libertad de Lino Oviedo.

         Tres días antes, el presidente Raúl Cubas había inaugurado su período presidencial con un discurso que obtuvo el beneplácito de todo el mundo. Todo daba a entender que Cubas había encontrado el viento necesario para hacer deslizar el barco "gobierno" sobre un mar abierto hacía los más capaces, hacía todos los paraguayos sin distinción de partido ni colores. Todos pensaban que Cubas había internalizado su "misión" en el proceso del devenir paraguayo, cual era cumplido el ciclo de la libertad con Rodríguez, el de la implementación de la nueva institucionalidad constitucional llevada a cabo por Wasmosy; le tocaría a él, que había prometido durante toda su campaña, la solución racionalizada de los problemas socioeconómicos en plena crisis. Sin embargo, extrañamente desde la perspectiva del Estado paraguayo, con ese decreto varó al Estado y al proceso institucional.

         Todo quedó paralizado por los intereses políticos de Lino Oviedo, quien por su apetencia de poder, obstruyó toda la estructura del Estado sin que éste pudiera cumplir su misión. Enfrentó a los tres poderes del Estado. No dejó que nadie trabaje sino que se ocupe del problema que era él. El Poder Ejecutivo, que debiera cumplir con las promesas electorales que se hicieron a favor de los pobres, a favor de la racionalización estructurada de la producción y la economía en general, no hizo otra cosa que tratar de justificar los demandes de sus supuestos partidarios.

         Los ministerios no han podido, después de cinco meses de haber asumido, implementar su propia política. Se pasaron todos estos meses diciendo lo mal que habían hecho los ministros de la anterior administración, pero hasta ese momento no se notaba la nueva política ministerial.

         Ante la profunda crisis de la producción agrícola que expulsaba de manera permanente a miles de personas de la pequeña producción y que al final presionaba sobre el mundo urbano con la migración masiva de estas mismas personas, el ministro de Agricultura no hizo nada. El Ministerio de Industria y Comercio desapareció de la prensa, ni siquiera la gente recordaba quién era su titular; el ministro de Obras Públicas, con todas las rutas que habían prometido en la campaña electoral estaba ensimismado en sí mismo y se negaba a hablar del proceso de descentralización de los caminos vecinales, en tanto los caminos que existían seguían destrozándose. La ministra de Salud no logró hacer nada para profundizar el nuevo sistema de salud, solo lloraba a mares frente a las cámaras de televisión. El ministro del Interior declaraba a la prensa que no podía asegurar la seguridad de los miembros del Parlamento.

         La administración de Raúl Cubas fue una gerencia cautiva, sin posibilidad de solucionar ninguno de los problemas nacionales. En esa perspectiva, el vicepresidente Luis María Argaña, pensando que pudiera llegar a la presidencia, a través de un juicio político a Cubas por mal desempeño de sus funciones, hizo los movimientos necesarios para nombrar a Luis González Macchi, un político dócil y sin personalidad propia, en la presidencia del Senado, que pudiera allanar el proceso en caso del juicio político.

         Cubas gobernó con muchas dificultades, sin autonomía de apoyo popular propio. Todo devenía del sector de Lino Oviedo. Gobernó desde agosto de 1998 a marzo 1999, que se vio obligado a renunciar ante el inminente juicio político y la insurrección popular en Asunción y en las principales ciudades del interior del país.

 

         EL LLAMADO MARZO PARAGUAYO

 

         Raúl Cubas, a dos días de asumir la presidencia de la República, indultó a través de un decreto a Lino Oviedo. Oviedo fue puesto en libertad de inmediato e incluso recibido con algarabía en el local de su partido, el UNACE. La Corte Suprema de justicia declaró inconstitucional el indulto, y el ambiente se iba crispando más. El 4 de diciembre de 1998, el presidente Cubas declara que desconocerá la decisión de la Corte. Mientras, Lino Oviedo hacía declaraciones públicas cada vez más fuertes, destacándose que amenazó a la Corte con que "correrán ríos de sangre" y a los medios diciendo que los "alineará como velas".

         Se construyó en esos momentos también la figura de un enemigo político del oviedismo, desde algunos medíos de prensa, que apuntaban a Luis María Argaña, vicepresidente. La mecha terminó de prenderse la mañana del 23 de marzo de 1999, con el asesinato de Argaña. El hecho ocurrió mientras el vicepresidente se dirigía a su oficina, en su vehículo, en el cual también murió su guardaespaldas y fue herido el chofer. Horas después, el Tribunal de Justicia Electoral convocaba a elecciones del vicepresidente de la República, y asumió como ministro de Interior el hermano del presidente de la República. Estos hechos pusieron en alerta a los otros poderes y a la ciudadanía en general.

         Ante la noticia del asesinato del vicepresidente se dio una movilización espontánea de la juventud de todos los partidos políticos y los independientes. Centenas de ciudadanos ocuparon la plaza del Congreso, donde el día siguiente debía definirse el juicio político al presidente. Por primera vez en la historia, la ciudadanía paraguaya, enarbolando bandera paraguaya más allá de sus pertenencias partidarias o credos filosóficos o religiosos, se convocaba, en nombre de la institucionalidad democrática, a un gobierno que atentaba contra dicha institucionalidad. Esta auto convocatoria de la ciudadanía y la lucha de los días posteriores recibió el nombre del "Marzo paraguayo" en remembranza del mayo francés de 1968.

         Ese mismo día había aproximadamente diez mil campesinos que vinieron a Asunción para la marcha nacional que realizaban todos los años en marzo, en torno a reivindicaciones sectoriales. El país estaba paralizado por la conmoción causada por el magnicidio, y las movidas políticas que se daban. Los enfrentamientos callejeros no se hicieron esperar, y el aparato represor también actuaba. La marcha campesina, que en un principio se había alejado de las plazas para no mezclar sus reivindicaciones sectoriales con el movimiento de protesta ciudadana por la muerte de Argaña y el juicio político a Cubas, volvió el día 24 de marzo para apoyar a los jóvenes, luego de que los diputados le prometieron cumplir con sus reivindicaciones, en una manifestación que estaba asumiendo a la democracia como su bandera principal. También los oviedistas iban llegando a las plazas, provocando al enfrentamiento.

         El siguiente día, 25 de marzo, adelantando la fecha prevista, la Cámara de Diputados resuelve iniciar juicio político al presidente por mal desempeño de sus funciones. La Cámara de Senadores no se hizo esperar, y llamó a sesión extraordinaria para tramitar el juicio. Las diversas organizaciones políticas se posicionaban y llamaban a la acción. Así, las convocatorias de montón de espacios iban teniendo eco, y la ciudadanía, en su mayoría joven, iba llegando a las plazas frente al Congreso en protesta por la violencia política, y luego en torno a un repudio al presidente Cubas Grau y a Lino Oviedo, por responsabilizarlos del asesinato. El día 25 se formuló la acusación del juicio, y se convocó al acusado para su descargo. Frente al Congreso se iba juntando cada vez más gente, y los enfrentamientos entre oviedistas y la ciudadanía que quería la destitución de Cubas y el esclarecimiento de los hechos, se iban agravando. Mientras la policía reprimía con saña a los manifestantes, los medios de comunicación instaban a la ciudadanía a protestar.

         UNACE comenzó a movilizar a su gente el día 25, dividiéndose las plazas del Congreso en dos sectores: la ocupada por UNACE, con protección policial, entre Alberdi y 14 de Mayo; y la manifestación de apoyo al juicio político, desde Alberdi hasta la Catedral Metropolitana. La estrategia de UNACE era simple: desalojar la plaza, bajar el nivel de conflictividad y comprar los votos necesarios en el Senado para salvar a Cubas Grau.

         Durante el día 26 se dieron varios hechos claves: la mañana fue de fuerte enfrentamiento con la policía, que al dejar sin protección a los oviedistas, posibilitó que fueran sacados de la plaza. Se pasó a ocupar las tres plazas del Congreso, quedando los oviedistas sobre la calle 14 de Mayo.335

         La madrugada fue terrible: más de 800 heridos de bala y 7 muertos por disparos de armas de fuego. Los jóvenes abatidos fueron: Víctor Hugo Molas, Henry Díaz Bernal, Manfred Stark Coscia, Armando Espínola, Cristóbal Espínola, Tomás Rojas y José Zarza. Los canales de televisión, que transmitían en directo todo el proceso, mostraron imágenes de dos pistoleros de UNACE, Walter Gamarra y Martín Flores, quienes impunemente disparaban sus armas de fuego contra la manifestación. Desde el edificio "Zodiac", otros francotiradores también disparaban. El 27 de marzo fue relevado del cargo el comandante de la Policía Nacional, Niño Trinidad Ruíz Díaz; los rumores de golpe arreciaban.

         El día 28 de marzo hubo recomendación para desalojar la plaza, pero parte de los manifestantes se resistieron. Esa tarde, Lino César Oviedo huyó del país con dirección a la Argentina, donde rápidamente el presidente Carlos Saúl Menem le concedió asilo político. Fue después de que Fernando Henrique Cardoso, presidente del Brasil, comunicara a Cubas Grau que había llegado a su fin y que estaba enviando un avión de la Fuerza Aérea brasileña para sacarlo del país, Cubas Grau renunció.

         "Nunca en nuestra historia hubo una conjunción tan cerrada de la sociedad civil y sus representantes electos para dar fortaleza al Congreso para que éste pueda llevar a cabo el juicio político al presidente de la República por incumplimiento de sus deberes. La amplia manifestación de la sociedad civil obligó a los gobiernos departamentales y municipales a cerrar filas junto a los representantes de la sociedad paraguaya del gobierno central. Nunca hubo tanta efervescencia social, sin distinción de partidos o banderías políticas, por una causa democrática. Esta situación es lo que ha desembocado en la formación de un gobierno de coalición nacional. Nadie ignora que estamos viviendo una oportunidad magna de nuestra historia para consolidar la libertad y construir una democracia firme. El gobierno de coalición nacional es un medio pero por sí solo no garantiza, en nada, llegar al fin deseado. Se necesita de una imagen de la sociedad democrática a construir un proyecto de país, que sea obligatorio a todos, gobernantes y gobernados. De lo contrario, el fracaso coronará nuestros esfuerzos y ese fracaso pudiera ser el fin del Paraguay"336.

 

         EL DESCABEZAMIENTO DE LA DIRIGENCIA PARTIDARIA

 

         El domingo 20 de marzo, pierde en las elecciones internas, quien por décadas fue el líder indiscutible del Partido Liberal Radical Auténtico, Domingo Laíno, y en el Encuentro Nacional, Carlos Fílizzola, el líder juvenil quien fuera el primer lord mayor electo en la Municipalidad de Asunción y cuya gestión fue considerada buena, pierde la presidencia de su partido, el Encuentro Nacional. El martes 23 asesinan a Luís María Argaña, líder del movimiento mayoritario del Partido Colorado, y el domingo 28 Lino Oviedo se escapa hacia la Argentina. De esa manera, en una semana, quedan fuera del juego dirigencial político las mayores figuras políticas de esa época. Quedan los segundos sin la experiencia y la sapiencia de sus tradicionales jefes.

         La idea del Gobierno Nacional la venía pergeñando el Dr. Luis María Argaña, cuando éste fue asesinado y al calor de la "gesta ciudadana de marzo" se intentó concretizar, luego de la renuncia de Raúl Cubas. Sin ninguna experiencia de cómo se articula una concertación de partidos a nivel gubernamental, se dividieron los cargos ministeriales sin ninguna sustentación en un programa común.

 

         EL GOBIERNO DE UNIDAD NACIONAL

 

         Esa misma noche, con una manifestación extraordinaria de vencedores, la ciudadanía acompañó la asunción, como presidente dula República, al titular de la Cámara de Senadores, Luís Ángel González Macchi. El nuevo presidente, en ese acto, anunció el plan ya pergeñado anteriormente por Luis María Argaña, un gobierno de unidad nacional. Designó dos cargos claves al Partido Liberal Radical Auténtico, Luís Alberto Wagner, que había combatido en la plaza junto a la ciudadanía, como ministro de Agricultura y Ganadería, y a Miguel Abdón Saguier, ministro de Relaciones Exteriores, a Guillermo Caballero Vargas como ministro de Industria y Comercio y Silvio Ferreira como ministro de Justicia y Trabajo, ambos del Partido Encuentro Nacional. La integración del resto del gabinete se hizo con referentes de Reconciliación Colorada.

         La Corte Suprema de Justicia falló sobre el delicado tema del mandato de manera inesperada: dispuso que Luís Ángel González Macchi estaba habilitado para concluir el mandato, cuando que en realidad debían realizarse nuevas elecciones, ya que apenas se estaba con siete meses del ejercicio presidencial, faltando más de cuatro años para su conclusión.

         El Gobierno de Unidad Nacional había despertado una expectativa extraordinaria; por primera vez, después de 1946, se daba un gobierno pluripartidarío como resultado de una victoria de la civilidad contra el militarismo. Sin embargo, habría que anotar que desaparecidos del escenario los líderes fundamentales, los que quedaron no tuvieron la experiencia ni la sapiencia de cómo estructurar un Gobierno de coalición. Un grupo de intelectuales, coordinados por Víctor-jacinto Flecha, realizaron un proyecto denominado "Diálogos Democráticos", que recorrieron, en caravana, todo el país, los 17 departamentos, realizando un trabajo de relevamiento de las aspiraciones populares, que dio por resultado un "Plan de Gobierno de Unidad Nacional". Fue entregado al presidente de la República en acto público, como base para construir la gran concertación sobre líneas precisas de desarrollo. Luis González Macchi no tuvo la visión de un estadista, ni entendió nunca que el Gobierno de Unidad Nacional era el resultado y consustanciación de una sublevación ciudadana popular que buscó hacer respetar la Constitución Nacional y las leyes, que representaba algo totalmente nuevo en la historia política del país por lo que necesitaba que el presidente de la República asumiera un liderazgo, que encarnara al proceso democrático de unidad nacional, que lo encaminara y lo sostuviera a fin de llegar a buen puerto.

         El presidente González Macchi tenía que implantar una nueva costumbre en la administración pública. Debía diferenciar el proceso político del proceso administrativo. Era el imperativo de la hora que el Gobierno de Unidad Nacional debiera definir, conceptualizar y aprender cuáles eran los roles de la política y cuáles los roles de la administración. Pero no fue así.

         El problema comenzó con la directiva del PLRA, Julio César Franco y Miguel Abdón Saguier complotaron con Reconciliación Colorada para sacar del Ministerio de Agricultura a su correligionario Luis Alberto Wagner, quien era alabado por la prensa en general como el mejor ministro del Gobierno Nacional. La destitución de Wagner dividió y debilitó de tal forma al Partido Liberal, que unos días después, en un soplo, lo sacaron a Saguier del Ministerio de Relaciones Exteriores, sin que el partido pudiera hacer nada. Con esta medida de rencillas internas marcaron el futuro a largo plazo del Partido Liberal.

         El "Gobierno de Unidad Nacional" que había despertado una expectativas extraordinarias en la población, poco a poco ante los errores políticos, la incapacidad de asumir su propia función de su investidura presidencial, ante su total inutilidad a menos de un año de gestión, el prestigio del mismo se arrastraba por el suelo: 7 de cada 10 paraguayos consideraban que la gestión de González Macchi era pésima 137.

         El Partido liberal, disconforme con su cuota, amenazó con retirarse del Gobierno desde abril de 1999, y después del fracaso de las negociaciones de noviembre y diciembre de ese año, cuando el Gobierno dijo no a sus aspiraciones de contar con 40% de la administración, se retiró. La determinación fue legitimada en la convención partidaria del 6 de febrero de 2000.

         El Encuentro Nacional, cuya debilidad extrema se había puesto de manifiesto tanto en las municipales de 1996 como en las generales de 1998, pasó a constituir un apéndice de Reconciliación Colorada, con la única finalidad de otorgar un "maquillaje" de pluralidad al Gobierno.

         Desde finales de 1999 y durante los primeros meses del 2000 las conspiraciones estaban en el orden del día. El "Gobierno de Unidad Nacional" había resultado ser una estafa escandalosa y se apostaba a su derrocamiento. El desgaste del Gobierno fue rápido.

         A un poco más de un mes y medio de las movilizaciones sociales, entre el 18 y el 19 de mayo de 2000, se produjo un intento de golpe de Estado, con la participación activa de militares retirados, policías en actividad y algunos civiles, entre quienes se destacaba Hermes Rafael "Rambo" Saguier, liberal. Los alzados tomaron la Primera División de Caballería (Campo Grande), el Segundo Regimiento de Caballería, blindado (Cerrito), el local de la Fuerza de Operaciones Policiales Especiales, FOPE, y la Comandancia de la Policía Nacional, en Asunción. Los sucesos fueron transmitidos en directo por la televisión y las emisoras radiales. Uno de los tanques que se apostaron frente al Congreso -donde estaban unos pocos parlamentarios y políticos- realizó un disparo sobre la parte superior del edificio, provocando un pánico pasajero.

         Los tanques que venían de Cerrito, Bajo Chaco, no pudieron llegar a la capital, pues fueron bloqueados por tractores y camiones. Altos exponentes del Gobierno, así como parlamentarios, se refugiaron en la Armada Nacional, preparándose embarcaciones para una huida eventual del país. Además del presidente González Macchi, allí se encontraban Juan Carlos Galaverna y Silvio Ferreira.

         Pero el intento golpista fue controlado sin derramamiento de sangre, siendo detenidos sus líderes civiles y militares. El proceso fue una parodia y civiles y militares recuperaron su libertad en poco tiempo, aún bajo el gobierno de González Macchi.338

 

         ELECCIÓN A LA VICEPRESIDENCIA

 

         El 13 de agosto de 2000 se realizaron las elecciones para reemplazar al vicepresidente asesinado en marzo de 1999. Dos fuerzas fueron las fundamentales, el Partido Liberal y el Partido Colorado. La participación fue relativamente alta, más del 60%, arrojando los siguientes resultados:

         Félix Argaña - Partido Colorado:             587.498 votos

         Julio César Franco - Partido Liberal:       597.431 votos

         Ricardo Buman - Partido Humanista:       18.496 votos

        

         Hubo 35.716 votos nulos y 11.125 electores votaron en blanco.

 

         El resultado fue un rayo en cielo sereno. Los colorados sintieron que la tierra se les movía, por primera vez caían derrotados en una elección nacional. Hubo resistencia por parte de algunos referentes del coloradismo para aceptar la derrota, pero la presión local e internacional sobre la justicia Electoral llevó a la proclamación de "Yoyito" Franco.

         Si bien los liberales ganaron, lo hicieron traicionando su esencia ideológica y su condición de partido de la resistencia en la lucha por la libertad. Se aliaron con el partido UNACE, que en ese momento se le acusaba de los crímenes de la plaza en el "Marzo paraguayo". El PLRA, con este acto, limpió al UNACE y le dio nuevamente un sitio en el escenario político. Franco, al igual que el presidente González Macchi, se caracterizó por no hacer absolutamente nada en el Gobierno.

 

         LA SITUACIÓN SOCIOECONÓMICA-POBLACIONAL DEL PARAGUAY EN 2002

 

         En cuanto a la población, tenemos que en el 2002 el Paraguay tenía un total de 5.163.198 habitantes, con una preponderancia del sector urbano, que era en ese año del 56,7%339, mientras que en 1950 fue del 34,6%, empezando a primar el sector urbano, a partir del censo de 1992.

         La histórica baja densidad poblacional del país continuó. Contábamos con 12,7 hab/km2 en el 2002. La desigual concentración es otro aspecto que se mantiene: La Región Occidental que representa el 60% del territorio nacional, albergaba solo 2,6% de la población, con 0,5 hab/km2; y la Región Oriental está ocupada por el 97,4% de la población"340, con una densidad de 31,5 hab/km2.

         Históricamente, la zona de Asunción y Central fue el foco de concentración poblacional, llegando en el 2002 a ser tener un 36,3% de la población, contando solo Asunción con 512.112 habitantes.

         La relación poblacional entre los sexos ha tendido a equilibrarse luego de un predominio femenino que hubo como consecuencia de las dos guerras. En el 2002 teníamos más hombres que mujeres, aunque con una diferencia mínima (mujeres: 2.559.956, varones: 2.603.242). Habría que señalar, sin embargo, que en los sectores urbanos se ve una mayoría femenina, y en las zonas rurales una mayoría masculina.

         Sí tenemos en cuenta la edad, podemos afirmar que el Paraguay sigue siendo un país joven. En relación al censo de 1950, hay una pequeña reducción de la población de menos de 15 años, y también un muy pequeño aumento de la población mayor de 60 años, pero la estructura sigue siendo básicamente la misma. Los datos del 2002 daban un porcentaje del 37,1% de menores de 15 años (1.915.309 niños y niñas), un 58% de personas con entre 15 a 64 años (de los cuales 1.409.118 tienen entre 15 y 29), y un 4,9% de gente mayor de 65 años.

 

         MIGRACIÓN INTERNA

 

         Sí bien entre 1997 y 2002 incrementó el número de migrantes, esto se debió al aumento de la población, ya que en proporción se registra una reducción de la migración.

         En cuanto a la migración por áreas de residencia existe una clara predominancia de la corriente migratoria urbana-urbana (61,90%). La participación de la corriente migratoria urbana-rural en la migración total experimentó un importante crecimiento y supera a su contracorriente rural-urbana, lo que sugiere una importante reversión en la tendencia. A pesar de ello, se registra un incremento en el grado de urbanización (57%) con respecto al Censo de 1992. "Estos hallazgos parecen señalar un impacto considerable de la reciente expansión agrícola sobre la migración por áreas de residencia, además de un proceso dinámico de relocalización de las viviendas urbanas en «ciudades dormitorios»"341

         La migración campo-ciudad (rural-urbana) fue predominante de las mujeres, en su mayoría jóvenes y solteras, con bajo nivel educativo, para trabajar en los sectores secundarios y terciarios de la economía. Por otro lado, la migración ciudad-campo es bastante heterogénea.

         Con respecto a los lugares de los cuales y a los cuales se migra, se observó que el proceso de expulsión de habitantes desde Asunción hacía el departamento Central se acentuó. Central sigue siendo el principal receptor neto, seguido por el departamento de Canindeyú que continúa su proceso de expansión comenzado décadas atrás. En el interior, los principales expulsores fueron los departamentos de San Pedro, Caazapá y Caaguazú, en donde aparentemente la falta de oportunidades económicas fue el motivo principal.

         Para Asunción, Caazapá, Itapúa y Caaguazú se observaban tendencias hacia un incremento en sus tasas de expulsión, mientras que para los departamentos de Central, Presidente Hayes y Boquerón se preveía un incremento en la recepción, teniendo predicciones contradictorias para los demás departamentos bajo distintos escenarios considerados.

         En general, las tasas migratorias entre grandes regiones parecieran que estuvieran registrando una tendencia hacia el descenso. Tanto las regiones tradicionalmente expulsoras, como las Centro-Norte, la Sur-Oeste y el Chaco, como las regiones receptoras, como Asunción-Central y la región Este, estuvieron disminuyendo la intensidad de su expulsión y recepción respectivamente. En las regiones Este y del Chaco incluso se observó una pequeña reversión de la tendencia.

         Las zonas receptoras estarían pasibles de un deterioro de la calidad de vida por el excesivo aumento poblacional, especialmente si son predominantemente urbanas, como lo es Central. La migración generaría en estos lugares un incremento de la demanda privada de servicios públicos (infraestructura vial y sanitaria, energía, establecimientos educativos y de salud, etc.). Este efecto se agudizó en los lugares que reciben inmigrantes del interior del país, ya que la mayoría de estos son personas de escasos recursos. Esto trajo consigo mayor desempleo y subempleo en las zonas receptoras. En contraposición, las zonas expulsoras experimentaron una reducción en el desempleo ocasionada por el éxodo de mano obra (con excepción de Asunción).

 

         PEA Y SECTORES ECONÓMICOS

 

         En el 2002, el número de la Población Económicamente Activa (PEA)342 mostró haberse duplicado en los treinta años anteriores al mismo, y ha llegado a 1.968.273 personas. Este conjunto es mayoritariamente (dos tercios) urbano y masculino. El PEA urbano se cuadruplicó en el mismo periodo de tiempo en tanto que el rural ni llegó a duplicarse. Sin embargo, en relación a las mujeres y su incursión al mercado laboral, se observó que a pesar de que en el 2002 siguen siendo menos que los hombres, el número de las mismas se ha cuadruplicado, mientras que el de los hombres llegó apenas a doblarse. Este dato se refiere al trabajo remunerado, por lo que el trabajo doméstico no está incluido. Tiene también la limitación de que las mujeres, por razones culturales, trabajan en el mercado informal. De igual manera se reflejó un aumento importante, que se debe probablemente al cambio de roles, cambios culturales y en la estructura productiva, el empobrecimiento, la mayor urbanización, al mejor nivel educativo de las mujeres, entre otros.

         Si nos referirnos a sectores económicos, la modificación más significativa para principios del siglo XXI fue el proceso de "tercerización" de la economía, entendida como un aumento del sector terciario de la misma (servicios y comercio). El sector secundario sufrió un ínfimo aumento, y se redujo el sector primario. La agricultura y ganadería comprendían en el 2002 el 26,7% de las actividades económicas, la industria y la construcción el 18,1% y los servicios y el comercio un 52,4%. Los hombres trabajan en un 36,6% en el sector primario, mientras que de las mujeres tan solo un 5,8%; en cambio, en el sector terciario están un 39,8% de los hombres, y un 79,2% de las mujeres.

 

         ECONOMÍA

 

         La situación económica durante el gobierno de González Macchi conllevó al país, en el 2003, a las puertas de la cesación de pagos. En este quinquenio aumentó el nivel de pobreza y de la extrema pobreza. En el año 2000, el PIB tuvo una tasa de crecimiento negativo del -3,35%. "En el 2002 el sistema bancario sintió los efectos de la crisis argentina y otros factores financieros internacionales, registrándose la salida del sistema de 2 bancos y 4 empresas financieras (...). La rápida acción reguladora hizo que esta segunda crisis no sea sistemática y sea de corta duración".343 Una recesión económica se procesará en el período 1997 hasta el 2002. "El largo estancamiento económico y las crisis financieras sucesivas entre 1995 y 2002 llevaron a que el país estuviera al borde de la cesación de pagos en el año 2003".344

         En el campo político, las instituciones democráticas y los partidos habían caído en un total descrédito. En el campo social, de acuerdo con el Censo 2002, casi la mitad de los paraguayos (49%) vivía en condiciones de pobreza, parte significativa de esa mitad en condiciones de pobreza extrema.

         En el campo internacional, el país soportaba un endeudamiento relativamente alto, de alrededor de 2.300 millones de dólares y era considerado un centro mundial de la piratería y del contrabando. El año 2002 fue rico en acontecimientos políticos, se pergeñó un juicio político al vicepresidente de la República, acusado de estar en contubernio con el controvertido Lino Oviedo, pero julio César Franco renunció antes, por tener intenciones de presentarse en las elecciones del 2003. Los colorados tenían la intención de hacer juicio político al presidente González Macchi, por su pésimo desempeño en la presidencia que restaba posibilidades electorales en el 2003 al Partido Colorado.

         "El 5 de diciembre de 2002, la Cámara de Diputados aprobó por mayoría absoluta el proyecto de ley que apostaba a someter a juicio político a Luís Ángel González Macchi sobre la base de acusaciones diversas, entre las que se destacaban el desvío de fondos de los bancos intervenidos y el empleo abusivo de los gastos reservados a la presidencia para compra de un vehículo robado en el Brasil".345 No fue destituido por la diferencia de un voto.

 

         EDUCACIÓN

 

         En el Paraguay de 2002, un 5% de la población seguía careciendo totalmente de instrucción, si bien este número implicó una reducción comparando a décadas anteriores, se evidencia el bajo nivel de cobertura educativa en que sólo el 50,6% de la población cuenta con 6 grados aprobados. En nivel país, se registró en el censo 2002 un promedio de estudio de 7,1 años entre las personas mayores de 15 años. Cuando abordamos las diferencias según el área, vemos que en el área urbana el 38,6% de la población aprobó solo entre 1 a 6 años y en el ámbito rural ese porcentaje es mucho más alto, llegando al 68,4% que solo aprobó de 1 a 6 años. Si miramos cuánta gente llegó al nivel terciario, en las ciudades este porcentaje es el 14,5% y en el campo apenas el 2,9%. La disparidad por sexo ha disminuido, aunque aún persiste, acentuándose aún más en el ámbito rural. Es curioso que a pesar de que más mujeres (el 50,8%) tiene solo de 1 a 6 años de escolaridad aprobados que los hombres (50,3%), se da que un porcentaje mayor de mujeres (el 10,7%) tiene 13 años o más de escolaridad, que entre los varones (8,9%).

         Con respecto al analfabetismo, se verifica una disminución en las últimas 3 décadas del siglo XX. De entre las personas de 15 años y más, en 1972 había un 19,9% de analfabetismo, que bajó a un 7,1% para el 2002. Para ese mismo año, 1 de cada 14 personas era analfabeta. En este sentido, también hay asimetrías entre sexos y áreas, siendo las diferencias menores que la de las áreas. Aunque las distancias se achican, aún existen, siempre en perjuicio del área rural y de las mujeres. 

 

         LOS MEDIOS AUDIOVISUALES ENTRE LA DICTADURA Y LA DEMOCRACIA

 

         En 1965 se inauguró el Canal 9, SNT, televisión abierta, que utilizaron películas de 16 mm, en blanco y negro para sus noticieros. La Facultad de Filosofía de la Universidad Católica abrió una Escuela de Medíos Modernos de Comunicación, bajo la dirección del padre jesuita Francisco de Paula Oliva, que tuvo como resultado varias filmaciones, pero todas fueron destruidas por miedo a que el régimen las tomara. De igual manera, esta Escuela incentivó el interés de un grupo de jóvenes en la producción audiovisual.

         En la década de los años 1970 surgió un grupo de cine experimental del participaron varios realizadores, pudiéndose citar a Carlos Saguier, el actor Antonio Pecci y el periodista Jesús Ruiz Nestosa. Uno de los filmes, el de Carlos Saguier, llegó a tener muy buenas críticas en Europa. Se trataba del mediometraje en blanco y negro y en color "El Pueblo" (1969). Otra importante película para la época y que sigue vigente, convirtiéndose en documento antropológico del mundo campesino, pre Itaipú, de medio metraje, titulada Kuarahy ohecha (1968) del francés Dominique Dubosc.

         El proyecto Marandú, dirigido por el antropólogo Miguel Chase Sardi, realizó un cortometraje a color y 8 mm., "Tekojoja", con guión de Alcibíades González Delvalle, sobre el concepto de propiedad en el mundo indígena y en la cultura occidental. El proyecto Marandú realizó otras filmaciones sobre reuniones de pueblos indígenas y danzas de etnias del Paraguay. En el año 1977, en la cátedra de Técnica y Estética de Cine, a cargo del padre Jesús Montero Tirado, se realizaron cortometrajes.

         En esos años, egresaron de la Escuela de Cine de Moscú, los paraguayos Augusto Giménez (guionista) y Galia Giménez (directora). Debido a las restricciones de la dictadura no pudieron volver al país.

         El primer largometraje de producción paraguaya se estrenó en 1978, de nombre "Cerro Corá", del director Guillermo Vera. Asimismo, Carlos Saguier realizó documentales sobre la construcción de las represas de Itaipú Yacyretá.

         Los alumnos de la Universidad Católica formaron el Taller Universitario de Cine (TUC), donde se realizaron "El beso", con guión de Beatriz Pompa, integraban el grupo Luis Ughelli, Reinaldo Martínez y Pedro Caballero Galoppo, Darío Elías, Blanca Massare, Leonardo Miño, Oscar Torrents, Carlos Flores, José Luis De Tone, entre otros.

         Hugo Gamarra, luego de sus estudios de cine en los EE.UU., retornó al país y filmó un documental, "Peregrinación a Caacupé" (1983), a color, una en español y otra en inglés. Y durante toda la década del 80 se filmaron en Paraguay varias películas extranjeras. En 1981, se inició la filmación de la coproducción argentino-española "Zama", dirigida por el argentino Nicolás Sarquís. La dictadura de Stroessner otorgó un permiso de rodaje solo después de seis meses de haberse instalado en Asunción el equipo de producción, impidiéndoles rodar en monumentos públicos e iglesias. Otros conflictos surgieron con el Centro Paraguayo de Teatro (CEPATE), que nucleaba a los actores que trabajaban en la película. Por esta razón, el rodaje se suspendió definitivamente antes de su conclusión. Este fracaso tuvo otras consecuencias: que los productores de la película "La Misión" desistieran de filmar en Paraguay, y el caso de "La guerra de un hombre" (que trata sobre el caso del asesinato de Joelito Filártiga), tampoco, por motivos políticos.

         Entrando la década del 90, Juan Carlos Maneglia, con la codirección de Tana Schemborí realiza el cortometraje "Amor basura". Estos directores realizan dos cortometrajes más, en la Escuela de Cine de Nueva York, donde también filma un cortometraje Gabriela Zucolillo. Se filma también la coproducción paraguayo-brasileña "El toque del oboe" (1998), dirigida por el brasileño Claudío Mc Dowell, la cual gana varios premios en el exterior. A finales de la década del 90 se realizan las primeras películas digítales paraguayas, plasmándose en "De paso por la vida" de Carlos Benegas y "El portón de los sueños" (Vida y obra de Augusto Roa Bastos) (1998), de Hugo Gamarra. "El portón..." es un largometraje de documental ficción protagonizado por Augusto Roa Bastos.

         En el siglo XXI, se intensifica el uso de las técnicas digitales para la realización de películas. En la empresa PY Entretenimiento, con la producción de Ramón Aguayo, Galia Giménez dirige y estrena "María Escobar", su segundo largometraje. El guión de Galia Giménez está basado en una idea original de ella misma, de Manuel Cuenca y Ramón Aguayo. En el 2002, "Réquiem por un soldado", de Manuel Cuenca y Galia Giménez, y "María Escobar" son seleccionados y participan en el Festival de Cine Latinoamericano de Washington, organizado por el American Film Institute y la OEA.

         En el 2002, Enrique Collar filma "Miramenometokeí" (Espinas del alma), su primer largometraje y lo estrena en mayo de 2003, luego de pasar por los Festivales de Toulouse (Francia), Chicago (Estados Unidos) y el Festival de Cine Pobre (Cuba). Posteriormente, se presenta en el Festival Latinoamericano de Cine de Washington, D.C. y en muchos otros festivales.

         Más adelante, ya pasado el 2005, se estrenaron los largometrajes digitales "Acople" y "Derecha-Izquierda" (Augusto Netto y Rafael Cohan), "Tierra roja" (Ramiro Gómez), "Carímea" (Ray Armele) y "Cándido López, los campos de batalla" (José Luis García) (Argentina-Paraguay).

         Un destaque cabe dar a "Hamaca paraguaya", de Paz Encina, que obtuvo el Premio de la Crítica Internacional del festival de Cannes (Francia).

         En el 2007, se estrenan las películas digitales "Profesión cinero", de Hugo Gamarra, y "Tierra roja", la última es premiada en el Festival de Cine de Mar del Plata. También se exhibe en Asunción, en una función privada para actores y técnicos, el tercer largometraje digital de Galia Giménez, "El invierno de Gunter", adaptación de la novela de Juan Manuel Marcos, ambientada en los años 70, durante la dictadura stronista. Esta película se presenta también en el Festival de Cine Latinoamericano de Sao Paulo, Brasil.

         En el 2011 "Cuchillo de palo", que destaca a través de la vida de un personaje, la salvaje represión contra homosexuales en la dictadura de Stroessner. Tuvo mucha difusión en Paraguay y logró premios internacionales, presentándose en el Festival de Cannes. La directora es Renate Costa.

         Así, se avizora una etapa floreciente de este rubro, ya que se multiplicaron los espacios de formación en materia audiovisual, y varios proyectos prometedores en marcha.346

 

         LAS ARTES, LAS LETRAS, LA MÚSICA Y LA DANZA EN LA DEMOCRACIA

 

         Con el advenimiento de la democracia comenzaron a aparecer en el ámbito de la literatura muchos talleres, grupos de trabajo y círculos. Uno de ellos, "Pájaro azul", estuvo conformado por Alberto Luna, Iván González, Domingo Aguilera, Pedro Maidana, Diana Lesme, Carlos López y Walter Rojas, entre otros. Hubo también un Taller de Cuento Breve, dirigido por el escritor, perteneciente al Grupo del 40, Hugo Rodríguez Alcalá.

         Otros autores de este periodo son Chiquita Barreto, Luis Hernáez, Adriana Cardús, Andrés Colmán Gutiérrez, Fernando Pistilli, José Pérez Reyes, Miguel Ángel Caballero, Anuncio Martí y la novelista Susana Gertopán (1956).

         José Luis Ardissone fundó el Arlequín Teatro en mayo de 1982. Un evento que se constituyó en hito de la historia del teatro fue el Primer Festival de Mayo de Teatro Internacional en Asunción, en 1989, en el que participaron elencos de Argentina, Chile, Brasil, Perú y Paraguay. Fue convocado por la Fundación Arlequín y se colmaron sus salas. En 1992, esta Fundación ya había inaugurado un local sobre la calle Antequera, y participado en múltiples festivales internacionales. Algunos artistas exilados regresaron y formaron parte del elenco, presentando obras audaces como "El Diario de Ana Frank", "Sueño de una noche de verano", y otros clásicos. El Arlequín, como grupo, sigue vigente, después de treinta años de su fundación.

         Otros grupos de teatro creados durante la transición son El Estudio, de Agustín Núñez; el Grupo Nhi Mu (1997), que hace teatro aéreo; La Móvil Teatro (2001), con Miguel Gómez y Danny Centurión, Hara Teatro, dirigido por Wal Mayans. Dentro de este proceso, emergió el grupo Ab-Ovo, que hace teatro de humor, sátira socio política y revistas.

         Otras personalidades del teatro de este período son Ramón del Río, Raquel Rojas, Humberto Gulino, Margarita Irún, Myriam Síenra, Jorge Ramos, Ana María Imízcoz, María Elena Sachero, Gustavo Illutovích, Beto Ayala, Jorge Báez, Silvio Rodas, entre otros excelentes actores y actrices.

         En el ámbito de la música, emergieron importantes compositores y directores de música, entre ellos Luis Szarán (1953) Saúl Gaona (1957), Diego Sánchez Haase (1970) y Lito Barrios. Existen en Asunción tres Orquestas Sinfónicas, la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA), la de la Universidad del Norte y una Orquesta de Cámara de la Municipalidad de Asunción.        Pianistas sobresalientes: Marta Geymar, Píerre Jancovícs, Valentina Díaz Frenot; guitarristas: Cayo Sila Godoy, Luz María Bobadilla, Berta Rojas (1966). La Universidad del Norte conformó su Compañía en 2002. Como cantante popular se destaca Ricardo Flecha. Han emergido en los últimos años una serie de bandas de rock y música contemporánea popular.

         El fenómeno musical de mayor envergadura nacional es el proyecto "Sonidos de la Tierra", creado por Luis Szarán, que tiende a la integración social y comunitaria. Esta distribuido en más 150 comunidades del interior del país y barrios marginales de Asunción. Actualmente, tiene más de diez mil participantes, quienes no solo estudian música, sino se convierten en luthiers, fabricando muchas veces sus propios instrumentos con materiales reciclados.

         En danza clásica existen dos instituciones ofíciales, el Ballet Nacional, creado en 1992, y el Ballet Clásico y Moderno Municipal de la Ciudad de Asunción, creado en 1972. En 1992 se creó la Asociación de Amigos del Ballet, dando un fuerte respaldo a esta manifestación artística, y hoy existen múltiples compañías privadas de ballet como el Ballet de la UNINORTE, Ballet de Asunción, Proballet, entre otras. También numerosos municipios del interior tienen conjuntos de ballet folklórico.

 

         NICANOR DUARTE FRUTOS

 

         Nicanor se sentía candidato desde hacía mucho tiempo, inclusive desde la época que ejercía el Ministerio de Educación en el gobierno de Wasmosy. Originario del periodismo, en esas labores fue enviado a entrevistar a Ángel Roberto Seifart, cuando este fue nombrado ministro de Educación por el presidente Rodríguez. Seifart, que tenía la costumbre de entrevistar a sus entrevistadores, preguntó a Nicanor su afiliación política, formación académica y, al final, le propone el cargo de viceministro de Culto. Ese fue el inicio de su carrera política y en poco tiempo fue escalando posiciones, ocupó el cargo de ministro cuando Seifart renunció al Ministerio. Luego traiciona a su mentor y se une a Wasmosy. Hizo todo lo posible de que éste lo nombrara candidato a la presidencia, cuando, en un momento, se negoció con Luis María Argaña; lo que suponía que él quedaba fuera de la candidatura. Ahí lanza su famosa consigna que unirse a Argaña era como un beso con la muerte. Las tratativas del grupo Wasmosy con Argaña fracasaron pero no nombran a Duarte Frutos de candidato sino a uno de los barones de Itaipú, Ing. Carlos Facettí.

         Aunque éste le ofreció la vicepresidencia, Duarte no aceptó y va a besar a la muerte uniéndose con Argaña, que al final le resultó el beso con la vida. Pues fue candidato a vicepresidente de Argaña en las elecciones de 1998, en las que fueron derrotados frente a Lino Oviedo-Cubas.

         El asesinato de Luis María Argaña lo convierte en el heredero de aquel y queda como líder de Reconciliación Colorada, y como tal se lanza a la campaña presidencial del 2003. El 22 de diciembre de 2002 se realizaron las elecciones internas del Partido Colorado entre Nicanor Duarte Frutos y Osvaldo Domínguez Dibb, un empresario, advenedizo en la política, con muchos recursos económicos.

         Los resultados electorales fueron:

 

         Nicanor Duarte Frutos  269.471 votos, equivalentes al 46,2%

         Osvaldo Domínguez Dibb      208.205 votos, equivalentes al 35,7%.

 

         Duarte Frutos era un hombre que tenía el prestigio de ser un intelectual, gran lector de Foucault, conocía de Filosofía y tenía un manejo del idioma guaraní envidiable. Su campaña electoral fue extraordinaria. Estaba en la cúspide de su capacidad intelectual, lo que despertó una gran expectativa en el electorado colorado y luego en los primeros meses de su mandato extendió las esperanzas fuera de los límites partidarios.

         El domingo 27 de abril de 2003 se realizaron las elecciones presidenciales y el Partido Colorado proyectó su peor desempeño electoral en la transición.

 

         Nicanor Duarte Frutos  (Partido Colorado)                          37.14 %

         Julio César Franco                 (Partido Líberal)                    23,95%

         Pedro Fadul                            (Partido Patria Querida)       21.28%

 

         Si bien Nicanor Duarte Frutos fue electo presidente, pero con el menor puntaje de los presidentes colorados de la transición.

 

         Andrés Rodríguez, el 74%, en mayo de 1989,

         Juan Carlos Wasmosy, el 40%, en mayo de 1993,

         Raúl Cubas Grau, el 54%, en mayo de 1998.

         Además, el Partido Colorado había perdido de nuevo la mayoría en el seno del Poder Legislativo, que pasó a ser controlado de nuevo por la oposición.

         El cuadro socioeconómico heredado por Duarte Frutos era complejo, adverso, desde todo punto de vista. Estábamos en la puerta de cesación de pagos. Se tenía como indicador dominante nada menos que un crecimiento negativo de menos (-) 2,2. Sin embargo, logró parar la cesación de pago y tuvo una mejoría de la macroeconomía, sin lograr traspasar ese aumento a las bases populares.

         Su primer éxito, aunque parcial, fue lograr el consenso con los partidos políticos para la renovación de la Corte Suprema de justicia, que era un verdadero reclamo popular. Aún cuando solo renovaron seis de los nueve ministros y nuevamente fue un cuoteo entre los partidos, el 18 de marzo de 2004 juraron los nuevos ministros. Ellos eran: Alicia Pucheta de Correa, Raúl Torres Kimser, Síndulfo Blanco, Miguel Oscar Bajac, César Garay Zuccolíllo y José Altamirano.

         Casi todos los analistas coinciden que los primeros tres años de Nicanor Duarte Frutos fueron buenos. En los primeros meses de su gestión tuvo una aceptación del 70%, muchos más que los votos que recibió en las elecciones. Pero después, el revés guió su camino, fue de revés en revés hasta hacerle perder, por su propio extravío, a Blanca Ovelar, su candidata, en las elecciones del 2008, la mejor en la historia del Partido Colorado en la democracia. Es como sí el poder tuviera humo sulfuroso, de que podía él hacer como presidente de la República lo que quisiera. El primer gran error, pensar que podía reelegirse, cuando la Constitución era terminante, no le permitía. Los liberales, al comienzo de su gobierno plantearon, hasta el cansancio, la reforma constitucional. Duarte pensó que si se le permitía votar a los paraguayos en el exterior, perdería el Partido Colorado (primera muestra de pérdida de sentido). No existen dudas que en el exterior se da la misma proporción de colorados y liberales que en el interior del país. La miseria no tiene color para la migración. Entonces se negó a la reforma. Cuando él pensó en la reforma ya nadie pensaba en ella, porque se sabía la ponzoña que escondía. Quiso avasallar todo para lograr su objetivo y el pueblo se manifestó en contra.

         Muertas las expectativas de cambio, del mejoramiento económico-social, desilusionados por el rumbo político del país a raíz de la locura de la reelección, entre los años 2006/2007, emigraron más de 350.000 paraguayos a España, concentrándose, especialmente, en Madrid, Málaga y Barcelona. Según informaciones de organizaciones de la colectividad paraguaya en España, un alto porcentaje de esta emigración estuvo compuesta por profesionales y de nivel medio de educación, aún cuando un alto porcentaje, sobre todo mujeres, trabajan en el servicio doméstico y los hombres en tareas de la construcción.

         Ante una caótica situación política, la ciudadanía y partidos políticos de la oposición levantaron la consigna de "Dictadura Nunca Más" y como reclamos concretos se levantaron la renuncia de los cinco ministros de la Corte Suprema de Justicia que violaron la Constitución347: (1), la reactivación económica (2), la recuperación de la soberanía y (3), la derogación de la ley del "impuestazo".

         De las reuniones de la naciente "Resistencia Ciudadana" participaron senadores, diputados y presidentes de partidos políticos y líderes de la sociedad civil. No todos los sectores políticos se sumaron, pero lo hicieron los sectores más representativos. La coordinadora careció de estructura, aún cuando por resolución unánime se decidió realizar una manifestación en la que solamente hablasen en el acto tres personas: una mujer, un joven y monseñor Fernando Lugo.

         Los organizadores hablaron de 45.000 participantes, pero otros cálculos señalan la mitad de esa cifra. Luego de esta manifestación hubo un cambio drástico de la oposición con el gobierno de Duarte Frutos. Este multitudinario acto catapultó a Lugo hasta llevarlo a la presidencia de la República.

         "El tema de la eventual reelección de Nicanor Duarte Frutos y el asunto anexo de la reforma constitucional pasaron como por arte de magia a segundo plano. El poderoso diario ABC Color abrió fuego apenas días después, el 4 de abril, cuando publicó un editorial titulado: "Monseñor Lugo es el único que puede derrotar al Partido Colorado", fin de una serie de notas precedentes que con claridad colocaron en el centro del debate el problema agudo de la falta de líderes en el país.

         Los meses que siguieron reflejaron con claridad el cambio de la correlación de fuerzas, lo que se retrató a fines de junio en el marco de la elección de las nuevas autoridades del Congreso Nacional, en que la oposición rescató el control del cuerpo, dejando sin chances a la maniobra promovida por Juan Carlos Galaverna, que apostó en principio a lograr la reelección de Carlos Filizzola, de País Solidario, quien hasta ese momento le hacía el juego al Partido Colorado.348.

         Los trabajos realizados en el marco del Congreso Nacional para sabotear al Poder Ejecutivo fueron varios y eficientes. Se llevó adelante una suerte de boicot parlamentario.

 

         ELECCIONES MUNICIPALES DE 2006

 

         La cantidad de electores habilitados para estas elecciones fueron 2.760.820, de los cuales solo participó un 49,95%. Los resultados dieron el triunfo al Partido Colorado en la mayoría de los municipios importantes, saliendo con 152 intendentes de los 230 municipios de todo el país. En Asunción, teniendo como candidata a la presentadora de televisión Evanhy de Gallegos, consiguieron la victoria. En segundo lugar, con 68 intendentes y 31,84% de los votos, estaba el PLRA. Le seguían UNACE y Patria Querida, con menos del 6% de los votos, y los otros partidos y movimientos obtuvieron menos del 1% para el cargo de intendente349.

 

         EVOLUCIÓN ECONÓMICA DE PARAGUAY 2006-2011

 

         El período abarca parte de la presidencia de Nicanor Duarte Frutos y de Fernando Lugo. En el Gobierno de este último se dio un crecimiento excepcional en 2010 del 15% del Producto Interno Bruto, pero que no logró mantenerse el siguiente año, bajando nuevamente al 3%. El promedio del PIB entre 2006-2011, fue el de un crecimiento anual de 5,4%. El PIB real de 2006 fue 16,3 billones de guaraníes, mientras que en 2011 alcanzó 21,2 billones de guaraníes. En 2009 se verificó la mayor caída del crecimiento económico con una cifra negativa de -3.84 %, tasa jamás igualada en cincuenta años, mientras que en 2010 se observó el mayor crecimiento registrado, del 15%. El auge económico de 2010 se debe también al repunte de la actividad de la agricultura que creció 49,8% con respecto al año anterior. La buena condición climática de 2010 y la expansión del área cultivable favorecieron el incremento de la actividad de la agricultura este año. Además, se debe indicar que se registró un efecto rebote de la actividad. El PIB de la agricultura y de la ganadería representó 23,3% del PIB total en 2006, mientras que en 2011 subió al 26,6%. El sector de servicios representó en promedio el 54,8% del PIB durante el periodo 2006-2011. El sector transable representó en promedio el 39,6% del PIB durante el periodo 2006-2011.

         La formación bruta de capital fijo creció 10,2%, mientras que el cambio de stock aumentó en promedio anual cerca del 6,9%. Las exportaciones de bienes y servicios crecieron en promedio cerca de 5,8% anual. Las importaciones de bienes y servicios aumentaron en promedio cerca de 8,2%. Las principales exportaciones fueron las semillas de soja (31,4% del PIB del periodo) y la carne (16,9% del PIB). Prácticamente, el total de las exportaciones provienen de los productos del sector primario en estado natural o semi industrializados.

         El PIB per cápita en dólares constantes de 1994, aumentó de USD 1.429 en 2006 a USD 1.701 en 2011. Esto representó un aumento del 19%. La población aumentó de 6 millones en 2006 a 6,6 millones en 2011.

 

         LA EMERGENCIA DEL FENÓMENO LUGO

 

         La eventual candidatura de Fernando Lugo a la presidencia se manejó desde un comienzo, a días de la marcha del 29 de marzo de 2006. El obispo emérito se tornó el centro de atención de la prensa local e internacional y las encuestas proyectaban elevados índices de confianza, con un agregado esencial: el nivel de rechazo a su persona era muy bajo.

         Los sondeos daban a Lugo un 60% de los votos. Duarte Frutos imaginó liberar a Lino Oviedo, quien estaba cumpliendo una condena de diez años, por atentado contra el poder público. Intentó primero con una Ley de Amnistía, pero el día de su tratamiento no hubo quórum en la sesión. Finalmente, el día 6 de septiembre, la Suprema Corte de Justicia Militar, presidida por el coronel Carlos Liseras Bado, dispuso la libertad condicional del general Oviedo, con restricciones expresas para candidatarse a cargo electivo alguno, pero con plena libertad para realizar actividades políticas.

         Según argumentos legales de la justicia militar, Oviedo ya había cumplido más de la mitad de la condena de diez años que le fuera impuesta por el Tribunal Militar Extraordinario en abril de 1998, y como además presentaba un historial de "buena conducta" como recluso, correspondía que lo pusieran en libertad condicional. Con esta liberalización, Duarte Frutos pensaba contrarrestar el electorado de Lugo.

 

         LAS INTERNAS ELECTORALES

 

         Las internas electorales, en la mayoría de los principales partidos, fueron verdaderos huracanes, que dejaron a los partidos divididos y con menos chances al triunfo. En el partido mayoritario, Colorado, las internas fueron verdaderos huracanes caribeños; por un lado, la candidata oficialista Blanca Ovelar, la primera mujer en candidatarse a la presidencia de la República, una mujer con sólida formación académica, con gran experiencia en la administración pública, acompañada por un vicepresidente, Carlos María Santacruz, un segundón en la política y muy mediocre; por el otro, el vicepresidente Luis Castiglioni, un joven que en sus cargos de congresista fue muy mimado por las embajadas extranjeras, invitado por el Departamento de Estado y por el Gobierno de Francia y otros países. Estaba considerado como una esperanza en el cambio del Partido Colorado, acompañado por Zacarías Irún, un líder del Alto Paraná. Toda la campaña fue muy virulenta, de un enfrentamiento muy duro.

         El día 16 concurrieron a votar más de 700.000 colorados, dándose un nivel de participación del orden del 44,7%. Evidentemente, el bajo nivel de participación perjudicó al candidato disidente con mayores chances, Castiglioni, y favoreció a Blanca Ovelar, candidata oficialista.

         De acuerdo con la justicia Electoral, los números fueron los siguientes:

         - 335.845 votos para Blanca Ovelar, el 45,3%, frente a

         - 327.821 votos para Castiglioni, el 44,2%.

 

         La diferencia era de 1%, cifra ínfima, que podía modificarse con el conteo final. Si bien Blanca Ovelar ganó las elecciones, Castiglioni ganó los medios de comunicación, quienes pusieron en dudas el triunfo del oficialismo. La división del partido más el pésimo comportamiento de Nicanor Duarte Frutos llevaría a la derrota al Partido Colorado, después de sesenta años en el poder.

         En las internas liberales, también, aun cuando no alcanzó el nivel del Partido Colorado, una dura lucha interna por la candidatura de vicepresidente de Fernando Lugo. Los contendientes fueron Mateo Balmelli y Federico Franco.

         El Tribunal Electoral proclamó triunfador a Federico Franco, en una discutida determinación. Con ello, no obstante, las candidaturas en pugna estaban plenamente definidas. Correrían:

         Blanca Ovelar, por el Partido Colorado.

         Fernando Lugo, por la Alianza Patriótica para el Cambio.

         Lino César Oviedo, por la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos, y

         Pedro Fadul, por el Partido Patria Querida.

         Las elecciones se llevaron a cabo el 20 de abril de 2008.

        

         El resumen oficial de la instancia fue el siguiente:

         Asociación Nacional Republicana:            573.995

         Partido Humanista Paraguayo:                       6.744

         Alianza Patriótica para el Cambio:            766.502

         Unión Nacional de Ciudadanos Éticos:     411.034

         Patria Querida:                                                 44.060

         Partido de los Trabajadores:                          2.409

         Movimiento Tetá Pyahú:                                   3.080

 

         El total de votos nulos fue de 27.818; el total de votos en blanco fue de 38.485. Habían concurrido a sufragar 1.874.127 electores.

         Para comprender la actitud expeditiva de la justicia Electoral durante la jornada, no se puede dejar de referir que los observadores internacionales jugaron un papel de primer orden para ello. Durante el desarrollo de las elecciones, desde tempranas horas hasta el final, los observadores extranjeros estuvieron fiscalizando puntillosamente las actuaciones de la Justicia Electoral.

         Concluida la elección quedaba claro a los ojos de todos que Lugo se había impuesto de manera cómoda y definitiva.

         Dos momentos resultaron decisivos: uno, cuando Blanca Ovelar, candidata del Partido Colorado, reconoció públicamente su derrota; otra, cuando el presidente Nicanor Duarte Frutos reconoció el triunfo de Lugo y aseguró que el resultado sería rigurosamente respetado.

         Fernando Lugo se dirigió a todos los paraguayos horas después de la elección y convocó a todos a pasar por encima de las diferencias para trabajar unidos por la transformación del país.

 

         EL TRIUNFO DE LUGO Y LA CIUDADANÍA

 

         El triunfo de Lugo desató todas las expectativas dormidas por décadas de la ciudadanía paraguaya, manifestándose como un abanico de deseos sin ninguna organicidad ni prioridad. Ello conllevó a una peligrosa situación de aglomeración de demandas, imposibles de cumplir por el Estado, lo que presagiara movilizaciones de amplios sectores al poco tiempo de iniciarse el nuevo Gobierno. Por otro lado, la imposibilidad de atender el enjambre de demandas, que podían ir desde soluciones mágicas personales hasta soluciones estructurales que pudieran demandar tiempo y recursos, imposible de asumir todo a la vez por el Gobierno, pudiera ser el marco de una depresión psicológica en la comunidad nacional, que pudiera acarrear consecuencias negativas hasta el punto de peligrar la gobernabilidad.

 

         LA FALTA DE MAYORÍA PARLAMENTARIA

 

         Se sumaba a esta situación que el Congreso, en forma absoluta, era de la oposición. Al inicio de administración de Lugo se acercaron a Paraguay dos referentes de primer nivel político internacional, Ricardo Lagos, expresidente de Chile, y Alfonso Guerra, ex vicepresidente español. Ambos percibieron la espada de Damocles sobre la cabeza de Lugo al existir en la Constitución la figura del juicio político por mal desempeño en sus funciones, sin que estuviera definido qué es mal desempeño. Recomendaron a Lugo que él necesitaba, como el aire que respiraba, construir una concertación política para tener gobernabilidad; de lo contrarío, su gobierno sería permanentemente frenado por el Parlamento; inclusive, Guerra, en conversación privada, recomendó a Lugo aceptar el reconocimiento de la senaduría de Nicanor Duarte Frutos, para así tener un sector político más con quién negociar los proyectos y no quedar a expensas exclusivas de Lino Oviedo. Sí bien el Partido Liberal era su aliado no bastaba para tener mayoría parlamentaría. Esa situación podría retrasar las soluciones efectivas que tuvieran que pasar por el Congreso. Era muy visible de que si Lugo no lograba una concertación estratégica la situación más previsible sería una crisis permanente. Los sectores opositores al Gobierno no se abstendrían de aprovechar la oportunidad para desestabilizar aún más al proceso de cambio y transición, como para ensanchar espacios propios.

         "Aún una concertación solamente legislativa no asegura nada. Un gobierno que busca el cambio no puede sostenerse de esa manera. Así como están las cosas en el país, el problema de gobernabilidad no está en el Congreso sino en la propia sociedad civil. Las expectativas de la gente son de una dimensión gigantesca, excesivamente alta, imposible que el Gobierno las cumpla y menos aún con la construcción de esta mayoría legislativa. El presidente Lugo debe plantearse en serio la construcción de un modelo de país en forma participativa. Debe demostrar que la palabra participación ciudadana no es una mera fórmula discursiva sino una realidad tangente y actuante. Debe implementar cabildos abiertos en todo el país para buscar construir entre todos el modelo de país que deseamos los paraguayos y paraguayas del siglo XXI y sobre esa base buscar las concertaciones en el Parlamento nacional. De lo contrario, lo cotidiano del próximo Gobierno será la ingobernabilidad política y ningún cambio positivo será posible".350

         El gobierno de Lugo no asumió ninguna de estas recomendaciones, no hizo ningún esfuerzo de alianzas, inclusive se creaba problemas con el propio partido aliado, el Liberal. Desde su asunción hasta 2011, año del Bicentenario de la Independencia Nacional, no aprovechó para realizar un plan estratégico participativo. Era indudable que la conmemoración del Bicentenario de la Independencia Nacional ofrecía una oportunidad única a la República para definir su esencialidad como Estado en el nuevo siglo y su misión interna y externa ante los nuevos desafíos, que como comunidad nacional específica se constituye en la región y en el mundo.

         El Gobierno debía, para posicionarse, darse fuera, convocar "Cabildos abiertos" regionales, para dar mayor viso de gestión participativa, pero con la activa y visible participación de las autoridades del Poder Ejecutivo (presidente y vicepresidente de la República), en donde se puedan analizar todos los ejes trasversales, definir prioridades de forma abierta, de cara a la población, con gran participación de radios comunitarias para expandir y cubrir todos esos eventos multitudinarios.

         Además de la participación del Gobierno nacional, en tanto Estado descentralizado, la participación de autoridades locales, gobernadores, intendentes, miembros de juntas departamentales y municipales, organizaciones de la sociedad civil y todos los estamentos del Estado que están en cada sitio que se realizan estos Cabildos abiertos. Asumir corresponsabilidades entre el Estado y la sociedad civil. El resultado de estos Cabildos abiertos se constituiría en el modelo de país que los paraguayos en forma participativa hubiéramos construido y el Plan de Gobierno, sobre los que sí se puede negociar gobernabilidad con los partidos políticos representados en el Parlamento nacional.

         La no realización de una concertación nacional, las decisiones unipersonales para cambiar y poner ministros y altas autoridades, sin razones de lógica de las ciencias de la administración pública le están poniendo al presidente Lugo ante permanentes amenazas de un juicio político por el Parlamento nacional.

         Al primer año de su mandato, la gente comenzó a reclamar soluciones perentorias a sus problemas. El año 2009 fue un año de crisis Todos los pronósticos referían a que el crecimiento macroeconómico de los últimos años se vería abruptamente disminuido debido a la crisis internacional y al desplome de los precios de los productos paraguayos de exportación. El precio de la soja, que tuvo muy buen resultado en los años recientes, se ha hundido en las mazmorras de los precios bajos; lo mismo ocurrió con otros granos como el maíz, el sésamo, que suplantó al cultivo de algodón, entre los pequeños productores, el trigo, el girasol, la carne, que últimamente se había aumentado enormemente las ventas al exterior. Habría que sumar a esta merma de ingreso de divisas, como consecuencia de la crisis, la caída de los giros y envíos de dinero de la comunidad paraguaya en el exterior a sus familiares en el Paraguay, generalmente pertenecientes a los sectores más desfavorecidos.

         Por otro lado, las grandilocuentes expectativas de todos los sectores, sin importar situación económica o social, que esperaban el cambio con el nuevo Gobierno y al no cuajar su imaginaría de cambio en la realidad manifestaron su descontento, con lo que se agudizaron las movilizaciones de todo tipo y de todas las camadas sociales. En el aspecto netamente político, la no constitución de una neta mayoría parlamentaría dificultó el entendimiento entre los partidos políticos y sus propias facciones. El desiderátum fue la desunión antes que el criterio de la conjunción. En estas condiciones la situación se volvió muy crítica no solo para el Gobierno sino para todo el país.

         Traducidos a otros términos, el resultado de esta situación disminuyó la producción de la riquezas que de un crecimiento anual en 2006, de 6,8 % a 1.5 % en el 2009. El 2008, por efecto de la crisis, que le tocó los últimos meses del año, ya había bajado 5.8 %. Pero en 2009 el porcentaje casi de estancamiento y habiendo un porcentaje población de casi 3% de crecimiento. Es decir, que la pobreza aumentó en 282.700 personas. La pobreza total alcanzó a 2.439.012 habitantes, el 40.3 % de la paraguayos estuvieron debajo de la línea de pobreza, es decir, su ingreso fue inferior a sus necesidades básicas. El aumento del desempleo entre 80.000 a 100.000 puestos de trabajos perdidos, sin contar los ya desocupados históricos y los nuevos que reclaman trabajo.

         Se estaba ante una situación explosiva. Una cadena de falta empleo, pobreza e inseguridad acorralaba al país. Ante esta situación, nadie, ni los pobres ni los ricos dejaron de perder. Aun ante esta situación, Lugo no buscó ninguna concertación de salvataje.

         El juicio político estaba en puerta, pero una enfermedad inesperada del presidente de la República, un cáncer linfático, le salvó del juicio.

         En marzo de 2009 ha sido invadida la capital, literalmente, por hordas muy violentas de movimientos sociales; unos, los "sin techo", que reclamaban del Gobierno la continuación del programa de subsidio a los mismos a través del método de transferencias de dinero constante y sonante a sus líderes, para que éstos pudieran adquirir viviendas a los ocupantes de terrenos ajenos. O el grupo de cultivadores de sésamo, liderado por Elvío Benítez, una persona que ha recibido, año tras año, en el pasado, multimillonarias transferencias del Estado sin que los supuestos beneficiaros hayan mejorado su situación de pobreza estaba, según informaciones de la prensa, demandando esta vez un subsidio de 8 millones de dólares para su grupo, no a cada uno de los damnificados, sino a sus líderes en representación suya.

         Desde el año 2000, las administraciones de los presidentes Luis González Macchi y Nicanor Duarte Frutos utilizaron este mecanismo para acallar las demandas sociales de varios sectores de la sociedad: corrompían a los líderes con transferencias estatales de recursos sin ningún control. El Estado con su slogan de cambio, no hubiera debido seguir alimentando el liderazgo mesiánico-comercial de estos líderes. La administración de Lugo tenía el desafío mayúsculo de demostrar, con actos precisos, el cambio que propugnaba.

         El Paraguay estaba viviendo un momento de encrucijadas... Quería trascender el pasado pero no lograba desprenderse de él. El gobierno de Lugo "tanteaba" en forma permanente caminos que le eran denegados para transitar y no tiene otra alternativa que volver sobre sus pasos. La ausencia de una política de gobierno, convertida en política de Estado, diseñada con objetivos claros, precisos, transparentes, ponía en peligro cualquier proyecto planteado por el Ejecutivo nacional. Diferentes e importantes sectores sociales como los grandes productores mecanizados agrícolas, campesinos sin tierra, pequeños y medianos productores, indígenas, los "sin techos", manifiestan su descontento con el Gobierno. Que los sectores oligárquicos señalen su desconfianza hacia el Gobierno pudiera ser "natural", en cuanto el Gobierno dice ser el instrumento del cambio en el Paraguay y que está a favor de los pobres, pero que los supuestos beneficiarios de ese cambio también manifiesten y llenen las calles y cierren carreteras y caminos, lo que hace suponer que algo no funciona en esa política de cambio. Sectores de izquierda cercanos al Gobierno tienen un discurso radical sin que tengan la fuerza electoral de convertir en realidad sus sueños. Los sectores de derecha toman como pretexto esos desaforados discursos para obstaculizar en el Congreso, ya que tienen mayoría, toda iniciativa del Poder Ejecutivo, aún cuando el presidente Lugo sigue manifestando que no es de izquierda sino de centro.

         La situación es tal que estamos en un proceso de no definición cercana a la nada. Esto conlleva peligrosamente ante una crisis de gobernabilidad, ya que el Gobierno da vueltas a todos los asuntos, como una noria que gira sobre sí misma, sin lograr romper los viejos vicios del pasado y plantear y realizar acciones que pueda superar ese pasado, como para fortalecer la esperanza de que exista el cambio.

         Superar esta situación, encontrar las vías de resolver los problemas que trae aparejada la misma es el mayor desafío con que se enfrentaban las autoridades paraguayas. Se necesita rehacer el país, un cambio de raíz, una verdadera revolución en la concepción misma de la política, del gerenciamiento público. Alfred Einstein decía que la verdadera crisis "es la crisis de la incompetencia, sin crisis no hay desafío y sin desafío la vida es una rutina". Entonces, necesitamos cambiar la vida para superar la crisis.

         Pero para este desafío se necesita de liderazgos proactivos, que comprendan los intereses de la comunidad, a corto y a largo plazo, una percepción afinada de los equilibrios que esto implica. Se necesita que los líderes tengan legitimidad, ya que con ella se obtiene que funcione una comunicación efectiva entre el liderazgo y ciudadanía. Ahora bien, hay que saber que la comunicación no depende tanto de las habilidades del político para comunicar sino que tenga credibilidad. Pero también la credibilidad no es automática sino es producto de un proceso de percepción de la ciudadanía de la consistencia entre el discurso, las acciones y los resultados.

         Se necesita liderazgo con visión, legitimidad, capacidad de actuación y que sean capaces en convertirse en catalizadores del proceso de aprendizaje de los cambios y de adaptación social, que sea capaz de catalizar el cambio institucional del Estado, que pueda poder plantear soluciones a los problemas y opciones creativas ante cada situación, cuyas soluciones no tienen respuestas preestablecidas. Ello plantea de manera permanente la necesidad de ir aprendiendo de los cambios e iniciar procesos de aprendizaje social. Fernando Lugo está vacío de este tipo de liderazgo.

         Los dirigentes gubernamentales deben mostrar resultados concretos, tangibles, de lo contrario es puro discurso. Esta crisis incipiente de gobernabilidad que ni los propios partidarios están contentos es una oportunidad, sí es que se toman las medidas necesarias, para crear un gran consenso nacional, en definir nuevas articulaciones viables entre la sociedad civil y el Estado y colocar al país en poleas activas en el mundo. Esta crisis es una oportunidad única, aprovecharla es cuestión de los liderazgos.

 

         EL BICENTENARIO, OPORTUNIDAD ECLOSIONADA DE LA CIUDADANÍA PARA EL CAMBIO

 

         2011 fue un año espectacular para el Paraguay, es como sí las viejas raíces de la identidad paraguaya reverdecieran por doquier, nadie quedó fuera de la fiesta de la evocación del Bicentenario de la Independencia nacional, En realidad, desde 2010 se desplegó un entusiasmo hacía la futura conmemoración. Un concierto de 200 arpas, ejecutadas por jóvenes venidos de todo el país, de los más lejanos villorrios, ciudades, tribus indígenas, hijos de migrantes extranjeros, todo lo que es el Paraguay actual, se dieron cita a ejecutar un concierto nunca visto para un público calculado en más de 5.000 personas. La Municipalidad de Asunción ofreció este concierto maravilloso, que ocupó las primeras planas de los diarios. Llamados a concursos abiertos para la ciudadanía, de literatura, de música, de cine, de teatro, entre otras cosas. La gente de adueñó de la conmemoración, vistiendo diferentes atuendos referentes al Bicentenario, las vidrieras de todos los negocios del país con grandes afiches conmemorativos. A todo lo largo y ancho del país hubo manifestaciones culturales, grupos de diálogos, un entusiasmo nunca visto antes. Un deseo de unidad bajo los colores de la bandera nacional, no importando los partidos políticos, que en verdad casi desaparecieron en este maremágnum ciudadano.

         El mes de mayo de 2011 fue verdadera explosión ciudadana. Desde la mañana a la noche, plena de manifestaciones culturales y festivas de todo orden, de espectáculos patrióticos, divertimentos, música, canto y danzas clásicas y populares, textos históricos o poéticos, de proyecciones gigantescas de multimedia, de espectáculos de teatro clásico en las salas de teatro, de espectáculos teatrales en las calles, en las plazas, conciertos líricos, grupos populares, galas de ballet clásico y contemporáneo, conciertos sinfónicos y líricos, todos ofrecidos gratuitamente ante millares de personas. El día 14 de mayo, Día de la Independencia, más de tres millones de personas, la mitad de la población del Paraguay, llenó las calles del centro histórico, donde se produjo la Independencia, asistiendo a los centenares de actividades ofrecidas, con una alegría inmensa, con ganas de unión, con el orgullo de ser paraguaya/o. Nunca la alegría llenó tanto el pecho de las paraguayas y los paraguayos.

         Desfiles de autos antiguos, desfiles de carnaval. Festival náutico en el río Paraguay; militares transformados en comediantes, en un estadio 400 militares, con una coreografía de guerra, representaron escenas importantes de la patria; festival de globos aerostáticos, fuegos de artificios, En todas las capitales departamentales del país, en todos los pueblos y villorrios del Paraguay tuvieron sus festejos. Los canales de televisión transmitieron en forma permanente durante los días 13 al 16 de mayo. Fue una fiesta conmemorativa de profundo significado, de despertar las raíces paraguayas. Toda la población paraguaya fue parte. Nadie estuvo ausente.

         Los eventos estuvieron organizados por la Comisión Nacional de Conmemoración del Bicentenario, bajo la secretaría ejecutiva de Margarita Morselli, la Secretaría Nacional de Cultura, bajo la responsabilidad del ministro Ticio Escobar, la Dirección de Cultura y Turismo de la Municipalidad, bajo las direcciones (2010) de Fernando Pistílli y (2011) Alejandra Peña. El Bicentenario fue un gran evento, uno de los más grande del siglo XX, sentimientos dormidos en el fondo de cada paraguayo afloraron y eclosionaron con alegría, en paz y unidad.

         Si esta fuerza social no es aprovechada por el presidente de la República, Fernando Lugo, teniendo, como telón de fondo, el crecimiento del 15% del PIB en 2010, no llega a cabalgar sobre los profundos sentimientos aflorados por la ciudadanía para reconducir su anhelado proceso de cambio, que ha prometido, casi en forma mística, durante su campaña electoral; la historia pasará sobre él y él no pasara a la historia. Un axioma de hierro lo aprisiona que solo su capacidad política, su voluntad personal, podrá liberarlo.

 

         DESAFÍOS DEL BICENTENARIO

 

         Hace veinte o treinta años, debido a tantos años de dictadura militar, el problema de los derechos individuales, el problema de la libertad misma, presumiblemente no eran o no tenían la fuerza que hoy tienen. La cuestión de los derechos, por ejemplo, está profusamente promocionada. O la problemática de la mujer que ya ha ganado, en la concepción de lo social y lo político, un ensanchamiento bastante grande, comparado con el ayer. Lo mismo se pudiera afirmar de la problemática de la juventud. El tema indígena es por sí demostrativo, la Constitución Nacional actual reconoce que la sociedad paraguaya es multiétnica y otorga derechos especiales a las minorías étnicas, entre ellas la de los indígenas. En la década del 50 e inclusive un poquito después, todavía existían "cazas de indios" y la venta de los niños indígenas como esclavos. O el problema del idioma guaraní mismo, anteriormente combatido y desterrado hoy es uno de los idiomas oficiales. Y no hablemos de otros derechos, como ser el de ciudadanos, comunitarios, sindícales, opción sexual, etc. Estas cuestiones son solo pocos ejemplos de cómo ha cambiado la sociedad paraguaya.

         Sí bien se ha avanzado en la construcción de un estado de derecho, todavía quedan difíciles tareas en la reforma del Estado, para que se conforme la manera estatal diseñada en la Constitución Nacional de 1992. La transición trazada como una sucesiva agenda electoral ha dificultado enormemente la toma de medidas radicales de reforma estatal, por el temor a las urnas. La descentralización territorial del poder sigue sin que definan las transferencias de roles y recursos hacia los gobiernos intermedios y locales.

         El respeto a los derechos a una justicia pronta y barata todavía está sometida a una diferenciación de acuerdo a pertenencias a partidos políticos, a escalas sociales o por la proximidad o alejamiento de las personas involucradas a los resortes del poder. En ese sentido, existen grupos sociales que acceden a una mayor cobertura en el respeto de ese derecho fundamental en tanto que otros grupos son avasallados. La corrupción permite la impunidad como sistema de aquellos sectores que tienen poder económico como para invalidar la imparcialidad de justicia y el Estado no garantiza el respeto irrestricto de aquellos sectores desposeídos. En ese sentido, no existen juicios justos, principalmente debido a que personas de escasos recursos no pueden acceder a un abogado. Existen pocos defensores de reos pobres en todo el país. Sí bien el Poder Judicial ha procesado un cambio, todavía es débil en cuanto a asegurar la igualdad ante la ley de cualquier ciudadano.

         Lo que debe plantearse el Estado paraguayo como necesidad esencial es su modernización. La cotidianidad social exige otro tipo de comportamiento de la sociedad política, otra práctica, ante los requerimientos perentorios de la existencia. El paso de la pre modernidad a la modernidad está provocando la expulsión de la producción a miles y miles de compatriotas que no logran ubicarse dentro del nuevo esquema socioeconómico. El gran desafío para el Paraguay de hoy, año 2011, año de su bicentenario de su Independencia Nacional, es el de llevar adelante una profunda reforma del Estado. Volverla eficiente para poder servir a su sociedad en la coyuntura difícil de un proceso de cambio social permanente.

         El Paraguay de cara al siglo XXI es un país de encrucijadas, todos los caminos convergen hacía él y se entrecruzan en él, en un momento donde el paradigma dominante es la globalización y la integración en grandes bloques de países. Pero esta situación supone para el Paraguay un gran desafío. Para ello, la mediterraneidad que fue, en el pasado, su mayor debilidad, se convierta hoy, gracias a la integración regional, en su gran fortaleza para lograr el desarrollo. El Paraguay se ha constituido por estas circunstancias en un país bisagra y ello le posibilitaría tener ventajas comparativas excelentes. La sociedad paraguaya debe asumir el cambio, transformarse ella misma, ser la llama envolvente que consuma los viejos valores, las viejas pautas, para hacer renacer al Paraguay, como el ave fénix, inmolar el viejo Paraguay para que emerja el retoño del nuevo Paraguay, que desde hace tiempo dormita en los corazones de sus muertos por la libertad y en los pechos de todos sus héroes civiles.

 

 

 

NOTAS

 

314Flecha, Víctor-jacinto, Martini, Carlos, Historia de la transición. Ediciones última Hora, 1993, p. 320

315Los cinco puntos de la "Proclama del tres de febrero" son:

1. Restauración de la dignidad de las FF.AA.

2. Recuperación de la unidad del Partido Colorado en el Gobierno.

3. Inicio de un proceso de democratización.

4. Respeto a los derechos humanos.

5. Defensa de la religión católica.

316Lezcano, Carlos María - Martini, Carlos "Intervención política de las FFAA. después del golpe del 2 y 3 de febrero en el Paraguay". En Abente Brun, Diego (coordinador), Paraguay en transición, Caracas, Editorial Nueva Sociedad, 1993. pp. 217-218.

Flecha, Víctor-jacinto y Martini, Carlos, op. cit.

317Flecha, Víctor-jacinto/Martini, Carlos. op. cít.

318Diario última Hora, 4 de febrero de 1989, p. 5

319Diario última Hora, 7 de febrero de 1989, p.14

320Flecha, Víctor-jacinto, Martini, Carlos, op. cit., p. 320. Fundamentalmente se utiliza este texto para la redacción de esta parte del capítulo.

321Caballero Carrizosa, Esteban. "El Gobierno provisional y los partidos políticos". En: Domingo Rivarola, Marcelo Cavarozzi y Manuel Antonio Garretón (compiladores). Militares y políticos en una transición atípica, Buenos Aires. Grupo de partidos de CLACSO.1991. pp. 50 - 51

322Martini, Carlos, "Transición política en Paraguay". En: Morínigo, José Nicolás, Vocabulario Político. Asunción. La Opinión, BASE-ECTA, 1993. pp. 110 -111

323Lezcano, Carlos María. El régimen militar de Alfredo Stroessner: Fuerzas Armadas y política en el Paraguay 1954-1989, Asunción, Grupo de Ciencias Sociales, 1989, p. 26

324Schvartzman, Mauricio. "Una utopía electoral, vencer al imperio", Revista Acción, número 134, junio de 1993, p. 7/8.

325Flecha, Víctor-jacinto, op. cit. especialmente las pp. 57/58.

326Diario última Hora, 3 de marzo de 1989, p. 8

327Flecha, Víctor-jacinto. Historia de una ausencia. Notas acerca de la participación electoral en el Paraguay, Base IS, Asunción, 1990.

328Flecha, Víctor-jacinto y Martini, Carlos, Historia de la transición: Edit. Última Hora, Asunción 1994.

329Flecha, Víctor-jacinto, Martini, Carlos y Silvero, Jorge. Autoritarismo, transición y constitución. Hacia una sociología del poder, Base Ecta, Asunción 1993, 340 pp.

330Tanto desprestigió la figura del civil que en las próximas elecciones tuvo como contrincante y le ganó en las urnas Lino Oviedo a Argaña.

331Suplemento Económico. Diario Noticias del 19 de diciembre de 1999, Asunción.

332Abente Bran, Diego. "El Paraguay Actual, lera parte 1989-1998". Colección La Gran Historia del Paraguay, 14. Editorial El Lector, Asunción, 2010. pp. 66, 67, 68.

333Abente Brun, Diego. Ibídem, pp. 66, 67, 68.

334Ibídem

335 Ver Paredes, Roberto. La caída del Partido Colorado, Servilibro, Asunción

336Flecha, Víctor-jacinto, "El Gobierno de coalición nacional y la oportunidad única". Diario Ultima Hora, jueves 1 de abril de 1999. Contratapa.

337Paredes, Roberto, op. cit.

338Entrevista a Roberto Paredes.

339Los números arrojados por el Censo 2002 son para el sector rural, una población de 2.234.761 personas, y para el sector urbano, 2.928.437 personas.

340

341DGEEC. "Migración Interna". Censo Nacional de Población y Viviendas Año 2002. Asunción, 2002.

342La PEA está conformada por las personas que trabajan o buscan activamente trabajo.

343Espínola González, Zulma. "Historia económica del Paraguay". Colección La Gran Historia del Paraguay, 20. El Lector. Asunción, 2011. p. 87.

344Brítez, Edwin, Numan Caballero, Javier. "El Paraguay actual 23 Parte, 1998-2010". Colección La Gran Historia del Paraguay, 20. El Lector. Asunción, 2011.

345Paredes, Roberto, entrevista.

346Toda la información de este apartado sobre el audiovisual corresponde a Manuel Cuenca, Historia del audiovisual en el Paraguay, Asunción 2009.

347Los que votaron que podría presentarse a la presidencia de su partido pero no ejercerla. En el mismo momento de su asunción al cargo renunció, pero tuvo que haber asumido para poder renunciar. La Constitución prohíbe al presidente el ejercicio de otro cargo que no sea la presidencia de la República.

348Roberto Paredes. Entrevista personal.

349Brítez, Edwin, Numan, Javier, "El Paraguay actual, 2º Parte. 1998-2010". Colección La Gran Historia del Paraguay, 20. El Lector. Asunción, 2011. pp. 52 y 53.

350Flecha, Víctor-jacinto, Editorial del noticiero central de la TV Red Guaraní, El canal de la familia, 29 de diciembre de 2008.

 

 

 

 

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         ARCHIVO

 

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20 Anuario Estadístico. Diferentes números desde 1928-1966. Ministerio de Hacienda.

ANA SH Vol. 213 A. Pedro Juan Caballero a Bernardo Velasco, 14 de mayo de 1811

ANA. Acta Capitular del 13 de mayo de 1881.

ANA. S (RB) Vol. 167. Folios 9/16. Bando del 6 de enero de 1812

ANA. S.H: Vol. 213 A. Moción de Mariano Antonio Molas. Congreso del 17 de junio de 1811.

ANA. Sección Actas del Cabildo, Asunción 27 de julio de 1774. Carta del Cabildo al gobernador Pinedo solicitando intercepción al Rey para mantener y acrecentarla encomienda.

ANA SH.142.

ANA SH. Vol. 213. A. Discurso de apertura del Congreso del 17 de junio de 1811.

ANA SH Vol.: 213 A Bando del Comandante y Oficiales del Cuartel General de esta Plaza a todos los habitantes de la Provincia, 9 de junio de 1811.

Acta de la Independencia de la República del Paraguay del 25 de noviembre de 1942.

AGN, Sala X - División Gobierno Nacional Paraguay - 1811-1854. 116.

AGN, Sala X - División Gobierno Nacional Paraguay -1811-1854. 116. Informe de Herrera a la junta Porteña, 3 de octubre de 1813.

ANA SH Volumen 214. Nro. 7. Nota de la junta del Paraguay a la de Buenos Aires, del 20 de julio de 1811.

ANA Vol. 71. Matiauda a los Cónsules. 12 de febrero y 5 de marzo de 1814.

ANA SE Volumen 211 Nº 6, folios 1-2, Asunción a 28 de junio de 1810

ANA, Sec. Historia Vol. 223 Nº 4 "Acta del Congreso General de 1814", Francia Vol. 11762 -1816, Ediciones del Bicentenario. Editorial Tiempos de Historia. 2009.

ANA SH, vol. 242. Nro. 9. citado en Francia, op. cit.

ANA Colección Río Branco Vol. 162. Respuesta del 20 de julio de 1811.

ANA S.H. 213 A. Caballero a Velasco, 15 de mayo de 1811.

ANA S.H. Volumen 211 Nº 20 - año 1810. Circular de Bernardo de Velasco, 2 de julio de 1810.

ANA Sección Historia Volumen 215 Nº 8 - año 1811Correspondencia del Gobernador.

ANA Sección Historia. Vol. 223, Nº 4.2, Bando de los Cónsules Francia y Yegros que ordena el empadronamiento de todos los españoles europeos residente en Asunción. Trascripto en Francia op. cit., tomo I

ANA SH. Vol. 213. Noción de Haedo. Acta del Congreso del 17 de junio de 1811.

ANA SH. Vol. 213 Artículo 5to. del Tratado del 12 de octubre de 1811.

Archivo Artigas. Vol. 5.

Archivo Nacional de Asunción (ANA), Sección Río Branco (RB), Volumen 167, Folios 9/16

Ayala Eligio. Mensaje presidencial. Abril 1925.

Bando del gobernador Bernardo de Velasco, 27 de julio de 1810, Informando resolución emanada del "Congreso General de esta provincia celebrado el 24 de junio de 1810". ANA. Sección Historia Volumen 211 Nº 13, año 1810.

Decreto Nº 1 del 18 de febrero de 1940. Registro Oficial de la República del Paraguay, tomo 2.

Informe de Nicolás de Herrera a la junta de Buenos Aires, en AGN, Sala X - División Gobierno Nacional Paraguay - 1811 -1854.116).

Informe Nº 1418, Code 387-6987, National Archives, Washington D. C.

Instrucciones de la junta de Buenos Aires al enviado Nicolás de Herrera. Ibídem.

Mensaje al Pueblo de la República de Estigarribía.18-02-1940. El País, Asunción 19 de febrero de 1940.

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         DIARIOS

 

DGEEC. Migración interna. Censo Nacional de Población y Viviendas Año 2002. Asunción, 2002.

Diario Hoy, 27 de enero de 1989.

Diario La Tribuna del 28, 29 y 30 de agosto de 1958, Asunción.

Diario última Hora del 4 de febrero de 1989, Asunción.

Diario última Hora, 12 de enero 1989, Asunción.

Diario Ultima Hora, 3 de diciembre de 1988, Asunción.

Diario Ultima Hora, 3 de marzo de 1989, Asunción.

Diario Ultima Hora, 7 febrero de 1989, Asunción.

El Diario de Noticias, 14 de diciembre 1988, Asunción.

El Diario de Noticias, 14 de diciembre 1988, Asunción.

Suplemento Económico, Diario ABC Color del 20 de agosto de 2000, Asunción.

Suplemento Económico. Diario Noticias del 19 de diciembre de 1999, Asunción.

 

 

 

 

INDICE

 

Presentación

CAPÍTULO I: DE LA INDEPENDENCIA

Cambios e Independencia

La Renta de Tabaco y su impacto en el desarrollo de una economía monetarizada

Decadencia del régimen de las encomiendas

Mestizaje

Milicia

Territorio y población

Expansión territorial con la fundación de nuevas ciudades

Cultura y educación

La sociedad paraguaya en la época de la Independencia

Antecedentes inmediatos de la Independencia

Albores de la independencia

El fulgor de la libertad Mayo de 1811

El nuevo Gobierno

Conflictos de Francia con la Junta Superior Gubernativa

Bando del 6 de enero: Libertad, educación y cultura

El proselitismo de Francia

La República

El Congreso de 1813. El Paraguay se constituye en República

Las primeras décadas de vida independiente

Congreso de 1814. La Dictadura Temporal de Francia

La Dictadura Perpetua

La ignota China o la perla solitaria del Sur

El Supremo Poder

Francia después de la conspiración de 1820

La economía del régimen

Sociedad

Educación y cultura

La apertura de Carlos Antonio López

El Congreso de 1841

La apertura hacía otras naciones

La lucha por el reconocimiento de nuestra Independencia

La formulación de la forma del Estado

Consideraciones acerca de la Constitución de 1844

El progreso y no la libertad era el axioma de López

Sociedad, cultura y educación

"La acumulación originaría, despojo de sus medíos de producción a los productores

La presidencia de Francisco Solano López

El problema de límites con Brasil y Argentina

La Guerra de la Triple Alianza

Las campañas ofensivas

Campaña de Uruguayana

La campaña defensiva. Batalla de Corrales

La divulgación del Tratado Secreto de la Triple Alianza

Conferencia de Yayaíty Corá

La batalla de Curupayty

Caída de Humaitá

Campañas de la resistencia

Muerte de López. El fin de la guerra

El Estado nacional (1811-1870). Conclusiones

 

CAPÍTULO II. EL ESTADO LIBERAL

El Paraguay en la posguerra

Reconstrucción del Estado

Primer momento: Ocupación del territorio nacional y emergencia de una incipiente

sociedad política

Sociedad civil/Estado

El Tratado de Límites y el retiro de las Fuerzas Aliadas

La sociedad durante y después de la Guerra de la Triple Alianza

Consideraciones acerca de la inestabilidad política, la firma Tratados de Paz y los intereses de los países aliados

Segundo momento: Hegemonía de los ex lopiztas y la construcción del orden oligárquico

La fundación de lo s Partido s Liberal y Colorado

Enclave y oligarquía

La empresa enclave y el desarrollo del mercado interno

Tercer momento: Funcionamiento del régimen Oligárquico

Lo político entre el tradicionalismo y la modernidad exigida por el nuevo sistema

económico

Los polos de desarrollo

Educación

Periodismo

Élites culturales: La Generación del 900

La política en la primera década del siglo XX

Exportación/riquezas/pobrezas

La "revolución de 1904" y lo que esconde

El aspecto político

El movimiento revolucionario

Se inicia la inestabilidad política

La Guerra Civil de 1922 -1923

Fin del Ejército caudillista

Eligio Ayala: El artífice de la modernidad

El esfuerzo de la modernización

La revolución de la producción algodonera

Una incipiente industrialización

La renovación cultural. La emergencia del Nacionalismo

La cuestión chaqueña, la cuestión nacionalista y la efervescencia de la lucha social

La Guerra del Chaco

El estallido de la guerra (1932-1935)

El Protocolo de Paz

La guerra del Chaco y el desarrollo de la industria Nacional

 

CAPÍTULO III. EL ESTADO MILITAR AUTORITARIO (1936-1989)

La revolución nacionalista militar de 1936

Primer acto: El entusiasmo revolucionario

La lucha entre sectores

La Ley Nº 152 y las definiciones del Proceso

Consideraciones sobre el Estado surgido en 1936

Déficit de hegemonía y autoritarismo militar

El empate catastrófico

La guerra del Chaco y la emergencia de la literatura moderna

La solución dictatorial. José Félix Estigarribia o el providencialismo trunco

El régimen de Morínigo y la industria

La resistencia cultural

Paraguay después de la segunda Guerra Mundial

La Guerra Civil de 1947. El desempate

Sus consecuencias políticas y sociales

El exilio masivo: impacto de la guerra civil en la población

La literatura y las artes después de la guerra civil

La dictadura de Alfredo Stroessner

Primera Etapa de la dictadura (1954-1962)

La construcción de un sistema político

El vaciamiento del partido

La conformación de unas nuevas FF.AA.

Disenso y copamiento de las organizaciones sociales

El movimiento obrero: Huelga general de 1958

Exigencia colorada por la democracia

El movimiento Estudiantil

La resistencia armada de los partidos opositores

La industria en los años 50

Segunda etapa del stronismo: Afirmación del absolutismo y la búsqueda del consenso

El proceso de la "Democratización por etapas"

La búsqueda de la alianza campesina

La articulación del disenso

Evolución de la industria (1962-1969)

Los movimientos de la década del 70

La literatura en la década de 1970

La población y su distribución

Paraguay, del estancamiento al auge y del apogeo a la crisis

Del apogeo a la crisis

Crisis y auge del contrabando

Del esplendor al ocaso

La cultura a finales de la dictadura

Esclerosis del régimen

La dictadura y el mundo internacional

 

CAPÍTULO IV: EL ESTADO DEMOCRÁTICO

La transición del absolutismo a la democracia

La percepción internacional del golpe

La aprobación internacional

Los primeros aires de libertad

La transición concebida como una agenda Electoral

La recomposición del poder: Cambio de la estructura de las FF.AA. y tregua en el Partido Colorado

La oposición se suma al proceso y el final del opositor Acuerdo Nacional

El pluralismo ampliado

Hacia el cumplimiento de la transición como agenda electoral: Las primeras elecciones libres después de décadas de autoritarismo

El nuevo Código Electoral y el voto directo

Otro paso de la agenda electoral: El Código Electoral

Lo inédito en la historia: Elección de alcalde municipal

Las primeras elecciones de los gobiernos locales

Su impacto en la sociedad y en el poder

Las rupturas políticas de la transición

Hacia la Constituyente

La Asamblea Nacional Constituyente y el permanente acoso de sectores

El acoso

La soledad constitucional

Una medida del PLRA cambió la historia

La Constitución Nacional. Nueva forma de Estado

Población del año 1992

El año 1993 como coyuntura electoral

El desafío de la economía: La caída de la Producción

Las crisis financieras

Raúl Cubas Grau en la presidencia

El llamado Marzo Paraguayo

El descabezamiento de la dirigencia partidaria

El Gobierno de Unidad Nacional

Elección a la vicepresidencia

La situación socioeconómica-poblacional del Paraguay en 2002

Migración interna

PEA y sectores económicos

Economía

Educación

Los medíos audiovisuales entre la dictadura y la Democracia

Las artes, las letras, la música y la danza en la Democracia

Nicanor Duarte Frutos

Elecciones municipales de 2006

Evolución económica de Paraguay 2006-2011

La emergencia del fenómeno Lugo

Las internas electorales

El triunfo de Lugo y la ciudadanía

La falta de mayoría parlamentaria

El Bicentenario, oportunidad eclosionada de la ciudadanía para el cambio

Desafíos del Bicentenario

Bibliografía

 

 

 

 

 

 

 

 

BREVE HISTORIA DEL PARAGUAY (1811-2011) DE VÍCTOR-JACINTO FLECHA

Por ARMANDO ALMADA ROCHE

 

Víctor-Jacinto Flecha es poeta, sociólogo, investigador, un hombre de letras; en síntesis: un verdadero intelectual que ha crecido sin cesar. En efecto, su ascenso ha sido un factor clave en la configuración cultural del Paraguay de hoy. Visto desde su larga perspectiva literaria y periodística, es —en muchos sentidos— un protagonista relevante. Es cierto que como intelectual ha afirmado su derecho de contribuir con la sociedad desde un primer momento. Era y es una suerte de custodio de la cultura, de todas las artes, ya fuese en décadas pasadas o en la actualidad. Siempre fue un espíritu libre, un aventurero de la mente, un mentor.

Ya que hablamos del intelectual, antes de entrar de lleno en materia, de comentar el libro de Víctor-Jacinto Flecha que hoy nos ocupa, permítanme hacer una breve disquisición histórica. Como todos saben, con la decadencia del poder eclesiástico en el siglo XVIII surgió un nuevo tipo de mentor para llenar el vacío y atraer la atención de la sociedad. El intelectual laico podía ser deísta, escéptico o ateo, pero estaba tan dispuesto como cualquier pontífice o presbítero a decirle a la humanidad cómo manejar sus asuntos. Desde el primer momento proclamaba una devoción especial por los intereses de la humanidad y un deber evangélico de promoverlos por sus enseñanzas. Aportaba a esta tarea que se adjudicaba a sí mismo un enfoque mucho más radical que sus predecesores religiosos. No se sentía atado por ningún cuerpo de religión revelada. La sabiduría colectiva del pasado, el legado de la tradición, los códigos prescriptivos de la experiencia ancestral existían para ser seguidos selectivamente o para ser rechazados en su totalidad, según decidiera su propio sentido. Por primera vez en la historia humana, y con confianza y audacia crecientes, los hombres se alzaron para afirmar que podían diagnosticar los males de la sociedad y curarlos con el uso solo de su propio intelecto; más aun, que podían idear fórmulas por las que no solo la estructura de la sociedad sino también los hábitos de los seres humanos podían ser transformados para mejor. A diferencia de sus predecesores sacerdotales, no eran servidores e intérpretes de los dioses, sino sus sustitutos. Su héroe era Prometeo, que robó el fuego celestial y lo trajo a la Tierra.

LA HISTORIA DEL PARAGUAY

El libro de Víctor-Jacinto Flecha que hoy comentamos se titula Breve historia del Paraguay (Asunción: Fondec, 2012, editado por Servilibro), poco después del marco de la celebración del Bicentenario, y toma el período comprendido entre 1811 y 2011, centrándose de modo específico en los doscientos años de vida independiente y enfocando su mirada de modo panorámica de la consolidación de la República paraguaya.

Su libro trata de la historia. Y la mayoría de los libros de historia —algunos buenos y otros malos— casi siempre son aburridos, mal escritos y llenos de citas al pie de página. Nuestro autor ha saltado felizmente esas vallas tan comunes en el camino de los historiadores.

Sobre historia, repito, han escrito de manera mediocre tantos escritores. Yo quiero referirme a unos pocos, a los que escribieron de forma brillante, de modo específico a Jacinto Flecha. Primero me referiré a Montaigne, que dedica uno de sus ensayos al libro. En ese ensayo hay una frase memorable: “No hago nada sin alegría”. Montaigne apunta a que el concepto de lectura obligatoria es un concepto falso. Dice que si él encuentra un pasaje difícil en un libro, lo deja; porque ve en la lectura una forma de felicidad.

Recuerdo que hace muchos años se realizó una encuesta en Buenos Aires sobre qué es la pintura. Le preguntaron a Norah, la hermana de Borges, y ella contestó que la pintura es el arte de dar alegría con formas y colores. Yo diría que la literatura es también una forma de la alegría. Si leemos algo con dificultad, el autor ha fracasado. Por eso considero que un escritor, un historiador, ha fracasado esencialmente, porque su obra requiere un esfuerzo.

Un libro no debe requerir un esfuerzo (aunque sea de historia, novelas o cuentos), la felicidad no debe requerir un esfuerzo. Pienso que Montaigne tiene razón. Y el libro Breve historia del Paraguay, de Víctor-Jacinto Flecha, está escrito de forma sencilla, directa, poderosa, en verdad apasionada, lo que hace que sus concepciones parezcan tan vívidas y frescas, y llegarán por eso —estoy seguro— a hombres y mujeres con el impacto de una revelación; especialmente es una suerte de “homenaje a la juventud paraguaya, que gracias al proceso histórico de los últimos 22 años, creció y se desarrolló en un clima de libertad sin el sentido de opresión que vivieron sus padres y abuelos”, declara el autor en la presentación y continúa: “Razón en más de acercarle un libro que estudiase todo el devenir de la patria en los últimos 200 años”.

Por ejemplo, Emerson coincide con Montaigne en el hecho de que debemos leer únicamente lo que nos agrada, que un libro tiene que ser una forma de felicidad. Les debemos tanto a las letras. Aprovecho para decir a los jóvenes —ya que en cierto modo este libro va dedicado a ellos—, a los estudiantes que tengan poca bibliografía, que no lean críticas, que lean directamente los libros; entenderán poco, quizá, pero siempre gozarán y estarán oyendo la voz de alguien. Yo diría que lo más importante de un autor es su entonación, lo más importante de un libro es la voz del autor, esa que llega a nosotros. Pienso que el libro es una de las posibilidades de felicidad que tenemos los hombres.

“SE DISTINGUE POR SU LLANEZA”

El libro tiene todavía hoy, a pesar de internet y de los teléfonos celulares, cierta santidad que debemos tratar de no perder. Tomar un libro y abrirlo guarda la posibilidad del hecho estético. Como sucede con Breve historia del Paraguay. ¿Qué son las palabras acostadas en un libro? ¿Qué son esos símbolos muertos? Nada absolutamente. ¿Qué es un libro si no lo abrimos? Es simplemente un cubo de papel y cartón, con hojas; pero si lo leemos ocurre algo raro, creo que cambia cada vez.

Heráclito dijo —lo he repetido demasiadas veces— que nadie baja dos veces al mismo río. Nadie baja dos veces al mismo río porque las aguas cambian, pero lo más terrible es que nosotros somos no menos fluidos que el río. Cada vez que leemos un libro, el libro ha cambiado, la connotación de las palabras es otra. Además, los libros están cargados de pasado. Y el libro de Víctor-Jacinto Flecha está cargado de pasado. Es natural puesto que habla de historia.

Pongo otro ejemplo antes de entrar de lleno en el libro que nos ocupa. Cito a Borges: “Si leemos un libro antiguo es como si leyéramos todo el tiempo que ha transcurrido desde el día en que fue escrito y nosotros. Por eso conviene mantener el culto”. El libro puede estar lleno de erratas, podemos no estar de acuerdo con las opiniones del autor, pero todavía conserva algo de sagrado, algo divino, no con respecto supersticioso, pero sí con el deseo de encontrar felicidad, de encontrar sabiduría.

La influencia más patente del libro que comentamos —me atrevería a afirmar— se da en la órbita del estilo. Los asuntos, los temas y, por así decirlo, el estilo literario que cultiva le dispensarán muchos lectores, pero su gravitación realmente intensa se manifiesta en el plano de la forma, de lo sociológico. El rápido movimiento de los períodos, el ceñido enfilamiento de vocablos, la constante audacia significativa o sugestiva de los verbos, el persistente manejo de la historia, la singular disposición de épocas —que se potencian y llenan de sentido para ilustrar los tiempos—, el empleo de un lenguaje —voy a repetirme— que sin dejar de ser puro se distingue por su llaneza; la reducción de esos pesados nexos mecánicos que, como es forzoso, no despiertan imágenes ni pueden rozar nuestra efectividad expectante: he aquí algunos de los hábitos expresivos que Víctor-Jacinto Flecha establece en nuestra República histórica-literaria.

Desde diversos ángulos —tanto por las materias que asume como por el estilo a que las somete— inspirará y determinará seguramente a numerosos historiadores. Nos asiste razón, en consecuencia, para afirmar que su voz no carecerá de eco.

BREVE HISTORIA

Breve historia del Paraguay no es un libro solamente de historia política, sino que intenta abarcar con una mirada totalizadora, en la medida de lo posible, el desarrollo histórico acontecido en los dos siglos. En el Paraguay independiente emergieron cuatro sistemas socio-políticos, cada uno con su respectiva forma de Estado. Creemos que esas diferentes formas estatales, antes que entes nacidos por generación espontánea o voluntad de una élite política, son expresiones de un proceso social históricamente determinado, son resultados de una constelación de relaciones económicas y relaciones sociales, étnicas y geográficas, políticas, ideológicas y culturales, que vienen del pasado y hacen al presente. “Hemos intentado relevar —dice el autor— no solo los aconteceres, sino dar una explicación del porqué de las cosas, dándole importancia al recorrido de los hechos en la construcción de cada momento concreto, ya que ello es fruto de su propia historia y de sus propias contradicciones”.

Breve historia del Paraguay está dividido en cuatro capítulos, de acuerdo a los sistemas socio-políticos que imperaron en el Paraguay, teniendo presente que los diferentes factores que intervinieron en la conformación de cada uno de estos sistemas dejaron en ellos su marca, de acuerdo a la fuerza con que han actuado.

Víctor-Jacinto Flecha, hombre inquieto y calvo como un Buda, que desde el último patio de su casa mira unos atardeceres casi agrestes, vive en un barrio de Lambaré y gusta poco de la calle. A veces, en medio de sus múltiples plantas y árboles, entre los que espera el segundo crepúsculo, luego de convocar a sus amigos, prepara un asado y da de comer a su perro Atila. Escribe sus libros y suele intentar de nuevo la poesía, pero las pruebas de galera de Breve historia del Paraguay, que corrige, lo tienen atado.

Una vez más hacemos memoria de las opiniones y pareceres que oímos de labios de Jacinto Flecha a lo largo de muchos diálogos animosos. Una parte considerable de nuestra reconstrucción corresponde a esos momentos de corrección, pero es evidente que no seguimos aquí un orden estrictamente cronológico. Nos libramos a los azares del recuerdo y del olvido, proceder que justamente por antimetódico acaso permite recuperar la fluidez y el sabor de una conversación que se renueva a través de muchos días. Jacinto Flecha (ese doctor Johnson sudamericano de quienes somos el atento Boswell) acuña juicios y observaciones sin recurrir a énfasis alguno, como si buscara con inocencia —ajeno a los efectos que originan sus palabras— el esclarecimiento de una cuestión que le preocupa. El tono y el ritmo entrecortado de sus frases dejan la impresión de que está pidiendo excusas por cuanto dice. Se advierte que escapa de la retórica y disimula sus aciertos.

Ahora que el libro está editado, que ha salido a la luz y con críticas laudatorias —no teníamos ninguna duda de que así fuera— le preguntamos si está contento con su libro. Víctor-Jacinto Flecha habla:

—Estoy contento, feliz. Me costó mucho trabajo escribirlo. Quería escribir un libro sencillo, que lo pueda leer cualquiera, pero que no perdiera su rigor histórico. Le di una mirada desde la sociología, desde la perspectiva amplia de dicha disciplina. Los libros de historia que conozco y que he leído no lo han enfocado desde este ángulo que, para mí, es muy importante. Yo le doy a la parte de 1811 al 2011 una luz inédita, lo digo sin pedantería, haciendo una síntesis apretada y original esquivando el carácter enciclopédico.

LA ANGUSTIA

No podemos dejar de citar al lúcido escritor Guido Rodríguez Alcalá, que dice: “Tomando partido por la interpretación sociológica, Flecha divide la historia del Paraguay en cuatro períodos: la Independencia (1811-1870), el Estado liberal (1870-1936), el Estado militar (1936-1989) y el Estado democrático (1989-2011). Y esta división, por lo demás justificada, nos lleva a otra permanente discusión histórica: ¿con qué criterio se divide la historia en períodos? Es una discusión interminable, y solo hay unanimidad en esto: sin dividirla en períodos es imposible estudiar la historia. Naturalmente, siempre cabrá o faltará algo en cualquier periodización”. (Última Hora - Correo Semanal, sábado 16 de febrero de 2013).

Por lo demás, siempre que se habla de historia, Jacinto Flecha se limita a decir que le gusta no traicionar la rigurosidad histórica ni caer en más de lo mismo. Acaso se trate de una actitud de su rigurosa formación académica y que ahora reitera, con alguna originalidad, de manera brillante. No se esfuerza por conocer el orbe puramente formal de la historia, sino la veracidad y el esclarecimiento. Dice con convicción: “Escribir es mi pasión y la historia me invita a investigar hasta llegar a límites nunca alcanzados. Acaso sea una pedantería de mi parte pretender algo así”.

Nos hallamos ante un investigador que hace confianza en el trabajo metódico. Más aun: la voluntad de conseguir la verdad y enseñarla es asombrosamente fuerte en él. Acaso intuye que esas búsquedas —cuyos beneficiarios, como es fatal, nunca alcanzan a ver la luz— son las únicas que conceden justificación y sentido a su vida. Así, las experiencias mudadizas y vanas que traen los años estarían referidas a un centro fijo, a una razón trascendente. En mayor o menor grado, de modo voluntario o involuntario, todos los hombres buscan su identidad, su inescrutable raíz. En Jacinto Flecha, ese empeño inquisitivo, esa apetencia óntica, ese afán que lo lleva a indagar en la historia, está regido por una fuerza intensa que no excluye la angustia. Hace poco, en el curso de una conversación nocturna, mientras tomábamos café en un conocido lugar de Buenos Aires, le enumeré algunos de los libros que él había consultado para escribir el suyo, una vasta bibliografía. En un trabajo como Breve historia del Paraguay —dijimos— ameritaba consultar más de un centenar de libros, amén de decenas de archivos, diarios y revistas. Quedé perplejo. En tono cansado, como sacándose un peso de encima, dijo: “Quizá tendría que haber consultado más libros por más que mi libro sea pequeño, de pocas páginas… Aunque cuatrocientas páginas no es poco”. Pero este caso de falta no dejó de preocuparlo. Esa misma noche, en otro momento del diálogo, nos dijo: “El escritor nunca está conforme con su libro, y menos que menos con un libro de historia. Ahora ya está en la calle, en manos de los lectores, ahora le toca defenderse solo…”.

DESAFÍOS DEL BICENTENARIO

Estima —repite— que los libros de historia son en su mayoría pesados, mal escritos, enciclopédicos. No subordinan —dice Flecha— la veracidad a las historias, sino que abundan en pormenores de batallas cuya justificación el lector espera en vano. Las noticias biográficas solo tienen sentido y razón de ser cuando están sustentadas por el pensamiento o los actos del biografiado. En función de sus trabajos se justifican sus días. Sin embargo, los libros de historia paraguaya, por ejemplo, nos dicen todas las fechas, batallas y amoríos de los protagonistas, pero casi nada del porqué, del cómo, del cuándo. Nos informan sobre las fechas ordenadas cronológicamente, pero prescinden de lo humano, de la verdad sin partidismo, que es justamente lo que puede respaldar todo género de referencia o noticia.

PIENSA DE LOS HISTORIADORES

La historia la escriben los vencedores y nunca es objetiva en un ciento por ciento. El autor siempre se inclina para un lado o para otro. Yo me inclino para el lado de la justicia, de la verdad, de la objetividad. Trato, procuro, hasta donde puedo, de ser verás, auténtico. No quiero que mi obra esté teñida de tintes políticos.

Hace veinte o treinta años, debido a tantos años de dictadura militar, el problema de los derechos individuales, el problema de la libertad misma, presumiblemente no eran o no tenían la fuerza que hoy tienen. La cuestión de los derechos, por ejemplo, está profusamente promocionada. O la problemática de la mujer que ya ha ganado, en la concepción de lo social y lo político, un ensanchamiento bastante grande, comparado con el ayer.

CON PRECISIÓN Y LUCIDEZ, JACINTO FLECHA REFLEXIONA EN SU LIBRO

Lo mismo se pudiera afirmar de la problemática de la juventud. El tema indígena es por sí demostrativo, la Constitución Nacional actual reconoce que la sociedad paraguaya es multiétnica y otorga derechos especiales a las minorías étnicas, entre ellas la de los indígenas. En la década del 50 e inclusive un poquito después, todavía existían “cazas de indios” y la venta de los niños indígenas como esclavos. O el problema del idioma guaraní mismo, anteriormente combatido y desterrado hoy es uno de los idiomas oficiales. Y no hablemos de otros derechos, como ser el de ciudadanos, comunitarios, sindicales, opción sexual, etc. Estas cuestiones son solo pocos ejemplos de cómo ha cambiado la sociedad paraguaya.

De Quincy escribe que la historia es una disciplina infinita o, a lo menos, indefinida, ya que los mismos hechos pueden combinarse, o interpretarse, de muchos modos. Esta observación data del siglo XIX; desde entonces, las interpretaciones han crecido bajo el influjo de la evolución de la psicología y se han exhumado culturas y civilizaciones insospechadas. Ahora Víctor-Jacinto Flecha agrega la sociología para encararla, y me atrevería a afirmar que su obra seguirá incólume y es verosímil conjeturar que no la tocarán las vicisitudes del porvenir. Dos causas colaboran en esta permanencia. La primera, y quizá la más importante, es de orden estético; estriba en el encanto, que, según Stevenson, es la imprescindible y esencial virtud de la literatura. La otra razón estribaría en el hecho, acaso melancólico, de que al cabo del tiempo el historiador se convierte en historia y no solo nos importa saber cómo era el campamento del Mariscal López, sino cómo podía imaginárselo un paraguayo del siglo XXI. Épocas hubo en que se leían las páginas de Arturo Bray en busca de precisiones; hoy las leemos en busca de su estilo literario, y ese cambio no ha vulnerado la fortuna de Bray. Para Víctor-Jacinto Flecha, no ha llegado aún ese día y no sabemos si llegará.

Leer Breve historia del Paraguay (1811-2011) es internarse y venturosamente perderse en una especie de novela, cuyos protagonistas son las generaciones humanas, cuyo teatro es el Paraguay y cuyo enorme tiempo se mide por guerras, revoluciones, dictaduras, tropelías y tormentos, prisiones, destierros y ultrajes hasta llegar a la tan ansiada democracia. No diré que es el mejor libro de historia; las afirmaciones categóricas no son caminos de convicción, sino de polémica. Diré, sí, que es un libro ejemplar, ya que cuenta nuestra historia de otra manera y mejor.

 Fuente: SUPLEMENTO CULTURAL DEL DIARIO ABC COLOR

Domingo, 24 de Marzo del 2013

Fuente digital: www.abc.com.py





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