Portal Guaraní - SONETOS A LA HERMANA (Poesía de Heriberto Fernández)

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SONETOS A LA HERMANA
I
Yo no te amo, mar, a mis montañas yo amo.
Rutina, ideas hechas. Las disfrazan los árboles.
Juventud y vejez, cuatro veces por año.
-Mar poliforme y vario, mar innumerable-.
¿Por qué no te amo, mar, por qué no te amo?
Voz de acento yodado, de cambiar incesante.
Eres verde y azul, eres oscuro, eres claro.
Inquietud loca de las almas grandes.
Silencio claro bajo
arboleda espesa.
Placer de descansar en la fresca ladera.
Rutina, ideas hechas. Quietud de la montaña
que en esta siesta intensa nos servirá de almohada.

II
Tú estás allí, alma, cubierta de infinito
junto a la cumbre de pasiones violentas,
y, que de lejos, es de un azul de niebla.
-Mi inquietud nueva y su pensar antiguo.
Tú estás allí, alma, transida de infinito.
No te preocupes de la carne maltrecha.
La sierra sabe de águilas y tormentas.
De aquí a tres meses ya nos habremos ido,
a saber todo o a no ser más tal vez.
Angustia loca del ser y del no ser.
Tú estás allí, alma, mística soledad.
Calla y medita. Incierto Más allá.
No te preocupes de la carne maltrecha.
-Vamos, que el viento sopla entre la arboleda.

IV
No le abras la puerta que vendrá a buscarme.
Bajo el cielo negro mojado de lluvia
llamará en las puertas, su seca figura.
Calavera crujiente. Muerte inquebrantable.
Afuera en la noche, roncas tempestades
distribuyen fuego y agua en la llanura.
No hace un mes aún que íbamos por la selva oscura.
Vana es la plegaria, Molinos lo sabe.
¡Tengo miedo a la muerte, tengo un miedo
/ a la muerte!
Como a los fantasmas los chiquillos temen.
No le abras la puerta que vendrá a buscarme.
La montaña cruje su eje milenario.
Cierra bien la puerta. Roca y agua y rayo.
Amada, en tu seno no iré cuando llame.