NOCHES DEL PARAGUAY - Letra: EMILIANO R. FERNÁNDEZ - Música: BELISARIO MEDINA
NOCHES DEL PARAGUAY
Un pleito entre Emiliano y Aguayo
-Oiméje Samuel Aguayo, Buenos Aires-pe, ograba imba´erô ku ne Noches del Paraguay (Dicen que en Buenos Aires Samuel Aguayo grabó como suya tus Noches del Paraguay)- le contaron a Emiliano R. Fernández en 1928. El poeta, al principio, creyó que sólo se trataba de un chisme, de una broma de mal gusto ocaso. No imaginó, para nada,que le estaban diciendo la verdad.
En Puerto Casado, en abril de 1927, él había escrito el poema, cautivado por las noches de su patria. Era una exaltación de ese pedazo de día en que se ausentan las luces de la tierra y sólo el infinito ofrece su esplendor, presidido por una Luna encinta de amarillo. Y Luis Belisario Medina – nacido en Paraguarí, según consigna Luis Szarán (1) –, violinista y compositor, hermano de César Medina- le había puesto la música.
La obra había empezado a forjar su propia vida cuando, en el inicio de las grabaciones de música paraguaya en Buenos Aires –según cuenta Laureano Fernández (2), hijo de Emiliano, entrevistado por Alberto de Luque y Antonio Carmona–, le llega al poeta de Yvysunú, Guarambaré, la noticia. Pregunta aquí, averigua allá. Y confirma la información.
Tras reforzar con pruebas sus argumentos – siempre según el testimonio mencionado-, Emiliano demanda a Aguayo por plagio. Y, haciendo uso de su talento poético, le dedica unos versos por cierto nada amistosos. "Parece que le cobró algo por el plagio", cuenta con cautela el que se constituyó en celoso guardián de las obras de su padre.
La historia, sin embargo, no acabó allí. Samuel Aguayo le encargó al poeta sanlorenzano Pedro J. Carlés, que se encontraba en Montevideo, Uruguay, que le escribiese otra letra. Firmó con su seudónimo, Héctor Ruiz Charrúa. La poesía, que es más nostalgia que exaltación de la belleza de la noche, quedó lista en marzo de 1929. Y Aguayo le puso la música.
Con el tiempo, la obra de Emiliano y Medina perdió vigencia. Por eso, la que se conoce y la que se canta es la otra, de Aguayo. Uno ganó en los tribunales, el otro en la memoria popular.