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LOURDES ESPÍNOLA

  PARTIDAS Y REGRESOS, 1990 - Poemario de LOURDES ESPÍNOLA


PARTIDAS Y REGRESOS, 1990 - Poemario de LOURDES ESPÍNOLA
PARTIDAS Y REGRESOS

Poesías de LOURDES ESPÍNOLA
 
ÑANDUTI VIVE/ INTERCONTINENTAL EDITORA
 
Diseño de tapa: Gustavo Rodríguez
 
Queda hecho el depósito que establece la ley.
 
Asunción – Paraguay
 
1990 (55 páginas)
 
 
 

A Vincent,
que sabe del vuelo de las mariposas.
A Patricia, hermana, amiga.
A Armando, Genaro, Annie y Manuel
y a quienes iluminan mis tormentas.

 
 
 
 
 
MUJER SOLA ENTRE DOS TIEMPOS

El título de este poemario de Lourdes Espínola define de entrada su materia temática, su identidad autobiográfica, la que en poesía no necesita ocultar su rostro para espiritualizarse y ser el rostro del otro en lo humano universal. Pareciera oscilar esta imagen en una como refracción especular entre el presente y la memoria. Un presente ya pasado, vivido, sufrido y gozado en el temblor del éxtasis amoroso, pero abierto también, obstinadamente, al porvenir de una promesa. Memoria y promesa se confunden así en la materialidad del goce inextinguible que unió a dos cuerpos y los fundió en la unidad esencial y a la vez carnal del ensueño sin tiempo de lo erótico como pasión sublimada del amor.
 
La oscilación entre el recuerdo de lo pasado y la memoria de un presente que se obstina en detener entre las manos, entre los labios húmedos aún por el último beso, el nombre desnudo del amor, perfila poéticamente la imagen de una mujer sola entre dos tiempos: el de la memoria y el de la esperanza; el doble suplicio de la ausencia del amante y la imposibilidad de rescatarlo en el anillo incantatorio de una caricia. Ese nombre desnudo que, pronunciado, resucita - por decirlo así- la resurrección del instante efímero pero insaciable del deseo como experiencia de la alucinación amorosa. Esta deja en el cuerpo su quemadura de sol oscuro en la que la amante en soledad quisiera consumirse sin conseguir sino avivar más y más la llama del deseo.

Esta alucinación incluye otra: el delirio de la amante que se piensa a sí misma y se siente desgarradamente como una "parte" mayor que el "todo", sin tener más que el vacío de su soledad. Pero es justamente esta soledad, la promesa imposible del otro - pues ella sólo puede cumplirse a condición de que se la espere-, es lo que da al temblor erótico del poemario su verdad VIVA, su estremecimiento de anhelo y de deseo que escapan de la escritura y la palabra.

Sobre esta imagen de una mujer sola que se debate entre el recuerdo y la memoria de un presente irrepetible se inscribe la autobiografía de la única protagonista de este poemario; se suceden las partidas y los regresos en la búsqueda sonámbula del nombre desnudo, de este cuerpo desnudo, ahora oscuro, del amante perdido en el territorio crepuscular de lo erótico.

De esta ausencia-presencia brota la melodía vital y elegíaca de estos poemas. Acaso el triunfo de lo erótico en esta poesía lúcida y despojada consiste en afirmarse en la deseada como imposible conciencia de eternidad de lo efímero. Hacer voz y canción del amor que resucita su propia resurrección a cada partida, a cada regreso. "Mi destino está en ti -murmura la mujer sola encerrada entre dos tiempos-, marcado por tu verbo..." Pero verbo, aquí, ¿no significa acaso cuerpo, columna inmutable del amor? Escribir, por ejemplo: "Mi destino está en ti/ marcado por tu verbo: escribo, luego existo.."
 
 

No sabes qué se esconde
al fondo del espejo de tu cuarto,
tiene formas dormidas en su fondo.
Dentro viven como estatuas los gestos
del pasado en el reflejo de las formas.
Ese cómplice espejo
es mi tenue reflexión resplandescente
o la parte más noble de mi cuerpo.
Más allá del olor del amo,
la esperanza, el miedo
está ese punto al fondo del espejo.
No confíes, amor, cuando al dejarme
te mires en el fondo del espejo,
porque rompiendo ese vidrioso hielo
saldrá la imagen que contigo he sido.

 

Cómo quisiera reincidir,
con la esperanza en alto
completamente viva,
alguna madrugada.
Extendiendo mis trampas
para inclinar la melancolía subterránea
de tu cuerpo.
Para repetir el rito de la vida y el comienzo
como si fuésemos los primeros habitantes
de anónimos afectos.
Reincidir,
como si existieses y existiera.
 

 
Hay veces cuando sólo la poesía consuela
las feroces mandíbulas del futuro
listas para morder
el pan del amor, amasado
en tantas siestas-noches.
Sólo la poesía convenciendo
que de nuevo puede crecer
en madrugadas, la piel
sin que tu nombre se deslice
entre el cuerpo, la calle,
la risa y la soledad del verbo.
 
 

 
PERDIÉNDOTE

Presiento que de olvidadas lunas
nacen las ásperas esperanzas,
que alargan las noches de almohada
de espejos, que no me dan tu cara,
pero a pesar,
a pesar,
espero.
El viento brota navegando
en mi cuerpo
tan núbil y de estrellas tan altas,
oliendo olores a olvido en mi sábana.
Y te pierdo en otros ojos,
en otros patios,
en esta larga calma
de huellas en la noche.
 
 

 
"LA MUJER NO TIENE PALABRA"
LACAN (?)

Destino de mujer
o de orificios tapados,
la boca purificada en padrenuestros
para que no diga lo que no se debe.
Agua bendita, jabón.
Una mano cubriéndole,
susurros por lo bajo:
"escribe libros".
Demasiados manuscritos esparcidos,
orificios imposible de tapar.
Soy mujer,
luego desobedezco.
 

 

TELÉFONO

Tarde ya para amarte,
tu voz en el teléfono.
Al nombrarte soledad,
de pieles ya perdidas
lamiendo las palabras inquisitoriamente:
secreta me pregunto
¿cómo se es condenado a ser amado
por los siglos de los siglos
en deleite agridulce?.
Mis minúsculas manos se detienen,
tocan mi cara, quebrantan mis senos
-trampas del afecto-
de los sitios oscuros que te nombran,
donde ya no plantarás bandera.
 

Para caminar por tu casa
preciso ponerme las sandalias
suaves del entendimiento,
que develan los enigmas
de tu isla.
Quisiera marcar cada rincón
pero temo gustar, oír, palpar lo inesperado.
Tal vez mañana mis manos no recorran
el océano dorado de tu piel,
pero en el árbol que roza tu ventana,
en el margen gastado de tus libros,
en el borde absoluto de tu cama,
estaré respirando todavía
peregrina en tu casa, aún mañana.
 

Hay máscaras y espejos,
máscaras para el amante de paso
que deseamos no se quede,
máscaras seductoras, virginales;
máscaras que dan poder
y nos defienden.
Pero están los espejos
que devuelven al otro en el salto,
espejos para el amor esperanzado
y para ocultar la muerte.
Espejos - máscaras tratan de detener
la imagen de tu lengua,
dejándome en carne viva,
purificada en sales.
 

Irónico,
cuando decidiste irte,
quedó esta marea de libros tocados por tus dedos
con olor a tu pecho y tu costumbre,
con olor a tus manos,
con forma de tu voz,
con tu pausa atrapada entre tus tapas.
Aparecen en todos los rincones,
se esconden en mis sábanas,
saltan de mis cajones
y me tocan.
Me lamen cada dedo con astucia,
me susurran citas entre sueños,
sus fantasmas copulan con mi mente
venidos por orden de su dueño,
tal vez dormido
en extrañas almohadas,
de ausentes bibliotecas.
 

Estás en todas partes
y en ninguna,
respiro en ti
y ni siquiera notas.
Quisiera llegar hasta tu casa,
invadir sus rincones,
y en tu cara
detenerme despacio.
Estaba temerosa de encontrarte
pero mi ropa extendida en la cama,
estaba tan dispuesta para verte.
 

¿Por qué serán tan difíciles las mañanas
acomodando corazón y huesos
para el inmenso silencio de futuro?
¿Por qué será tan difícil
la vida por vivirse, la obstinación inútil,
la adivinación dócil a incoherencias?
Y tú, simulacro del amor
-ahora tan distante-
navegas los sueños de otros
y rompes las citas de los míos.
 

Vamos a tratar
de engañarle a la vida;
tal vez ni se dé cuenta,
porque es de noche y hace frío
y la muerte también está ocupada en otra parte.
Tal vez logremos, escondiéndonos,
la luna tiene nubes y silencios la cubren...
Fingiremos que realmente no importa;
que estemos por primera vez a solas,
con el cuerpo extendido
en este perfecto enjambre,
como una sola trampa
que espera desde siglos.
 
 

 
POESÍA

Mi destino está echado,
cartas lanzadas, marcadas, determinan
y todo apunta a lo irreversible
del cual no se regresa.
Lo que me cura, me envenena;
lo que me alimenta, me drena.
En círculos de fuego
me regalas, soledad, silencio,
noches desveladas, angustiosas
y calma de fiel bálsamo a mis manos.
Mi destino está en ti
marcado por tu Verbo:
escribo, luego existo.
 
 

 
ENTRE TANTO SILENCIO

A la hora de la caída de las máscaras
y sin saber, dónde se fue
el depósito de tanto amor.
Ni quién es,
ni con qué nombre transita por las calles...
camino en las venas de la memoria
hasta tocarnos, transparentes,
enteramente humanos
de la piel hasta el alma.
 

Por razones mortales,
a quien tocó los cielos
le toma tiempo morir en el silencio.
Tal vez del amor, su loca furia
(Van Gogh, con la oreja vendada
ante el espejo),
sea el rescate,
para la inagotable herida,
la terca y cerrada cerradura,
al maldito plural de los afectos.
 
 

 
LO ÚNICO NECESARIO.

a Augusto Roa Bastos
 
Estamos solos en un exilio interminable,
solos, como botella de un mar
sin nombre.
Sin amigos,
sin ecos,
sin sonidos.
Silencio, espejos,
sueños.
Mi tacto besa cada antiguo amante,
Vallejo, Pound, Borges.
Mientras despeino la cabellera al Dante
regresan
y ven que los espero
que les esperaba;
que estamos solos,
solos, como siempre.
 

No es posible que desde esta biblioteca,
amor, puedas saber de mí.
Yo vivo como la muerte:
nutriéndome en esperas.
Como un nudo de los cuatro puntos cardinales,
de todos los universales elementos.
Todo converge en mí;
y de mí mana:
Eros y Poesía,
nada falta.
 

Imagina que un cambio
te desdoble la vida.
Que por única vez y lentamente,
un bosque iluminado se alce
y que te alberguen sus olores y cantos.
Que la silla para la soledad, se caiga, se deshaga...
y que todos los dedos te toquen y te sientan.
Imagina tu desesperanzada labor inútil
con futuro;
y que la gloria exista
y te cobije.

 
 

SÓLO EL POEMA ESTÁ VIVO

I
Te busco, como si nunca hubieses existido,
 
a medianoche vencida o victoriosa,
 
creciendo hacia mi muerto corazón.
 
Como ciego,
 
una y otra vez,
 
te busco... temiendo perderte,
 
como si alguna vez hubieses existido.
 
II
Con miedo, con melancolía
 
engañada en vanas esperanzas,
 
me escondo en el secreto hueco de tu cuerpo,
 
así despiertan mis memorias y las luces del día,
 
vueltas libres ahora en mi perfecto dolor:
 
las palabras - silencios,
 
las manos y la noche.
 
Lo que amamos,
 
son racimos del infame placer
 
de dar forma a la ausencia:
 
sólo el poema permanece.
 

 
 

VOLVERÁS BUSCANDO LA PALABRA.

Y volverás,
 
una y otra vez, inexorablemente:
 
a nutrirte de nuevo en mis rincones,
 
a mirarte en mi espejo que desnuda,
 
a que mi palabra te desgaje cual fruta,
 
y te deje a piel viva
 
y temblando.
 
A buscar el poema
 
o la palabra exacta...
 
Yo sé que volverás, inexorablemente;
 
el no volver
 
sería como negarte.
 
 
 

CONOCIMIENTO
 
Mírate en mi cuerpo, que es tu espejo,
 
muerde sus rincones para beber tu savia.
 
Escucha este silencio,
 
tu real alimento.
 
Mastica mi palabra que conoce el secreto.
 
Como punto final,
 
despliégame las manos
 
que como cofre guardan:
 
esa verdad callada
 
que despertó contigo.
 
 

 
INDICE
 
*. No sabes qué se esconde/ Cómo quisiera reincidir/ Hay veces cuando sólo la poesía consuela/ Perdiéndote/ Destino de mujer/ Teléfono/ Para caminar por tu casa/ Hay máscaras y espejos/ Irónico/ Estás en todas partes/ ¿Por qué serán tan difíciles las mañanas/  Vamos a tratar/ Cuando aquellos dorados ángeles/ Espalda/ Del silencio/ Una mujer es solamente/ ¿Dónde se fue tu Venus/ Explicación/ Llegaste circundando en cánticos/  Paraísos que creía ya perdidos/ Me miro entera/ Cuando todavía quedaban hijos en mi vientre/ Manos/ Sin ilusiones en el más allá/ Poesía/ Diálogo/ Mujer sola/ Grecia/ Yvy' Marane'y/ Busca el aire/ Entre tanto silencio/ Por razones mortales/ Manzanas de Sodoma/ Gesto/ Mañana/ 3 de Julio/ Soy la que despierta en la penumbra/ Lejano/ Lo único necesario/ No es posible que desde esta biblioteca/ Imagina que un cambio/ Epílogo/ Sólo el poema está vivo/ Memoria/ Tantas huellas antes de ti/ Volverás buscando la palabra/ Conocimiento.
 

 
 
 

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