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RAMIRO DOMÍNGUEZ (+)

  CANCIÓN DE LAS MANOS QUE EMIGRAN , UNA GLORIA EN RUINAS - Poesías de RAMIRO DOMÍNGUEZ


CANCIÓN DE LAS MANOS QUE EMIGRAN , UNA GLORIA EN RUINAS - Poesías de RAMIRO DOMÍNGUEZ

CANCIÓN DE LAS MANOS QUE EMIGRAN , UNA GLORIA EN RUINAS ,

CÁNTICO ESPIRITUAL EN TRES MOMENTOS ,

EL NIÑO DE LAS ALOJERAS , ODA A MI PERRO , POEMA

y PRESENTE KOYGUÁ

Poesías de RAMIRO DOMÍNGUEZ (1930- …)

 

Ramiro Domínguez Codas implica: talento, disciplina, voluntad. Férrea voluntad. Recreó su talento -no común- por el campo del Derecho, la Literatura, el Arte, etc.

Frutos de su intelecto, publicados por distintos medios hasta la fecha, son entre otros, los siguientes: GABRIELA MISTRAL COMO AUSENCIA, ALCANCE DE UNA POSIBLE REVELACION ESTETICA, EL HOMBRE PARAGUAYO EN TRES POETAS SOCIALES.

Puede decirse que en la literatura llegó a la máxima expresión. Pues, es poeta, sin dejar desierta la prosa: cuentos, críticas, ensayos, etc. Poeta, no por obra de su vasta cultura literaria, sino porque el bardo ya nació con él.

Y bien, después de realizar un buen acopio del saber universal, erígese en caudillo de la cultura, fundando y dirigiendo colegios; dicta cátedras en los mismos y en las universidades; pronuncia conferencias; viaja por el exterior, para conocer otros mundos y acrisolar más aún sus conocimientos en los distintos campos del saber humano.

Por su sólida autoridad intelectual -sobre todo en el campo de las letras- los escritores de recientes promociones, le solicitan un prólogo para su libro, y él se brinda como un verdadero maestro, vale decir, con generosidad; pero con seriedad y responsabilidad, propias de su costumbre.

Todas las instituciones libres de altos estudios culturales de la Capital, cuentan con su nombre, tales como: la Academia Universitaria, el Instituto Paraguayo de Letras, el Grupo de Arte Nuevo, el Instituto de Numismática y Antigüedades.

Para tener más informaciones acerca de la robusta personalidad del Prof. Dr. Ramiro Domínguez Codas, sugerimos la consulta a EL GUAIRA Y SU APORTE A LA CULTURA PARAGUAYA, que tiene por autor a otro distinguido intelectual guaireño, conocedor a fondo del desarrollo social, político, económico y cultural del Guairá, desde sus orígenes hasta nuestros días. Nos referimos al Prof. Artemio Franco Preda.

En este Parnaso podrá conocerse algunas de sus producciones poéticas, tales como: CANCION DE LAS MANOS QUE EMIGRAN, CANTICO ESPIRITUAL EN TRES MOMENTOS y UNA GLORIA EN RUINAS.



CANCIÓN DE LAS MANOS QUE EMIGRAN


¡Qué buscan estas manos!

-ponen su adiós, en todo lo que tocan:

al agua que se escurre entre los dedos;

-adiós al viento

y a la pálida ronda de las horas.

Al aleteo de las manos tibias,

y en las manos yertas.

-Me iré ... ¡me iré! pero, quién sabe adónde:

¿Vuelves tú, noche; acaso

vuelves tú?

¿O eres el esqueleto de los días:

sólo un abismo, apenas?

Cuando todo se apague, estarás tú, desnuda y sola,

-¡pero, y el ansia! ¿adónde?

El silencio se empapa con el ámbar

Azucenas y rosas dan grandes suspiros olorosos y lloran gotas

de ambrosía sobre la tumba de su mejor hermana.

que destilan, remotas, las estrellas.

-¿Qué fue, en tanto, la luz?

¡Volverás, sí: lo tengo aquí, en el pecho!

¡Su corola de luz abrirá el día

nuevamente, en la noche!

¿Cómo será? -no sé- mas lo atestiguan

la palabra que viene de los astros

y de los ojos ciegos.

Todo palpita en expectante anhelo:

-el alma, el cielo-;

¡y te buscan las manos!,

y te siguen los pájaros:

-la plegaria que brota desde el pecho extenuado.

Y los pámpanos verdes. Y los frutos del árbol:

-¡Luz dadora de vida!

Volverás, sí; tal vez cuando la noche

haya puesto su sombra en mis pupilas;

y otras manos saldrán a recibirte

con jubiloso vuelo.

-Brincará la campana,

sacudiendo el rocío de las flores tempranas:

¿Y, quién dice, si al hueco

de mis manos atadas por el sueño,

no alcanzará la gloria de tu albo mañanero;

y abrirán nuevas alas

mis anhelos vencidos,

hasta hallar otra luz, y otro destino?



CÁNTICO ESPIRITUAL EN TRES MOMENTOS


¡Oh, Dios, mi Dios!

acudo a Vos, porque se ha puesto el drama

que no tiene razón.

-¡Si pudiera soltar lo de aquí dentro

en un grito o una queja!

¡Si pudiera escapar a la presencia

de mi propia conciencia!

-¡o arrancarme y morder esta careta

que me han puesto a la fuerza!

Como muerdo y me trago lo que fuera

la floración más pura

que en mí darse pudiera.

Y todo es tan revuelto, y tan oscuro

se ha puesto, en torno mío,

que si con ansias Os pido,

no sé si Os digo por quién guardo dentro

o por quién tengo que pasar de serlo.


-¿Qué es esto, Dios; que dicen "ser humano"?

que si éste soy, bien lo contrario fuera,

si no se me exigiera

negarme a lo que tengo de más sano.

Por un lado, mi "ser",

por otro, el "parecer",

-no queda en mí, sino tiniebla y humo,

y en medio, un grito que se me atraganta,

con la razón turbada que, me espanta,

se rebela y protesta! -hasta abatirse

supersticiosa, ciega.

Buscan las manos donde asirse puedan:

¡se agitan, vuelan.! -pero vuelven trémulas,

y se quedan yertas.


¡Qué canto triste en noche tan serena!

¡Qué voz más húmeda, para una plegaria!

-parece enferma y lánguida!

¡Pero es mi voz, que sale desde adentro!

y, ¿cómo alzarla, cuando desmayada?,

si no la alzáis hasta la Cruz bendita

de la que pende mi Ansia,

para beber la miel de vuestra gracia

donde Os llagó el acero de mi encono.

Y si mi boca indigna no se abriera,

porque el Amor la consumiera,

¡clavarme ahí, con Vos! pero desnudo:

ya libre de mis hábitos;

y sin esta careta que me oprime,

abate, y me sofoca.

-Entonces, si volviera a "ser", y fuera

sencillamente, un hombre:

sin pasión, ni desmayo;

sin soberbia ni oscuras soledades.

¡Sí, que fuera vivir, perder la vida

donde se la recobre redimida!


Hasta entonces, de acá,

no sé cómo se va.

¡Pero ya me alzaré, con la primera estrella!

Iréme, en pos de ella,

asido al haz de luz,

de un brinco, pasaré

los círculos del día;

y dejaré a la noche burlada y aterida

para alcanzar el Seno de tu Claridad, ¡no ambigua!

sino firme, y sin nubes.

¡Abajo, en los abismos,

resonará la máscara que me quité al saltar!

¡Y han de vibrar

las ondas del espacio con su estrépito!

-¡Y más ha de brillar

tu Claridad con eso!

-Después, han de ponerse las estrellas:

luego mi voz, hecho un suspiro, apenas,

se unirá a la de Tronos y Virtudes

para besar tu Pecho inmaculado

con un Hosanna! inacabado,

y desmayar por fin.

-¡Oh Fin Supremo!

en el Seno sin par de tus Saludes.



UNA GLORIA EN RUINAS


Parábola dulcísima, esa estrella

fugaz, que se elevó en el firmamento

prodigando a nuestro embelesamiento

la breve gloria de su chispa bella.


La vi yo -Tú la viste.. .- y cuando ella

se apagó, aún la vimos un momento,

tras la mortaja de su abatimiento

que sofocó el fulgor de su centella.


Después, los dos, miramos, nos miramos;

sentimos la presencia del Misterio

y detrás del misterio, una luz nueva.,


Volvimos, saboreando el refrigerio

de saber que si al fin nos apagamos,

otra Luz encontramos, que nos lleva.



EL NIÑO DE LAS ALOJERAS


Ya no vale la pena

-decidles que no vuelvan-

que esta noche me desocupen la iglesia

y que me dejen sólo la ventana entreabierta.

Ya no quiero nacer todos los años

como el maíz y la naranja

para que me preparen el patíbulo

también, todas las Pascuas.

En Villa Rica, el niño Cristaldo

y el Niño de Praga.

Frente por frente

El Crucificado de Semana Santa.

Para la Misa del Gallo

Va el Niño Cristaldo

El Niño de Praga

Va para Reyes Magos.

La mayordoma quiere el pesebre

con pacurí y granadas.

(La caña de Castilla para el Calvario)

El pesebre, sólo ha de ser de "ramas".

No hay flor de coco. Tráiganme un ramo

de reseda.

Si faltan velas, del Crucificado

me las darán.

Y avisen, al venir la banda,

Que el Niño está acá.

No sea que la de enfrente

saque su santo de Navidad.

Noches de alojas y de campanas

-que campanero repicará-

Al Niño Cristaldo

lo han puesto desnudo sobre el altar.

Si he de nacer en Villa Rica,

que me pongan un pañal.

Noche sin noche

Luna como de día,

el melón y la sandía.

No tenemos nieve, ni tenemos pinos.

Pero, si tienes calor,

te dejamos mosto en el cantarillo.

Y no me vengan esta noche

con caña de Castilla;

para el Calvario, queda tiempo todavía.

Que abran todas las puertas

-y decidles que vuelvan-.

Hoy naceré en la plaza

con el maíz y la naranja.

Para morir en villa Rica,

volveré a ser Niño Cristaldo

y después, Niño de Praga.



ODA A MI PERRO


Hoy enterré a mi perro.

No sé por qué lo lloro. Tal vez

porque nadie lo lloraba.

Por su pequeña soledad. O por

el reducido espacio de su pena.

Lo cierto es que allí está. Indefenso

al avance de la lluvia y el barro.

Para su ínfima fosa

busqué el lugar más íntimo del patio.

Ahora siento crecer también en mí

el hueco de su ladrido manso.

Para morir, supo apartarse

de todos, encogiendo su asombro

de venirse, poco a poco, abajo.

Quise prodigarle

las pequeñas caricias. El corto

ritual de mimos que sus ojos sumisos

solían arrancarme.

Pero ya había aprendido

el sabio desapego,

el gesto comedido

de los que se están muriendo.

Deposité su diminuto cuerpo

casi a escondidas, en silencio,

como el ladrón oculta su rapiña

para perderse lejos.

Con él se fueron tantas horas

mínimas -que no valen

sino centavos de sueño-

como tantas cosas simples que se cambia

un hombre con su perro.

Me volví, mordiendo

una raíz amarga, que aún

me está escociendo.

Lo miro -cuando ya no me ve-

aunque él me está muriendo.


(1970)



POEMA


-He preguntado

si esto es amor

y me dijeron

que sí señor:

esto es amor.


1


Entonces me dijes

hermano,

qué hay de distinto entre los dos.

Entre tu pan y mi pan

corre un mismo fermento de dolor.


Que te parece si juntos

destituimos el silencio

y enarbolamos la voz.


Qué te parece si probamos

hablarnos el uno al otro

con menos viento

con menos viento

y con más calor.

Qué te parece si ganamos tiempo

y acercamos el oído

al corazón.


2


Dejemos lejos la palabra lejos

y que haya un pacto entre los dos. Apenas

cabe aquí el zanjón del pensamiento.

Porque yo quiero incorporarte, abriendo

el ventanal sin luz de tus pupilas

hasta enclavarte -cocotero en flor-

sobre el ancho sillar de nuestro suelo.

Acerquemos la voz. Hagamos alto

al traer y levar nuestros agobios

para instalar el canto y la semilla.

Hazme un hueco en tu oído guitarrero,

alláname el camino hasta tu pecho

y sufre la invasión de mi alegría.


A la vera del tiempo hay un remanso

donde lavar la costra que lastima.

Deshabítame el odio. Desde afuera

sopla un viento mejor para el que quiera.

Regresa al tiempo vegetal que estalla

su violencia estival en las espigas.


Juan, Rosendo, Nicanor

Julio

Nolasco

Celestino

hagamos juntos el mismo camino.


(1968)



PRESENTE KOYGUÁ

Para Ana Olivia Beatriz Ferreiro Chavas

 

1.

Las negras del kambacuá

muelen maní y mandioca

para el "pusá"


Las mulatas de San Blas

cuardan almendra de coco

para el "kisamá"


En los morteros, revienta el maíz

su panza de almidón

-fu-fu, tas-tas,

ndon ndon ndon-.


¿Para quién, el chipá de maíz?

¿Para quién, las rosas de almidón?


-Para la niña Ana Olivia Beatriz,

que hoy duerme sus quince años

ladeada sobre el corazón

¡Shsssss! que duerma la niña,

mientras les bordan el corpiño

sobre tul de ilusión.


El flautista de Laurelty

y el rabelero de Guarambaré

traen a la niña música

con "payé".


-¡Qué se despierte la niña!

Porque el lucero del alba

ya vuelca su limeta de miel

(Ana Iris a la cocina

y Oscar a recibir al juez.)


Vengan los plácemes

y augurios,

y la adivina del pueblo

con presagios de amores

de un lejano doncel.


2.

-Ana:

serás mansa y prolífica

como Santa Ana.


-Olivia:

al tiempo de las aceitunas

vendrá del Oriente un príncipe

que te lleve en corcel de espuma.


-Betariz:

si guardas este Paraíso

que tus padres plantaron para ti,

serás todos los días de tu vida

-sin mancha de pena

feliz.

Llaman a la puerta, ¡qué esperan,

corran a ver quién está!


-Son unos poetas,

señora. Traen unos papeles

y nada más.


Que entren

también. Con un

arroz con leche

ya se los puede agasajar.


-¡Y qué viva la niña!

-¡Y qué haya muchos cuentos

qué contar!

 

(1971)

 

Fuente: EL PARMASO GUAIREÑO

Obra de ROMUALDO ALARCÓN MARTÍNEZ

Ediciones INTENTO.

Asunción – Paraguay. 1987 (1ª edición – 407 páginas)

 

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ENLACE A DOCUMENTO RELACIONADO: 

 
ANTOLOGÍA DE LA LITERATURA PARAGUAYA
 
 
Editorial El Lector, Asunción-Paraguay 2004
 
 
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