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ROQUE CAPECE FARAONE (+)
 


Biografía

CAPECE  FARAONE, ROQUE

Cuentista y periodista nacido en Ficerna (Italia) en 1894 y muerto en Asunción en 1928. Llegó al Paraguay siendo muy niño y, huérfano, fue recogido y educado por un tío sacerdote (de quien se cuentan pintorescas anécdotas respecto de su conducta con el sobrino). Estudiante en los cursos de bachillerato de los colegios Nacional y San José, se dedicó posteriormente al periodismo, alternando los cuentos con las gacetillas y lascrónicas. Miembro del grupo fundador de la REVISTA CRÓNICA, hazañosa y memorable, en cuyas páginas cantó y contó la primera promoción modernista de nuestra literatura.

Creador "puro", sin interferencias ni contaminaciones duraderas de otros intereses ajenos al quehacer literario, su vida -en la que se esparce lo irrisorio en la misma medida que lo trágico- es tanto más conmovedora cuanto que la desconexión de la realidad, con su consecuente desorientación espiritual, fue seguida de la frustración humano -vital más aterradora en la que se volatiliza toda posibilidad de creación medianamente valiosa. Esta confusión entre pueril y absurda de literatura con bohemia, y de "arielismo" con disipado y abúlico romanticismo, precipitó al escritor en el tremendal suicida de las drogas, a la dilapidación tristísima de las fuerzas espirituales y a la dolorosa confusión de los fines, hasta acabar en la locura. Esta especie de "amyotismo" moral tan funesto como inútil, que prende en los espíri-tus hipersensibles contaminados de snobismo deletéreo, es quizá la lección negativa más permanente -y, me atrevo a decir, la única valiosa- que en sus treintidós años de vida nos dejó ROQUE CAPECE FARAONE, ya que su paso por nuestra literatura no es hoy más que un senderillo casi invisible por el olvido inexorable.

VALORACIÓN. - Tan poco es lo que puede decirse de la obra de este escritor, que eso poco ya está dicho por J. Natalicio González (*). ¿Podría agregarse, empero, algo más? Sin duda, pero esta addenda debe enfocar la significación de su aventura estética en sus relaciones con el ambiente intelectual en medio del cual se desplegó más bien que los valores intrínsecos de la obra, tan mendicante de forma como baldía de contenido. A la distancia de medio siglo, el panorama que se divisa es al mismo tiempo estimulante y desgarrador. En medio de un contexto social conturbado profundamente por las asonadas revolucionarias y penetrado de patriarcalismo económico, que servía de base al prurito aristocrático de una sociedad poco diferenciada, este escritor -y la promoción a la que pertenecía- carente de toda influencia de nombre o de renta, verdaderamente déraciné, no halló otros valores a los que imantar su vida que los estéticos, proyectados a su personal existencia. Lo explosivo, lo escandaloso de esta actitud, debida a una incoherencia subjetiva o a un desprecio de veras heroico y emocionante de las condiciones de tiempo y espacio socioculturales en los que vivía, es una manifestación de inconformismo temperamental y difuso, una cierta rebeldía inconsciente, pero extraordinariamente valiosa como denuncia testifical indirecta de un artista atrapado en lo sólidamente mediocre de la -por entonces llamada- prosa de la viola. Agreguemos a esta prosa la no menos rígida y desespiritualizada del positivismo filosófico, jurídico, sociológico e histórico y, como contrapunto más bien áfono o ensordinado la del teosofismo amorfo y conformista de un cierto sector, de intelectuales (que promiscuaba Mme. Blavatzky con Allan Kardec y Maeterlinck), y se comprenderá el magnífico gesto ejemplar de Roque Capece Faraone y su grupo de crear, al margen de todo ello, una literatura que, al mismo tiempo de conectar con la contemporaneidad latinoamericana, fuera esencialmente arte liberado y vital. Que en el forcejeo de la liberación se le haya agotado el talento y secado la médula de la vida, fue el inevitable precio que pagó por su prometeismo angélico este romántico esteticista que intentó guardar su pureza. Pero no hay que ver la obra de Capece Faraone como obra individual, sino dejarla tal como está: incrustada en la promocional y común de la revista Crónica. Lo equivocado de su estética personal -decadentismo francés y "emiliocarrerismo" español- frustró la cosecha valiosa de su narrativa, toda ella más bien de confuso aprendiz que de oficial del mester literario.

Es, pues, esta revista -CRÓNICA- y su plural significado el legado cultural en función del cual debe juzgarse el itinerario estético de Capece Faraone. Y a esta luz su mínima obra narrativa de un subjetivismo desenfrenado y falta de estructura adecuada -primeriza, adolescente-, adquiere su cualidad de testimonio a posteriori al integrarse en el coro de voces distintas de sus compañeros de promoción.

OBRAS: No publicó libro en vida y jamás apareció la colección de sus cuentos que entregara a J. NATALICIO GONZÁLEZ.  Este libro debió llamarse LA MÁSCARA DEL BOULEVARD.

Sus cuentos deben leerse en la colección de la REVISTA CRÓNICA.

BIBLIOGRAFÍA:

-. CARLOS R. CENTURIÓN: op. cit.;

-. LUIS G. BENÍTEZ-JORGE BÁEZ (h): op. cit.;

-. EFRAÍM CARDOZO: op. cit.;

-. J. NATALICIO GONZÁLEZ: Capece y sus amigos, en "Guarania", N° 18;

-. JOSEFINA PLÁ: Contenido humano y social de la narrativa paraguaya, en revista "Panoramas", N° 9, México;

-. FRANCISCO PÉREZ MARICEVICH: El relato paraguayo (ensayo en preparación),

(*) J. Natalicio González: Capece y sus amigos, "Guarania", N° 18, 1935.

Fuente: DICCIONARIO DE LA LITERATURA PARAGUAYA (I PARTE)de FRANCISCO PÉREZ-MARICEVICH. Biblioteca Colorados Contemporáneos ( 7 ). Editor: Instituto Colorado de Cultura,  Director: Dr. H. Sánchez Quell, Asunción-Paraguay,  1983 (293 páginas).

 

 

CAPECE FARAONE, ROQUE : Ciudad de Ficerna/Italia, 1894 - Asunción, 1928.-

Narrador. Toda su actuación literaria se cumplió en el Paraguay, del cual él mismo se consideraba ciudadano. Integró con Leopoldo Centurión, Pablo Max Ynsfrán y Guillermo Molinas Rolón el núcleo fundador de la revista Crónica (1913-1914), donde se nucleó el tercer agrupamiento modernista, comprendiendo desde sus comienzos en 1897.-

Su actuación estuvo cercana al decadentismo literario, que él asumió también como una forma de vida. Le sobrevivieron algunos relatos y una novela trunca. La bohemia terminó con su vida y oscureció su obra, la cual no se puede soslayar a pesar de no haber sido reunida en volumen. [Ficha bio-bibliográfica preparada por el profesor Raúl Amaral].-

(Fuente: "BREVE DICCIONARIO DE LA LITERATURA PARAGUAYA"/ 2da. Edición – Autora: TERESA MENDEZ-FAITH. Editorial EL LECTOR, Asunción – Paraguay 1998).

 

 

ROQUE CAPECE FARAONE nació en Ficerna, Italia, en el año 1894. Llegó al Paraguay siendo niño. Pertenecía a una familia de agricultores. Creció al amparo de Víctor Faraone, tío suyo, cura que tenía fama de extravagante y hombre de fortuna. Le sirvió de aya una anciana paraguaya que le amaba como a un hijo. Capece era querido entrañablemente por el padre Faraone. Costeó éste sus estudios en la capital, ya sea en el Colegio de San José o en el Colegio Nacional. "En las vacaciones anunciaba a todo el pueblo el retorno del sobrino, invitándolo a recibir dignamente al niño prodigio. Y Capece entraba al pueblo de San José al son de las campanas que repicaban alegremente en la torre de madera de la Iglesia". Así creyóse un ser predestinado a la gloria. Pero el destino tronchó sus ilusiones juveniles. De lo que suponía un porvenir venturoso, sólo quedóle la sorpresa de una realidad de "áspera pobreza". Muerto el padre Faraone, la esperada herencia se diluye, y Roque Capece, de la más espléndida prosperidad desciende verticalmente a la indigencia. "Capece cree en la belleza – escribe un prosador –, se siente arrastrado por la imperativa vocación de las letras, y bajo sus andrajos de bohemio a la fuerza, pasea a través de la ciudad irónica e incomprensiva, su orgullo silencioso y una indeclinable fe en el Arte. Ingresa en el periodismo y alcanza victorias accidentales sobre la miseria. Llegan los alegres días de la revistaCrónica..." Y prosigue: "Los escritos de Capece Faraone, en su mayor parte, provienen de este período de su vida. Por momentos, se mezclan en ellos lo pueril e ingenuo, como una señal de los cortos años de quien los concibió. ¡Pero qué intensidad emotiva en estas prosas de adolescente! El conjunto constituye una serie de cuentos que el autor intituló "La Máscara del Boulevard". El período límpido, ligero, se desliza como un manso arroyo, que acá refleja los lirios y los helechos de la orilla, allá un retazo azul del cielo empolvoreado de estrellas, y más lejos, en un recodo umbroso, canta y ríe al saltar entre las piedras. Se advierte el influjo de Gómez Carrillo y de Marcel Prévost en este escritor de las puerilidades amables, que gustaba ensayar en sus cuentos la psicología del flirt, la pintura de la mundanidad brillante, el conflicto baladí de las muñecas sentimentales, sin haberlos vivido jamás sino a través de su imaginación romántica.

"Toda la producción literaria de Capece Faraone se halla impregnada de una dulce melancolía. Pasan, a través de sus cuentos, amables sombras femeninas, ligeras y frágiles. Unas son rubias y esbeltas, de ojos azules; otras, morenas y delgadas, de manos muy bellas y dedos afilados y largos: son las amadas estilizadas del prosador, muchas de las cuales jamás advirtieron el amor que inspiraran a este tímido silencioso y concentrado, y tampoco se reconocerían a través de la transfiguración poética de sus humanas carnaduras. Fluye de estas páginas una filosofía verdaderamente pesimista, dulcorosa y amarga a la vez, y entre frases inocentes, suaves como terciopelo, la ironía oculta a ratos su veneno. "Todos los cuentos de Capece Faraone son, en último término, confesiones autobiográficas: siempre se destaca el autor en el centro del relato. Pero sería aventurado reconstruir su biografía en base a tales crónicas donde no penetra sino la quintaesencia de los sucesos cotidianos expurgados del áspero sabor de la vida. Capece como la mayoría de los jóvenes de su generación, estaba tocado del morbo romántico, y adecuaba la realidad a las fantasmagorías de sus ensueños. Se creaba un universo aparte para las necesidades de su uso personal, en contraste vigoroso con la prosa circundante. De ahí esa mezcla de lo cómico y de lo trágico que se advierte en su vida vanamente heroica y adolorida".

Capece Faraone, después de los días risueños de "Crónica", siguió escribiendo para el gran público. Ambuló por las redacciones de diarios y revistas hasta que, víctima de las drogas, volvióse loco.

Después retornó, accidentalmente, a la cordura; "pero aquel despertar de su entendimiento fue más triste que la locura". J. Natalicio González ha evocado con emoción su última entrevista con Capece Faraone: "Me entregó la colección de sus cuentos, como un legado; me pidió que velase sobre su memoria; discurrió sobre sus tragedias torturadoras, de tan inaudita grandeza bajo una miserable apariencia; y lloró, con llanto convulsivo y seco, sobre las ruinas de todos sus ensueños. Bien podía la imagen de la Desesperación presentarse en la forma de aquel hombre aniquilado que apoyaba la vasta frente surcada de arrugas en los diez garfios crispados de las manos.

"Tras un largo silencio, agregó:

– "Centurión fue más afortunado que yo, porque murió a tiempo. Yo me sobrevivo.

"Me dio un abrazo y se perdió en la noche. En el naufragio de su vida, en el seno de la total desesperanza, sólo una ilusión alentaba todavía con una pertinacia conmovedora: aspiraba a la perennidad de su nombre en las letras paraguayas.

"La muerte, más benigna que la vida, le llevó pocos días después. Y hoy los restos de Roque Capece Faraone reposan en el Cementerio del Sud. Una cruz de hierro señala su última morada. El río corre allí cerca, más allá se ofrece el panorama del Chaco, y una calma grandiosa envuelve en su piedad infinita la tumba del escritor demente".

Fuente: HISTORIA DE LAS LETRAS PARAGUAYAS – TOMO III. Por CARLOS R. CENTURIÓN. ÉPOCA AUTONÓMICA. EDITORIAL AYACUCHO S.R.L.. BUENOS AIRES-ARGENTINA (1951), 500 pp. – Versión digital en: BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY (BVP)





 

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