SALMOS DE AMOR
Poesía de HÉRIB CAMPOS CERVERA (PADRE)
(A mi Margarita de antaño)
¡Qué bello es encontrar a nuestras almas
En el camino que los dos dejamos
Encontrarnos de nuevo, después de haber sufrido
¡Después de haber vivido!
Y con los desengaños, comprendido
Que tú y yo no pudimos separarnos.
Qué dicha más hermosa
Rememorar los tiempos del dolor
Desenterrar la losa
Que con saña espantosa
Guardaba los esqueletos del amor.
Qué suprema alegría
Juntar nuestros espectros macilentos
Con el olor al musgo todavía
Y arrancar los despojos amarillentos
Que en la tumba el olvido retenía.
La luz de las pupilas
Cansadas de llorar en el misterio
Del triste cementerio
parecían estrellas mortecinas
Que despiertan de un largo cautiverio.
Nuestras carnes ajadas
Nuestras almas tan bellas
Tanto tiempo en la tumba condenadas
Tanto tiempo en la fosa sepultadas
Lucían con la luz de las estrellas.
Y ya en la senda alegre
De una vida tranquila
Esas almas de orfebre
Dilatarán su cerco a la pupila
Como en la noche de terrible fiebre
El ojo del enfermo se ilumina.
La noche de dolor que nos hería
Muchos años de angustias espantosas
Se ha de cambiar en noche de alegría
Se ha de tornar en un jardín de rosas
Que nos dé perfume de ambrosía.
No importa que el dolor nos haya atado
Si en el dolor inmenso del pasado
Está el futuro del placer que viene
¡Todo lo que los dos hemos llorado!
Es el dolor que en el amor se tiene.
Nuestra tumba vacía
Rota por el amor que la encerraba
¡Esa tumba tan fría!
Que el hielo del pasado congelaba
¡Ha de ver nuestra dicha todavía!
Nuestro ataúd de negros cascarones
Roído por gusanos y el olvido
De ese color que tienen los tizones
Que están oscuros por haber ardido
¡Un joyero ha de ser de los amores
Que recuerden la historia que han tenido!
En esa vieja caja carcomida
Que sepultó las dichas florecientes
Ha de brotar espléndida vida
Como en esas eléctricas corrientes
Brota la luz que pareció dormida.
El amor es un mago de los cielos
Un cisne azul que viaja por la esfera
Una vestal que descolgó sus velos
Una paloma blanca, que viajera
Se dirige hacia el mar de los helenos.
El amor es un sueño perfumado
Un cadáver que vive en la espesura
Una pupila triste que ha llorado
Magdalena que guarda la sepultura
De su pobre Jesús crucificado.
El amor es un hálito divino
Que no conoce ausencias ni distancias
Un mago sibilino
Un planeta que brilla vespertino
¡Una música llena de fragancias!
En su tristeza hay alma
En su perfume hay flores
En su insosiego, calma
En su placer dolores.
En su olvido recuerdo
¡En su recuerdo olvido!
En su verano, invierno
En su faz un gemido
Y en su rudeza es tierno.
El amor es la abeja
Que se nutre de mieles
¡La sublime madeja
Con el pelo de nieves!
El amor es un canto
Que no cansa de oírse
El amor es un llanto
El único quebranto
Que llora de reírse.
Dolor inconsolable
Siempre fino y eterno
El dolor más amable
El amargo más tierno
¡Y el único adorable!
¡Oh!, mi Reina divina
Mi azucena azulada,
Ven a beber mis besos
En la cima dorada
De los amores viejos...
¡Donde tú fuiste Antaño,
Y serás en Hogaño
Mi única adorada!
Asunción, mayo 5 de 1912
ENLACE INTERNO AL DOCUMENTO FUENTE
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HÉRIB CAMPOS CERVERA (p.) - NOVECENTISTA OLVIDADO
PROSA Y POESIA
LUIS MARÍA MARTÍNEZ (COMPILADOR)
ASESORES INVESTIGATIVOS: NABEL FELIPE ESTRUC y RAÚL AMARAL
CRITERIO EDICIONES
Asunción – Paraguay, 2006 (292 páginas)