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MIGUEL ANGEL CABALLERO FIGÚN (+)

  DE LA ETERNIDAD, 1982 - Poesías de MIGUEL ÁNGEL CABALLERO FIGÚN


DE LA ETERNIDAD, 1982 - Poesías de MIGUEL ÁNGEL CABALLERO FIGÚN

DE LA ETERNIDAD

Poesías de MIGUEL ÁNGEL CABALLERO FIGÚN
 
Diseño de tapa: FEDERICO CABALLERO MORA
 
Ediciones LA REPÚBLICA
 
VOLUMEN XVI
 
Hecho el depósito que marca la ley
 
Impreso en Asunción -  Paraguay, 1982
 
 

MIGUEL ÁNGEL CABALLERO FIGÚN : Nacido en Asunción, el 3 de febrero de 1944, emigró junto con sus padres desde muy temprana edad hacia el Río de la Plata, habiendo realizado en Montevideo, Uruguay, sus estudios primarios, más un año de preparatorio para Medicina y dos de Derecho, Realizó cursos superiores de guitarra con el maestro Abel Carlevaro, para posteriormente efectuar estudios de armonía con el director de orquesta Guido Santórsola. En esta disciplina, la música, incursionó también en instrumentos de madera, como ser la flauta dulce soprano, contralto y tenor. De regreso a su país natal, integró por breve tiempo el Conjunto Asunceno de Música Antigua, dirigido por la profesora Nelly Jiménez, habiendo dado esporádicos conciertos en Asunción con dicho conjunto, o como solista de guitarra.
 
En 1977 publica su primer libro de poemas, "DEL TIEMPO GRIS", para, en diciembre del mismo año, lanzar un segundo título, "LOS FUEGOS".
 
En 1978, por su poemario “LOS OTOÑOS”, gana, en este género, el segundo premio Municipal de Cultura.
 
Siendo director del semanario "LA REPÚBLICA", clausurado durante la dictadura del Gral. Alfredo Stroessner el 30 de diciembre de 1981, publica en dicho mes, y bajo el sello de la misma editorial, su cuarto volumen de poesías, "LAS MARGENES DEL CIELO".
 
Publica posteriormente, bajo el seudónimo de BLAS DE AÑAZCO, un violento alegato político y social con el título de "ECOS DEL SILENCIO".
 
Jefe de redacción del Semanario Febrerista "EL PUEBLO", en 1978-1979, se publican en este órgano político, la mayor parte de los poemas contenidos en el libro anteriormente citado, bajo el mismo seudónimo, para posteriormente ser publicados otros, en el diario ABC Color. En abril de 1987 publica su sexto poemario; "LOS ADIOSES".
 
Actualmente se desempeña como profesor de Literatura en los cursos superiores de enseñanza secundaria y como profesor de Música y de Historia de la Música en el Instituto Paraguayo de Asunción.
 
En el campo del periodismo, su labor la desarrolla como columnista en las páginas del diario HOY.
 
 
 
A Miguel Angel Caballero Figún, gran
poeta y gran amigo, con toda mi
admiración y afecto.

He vivido tanto, son tantas mis vivencias
que estos ojos cansados ya no quieren mirar.
He recorrido tanto, recorrí tantas sendas
que ahora sólo deseo pararme y descansar.
No tener ataduras, no luchar más quimeras
y encontrarme o mi mismo esperando el final.
Me he encontrado muy solo, os he llamado a todos
y mi voz no halló eco para mi soledad.
Hoy siento que me marcho para vivir mis sueños
con pájaros que vuelan, con estrellas y mar,
o en las nubes que cambian.., y sintiéndome dueño
de mi nuevo camino, buscarla eternidad.
RAMÓN RUEDA (Español)
 
 
 
A MUJER BLANCA
 
Para Cochonita
 
Transitar la ebriedad de tu belleza
es derretir mis alas sobre el sol.
Imposible misión de quien no reza,
intento inútil de tocar a Dios.
 
Ícaro antiguo que recién empieza
en el tramo final a hendir tu amor.
Caigo en el mar azul de tu grandeza,
el tiempo mío del divino adiós.
 
Mientras surco la esencia de tu bruma
y camino mojado por tu espuma
despacio, hacia el delirio de la luz,
 
bebo a mares la sangre de mi herida,
intento al fin, de fecundar la vida,
matar la muerte con mi espada en cruz.

 
 
AL SUR...
 
¿Recuerdas la arena? El tiempo era cálido.
Tu cuerpo
blanquísimo buscaba mi cuerpo, Flotaba
una nube. Las
gaviotas negras pasaron de pronto. Mas,
no pude verlas.
Sentí su zumbido, un ruido de alas
perdiéndose lejos...
 
Miré hacia lo alto. Quise ver la nube.
Quise ver el sol.
 
Tus ojos oscuros me atraparon, sádicos.
De golpe tiñeron de verde sus luces.
Caminé en silencio hasta las orillas del mar infinito.
Te rocé la piel.
 
Muriendo las olas besaban mis pasos.
Una golondrina ciega por el sol se clavó en mi pecho.
 
Y estalló la sangre que empapó la arena con su roja luz.
Llegaste desnuda. Tus pechos se hundían en mi piel exhausta.
 
Un ceibo, muy cerca, lloraba en silencio.
 
Y creció la selva sobre tus arenas.
Mientras, recogías naranjas y mangos.
 
Atrapé tu boca bajo el firmamento, la empapé con uvas,
las de vieja edad.
 
Dormido tu cuerpo, devoré tu vientre.
 
Salté hasta la nube. Me estaba esperando.
Fría como el hielo apuntó hacia el norte, al tiempo del sol.
 
Y desde los cielos pude ver tu cuerpo tendido en la playa,
con tu vientre rojo por mi mordedura, con tu piel muy blanca...
 
Ahora estoy muy lejos. Te escribo en silencio
desde los abismos, desde las estrellas.
 
No me esperes nunca, faunesa terrible...
 
Ya te encontraré cuando vuelva al mar, sediento de perlas.

 
 
LIRA DE LA ETERNIDAD
 
Porque eres la ternura,
terrible oscuridad bajo la nada,
estéril hermosura
por fin ya fecundada
hoy somos otra vez sangre y espada.
 
Porque eres el presente,
la derramada gota mientras llueve,
la tumba incandescente
que sin querer se mueve,
frutal eternidad de oscura nieve.
 
Volvamos a la bruma,
al oscuro romance de la vida
y bañada de espuma
princesa atardecida
serás la eternidad amanecida.
 
Regresarás un día
con el cósmico polvo del vacío
y porque fuiste mía
bajo el débil rocío
florecerá un lapacho junto al río.
 
Será otra vez el velo
de antigua soledad sobre la tierra.
El corazón del cielo
y un silbido de guerra
estallan de dolor junto a la sierra.
 
Se nos escapa el vino
mientras el alma oculta su grandeza.
Abierto está el camino
mientras el tiempo reza
la eterna soledad de tu belleza.
 
Por fin tus labios rojos,
apagada ternura del poniente,
la noche de tus ojos,
la estrella de tu frente
y la futura voz en mi simiente.

 
 
A MARIA INES
 
Aquí estoy,
princesa,
te encuentro en la brisa
perdido en el aire,
en la roca antigua,
en los caracoles,
en piedras y arenas,
en cada mirada sedienta de besos
y en tragos de vino.
 
Te encuentro en un sueño de otoños perdidos.
 
Un café,
una caña,
una mordedura que nos hiere el alma
y mi selva eterna...
 
Tu ceibo borracho de nieve y de lunas...
 
En el sur violento
nuestras primaveras.
 
Otra vez mi daga
surca el firmamento...
Mi flecha de sueños
vaga en el espacio.
Buscan, como el rayo
hendir el silencio de tu piel divina.
 

 
LIBERTAD
 
Cuando caen las estrellas
la noche está absorta, sola,
gimen los lirios del alba.
 
Tu mano, tu mano blanca
perdida en el infinito.
 
Cuando caen las estrellas
llegan tus ecos divinos.
 
Desde un corazón partido
brota la sangre de mayo...
 
Libertad, mi compañera,
piedra eterna de mi piedra,
llanura, selva, montaña,
beso intenso,
sexo oculto,
vuelves,
por fin,
hacia mí.
 
 
 
A TI...
 
Y si fantasma sois, yo soy la Muerte
que os buscará volando hacia la Vida.
Vendréis conmigo, prisionera inerte
de mi cruz ante vos sólo rendida.


 
CREACIÓN
 
A mi amigo
Juan Guerra Gaja
 
El talento no es orden ni secreto,
es la finita dimensión del hombre.
El talento es la luz, el Verbo, el reto,
la locura final sin Dios ni nombre.
 
¿Y la Creación? El tiempo nunca quieto
de la palabra vaga por el orbe.
Todo pincel se estrellará en el veto
de la poesía que hasta el alma absorbe.
 
Beso fugaz, soplo del infinito,
trazos de niebla de un crisol maldito,
ceibo y jazmín, manzana, canto, palma.
 
Me queda al fin en mi cristal de sueños
todo el fuego que nace de tus leños,
tu torrente de luz que enciende el alma.
 

 
A JOELITO
 
Era la edad de la Muerte...
Las Furias transitaban las tinieblas,
telúricos espacios de maldad.
 
Clamaba el firmamento por la Vida.
Y las Parcas terribles
derrumbaron un sueño.
 
Un diamante muy joven
devoró su ternura en el amor.
 
Dos rubias cabelleras
transportaron tu amor hacia el silencio,
escoltaron tu féretro hasta el sol.
 
Las selvas centenarias
y un río con sus lunas
te buscan todavía.
 
Los fusiles del alba
buscan el viento asesino,
claveles de la Patria
guardan tu soledad.
 
Joel, siempre es divina la belleza,
inmenso el tiempo de la azul realeza,
espéranos allí, en la Eternidad.

 
 
POEMA VII
 
Tal vez podría dejarte mis antiguas arenas,
mis mármoles helados,
mis ojos que se pierden con el beso del sueño.
Mis cenizas perdidas,
los lirios del honor.
 
Y en mi futuro vuelan mis alas de fantasma...
Te besará mi viento que nace con el alba
volviendo del pasado,
volando hacia el futuro para tocar la luna
y desde un tiempo oculto de roja fantasía
amarte desde el tiempo que nace con el sol.
 
 
 
POEMA VIII
 
Están por llegar las sombras
pero es muy blanca la luz.
¿Por qué la noche es el día?
 
Los inviernos han pasado,
queda el verano sin fin,
clavel de otoños dorados...
 
Vuelvo a amarte desde el sueño
mientras las olas marinas
me salpican con la sal.
 
Busco tu tiempo divino
desprendido desde el mar.

 
 
LIRA DEL SUEÑO
 
a María Elena
 
Otra vez el vacío,
el escondido espacio de la nada.
La soledad y el río,
eterno tiempo mío,
arcángel gris hendido por mi espada.
 
Los átomos del sueño
florecen en dolor cada mañana.
He partido en un leño
la rama de un ensueño,
la luz, la luz de mi nieve temprana.
 
Ayer sólo tus ojos,
tempestades de furia en primavera.
Eléctricos despojos
de antiguos labios rojos...
Polvo estelar naciendo de mi hoguera.
 
Helena, diosa roja,
Troya perdida que espantó al aqueo.
Fantasma que despoja
el veneno que arroja
la flecha que se pierde en el Leteo.
 
Divina moribunda
que el Olimpo empapaste de ternura.
Zeus y Hera fecunda
dejaron, vagabunda,
el celeste cristal de tu hermosura.

 
 
CUARTETO XIV
 
Volveré para siempre desde el tiempo perdido
a través de tu imagen que se pierde en la luz.
Ya te dejo el delirio de mi sueño rendido
y mi fuego apagado con las nieves del sur.

 
 
KA-Á
 
Y si dejé en la tarde un mediodía
ebrio de luz, de juventud y sueños
escondí en mi crepúsculo tu aurora.
Llamé a la luna,
se apartó la selva
y una arteria de juncos transitada
vibró en la inmensidad de los desiertos.
 
Y roto el vaso
tu imperial dominio
transitó el corazón del universo.
Tu cuerpo joven se erizó en la sangre
y mi sangre,
mi sangre poseída
del antiguo avaré de los misterios
que no comprende el hombre de la jungla
desató su verdad,
desafió su presencia tus cabellos,
galopó como un ciervo en tus entrañas
y te llenó de amor desde las sombras
muertas de luz, suplicios y silencios.
 
Intuiste, Ka-á, que todo el néctar
del guayaquí perdido por las selvas
y el manto de jazmines
de la ciudad sagrada
florecían profundos en tu pecho.
 
Morían las centellas,
aquello que brillaba estaba lejos.
Algo tocó tu piel,
la soledad,
un vestigio abismal de luz tardía
aproximaba el reino del delirio.
 
Y la sangre estalló,
por fin ardías.
Los ojos del chamán
devoraron las nieves del espacio.
Con su túnica blanca
regresó hasta tu edad,
desde otras lunas
a eternizar tu piel de virgen roja.
 
Un pájaro ya ciego
graznando desde el aire te llamaba
a ti, Ka-á, princesa de los vientos.
En tu invierno temblaba la agonía,
la primavera ardía entre tus sueños.
 
Flotaba sobre el indio en el presente
ese pasado que volvía de lejos,
volaba hacia la luz que no encontraba,
a tu forma escapada del olvido,
a tu Mba'everaguasú del lago regio.
 
Y la flor se escondió en aquel instante
entre unas hojas verdes y misterios.
Eras, Ka-á, el manantial del indio,
su sed saciada en el yvaga eterno.

 
 
 
ETERNIDAD
 
La eternidad,
historia ya extinguida...
Nos empuja el futuro,
relampaguea el tiempo sideral.
El manantial de ayer es el océano,
el mañana
la luz.
 
Los segundos se van vertiginosos,
los años son historia sin final
y cada cosa es todas y una cosa,
el abismo es la cumbre,
la oscuridad el día,
los siglos un cristal de nueva edad.
 
(Y está Dios esculpiendo diferencias,
perfecciones finitas,
ansiedad metafísica...)
 
Vuelan los sueños
sobre nubes de hipócrita verdad.
Y cada estrella es todas las estrellas,
movimiento continuo,
dioses,
ángeles,
hermosura en el orden infinito,
pensamiento elevado a irrealidad.
 
Impenetrable luz,
oscura nada,
tiempo sin sol de un mundo que se va.
Genuina edad de sombras,
plenitud inalcanzable,
vicisitud sin fin y sin principio
y una sola verdad:
tu Eternidad.

 
 
DE LA ETERNIDAD
 
Eternidad,
la vida interminable,
la total y perfecta posesión,
la lúcida función del infinito.
 
Angel de pie en el mar,
tierra incorpórea,
aquel en el que el tiempo
dejará de ser.
 
Mendigo del pasado,
pretendido verdugo del futuro.
En el presente antiguo
la inextinguible luz.
 
soy el níveo fantasma de los siglos,
la niebla de tus ojos,
su clave laberíntica.
 
Viento del norte, solitaria llama
de fértiles sepulcros,
el soplo del Oriente,
su pálido fantasma...
 
Alud de desatadas sinfonías,
estrella vagabunda
prendida de un jazmín.
 
Te encontraré en el sur,
princesa roja,
el mar está teñido en nuestra sangre,
soy tu misma,
llameante Eternidad.
 

 
CUANDO YA ES SOMBRA EL OLVIDO
 
El tiempo...
Medida de soledad
que es sólo una fantasía.
 
Segundos de niebla y luz,
minutos de viento y brisa,
siglos de selva perdida.
 
Mi tiempo,
lejano pétalo gris
que desde el ayer vigila.
 
La nieve,
constante de eternidad,
el viento sur,
su caricia.
 
Y el mar,
delirio,
beso y dolor,
deshojada flor de un día.
 
El viejo fuego
otra vez,
todo el martirio del sol,
la serpiente de los ríos.
 
Y las arañas de luz
y la explosión del amor
cuando ya es sombra el olvido.
 

 
LA ETERNIDAD PERDIDA
 
Y van flotando versos azules en la noche
en busca de tu nieve, princesa florecida,
 
relámpagos del alba germinan a los lejos
y todo el pensamiento se vuelca hacia la vida.
 
Los átomos del aire te cercan en la noche
y te ciega los ojos la luna blanca y tibia.
 
Un beso de jazmines te perfuma los labios
mientras buscan mis sombras tus sombras infinitas.
 
Mi tiempo ha derramado su cálido murmullo
sobre la noche roja que delira en tus días,
 
tus pálidos fantasmas suspiran en mis selvas
y tu historia desangra mi eternidad perdida.
 
Se agitan las palabras, siderales tormentos
que siembran el futuro sobre tu piel antigua,
 
un beso fulminado de labios ya deshechos
se estrella sobre el fondo abismal de tu sonrisa.
 
Mi mano te recorre los senos perfumados
mientras tu piel estalla resurgiendo a la vida
 
y profanan mis fuegos tus hogueras sagradas
fecundando tu vientre con sagrada ambrosía.
 
Con mis dedos dibujo sobre tu piel el alba
y apago con mi boca tu sed de fantasía.
 
Mujer, mujer divina, me quedo con tu sueño,
te dejo todo un sueño de tierra enrojecida.
 
La aurora se estremece de pálidos murmullos,
te llevo a mis dominios de nubes infinitas.
 
Más allá de los siglos, del delirio del tiempo
nos quedará tan sólo la eternidad perdida.
 

 
MAÑANA...
 
Mañana
cuando vuelva el tiempo,
el rojo corazón de los duraznos,
el monte y el río,
las arenas y el mar,
la lujuriosa piel de las manzanas,
seremos otra vez
como tu luna
pequeña y triste, que besando nieves
se desnuda en el agua de los cisnes.
 
Después
tu luna
muriéndose en las sombras del otoño
se transforma en un átomo de luz...
 
Y me besa
constante,
dulcemente,
mientras mi sol derrama allí en tu frente
sus lágrimas de sangre,
un pedazo de tierra,
la selva desmayada
y una flor.

 
 
LIRA DEL SOL
 
Y porque aquí ya estamos
a la vera de todos los caminos
y porque ya nos vamos
con el vapor del vino
volvamos al ayer... Sólo el destino
 
será el juez del pasado
y el dedo señalando hacia el futuro.
Un silencio olvidado
y mi cincel maduro
estrellado en la grieta de tu muro.
 
¡Matemos al amor!
Las fulminadas nubes del poniente
se apagan con el sol.
Por fin, eternamente,
mis labios se derraman en tu frente.
 
Y volveré hacia el día,
a tu carmín de otoño... Hasta el olvido.
No sé si fuiste mía,
las hojas han caído...
Mañana será el tiempo florecido.


DEJAREMOS LAS PALABRAS
 
Hoy, que vuelven los recuerdos
pienso que amor es olvido
y que el olvido es quererte.
Si tú aguardas el olvido
me querrás hasta la muerte;
piensa, entonces, que no existo.
 
No morirán los recuerdos...
Al polvo irán nuestros huesos
a cumplir con su destino.
Dejaremos las palabras,
preludio de tiempo eterno
a seguir nuestro camino.

 
 
SIEMPRE EL MAR
 
Diecisiete veces
fueron doce lunas,
diecisiete veces
el mar,
siempre el mar...
El tiempo que pasa,
tu otoño naciendo,
verde que fue mío.
Hoy
la sinfonía
de un largo delirio,
mañana tus ojos,
tal vez las estrellas,
un soplo de luna,
un beso en tu frente
y el tiempo de amar...


NO PUEDO DEJAR MI SUELO
 
No puedo dejar mi suelo,
no puedo.
 
Estoy clavado a mi tierra,
un jirón de sangre roja,
blanco de lirios,
terror...
 
Quisiera beberme el cielo...
 
No puedo dejar mi tierra,
su negro, su negro velo,
su olor a fusil y selva,
a cadáveres y muerte.
 
No puedo olvidar tus ojos,
diosa empapada en tinieblas.
 
Grito,
grito rompiendo el silencio.
 
Voz apagada del arpa,
guitarra ardiendo en enero.
 
No puedo dejar mi tierra,
valle y canto,
cordilleras,
silbo naciendo en los ríos,
perdida voz de morena,
piel de luna,
estalla el cielo.
 
¡No puedo dejar mi suelo,
quiero morir con su luz!


JHOVY-Ú ASY
 
Che coembotá omanó coé;
jhovy-ú asy,
omanó coé ñande mboraijhú,
ñande mboraijhú
yajhá jhaguá ña ñemity.
 
Ayú tetá ambuegüi,
romomorasegüi,
eyú, pycazú.
Ndai catui möai che mboraijhu yara,
ndai catui möai,
rojhechagaú.
 
Ñande mboraijhú ajhecaiteiba,
ñande mboraijhú ñande ra-aró,
yavy-á jhaguá oñondivemí...
Che, che mandu-á nde rejhé añó


DE L´ÉLAT PERDU
 
¿Tu me cherches?
Mes ombres
Te cherchent toujours...
 
L´amour
est seulement l'image
d'un otomne sans fleuves,
sans retour, sans fleures,
sant date,
sans le temes lacré.
 
L'amour est l´espace
d'un éclat perdu.
 
Quelque fois,
princesse
nous pourrons trouver
le temes qui est fini.
 
Mais
l´hiver s'approche,
très loigne le printemps...
 
Pour avoir ta peau
j'aimairai ton âme...
 
Pour avoir ton âme
J´aimairai tes jours...

 
INDICE
 
A mujer blanca/ Al sur/ Lira de la Eternidad/  Cuarteto VI/ Cuarteto IX/ A María Inés/ Libertad/ A Ti/ Soneto XXV/ Roja Eternidad/ A María Gabriela/ Cuarteto XV/ Poema II/ Para Analy/ El Alba/ Creación/ A Joelito/ Para Raquel/ Cuarteto X/ A María Hortensia/ Cuarteto XI/ Poema VII/ Poema VIII/ Cuarteto XII/ Cuarteto XIII/ Lira del Sueño/ Cuarteto XIV/ Ka-á/ Eternidad/ De la Eternidad/ Cuando ya es sombra el olvido/ La Eternidad Perdida/ Mi selva y tus arenas/ Princesa, Isabel/ Cristal/ Regresaré/ Te espero, Libertad/ Mañana será el tiempo/ Más allá/ Viento del Sur/ Febrero, mi Patria/ Los sueños se fueron/ Morir/ Mi corazón perdido/ Guitarra, sólo tú/ Sombras/ Del silencio/ Tal vez/ Mañana/ Lira del Sol/ Poema IX/ Poema I/ A Florencia/ Cuarteto desde mis brumas/ Más cerca de la luz/ Sur/ Una luz/ Oscuridad/ Dejaremos las palabras/ Siempre el mar/ No puedo dejar mi suelo/ Hermano de Haití/ Jhovy-ú asy/ Do you know?/ Et tu penses à mai/ C'est/ Nous/ De L'éclat perdu.





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