GESTIÓN SOSTENIBLE DE LOS ENTORNOS RURALES
Buscar el equilibrio económico, social y ambiental
Ing. Agr. FERNANDO DÍAZ SHENKER (*)
02 de Diciembre de 2015
ABC Color (Online)
(*) Especialista en Comunicación Rural
El progreso con sus avances en los diversos ámbitos del quehacer humano ha permitido al hombre obtener interesantes beneficios económicos y sociales, un elevado grado de desarrollo económico, que se traduce en un mayor confort y calidad de vida, al menos en los llamados países industrializados. Lo que poco se analiza es el costo ambiental de este desarrollo, o sea, los resultados que estos avances han logrado a expensas de la naturaleza y de otros entornos rurales donde habitan o habitaban las comunidades originarias y la biodiversidad: lugares con una tradición histórica y cultura única.
En el Paraguay, la ganadería y agricultura intensivas, principalmente, han permitido posicionar al país en un lugar de privilegio en el mercado internacional. Lamentablemente, el costo es mayor del que por lo general se asume, por cuanto se han realizado deforestaciones, secado humedales, perjudicado a la biodiversidad (animales en peligro de extinción, aves, insectos como las abejas) y, además, se ha desplazado de su hábitat a varias comunidades originarias. En este contexto, el Paraguay muestra un notable desequilibrio en lo que se podría llamar la triple cuenta de resultados: económicos, sociales y ambientales a favor de lo económico y ciertos segmentos sociales, a costa de daños al ambiente, en muchos casos, ya irreparables. Veamos dos aspectos de esta problemática actual: los territorios ocupados por las comunidades originarias y los esfuerzos contra el cambio climático.
PUEBLOS INDÍGENAS Y SU TERRITORIO
En el Paraguay, las diferentes etnias continúan con el reclamo de sus derechos. Recientemente, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha destacado el valor de estas comunidades por sus conocimientos teóricos y prácticos ancestrales, lo mismo que por sus sistemas sostenibles de producción rural, que incluso podrían ayudar a la erradicación del hambre y mejorar la seguridad alimentaria, con la debida asistencia técnica. Salvo excepciones, como la de aquellos que trabajan con los mennonitas en el Chaco, la pobreza y vulnerabilidad son características que ilustran cómo viven en la actualidad. La FAO también afirma: “Los sistemas agroalimentarios desarrollados por estos pueblos, sus dietas tradicionales, y sistemas de producción y gestión sostenible de los recursos naturales son un patrimonio inestimable, que puede ayudar a encontrar respuestas a los problemas que nacen de los actuales paradigmas de vida y progreso de la sociedad contemporánea”.
EL CAMBIO CLIMÁTICO
Mucho es lo que ya se ha informado y debatido sobre el valor de los bosques para preservar la biodiversidad y mitigar los efectos perjudiciales del cambio climático. Por ejemplo, expertos en silvicultura han planteado un nuevo enfoque para la gestión de los suelos y la lucha contra el cambio climático, en oposición a quienes aseguran que se tiene que sacrificar a los bosques en nombre del desarrollo rural y la seguridad alimentaria. Andreas Tveteraas, asesor principal dela Iniciativa Internacional de Noruega para el Clima y los Bosques, respaldó esta estrategia: “El reto es lograr la conservación de los bosques y el aumento en la producción de alimentos, y no hacerlo a expensas de los bosques. Sin duda, cuando un Gobierno tiene que elegir entre ambos, los bosques siempre perderán, por lo que el reto es promover la gestión de estos de una forma que vaya de la mano con la alimentación de la población”.
CONCLUSIÓN
Se sabe que el mundo demandará cada vez más alimentos. Se ha debatido sobre el valor que tienen los bosques y árboles por ser sumideros de gases de efecto invernadero como el anhídrido carbónico (CO2) y otros beneficios ambientales que ayudan al bienestar del hombre y los animales. Entonces, se tiene que reformular y ponderar aquellos componentes del desarrollo humano, buscando una mejor calidad de vida, con acceso a la tecnología, pero preservando la naturaleza. Lo que se aparte de este enfoque y de producir con sensibilidad hacia el ambiente, casi seguro impactará negativamente sobre la vida actual y futura del ser humano.
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