VUELVEN LOS GARROTEROS

Por ILDE SILVERO

ilde@abc.com.py

No en vano algunos historiadores afirman que la vida de los pueblos es un eterno retorno a los mismos errores del pasado. En el día de las elecciones, tuvimos la vuelta de los hurreros y garroteros del senador electo Óscar González Daher (ANR).

Un nutrido grupo de guardaespaldas y funcionarios públicos formaron un “cerco humano de seguridad” en torno al político y agredieron a los periodistas con empujones, patadas y daños de los equipos de grabación de vídeo y audio. La patoteada se produjo en Luque, cuando el criticado dirigente colorado concurrió a depositar su voto y no permitió que ningún hombre de prensa le hiciera una sola pregunta.

En su mayoría, los garroteros ya fueron plenamente identificados; todos trabajan en alguna institución pública gracias a la influencia del político luqueño, según ya se presentó en la denuncia ante la fiscalía de la ciudad citada. Se trata de empleados de la Municipalidad de Luque, la Dinac, el TSJE, el JEM y hasta de la Corte Suprema de Justicia.

Quien daba las órdenes y parecía comandar al grupo garrotero fue Guillermo Onieva Santacruz, funcionario del TSJE comisionado a la Municipalidad de Luque, cuyo salario es de G. 7.300.000. Lo llamativo del caso es que también algunas mujeres participaron en propinar golpes a los periodistas, tales como María José Giménez, María Victoria Sánchez y Verónica Paola Martínez Franco; esta última es funcionaria de la Corte Suprema con un salario de nueve millones pero está comisionada como la secretaria privada de González Daher.

También formó parte de la gavilla Blas Ariel Medina Flores, funcionario de la Dinac protagonista del caso de pedido de coima a un ciudadano suizo y cuestionado por la liberación irregular de bangladesíes.

También fue identificado Ricardo Centurión, alias Guaso, fundador de la barra brava del club Sportivo Luqueño y protegido del clan González Daher.

Es una verdadera vergüenza que en los tiempos actuales, en pleno siglo XXI, en medio de la modernidad y las prédicas de la convivencia en democracia, haya grupos de personas que se dedican a garrotear en la vía pública a los periodistas con el único objetivo de que no se acerquen a un ciudadano común, por entonces candidato a un cargo en el parlamento.

Agrava aún más esta situación ilegal y repudiable el hecho de que los garroteros sean todos funcionarios públicos, con sueldos aportados por los ciudadanos contribuyentes para que sirvan a la nación y no para estén a las órdenes de un sinvergüenza imputado por tráfico de influencias.

Acciones de esta clase son típicas de dictaduras y gobiernos fascistas que abusan del poder del Estado para intentar acallar a la prensa y a la sociedad en general.

El puñar a la conciencia cívica duele ahora mucho más porque los colorados volvieron a elegir al causante de este escándalo como senador nacional. Entonces, el imputado González Daher, en vez de ir a Tacumbú, volverá al Congreso blindado contra las denuncias y fuera del alcance de la justicia. Una verdadera pena.

Fuente: ABC Color

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Sección OPINIÓN

Miércoles, 02 de Mayo de 2018

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