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VIRGILIO BAREIRO RIVEROS (+)

  EL REGRESO, UN ANSIADO SUEÑO - Por VIRGILIO BAREIRO


EL REGRESO, UN ANSIADO SUEÑO - Por VIRGILIO BAREIRO

EL REGRESO, UN ANSIADO SUEÑO

Por VIRGILIO BAREIRO

 

 

PREPARANDO EL RETORNO AL PARAGUAY.

HACIA UNA NUEVA POLÍTICA

La situación en nuestro país había cambiado rápidamente, se publicaban artículos en la prensa en donde figuraban centenares de personas firmando pedidos de liberación de presos y otras libertades ciudadanas. Era como que si el pueblo hubiese perdido el miedo a la dictadura. La mayor parte de los firmantes eran estudiantes universitarios y entre ellos figuraban mis sobrinos. Ellos eran de Itauguá y estudiantes de ingeniería, hijos de una prima mía. Sus nombres eran Gustavo y Favio Pettengill. También ellos eran parientes cercanos de los integrantes de un grupo llamado Vocal Dos, que interpretaban músicas sociales o de protesta como se los llamaba en aquella época. Actuaban en festivales que se realizaban en contra del régimen. Para nosotros este cambio era sorprendente, saber que se podían hacer estas fiestas ciudadanas o que se animaran a sacar en la prensa una solicitada, una nota pagada, era realmente asombroso.

Al comenzar nuestra actividad política, nuestro objetivo fundamental era la lucha contra el régimen dictatorial y recuperar las libertades democráticas. Pero con el correr de los años, si bien eso seguía siendo nuestra meta, nosotros queríamos trabajar ya bajo nuevos escenarios políticos y mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo. Queríamos un Paraguay mejor y más justo, más democrático. Había avances al respecto, pero debían concretarse plenamente. Existían ya mayores libertades políticas, pero había que intensificar ese proceso. Aspirábamos además un mayor impulso económico y un mejor desarrollo social.

Necesitábamos progresar en el campo científico, cultural y económico, porque en nuestro país se seguía utilizando en escasa medida la tecnología y particularmente ella no estaba al alcance de toda la población, sino que solamente llegaba a ciertos niveles socioeconómicos. En el exterior estábamos siempre preocupados y buscábamos los medios para ayudar a nuestro pueblo a salir de la miseria, trabajábamos sobre todo para el sector popular. En el Paraguay existía un grupo que vivía en la opulencia, particularmente aquellos que en los últimos tiempos habían trabajado con el gobierno en la construcción de las represas hidroeléctricas. Esta gente nadaba en la abundancia. Se volvieron ricachones, con vehículos de lujos, con grandes estancias conteniendo miles de animales e iban a pasar sus vacaciones a Europa. El resto de los habitantes no. El pueblo quedaba sin salud, sin educación ni oportunidades de trabajo.

Todos estos puntos tan complejos debían encaminarse hacia mejores orientaciones. Eran los aspectos que buscábamos con el cambio político. Un salto que beneficiara también al pueblo pobre y trabajador. Esto era muy importante para nuestro punto de vista y fue así que con el correr del tiempo se habían ampliado los objetivos políticos por los cuales luchar. Por otra parte, a esa altura de la vida habíamos comprendido que aquellas personas que logramos alcanzar una instrucción superior, un estudio en la universidad, estábamos obligados de alguna manera a trabajar para elevar el bajo nivel cultural de la gente con menores oportunidades.

Además, con los compañeros veíamos que para llegar a ese pueblo, necesitábamos comunicarnos con ellos. Venía entonces una gran incógnita. Nos preguntábamos cómo podríamos hacerlo si la gente de la ciudad habla castellano y la del campo guaraní. Fue así que entre varios compañeros decidimos estudiar para conocer mejor y difundir más nuestra lengua nativa. En realidad no es lo mismo hablar que estudiar un idioma. Yo me propuse profundizar mis conocimientos para acercarme más al pueblo a través de su lengua. Porque sus otras manifestaciones culturales como su canto o su música popular expresaban claramente sus ansias de liberación, de superación y su sed de conocimiento.

Ante toda esta situación, unos meses antes del golpe, varios compañeros del Partido habían decido acercarse a la frontera, llegarse hasta los países vecinos y de ser posible entrar al Paraguay para seguir la lucha clandestina contra el régimen. En ese proyecto yo también me involucré y deseaba acompañar a Ananías Maidana, en esta aventura. Yo estaba analizando la posibilidad de venir a Sudamérica para radicarme en algún país más cercano como Argentina o Uruguay.

Mi hija Irene, que en ese momento se hallaba en nuestra casa de Mainz (había ido a perfeccionar su alemán) me dijo: “Y bueno papá, qué te vamos a decir, si ese es tu deseo”.

Pero a mi esposa no le cayó nada bien mi idea de volver al Paraguay estando aún el dictador en el poder. Ella pensaba que lo primero que debe estar en la mente de un padre o una madre son sus hijos, la familia. De ahí que ella no estaba muy conforme con esta idea del regreso. Ella siempre manifestaba que ya se había partido la familia, cuando una parte de los hijos quedó en Asunción y la otra había ido a radicarse muy lejos. Toda esta situación ella nunca la vio bien y decía que por mi causa política se había “partido” la familia. En cambio yo decía que con mis ideas políticas no hice nada malo a nadie y que el único responsable de nuestra situación era el régimen dictatorial e intolerante de Alfredo Stroessner. Estando así las cosas, se produjo el golpe militar contra Stroessner y no fue necesario ir a otro país vecino, sino venir directamente al Paraguay. Preparé mi documentación y mi equipaje para volverme de nuevo a mi país. Posteriormente lo haría mi esposa.

Coincidentemente con esta preparación para el retorno, desde nuestro país me solicitaron una colaboración para adquirir ciertas maquinarias de imprenta. En Alemania se consiguen máquinas usadas en óptimas condiciones a precios muy bajos.

Me movilicé para buscar las mejores opciones, terminé esa gestión y al volver al Paraguay me incorporé a esa empresa gráfica de la que también participaba mi hijo Carlos. Por lo menos tenía mi parte laboral resuelta, lo que significaba un paso importante de nuestro retorno. De cualquier manera, tenía muchos papeleos y actividades que realizar para dejar las cosas en orden.


DE MAINZ A ASUNCIÓN

Yo tuve once años de exilio en Alemania. Debo destacar que cuando decidí volver a mi país en 1991, luego de la caída de la dictadura, el gobierno alemán me brindó una ayuda pecuniaria que facilitó en gran medida mi regreso. Durante un año recibí una mensualidad, me pagaron los pasajes y algunas pequeñas cosas más. Esto deseo resaltar porque es digno de señalar cómo se manifestaba en la práctica y materialmente esa ayuda.

Cuando este país europeo te ofrece el exilio, ellos primeramente observan tu comportamiento y en base a eso te van renovando anualmente el exilio. Al cabo de cinco años ellos ya me ofrecieron quedarme definitivamente en Alemania si así lo deseaba. Incluso si quería tomar la nacionalidad alemana, podía hacerlo. Pero no lo hice. Mi tierra, mi cultura y mis ideales fueron mucho más fuertes que la seguridad económica que ellos me ofrecían. Se los agradezco de todo corazón, pero mi mayor sueño fue siempre volver al Paraguay.

Por supuesto que al volver a mi país perdía mi derecho de exilio. Porque nosotros teníamos derechos y obligaciones como cualquier otro ciudadano. Fue así que cuando llegó el momento me presenté a la Asistencia Social para comunicar que renunciaba a mi exilio y que me regresaba a mi país.

Esta nueva mudanza familiar constituía todo un desafío. Los hijos que habían ido con nosotros a Alemania, ya estaban todos casados, con hijos y con su vida hecha. Ellos tuvieron que permanecer allá junto a mis nietas alemanas.

A mi esposa no le gustó mucho esta nueva incertidumbre, pero ambos deseábamos volver a nuestro país, donde también teníamos otros hijos y nietos.


LA REFORMA CONSTITUCIONAL CON INDEMNIZACIÓN

Al poco tiempo de la caída de Stroessner, se llamó a elecciones y fue electo presidente de la República el general Andrés Rodríguez, que gozaba de una gran aceptación popular y era visto como el libertador de la opresión del pueblo.

Me mudé al Paraguay en 1991 y en junio del siguiente año se formó una Asamblea Nacional Constituyente para reformar la altamente autoritaria Constitución vigente desde 1967.

Esta nueva Constitución vino a mejorar la protección de los derechos fundamentales que fueron anulados durante la dictadura y constituyó una de las primeras tareas del periodo democrático.

Así se establecieron algunas condiciones que no estaban consideradas en las anteriores Constituciones. Uno de estos aspectos olvidados era el reconocimiento a la lengua guaraní. Se puede decir que durante el último periodo del régimen stronista se hizo un reconocimiento parcial considerando al guaraní como lengua nacional. A pesar de que la gran mayoría de los habitantes hablaba esta lengua, sola-mente el español era considerado lengua oficial.

Este aspecto cambió con la Constitución de 1992, que oficializó ambas lenguas y hubo que contemplar posteriormente su enseñanza en escuelas, colegios y hasta en la Universidad. Se consiguió con ello un cambio de mentalidad social con respecto a nuestro idioma nativo, que pudo elevar su categoría dentro de la población.

Esta constituyente estableció también una indemnización para las víctimas de la dictadura. No obstante, nosotros (los que estuvimos en prisión) tuvimos que trabajar muchísimo para que esto se concretara, porque una cosa es que esté escrito en el papel y otra muy diferente es llevarlo a la práctica. Hicimos varias visitas a la prensa, al Parlamento y llevó bastante tiempo para que esto se concretara.

Hubo algunos casos que fueron relativamente fáciles porque eran muy conocidos y hasta el propio gobierno había reconocido que esas personas habían estado en prisión. Si bien había que presentar toda la documentación que éstas pudiesen tener.

Hubo un tiempo en que no se nombraba al Defensor del Pueblo, representante público encargado de llevar adelante los procedimientos establecidos para el cobro de indemnizaciones. Si bien la Carta Magna de 1992 estableció la figura de la Defensoría del Pueblo, recién pudo hacerse efectiva la elección del Defensor en el 2001 y comenzó sus actividades un año después, es decir diez años después de entrar en vigencia la nueva Constitución.

Nosotros participamos activamente para que esto ocurriera y teníamos que apoyar a alguien que fuera aceptado por el gobierno para ese cargo. En un 90% se consensuó para que el mismo fuese ocupado por un demócrata cristiano, gran luchador de los derechos humanos en nuestro país, el profesor Luis Alfonso Resck. Esto no prosperó porque el gobierno se opuso y nombró al colorado Manuel María Páez Monges.

Incluso una vez nombrado este funcionario se tuvo que seguir luchando para lograr el objetivo recurriendo a manifestaciones, huelgas de hambre, carpas frente al Parlamento, visitas a la prensa y en fin, mucho movimiento para conseguir esa indemnización.

El tema de la documentación que se debía presentar a la Defensoría del Pueblo se facilitó bastante con el descubrimiento del Archivo del Terror. Allí yo encontré mi ficha policial, que constituía una prueba contundente de mi proceso. En ella estaban todos los datos, foto, trayectoria con fecha de ingreso y egreso.

Para el tema de la indemnización hubo varias etapas. Inicialmente se fijó el monto en relación al tiempo que la víctima pasó en la cárcel. Posteriormente se comprendió que esto no era suficiente, porque además se debía contemplar no solamente el plazo de tiempo sino sus consecuencias porque hubo personas que habían estado pocos meses, pero salieron maltrechos y no era justo que ellas recibieran una indemnización mínima. Luego se amplió esto y se tomaron en cuenta las consecuencias físicas y psicológicas.

Se puede decir que el gobierno pagó a todos los que presentaron en regla sus documentaciones. Posteriormente se abrió un espacio de presentación de documentos para el pago de indemnización a los descendientes de las víctimas de la dictadura. De esta manera, mis hijos también cobraron, menos uno que vive en Alemania. A pesar de haber enviado un poder general, que hizo ante un escribano, aprobado por un juez, legalizado por las embajadas de Alemania y Paraguay y aprobado por el Palacio de Justicia de nuestro país, en el Ministerio de Hacienda obstaculizaron de todas maneras el pago.

Yo creo que la indemnización es una cuestión simbólica porque lo que uno pasó en la prisión, en la tortura, en el destierro y todo lo que uno perdió, no existe monto de dinero que lo pueda pagar.

La indemnización no sólo es una cuestión simbólica, sino además es una manera de que el Estado se justifique en el campo internacional, demostrando que ha resarcido a los afectados a quienes defraudó en sus derechos constitucionales. Esta reparación económica, que con muchas dificultades hizo el gobierno, tuvo diferentes repercusiones en la sociedad paraguaya. Algunos ciudadanos opinaron que era justo aunque nada les devolvería lo que habían perdido, mientras otros decían que no es justo que el pueblo pague con sus impuestos, porque estas personas atropellaron al gobierno y no entendieron la política de entonces.


EL ARCHIVO DEL TERROR

El Archivo del Terror vino a confirmar todas las denuncias que se hicieron siempre en relación a la persecución. Se encontraron allí los testimonios sobre lo que la dictadura hizo en contra del pueblo, en contra de todos. Sin ninguna vergüenza, ellos registraban todos los procedimientos y las persecuciones que iban llevando a cabo contra los ciudadanos. Es más, una vez caída la dictadura lo guardaron celosamente como un material valioso, por si alguna vez lo tuvieran que necesitar. Si no fuera por una casualidad, seguramente mucha gente seguiría pensando que las denuncias que se hacían sobre las barbaridades cometidas en contra de los presos políticos era pura mentira, una exageración y no existieron. Este descubrimiento reveló la verdad sobre este aspecto. No sé si el mismo estaría hoy día completo, porque mucha gente extrajo de allí material que tenía que ver con su persona y se dijo también que se llevaron algunos originales a los EE.UU.

“Los llamados “Archivos del Terror” de Asunción (Paraguay) constituyen el acervo documental más voluminoso de los años de la represión en Sudamérica, que haya salido a la luz pública. Su inesperada aparición, a casi cuatro años del fin de la dictadura de Alfredo Stroessner, produjo efectos inmediatos y previsibles, traducidos en una inédita conmoción mediática y en el avivamiento de los paralizados juicios sobre los derechos humanos.

“Pero quizás las consecuencias más importantes de su descubrimiento sólo se percibirían años después, cuando fue posible dirigir la mirada hacia atrás y constatar los cambios que se habían producido en el imaginario colectivo sobre la memoria de los tiempos de Stroessner. Falta aún un estudio más profundo sobre las derivaciones a largo plazo del hallazgo, así como de los silencios e indiferencias con los que correspondió una parte de la sociedad paraguaya ante la aparición abrupta de verdades incómodas y no buscadas. En cualquier caso, lo que no está en duda es que esos archivos se transformaron en un hito paradigmático en el emprendimiento de elaborar y reconstruir una memoria de la dictadura". (1)

El Archivo del Terror permitió que se diera un castigo mínimo a algunos de los responsables de estos actos, quienes fueron llevados presos a saldar sus culpas. Pero los verdaderos responsables no. Los que torturaron con sus propias manos sólo cumplían órdenes, pero aquellos que mandaron torturar, los verdaderos responsables de esa situación, no recibieron su merecida sanción.

Este hecho es lamentable porque pagaron el pato “los pichirulos”, como normalmente se dice. Pero los verdaderos responsables, los jefes y los que dieron las órdenes no fueron condenados como correspondía. Duarte Vera fue uno de los pocos que fue a parar a la prisión. Se lo trajo del exterior para llevarlo a la cárcel. Igual suerte les correspondió a Pastor Coronel, Camilo Almada y Lucilo Benítez. Otro que era un alto jefe, gran torturador cuyo nombre se me fue de la mente, al cumplir los 70 años se presentó ante las autoridades diciendo acá estoy yo y como la ley establece que ya no puede ir preso al cumplir esa edad, se fue feliz a quedar en su casa. Con esto quiero destacar que es una verdadera vergüenza que no se haya realmente sancionado a los responsables.

Y al más grande de todos, al “único líder”, Alfredo Stroessner, en vez de retenerlo aquí, enjuiciarlo para que pagara todas sus culpas, le dieron un avión de primera clase y lo mandaron a vivir al Brasil, como en un hotel de cinco estrellas. Tampoco la inmensa cantidad de dinero que extrajo del país fue devuelta a las arcas del Estado, sino pasó a manos de sus descendientes. Para mí, de ninguna manera esto es justo. El dinero es del pueblo y a él debió retornar. Además, los responsables de las violaciones de los derechos humanos debieron tener un juicio para ser condenados, al igual que sus cómplices usurpadores que saquearon las finanzas públicas. Todos ellos se llevaron las riquezas del pueblo para brindarlas a sus herederos de hasta tercera generación. Hechos y pruebas para ser condenados no faltaron.

Al visitar el Archivo del Terror, encontré los documentos referidos a mi caso. Qué gran nostalgia me causó todo eso. Si bien habían transcurrido varios años de mi salida de la prisión y estaba ya viviendo en mi país, al ver en la ficha mi foto tan joven, se me erizó la piel y no pude más que soltar lágrimas. No se trataba de pensar en todo lo que había pasado y perdido en esos dieciséis años de mi vida encarcelado, sino en saber que me mataron en vida y pude volver a nacer.

Estuve presente cuando se hizo la presentación de este importante hallazgo. En esa ocasión concurrieron al evento varios exprisioneros y personajes conocidos de la política nacional. Con todos ellos intercambiamos anécdotas y recuerdos de aquellos años pasados.

Estar reunidos los que habíamos pasados por las mazmorras o prisiones ocultas del stronismo y reconocernos las caras después de muchos años, fue una nueva sensación de liberación. Ya no era un campo de concentración represivo sino un campo de libertad.


EL CASO DE RADIO ÑANDUTI

Entre los asistentes a la presentación de los Archivos del Terror estuvo también el director de Radio Ñanduti, Humberto Rubín, cuya radio se había clausurado por mucho tiempo durante el periodo de la dictadura. Yo me acerqué a hablar con él, le saludé y me di a conocer. Le recordé que cuando yo trabajaba en la ANTELCO, en varias oportunidades recurrió a nosotros para resolver problemas técnicos.

Cuando Rubín empezó a hacer radio en esa emisora a inicios de la década de los sesenta, trabajaba como locutor y no era su propietario. En ese entonces, había vuelto del Uruguay, donde también hizo locución. Él se vinculó con un militar muy cercano al régimen stronista, el coronel Pablo Rojas, quien manejaba las finanzas del Ejército. El coronel Rojas compró una radio. Rubín, con otro señor que era músico llamado Teófilo Escobar, fueron los encargados de organizar y dirigir la emisora.

Muy pronto el coronel Rojas quiso alejarse de la radio. Un día en la ANTELCO, al encontrarnos ambos junto al Ing. Benito Guanes, el coronel comentó que se alejaría de la emisora porque “yo pues no entiendo de esos negocios”, dijo. Y así Rubín y el músico pasaron a ser los propietarios de esa radio. Este último también se alejó por desconocer de negocios, y en poco tiempo la emisora pasó a pertenecer a Humberto Rubín.

Al hacerse cargo de la misma, la radio tuvo problemas técnicos en varias oportunidades. Fundamentalmente en el aprovisionamiento de lámparas para la radio, que no era fácil conseguirlas en el país. Con mi gente de ANTELCO le asesoramos a Rubín para que se comprara un equipo de radio del Brasil que utilizaba la misma lámpara que nosotros usábamos en la institución, y esto facilitaría las composturas futuras. Así lo hizo Rubín. Cada vez que la radio tenía problemas, recurría a nosotros para prestar una lámpara hasta que le llegara el repuesto y pudiese retornarnos la nuestra.

Cuando la ANTELCO exigió a todas las emisoras que sus plantas transmisoras fueran sacadas del ejido urbano, Rubín recurrió a nosotros para solucionar este inconveniente. Trasladó su emisora cerca de la Caballería. Pero resultó entonces que ellos no tenían cómo hacer el enlace entre la planta transmisora y las oficinas de la emisora porque no había cable telefónico para llevarlo hasta allí. Así las cosas, nosotros le sugerimos a Rubín que fuera nuevamente al Brasil a comprar un pequeño aparato de alta frecuencia que era transmisor y radio a la vez para utilizarlo como enlace entre ambos lugares. Nuevamente Rubín siguió nuestro consejo.

Estas son algunas de las actividades que realizaba yo como técnico en la ANTELCO, cuando todavía podía dedicarme a mi profesión. Posteriormente, la dictadura se encargaría de encerrarme por lustros, hasta conseguir que me enfermara. Me anuló profesionalmente y me alejó del país condenándome al exilio.


VOLVIENDO A CLASES

Al salir de la prisión después de 16 años y enfermo, mi profesión de ingeniero en telecomunicaciones había concluido. Estaba acabada debido a los avances tecnológicos que se produjeron en todo ese tiempo. Al recobrar mi libertad, todos mis conocimientos técnicos estaban totalmente desactualizados, habían pasado a la historia.

Al regresar al país, luego del exilio, debí encontrar alguna actividad a la cual dedicarme, y como había ayudado a traer maquinarias para una empresa gráfica, tuve allí una oportunidad de trabajo.

Al mismo tiempo de mi tarea en la gráfica, yo estudiaba y me preparaba para el profesorado en guaraní, porque como había narrado antes, estando en Alemania comencé a pensar en mi lengua materna. Quería descifrar la incógnita de por qué la academia científica en ese país estaba interesada en el guaraní, mientras que en el Paraguay era vista como una lengua perturbadora para el buen español de los niños, la consideraban de poca utilidad en la ciencia y era hablada mayoritariamente por la clase social de menor nivel económico.

Había padres que se oponían a que sus hijos aprendieran el guaraní y aquellos niños que lo tenían como lengua materna tenían grandes dificultades en su aprendizaje escolar porque el español, único idioma utilizado en las escuelas, les resultaba poco conocido.

Mientras trabajaba en la gráfica, me inscribí en un curso para hacer un estudio de la lengua guaraní y poseer un título que certificara no solamente que yo hablaba guaraní, sino que también conocía a profundidad la historia, la gramática y la cultura de esa lengua. Podría además ser profe-sor de manera oficial.

Para este proceso, me inscribí en el Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní. Comencé de lo más básico como conocer su alfabeto, indagar qué letras existen tanto en español como en guaraní y cuáles no. Reconocer el porqué de su situación idiomática, las diferencias y semejanzas entre sus reglas gramaticales y otros tipos de comparaciones.

Primero me recibí de profesor elemental, luego superior y finalmente realicé la Licenciatura en Lengua Guaraní, de la que me recibí en el 2007. La verdad es que terminé la carrera con una edad bien avanzada. Yo era el abuelito del grupo de estudiantes cuando culminé mis estudios. Aquí aprendí mucho, no sólo del guaraní sino también del español. Estudié la influencia mutua entre ambas lenguas y la manera en que los pueblos resuelven este problema vincular.

Una vez que culminé mis estudios y dado que yo tenía experiencia previa en la enseñanza del idioma, rápidamente me incorporé como docente del Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní. Aquí no solamente se enseña a hablar el idioma, sino que también existían varias otras asignaturas afines de las que yo llegué a ser docente. Entre quienes enseñaban el idioma había varios profesores, pero mi experiencia en Alemania con lingüistas hizo que yo estuviera capacitado para enseñar otras asignaturas, no precisamente el guaraní.

Había que conocer no solamente el idioma, sino además pedagogía, didáctica, sociología, folclore, etnografía, lingüística, historia del idioma, ubicación geográfica de las diferentes etnias, etc. Varias de estas materias me cupo enseñar.

Hay que tomar en cuenta que en el Paraguay existen otras etnias, que nada tienen que ver con el guaraní. A los alumnos había que darles un panorama general de esta situación. En nuestro país tenemos dos lenguas oficiales, el castellano y el guaraní, pero también existen otras lenguas de parcialidades indígenas entre las que figuran los Chamacoco, Ayoreos, Toba, Toba Kom y varias más. En total contamos con veinte lenguas diferentes distribuidas en cinco familias y una de ellas es el guaraní. Esta última tiene a su vez seis etnias con este idioma, fuera del guaraní paraguayo, que habla la generalidad de la población. Las otras son lenguas indígenas que tienen variantes como por ejemplo, el Mbya, Ache, Pái y Ava, en la Región Oriental. Cuatro etnias guaraníticas se hallan en la Región Oriental y dos en el Chaco. Las catorce restantes no son guaraníes.

Estuve como docente en el Ateneo hasta que yo decidí retirarme, para dar lugar a los más jóvenes. Antes de esto yo era profesor “vaca ra ’y”, es decir en Alemania enseñé sin tener un título, pero lo hice por necesidad y por ausencia de otro mejor que yo.

No sólo vine de Alemania valorando más mi lengua, sino también la música, los mitos y las creencias populares, así como las hierbas medicinales y muchos otros saberes originarios de los indígenas. Recién ahora todos estos aspectos están siendo tomados en cuenta por la ciencia, que mediante procedimientos verifica en laboratorios para aceptar o rechazar esas sabidurías. Esta es la cultura popular que se manifiesta de muchas maneras. También me sumé a otros grupos que estaban llevando a cabo ese tipo de estudio.

Quiero resaltar el trabajo y el esfuerzo por valorar nuestra lengua nativa realizado por un hombre ya fallecido, muy valorado en nuestro país, el Sr. Félix de Guarania, un seudónimo literario que él utilizó. Participó con otras personas en la traducción al guaraní de la Constitución Nacional, cuando la Constituyente de 1992 aprobó como lengua oficial no sólo el español sino también el guaraní. Hubo que traducirse entonces a este idioma la Constitución existente que estaba sólo en español.


LA SITUACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA 25 AÑOS DESPUÉS

Cuando volví de Alemania, la dictadura ya había caído, por consiguiente, esa resistencia por lograr derrumbar al régimen stronista ya no era necesaria. De igual manera nosotros seguimos la lucha por un cambio político, para un país más justo que tuviera una democracia participativa y que tomara conciencia sobre las necesidades de la clase más vulnerable.

El Partido Comunista se encontraba muy diezmado por la tenaz persecución que sufrió durante la dictadura, que había asesinado, hecho desaparecer, torturar y mandar al exterior a muchos de sus miembros. Había perseguido y aplastado moral y psicológicamente a muchísima gente. Estas fueron las razones por las que al volver de Alemania encontré al Partido bastante alicaído. Los que volvimos del exterior después de muchos años, lo reorganizamos, pero ya fueron muy difíciles las condiciones para lograr un partido trascendental.

Pero a pesar de todo el Partido siguió luchando, publicando su periódico oficial Adelante, del que en alguna oportunidad fui su director, pero que en un momento dado tuve que renunciar al cargo porque era una actividad muy pesada y de mucha responsabilidad. Actualmente hay una situación muy difícil por la que pasa el Partido. Existe un esfuerzo por reagrupar a su gente, pero no es tarea fácil.


NOTAS

1 Extracto de la introducción del libro Paraguay: Los Archivos del Terror.

 

 

 

 

 

 

 

 

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MIS MEMORIAS

MENTIRAS Y VERDADES DE LA DICTADURA STRONISTA

Por VIRGILIO BAREIRO RIVEROS

Dibujo de tapa: CARLOS COLOMBINO

Diseño de tapa: SONIA MOURA ESCOBAR

© Editorial ARANDURÃ

Asunción – Paraguay. Agosto 2014

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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