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JOSÉ LUIS APPLEYARD

  AQUEL 1811 - Teatro de JOSÉ-LUIS APPLEYARD - Año 1971


AQUEL 1811 - Teatro de JOSÉ-LUIS APPLEYARD - Año 1971
AQUEL 1811
 
 
Obra de JOSÉ-LUIS APPLEYARD
 
 

Editor: Ediciones COMUNEROS

Páginas: 174

Año: 1971

Asunción-Paraguay

 

 
 
 
 
Esta obra fue presentada en la CASA DE LA INDEPENDENCIA, siendo la única que ha merecido tal honor. Estrenada el jueves 26 de octubre de 1961 por el elenco de la Escuela Municipal de Arte Escénico "Roque Centurión Miranda" con la dirección de Manuel E. B. Argüello y realización de Julio César Troche, tuvo el siguiente reparto, por orden de aparición:
 
Niña - María Colina Carrón
 
 
Abuela - Pilar López Rivas
 
Alférez - Gustavo Calderini
 
Padre - Manuel E. B. Argüello
 
Vecino I - Manuel Angel Piris
 
Vecino II - Roberto De Felice
 
Esclava - Ana María Solís
 
Primo - Guillermo Riveros
 
Español I - Antonio López
 
Español II - Víctor Julián Bogado
 
Español III - Victorino Báez Irala
 
Enviado - Eduardo Diez Pérez
 
Simón - Pedro Ignacio Aceval
 
Oficial - Juan Ramón Lugo
 
Soldado - Egidio Bernardier
 
Blas José de Rojas - Sindulfo Ayala S.
 
Amiga - Celia Irrazábal
 
Madre de la Amiga - Ángela López Rivas
 
 

 
La música fue de Sila Godoy, los diseños de época, de Rafael Eladio Velázquez y el vestuario de Celia Samaniego y Beatriz Troche. Luz y escenografía, de Manuel E. B. Argüello; maquillaje, de Maxim Schicilovsky; sonido, de Jorge Urdapilleta; grabación, estudios "Guarania"; discos, de librería "Atenas"; tablero a cargo de José Zárate; utilería, a cargo de Santiago Ayala Sánchez y Basilicio Romero; Transpunte, Sindulfo Ayala Sánchez; Jefe de escena, Juan Ramón Benítez y Administrador, Alejandro Torres.

 
ACTA DEL GRAN JURADO DEL PREMIO MUNICIPAL DEL TEATRO

EN ESTA CIUDAD DE NUESTRA SEÑORA SANTA MARTA DE LA ASUNCION, a los siete días del mes de setiembre del año del Señor de un mil novecientos sesenta y uno, del Sesquicentenario de la Independencia Nacional, siendo las diez de la mañana, se hallan reunidos en el salón-despacho del Quinto Departamento-CULTURA, los señores: Doctor Ernesto Pinho Mantero, representante del Ateneo Paraguayo; profesor Kurt Levinson, representante de la Asociación de Músicos del Paraguay; doctor Rubén Bareiro Saguier, representante del Instituto de Cultura Hispánica; don Cirilo R. Zayas, representante de Autores Paraguayos Asociados, y el Director del Quinto Departamento-Cultura de la Municipalidad de la Capital, don Francisco Ortiz Méndez, que integran el Gran Jurado del Premio Municipal del Teatro, instituido por la Comisión Municipal del Sesquicentenario de la Independencia Nacional, cuyos representantes suscriben también este Acta. El Jurado, una vez constituido, designó presidente al Director del Quinto Departamento-Cultura, don Francisco Ortiz Méndez. El Jurado expresa su satisfacción por la concurrencia de obras y autores a este certamen conmemorativo de la magna celebración nacional. Seguidamente y previa deliberación sobre las obras presentadas al Concurso,

R E S U E L V E:

OTORGAR POR UNANIMIDAD EL PREMIO MUNICIPAL DEL TEATRO DEL SESQUICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL A LA OBRA "AQUEL 1811" (ESCENAS DE LA INDEPENDENCIA) FIRMADA CON EL PSEUDONIMO "MAJAL". ABIERTO EL SOBRE CORRESPONDIENTE, RESULTO PERTENECER EL MISMO AL DOCTOR JOSÉ-LUIS APPLEYARD. EL JURADO FUNDA SU DECISIÓN EN EL HECHO DE QUE DICHA OBRA ESTA ESCRITA CON DIGNIDAD ARTÍSTICA Y DESARROLLA EL TEMA CAPITAL NO EN FORMA MERAMENTE EPISODICA SINO QUE FUNDAMENTA EL SUBSTRACTUM DE LA NACIONALIDAD; EL ESPÍRITU LIBERTARIO QUE CARACTERIZA EL NACIMIENTO DE LA MISMA, PONIENDO DE RELIEVE LOS DOS ELEMENTOS: EL NATIVO Y EL HISPANO, EN LA FORMACIÓN DEL PUEBLO PARAGUAYO. TODO ESTO MANIFESTADO CON SUFICIENTE ALTURA. Con lo que terminó la reunión, siendo las doce horas en punto, firmado los presentes.
Francisco Ortiz Méndez; Cirilo R. Zayas; Rubén Bareiro Saguier; Ernesto Pinho Mantero; Kurt Levinson
 

 
DIPLOMA DE HONOR OTORGADO POR LA MUNICIPALIDAD DE LA CAPITAL
 
LA MUY NOBLE Y MUY LEAL CIUDAD DE NUESTRA
 
SEÑORA SANTA MARÍA DE LA ASUNCIÓN
 
EN EL SESQUICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL
 
1811 - 14 DE MAYO - 1961
 
 
Por cuanto el Señor Doctor JOSÉ-LUIS APPLEYARD
 
Ha acreditado merecimiento para recibir
 
EL PREMIO MUNICIPAL DEL TEATRO
 
DEL SESQUICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL.
 
por su obra “AQUEL 1811”
 
Le otorga este Diploma de Honor para perenne recuerdo de la Magna Fecha
 
 
DADO, FIRMADO Y SELLADO EN ESTA CIUDAD CAPITAL,
 
A LOS SIETE DÍAS DEL MES DE SETIEMBRE DE AÑO MIL NOVECIENTOS SESENTA Y UNO,
 
DEL SESQUICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL.
 
César Gagliardone
 
Intendente Municipal
 
Comisión Especial del Sesquicentenario
 
Marcos Arellano; Juan Pane (h); José Marcos;
 
Soriano González; Francisco Ortiz Méndez;
 
Carlos Boschert; Pablo Marcial Garcete
 
 
 
 
AQUEL 1.811
 
(Escenas de la Independencia)
 
LA ACCIÓN, EN CINCO ACTOS, EN ASUNCIÓN, 1811
 
 

 
 
NIÑA, ABUELA, ALFEREZ, PADRE, VECINOS
 
 
PRIMER ACTO

La acción transcurre frente a una casa de aspecto colonial, con una puerta practicable.
 
ESCENA I
NIÑA Y ABUELA

 
NIÑA: ¿De dónde viene abuela?
Le han dicho que no salga.
Se murmura que pronto
serán las cosas malas.
El Capitán, que es novio
de la prima Mariana,
ni una vez ha venido
en toda la semana.
 
ABUELA: ¿De dónde sacas esas
noticias y esa alarma?
Tú siempre exagerando
y haciendo que en el agua
de las murmuraciones
corran las nuevas malas.
La situación tranquila
y la ciudad en calma
desmienten tus noticias
y deshacen la vana
pretensión de mi nieta
que quiere ver fantasmas.
 
NIÑA: Abuela, es necesario
que usted vuelva a la casa.
No le pido que crea
ni dé fe a mis palabras,
pero a su edad, abuela,
mejor se está en la cama.
 
ABUELA: ¡Ay! ¡Mire Dios, la niña
dándome la tizana!
Ni tan siquiera el hijo
mayor de mis entrañas
osara sin respeto
hablarme con tamaña
libertad de lenguaje
con que hoy la nieta habla.
 
NIÑA: Perdóneme la abuela
y no reproches haga
a quién como a la madre
sabe usted que la ama.
Su salud es tesoro
y querer resguardarla
no es razón de disgusto,
que no en mortificarla
hallo placer alguno.
Abuela, no sea mala.
 
ABUELA : ¿Mala yo? ¡Dios me libre!
¡Con mi paciencia acabas!
Pero en fin, ya que quieres
que a la calle no salga,
irás en nombre mío
a casa de Zabala.
Luego de los saludos
dirásle a doña Pancha
que quiero la receta
que en misa, esta mañana,
me prometiera: un dulce
de miel y de naranjas.
 
NIÑA: Descuide abuela, pronto
tendrá usted la afamada
receta. Vaya a casa.
En recompensa pido
ser la privilegiada
cuando a los postres sirva
el dulce de naranja.
 
ABUELA: (riendo)
Lo serás, criatura,
que a golosa me ganas.
(aparte)
De cuerpo ya mujer 
pero infantil de alma.
(sale)
 
NIÑA:Por fin se fué la abuela.
 
ESCENA II
NIÑA Y ALFEREZ

 
ALFEREZ: (llegado)
Perdona mi retraso.
El tiempo ha entretejido
cadenas en mis brazos
y la espera martirio
a mi esperanza ha dado.
Pude lograr un corto
permiso, que el soldado
no es dueño de sus horas
y es del deber esclavo.
Las circunstancias hacen
que brevísimo el plazo
de mi ventura hoy sea.
 
NIÑA: ¿Por qué tu apuro es tanto?
 
ALFEREZ: Las causas, niña, pueden
ser secretas. En vano
indagarás razones.
Lo que sella mis labios
quizás mañana sea
motivo de alegrarnos
y esa fecha grabada
por siempre sea en los años.
 
NIÑA: ¿Es cierto lo que dicen?
Bernardo de Velasco
hablando con mi padre
mostró temores. Algo . . .
 
ALFEREZ: (interrumpiéndola)
… que nunca ha sucedido
tal vez un sol de mayo
ilumine mañana
 
NIÑA: ¿Son buenos los presagios?
 
ALFEREZ: Hablemos de otra cosa,
que del cuartel no salgo
sino por ver tus ojos
y el tiempo es tan contado
que este placer me robas.
 
NIÑA: ¿Por qué no has contestado
a mi pregunta? ¿Acaso
lo que dicen mis labios
impide que me mires?
Yo hablé de los presagios
y no es romper secretos
tan sólo comentarlos.
Tú sabes que una tumba
habrá de ser mi pecho
y que lo que tú digas
no será dicho al viento.
 
ALFEREZ: El único secreto
que tengo tú lo sabes.
Es muy dulce y muy grande,
pero cabe en un beso.
Los otros, no son míos
y no siendo yo el dueño
no tengo otro remedio
que callar.
 
NIÑA: ¡Qué discreto
estás para conmigo!
Ya casi tengo celos
de quien asi te impide
compartir los momentos
ajenos al cuartel.
 
ALFEREZ: (ríe)
El solo pensamiento
de que tú estés celosa
me reconforta. Bueno,
los escasos minutos
han pasado, me temo
que la visita acabe.
Me te esperan y no quiero
demorarme. Es preciso
estar allá de nuevo.
 
NIÑA: ¿Cuándo regresarás?
Tengo un presentimiento …
 
ALFEREZ: No te inquietes. Tan pronto
como pueda prometo
estar presto a tu lado . . .
 
NIÑA : Cuídate. Que no quiero
que quien sella tus labios
te robe los momentos
que a mí me pertenecen.
 
ALFEREZ: Nadie es dueño del tiempo
en que se crea el destino.
NIÑA: ¡Entonces todo es cierto!
Tus últimas palabras
han dicho tu secreto.
 
ALFEREZ: Tal vez. Si así lo crees
guárdalo porque es nuestro.
No recorras las calles
comentando sucesos
que aún no existen. Se lucha
también con el silencio.
 
NIÑA: Vete ya. Tu tarea
es muy grande y no quiero
ser rival de la patria.
 
ALFEREZ: Ya me voy. Ruega al cielo
que el sueño de unos hombres
se convierta en el cierto
porvenir de esta tierra.
Adiós . . .
 
NIÑA: Adiós. Va un beso.
 
 

 
 
ESCENA III
EL PADRE Y LA NIÑA

 
 
PADRE: ME pareció que hablabas.
 
NIÑA: Saludé.
 
PADRE: ………. ¿Algún amigo?
 
NIÑA: Un militar.
 
PADRE: ……… ¿Vecino?
 
NIÑA: Sí padre, el de la esquina.
 
PADRE: No lo conozco. ¿Acaso
pueda ser el que vino
en los últimos días?
 
NIÑA: Sí, tal. vez.
 
PADRE: …….. Desconfío
del ambiente que existe.
No sabes si tu primo
regresó de Itapúa?
 
NIÑA: No lo sé, padre, tío
Julián las otras noches
en la tertulia dijo
que lo esperaba pronto.
En cuanto haya venido,
lo sabremos sin duda.

 
PADRE: Es tan largo el camino . . .
El nos traerá noticias.
No me tienen tranquilo
los rumores que corren.
Velasco tiene el hilo
de la trama que acecha
la provincia. Me hizo
la confidencia y creo
que no es caso sencillo.
Aventura de jóvenes
siempre tienen peligro.
La juventud no mide
consecuencias y el siglo
con sus locas ideas
alienta el fratricidio.
Hermanos contra hermanos
luchan y es un desquicio
toda la tierra.
 
 
NIÑA: ……….. Padre,
¿Velasco qué más dijo?
PADRE: Agregó que unos cuantos
señores, convencidos
de que al venir Belgrano
y poner en peligro
a toda la provincia
él mismo no ha sabido
defender con altura
al Paraguay y han sido
los héroes del caso
tan sólo los nativos,
consideran llegado
el momento propicio
para alzarse en su contra.
Como vez, el motivo
es un simple pretexto.
 
NIÑA: ¿Pretexto llama, padre,
luchar con valentía?
 
PADRE: Por tu tono parece
que apruebas, hija mía
a quienes sangre y fuego
darán a la provincia.
 
NIÑA: ¡Son la sangre y el fuego
de una patria semilla!
 
PADRE: ¿Una patria? … ¡España
es la tuya y la mía!
 
NIÑA:  Es esta tierra, padre,
donde nací a la vida
la que alienta los sueños
de quienes quieren digna
una patria que albergue
corazones y espigas,
trabajos y grandezas,
amor y valentía.
Eso es el sueño, padre,
de todos.
 
PADRE: ……….. ¡Calla niña!
¿Quién ha puesto en tu mente
pasión tan peregrina
que te ciega los ojos
y tu razón domina?
No sabes lo que dices.
Más que hablar, tú deliras
Por soñar imposibles
lo que es verdad olvidas.
No quiero ya escucharte.
Me ha llenado de ira
que una voz de mi sangre,
que una voz que es la mía
pueda hablar de otra patria
mientras España exista.
Malos años son estos
en que la propia hija c
ontra el padre levanta
su voz.
 
NIÑA: …….. Padre, no riña
a quien tan bien le quiere.
No ha sido una osadía
de mi parte el hablar
de una verdad.
 
PADRE: …….. Me humilla
el tener que escucharte.
Si así piensa mi hija
¿cómo lo harán aquellos
que no tienen la dicha
de un hogar, de una casa
de, en fin, una familia
educada y cristiana?
Si aún tu madre con vida
en el mundo alentara,
otra vez moriría
al oír tus palabras.
La infecta camarilla
de osados visionarios
con ideas aniquilan
lo más santo y sagrado.
¡Hasta mi propia hija!
¡No es posible, Dios mío!
 
NIÑA: Su voz me intranquiliza.
No lo torne así, padre.
 
PADRE: Cállate. Como en misa
estarás. Te lo ordeno
Ya bastante paciencia
he gastado contigo.
Ve a tu alcoba. Me irrita
tu presencia. ¡Ve al punto!
 
NIÑA: Antes, padre, le pido
que a la casa de doña
Pancha vaya. Ni cinco
minutos tardaré.
Abuela me era pedido
la receta de un dulce.
 
PADRE: Ve y no tardes. Repito
Que de allí, te me encierras.
(vase la niña)
No sé corno he podido
soportar con paciencia
todo aquello que ha dicho.
 
ESCENA IV
PADRE Y DOS VECINOS

VECINO I: Buenas tardes.
 
 
VECINO II: Y santas.
 
PADRE: Buenas tardes, señores
¿Ya vais para la casa?
 
VECINO I: Es más prudente. Acaso
más tarde la callada
ciudad se despabile.
 
VECINO II: Por evitar las balas.
 
PADRE: No entiendo, ¿los porteños
han vuelto a las andadas?
 
VECINO I:    Los porteños de acá.
 
VECINO II: Las cosas están malas;
de España no hay noticias;
los portugueses traman
una conspiración.
Me han dicho que Cavañas
está moviendo gente.
En fin, que la semana
puede ser muy movida.
 
VECINO I: Muchas cosas se agrandan
con la imaginación.
 
VECINO II: Pero Abreu, a quien llama
"don del cielo" Velasco
no es mera propaganda.
 
PADRE: Gran manifestación
rubricó su llegada.
Me parece oportuna
una fuerte alianza
contra quienes olvidan
sus lazos con España,
y a quienes, según dicen,
de patriotas aclama
la ignorancia del vulgo.
 
VECINO II: (duvitativo)
La ignorancia no es tanta
como usted lo presume;
al vulgo, pueblo llaman
capaz de gobernar.
Este siglo no ampara
diademas ni coronas
ya ha visto usted que en Francia...
 
PADRE: ¿Pero Napoleón
Acaso no reclama
las insignias reales?
 
VECINO II: Muy cierto y él encarna
al vulgo hecho corona.
Nacido en esa isla
de Córcega, hoy arrasa
con tronos y noblezas.
Se burla de monarcas
y sienta a sus hermanos
en las salas doradas
de los reyes vencidos
no respeta la Tiara
y él es emperador.
 
VECINO I: Estos hechos son clara
demostración que el mundo
su propia fosa cava.
 
PADRE: Es una edad inícua
Si Dios no nos ampara
y su celeste ayuda
no impide que la humana
locura continúe
toda decencia acaba.
¡Qué desesperación!
 
VECINO II: Yo creo en el mañana.
Las crisis que vivimos
sabremos superarlas.
La historia, que es maestra,
¿acaso no nos narra
los males similares
que en épocas pasadas
sufrió la humanidad?
Tengamos esperanza.
El parto del futuro
es doloroso y sangra.
Después y como siempre
renacerá la calma
y la felicidad.
 
VECINO I: Dios quiera.
 
PADRE: ……… No me aclara
su optimismo las sombras
del presente. Las llagas
de las nuevas ideas
carcomen muchas almas
y ¿qué remedio existe
que cure esa nefasta
enfermedad terrible?
 
VECINO I: La religión, la llama
de la moral de Cristo.
 
VECINO II: Entre tantas palabras
me parece, vecinos,
que vamos a las ramas.
El problema local,
lo que Velasco fragua
y Buenos Aires piensa
tiene más importancia
que elucubrar teorías.
Confieso que las ganas
de discutirlas tengo,
pero la hora demanda
hablar de otros problemas
 
VECINO I: Cosas relacionadas
eran, según yo creo
 
PADRE: Es verdad Las entrañas
de lo que hoy se murmura
están en esa amarga
doctrina subversiva
que los franceses cantan.
 
 
VECINO I: La Marsellesa tiene
una letra que espanta.
 
VECINO: II Tal vez, pero otras cosas
que son poco cristianas
han provocado toda
la conmoción. La saña
de ciertas tiranías
de Europa son la lacra
de una civilización.
 
PADRE: Es cierto, sólo España
se ha visto libre siempre
de excesos como en Francia.
 
ESCENA V
DICHOS Y NIÑAS

NIÑA: Buenas tardes señores.
 
VECINOS: Buenas tardes.
 
NIÑA: …….. Regreso
muy a tiempo.
 
PADRE: …. Ya sabes
que tu abuela en asecho
espera la receta.
Entra pues, sin demora.
 
NIÑA: Sí padre. (entra)
 
ESCENA VI
VECINOS Y PADRE

VECINO I: ….. En el convento
ya tocan a oración
(se oyen campanadas y los tres
recitan en voz baja la oración del Angelus).
 
 
VECINO II: Se hace tarde.
 
VECINO I: ….. En efecto,
es hora de marcharnos.
Pase usted buenas noches.
 
PADRE: Lo mismo les deseo.
 
VECINO II: Buenas noches. Mañana
será otro día y lo espero.
 
PADRE: El sol saldrá, supongo.
 
VECINO II: Saldrá. En eso creo.
 
PADRE: ¿Por el Este o espera
que por el Norte apunte?
 
VECINO II: Tal vez por Antequera.
 
TELÓN.
 

 
 
 
 
 
 
 
 

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