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MARTÍN VENIALGO

  NACIDO PARA SER UN ÁNGEL - Cuento de MARTÍN VENIALGO


NACIDO PARA SER UN ÁNGEL - Cuento de MARTÍN VENIALGO

NACIDO PARA SER UN ÁNGEL

Cuento de MARTÍN VENIALGO


Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma al caer la tarde,

y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma.

GÉNESIS 19-1


El gato de Angora desfilaba elegantemente al son de su ronroneo sobre la mesa labrada de cedro de la India. El Cardenal abrió los ventanales, lo que permitió que el aroma de los jazmines inundara la dependencia; como si fuese una liturgia destapó la botella de coñac Remy Cointreau e invitó a sus visitantes, pero aquellos estoicos y disciplinados creyentes declinaron el convite.

-Cuando se fundó esta ciudad, eran solamente cuarenta y cuatro españoles los que lo hicieron, entre los cuales estaban nuestros representantes. Los españoles se fueron con el tiempo, pero nosotros, los católicos, seguimos aquí.

El Cardenal Ladislao Oddo hizo un paréntesis y se deleitó con el coñac; dando signos de aprobación siguió con la charla.

-El día que pisé esta ciudad proveniente de mi Hungría natal, sentí la sensación de la lujuria en su máxima expresión, créanme, esta ciudad, Los Ángeles, es la capital del pecado.

Michael Kowalsky y Gabriel Tyson eran dos detectives católicos enviados por la Arquidiócesis de Baltimore a investigar varios sucesos escandalosos ocurridos en la comunidad católica de Los Ángeles.

-La idea que esta ciudad californiana es la incitación al pecado no satisfacerá a la superioridad en Baltimore; se siguen preguntando cómo hicimos para ser financiados por un narcotraficante como Jorge Lucero -comentó Kowalsky.

-Tendrían que haber averiguado en Roma antes de venir. Tenemos demandas a pagar por más de cuatro mil millones de dólares por pedofilia y cuando solicité ayuda económica al Vaticano, simplemente me dijeron que ellos no estaban en condiciones de vender acciones de Alitalia u Olivetti para socorrernos, que nos arregláramos como pudiésemos.

Un tenso ambiente se produjo, a través de los ventanales el sol a pleno dibujaba un perfecto día californiano, una calandria husmeó el horizonte.

-El sistema financiero de este estado lo manejan los judíos, quienes no tienen ningún apuro por salvarnos, así que las instituciones de Lucero fueron las únicas que nos prestaron dinero.

-Jorge Lucero maneja toda el hampa californiana, se ha convertido en una leyenda negra -inquirió Tyson.

-Es una leyenda, sí, no sé cuánto de verdad hay en todo eso, -prosiguió el Cardenal-. Esa leyenda comenzó cuando tomó El tren de la Muerte en Chiapas, México, y en el camino exterminó a los pandilleros de Calle 18 que extorsionaban a los migrantes ilegales, eso hizo que ya en el mismo tren se convirtiera en un líder de los pobres y desamparados y su fama llegó al máximo cuando en Orizaba ni se inmutó cuando un policía mexicano le descargó varios disparos, dicen que simplemente siguió caminando y lo degolló frente a todos.

Aquel Príncipe de la Iglesia acarició al gato Angora, quien respondió aumentando su ronroneo.

-Tienen que entender, estimados hermanos, que ya no tenemos a La Inquisición o a Los Cruzados para obtener los bienes mundanos de nuestra subsistencia, debemos adecuarnos a la época.

-¿Qué nos puede decir de la desaparición de las dos monjas del convento de Santa Bárbara?

-Es un verdadero misterio, interrogué exhaustivamente a la Madre Superiora María Agustina, de la orden Dominica, pero no pude llegar a nada concreto; lo que tengo son rumores que la conducta de ella y sus subordinadas ha cambiado en este último tiempo.

-¿A qué clase de conducta se refiere? -consultó Kowalsky. -Usted comprenderá, detective Kowalsky, que no siempre podemos eludir las tentaciones, se habla de práctica de lesbianismo entre las hermanas, pero no tenemos certeza; de cualquier forma, el Jefe de la Policía de Los Ángeles, Arthur O’Brian, de extracción católica, está llevando el caso con la discreción y benevolencia que amerita dicha causa.

Aquellos creyentes escuchaban azorados los comentarios del Cardenal, éste continuó diciendo:

-Dentro de una hora los espera la Madre Superiora en el convento, también estará el Jefe de Policía, espero puedan dilucidar el caso.

Los detectives se dispusieron a marcharse, pero todavía quedaba una última recomendación del Cardenal:

-Nunca se olviden, los caminos del Señor son inescrutables.

“...veo la luna mala brillar, veo problemas en el camino...”

La Stratocaster iba lanzando esquirlas de rock acompañando la voz de John Fogerty a través de la FM KISS; mientras tanto, Tyson iba acompañando el ritmo con batir de palmas, Kowalsky, al mando del Toyota Camry, le llamó la atención.

-¡Gabriel!, ¿por qué no te calmas un poco?, ¡pareces un chiquilín!

-Imposible Michael, esta música es fenomenal, no conocemos nada parecido allá.

Michael Kowalsky aparcó el Toyota y le dijo a Gabriel Tyson: -Ni vamos a conocer, porque no tenemos nada más que conocer, ¡porque tenemos lo sublime!

-No estoy de acuerdo, tendríamos que conocer lo mundano, para poder juzgar con criterio.

-Pareciera, Gabriel, que la lujuria de esta ciudad comienza a influir sobre ti, sigamos viaje, tenemos muchas cosas que desentrañar.

“...veo terremotos y relámpagos, veo malos tiempos hoy...”

Al llegar al convento de Santa Bárbara, vieron un movimiento inusual de policías. Al entrar se les presentó el jefe, Arthur O’Brian.

-Sucedió algo terrible, fue encontrada muerta la Madre Superiora.

-¿Cómo?, ¿a qué atribuyen la muerte?

El Jefe meditó un instante, luego dijo:

-Parece ser una sobredosis de drogas, tenemos que manejar esto con sumo cuidado, la prensa aún no fue notificada del hecho.

-Quiero ver el cuerpo, para saber qué podemos decir después. ¿El forense ya dictaminó el deceso? -preguntó Kowalsky.

-Todavía no, él va a poner lo que yo le indique, tendremos que ir por el lado de un ataque al corazón.

Al entrar a la habitación los detectives vieron el cadáver cubierto por una sábana blanca, sólo se percibía el rostro con la larga cabellera rubia de la Madre Superiora.

-Ella es la hermana Molly -dijo O'Brian-, era la asistente de la Madre Superiora María Agustina.

La hermana Molly era una curvilínea mujer negra con unos labios sensuales y ojos verdes, cuando posó su mirada sobre los detectives, éstos sintieron estremecer su interior; Gabriel Tyson sintió una erección, quitó su vista para no seguir sintiendo ese deseo incontrolable.

-Retire la sábana, voy a inspeccionar el cuerpo -ordenó Kowalsky.

-Eso no es posible, detective Kowalsky, sería una impudicia, ni siquiera los familiares están enterados, serian ellos quienes tienen que autorizar cualquier inspección -respondió con decisión la hermana Molly.

-No le pedí su opinión, hermana Molly; yo soy el enviado a esta ciudad por la superioridad, así que cumpla mi orden.

Las miradas del detective y la hermana se cruzaron por un instante, Kowalsky sintió un ataque de libido pero se sobrepuso, finalmente la hermana obedeció y suavemente retiró la sábana; el cuerpo representaba una anatomía perfecta, Kowalsky posó su mano sobre la frente del cadáver y fue bajándola con cuidado, al llegar a los labios sintió pulsaciones aceleradas en su corazón; su mano siguió bajando con lentitud frente a la mirada silenciosa de los presentes, acarició la areola y luego palpó los pezones erectos de aquel busto perfecto, por un momento creyó llegar al éxtasis, antes de tener un vahído siguió desplazando su mano por el vientre levantando la suave y rubia pelusa que bordeaba el ombligo que conducía al pubis; a medida que se acercaba a la vulva iba sintiendo la agresividad de la zona depilada, al llegar a la vagina ovoide sintió la tersura de los labios menores y mayores y se estremeció con pensamientos obscenos, sudando se retiró unos metros y quedó pensativo.

-¿Se siente bien, detective? -consultó el Jefe de Policía.

-Alguien que me traiga una máquina para depilar, quiero ver qué tiene bajo su cabellera.

Los presentes se mostraron pasmados, pero Kowalsky volvió a gritar la orden. La hermana fue a buscar una máquina de peluquería y comenzó la tarea cortando a partir de la frente, cuando la labor terminó la marca en el cráneo era inconfundible; el número 666 aparecía nítidamente en la conjunción del cráneo y la nuca. La hermana Molly se puso a llorar a los gritos y los presentes entraron en estado de pánico.

-¡La Bestia está aquí! ¡Tendremos que sacarlo como sea!

Kowalsky impartía las órdenes en alta voz:

-O’Brian, vamos a quemar los números del cráneo de la Madre Superiora. Que parezca una cicatriz de antes y que el forense ponga en su informe que tuvo un ataque cardíaco, previo lavaje estomacal.

-Kowalsky, aquí nos estamos jugando la cabeza, si esto trasciende, ¡vamos todos a la cárcel!

-Ya estamos jugados, si esto trasciende, el desprestigio de la Iglesia Católica será tremendo, mucho más de lo que padecemos actualmente.

Tyson estaba como petrificado, su cabeza parecía explotar con pensamientos obscenos, pero Kowalsky siguió su inquisitoria, fue donde la hermana Molly y la levantó agarrándola del cuello.

-Cuénteme todo lo que sabe y no me diga que no sabe nada.

-Esto es un misterio, esta mañana la Madre Superiora estaba perfecta, yo estuve con ella en su despacho hasta diez minutos antes de su muerte.

-¿Dónde fue usted esos minutos?

-Fui a traer un refresco que me ordenó ella, cuando volví estaba tirada en el piso.

-¿Y toda esa droga de dónde salió?

-No tengo idea, no sabía que ella consumía.

Kowalsky la puso contra la pared, en un interrogatorio digno de la Gestapo, siguió apretándole la garganta y con la otra mano la sostenía en la cintura; sintió un estremecimiento en todo su cuerpo, palpitaba que bajo los hábitos había una mujer sumamente libidinosa y cogedora.

-¡Detective, por favor, me está asfixiando!

-Hermana Molly, le voy a dar un rato libre para que reflexione y ayude a O’Brian a limpiar de pruebas este lugar antes que llegue la prensa, pero volveré para que me cuente todo y todo significa todo, desde la muerte de la Madre Superiora hasta la desaparición de las monjas.

Kowalsky soltó el cuerpo y la hermana se desplomó entre sollozos, los presentes estaban petrificados frente al accionar de aquel abnegado creyente. Se dirigió a O’Brian en tono enérgico:

-Acá hay una red de complicidades, esto parece más un prostíbulo que un convento, ponga todo en orden y volveremos por la noche a interrogar a todas las novicias.

“...oigo vientos huracanados, sé que el final está cerca...”

Gabriel Tyson trataba de recordar dónde había visto a aquella mujer morena anteriormente, tenía la sensación de recordarla de algún lugar recóndito.

-Michael, tengo la certeza de conocerla a la Hermana Molly de otro lugar, la sensación de lujuria que emana es indescriptible.

-Sí, a mí también me estremeció, estoy tratando de ubicar de dónde la conozco. Lo único seguro es que Lucifer anda por aquí, creo que llegó el momento de la batalla final.

Aquellos inquebrantables creyentes se desplomaron sobre sus camas en aquel hotel del centro de la ciudad, el cansancio los venció por un instante.

El vibrador del celular de Gabriel Tyson lo sobresaltó, adormecido leyó el mensaje de texto:

NECESITO HABLAR A SOLAS CON UD, DESPUÉS DE LAS 14 HS. ME PUEDE ENCONTRAR EN LUCIANNI’S, NO COMENTE CON NADIE. HERMANA MOLLY.

Tyson reflexionó por un instante, no podía ir solo a la cita sin comentarle a Kowalsky, pero también sabía que si lo ponía en alerta perdería una pista que tal vez fuera trascendental. Su compañero seguía durmiendo y se levantó sigilosamente en busca de un taxi para llegar a la cita.

Al llegar al elegante local ubicado en Sunset Strip, Tyson se percató que era un exclusivo club de diversiones, las coristas que deambulaban nublaban el raciocinio. Se dirigió a una de ellas consultando por la Hermana Molly, ésta contestó con una risa y acento de Ohio.

-En verdad, usted está buscando a Blaze Molly, se nota que le gusta lo exclusivo, venga conmigo.

La despampanante rubia de Ohio se dirigió a un ascensor interno, marcó el último piso y en el trayecto ofreció una copa de champagne. Tyson adujo ser abstemio, pero la corista insistió.

-Siempre hay una primera vez, ¿está de acuerdo conmigo?

La rubia guió a Tyson hacia un lujoso departamento con reminiscencia art deco, le indicó un asiento y le pidió que esperara un instante. El detective caminó por la dependencia, a través del ventanal se podía ver la penumbra de L.A.

-Por fin podemos vernos a solas después de tanto tiempo, detective Tyson, ¿o prefiere que lo llame Gabriel?

Tyson giró su humanidad y vio en todo su esplendor a la Hermana Molly o mejor dicho a Blaze Molly, la Diosa de Ébano de Sunset Strip, quien se acercaba con paso felino hacia él completamente desnuda. El detective trató de no perder compostura y dijo:

-No sé a qué viene todo esto, no puedo entender cómo una religiosa puede estar en un lugar como este.

-Soy una religiosa, no tal vez como lo concibe usted, pese a que originalmente estuvimos en el mismo bando, aunque supongo que tal vez tengamos intereses comunes y este encuentro se tuvo que haber dado siglos antes, sólo que su obstinación lo impidió.

Ahora sí Tyson recordaba el primer encuentro con aquella mujer, estaba en la multitud en Sodoma cuando le pedían a Lot que les entregaran a aquellos ángeles que habían llegado a la ciudad antes de la destrucción para abusar de ellos.

-Recuerdo que con Michael los cegamos a todos los que estaban frente a la casa de Lot, no sé cómo pudo eludir esa acción.

-Pudieron dejar ciegos a las otras personas pero no a mí, después de todo, yo también soy un ángel como ustedes, un ángel caído, pero un ángel al fin que tiene la suerte de no ser abandonado por su Señor, como están siendo abandonados ustedes por su amo.

Tyson sintió dentro de él una lujuria incontrolable pero se sobrepuso e inquirió:

-¿Qué les sucedió a la Superiora María Agustina y a las otras hermanas?

-La Madre Superiora iba perdiendo la fe, todo el accionar de la Iglesia le parecía retrógrado, además de convertir el convento al lesbianismo tuvo un ataque de misticismo; me comentó que teníamos que volver a los sacrificios humanos de la época en que los judíos estaban bajo el mando de los egipcios, estaba convencida de que si Abraham hubiese culminado el sacrificio de su hijo Isaac, la historia de la humanidad hubiese sido mucho más sincera; tengo que comentarle que cuando la Madre Superiora le abrió los pechos con una afilada sica a las novicias luego de abusar sexualmente de ellas, sentí un orgasmo incomparable.

-Seguramente usted contribuyó en mucho con el delirio de la Madre Superiora.

-Hemos nacido para ser ángeles, Gabriel, no somos la razón de una persona, solamente somos un puente hacia sus inquietudes, no pude más que alentarla en sus creencias.

Gabriel Tyson empezó a sudar, una especie de temor y lujuria iba ganando su espíritu.

Blaze Molly se fue acercando con su desnudez perfecta, Tyson comprendió que el encuentro suspendido por siglos no tenía más motivos para postergarlo, sintió que una indescriptible lujuria lo dominaba.

“...escucho que el Mal baja por el río, escucho la voz de la rabia y la ruina..

El celular repicaba salvajemente. Michael Kowalsky se sobresaltó y atendió, la voz desesperada de O’Brien se escuchaba al otro lado de la línea.

-Venga inmediatamente a la Jefatura de Policía, hay malas novedades.

Kowalsky saltó de la cama, vio que su compañero no estaba en la habitación; puso el auto en marcha y fue a la Jefatura, al llegar a ella, O 'Brien lo guió hasta la cámara mortuoria, al llegar a un nicho, el policía hizo que los empleados se retiraran y abrió la compuerta, frente a ellos apareció el cadáver de Gabriel Tyson, el detective se agarró la cabeza y gritó desesperadamente:

-¡No puede ser! Gabriel no podía morir, aquí hay algo maligno.

O’Brien lo sujetó de las solapas y le hizo un gesto que se callara, retiró la manta mortuoria y le señaló el pecho:

-Vea, le han quitado el corazón, y allí no termina todo.

El policía dio vuelta el cadáver y levantó parte de la cabellera.

-Fíjese, se nota claramente la marca con el número 666, no hay dudas, La Bestia está entre nosotros.

Kowalsky se tiró en un asiento, O’Brien sacó una petaca con whisky y le dio un largo sorbo, prendió un Marlboro y prosiguió.

-Lo encontramos en las cercanías de Bel Air oculto en un tacho de basura. La única pista que tenemos es un mensaje de texto en su celular de la Hermana Molly, citándolo a Lucianni’s, un lugar de diversiones en Sunset Strip.

-¿Qué hacía la Hermana Molly en un lugar como ese?

-Eso no lo sé, sólo sé que ese lugar pertenece a Jorge Lucero, nuestro controvertido financista, tal vez, por primera vez, las cosas empiezan a tener sentido.

Kowalsky se dio cuenta que, ahora sí, las cosas que pasaban tenían sentido, aquel obstinado creyente comprendió que el encuentro demorado por siglos estaba a la vuelta de la esquina, se levantó y le dijo a O’Brien:

-Voy a ir al local ya mismo, pero voy a ir solo, cualquier inconveniente yo lo llamo, pero necesito verificar todo personalmente.

El detective dio media vuelta y se dirigió hacia la salida, antes que pasase al pasillo, escuchó la última recomendación de O’Brien.

-Recuerde detective Kowalsky, los caminos del Señor son inescrutables.

“...no vayas por allí esta noche, la luna mala va en aumento...”

Kowalsky llegó al sitio y se introdujo hasta la recepción, una pelirroja con acento del Bronx le dirigió la palabra; éste pidió ver a Jorge Lucero, ella le hizo una seña y tomaron un ascensor de cristal de zafiro, al llegar al piso indicado, la pelirroja le indicó una puerta:

-Ábrala y pase, el señor Lucero lo está esperando.

Al entrar a la dependencia, Jorge Lucero estaba parado totalmente vestido de negro, una sonrisa se esbozaba en su rostro.

-Por fin nos vemos la cara nuevamente, Miguel, ha pasado mucho tiempo.

-El hijo de la aurora, el lucero brillante... ¡Lucifer!... Tendría que haberme dado cuenta desde el principio que todos estos hechos eran cometidos por ti -dijo Kowalsky.

-Sin duda, Miguel, también esperaba que aparecieras por acá, estas a tiempo para integrar la secta políticamente correcta.

-Tendría que haberte matado el día de la expulsión del paraíso, nos hubiésemos ahorrado muchas calamidades.

Lucifer ensayó una carcajada y luego siguió hablando.

-Eso era imposible, nunca Dios hubiese permitido eso. Él me necesita más que nadie para seguir reinando, pero ahora la cuestión se está dando vuelta, su secta ha caído en un descrédito total, tanto es así que tengo que financiarlo porque corro el peligro de que si ustedes desaparecen de la faz de la tierra, la gente crea que yo no existo.

Lucifer se sirvió un vaso de Blue Label y prosiguió.

-Cuando la Iglesia Católica tenía dirigentes como Rodrigo de Borja o Tomás de Torquemada se hizo grande y poderosa, ellos sabían muy bien que la fe entraba con el terror, con la sangre derramada de miles de inocentes, con las propiedades incautadas a los infieles; el sólo nombrar a la Iglesia Católica producía temor y respeto y fíjate ahora, parecen una banda en fuga, hasta fueron suplantados por Pastores mentirosos que cobran diezmos para transmitir la palabra de Dios, es imperdonable, estos Pastores parecen aquellos viejos timadores del Far West que vendían tónicos para curar cualquier enfermedad.

El Arcángel Miguel, aquel zelote de Dios, desenvainó su relucíente espada y se dirigió hacia Lucifer.

-Voy a extirparte el corazón como vos hacés con tus víctimas, para terminar con tu reinado blasfemo.

La espada del Arcángel Miguel se estrelló contra la sica de Lucifer, el estruendo del contacto del acero se escuchó en toda la ciudad, la batalla más esperada de la humanidad había comenzado.

 

 

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CUENTOS DE AQUÍ Y DE ALLÁ, 2014

Cuentos de MARTÍN VENIALGO

Arandurã Editorial.

Ilustración de tapa: RAQUE ROJAS PEÑA y GUSTAVO ANDINO.

Asunción – Paraguay.

Noviembre 2013 (356 páginas)



 

 

 

 

 

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