Ubicándose en el sentimiento de un músico pobre que lleva su arte a casa de pudientes, el pa’i Santos compuso una guarania.
Desde la llegada de jesuitas, franciscanos y de otras órdenes religiosas, en tiempos de la Colonia española, hubo en el Paraguay sacerdotes que amaron profundamente nuestra tierra. Se adentraron tan dentro del alma de nuestro pueblo que no solo la amaron, sino que también interpretaron a su manera, desde su sensibilidad, lo que les pasaba a sus hijos desamparados.
Esa tradición perdura. Y cada tanto aparecen los que continúan aquella historia y renuevan el romance con sus esperanzas y dolores. Uno de ellos fue el cura-músico Simao Pedro Claudino dos Santos –conocido como pa’i Santos, nacido en Riachuelo, Río Grande del Norte, Brasil– de la congregación del Corazón de Jesús, llamada de los dehonianos porque su fundador fue el sacerdote francés León Dehon. Estuvo seis años en el Paraguay. “Me desempeñé en Villa Don Bosco y Mbajue, en Limpio, dos años. Luego me hice cargo de la parroquia Santa Teresita, de Asunción, entre el barrio San Vicente y Lambaré, donde permanecí cuatro años”, cuenta por WhatsApp desde El Pinar, cerca de Montevideo.
Ya de niño, a través de su madre, era un apasionado de la música. Sus dificultades para articular palabras no fueron un impedimento para que pudiera cantar. Ya sea trabajando en San Pablo o entre los indígenas de la Amazonía, junto al caudaloso río Madeira, tributario del Amazonas, el canto fue para él una eficaz herramienta de conexión con sus feligreses.
Música y guaraní
“En Paraguay tuve un amigo grande acordeonista con quien traté de aprender tocar acordeón, además de la guitarra que ya tocaba: el profesor Juan Sanabria. Él me enseñó mucho de música y de guaraní. Fue mi acordeonista en el grupo musical que tuve para grabar y realizar algunas presentaciones. Grabamos dos discos: uno con un grupo de Limpio y Arroyos y Esteros, otro con otros amigos, incluyendo al Trío de Siempre, de Rigoberto Arévalo cuando aún estaba con él Lalo Villalba”, recuerda.
Tomando contacto con músicos populares, compartiendo con ellos en las noches asuncenas, que se reúnen para esperar que caiga un contrato, fue aprendiendo y conociendo sus alegrías y angustias. “Eso me sirvió mucho para componer varias canciones. Una de ellas es Soy Paraguay. La otra, entre otras, es Un cuchillo en el alma”, añade.
“De lo que me contaban y lo que yo mismo veía en algunos lugares donde iba, saqué el contenido de Un cuchillo en el alma. Allí me pongo en la carne, en la piel del músico pobre que va a actuar en casa de los doctores, de los ricos. Él no tiene nada, solo su guitarrita para sobrevivir, para llevar la comida a su casa. Allí le esperan ansiosos su esposa y sus hijos. Mira, ve todo lo que hay a su alrededor, pero no tiene acceso a eso que es vida de pocos. Es un dolor grande que siente al cantar a los pudientes. Es un dolor en el corazón, un cuchillo en su alma.
Esta es una metáfora de lo que le sucede al músico pobre que al final de su presentación recibe 150.000, 200.000 guaraníes y vuelve a su domicilio. Al final digo que dentro de la guitarra trae el pan. Viví algo de eso y eso puse en la letra que me musicalizó como guarania el profesor Carlos Lombardo. Lo grabó el Trío de Siempre”, termina de relatar.
De muy lejos vengo doctor
a complacer su deseo
mombyry asyete dejé mi sencilla familia
… para cantar para ti y también a sus amigos
al escucharme jamás podrá entender
mucho menos imaginar,
lo que siento dentro mío.
Mi sonrisa esconde el dolor,
mis ojos no ven a ti,
mi cuerpo está aquí,
mas mi corazón no está…
dejé junto a mis hijitos,
en el corazón de mi amada,
estoy cantando doctor
con un chuchillo en el alma.
Canto con gusto doctor
porque cantar es mi vida,
no le preocupe che purahéi ha che resay…
es el cantar mi aliento y el alimento de mis hijos;
al escucharme jamás podrá entender
mucho menos imaginar,
lo que siento dentro mío.
Sé que en mi casa espera
una esperanzada amada
que reza al Señor diciendo cuida bien de mi amado…
para volver sano y salvo feliz y en serenata
que traiga el pan al hogar
dentro de su guitarra.
