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GRAZIELLA CORVALÁN

  MOVIMIENTO FEMINISTA PARAGUAYO. SU CONSTRUCCIÓN SOCIAL - Por GRAZIELLA CORVALÁN


MOVIMIENTO FEMINISTA PARAGUAYO. SU CONSTRUCCIÓN SOCIAL - Por GRAZIELLA CORVALÁN

MOVIMIENTO FEMINISTA PARAGUAYO

SU CONSTRUCCIÓN SOCIAL

Por GRAZIELLA CORVALÁN

Colección KUÑA REKO

Editorial SERVILIBRO

Ministerio de la Mujer de la República del Paraguay

Comité de Género de la Itaipú Binacional

Dirección editorial: Vidalia Sánchez

Creatividad gráfica de tapa: Arq. Javier Corvalán

Asunción – Paraguay

Abril 2013 (277 páginas)




PRESENTACIÓN

Tengo el privilegio de presentar este nuevo trabajo de Graziella Corvalán “La construcción social del movimiento feminista del Paraguay”, como libro N° 5, de la “Colección Kuña Reko”. Este documento es la versión corregida y aumentada con un post criptum que pone al día la anterior edición. Esta publicación, es fruto de una minuciosa tarea que la autora ha realizado consultando libros, registros escritos, correos, publicaciones, informes oficiales, entrevistas con actoras clave, páginas web. Todo fue válido a la hora de empezar a reunir las piezas sueltas.

El propósito de este libro es dejar constancia del camino andado por valiosas mujeres feministas y por organizaciones de mujeres que han hecho historia en el Paraguay. La historia del movimiento feminista debía ser contada y quedar registrada en un documento obligado de consulta. Es lo que pretendemos al presentar este libro. La intención de la autora es hacer conocer también, una parte importante de los últimos sucesos del trayecto.

Han habido diferencias, heridas abiertas y conflictos entre mujeres sin resolver. Graziella bucea profundamente en las entrañas de esas historias y plantea enérgicamente la urgencia de enfrentar, analizar y resolver esos conflictos. Los y las que conocemos, respetamos y amamos a Graziella, sabemos que ella está sufriendo lo que denomina “el cisma”.

Pero también sabemos que los cismas siempre terminan partiendo en dos o tres o varias partes un movimiento, cualquiera que sea el final de esta historia será en beneficio del movimiento o los movimientos de mujeres.

Por el apoyo de siempre agradezco a Servilibro, al Comité de Equidad de Género de la Itaipú Binacional; gracias por el acompañamiento solidario a esta tarea que nos hemos propuesto en el Ministerio de la Mujer. Hacemos votos porque desde nuestros lugares, sigamos haciendo “nuestra parte del todo” trabajando por un mundo en el que hombres y mujeres gocen de iguales derechos y oportunidades, sobre todo oportunidades y, así puedan ser felices.

Gloria Rubín

Ministra

Ministerio de la Mujer de la República del Paraguay

Asunción, Abril 2013



INTRODUCCIÓN

Ha llegado otra vez, el tiempo de recorrer el camino andado por las mujeres de este país, desempolvando papeles, documentos y correos, al tratar de recuperar la memoria y los recuerdos de la interminable pero fascinante lucha, por la igualdad de los seres humanos y la plena libertad de las mujeres, como resultado de la revolución más exitosa del Siglo XX: la liberación femenina y la conquista de sus derechos. Estoy consciente de la dificultad de recopilar y juzgar la información de lo que creíamos entonces, sería una utopía o una ocurrencia más de mujeres jóvenes e inexpertas, jugando a ser transgresoras de la cultura que todavía no la podemos cambiar del todo, en este esperado acceso y disfrute de la cambiante modernidad.

Es cierto que han habido conquistas y pérdidas, éxitos y fracasos, pero sobre todo y con orgullo, dejamos la herencia irrenunciable del feminismo y todo lo que esta filosofía implica, para los hombres y las mujeres del Paraguay. Sin embargo, vemos que el significado y alcance de la categoría género, todavía no ha sido comprendida en su verdadera dimensión por los partidos políticos, la escuela, la Iglesia y con frecuencia hasta el Estado.

En esta reedición corregida y ampliada de la fascinante historia del movimiento feminista paraguayo, el énfasis está en la década de los años noventa, en un ir y venir de una rica historia de solidaridad y a veces de contradicciones, donde el pasado y el presente se entrelazan continuamente y se hace difícil separar fechas, lugares y protagonistas de temas que tienen continuidad en el tiempo o desaparecen sin solución alguna. Por eso, en mis Reflexiones Finales aquí mismo, trato de compartir algunas de mis preocupaciones y aspiraciones de la parte de vida que me queda por caminar.

La difícil y compleja articulación de la política partidaria y la perspectiva de género, tanta veces debatida aunque quizás poco entendida y menos aún practicada por las feministas, ha sido con frecuencia considerada una de las encrucijadas del feminismo. Esta reciente crisis social y política ha influido en la elección preferencial por la idolología en vez de la perspectiva de género, por lo tanto nos dice que se ha perdido una vez más, la opción por la mujer.



ANTECEDENTES

Esta mirada al comienzo y desarrollo de la conformación del movimiento social feminista, es más que una memoria fría y objetiva de un grupo de mujeres que decidieron hacer suya la causa de la igualdad entre las personas que viven en este país. Es importante considerar que de los siete movimientos sociales estudiados (1) en Paraguay, a mediados de los ochenta, el de las mujeres urbanas ha sido el que realmente se ha destacado por su permanencia en el tiempo, el logro de sus objetivos y el alcance nacional e internacional obtenido en estas casi tres décadas transcurridas hasta el inicio de la segunda década del siglo XXI.

Esta irrupción del esfuerzo contestatario de las mujeres feministas paraguayas en busca de la adquisición de sus derechos civiles y políticos, igualdad entre los sexos y eliminación de todo tipo de discriminación, adquiere extraordinarias características y valor. En mayor medida, si consideramos el contexto histórico- político en que comenzó, se desarrolló y sigue adelante con pasión y constancia, aunque a veces nos traicionen los permanentes cambios propios del paso del tiempo que no perdona, pero siempre firmes y convencidas de alcanzar la meta que nos propusimos al empezar este largo, parecería, inacabable viaje.

Los otros movimientos sociales, conformados principalmente por hombres que con mucha fuerza surgieron, que de reojo nos miraban incrédulos, sonriendo con un dejo de sorna, quedaron por el camino o tardaron en seguir adelante. Recordemos los peligros y consabidas condicionantes del sistema político de la época con la dictadura stronista; la marginación e invisibilidad de las mujeres y el olvido y desprotección de los que no tienen voz, en toda sociedad patriarcal. El férreo control del sistema social y político a todo intento de compartir el poder, ha sido y sigue siendo el objetivo final de las mujeres de antes y de siempre, aunque este tema en el pasado no haya sido el centro de nuestra preocupación e interés.

Con el lento pero sostenido acceso de más mujeres políticas, feministas y no tanto, a los varios y diferentes niveles de poder tanto en Paraguay como en otros países de América Latina y del planeta en los últimos años, ha cambiado también nuestra concepción y posibilidades del nuevo y cambiante rol de la mujer. En efecto, el arduo y permanente proceso de empoderamiento de las mujeres en que nos hemos embarcado en nuestro país durante tantos años, nos ha dado no solamente el conocimiento de nuestra capacidad para dirigir y administrar el país, sino de hacerlo con justicia y sobre todo, honestidad, para todas las personas sin discriminación y en igualdad de oportunidades y derechos.

Esta historia, que nunca pretendió ser una investigación con todo el rigor científico que muchas conocemos, es sobre la construcción social del movimiento feminista paraguayo que se inicia aquí en los años ochenta. Entonces, varios grupos de mujeres organizadas conformaron un conglomerado de personas que, con el tiempo, llegaría a convertirse en el movimiento social de mujeres feministas, a partir de grupos de estudio, gestión y debate, para comenzar la lucha contra la discriminación y exclusión de las mujeres, a través del conocimiento y la acción.

Estoy consciente de la dificultad de interpretar, sin atajos y sin facturas pendientes, el pensamiento y la práctica de lo que se creía entonces era una utopía o, quizás, una ocurrencia más de mujeres jóvenes e inexpertas, jugando a transgresoras en una sociedad tradicional, donde la cultura que todavía no podemos cambiar, en cuanto a la desigualdad de los sexos en la participación y beneficios del desarrollo, era vista como “lo normal”. Por lo tanto, considerando que cuanto más conocemos el pasado, más aprovechamos y gozamos del presente y más nos preparamos para la construcción y disfrute de un futuro mejor, es este el objetivo central de estas páginas.

Asimismo, este libro trata de convertirse en el primer testigo permanente del difícil, complejo e inacabado proceso de construcción de la historia social del movimiento feminista paraguayo, de manera que nos sirva como un punto de partida para ver cómo y cuánto hemos logrado en la búsqueda de la igualdad y poder, en lo personal, familiar y social, por un lado.

Por otro, tratar de instalar en la juventud de hoy los nuevos y urgentes temas que precisamos conocer en esta era de la ciencia y la cambiante e imparable tecnología, para que las mujeres profesionales, amas de casa, políticas, urbanas y rurales, juntas o por caminos separados, encuentren los mecanismos y estrategias necesarios para erradicar toda forma de discriminación y/o exclusión en el sistema social, político y económico de un país envuelto en una extraña y complicada crisis social, política e institucional, aunque a la vuelta nomás de la esquina nos esperan las esperanzas que siempre nos acompañaron en las elecciones generales, esta vez las de abril de 2013.

La posibilidad de dejar en letras de molde la historia, quizás parcial y por cierto subjetiva, de la construcción, funcionamiento y situación actual del movimiento feminista paraguayo -de más de veinticinco años de existencia-, se ha llevado a cabo en base al análisis de contenido de la documentación social e institucional (informes, publicaciones, recortes de prensa, libros, revistas y periódicos) existente en el Centro Paraguayo de Documentación Social, perteneciente a la primera organización social no gubernamental creada en el Paraguay, llamada Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos, CPES y al material obtenido en mi archivo personal, diarios, correos electrónicos, etc.

Además, he contado con la memoria, que muchas veces falla, confunde y se pierde con el correr del tiempo, de algunas protagonistas de esta larga, fascinante e inacabada historia de lucha por la igualdad, la equidad y los derechos políticos y sociales de las mujeres paraguayas, pues creemos que por el camino del poco a poco se llega al valle del nunca jamás, como alguien que ya no recuerdo dijo alguna vez.

Esta única y sugestiva historia está íntimamente unida (2) a la organización no gubernamental y emblemática Coordinación de Mujeres del Paraguay, más conocida como CMP, a la ex Secretaría de la Mujer, ahora ya Ministerio de la Mujer y finalmente, a las también pioneras organizaciones de mujeres, como la Multisectorial, luego Red de Mujeres Políticas, la Red de Mujeres Munícipes y otras más pequeñas y efímeras que han colaborado y nos han enriquecido con su permanente apoyo y presencia a través del tiempo, con el esfuerzo y pasión que han puesto en el proceso de búsqueda de la equidad de género primero y del poder ahora y después.

En efecto, con el aporte de todas ellas, mujeres organizadas y no, jóvenes y mayores, protagonistas y/o testigos de la discriminación de género y mucho más, ha sido posible convertir en temas emergentes de lucha feminista al todavía incipiente feminicidio, aumento de la violencia intrafamiliar y contra la mujer, furtiva despenalización del aborto, incomprendida opción sexual, grave aumento de la trata de personas, permanente disparidad política, dignificación del empleo doméstico, lucha contra la pobreza, invisibilidad en la economía, en los entes autárquicos y finalmente, en el poder real.

Además de aquellos temas que surgen con la globalización, el cambio climático, el avance tecnológico, la creciente y grave crisis alimentaria, el impacto de la educación escolar sexista -que no hemos podido cambiar-, el acecho de las drogas cada vez más temprano en edad, el comercio y uso de las mismas y por último, el también acelerado cambio sociocultural en costumbres y sobre todo, valores, queremos promover el respeto a la mujer.

Por consiguiente, considerando la disparidad y volumen de la información y los objetivos y alcances de esta historia (3), los ejes de análisis para sistematizar tanta información se han construido según los diferentes tipos de igualdad, en los ámbitos público y privado, es decir, en la sociedad civil y en el Estado. Si bien he tratado de mantener una relativa secuencia cronológica y de procedencia y algunos nombres de las protagonistas han quedado en las páginas amarillas de libros y documentos y en la memoria de algunas compañeras que me han ayudado a recordar, serán las mujeres jóvenes que vengan después las que podrán continuar, recrear y quizás, reorientar esta historia, con el necesario rigor de una investigación científica sobre la historia del movimiento social feminista en Paraguay, que de este modo tal vez sea vista con una mirada diferente, más justa y realista en términos del tiempo y la situación social y política de la época en que se inició, la que pasamos y la que hoy vivimos.

Los movimientos sociales, también llamados estrategias minoritarias de influencia, surgidos al inicio de los ochenta en América Latina, que son la asociación de actores y actoras sociales con voz, unidos para reclamar y/o exigir cambios y mejoras en las condiciones de vida de las personas, nos llevan a explorar y releer publicaciones clásicas de la historiografía sobre la mujer en Paraguay, en los archivos públicos, organizaciones sociales e institutos de investigación social. Estos textos en su mayoría no han sido escritos por mujeres, aunque ellas hayan sido las verdaderas protagonistas de la reconstrucción de este país tantas veces destruido y humillado en las formas más inverosímiles que pueda concebir la mente humana.

En el libro de los movimientos sociales publicado hace tres décadas, el tema de la mujer sale a la opinión pública por primera vez, como resultado de una investigación sobre su rol en dichos movimientos. Unos años después se publica otro libro dedicado específicamente a los primeros estudios sobre la situación de la mujer paraguaya, aún desconocida en la época, dando origen a una historiografía del tema mujer, principalmente a partir de la lucha y conquista de la mujer urbana (4) en los espacios públicos entre los años 1945 y 1988.

Sin embargo, no hay duda que la primera y reconocida historia de la mujer en este país, desde una perspectiva histórica, es la de Idalia Flores de Zarza, que comienza con la mujer indígena a lo largo de tres siglos de coloniaje y continúa con la participación de la mujer en las guerras de la Triple Alianza 1864-70 y la del Chaco (5) 1932-35, sin ir más allá de nombres, fechas y lugares, aunque sí nos trasmite el rol de las mujeres varias veces heroínas de un país con dos devastadoras guerras internacionales, una contra Argentina, Brasil y Uruguay y la del Chaco contra Bolivia y otros no menos importantes golpes de Estado, juicios políticos, crisis sociales y políticas, donde de una u otra forma han sabido encontrar el camino más digno y seguro para ellas y sus familias.

La historiadora Milda Rivarola retoma la búsqueda del aspecto histórico de la acción colectiva de la mujer en el contexto nacional y nos cuenta que ya en 1900 se creó el Instituto Paraguayo, con la participación de cien alumnos varones y solamente seis mujeres, ofreciéndonos una rica e inacabada historia social de la construcción de nuestra propia historia en la revista Enfoques de Mujer, que desde 1986 hasta 1994, fue la primera publicación periódica especializada sobre el tema feminista en Paraguay (6).

Por consiguiente, las feministas del siglo XXI son las destinadas a seguir adelante con esta historia en constante construcción, iniciada con tanta mística hace ya mucho tiempo. Sin embargo, es una historiadora joven, Ana Barreto, quien toma la posta en 2011, año del Bicentenario de la Independencia paraguaya y publica una extensa antología de mujeres de diversa procedencia, extracción social y sobre todo, historias y experiencias de ellas como testigos y/o protagonistas de la historia social de las mujeres paraguayas (7), desde las heroínas que dieron incluso la vida en la Guerra Grande del 70, hasta las casi olvidadas mujeres de la elite asuncena, “madrinas de guerra para los Defensores del Chaco”, además de las poco conocidas exenfermeras de la Revolución del 47 (8). Unos años después, se publica la primera investigación con rigor científico sobre la conformación, gestión, objetivos y logros de las organizaciones sociales de género al terminar los años noventa. (9)

Es cierto que, a partir de la década del 2000, el protagonismo y visibilidad de la participación política y social de los colectivos de mujeres en el escenario público ha ido cambiando y disminuyendo. Sin embargo, de las casi inexistentes historias y/o memorias del pensar y hacer de las organizaciones de mujeres paraguayas de este siglo, es importante dedicar un espacio al rescate de la historia de las primeras mujeres feministas y políticas militantes de la oposición al Gobierno en los años anteriores a 1989, aunque por ahí leamos que hayan surgido diferencias y disputas entre las investigadoras del tema mujer y las mujeres políticas, pero sobre todo que hayan trascendido a la opinión pública (10). ¿Una rivalidad que podríamos decir de género? ¿De visibilidad pública?

No sé, pero la grieta que nunca pudo superarse dejó a un lado y sin sentido, a un grupo importante de mujeres feministas y luchadoras que creo deberíamos estar juntas en esta nuestra tan cambiante y dolorosa realidad social de 2012, como escribo en el Post-Scriptum o Reflexiones finales de este libro, el que posiblemente no sea del gusto de todas las compañeras, pero que puede ser usado como el principio de una historia más larga y rica del camino recorrido por las mujeres y ser mirado quizás de otra manera, pero siempre con lentes de color violeta.

Sin embargo, creo que ahora en vez de desacuerdos y como se diría por allí, “cosas de mujeres nomás”... hagan posible que las diferencias ideológicas, políticas y de intereses creados, producto de los gobiernos de turno, sean las que precisemos superar para seguir adelante, con la pasión y persistencia de siempre.

Finalmente, en la sociedad civil y al terminar la década de los ochenta, tres reconocidas investigadoras feministas nos sorprenden con un libro para hacer público “el creciente protagonismo político de las mujeres paraguayas, que aún luchamos por encontrar la paridad de los sexos en la administración del país” (11) y además conmemorar los 50 años de derechos políticos de las mujeres, las que habían sido excluidas de ser ciudadanas durante 150 años de vida independiente del Paraguay.

La suma del amistoso, contagioso y excepcional entusiasmo patriótico surgido por primera vez en este país, con los festejos populares sin distinción de color, origen, etc., del Bicentenario de la Independencia de Paraguay y el protagonismo de la mujer en dicha gesta, ha resultado en la publicación de varios libros de carácter histórico y sobre el tema mujer (12).

En realidad, en esta historia inacabada del movimiento feminista paraguayo también es necesario sumar al sector público, tanto en el rol, funcionamiento y acompañamiento del Ministerio de la Mujer y las diversas comisiones de equidad y género creadas en los tres poderes del Estado, como en los entes autárquicos, en las gobernaciones y municipio de Asunción y los del interior del país, que en estos diez años habrán crecido en términos de los mecanismos do género considerados en el estudio sobre la institucionalidad de género en un contexto de cambio político (13). Una investigación con el necesario rigor científico para una visión más completa de dicha institucionalidad y estado del movimiento social feminista, dejo a las jóvenes investigadoras de la segunda década de los años dos mil.

En la población paraguaya de entonces, mayoritariamente rural, se intensifica un creciente proceso de urbanización, producto de la acelerada y creciente migración campesina a los centros urbanos -del interior a la Capital- y a los países vecinos, socios del proceso de integración económica y regional del MERCOSUR. La nueva distribución espacial de la población en el territorio nacional da lugar a una superposición cultural rural-urbana, como impacto de la expansión de los medios de comunicación, los avances tecnológicos y la creación y expansión de la educación escolar bilingüe del sistema educativo.

El cambio de actitudes, costumbres y valores se traduce en que cambian las pautas de convivencia tradicional, aumenta el consumo y la inseguridad, tanto urbana como rural, que adquiere matices y volumen nunca vistos por los altos niveles de crueldad y violencia, desconocidos hasta ahora.

Sin embargo, esta tardía modernización no ha significado la desaparición de los rasgos patriarcales de una sociedad que, a principios de la década, contaba con un 49% de mujeres y una acentuada valorización de lo masculino, como característica inherente de la educación formal y la tradición sociocultural. Este bagaje social y lingüístico, heredado de nuestros ancestros guaraníes, los conquistadores españoles y los diferentes grupos de inmigrantes europeos y orientales, con el tiempo conformaron una sociedad multicultural y multiétnica caracterizada por el uso de dos lenguas en contacto: el guaraní y el castellano, dando lugar al reconocido bilingüismo paraguayo, de gran importancia e impacto educativo y sociolingüístico de la sociedad en general y especialmente en la mujer como la primera transmisora de las culturas y lenguas de este país.

 

1. La MUJER EN EL MUNDO GUARANÍ

Sin lugar a duda, la identidad paraguaya, producto de la amalgama de dos culturas, española e indígena y dos lenguas, guaraní y castellano, ha sido la atracción principal de estudiosos nacionales y extranjeros de diferentes áreas del conocimiento, desde el mismo inicio de su formación como nación. Así es que leemos en los libros de historia relatos de un lugar donde se juntaban hombres para la toma de indígenas, especialmente mujeres, para el servicio de los invasores españoles primero y muchos años después por nuestros vecinos argentinos y brasileños, las que eran abusadas y secuestradas.

En este sentido, es poco lo que se sabe de las primeras mujeres indígenas que fueron protagonistas de nuestra historia. Un ejemplo es la India Juliana (14), ahorcada por dirigir una rebelión para vengar la muerte de los caciques sacrificados por los españoles en 1539 y menos aún de quien fuera la “Cacica” Catalina, más allá del comentario de haber sido la intérprete para el  “Tratado de Paz” firmado entre el Dr. Francia y el cacique Nagolati, jefe de la nación Mbayá, celebrado en Asunción en 1821. Estas mujeres fueron las primeras semillas que con el tiempo darían sus frutos para que las mujeres se convirtieran en las verdaderas heroínas de la reconstrucción y desarrollo de este país.

En las comunidades guaraníes y aún en la época de Solano López, la mujer gozaba de derechos privados; a cierta edad podía ser reemplazada en los roles domésticos y en sus obligaciones conyugales, en una especie de jubilación voluntaria, sin que el esposo pudiera oponerse. Por el derecho al “cacicazgo” mantenía su autoridad en la familia como primera esposa, así como los negocios del hogar, con la jerarquía de “machu” o directora de la casa. Así también el derecho a la maternidad era muy importante para los guaraníes, porque eran conscientes de que el crecimiento de la población indígena implicaba expansión y poder y por lo tanto, pedían protección a sus dioses para la fecundidad de sus mujeres.

La monogamia se inició recién con la venida de los jesuitas, así como la oposición a la misma de parte de los indígenas, especialmente de los caciques que seguían la costumbre de los primeros españoles. El ejemplo más destacado fue Domingo Martínez de Irala conviviendo con trece mujeres indígenas, cuyas hijas las casó con capitanes españoles, comenzando la costumbre paraguaya del tobayazgo, referido al pariente a quien no le llegaba la justicia porque estaba emparentado de alguna forma con los poderosos y era intocable. (15) Esta es parte de la realidad que heredamos y sobre todo la practicamos hasta hoy, en lo que eufemísticamente se llama tráfico de influencias.

La repetida historia de las mujeres indígenas en poder de los conquistadores españoles y su rol en la historia paraguaya ha sido tema de incontables y diversos estudios e investigaciones históricas (16), biografías noveladas, anécdotas, noticias de los periódicos y documentos de la época y principalmente, alimento para el imaginario popular y político a favor o en contra de los intereses en boga, sobre las características socioculturales de la relación entre hombres y mujeres en el origen y posterior desarrollo del Paraguay. Los cronistas relataban un gran libertinaje, profusión de mestizos de sangre española del padre y sangre guaraní de la madre, hasta el punto que la Corona consideró necesario mandar seiscientos hombres y cien mujeres casadas y solteras de alto rango para asegurar la moral cristiana y la conquista del Río de la Plata.

Así aparece la figura de Doña Mencia que es nombrada Adelantada del Río de la Plata, convirtiéndose en la primera mujer con un alto cargo político, a pesar de que el Libro de las Partidas prohibía que una mujer ocupara el cargo de dirigir la Armada. En 1550 sale de España una expedición con cien mujeres, veinte eran doncellas para servir de esposas y novias a los españoles del Paraíso de Mahoma (17). Se quedaron un tiempo largo en Brasil, donde se llevaron a cabo varios matrimonios, para tratar de equiparar al número de indígenas.

La llegada de las damas españolas cambió la vida social en la Provincia del Paraguay; ocuparían un lugar de privilegio, seguidas de las criollas, mestizas y finalmente, de las mujeres indígenas. Estas últimas, hasta hoy están olvidadas y discriminadas por el Estado, a pesar de las promesas de mejor vida hechas por Femando Lugo al asumir la Presidencia del país en 2008, así como por el movimiento social feminista y la población en general. Sin duda, es el sector de mujeres que menos ha progresado y al cual debemos toda una vida. Solamente las campesinas han colaborado con ellas a principios de los ochenta, al conformar CONAMURI, una organización no gubernamental de mujeres campesinas e indígenas, de gran impacto en el interior del país.

En su mayoría eran mujeres mestizas en la Conquista del Río de la Plata, del Chaco y del país en general, cuyas hazañas han sido poco estudiadas y menos aún visibilizadas. Algunas de ellas, como Ana Díaz, son recordadas por haber acompañado a Juan de Garay para la segunda fundación de Buenos Aires en 1580. (18) Una vez que Garay hubo repartido tierras en el nuevo fuerte, la mestiza paraguaya Ana Díaz fue la primera madre de ascendencia guaraní y mujer pobladora de la gran Ciudad de los Buenos Aires, así como también fue merecedora de un predio a cuya calle se le dio su nombre con una placa. El homenaje fue impulsado por el Instituto Femenino de Investigaciones Históricas de Asunción, aunque sin referencias sobre sus hazañas dentro de la expedición.

Sin embargo, la mujer en el imaginario de la cultura popular ha sido desde siempre una presencia activa pero poco feliz, en una visión todavía vigente en la sociedad paraguaya tanto urbana como rural. En efecto, el ñe’ẽnga, o dicho popular en guaraní, transmite una supuesta sabiduría del paraguayo/a a expensas de la imagen y concepción de la mujer, objeto de calificaciones y apelativos que definen su identidad como sumisa, indecisa, con roles prefijados, destinada exclusivamente a cumplir su rol reproductivo biológico, social y de cuidado, los que la han envuelto en un manto de decreciente valor.

En este marco, el placer no forma parte aceptada ni conocida por ella ni por los otros y otras sobre su cuerpo y por ende su sexualidad. La aceptación tácita, casi mecánica y la consabida resignación al embarazo, sea o no deseado, se concibe como inherente a su ser femenino, así como otras cuestiones referidas al silencio e invisibilidad dentro de las relaciones sociales, familiares y públicas.

Un estudio (19) experimental sobre la cultura paraguaya ha llegado a los siguientes resultados sobre la opinión de la gente sobre la mujer:

1) “que la mujer es inferior al varón en todo, es poco confiable...” convicción extendida y no discutida en el sector rural. Las mismas mujeres aceptan dicha inferioridad al decir: Ñamoina kuimbaemi ñane comisión-pe, “pongamos un hombre en nuestra comisión”; Kuñante la ipereva, “a la mujer solamente se le pega todo lo feo” y:

2) “que la mujer debe estar sometida al varón y que es incapaz de elegir, por eso se la elige como novia, esposa o compañera”. Esto último ya pertenece a un pasado relativamente lejano, puesto que la herencia del feminismo es la libertad de expresión y autonomía en su saber y entender personal y comunitario.

Por otro lado, Aguilera ha publicado 2.006 “dichos populares” en español, guaraní y jopara, agrupándolos en una amplia gama de temas: amor, animales, arriero, borracho, comportamiento, mujer, pobre, vieja, viejo, etc. El común denominador de todos es un humor negro desde la perspectiva de género y que contribuye a la pervivencia del machismo paraguayo, como parte de nuestra heredad sociocultural. La lengua guaraní, a través del ñe’ẽnga, pinta una imagen negativa y hasta denigrante de la mujer, contribuyendo a su baja autoestima e invisibilidad en la actividad pública.

Esta imagen está transcripta en una de las canciones populares más conocidas, mostrando claramente lo que constituye el paradigma de la visión machista de la mujer y de la división sexual del trabajo: Kuña guapa (mujer hacendosa). Esta canción se acerca más a las imágenes del ñe’ẽnga que a las románticas guaranias del cancionero, donde ambas lenguas idealizan a la mujer, al mismo tiempo que sutilmente la confinan a servir y cuidar a los otros. Con frecuencia leemos que “los valores impuestos culturalmente y asumidos por el sujeto mujer, la maternidad como única realización personal, la sexualidad sometida y el cuestionamiento de estos valores son parte de la búsqueda de una redefinición de la identidad misma” (20).

La deuda del feminismo paraguayo está en la ausencia de la conciencia de género en las mujeres campesinas e indígenas, muy alejadas de los cambios culturales, tecnológicos y sociolingüísticos. Por ejemplo, en lo que atañe a la violencia hacia la mujer. Es preciso enfatizar en el habla del/a paraguayo/a los diferentes tipos de violencia, la desvalorización y el desprecio de la sexualidad femenina que subyace en dichos y refranes, legitimando la violencia y el poder del hombre sobre las supuestas debilidades de las mujeres, tales como:

• Kuña kuli iputave (las mujeres remilgosas son las más putas).

• Pava ha mitakuña hakuguintema ochia (la pava y las chicas chillan, si alborotan es porque están calientes).

• Caja de cartón ha kuña sapara heviperaevete osoro (las cajas de cartón como la mujer de ojos pardos, revientan primero en la cola).

• Kuña una horante ijuicio un diape (A la mujer le dura la sensatez solo una hora al día).

• Kuña ha mburika, reinupáramomante oiko (la mujer y la muía, solo pegándoles andan bien).

 

2.      La PERSPECTIVA DE GÉNERO EN LAS LENGUAS DEL PARAGUAY

El objetivo aquí es reflexionar sobre el cambio sociocultural y lingüístico en las lenguas y habla de los/ as paraguayos/as desde la perspectiva de género y su impacto sociolingüístico en el bilingüismo paraguayo. La controversia que a menudo se genera entre lingüistas, literatos e intelectuales de diferentes disciplinas, es sobre el uso de los géneros femenino y masculino en el habla (parole) versus la lengua (language) de una específica comunidad lingüística. Las diferencias y similitudes entre el uso y la lengua per se en los diferentes dominios lingüísticos adquieren mayor complejidad cuando se trata de una situación de bilingüismo extenso, como es el caso de Paraguay, donde dos lenguas, castellano y guaraní, conviven en íntimo contacto.

La importancia de los bilingües del castellano, una lengua europea y del guaraní, una lengua indígena, es que conforman el noventa y cinco por ciento de la población paraguaya; solo guaraní habla el cincuenta y nueve por ciento; solo castellano habla el treinta y siete por ciento y otras lenguas el cinco por ciento del total de la población (21). La mayor diferencia en el uso se da por área de residencia, rural-urbana, más que por el sexo de los hablantes.

En 1993 se implementó el Plan Nacional de Educación Escolar Bilingüe, al comprobarse que los/ as niños/as que reciben la enseñanza inicial y escolar básica en su lengua materna tienen alto rendimiento y en el caso de los/as monolingües guaraní sobre todo, superan la tradicional timidez y temor a la escuela y su entorno. A pesar de un exitoso comienzo, el proceso de la EEB no tuvo la suficiente voluntad política para seguir cumpliendo con las varias etapas del programa, donde la formación docente en la enseñanza del guaraní como segunda lengua fue poco considerada en toda su dimensión educativa.

Con mucha preocupación vemos que más del 10% de la población dejó de hablar guaraní en el país en los últimos diez años, aunque estos son resultados preliminares del Censo de 2012 publicados en un matutino local. Según el analista, el 77% son bilingües, hablan guaraní y castellano, mientras que en el Censo de 2002 eran de 87%. A pesar de las preguntas que nos hacemos con respecto a estos datos, la realidad es que se revela el fracaso del sistema educativo en la educación bilingüe y la resistencia de la clase política y los periodistas a emplear el guaraní en el Estado y en los medios de comunicación.

Sin embargo, los mismos resultados parciales hasta ahora vuelven a confirmar que el guaraní es la lengua más usada en Paraguay (77.09%) También se confirma la hipótesis de muchas/os lingüistas y expertos/as de que nuestra lengua indígena ha dejado de usarse cada vez más por los habitantes de este país, hecho que se observa en los siguientes datos estadísticos de los Censos de población de 1992 y 2002, comparándolos con el último de 2012.

En 1992, los monolingües guaraní (hablan y entienden solo guaraní) eran el 37%. En 2002 este grupo de monolingües era del 27%, mientras que en 2012 disminuyeron aún más.

Los primeros mestizos guaraní-español, educados por sus madres guaraníes, tuvieron por lengua materna al guaraní y al castellano como segunda lengua, especialmente los que estaban en el gobierno de la Colonia, situación que recién a las puertas del Bicentenario de la revolución independentista logró que el Congreso de la República del Paraguay promulgara la aprobación de la Ley de Lenguas, de manera que el guaraní, la lengua oficial del país conjuntamente con el castellano, sea también de uso oficial del Estado y Gobierno.

El uso del guaraní es el medio de evitar la discriminación y/o exclusión de los/as monolingües guaraní, que es inherente a la identidad nacional y herencia sociocultural, producto del contacto de ambas lenguas en una sociedad de relativamente reciente entrada a la modernidad. La realidad multicultural del país, rica y diversa, es preciso preservarla, a partir de la igualdad entre los sexos, las lenguas y la diversidad sociocultural de la población paraguaya.

Según la filosofía del lenguaje corriente, “el significado reside en la utilización pública de las formas lingüísticas” (22) y el significado se entiende en términos de un examen de los rasgos públicos del uso concreto que los hablantes hacen de las oraciones, con el fin de mantener la interacción social. La distinción entre el pensamiento o significado de una proposición y su aspecto externo, fonético u ortográfico, es una distinción entre apariencia y realidad y sobre todo significativa, para la comprensión y uso del lenguaje.

Por lo tanto, las normas que se generan de la interacción verbal de las personas humanas afectan no solamente al contenido y contexto comunicacional, sino también a la lengua per se y/o variantes de la misma (literaria, coloquial, formal, educativa, etc.), las que pueden ser cambiadas, expandidas, empobrecidas y finalmente desaparecidas, como el latín y tantas otras según la vitalidad, historicidad y principalmente, funcionalidad de las mismas en los respectivos dominios de uso, los que varían en el tiempo, espacio, circunstancias (23) y género de las personas.

Las comunidades lingüísticas y sus respectivas variantes no son solo sistemas interrelacionados, sino son también sistemas interdependientes que forman grandes, pequeñas o diferentes redes de personas que tienen intereses, creencias, costumbres, puntos de vista y articulaciones que se diferencian según el tamaño y la complejidad de su repertorio verbal (verbal repertoire), en los diferentes dominios de uso. Dicho repertorio, siempre cambiante, tiene más valor si proviene de la experiencia en vez de ser solo una referencia literaria, institucional, como es el caso del uso genérico tradicional del masculino en el castellano, en vez de un uso apropiado y equitativo de los géneros gramaticales en las relaciones sociales.

La influencia del lenguaje sobre la sociedad y viceversa es un incentivo para analizar desde la perspectiva de género los cambios del lenguaje, espontáneos o no, usados por los/as castellano hablantes y bilingües castellano guaraní, respecto al uso del género en castellano y en el habla de la población paraguaya.

Las virtudes, defectos o vacíos de una lengua están en los ojos y oídos de sus hablantes nativos que, por último, son los que deberían aceptar, mantener, rechazar y finalmente, decidir sobre la funcionalidad y por lo tanto, sobre la conveniencia del uso de la misma o de las variantes que se generan con el uso y el paso del tiempo, la visión del mundo y su evolución estructural y práctica. La pregunta que surge, quizás considerada por muchos una herejía, es: ¿por qué los castellano hablantes recurren a academias e instituciones literarias o de la lengua, fuera de su propia comunidad lingüística, respecto a los cambios del habla que son necesarios, para adecuamos a la realidad del discurso en su sentido temporal, social, lingüístico y de género?

Es así que el purismo de una lengua, al cual docentes, escritores, periodistas, intelectuales y profesionales en general se aferran, es ya una parte obsoleta de la evolución de las lenguas en proceso de modernización y adecuación a las necesidades provenientes de los cada vez más acelerados cambios sociolingüísticos y su evidente impacto favorable o no en las costumbres, actitudes y valores sociales, culturales, científicos y tecnológicos (24).

Sin embargo, también es preciso reconocer que nos encontramos con difíciles problemas de estilo (literario, académico, científico, coloquial) que conlleva el uso escrito (la @ y la barra o/a) para hacer visible públicamente la pertenencia a uno de los géneros masculino y femenino. Esta situación se vuelve más crítica en el discurso oral, cuando consideramos importante y justo el uso del femenino en ciertas situaciones que implican fundamentalmente la erradicación de la discriminación y exclusión social de las mujeres aquí y en otras partes del planeta, debido entre otras cosas al tradicional uso genérico del masculino y la consiguiente invisibilidad de la mujer y/o niña, cuando se dice niños, individuos, hombres.

Por consiguiente, considerando que la lengua es un sistema arbitrario de símbolos y sonidos, las y los feministas creemos que el castellano debe y puede, por sus características estructurales y morfológicas, dar lugar con mayor facilidad, comprensión y solidaridad a los cambios gramaticales desde la perspectiva de género que, después de todo, es una cuestión de uso, aunque siempre estén presentes las cuestiones subjetivas que tienen que ver con la emotividad del/a hablante nativo/a sobre lo más inherente a la cultura e identidad de una persona, como es la lengua propia, lengua madre o primera lengua de su específica comunidad lingüística.

El avance del feminismo requiere que los conocimientos de su significado y alcance se profundicen, se hagan parte inherente de la realidad y más extensivos a la población en general, para saber cómo y cuándo precisamos convertimos en transgresoras/es del español que usamos en nuestra comunidad lingüística y copartícipes de una nueva forma de hablar y mirar el cada vez más acelerado y cambiante mundo del futuro desde la perspectiva de género.

El cuestionamiento normalmente surge con el uso de términos como presidente/ta, juez/a, concejal/a, las profesiones, ocupaciones y entonces, porqué no en el resto de las palabras como participante/a, contribuyente/a, etc.; o, ¿por qué no usar todas las palabras en masculino o femenino según las personas involucradas en el discurso? Una respuesta es que cuando las palabras terminan en e se antepone el artículo la o el para diferenciar los géneros. Otra es que el interés del feminismo no está en el cambio del género gramatical per se, sino de las palabras que tengan que ver solamente con la connotación de inequidad y desigualdad respecto al género femenino.

En otras palabras, mi propuesta es concretamente usar y/o crear, como hablantes nativos del castellano, el género gramatical femenino que se precise, exclusivamente en los casos que implican alguna forma de discriminación de: género, raza, etnia, edad, lengua, etc. Así construimos el habla de tal forma que sea coherente con la igualdad de oportunidades, derechos y beneficios para hombres y mujeres.

La complejidad del uso de la perspectiva de género en la mezcla de las dos lenguas llamada jopara (25) y considerada el habla de los/as paraguayos/as, es mayor porque en guaraní los nombres de cosas, los adjetivos y los pronombres personales no tienen género. El género se usa solamente por diferencias léxicas y por lo tanto, no existe concordancia de género como en español. El género gramatical se usa para decir hombre, carai, mujer, kuña y nombrar a los miembros de la familia en relación al sexo, edad y grado de parentesco. La mezcla de ambas lenguas hace que la transferencia del castellano en el guaraní, especialmente de los adjetivos, hayan sido guaranizados en el habla de la población con bajo nivel educativo y explica la confusión de los morfemas de género, dándose una hiper-corrección (26).

En efecto, las personas del sector rural, a los adjetivos de género masculino que terminan en a, los usan en masculino. Por ejemplo, idiota vs. idioto; farrista vs. farrista, sinvergüenzo, etc. También hablantes bilingües de edad avanzada y bajo nivel educativo, cuya primera lengua sea el guaraní, usan la vocal a en adjetivos femeninos que no la tienen en castellano, menor/menora, mayor/ mayora. A menudo me pregunto porqué el uso de la palabra miembra en vez de miembro, cuando se trata de una mujer, es motivo de tanto rechazo, sobre todo en nuestro país.

El marcado indicador del sexismo en guaraní también se expresa en la ocupación; por ejemplo, joheihára, lavandera, no existiendo el equivalente masculino, sin olvidar los denigrantes ñe’ẽnga, dichos y refranes sobre la mujer y su sexualidad principalmente, como parte del imaginario popular ya que “escarbar en las raíces profundas de la cultura significa recuperar una conciencia de cuánto precisan los/as paraguayos/as, para reconocerse seres humanos iguales y libres” (27).

 

3.      La ARTICULACIÓN POLÍTICA Y GÉNERO EN PARAGUAY

El feminismo ha dejado las huellas para la liberación de las mujeres sin diferencias de color, edad, clase, lengua, origen social, etc., en todos los campos del saber y hacer de la persona humana, empezando por la conquista de su propia autonomía física, sexual e intelectual y de a poco va ingresando en aquellas áreas que le han sido vedadas por diferentes motivos y por mucho tiempo, como la economía, la defensa del país y la presidencia de los partidos políticos, si bien en años recientes tenemos un aumento de mujeres que se han lanzado a la conquista del máximo cargo del Poder Ejecutivo.

En esta reflexión la llamo la gran política o la búsqueda de la Presidencia de la República, la que considero normalmente debería iniciarse con la búsqueda del tan difícil acceso institucional a un partido político y más específicamente a la presidencia del mismo, al que muy pocas han logrado llegar con éxito.

Sin duda, son muchas más las mujeres que han incursionado en el segundo y tercer niveles de poder, como ministras, gobernadoras, concejalas, etc. y que han llegado a las metas y sin duda, son las que sirven de modelos de “osadía” y coraje, que es lo que realmente se necesita para que más mujeres sigan el mismo camino.

Hace unos años, la carismática Michelle Bachelet asumía la primera magistratura en Chile y se convertía en la primera mujer latinoamericana contemporánea que llegaba a tan alto cargo y a tan exitoso desempeño del mismo. Unos años después, nos sorprendemos con el surgimiento de otras mujeres políticas que han llegado a la meta y ya son presidentas en ejercicio, como Laura Chinchilla en Costa Rica, Cristina Fernández en Argentina y Dilma Rousseff en Brasil.

Tampoco olvidamos a las mujeres que han alcanzado el tan necesario y escurridizo poder político como el de Petrona Mendoza, que en 2003 se convertía en la primera gobernadora del Departamento de Concepción en Paraguay y en 2007, Fabiana Ríos surge como la primera gobernadora de la Provincia de Tierra del Fuego en la Argentina. Lo más notable y sobre todo diferente en la tradición latinoamericana, es que tanto una como otra alcanzan el poder como candidatas de la oposición política en sus respectivos países, en los extremos norte y sur respectivamente de cada uno de los territorios.

Durante un largo tiempo, las mujeres paraguayas, por varios motivos en la época de la dictadura, no consideraron la posibilidad ni el interés de un par de miembras en la participación institucional de la CMP en la política partidaria, para abrir el camino hacia la participación política, en términos de la paridad de los sexos en el Gobierno nacional.

Esta ausencia en la relación del movimiento feminista con los partidos políticos y con las activas mujeres políticas, que no confiaban en el feminismo, sin duda ha contribuido en el pasado a la pérdida de varias oportunidades de éxito para las contadas mujeres que tuvieron el coraje de competir por cargos electivos de poder como:

En 1993, María Victoria Brusquetti del Partido Encuentro Nacional, para la Vicepresidencia de la República; Cristina Muñoz para el Senado en 2003, aunque entonces era ya ministra de la Secretaría de la Mujer; y en 2008, la Presidencia de la República para Blanca Ovelar, las dos últimas de la ANR o Partido Colorado, debido a que el movimiento de mujeres todavía no confiaba en la política partidaria y no consideraba entre sus objetivos la participación política de las mujeres paraguayas como el factor fundamental para la democracia y la igualdad.

Con el avance del feminismo, la paridad política se fue proyectando primero hacia la conquista de la presidencia de los partidos políticos, así como se inició muy antes en el tiempo, con Adalina Gutiérrez, del Partido Demócrata Cristiano, PDC; Amanda Núñez, del PLRA; Josefina Duarte, del Partido Revolucionario Febrerista, PRF, en 2011; Lilian Samaniego, de la ANR en 2010. Lamentablemente, en 2012, Pilar Callizo trató sin éxito de llegar a la Presidencia del PLRA, en medio del silencio y hasta indiferencia de las mujeres liberales y del movimiento feminista ya con otras banderas.

Si bien los partidos políticos son nichos masculinos por excelencia, la globalización y el avance tecnológico les indican que no tienen otra salida que adecuarse a los nuevos tiempos y compartir el poder con las mujeres y feministas especialmente, las que tienen que enfrentar a la cultura tradicional per se, como la principal contrincante en la búsqueda del poder político. Sin embargo, por segunda vez en Paraguay en 2011 una mujer abre el camino a la difícil, compleja y necesaria articulación política y equidad de género.

En vista a tal desafío, mujeres como la feminista y socialista Lilian Soto que se arriesga a enfrentar la lucha por alcanzar el tan esquivo gran poder de la primera magistratura, cuya dupla en el cargo es otra mujer, Magui Balbuena, campesina y feminista en búsqueda de la Vicepresidencia del país, ambas apoyadas por una lista larga de mujeres que conforman un movimiento político socialista a nivel nacional.

Estas mujeres tienen características profesionales e historias de vida diferentes marcadas por su militancia política, en la construcción del poder, a partir de un espacio propio, que esperamos contribuya también para lograr las reivindicaciones de género, de todas las candidatas a cargos en los poderes del Estado en nuestros países.

Recordemos que en el pasado no se podía articular el poder y las necesidades de las mujeres para conseguir votos en las campañas políticas en épocas de elecciones generales o de otra índole, sin contar con la venia de la dirigencia masculina del partido y/o padrinazgo de algún tipo. Justamente aquí, además de otras cuestiones de tipo económico, familiar y social, está la complejidad y dificultad en la búsqueda del poder, cuando se debe congeniar y con frecuencia enfrentar la perspectiva de género con los intereses del partido. Es decir, cuando la mujer política debe decidir entre la posibilidad de apoyar o rechazar los intereses del partido, si se interponen a las demandas de género, siempre y cuando no se recurra al poco común arte de la negociación entre mujeres.

Sin embargo, no siempre los intereses políticos concuerdan con los de género, en mayor medida cuando el interés de cada una/o está muy ligado a la visión de país que considere más apropiada, ya que estamos pasando por un momento histórico de cambios, cada vez más rápidos, de valores entre mujeres de distinta generación, etnia, bagaje sociocultural y con profundas desigualdades socioeconómicas, que de un modo u otro contribuyen a que veamos lo que nos rodea en forma diferente a la de nuestra mirada tradicional.

La experiencia y los estudios de género de las dos últimas décadas, de Line Bareiro y Clyde Soto (28), han demostrado que más mujeres acceden a los cargos de poder cuando estos están más alejados del núcleo central de poder y por lo tanto, también son menos frecuentes las oportunidades de enfrentar los intereses partidarios a los de género, como sería desde el cargo de presidenta de un partido político con representación parlamentaria, hasta hace poco el reducto más inexpugnable del poder político masculino per se.

El tema es que algunas candidatas no surgen de la misma ciudadanía, ni como parte de una motivación propia normalmente feminista, cuando quiere entrar en el juego del poder político, con los conflictos internos y externos que implica la búsqueda y ejercicio del poder. Además, a dicha articulación deberíamos sumar el conflicto interno que la búsqueda y más tarde, posesión del poder producen en la misma mujer, debido a su particular socialización en el ámbito privado, donde el afecto es la medida principal de los pensamientos y acciones de la mujer.

Son muchas las cuestiones que las candidatas a jefas de Estado deberían incluir en sus planes de gobierno, si es que realmente están sensibilizadas y capacitadas en la perspectiva de género, sobre la discriminación y exclusión de la mujer en el mercado de trabajo, cuyo techo de cristal (29) o esa superficie superior invisible implica un impedimento en sus posibilidades de ascender y que en esta propuesta podría equipararse con el logro del poder en términos de la dificultad, por motivos ampliamente conocidos, para alcanzar los altos cargos ejecutivos en el empleo formal y el esquivo poder político en la arena política.

Me pregunto si nuestras candidatas impulsarán la formulación e implementación de políticas públicas económicas y sociales, para ejecutar programas de gobierno y luego de Estado, que beneficien específicamente a mujeres y niñas de diferentes sectores sociales, étnicos, laborales y productivos. ¿Han considerado en su programa de gobierno un sistema funcional de un real y práctico control de la reproducción familiar, para tratar de disminuir la creciente reproducción de la pobreza, violencia, trata de personas e inseguridad para todos y con mayor fuerza para las mujeres y niñas?

Si bien es cierto, en 2003 se consideraba la baja autoestima de la mujer política frente a sus pares varones, unida a la falta de la práctica política y al uso del discurso en el ámbito público, racionalidad en los debates y análisis de la coyuntura política, social y económica en tiempos de grandes cambios (30), hoy creo que el empoderamiento de la mujer política en estos años no ha sido suficiente, si medimos por la poca visibilidad y comunicación con la ciudadanía y la poca educación formal en torno a la teoría y praxis política de la mayoría de las candidatas que competirán en la arena política para el periodo 2013-18. En este punto, es necesario tener presente una de las limitaciones para acceder a los espacios de representación como es la autonomía económica y personal, para romper la cadena de responsabilidades familiares, laborales, sociales y políticas.

En el pasado no se podía articular el poder y las necesidades de las mujeres para conseguir votos en las campañas políticas, en épocas de elecciones generales, sin contar con la venia de la dirigencia masculina del partido y/o movimiento. Justamente aquí, además de otras cuestiones de tipo económico y social, está la complejidad y dificultad en la búsqueda del poder, cuando se debe congeniar y con frecuencia enfrentar la perspectiva de género con los intereses propios del partido.

Esta es una etapa no superada, ya que en general, ni la ciudadanía ni la clase política saben lo que es el feminismo, que en este 2013 sigue siendo una asignatura pendiente.

Según Heikel, “la realidad es que las mujeres tienen que tener un plus y cuando más usen el discurso masculino mucho mejor, pues se acercan al modelo hegemónico, aunque vaya en contra del discurso y práctica del movimiento de mujeres en general” (31), opinión que invita al debate en esta propuesta de discusión. En este sentido, la opinión de que “eran pocas las mujeres que lograban llegar a los centros de poder, salvo algunas excepciones, puesto que el voto femenino no apoyaba especialmente a las candidatas mujeres” (32) es otro punto de discusión, como sostenemos en este libro. Sin embargo, las mujeres de hoy tienen opiniones divergentes, aunque no sean visibilizadas en su mayoría, por temor al compromiso con la persona y/o partido.

Por otro lado, Bareiro sostiene que “el arma de las mujeres es la palabra y que el movimiento de mujeres tuvo razón al no hacer uso de los sentimientos, el afecto que no dieron derechos, pero que al visibilizar la discriminación se lograron los derechos y la palabra fue el instrumento principal. Por lo tanto, considera que la gran estrategia es hablar, mostrar, enseñar y producir colectivamente, articular para constituir una trama institucional de redes, tal como la llama Virginia Guzmán” (33). Una dificultad que normalmente tienen las mujeres es a nivel de la subjetividad, ya que tomar decisiones que impliquen daño o riesgo para la sociedad es un problema para las mujeres con poder. Decidir significa optar, dejar de lado algo, excluir, inclusive perjudicar.

Una tercera opinión es la de Lilian Celiberti, conocida feminista uruguaya, sobre las relaciones humanas. Para conseguir una transformación en búsqueda de la igualdad dice que “falta mucho debate político y público en la sociedad para cambiar esta realidad que afecta a las mujeres, estableciendo dos premisas básicas a tener en cuenta ante las ideas colonizadoras relacionadas con el feminismo: Una es la de sospechar de nuestras certezas y construcciones; de lo que nos dicen como lo absoluto y dialogar sin imponer juicios.

La otra es desarrollar siempre un pensamiento crítico que posibilite deconstruir categorías teóricas más profundas, el análisis crítico de la literatura, los medios de comunicación y las industrias culturales” (34). No podemos esperar que los sistemas institucionales nos enseñen cómo ser críticos porque eso no va a pasar, todo depende de nuestro poder colectivo en la sociedad para que se produzcan cambios reales. Es fundamental la existencia de espacios de trabajo colectivo y medios de comunicación alternativos donde la búsqueda de ideas, conocimiento, crítica y saber surja de cada una/o de nosotras/os” (35).

En este sentido, resulta sorprendente que “el premio Nobel de Literatura 1998, José Saramago, abriera una polémica sobre el papel de las mujeres y el poder. Le preocupa cuando una mujer llega al poder porque pierde la solidez, la objetividad y la sensatez que suelen ser diferenciadoras de los hombres... Para nosotros, son opacas: las miramos, pero no logramos ir adentro. Estamos tan empapados de una visión masculina que no entendemos. En contrapartida, para las mujeres, nosotros somos transparentes... Hay tres sexos: femenino, masculino y el poder” (36). ¿Quizás se refiera a la adicción a cada uno?

La búsqueda del poder para la mujer, en vista al nuevo desafío de las mujeres para enfrentar la lucha por alcanzar el tan difícil y esquivo gran poder de la primera magistratura, es una innegable realidad en los países de la región.

Hasta ahora, el surgimiento de las candidatas mujeres y de las ya presidentas en el primer mundo y en Latinoamérica tiene diferencias que marcan el comienzo de sus trayectorias y relativo éxito en su militancia política, en la construcción del poder a partir de un espacio propio y para las esperadas reivindicaciones de género.

Sabemos que el eje de la perspectiva de género todavía no forma parte de la realidad en el proceso de constitución de posibles y concretas alternativas de más bienestar, para un pueblo sumergido en una esperanza frustrada. También sabemos que las mujeres no tienen la misma relevancia que otros actores políticos; a pesar de sus aportes respecto a la reproducción social y fortalecimiento de la sociedad civil, ellas permanecen excluidas del proceso de planificación y de los beneficios en la construcción del poder político.

“Frente a la restringida participación de las mujeres en los ámbitos de representación política, el movimiento de mujeres, representado por la emblemática Coordinación de Mujeres del Paraguay (CMP), no ha querido o podido superar la todavía presente antinomia género vs. partido, apoyándose no solo en los estatutos en su calidad de no partidista, sino en la necesidad de concordia en las reuniones de las representantes de las instituciones, algunas con pertenencia y militancia partidaria.

“De hecho, en los últimos años, cuando se ha dado la posibilidad de que varias mujeres se lancen a la arena política en los tres partidos todavía en carrera electoral, la CMP institucionalmente ha hecho poco para apoyarlas visible y enérgicamente, perdiéndose así la posibilidad de una mayor y quizás mejor representación política femenina. En efecto, durante las elecciones municipales de 2001 se perdió la oportunidad de apoyar a una candidata mujer al cargo de Intendenta de Asunción y a candidatas concejales en todo el país” (37).

A su vez, durante las elecciones generales del año 2003 se presentaron como candidatas una mujer a la Presidencia de la República y cuatro a la Vicepresidencia, además de las candidaturas a senadoras y a diputadas de la Nación, entre las cuales se encontraban dos integrantes de la CMP para la lista de diputadas por Capital.

En este escenario, nuevamente el movimiento de mujeres no tomó parte visible del proceso de apoyo a dichas candidaturas. Para superar este vacío se debería reconsiderar el rol de liderazgo y de motor de cambio social, cultural y sobre todo político de parte de la CMP, en particular el aspecto donde menos se ha avanzado como es el de ocupar los puestos de decisión a alto nivel.

Ante la insuficiencia del sistema actual de cuotas para mejorar la representación femenina en cargos políticos es necesario introducir nuevas medidas como: i) cambiar el criterio de separación mínima entre los hombres y las mujeres en las listas; ii) dar incentivos a los partidos, movimientos y alianzas políticas para que mejoren la representación política de las mujeres; e incentivos de orden fiscal referentes a las aportaciones estatales que reciben los partidos (por ejemplo, aumentando la financiación pública en razón de la presencia de mujeres en cargos políticos) (38).

Igualmente es importante avanzar hacia la generación y creación de mecanismos de sanción para el cumplimiento de la inclusión de mujeres en las listas y promover y apoyar no solamente en el discurso a las mujeres que quieran arriesgarse a la confrontación con sus pares en la arena política, para que cuenten con los medios económicos cada vez más cuantiosos para afrontar la campaña electoral.

Es preciso tener presente que es posible articular la gobernabilidad democrática y la equidad de género siempre y cuando las mujeres ganen fuerza y legitimidad en los espacios públicos e ingresen a los debates articulando los intereses de género con los intereses más generales de la democracia, con base en la construcción de un discurso de derechos y el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos, los derechos económicos y la inclusión de género en los Derechos Humanos (39).

Una vez más, como tantas otras en el pasado, la ciudadanía toda espera que dicho poder esté orientado hacia la construcción de un país más justo, digno y soberano. Mientras tanto, veamos los datos publicados recientemente de los últimos quince años sobre la participación política de las mujeres para la igualdad de género (40), donde vemos claramente el aumento de los porcentajes en todos los cargos, tanto a nivel nacional como municipal, desde el 2008.

Recordemos que fue ya el producto de la intensa campaña para la participación política de las mujeres, a partir de la construcción y desarrollo del movimiento feminista paraguayo.

La difícil y compleja articulación de la política partidaria y la perspectiva de género, tantas veces debatida aunque quizás poco entendida y menos aún practicada por las feministas, ha sido con frecuencia considerada una de las grandes encrucijadas del feminismo. En efecto, hemos comprobado que en esta reciente, grave y compleja crisis sociopolítica, dicha encrucijada ha quedado reducida a tan solo una parte del discurso teórico feminista, un tema, una situación límite, etc., debido a la elección preferencial por el partido, las convicciones, las sinrazones, etc., de las feministas paraguayas.

Un aspecto surgido por primera vez en nuestro medio ha sido que, a pesar de la reconocida apatía del pueblo paraguayo hacia las cuestiones sociales, resulta sumamente llamativo comprobar la instalación de fuertes sentimientos en pro y en contra del juicio político al expresidente Lugo y de la actuación de los políticos en general. En efecto, esto ha impactado de manera nunca vista, en todos los sectores y niveles políticos y sociales hasta llegar a grupos fraternos, familiares y por supuesto, al movimiento feminista con una extrema radicalización y violencia de varios tipos.

Sin embargo, la persistente aunque escasa movilización de la llamada “resistencia” de los contrarios al actual Gobierno constitucional y democrático solamente ha conseguido una mayor indiferencia y quizás oposición a las pretendidas y parecería, hasta ahora fallidas reivindicaciones de los/as adherentes a Lugo, hasta que las próximas elecciones nos digan lo contrario. Lo más lógico en esta penosa distanciación entre las feministas es buscar qué hemos ganado y para qué. No me digan la experiencia, porque no es suficiente para nuestra ya larga historia de muchos éxitos y algunos errores.



ALGUNAS EXPERIENCIAS DEL DESPERTAR FEMINISTA

El V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, celebrado del 18 al 24 de noviembre de 1990, a orillas del mar en San Bernardo, cerca de Mar del Plata, llamado “El feminismo de los 90”, fue para muchas de nosotras la primera y gran experiencia de convivir por una semana con una diversidad de casi 4.000 mujeres de otros lugares y 20 paraguayas, en lo que un periódico llamó “La ciudad de las mujeres” (41). Sin duda, el gran impacto fue la presencia de las lesbianas asumiendo su opción sexual. Entre las opiniones recogidas en una charla posterior organizada por GEMPA, Laura Zayas decía: “Un eje importante de reflexión fue la cuestión de conocerse, tocarse y transmitirse todo a través de los sentidos. Aprender sobre mi cuerpo y derribar los mitos sobre el mismo”. A Ma. Victoria Heikel le impactó que fuera un “movimiento de tipo subversivo, revolucionario y va a tener un crecimiento en los próximos diez años”. Para Malena Bareiro fue “su primera experiencia con un encuentro solo de mujeres”. Aunque Line Bareiro fue “sin muchas expectativas”, volvió admirada de la excelente organización con tantas mujeres. Asistió a los talleres de mujeres políticas no feministas, que la desesperaron por la actitud y discurso de arenga política en una plaza pública.

Mi inolvidable experiencia y ciertamente principio de esta historia es haber participado en Nairobi, en la II Conferencia de Naciones Unidas, Nairobi (85), por medio de una beca concedida por la Fundación Ford, la que me dio la oportunidad de ver, oír y sentir por vez primera a cuatro mil mujeres de todo el mundo, colores, edades y razas hablar y discutir en espacios cerrados y públicos, sobre la discriminación, derechos y todo aquello que ya habíamos empezado a reclamar en Paraguay y que en Kenia, nos parecía, pronto se haría realidad, aunque tuvieron que pasar veinte y más años para aprender que las mujeres también podíamos ser dueñas de nuestro destino y arquitectas de un modelo de país como el que soñamos todas y cada una de nosotras.

En medio de esa increíble diversidad de mujeres, recuerdo mi encuentro con Manuelita Escobar y otra paraguaya que se “sorprendía” de ver tanta gente de color a su alrededor... ver y casi sentir la extrema pobreza en niños con las naricitas chorreadas, en el pintoresco pero sumamente pobre sector rural de Nairobi... Por otro lado, haber conocido las feministas famosas en el tema y sobre todo, me nutrí de los conocimientos que marcaron la forma de ver mi vida y la de los demás a partir de entonces. Ni qué decir de las anécdotas únicas y diferentes nunca antes ni después experimentadas y finalmente, como por azar, cruzar a Grecia en un barco de Onassis, dos noches en el Sheraton, conocer Atenas, pasear por las islas helénicas, etc. Todo sin pagar un centavo... solamente Dios y el turismo de la época saben cómo.

Al volver de esa gran experiencia, los primeros pasos que dimos con Mirtha Rivarola, mi compañera y amiga de siempre, fue crear el Grupo de Estudios de la Mujer paraguaya (GEMPA), al que pronto se sumaron Olga Zarza, Laura Zayas, Ma. Eugenia Arce, Ma. Liz Román y ya no me acuerdo quién más. Un tiempo después, llamamos primero a algunas políticas militantes a mesas de discusión y concienciación sobre el nuevo concepto de mujer-sujeto, autónoma, valorada e independiente, que nacía en 1985. Continuamos conformando en el Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos (CPES) otros pequeños grupos de mujeres en temas de educación, población, bilingüismo, mercado de trabajo y consiguientes acciones emergentes en el comienzo del proceso.

Realmente, como éramos un grupo de profesionales de estudio e investigación, necesitamos un medio para difundir los conocimientos encontrados y creamos la primera y única revista dedicada a la cuestión feminista, llamada Enfoques de Mujer (42), que se publicó hasta 1994. Sin embargo, después de 17 años, la Secretaría -hoy ya Ministerio- de la Mujer, ha lanzado una reedición de los 33 ejemplares que se publicaron hasta dicha fecha y en su momento llenó un gran vacío de la información sobre los avances de las mujeres dentro y fuera de nuestro país, como veremos más adelante.

En efecto, poco tiempo después leemos que “las ideas y propuestas del feminismo se difunden masivamente en el país y el tema de la mujer cobra una importancia desconocida hasta entonces, en la sociedad paraguaya, dando lugar al surgimiento de los grupos de reflexión y debate. Estos se formaron principalmente en sectores urbanos de la clase media intelectual y profesional, por un lado y por otro, los grupos de mujeres militantes políticas y sindicales. Las mujeres empiezan lentamente a conquistar espacios, reclamando sus derechos y cuestionando su participación marginal en el sistema político y social, así como en la dirigencia universitaria y en el movimiento estudiantil y sindical. Proliferan los paneles, seminarios, debates y otros tipos de actividades socioculturales y de concienciación. Con el tiempo se llamaría movimiento de liberación femenina primero y movimiento feminista después. La novedad del feminismo llama al proceso del despertar de la mujer como ciudadana en la sociedad paraguaya” (43)

En el editorial de la revista Enfoques de Mujer, publicación enteramente dedicada al tema mujer desde una perspectiva de género, leemos que: “En Paraguay, las mujeres han decidido romper el pacto de silencio y empezar a decir y oír nuestra palabra. Aspiramos al pluralismo, pues la verdad puede ser simple más nunca monolítica. Con motivo del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo de 1986, el Ciclo Palabra de Mujer recordó la fecha con un encuentro realizado en el teatro Jacinto Herrera de Radio Ñanduti, para una charla de la reconocida política del PLRA, gran defensora de los derechos humanos, Carmen de Lara Castro, dando lugar al origen o “palada inicial” de la historia y memoria que trato de dejar escrita para que las mujeres y hombres de este país sigan avanzando por el mismo camino con fuerza y pasión.

Por otro lado, el incipiente movimiento de valientes y “atrevidas” mujeres que transgredían las normas de una cultura tradicional, extremadamente desigual, se traducía en un creciente y sorprendente liderazgo social e intelectual, de gran visibilidad pública y poder de convocatoria de las mujeres y personas en general, para la movilización de la ciudadanía en las ocasiones que considerábamos necesarias. Es así que en los años de plena e implacable dictadura stronista, algunas miembras de la Coordinación de Mujeres del Paraguay, entre las que recuerdo a Clara Rosa Gagliardone, Line Bareiro, Mercedes Silvero, Mercedes Sandoval, Graziella Corvalán, Ma. Victoria Heikel, Mirtha Rivarola, Gloria Rubín y otras más fuimos convocadas a participar en el Diálogo Cívico-Militar con la plana mayor del Ejército paraguayo. Esta experiencia resultó más una interpelación a las mujeres que desafiaban al poder constituido y jamás hubieran pensado los jerarcas de entonces que, con el tiempo, llegaríamos a revolucionar hasta el Estado, a partir de nuestras propuestas, leyes y movilizaciones.

En una segunda oportunidad, la prensa fue el espacio que aprovechamos para avanzar en la lucha iniciada. Entonces, Bertha Peroni, Ma. Victoria Heikel, Mercedes Silvero y Graziella Corvalán fueron invitadas por ABC Color, el matutino más importante del país, para “conversar” con Aldo Zuccolillo y E. Bordenave sobre el tema del aborto, antes de la Conferencia de El Cairo en 1994. Como era de esperarse, fuimos blanco de burlas y críticas de desaprobación pública, tal como lo sucedido no hace mucho con el Marco Rector para la Educación de la Sexualidad en el Sistema Educativo. Sin embargo, ambas ocasiones fueron nuestras primeras grandes conquistas y entradas a espacios completamente vedados para las mujeres en aquella época, cuando las ideas de equidad e igualdad de género y feminismo no se conocían y recién se iniciaba la lucha por la conquista de los derechos de las mujeres en toda su diversidad y contra toda forma de discriminación y exclusión.

El gran impacto que todavía recordamos fue, sin duda, el descubrimiento del mundo lésbico de parte de las feministas paraguayas de la primera hora, frente a una realidad sabida pero no vista tan de cerca. Son muchos los testimonios recogidos posteriormente, cuando las lesbianas asumían públicamente su opción sexual, como la opinión de Laura Zayas que decía: “Un eje importante de reflexión fue la cuestión de conocerse y transmitirse todo a través de los sentidos... aprender sobre el cuerpo y derribar los mitos...”. Los once años transcurridos y los cambios socioculturales y de valores en general, han hecho que todo haya quedado nada más como otra experiencia en nuestro inacabado proceso de aprendizaje.

Y... volviendo atrás, los grupos feministas y de mujeres organizadas de acción e investigación, con la fuerza y visibilidad de los intensos años ochenta, en gran medida alentadas por los preparativos para la IV Conferencia de la ONU para la Mujer y el seguimiento de la Plataforma de Acción de Beijing 95, tratan de hacer realidad las doce áreas elegidas como prioritarias para Paraguay con el consenso del movimiento de mujeres reunidas un año antes en el salón del Centro Paraguayo Japonés.

Un primer paso fue la creación de la Comisión Tripartita, conformada por la Secretaría de la Mujer, en representación del Estado, la Coordinación de Mujeres del Paraguay (CMP), por la sociedad civil y PNUD, por las organizaciones internacionales, la que se mantuvo activa hasta mediados de la década del 2000.

Las semillas que se plantaron pronto dieron sus frutos en la creación de organizaciones y grupos de mujeres jóvenes que iniciaron procesos de concienciación y acción, participando activamente en cursos y debates sobre los temas que creíamos se necesitaban más, como: autoestima, liderazgo, ciudadanía, violencia y sexualidad. Sin embargo, son muy pocos los grupos feministas realmente activos en 2012.

La década del noventa da cuenta de un giro importante en las relaciones siempre difíciles existentes entre el Estado y la sociedad civil, al surgir el interés del primero en el desarrollo humano, la preocupación por la pobreza, por los derechos humanos y principalmente, por un creciente acercamiento a las organizaciones no gubernamentales de mujeres, al convertirse el tema participación femenina en un indicador de acceso a la modernidad y a la democracia social y participativa, como fue el trabajo del movimiento de mujeres feministas para cambiar una ley que era onerosa para las mujeres paraguayas (44).

Ciertamente, el interés por el feminismo de la época ha sido, en cierta medida, el resultado de la presión proveniente del movimiento internacional de mujeres. Este se traducía en una intensa y permanente movilización de mujeres de sectores privados y públicos, a nivel nacional y regional, además de la importante ayuda económica y de recursos humanos que acompañaban a los proyectos provenientes de la cooperación internacional. El propósito era hacer realidad las exigencias de los organismos internacionales y agencias binacionales, para que los gobiernos confirieran al tema de la mujer o género la mayor prioridad en las políticas públicas.

En 1995, esta relación de cooperación entre el Estado y la Coordinación de Mujeres del Paraguay, CMP, años más tarde fundadora del movimiento de mujeres, se acentuó con la participación de Line Bareiro y Graziella Corvalán como miembras de la delegación gubernamental para ir a la Conferencia de Naciones Unidas para la Mujer en Beijing 95.


 

9. EL MOVIMIENTO FEMINISTA A FIN DE LA PRIMERA DÉCADA DEL 2000

Todo cambia, todo cambia... y sobre todo la cultura, las costumbres, normas y los valores tradicionales de la sociedad paraguaya de hace mucho tiempo. En efecto, el grupo por los Derechos de las Lesbianas considera que el “feminismo paraguayo está transformando y creciendo, puesto que hay un feminismo que toma la calle para hacer reivindicaciones desde adentro del sistema, un feminismo de izquierda, un feminismo lésbico y crece un movimiento feminista diverso y enriquecedor, proponiendo un cambio más radical y cuestionador.” (94)

Otra feminista joven considera que en Paraguay “no existe un movimiento feminista, son varios los movimientos y grupos feministas que están intentando cambiar la realidad... trabajando el tema de la violencia, trata de personas, con mujeres en todos los cargos de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial” (95)

Una joven feminista radical se describe como “joven y desorientada feminista de la lista de jóvenes, pero aún así sé muy bien lo que quiero, creo que disentir está bien, no quiero que nadie “me oriente”, a veces tanta luz de un mismo lugar encandila... y además ¡así tengo mucha felicidad! Lo que más me gusta es la crítica, es mi vicio -aunque tengo otros que bien saben los que me conocen- y me parece que le hace falta al movimiento feminista paraguayo, donde no se ven voces diferentes... no creo que este tema sea un vyrorei como dijo otra feminista de esta lista, me gusta ser feminista justamente porque creo que cuestionar es revolucionar... (También hablo un poco de guaraní, aunque a veces me sale el mexicano chingón y ya quiero chingar todo).” (96)

 

GRUPOS DE UNIVERSITARIAS INNOVADORAS

A mitad del quinquenio (97), surgen varios grupos de mujeres universitarias, innovadoras y radicales, izando las banderas del feminismo, la libertad de expresión, la opción sexual, formando redes virtuales de solidaridad y conocimiento. Por lo tanto, surge la invisible pero sensible diferenciación ideológica, generacional y socioeconómica. El resultado es la autoexclusión, nuevas y diferentes formas de ver y actuar en la vida que viene con la fuerza de la juventud, las cuestiones ideológicas, políticas, educativas, sexuales, dándose la brecha entre las jóvenes y no tanto.

En este sentido, creo que las feministas de nuevo cuño, lesbianas, transexuales, radicales de izquierda, etc., tendrían que usar la exitosa estrategia empleada en los comienzos del movimiento para concientizar a la ciudadanía sobre el significado de la opción sexual de las personas, ya que la vida ofrece diversos caminos para buscar la felicidad de la persona del sexo que sea.

Sin embargo, no me parece justo ni políticamente correcto sancionar a una persona mayor, por el hecho de defender ideas y valores que ha mamado toda su vida y que a una edad avanzada las jóvenes pretendan que conozcan y acepten sin titubeos una nueva forma de ver y experimentar la relación sexual. Muchas de estas personas mayores, quizás solo sepan a través del cine, la televisión y de los chismes de barrio respecto a las y los alguna vez llamadas tortilleras y ciento ocho, homosexuales mujeres y varones respectivamente, sin considerar que también son personas normales y con derechos a vivir su sexualidad como sujetos de la libertad a la que todos tenemos derecho, en una sociedad libre y democrática como la que aspiramos construir.

 

LAS RAMONAS Y LAS VIRGINIAS

Las Ramonas y las Virginias son grupos pequeños de feministas jóvenes dedicadas a la promoción del feminismo como propuesta política de cambio social para la igualdad de los sexos. Se definen como un espacio autónomo de crecimiento personal y colectivo dentro del movimiento feminista y articulan acciones con las organizaciones de jóvenes como un movimiento social progresista. No dudan en remarcar que los espacios de incidencia feminista están donde ellas actúan”. (98) Sin embargo, la formación de este semillero de mujeres jóvenes lideresas con o sin educación superior, pero con conciencia de género, ha esperado varios años para formarse con fuerza y convicción. Recién a mediados de la década del 2000 este grupo de mujeres jóvenes feministas irrumpen con la pasión propia de la juventud, reclamando espacios dentro del ya establecido movimiento de mujeres con algunos años encima, llamadas, en serio o en broma, las vacas sagradas que van dejando espacio con la esperanza de que las feministas de nuevo cuño realmente tomen la posta de llevar adelante las viejas y nuevas reivindicaciones de las mujeres en este país.

Sin embargo, la pobreza, la crisis social y de liderazgo femenino y masculino, a nivel local y nacional, condiciona el funcionamiento de las organizaciones e instituciones de la sociedad civil, aún con rasgos de autoritarismo y crónico individualismo poco constructivo. Se ha reducido el espacio para el disenso, en general, en el ámbito público y privado, impregnados de tanta violencia e impunidad.

Se hace difícil el permanente esfuerzo por el crecimiento cuantitativo de la CMP, aunque en los años noventa se hayan incorporado las primeras socias individuales al movimiento feminista. Por otro lado, se ha reiterado la preocupación por la ausencia sistemática de algunas organizaciones miembras y se han tomado algunas medidas de superación, ya que varias mujeres que accedieron a la misma después de un tiempo desertaban por estudios, viajes o trabajo. Al terminar 2012, la CMP cuenta con aproximadamente ocho organizaciones no gubernamentales.

 

c. Las FRIDAS: Feministas radicales de izquierda de Asunción (99)

Con respecto a este grupo de feministas jóvenes y obviamente libres y sin prejuicios de ninguna laya, me limitaré a transcribir literalmente un mail recibido a mitad del 2011, para que sea conocido por las personas, mujeres y hombres, no solamente del movimiento feminista paraguayo, sino de la sociedad en general, manteniendo el texto tal como lo he recibido:

 “FRIDA, se gesta a sí misma desde el nombre de una mujer trasgresora, iremos fortaleciendo nuestra identidad propia en la medida en que avancemos en las reflexiones y prácticas políticas que nos interpelan, nos rebelan, nos desvelan y nos apasionan. Es así como de repente, un 6 de julio de 2011 salen del closet las feministas radicales de izquierda de Asunción en permanente construcción haciendo público su Manifiesto de Frida que dice:

Somos feministas, urbanas y de izquierda. Nos juntamos, pensamos y proponemos acciones para instalar voces y pensamientos contra hegemónicos en este tiempo político en Paraguay. Nuestro modo de intervención política se basa en resignificar espacios públicos y asumimos la lucha desde nuestra condición militante; auto gestionamos nuestras acciones sin institucionalizar nuestras demandas. Constituirnos feministas radicales y de izquierda, es fundarnos como propuesta política y subjetiva. Porque reconocemos la lucha y resistencia desde tiempos inmemoriales de muchas otras para subvertir el orden establecido, la subordinación y opresión del sistema heteropatriarcal. Somos propuesta política, porque el feminismo y la izquierda tienen una teoría crítica y una práctica política, con una propuesta de acción y pensamiento que se renueva constantemente. Reconocemos la vigencia de la lucha de clases, para romper la explotación y la opresión de los sujetos en la búsqueda de la emancipación política radical.

Somos propuesta subjetiva, porque cada uno con nuestro cuerpo, nuestras diversidades, más allá del individualismo, constituimos otro cuerpo, que es FRIDA. Reivindicamos el erotismo, la alegría, las afectividades, las rabias, el placer y la alegría en nuestro modo de hacer política. Cuestionamos el sistema capitalista globalizado y heteropatriarcal, así como el modelo económico depredador que no respeta los derechos de la naturaleza con alta concentración de la riqueza en manos de unos pocos. Confrontamos el modelo hegemónico actual basado en el poder masculino y heterosexual. Creemos en el feminismo como propuesta política para los sujetos oprimidos y explotados: mujeres, campesinas, indígenas, trabajadoras, lésbicas, travestís, transexuales, bisexuales, intersex, las que están en transición, las heterosexuales, gays y para las que no quieren ni desean nombrarse en algunas de estas posibles identidades. Creemos en la urgencia de radicalizar la democracia posibilitando instancias y mecanismos de participación que profundicen la disputa del modelo actual avanzando hacia la construcción de un proyecto político emancipatorio radical.

Cuestionamos la familia tradicional y el matrimonio porque es el primer espacio de disciplinamiento y se considera el lugar/destino natural para las mujeres. En ella se enclavan y fortalecen modelos binarios de mujer/hombre, se reproducen opresiones sociales, se anclan los roles tradicionales, la sumisión, la división sexual del trabajo.

Reivindicamos la soberanía en nuestros cuerpos, como primer territorio que necesita ser liberado de ataduras que impone la dominación hetero hegemónica. Soberanía para decidir abortar o no, tener hijas o hijos, ejercer la sexualidad del modo que se quiera y con quién se quiera sin que importe la procreación, construir formas y modos de convivencia sin ponerle nombre. Promovemos el descubrimiento de nuestros cuerpos como territorios de placer propio y no solo para el gozo de otras.

El complejo y acelerado crecimiento de Asunción reproduce con violencia desigualdades que son vivenciadas de forma distinta por mujeres, trabajadoras sexuales, travestís, indígenas. Así como por las trabajadoras, las personas con discapacidades, adultas mayores y quienes sobreviven en los territorios empobrecidos. Creemos que es urgente en el territorio urbano resignificar relaciones sociales y democratizar el espacio público con propuestas inclusivas para diversos sectores. Repudiamos los modelos estereotipados que se propugnan con patrones de belleza clasista y moralmente correctos que dañan y trasforman en mercancía nuestros cuerpos. Celebramos las diversidades, los diversos cuerpos y las formas de vivirlos. Rechazamos la maternidad como destino socio histórico impuesto a las mujeres y llamamos a resignificar el ser madre y padre para aquellos que tomaron esta decisión. Cuestionamos la sexualidad con fines reproductivos y sus implicancias, en la vida cotidiana de las mujeres, así como la siempre vigente división sexual del trabajo. Luchamos contra las violencias, la represión, la criminalización y estigmatización de la pobreza, cualquier forma de explotación principalmente la de niñas, niños y adolescentes, la homofobia, lesbofobia, trata de personas y la exclusión por razones de raza, etnia, edad. Nos repensamos en un proyecto político desde la cotidianidad, exigiendo coherencia entre el discurso y la práctica política, en la militancia, en nuestras prácticas sociales, en las relaciones con otras personas, en las tareas asumidas en el mundo público y en el mundo privado, en las sexualidades, en el manejo y uso del poder y finalmente queremos construir alianzas con espacios y personas diversas que apunten a subvertir el sistema patriarcal, heteronormativo y capitalista, o que se encaminen en esa vía, tanto en el Paraguay como a nivel internacional” (100).

 

 

LA MILITANCIA FEMINISTA PARAGUAYA ANTE LA CRISIS

Sabemos que el eje de la perspectiva de género todavía no forma parte de la realidad en el proceso de constitución de posibles y concretas alternativas de más bienestar, para un pueblo sumergido en la extrema pobreza. También sabemos que las mujeres no tienen la misma relevancia que otros actores políticos. A pesar de sus aportes respecto a la economía del hogar, la reproducción social y el fortalecimiento de la sociedad civil, ellas permanecen excluidas en el proceso de planificación y beneficios del desarrollo y en la construcción del poder político, comenzando con el difícil acceso a los partidos políticos.

En efecto, la siempre compleja articulación de la política partidaria y la perspectiva de género, tantas veces debatida aunque quizás poco entendida y menos aún practicada por las feministas, ha sido con frecuencia considerada una de las grandes encrucijadas del feminismo. Hemos comprobado que en esta reciente, grave y compleja crisis sociopolítica, dicha encrucijada ha quedado reducida a tan solo una parte del discurso teórico feminista, un tema, una situación límite, etc., debido a la elección preferencial por el partido, las convicciones, las sinrazones, etc., de las mujeres feministas paraguayas.

Resulta curioso comprobar cómo una exaltada defensa del partido/ ideología aparece en dicha articulación, cuando se tocan los intereses del poder político y/o económico, creados y/o permanentes, personales y/o grupales, mientras la perspectiva de género pierde la fuerza que creíamos tener y desaparece del escenario público.

 

b. La perspectiva de género en el Estado

La Secretaria de la Mujer de la Presidencia de la República ha tenido un rol activo y permanente con respecto al empoderamiento de la mujer y por lo tanto, es considerada parte activa del movimiento feminista paraguayo conservando los derechos y obligaciones que tiene todo organismo gubernamental en su campo de acción, en este caso como mecanismo de intermediación entre la sociedad y el Estado.

Estudios han comprobado que a mayor acceso de la mujer a la administración pública y el Gobierno de turno, se acentúa un posible distanciamiento del movimiento feminista en general, a pesar del pensamiento de Michelle Bachelet que dice: “Cuando una mujer entra en la política cambia la mujer, pero cuando muchas mujeres entran en la política, lo que cambia es la política”. Posiblemente la diferencia esté en el nivel de poder y por lo tanto, margen de acción de la mujer para negociar en la arena política los intereses de género versus los político-partidarios.

 

La Secretaría de la Mujer de la Presidencia de la República

Son varias, en lugares, fechas y protagonistas, las versiones que han corrido a lo largo de estos veinte años y más sobre cómo, cuándo y quién creó la Secretaría de la Mujer desde aquel 1989, cuando surge en la Coordinación de Mujeres de Paraguay (CMP) la discusión y consiguiente movilización de mujeres, para la creación de un organismo estatal que vele por la situación de las mismas, para lo cual se necesitaría una investigación científica sobre la historia del feminismo en Paraguay (101).

Por ahora solamente quiero comenzar con anotar algunos datos de la memoria pública y privada que, con el tiempo, se han ido cambiando y/o perdiendo en el álbum de nuestros recuerdos, a partir de pocos libros, muchos documentos, recortes de diarios y principalmente, de la poca o mucha memoria de las mujeres que han sido protagonistas de su creación, desarrollo y funcionamiento. Por consiguiente, también transcribiré las versiones que existen tanto en el sector privado como en el público, hasta que podamos enriquecer con un estudio más profundo, a partir de información, entrevistas y testimonios de personas de feliz memoria con respecto al pensamiento y desarrollo institucional de la Secretaría de la Mujer de la Presidencia de la República, SMPR.

En el artículo titulado “Proyecto de Ley para la creación de la Secretaría de la Mujer”, publicado después de la aprobación de la Ley, leemos que “el 8 de julio de 1991, la Coordinación de Mujeres del Paraguay (CMP) y la Multisectorial de Mujeres presentaron a la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados un documento elaborado conjuntamente en talleres de trabajo por las dos organizaciones, que contiene las bases para la elaboración de un Proyecto de Ley de la Secretaría de la Mujer, con rango ministerial. Después de más de tres años de intensa lucha, el 12 de diciembre de 1991, la Cámara de Diputados otorgó media sanción al proyecto, el cual se creará dependiente de la Presidencia de la República, que fue presentado por la diputada Cristina Muñoz.

Posteriormente, la Coordinación de Mujeres del Paraguay y la Multisectorial de Mujeres del Paraguay presentaron un documento elaborado conjuntamente. A partir del mismo, la comisión de estudio elaboró un nuevo proyecto aprobado en diciembre de 1991 (102). La comisión estaba formada por Line Bareiro y Mercedes Sandoval de Hempel, por la CMP; Perla Yore y Angélica Cano, por la Multisectorial de Mujeres del Paraguay, las que elaboraron un anteproyecto que fue discutido por todas las integrantes de ambas organizaciones (103).

Otra versión dice que, en abril de 1989, la Secretaría Técnica de Planificación (STP) indicaba en el Plan de Desarrollo Económico y Social (1989/90) la necesidad de transferir recursos públicos en beneficio de actividades dedicadas al apoyo directo para el mejoramiento de la calidad de vida de las mujeres. Sin embargo, varias organizaciones de mujeres de la sociedad civil expresaron que dicho Plan no se adecuaba a los objetivos, políticas y estrategias de las recomendaciones de las Conferencias de Naciones Unidas sobre la Mujer, México (1975), Nairobi (1985), la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación hacia la Mujer CEDAW (1987) y lo que después fue la Convención de Belem Do Pará (1990). Estos planes y programas fueron considerados requisitos indispensables para un verdadero cambio de la situación y posición de la mujer en la sociedad paraguaya.

Por lo tanto, el 23 de agosto de 1989, treinta y tres organizaciones de mujeres se reunieron para discutir sobre la necesidad de crear un organismo estatal que elabore un diagnóstico, proponga políticas y coordine acciones a favor de las mujeres. Las conclusiones del taller, recogidas en las “Críticas y Sugerencias al Capítulo 9: Promoción de la Mujer, del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social, fueron elevadas a la Secretaría Técnica de Planificación para su incorporación al Plan Nacional de Desarrollo. El documento proponía la creación de una instancia gubernamental y presentaba los objetivos, políticas y estrategias propuestas por las mujeres y las recomendaciones de dichas conferencias y principalmente de la Constitución Nacional (1992) y deciden la creación de la Secretaría de la Mujer (1992).

El 3 de mayo de 1990, la Multisectorial de Mujeres del Paraguay presentó a la Cámara de Diputados un Proyecto de Ley para la creación de la Secretaría de la Mujer, con la firma de 18 organizaciones de mujeres. Las autoras del anteproyecto fueron Ligia Prieto, del PLRA y Carmen Colazo, del Partido Colorado, sector contestatario (104). El proyecto fue girado a la Comisión de Asuntos Constitucionales, cuyos miembros invitaron a integrantes de dicha red para analizar el mismo, las que presentaron sus fundamentos a favor de la creación de la Secretaría de Estado, con el objeto de impulsar la participación de la mujer en el ámbito político, cultural, familiar, laboral y social, conforme a la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación de la Mujer, ratificada por el Paraguay en noviembre de 1986.

En mayo de 1990 se da el quiebre entre la CMP y la Multisectorial cuando las primeras deciden hacer jomadas de sensibilización contra la discriminación de la mujer en el Congreso Nacional, sin la participación de “las militantes políticas de la Multisectorial, con la idea, expresada públicamente, que estas prostituirían el tema, cuando de hecho las parlamentarias eran mujeres políticas” (105).

Estas diferencias que habrían sido significativas en la época fueron las que hasta hoy no se han superado y la CMP aún no admite miembras políticas militantes activas y estas a su vez no participan plenamente de las convocatorias y acciones del movimiento social feminista paraguayo. Sin embargo, en el documento Ganamos todas, la Multisectorial reivindica el derecho al conflicto público entre mujeres y a la participación en la transición democrática, pero al parecer no fue suficiente para restañar las heridas y conformar un movimiento social feminista fuerte y unido sin rivalidades de ningún tipo.

Finalmente y sin mucho rodeo, la creación de la Secretaría de la Mujer ha sido posible a instancias de ambas redes de organizaciones de mujeres, la Coordinación de Mujeres del Paraguay (CMP) y la Multisectorial de Mujeres del Paraguay, que hicieron posible que esta utopía se hiciera realidad al promulgarse la Ley No. 34/92, la cual crea la Secretaría de la Mujer con rango ministerial y dependiente de la Presidencia de la República, exactamente el 18 de septiembre de 1992, después de un difícil proceso de idas y venidas dentro y afuera del Congreso nacional, tanto como el trabajo de la Multisectorial para incluir el tema mujer en el Plan Nacional de Desarrollo en 1989, el primer año de la transición de la dictadura stronista a la democracia. Por fin, el documento elaborado por Carmen Colazo y Line Bareiro tuvo gran difusión y se constituyó en la primera propuesta de política pública de género de Estado, presentada por las mujeres políticas y por las organizaciones no gubernamentales participantes en la organización del Gobierno de la transición (106).

Marzo de 1999 se convirtió en el conocido Marzo paraguayo, la mayor conquista ciudadana de nuestra historia política, que a pesar de la sangre derramada de jóvenes paraguayos marcó el fin del predominio de ingenieros y militares, defensores de sus propios intereses, dando lugar al liderazgo de los partidos políticos, apertura para la participación ciudadana y el comienzo del real protagonismo de las mujeres y jóvenes. Al mismo tiempo, el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña dio lugar a un gran revuelo político y se cambia la historia de la transición, según nos cuenta Line en “Alforjas llenas de heroísmo y vacías de futuro” (107).

Ocho meses después, el presidente Luis González Macchi nombra a la senadora Cristina Muñoz, por segunda vez, titular de la Secretaría de la Mujer, quien ya había ejercido este cargo entre 1993 y 98. Además, fue la primera política colorada que estableció las relaciones con las organizaciones de mujeres y le dio un nuevo impulso a la SMPR, la que se había debilitado por problemas políticos partidarios y comienzo de una fuerte recesión económica.

A partir de 2003, se suceden cambios en la administración del Estado, aunque del mismo signo político, es decir, de la ANR, desde la primera ministra de la Mujer, Cristina Muñoz, quien supo iniciar, consolidar y proyectar internacionalmente a la SM desde su fundación en la década anterior. Las que siguieron hasta el 2008 simplemente cumplieron con su rol de representantes del partido de Gobierno en un organismo responsable de las necesidades y derechos de las mujeres paraguayas. En aquella época se hablaba de la mujer, ya que el feminismo y sobre todo, las feministas todavía pertenecíamos a un submundo por descubrir.

Al finalizar la década del 90, la SM se convirtió en un centro de cooptación política y de preparación para las elecciones generales de 2003. Por lo tanto, los avances en cuanto a los derechos y la equidad de género fueron relativamente lentos, sobre todo cuando algunos nubarrones empezaron a surgir entre la SM y el movimiento de mujeres, más que nada por el desconocimiento de las responsables de la misma, respecto a la teoría y praxis feminista y porque el movimiento de mujeres era y abiertamente actuaba en la combativa oposición política. La gran contradicción se dio cuando Cristina Muñoz, responsable de la SMPR, quiso ser candidata al Senado para el período 98-03, pero sin la venia de Nicanor Duarte, entonces el máximo jerarca del coloradismo; terminó con su destitución como ministra de la Mujer y según hemos anotado en estas mismas páginas, ella tampoco recibió apoyo institucional de la Coordinación de Mujeres del Paraguay, CMP.

Haydée Carmagnola, una docente universitaria, sustituyó a la ministra Muñoz, pero su poca práctica sobre la noción y alcance de la perspectiva de género en el funcionamiento de la institución gubernamental fue desmovilizador en la gestión institucional. Así se inició una marcada politización partidaria que continuaría con la vuelta de Cristina Muñoz y después Ma. José Argaña, como las siguientes ministras coloradas de la SMPR.

La evidente disminución de la cooperación internacional para las mujeres organizadas de la sociedad civil y la activa y selectiva cooptación política de la SM, fue reduciendo la productiva y acertada colaboración existente entre las organizaciones no gubernamentales de mujeres y la SMPR. La invisibilidad de la SM se acentúa y las organizaciones de mujeres van debilitándose y algunas desaparecen, por diversos motivos, económicos, laborales y/o personales.

El primer Plan Nacional de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres 97-01, creado y publicado por la SMPR durante la administración de la ministra Muñoz y los otros dos que siguieron después, han sido también de directa responsabilidad de la SM, aunque es importante indicar que el movimiento de mujeres y en especial la CMP, han colaborado para su elaboración.

En efecto, la invalorable participación de la sociedad civil en general ha estado representada por la permanente colaboración de las mujeres paraguayas, en la aplicación y difusión de los planes de igualdad, complicados y numerosos en objetivos y ámbitos de acción respecto a la transformación de las relaciones de género, así como los responsables de su ejecución.

En la interlocución con la sociedad civil, el Plan puede potenciar el surgimiento de iniciativas autónomas para la igualdad de oportunidades y de otras demandas.

Sigue pendiente en 2012 la creación y funcionamiento de un Consejo Asesor de la SM que sirva de puente entre el Gobierno, otros poderes del Estado y la sociedad civil, el que se dice ha tenido dos intentos de convocatoria hasta el momento, sin mucha respuesta de parte de la sociedad civil, sobre los cuales no he tenido conocimiento alguno.

Creo que habría que cambiar el tipo de convocatoria y hacerla más directamente dirigida a las personas que cumplan con los requisitos que se precisen, considerando que son cargos de confianza y ad honorem. El objetivo sería una mayor y mejor participación del movimiento feminista y de la ciudadanía desde una perspectiva nacional. Por la sociedad civil participarían instituciones académicas, gremios profesionales, organizaciones sociales, redes e interesados/as en la temática de género. (108)

Los cien primeros días de la SMPR 2008-12. Considero importante mirar para seguir el camino recorrido por la institución responsable de los intereses y necesidades de las mujeres paraguayas y porque, por primera vez, Gloria Rubín, una periodista, feminista, apolítica, exmiembra de la Coordinación de Mujeres del Paraguay y activa participante en la construcción del movimiento social de mujeres, es nombrada ministra de la Secretaría de la Mujer de la Presidencia de la República, a tiempo completo con la pasión y la mística que solo tienen las personas que creen en sus propios sueños y confían en que la piedra pueda florecer con la ayuda de todas las mujeres de este único país y “mucho más”. (109)

Un primer paso importante y necesario fue contar con recursos económicos, humanos calificados y tecnológicos para hacer posible el uso imprescindible de un eficiente y actualizado sistema comunicacional que de cuenta de los avances y retrocesos, de los programas y acciones que se orienten a la igualdad de oportunidades y trato para mujeres y hombres de nuestro país y que el desarrollo efectivo del III Plan de Igualdad de Oportunidades para mujeres y hombres 2008-2017 sea realmente aprobado por Ley del Estado, para asegurar la continuidad y uso del mismo.

En este sentido, ha sido fundamental el esfuerzo de la ministra Rubín para hacer realidad el proceso de transversalización de la perspectiva de género, tanto en el ámbito rural como urbano. Del mismo modo, ha tratado de impulsar los proyectos en estudio de la Comisión de Equidad y Género del Senado, relativos a temas pendientes como: la trata de personas, la relación del medio ambiente y género, economía y género, es decir, mujer, según el uso y abuso que damos al significado del término género en la actualidad, sin olvidar las cuestiones relativas a la modificación del Código Electoral y la paridad de género en los cargos de poder.

Por otro lado, se ha dado una firme gestión institucional a través de la comunicación y publicación de las acciones realizadas, como la reestructuración de la página web.

Por primera vez en 20 años se publica el listado de llamados para la contratación de bienes y servicios. Se ha dado una optimización de la capacidad de control interno administrativo, para una mayor eficiencia y transparencia en la rendición de cuentas y de la administración en general, a partir de la incorporación de tecnología avanzada y de un eficiente sistema comunicacional, para una mayor visibilidad a los resultados de tantos convenios con otras instituciones, en particular con respecto a la tan esperada transversalización de la aplicación de la perspectiva de género en la administración pública, dentro y fuera de Asunción, la capital del país.

Considero que las dinámicas diferentes del movimiento social feminista y de los contados organismos gubernamentales con perspectiva de género, se deben entre otras cosas a las dificultades económicas de los primeros y a la falta de conocimientos o militancia feminista de los otros. Son caminos paralelos que se encuentran solamente en situaciones de conmemoración de fechas nacionales e internacionales importantes para las mujeres en situaciones extremas, como por ejemplo frente a la posibilidad de una reforma estructural del Estado y posible desaparición de la SM o cambios de ministras, como ha ocurrido ya en el pasado.

Si bien la creación y funcionamiento de la SMPR significa una de las conquistas más importantes en la historia del movimiento social feminista, en estos últimos años ha funcionado con mucha fuerza en áreas no contempladas en el pasado a favor a los avances de las mujeres sin banderías políticas, clase, procedencia, etnia, lengua, etc. Es decir, que se ha hecho primar el género sobre el partido político o aún de gobierno hasta ahora. Sin embargo, como son muchas las acciones, convenios, políticas, etc., aquí me limitaré a indicar solamente la información nueva que disponga y que considere más importante.

En otro orden de cosas, el 8 de marzo 2010, Día internacional de la Mujer, la Secretaría de la Mujer, en la persona de la ministra Gloria Rubín y el cancilla nacional Dr. Héctor Lacognata, condecoraron a Grazziella Corvalán, fundadora y activa militante del movimiento feminista, con la Orden Nacional del Mérito en el grado de la Gran Cruz por su lucha a favor de la reivindicación de las mujeres y de la lengua guaraní y en carácter póstumo a la Sra. Olga Blinder, reconocida docente y artista paraguaya.

También en 2010, Line Bareiro, fundadora y activa militante del movimiento feminista, fue felicitada y agasajada por la ministra Rubín por su elección después de una larga y difícil campaña personal e institucional, como integrante del prestigioso Comité de Expertas de la Convención contra toda Forma de Discriminación hacia la Mujer, conocida como CEDAW, con el fin de representar al gobierno del Paraguay por el período 2011-14.

Es así que la Secretaría de la Mujer, el Ministerio del Interior, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) presentaron la sistematización del proyecto “Atención a víctimas de violencia intrafamiliar y de género: seguridad ciudadana”.

La publicación contiene los principales resultados y avances del proyecto que apunta, desde el Estado paraguayo, apoyado por la cooperación internacional, a instalar instrumentos indispensables para una política de seguridad ciudadana con perspectiva de derechos humanos y de género. El proyecto incluyó la creación de las Divisiones de Atención Especializada en la Policía Nacional, que como política pública representa un avance para lidiar con las desigualdades de género y generacionales expresadas en el entramado de la violencia intrafamiliar y del feminicidio.

La sistematización del proyecto visibiliza entre las principales contribuciones el cambio sustantivo en las actuaciones de la Policía Nacional, en el ámbito de la violencia intrafamiliar y de género, puesto que, a través de las Divisiones de Atención Especializada, las víctimas no solamente reciben apoyo cuando sus vidas corren peligro sino que además, al presentar denuncia, reciben asesoramiento y la derivación correspondiente para contar con el conocimiento y las herramientas necesarias para acceder a la justicia.

En este sentido, a dos años de la implementación del Proyecto, se exhiben otros logros concretos, como la capacitación con enfoque de derechos a más de mil efectivos de la Policía, seis Divisiones de Atención Especializada en comisarías estratégicas de la Capital e interior del país, que muy pocos países cuentan con esta especialización en los organismos de seguridad pública.

Además, Casas de Refugio para mujeres que sufren de violencia y/o trata en Ciudad del Este y Pedro Juan Caballero, Chaco y Curuguaty y un Manual de Procedimientos Policiales ante la Comisión de hechos punibles relacionados con la violencia intrafamiliar y de género y un sistema de trabajo preventivo instalado que ya llegó a miles de ciudadanos y ciudadanas.

Se crearon nuevos centros regionales de la mujer en el interior del país, que son pasos muy importantes para combatir la violencia, así como ha sido la instalación de SOS MUJER 137, una línea telefónica gratuita de contención y asistencia contra la violencia hacia las mujeres, que funciona durante 24 horas y está asegurada la confidencialidad y el anonimato de cada llamada.

Este ha sido un emprendimiento conjunto entre la Secretaría de la Mujer y el Gabinete Civil de la Presidencia. Este mecanismo, que se suma al servicio de atención a las mujeres y a la casa de seguridad, contribuye al mejoramiento de la respuesta del Estado ante las denuncias de mujeres en situación de violencia doméstica. El objetivo es avanzar en la prevención, optimizando la participación del Estado desde el momento en que la mujer hace la primera denuncia o busca ayuda. El próximo paso es concretar una Brigada Móvil de Rescate que funcione en Asunción y el Dpto. Central. Ese esfuerzo hace posible que el sueño de una línea gratuita hoy sea una realidad en este día tan emblemático (110).

En el Acta de la V Comisión Mixta Hispano- Paraguaya se estableció en 2007, como prioridad conjunta de ambos países, trabajar en el Sector Género y Desarrollo, incluyéndose como una de las líneas de trabajo el “Fortalecimiento Institucional de la Secretaría de la Mujer”. Ambas delegaciones acordaron “fortalecer las capacidades institucionales de la Secretaría de la Mujer para hacer frente a sus competencias”, como es el “promover la incorporación de la perspectiva de género en las políticas públicas y las prácticas de desarrollo”.

En este acuerdo bilateral se enmarca el Proyecto “Gobernabilidad democrática y cohesión social: fortalecimiento de las políticas públicas de género para la atención, protección y restitución de víctimas de violencia basada en género, con énfasis en trata de mujeres y niñas”. Estos temas se vuelven inherentes al trabajo de la Secretaría de la Mujer, convertida en el Ministerio de la Mujer, según la Ley 4576 de noviembre 2012.

La SMPR inauguró la segunda comisaría del Área Metropolitana que cuenta con la Atención Especializada para Víctimas de Violencia contra la Mujer. Esta acción se extenderá a todas las comisarías del país, contando con la colaboración de la cooperación internacional en dicho tema. Es así que en marzo de 2010 la ministra Gloria Rubín anunció la obligación de que todas las comisarías deben estar en condiciones de asistir a las víctimas de violencia intrafamiliar. Para el 2011 ya cuentan con seis de un total de diez planeadas para la Capital e interior del país. Sin embargo, el grado de inseguridad ciudadana es tan alto que el contingente de policías entrenados para prevenir y luego lidiar con la violencia contra la mujer resulta insuficiente.

En el año 2009, se ha elaborado la Política Pública de Desarrollo Social para el período 2010-2020 que complementa el Plan Estratégico Económico y Social y por primera vez el Estado paraguayo reconoce el derecho de las mujeres a vivir una vida sin violencia como una condición ineludible para el desarrollo. Al año siguiente, la Secretaría de la Mujer habilitó el primer albergue temporal para mujeres en situación de violencia, con capacidad para albergar a 50 personas.

En la casa -habilitada con el nombre de Mercedes Sandoval- se ofrece asistencia integral (jurídica, sicológica, social y de apoyo escolar para los hijos e hijas). Los servicios brindados incluyen alojamiento temporal, atención y apoyo sicológico, asesoría y acompañamiento legal, atención y apoyo médico, terapia ocupacional, información y capacitación sobre derechos y seguridad personal. Se formalizó un acuerdo entre instituciones de los tres poderes del Estado para que el Paraguay cuente con una legislación integral contra la violencia hacia las mujeres. Confiamos en que antes de finalizar 2011 la comisión redactara presente el Anteproyecto de Ley para que el proceso legislativo comience a andar.

Se ha puesto énfasis en acciones para la prevención, sanción y erradicación de la violencia, definiendo líneas de trabajo estratégicas entre las cuales están: la desconcentración de los servicios públicos; la construcción de un sistema de información y la inclusión de una perspectiva de género en el Presupuesto General de Gastos de la Nación. Se ha iniciado el proceso para la construcción de 4 Centros de Referencia Regionales dependientes de la Secretaría de la Mujer de la Presidencia, en departamentos del área de frontera con Argentina y Brasil (Alto Paraná, Canindeyú y Amambay) y en el Chaco paraguayo (Boquerón). Este último cuenta con una importante población indígena, pero una baja presencia del Estado particularmente en políticas de género. En Alto Paraná y Canindeyú también serán habilitadas Casas de la Mujer para albergue temporal de mujeres víctimas de violencia doméstica y trata de personas.

En febrero de 2011 el Comité Interinstitucional para la prevención de la violencia contra las mujeres aprobó la conformación de una Mesa Técnica Interinstitucional para la elaboración y funcionamiento del Registro Unificado de servicios públicos brindados a mujeres víctimas de violencia de género, doméstica e intrafamiliar (conocida como RUVIG). El objetivo final de esta iniciativa es la disponibilidad de información confiable y oportuna para el análisis, monitoreo, evaluación y reformulación de políticas públicas para la erradicación de la violencia contra las mujeres.

Actualmente se dispone de mecanismos de protección a las mujeres víctimas de violencia en la Policía Nacional, el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, el Ministerio Público (Fiscalía) y la Corte Suprema de Justicia. En todos los casos, la rotación del personal capacitado es una realidad que no se puede desconocer. Para reducir las pérdidas de eficacia en la atención a víctimas por esa razón, se han elaborado protocolos de atención que buscan estandarizar e institucionalizar los procedimientos. Se han lanzado dos manuales, importantes herramientas del trabajo cotidiano del personal policial y de todos los que trabajan en el abordaje integral de esta problemática.

Actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la mujer (111) es la obligación de los Estados que surge de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, conocida como Convención de Belém do Pará. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados las mujeres siguen siendo víctimas de violencia. La lucha contra la violencia hacia las mujeres tiene más de 10 años de institucionalización en el Estado paraguayo.

En 2011 se estima que hasta 6 (seis) de cada 10 (diez) mujeres han sido víctimas de violencia física o sexual en el transcurso de sus vidas, en su gran mayoría por parte de sus esposos o compañeros. La campaña de concienciación contra la violencia hacia la mujer, a través de los medios masivos de comunicación, ha sido muy educativa y exitosa, visibilizando aspectos poco practicados sobre la violencia intrafamiliar, como por ejemplo superar el miedo al victimario y denunciar a la autoridad competente.

La construcción del Centro Regional de Referencia de la ciudad de Filadelfia (112) se inició el martes 31 de enero de 2012 con la palada inicial de la Secretaría de la Mujer de la Presidencia de la República. El acto contó con la presencia de la ministra de la Mujer, Gloria Rubín, el intendente de Filadelfia, Berthold Dürksen y otras personalidades locales, en el terreno a ser construido ubicado en las calles Carayá casi Carlos Casado de la misma ciudad.

El objetivo del Centro Regional de Referencia es prestar servicios públicos profesionales especializados a mujeres en situación de violencia, con enfoque multicultural e integralidad. El Centro contará con servicios de atención psicológica, jurídica y social.

La Secretaría de la Mujer ha trabajado en la desconcentración territorial de las políticas públicas, para las mujeres en situación de violencia basada en género o trata de personas, con el apoyo de la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo). En el año 2011, la Secretaría de la Mujer y la Municipalidad de Filadelfia han firmado un convenio de cooperación interinstitucional para la habilitación de este centro de referencia para las mujeres. Por este convenio, la Municipalidad de Filadelfia ha cedido a la Secretaría de la Mujer un terreno en comodato para la construcción de las oficinas.

Creo que en este último tramo de la administración de Gloria Rubín, el énfasis del trabajo de la SMPR debería estar en la educación formal, específicamente con la formación y entrenamiento docente, que si bien se incluyó en la curricula del ISE no se ha hecho parte sistemática y permanente de la práctica cotidiana del trabajo docente en aula, en el proceso enseñanza/ aprendizaje, ni forma parte de la calificación obligatoria del curriculum de las/os responsables directos/as del sistema educativo.

En este sentido, tampoco ayudará con la educación escolar inicial y básica, el Convenio interinstitucional con la Universidad Nacional de Asunción, UNA, para la implementación del Programa de especialización sobre “Gestión de Políticas Públicas y Género”, a pesar de su importancia política y estatus académico de los estudios de género. Cada una de nosotras tenemos un berretin, como decía mi madre, para Gloria es la violencia y para mí es la educación escolar básica e inicial, donde creo que, comenzando con el abe, es el principio de todo y por lo tanto, la mejor forma de evitar los males posteriores, como la violencia hacia la mujer.


NOTAS

1. Rivarola, Domingo (Ed). Los movimientos sociales en el Paraguay

Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos, Ira. Edición, Asunción, 1986, 360 pp

2. Corvalán, Graziella. Esta es una reedición corregida y ampliada del libro con el mismo nombre, publicado en marzo 2012 con los auspicios de la Embajada británica en Buenos Aires y la organización no gubernamental Mujeres por la Democracia MxD. Algunas partes son transcripciones de un documento no terminado sobre la Memoria de la CMP, escrito en 2010 y de documentos y actas institucionales de la CMP.

3. Agradezco a María Victoria Heikel que me dio la idea para contar esta historia y a Gloria, Bertha, Mechenga y Virginia que me ayudaron a mejorarla.

4. Corvalán, Graziella (Comp.), Entre el silencio y la voz. Mujeres, autoras y actoras de una sociedad en cambio, CPES, Asunción, 1989.

5. Flores de Zarza, Idalia, La mujer paraguaya protagonista de la historia (1537-1870). Asunción, El Lector, 1987.

6. Rivarola, Milda,"Cronología del movimiento feminista y de mujeres en el Paraguay 1900-1992”, en Revista Enfoques de Mujer, GEMPA-CPKS, Asunción, 1992.

7. Barreto, Ana, Mujeres que hicieron historia en el Paraguay, Secretaría de la Mujer, Ed. Servilibro, Asunción, mayo 2011. El libro es más que una bibliografía de notables que dejaron sus huellas en la historia política. Eran mujeres campesinas, urbanas, etc., con nombres y apellidos que han salido a luz.

8. Barreto, Ana, Mujeres que hicieron historia, op. cit.

9. Corvalán, Graziella y María Victoria Heikel, Estudio del perfil nacional sobre la mujer en el desarrollo (versión española), Agencia de Cooperación Internacional del Japón JICA, Asunción, 1997.

10. Yore, Perla y Carmen Colazo. Al rescate de nuestra historia, QR Producciones Gráficas, Asunción, 2001

11. Monte, Mary, Bareiro, Line y Clyde Soto, Al fin ciudadanas, Centro de Documentación y Estudios (CDE) Asunción, 2011

12. Paredes, Roberto, Mujeres rebeldes por la patria, Secretaría de la Mujer, Asunción, septiembre 2011

13. Guzmán, Virginia y G. Corvalán, La institucionalidad de género en un contexto de cambio de gobierno: El caso de Paraguay, MUJER y DESARROLLO, Proyecto CEPAL/DAWN/Naciones Unidas. Santiago de Chile, octubre 2003

14. Pastare, Carlos, La lucha por la tierra en el Paraguay, p. 29 y sgts

15. Constantini, op. cit., p. 65

16. Potthast-jutkeit, Bárbara, ¿Paraíso de Mahoma o País de las mujeres?, Trad. Asunción, 1996, 464 pp.

17. Zarza, Idalia Flores, op. cit., pp. 63, 64 y sgts.

18. Zarza, Idalia Flores de, La mujer paraguaya protagonista de la historia (1537-1870) p. 25

19. Dávalos, Juana, “La mujer paraguaya a través de los ñe’ẽnga” En: Enfoques de Mujer, GEMPA/CPES, Año 2, marzo 1987, pp. 28-29.

20. Pompa, Ma. del Carmen, “Identidad de la mujer en la narrativa paraguaya”, En: Enfoques de Mujer, GEMPA/CPES, Año 6, No. 19, junio 1991. p. 19

21. Corvalán, Graziella, Las políticas lingüísticas del Paraguay: Rol del Estado, Consejo Nacional de Educación y Cultura, CONEC, Asunción, febrero 2006

22. Wittgenstein, Los cuadernos azul y marrón, Tecnos, Madrid, 1968

23. Fishman, Joshua A. Sociolinguistics. A brief introduction. Newbury House Publishers, Mass. 1975

24. Corvalán, Graziella, “El contexto sociocultural y la perspectiva de género en el bilingüismo”, en: Revista Paraguaya de Sociología, Año 46, No. 134, enero-junio 2009

25. Palabra guaraní que significa mezcla de ambas lenguas.

26. Canese, Natalia K. de, Corvalán, Graziella, El español del Paraguay en contacto con el guaraní”, op. cit.

27. Idem

28. Line Bareiro y Soto, Clyde, editoras (1992), Sola no basta. Mecanismo para mejorar la participación política de las mujeres, CDE, Area Muja, Asunción.

29. Chodorow, Nancy, “The glass ceiling: Is it internal or external?”, ponencia presentada en el Congreso Mujeres y Psicoanálisis, USA 2000.

30. Corvalán, Graziella, “La conformación de un campo político”, en: Virginia Guzmán y Graziella Corvalán, La institucionalidad de género. El caso de Paraguay, Mujer y Desarrollo, No. 49, CEPAL, Santiago de Chile, octubre 2003

31. Heikel, Ma. Victoria, comentarios para esta propuesta de discusión, Guatemala, julio 2007.

32. Valenzuela, María Elena, La mujer en el Chile militar. Todas íbamos a ser reinas, Ed. Chile y América-CESOC, Santiago, 1987, p. 52.

33 Bareiro, Line, “Las mujeres políticas deben animarse a tomar decisiones impopulares”, Buenos Aires, mayo 2012

34. Lilian Celiberti, Entrevista de Silvia Arjona a la feminista uruguaya de la AFM. En LATITUD 94, Madrid, diciembre 2012

35. Celiberti, Lilian, op.cit.

36. Red Informativa de Mujeres de Argentina, 12 de julio 2007

37. Verónica Villalba (2001), “Las mujeres en las Elecciones Municipales”, en: Informativo Mujer N° 152, octubre, Asunción, CDE, Area Mujer.

38. IIG, Instituto Internacional de Gobernabilidad de Cataluña (2003), Libro blanco sobre la reforma constitucional en Paraguay, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

39. Guzmán, Virginia, Gobernabilidad democrática y género. Una articulación posible, CEPAL, Santiago de Chile, 2002

40. Interpelación a los candidatos y candidata a la Presidencia de la República 2013-19 sobre sus programas en torno a la participación política para la igualdad de género. Tribunal Superior de Justicia Electoral, Secretaría de la Mujer, ONU MUJERES, Asunción, noviembre 5, 2012

41. Enfoques de Mujer, Año 5, No.17, diciembre 1990, GEMPA, pp. 7-14.

42. Revista Enfoques de Mujer, GEMPA/CPES, Asunción, 1986-1995

43. Zarza, Olga, “Venturas y desventuras del feminismo en Paraguay”, en Enfoques de Mujer, No. 1, Asunción, diciembre 1986, GEMPA-CPES, pp. 6-7

44. CDE, Alter Vida, “Incidencia en la modificación de leyes. La CMP y la igualdad ante la ley”, Serie: Experiencias paraguayas de incidencia de la sociedad civil en los poderes del Estado 1, Asunción, 2003

94. Entrevista a Carolina Robledo, en “Las radiactivas encienden”, Jakue’ẽke Mujer, No. 4. Es una publicación de Jaku’ẽke Paraguay, Radio Viva, p. 10 y sgtes.

95. Entrevista a Camila Zabala, en “El feminismo amplió el horizonte de mis intereses...”. En Jaku’ẽke Mujer. No.4, op. cit.

96. FRIDA, mail feminispy, mujeres feministas de Asunción (en construcción), 6/7/2011

97. Parte de las memorias de la CMP, Asunción 2010

98. Jaku'ẽke Mujer, op.cit.

99 “Manifiesto de Frida”, feministasy, julio, 2011

100. Manifiesto de FRIDA, mail feministaspy, julio 2011

101. Enfoques de Mujer, publicación feminista del Grupo de Estudios de la Mujer Paraguaya (GEMPA) y CPES, Asunción 1987-1995.

102. “Proyecto de Ley para la creación de una Secretaría de la Mujer” Revista Enfoques de Mujer, Año 8, No. 26, Asunción, marzo de 1993, pp. 46 y 47

103. “La CMP y la MULTISECTORIAL”, Revista Enfoques de Mujer, Año 6, No 19, junio de 1991, p. 36

104. Yore, Perla y Carmen Colazo, Al rescate de nuestra historia, QR Producciones Gráficas, Asunción, febrero 2001, p. 47

105. Ídem, pp. 55-56

106. ídem, p. 53

107. Bareiro, Line, “Cronología del Marzo paraguayo”, Revista Informativo Mujer, CDE, marzo 1999

108. Secretaría de la Mujer, Presidencia de la República, Plan Nacional de igualdad de Oportunidades para las Mujeres 1997-2001, Un instrumento para la igualdad, el desarrollo y la paz, Asunción, mayo de 1997.

109. Carmen Soler en su poema “Mucho más”, XXI Cumbre Iberoamericana, Asunción, junio 2011

110. Gloria Rubín, palabras del 25 de noviembre 2011, op.cit.

111. Gloria Rubín, palabras pronunciadas el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, para rendir cuentas a la sociedad de las acciones realizadas y el progreso alcanzado, noviembre 25 2011.

112. Feministaspy, Teresita Silvero, 30 de enero de 2012




REFLEXIONES POSTERIORES

 

Estas Reflexiones posteriores han surgido principalmente desde el lanzamiento de la primera edición de este libro, de manera a resaltar algunos temas todavía postergados con respecto a la situación social de las mujeres, jóvenes y niñas paraguayas, que considero importantes de tratar como partes del constante y difícil avance feminista. Además, tiene la intención de mirar desde su entorno actual y desde la producción y divulgación de conocimientos, como expresión de una praxis social de género. Con el tiempo, nos llevó a la construcción del movimiento social feminista con gran esfuerzo, pasión y mística, como vemos en la primera edición (148) de este libro, cuya reimpresión corregida y ampliada, el Ministerio de la Mujer incorpora como un ejemplar más a la Colección KUÑA RECO.

Este gran impulso en la divulgación de la producción bibliográfica sobre el tema género o de las mujeres por primera vez de parte del Estado, nos llena de satisfacción y orgullo. Las palabras calladas por mucho tiempo salen a la luz, a través del conocimiento del proceso de construcción de dicho movimiento, para que las jóvenes, renueven y reafirmen la lucha por nuestros derechos, de manera que no sean avasallados por la política, ideología, intereses creados y factores imponderables de la naturaleza humana.

Sin tener la intención de embarcarme en un análisis de coyuntura de este diría más bien “extraño” y decepcionante 2012, mi objetivo principal es actuar como una simple apuntadora de nuestra memoria relativamente corta y reciente, para dar una mirada más, entre las muchas que han surgido sobre los acontecimientos, protagonistas y temas que interesan principalmente a las feministas investigadoras y estudiantes sobre el proceso seguido, sobre todo considerando esta seria e histórica crisis que va más allá de lo simplemente social y político. Sin embargo, como toda crisis también puede dar lugar a nuevas y prácticas formas de concebir y actuar en esta cambiante y sorpresiva realidad actual.

Por lo tanto, empecemos con mirar los dos eventos de gran envergadura e impacto diferencial a nivel nacional e institucional, que se han llevado a cabo en el año que se ha ido, sin que se hayan cumplido muchas de las promesas que nuestros gobernantes nos hicieron hace cinco y que como nunca en el pasado, creímos y esperamos que por fin Paraguay encontraría un destino de buenaventuras y esperanzas para todos y todas, superando por fin la idea de Roa de una isla sin mar, aunque la noción de isla continué en lo que atañe a las relaciones internacionales.

En primer lugar, me refiero al histórico derrocamiento del gobierno del ex Presidente Fernando Lugo, 2008-2013, a consecuencia del Juicio político llevado a cabo el 22 de junio de 2012 de gran impacto en la sociedad paraguaya y por consiguiente, en el movimiento social feminista y de mujeres en general, al haberse divido entre las que optaron por seguir al nuevo gobierno y las que por sus convicciones tomaron otro rumbo. Estas se unieron para formar parte de una resistencia activa y agresiva de distinto signo político contrario al nuevo gobierno. Sin embargo, dicha resistencia a favor del Presidente Lugo, esperábamos se debilitara con el correr del tiempo y lográramos la unión de toda la ciudadanía, cosa que no resultó así. Las aspiraciones políticas y buenas ganancias de entonces, se convirtieron en el norte a seguir.

En segundo lugar me refiero a la por tanto tiempo, esperada promulgación de la Ley 4675/12 para la creación y funcionamiento del Ministerio de la Mujer (MM) en reemplazo de la exitosa Secretaría de la Mujer de la Presidencia de la República (SMPR) reconocida por su activa y ya larga participación en el movimiento feminista para los avances y quizás en algún sentido, cierta resistencia al significado y alcance del feminismo en el Paraguay, al no haberse podido instalar del todo la conciencia de género en una ciudadanía todavía indiferente y adormecida por muchos años de oscuridad.

Parecería que los eventos políticos y/o sociales ocurridos en un lapso relativamente corto, no podrían haber sido tan gravitantes en el funcionamiento, desarrollo y sobre todo actitud de un movimiento social de treinta años de permanente actividad en la sociedad paraguaya, pero no fue así. Los graves sucesos ocurridos en unas tierras en litigio conocidas como Marina Cué en la ciudad de Curuguaty (149) unos días antes del 22 de junio 2012, resultaron en un evidente, sorpresivo e inesperado enfrentamiento entre hermanos paraguayos. Obviamente, la suma de ambos sucesos, el Juicio político y la masacre resultó en el cisma político y social de toda la ciudadanía y por lo tanto, de los grupos organizados no gubernamentales, urbanos y rurales, a lo largo y ancho del territorio nacional.

Los eventos a que nos referimos especialmente nos servirán, como hitos sobre los que estas páginas tienen su punto de partida. Uno es eminentemente de carácter político gubernamental que por su importancia y gravedad, se convertirá en una parte crucial de la historia reciente de nuestro país, de tal modo que con el paso del tiempo, todo será mirado como un antes y un después del mismo.

El otro, es de tipo institucional, importante desde la perspectiva de género, aunque algo menos dramático en cuanto a su impacto social y político, a pesar de estar ambos muy interrelacionados en sus objetivos, protagonistas, funcionamiento y áreas de acción en tiempo y espacio.

Así es que en la división de la ciudadanía y pueblo en general, los partidos políticos, sindicatos, las instituciones y organizaciones no gubernamentales mixtas y de mujeres, la ideología fue más decisiva y determinante en sus opciones de vida y trabajo, en vez de la tan proclamada perspectiva de género, la que estoy segura no es del conocimiento pleno de todas las personas, por lo que nos preguntamos sobre el origen y consecuencias de dicha división.

 

EL CISMA EN EL MOVIMIENTO FEMINISTA PARAGUAYO

Para responder a esta pregunta se debería dar una mirada profunda y cuidadosa a las condiciones sociales, políticas y económicas del país a nivel nacional y al estado actual del movimiento de mujeres y feministas en particular. Por lo tanto, es preciso partir de una investigación con todo el rigor científico necesario, en cuanto al alcance del impacto de los cambios económicos y sociales que los estudios indican para Paraguay con respecto a la movilidad social, económica y de crecimiento de la clase media (150), así como una relativa disminución de la pobreza. Sin embargo esto debería implicar en términos relativos, más seguridad ciudadana, más y mejor crecimiento del empleo, adecuada educación pública de calidad, más servicios de salud buenos y accesibles para todos/as, protección contra el calentamiento global, etc. que todavía consideramos, están muy lejos de la realidad actual.

La falta de un verdadero y carismático liderazgo político y/o social, masculino o femenino, el creciente aumento de la violencia intrafamiliar y contra la mujer; el devaluado mercado de trabajo femenino de sectores sociales medios y bajos, las drogas como medio de ganarse la vida, el aumento de la generación “nini” jóvenes de ambos sexos que ni estudian ni trabajan, condenados a vivir a merced del negocio de las drogas y del poder de los narcos; el desempleo en general y más grave aún, la pérdida o cambio de nuestros ancestrales valores y principios básicos de la relación social, familiar y comunitaria.

Estos son los factores que directa o indirectamente han influido en la realidad actual del Paraguay desde hace varias décadas, han aumentado en 2012 y que necesitan ser analizados y discutidos desde una perspectiva global y de género.

Sin duda, este grave e inesperado cisma ha impactado profunda y diferencialmente en todos los sectores y niveles de la población paraguaya, urbana y rural, hasta llegar en muchos casos muy cerca de los grupos de pares, amigos, compañeros y con más frecuencia que lo imaginado, muy adentro de la vida familiar y comunitaria, con sorprendente e inesperado fanatismo, que se convierte en una muralla de granito que nos separa y nos impide sentir al compañero/a, al amigo/a, comprender al/a jefe/a y sobre todo nos impide ver más allá de nuestras posibilidades de amistad y convivencia.

En este punto, es necesario considerar los motivos eminentemente políticos, ideológicos y de la vida cotidiana, que dieron lugar al cisma y sus consecuencias, para entender el encono surgido entre los dos bandos y tratar de comprender las miradas, actitudes y acciones antagónicas y hasta violentas que se iniciaron y que a casi diez meses del evento de la discordia, la situación poco ha cambiado,

Cada bando entiende la resistencia y la incompleta democracia como le conviene y la concibe desde su óptica política o ideológica, donde la izquierda la más perjudicada, por la pérdida de la oportunidad de revivir en términos políticos, invade todos los resquicios que puede y la derecha, no trata de cambiar los principios y acciones de un tiempo y espacio, que no es el mismo de hace cincuenta años.

En efecto, el daño ha sido profundo al enfrentarse las relaciones sociales, fraternales y...de todo tipo, con tanta virulencia que parecería fuera el fin de lo que creímos las feministas, haber construido e instalado con tanto empeño y mística en el debate público sobre la perspectiva de género o desde el todavía desconocido, incomprendido y “sospechoso” feminismo.

No fue así, en dos horas que duró el juicio político como lo dicta el artículo no.225 de la Constitución Nacional, ambas cámaras del Congreso de la Nación, la de diputados primero y la de senadores después, hicieron que los sueños, proyectos y programas de muchas personas, hombres y mujeres, gobernantes y gobernados fueran cayendo en cascada sin prisa y sin pausa.

Las personas que estaban a favor, miraban sorprendidas e impávidas, sin considerar en el momento, las graves consecuencias inmediatas y a largo plazo para el país y para la ciudadanía en general. En el tiempo dispuesto se había derrocado a un Presidente electo por la mayoría del pueblo paraguayo, nueve meses antes de terminar su mandato constitucional. Las personas que estaban en contra obviamente no podían entender y menos aún aceptar lo que estaba pasando por tercera vez en la historia política del país y aunque hayan sido por motivos diferentes, esta vez estaba en juego nada menos que la soberanía nacional.

El juicio político contemplado en la Constitución Nacional fue el “medio legal, político e impecable” (151) usado en esta ocasión de parte del Congreso, para destituir al Presidente de la República, el que entonces era el ex Obispo Femando Lugo, causa del debacle político y social que produjo el cisma que dividió a la sociedad en dos partes: los socialistas e izquierdistas seguidores del ahora ex Presidente. Lugo, conformando la llamada resistencia al nuevo gobierno.

La otra parte, considerada la derecha, liberales y colorados, llamados golpistas seguidores del entonces Vicepresidente Federico Franco, quien reemplazó a Lugo en la Presidencia del país hasta el 15 de agosto 2013, fecha instituida para dar paso al Presidente/a electo/a el 21 de abril del mismo año.

La principal diferencia entre unos y otros está en la concepción y alcance dado a la figura constitucional del Juicio político, el mecanismo usado para la destitución de Femando Lugo. Por lo tanto, para las personas que están en contra del Juicio, este fue calificado de erróneamente como golpe de Estado. Contrariamente, para el otro bando a favor del Juicio político, aceptado por el mismo Lugo, según consta en cada uno de los pasos llevados a cabo en el proceso, se trató de un Juicio político.

Una breve mirada a los motivos del Juicio político y por consiguiente, al Gobierno presidido por Federico Franco, a quien le aplicaron los más denigrantes motes y calificativos, en el afán de desprestigiar su nueva investidura y administración, con el fin de reponer a Lugo en el Poder Ejecutivo, nos muestra la conformación de un activo movimiento social y político de jóvenes, mujeres y hombres y de funcionarios/as desplazados/as con el nuevo Gobierno.

Muchas eran personas que durante cuatro años, habían gozado de considerables salarios en un país con población pobre por un lado. Por otro, estaban las personas que en un corto periodo, habían hecho una meteórica carrera política en el poder Ejecutivo y habían alcanzado cargos importantes en la administración pública, muy difícil de renunciar sin causa justa, la que obviamente no la consideraron así.

La población paraguaya en general, estaba a favor del Juicio político, porque ya no concordaba con la política de Lugo al tratar de instaurar su soberanía por medio de la intromisión extranjera, el manejo arbitrario del gobierno, su permanente indecisión en las cuestiones de Estado, el avasallamiento a la identidad nacional, la orientación política-ideológica que había imprimido a las relaciones exteriores y la silenciosa y permanente concientización del pueblo paraguayo en todos los niveles, propio de la izquierda radical en la típica, extemporánea y gastada cantinela de pobres y campesinos contra ricos, ganaderos, industriales, etc.

Todo muy exacerbado por la aceptación o por lo menos indiferencia gubernamental con respecto a la invasión de la propiedad privada por los carperos (152) o supuestos campesinos sin tierra, el aumento del narcotráfico y la poca fuerza e importancia dada a la aparición del llamado “ejército paraguayo del pueblo” (EPP).que son temas para otra y más profunda reflexión social, política y económica.

Este acontecimiento de extrema gravedad necesita un profundo análisis de coyuntura social y político sin que la influencia de los partidos políticos y los poderes del Estado den a la situación existente entonces en el norte del país una explicación aparte y sobre todo muy relacionada con sus diferentes intereses y proyectos políticos, orientados ya hacia las próximas elecciones. Sin embargo los 17 muertos, 11 campesinos y 6 policías ocurridos el 15 de junio, producto del enfrentamiento entre los mismos llevado a cabo en Curuguaty, hasta ahora sin una explicación clara, imparcial y diría lógica de uno y otro bando.

El tiempo pasa y se culpan entre ellos con matices diferentes de culpabilidad, motivos, protagonistas y aun testigos, pero solo tenemos silencio y seguir esperando la justicia que no existe hasta ahora. Creemos que solamente la historia, nos dirá quién “tiró la primera piedra o tiro” en un territorio donde el Estado de derecho nunca ha existido, mientras aumenta la inseguridad, el contrabando, el tráfico de drogas, armas y la pobreza de la población que habitan el lugar, aunque rodeados de una gran riqueza que da la naturaleza en la calidad de la producción agrícola y el trabajo de su gente.

Las “vísperas” de las elecciones generales, ha convertido en un “justificado” y continuo intento de desestabilización política y de mutuo reproche, de toda una clase política fragmentada, hasta cierto punto desorientada, a la espera de los candidatos varones de los partidos tradicionales de más de cien años, de otros cuantos que prueban. Una sola mujer candidata de un movimiento político de un año de fundación competirá también por el Sillón de López, con desiguales posibilidades de triunfar, en recursos económicos y por lo tanto, caudal de votos.

La difícil y compleja articulación de la política partidaria y la perspectiva de género, tantas veces debatida aunque quizás poco entendida y menos aún practicada por las feministas, ha sido con frecuencia considerada una de las encrucijadas del feminismo y que evidentemente la elección de la opción por la cuestión ideológica en vez de la perspectiva de género, nos dice que se ha perdido una vez más, la opción por la mujer en esta oportunidad.

En efecto, hemos comprobado que en esta reciente, grave y compleja crisis sociopolítica, la equidad desde la perspectiva de género se ha convertido según el último proceder feminista, tan solo en un discurso teórico vacío, tema de debate, una situación límite, una utopía, etc. si consideramos las decisiones y comportamiento de las feministas y la clara elección preferencial de la mayoría por el partido, las convicciones, las sinrazones, etc. con respecto al nuevo escenario político que repentinamente surgió.

Ahora más que nunca, es necesario fortalecer y resguardar los avances y conquistas, en vista a un futuro que se toma incierto, considerando los deberes no cumplidos, sin terminar o posiblemente emergentes que nos preocupan.

Resulta curioso comprobar como una exaltada defensa del partido/ ideología aparece en dicha

articulación, cuando se tocan los intereses del poder político y/o económico, creados y/o permanentes, personales y/o partidarios, mientras la perspectiva de género pierde la fuerza que hubiera debido tener y desaparece la incomprendida perspectiva de género del escenario y discurso político y sobre todo público.

El objetivo ha sido resistir al Pte. Franco, resultado natural de un golpe parlamentario, institucional o como se llame, atacando a partir de prejuicios sociopolíticos e ideológicos, históricamente enraizados contra la Iglesia y el “dinero” de una también supuesta oligarquía paraguaya. Al mismo tiempo, atacar sin sentido al Ministerio de la Mujer MM y sobre todo combatir la gestión de la persona responsable del mismo. Una mujer que ha dado pruebas de ser una real feminista y activista por primera vez en una institución del Estado, que ha defendido desde su cargo de Ministra, el derecho a la paternidad e identidad de los hijos de Lugo, padre y Presidente, de la República entonces, a pesar de la sorpresa e indignación de toda una población, mujeres y hombres en su mayoría católicos, respecto al reprochable comportamiento de un Obispo, que el destino lo eligió convertirse en Pte. de la Rca. del Paraguay.

No es una casualidad que en el caso Lugo, muchas feministas paraguayas ya instaladas o con posibilidades de acceder a cargos con poder y alta remuneración, se hayan expresado y accionado con tanta vehemencia en defensa del gobierno saliente en una supuesta defensa de la Democracia que desde el 89 no la hemos perdido. Por lo tanto, no encuentro justificación alguna para que hayan atacado de diferentes maneras, a todas las personas que tan solo aceptaron o defendieron al nuevo Gobierno constitucional que se instalaba y por ende, a la continuación de la excelente gestión de la persona responsable del Ministerio de la Mujer.

Las consecuencias del cambio de gobierno en el movimiento social feminista, o más específicamente en la cabeza del mismo, como ha sido la emblemática Coordinación de mujeres del Paraguay CMP, otrora compacto y solidario movimiento feminista fue radical y causa de un evidente y sentido cisma entre pares, compañeras y amigas. La mayoría de sus miembras están en contra de dicho cambio y por lo tanto, de las llamadas golpistas, nombre dado a las personas que están a favor del Juicio político y por lo tanto, en contra de Lugo.

Las consecuencias del cambio de gobierno en el movimiento social feminista, o más específicamente en la cabeza del mismo, como ha sido la emblemática Coordinación de Mujeres del Paraguay más conocida como la CMP, el otrora compacto y solidario movimiento feminista, fue radical y causa de un evidente y sentido por muchas, cisma entre pares, compañeras y amigas. Solamente el tiempo y el curso de nuestra historia nos dirá. Creo y quizás este muy equivocada, que muchas de sus miembras no estaban en contra del Juicio político per se sino en contra del gobierno de Lugo y del socialismo del Siglo XXI.

Sin embargo, mi experiencia de tantos años en la CMP, me dice que ésta no ha sido la primera vez, de una posibilidad de quiebre institucional, como sabemos muchas de las “antiguas” y no tanto.

En efecto, varias veces no hace tanto tiempo, han surgido amagos de distanciamiento o división por motivos más puntuales de funcionamiento y quizás relativamente menos importantes en términos feministas, porque en este caso, se debe a causas directamente relacionadas con la filosofía que defendemos y en la práctica con la perspectiva de género.

Creo que el hecho más serio y difícil de curar y superar, es que se afectaron otros sentimientos y principios fundamentales de convivencia como la amistad, lealtad, sororidad y solidaridad, a través de remanidos y extemporáneos clichés ideológicos, actitudes y “escraches” casi rozando las agresiones físicas.

El inesperado y brusco despertar de una izquierda dormida que se manifiesta en sus varios y diferentes niveles de confrontación, en vez de convertirse en otra alternativa política inteligente y creativa, se mezcla con el movimiento feminista, para enturbiar más la ya de por sí difícil situación política de las mujeres y feministas. Así aparece otro factor que por ahora, sólo sirve para complicar el panorama político y social nacional, alentado por fuerzas gubernamentales del exterior, sin posibilidades de éxito en sus propios entornos.

Por consiguiente, el por tanto tiempo silenciado debate ideológico, surgió con fuerza inusitada para convertirse en centro de permanente discusión y atención de los medios de comunicación masivos hasta el próximo abril 2013. Las consecuencias vemos y sentimos por doquier, en los medios de comunicación, en el ámbito universitario, los sindicatos, la clase política, la intelligentzia y entre la gente común y no tanto.

Diría que el saldo final por lo menos hasta el fin del verano 2013, es que el pueblo paraguayo en general ha empezado lentamente a hablar, opinar, exigir y esperamos que pronto a elegir a sus próximos gobernantes, a partir del ejercicio de sus derechos, de participación en los planes y programas para un futuro cercano.

Finalmente, en esta perspectiva de género, social y política, solamente puedo repetir como en 2003 que “la alta velocidad de cambio en distintos ámbitos de la vida social, está afectando los marcos interpretativos de la experiencia común, las problemáticas sociales, las prácticas políticas e institucionales así como también las subjetividades individuales y colectivas, Estas han dado lugar a nuevas formas de interacción y prácticas sociales y políticas que no están contempladas en las instituciones y organizaciones vigentes”. “Se plantea entonces una tensión importante entre la velocidad del cambio y la necesidad de instituciones estables que regulen los comportamientos y las relaciones entre los distintos componentes y que a la vez, acepten y se adapten a los cambios.

“Esta tensión debería favorecer el aumento de reflexividad de las personas responsables de las instituciones. Se necesita una mayor conciencia de las consecuencias de su acción sobre la dinámica social y una readecuación de su comportamiento en función de esta misma dinámica” (153), frente a un reordenamiento del orden internacional, especialmente en la región latinoamericana.

Sin embargo, a pesar de la tradicional y reconocida indiferencia y apatía del paraguayo/a sobre las cuestiones sociales y públicas, sorpresivamente cambió al ver la situación sociopolítica emergente y se convirtió en un activo generador del despertar y accionar, en términos de sus derechos, de una ciudadanía sumida en un letargo de muchas décadas de duración. La conciencia de la participación inclusiva y permanente es una herencia que Lugo nos dejó y no debemos perderla bajo ningún motivo.

 

EL MINISTERIO DE LA MUJER MM

El impacto del Juicio político alcanzó también al Ministerio de la Mujer MM, que ha sido una parte activa del movimiento social feminista, ya que tanto la sociedad civil como el organismo estatal responsable de las cuestiones que tengan que ver con la situación de las mujeres, han trabajado conjuntamente durante mucho tiempo, quizás en mayor medida a partir del 2008.

Ese año fue el cambio de administración de la ex Secretaría de la Mujer de la Presidencia de la República antes de convertirse en octubre 2012 en el por tanto tiempo esperado Ministerio de la Mujer MM según Ley no. 4675. Sin dudas, esto ha sido el producto de la larga y permanente lucha del movimiento feminista dentro del Congreso Nacional, para el cambio de status y funcionamiento, de dicho organismo estatal, sin duda un gran avance para las mujeres en este país.

Recordemos que el Ministerio de la Mujer es responsable de la situación de la mujer y que ha estado cuestionado en numerosas ocasiones, cuando los/ as parlamentarios/as del presente y del pasado, nos amenazaban con la creación de un Ministerio de Desarrollo Social, tal como lo entendían cada legislador/a. Para las feministas, este cambio significaba la desaparición de su independencia y rango institucional, por un lado.

Por otro, se tenía el temor de que la persona responsable, no tuviera el perfil que las feministas precisábamos para liderar y acompañar desde la Administración del Estado, nuestras demandas en términos de políticas sociales de género, Estas deberían orientarse hacia los grupos de población más pobre y desamparada en las necesidades básicas y en el conocimiento de sus derechos y obligaciones. Recostarse por papá Estado y reclamar subsidios es una forma más de asistencialismo que no ayuda a salir definitivamente de la pobreza.

Por cierto dicho perfil ha sido una permanente preocupación del movimiento de mujeres, hasta que afines de los años noventa, las feministas de la Coordinación de Mujeres del Paraguay colectivamente pergueñaron el perfil ideal, con que contamos en el presente. El temor radicaba en el peligro de ruptura de la continuidad del proceso feminista, respecto a las iniciativas existentes en la transversalización de las políticas de género, debido al frecuente cambio de autoridades nacionales y departamentales.

En este sentido, el evidente y exitoso avance en la descentralización de las políticas de género en la administración pública, es parte de la gestión constante de cualquier intervención del Estado en el recambio de autoridades y el consiguiente impacto en el sistema de institucionalidad de género. Sin dudas podemos afirmar sinceramente que con firmeza, constancia y dedicación, Gloria Rubín actual Ministra de la Mujer ha continuado y expandido la red de los mecanismos de género, iniciado hace diez años con Cristina Muñoz, entonces responsable de la Secretaría de la Mujer. Durante los dos pasados años se ha dado un mayor énfasis en la creación y fortalecimiento de los mecanismos de género, principalmente en el interior del país, en base a convenios y programas de acción, con las personas responsables de los mismos.

Este avance se debe en gran medida al cambio de orientación dado al organismo gubernamental, más institucional y feminista en su gestión y funcionamiento. Para la Ministra Rubín fue más importante el camino recorrido en su lucha por la equidad de género, que sus convicciones ideológicas, cuando tuvo que elegir entre una de las dos situaciones creadas, respecto a la administración política actual. En otras palabras, la disyuntiva era renunciar o continuar en el cargo con el nuevo gobierno, resistiendo la presión externa social y política y los embates de las feministas que por motivos políticos, ideológicos y de intereses creados estaban en contra del Gobierno nacional actual y obviamente contra el MM, a partir de un marcado distanciamiento entre las mismas feministas, en la participación de reuniones y celebraciones públicas.

El MM prioriza el fortalecimiento de políticas públicas para la ejecución del Plan de Acción del III PNIO con especial énfasis en la atención a la igualdad de oportunidades en la educación, el acceso a recursos económicos, el empleo y la erradicación de la violencia doméstica y contra la mujer por un lado. Por otro, el Proyecto “Gobernabilidad democrática y cohesión social” contempla: el fortalecimiento de las políticas públicas de género para la atención, protección y restitución de víctimas de violencia basada en género, con énfasis en trata de mujeres y niñas”.

El propósito específico es lograr todos los servicios públicos que se necesitan para la atención y protección contra la violencia basada en género y la trata de mujeres y niñas, en áreas de frontera con Argentina y Brasil de la Región Oriental y en un Departamento de la Región Occidental o Chaco. Todos se construyeron en base a la participación ciudadana de las mujeres con acciones orientadas a erradicar la violencia basada en género.

La modernidad, tecnología y el feminismo han influenciado en formas diferentes las distintas capacidades de la mujer, mucho tiempo vistas como inherentes al varón, como por ejemplo en los deportes cuando una joven pudo elegir las jabalinas para competir en las Olimpiadas 2008. Gradualmente vamos accediendo a las áreas de estudio y trabajo tradicionalmente masculinas. Por eso contamos con sólo tres ministras en el Poder ejecutivo (Defensa, Justicia y trabajo) y ninguna mujer en los consejos de los entes autárticos donde está y se discute el poder económico real.

En este Post scriptum, me interesa resaltar algunos avances en políticas, leyes, acciones y temas del novel Ministerio de la Mujer a llevarse a cabo en un cercano futuro y aquellas que han quedado pendientes en este año que se fue y antes de las elecciones generales del 21 de abril 2013. Entre lo más resaltante y de extrema necesidad, es la inauguración de los cuatro centros regionales de Refugio, para mujeres víctimas de violencia de género, construidos por primera vez en Asunción, Ciudad del Este, Curuguaty y Pedro Juan Caballero

Las demandas dirigidas al Ministerio de la mujer son amplias, variadas y no parecen sustentarse en una evaluación final de sus recursos, capacidades reales, peso institucional y político. Considero que en general no se conoce el quehacer de las instituciones de género, aunque se valore la existencia y continuidad del Ministerio de la Mujer. Este responde a los problemas y cambios en la situación de las mujeres, visibiliza y legitima una problemática nueva que enriquece la lucha contra la discriminación e implementa programas de cobertura nacional. Son apreciadas también las acciones de la Comisión de Equidad, Género y Desarrollo en el Estado y las nuevas secretarías de género departamentales, dedicadas exclusivamente a la situación de las mujeres en las gobernaciones donde no existían.

Por consiguiente, nos parece importante reflexionar principalmente sobre dos temas de diferente índole, que no les hemos dado la importancia que tienen en esta difícil, aunque diferente realidad nacional y la hasta cierto punto deficiente realidad educativa actual. Me refiero específicamente a la paridad política entre los sexos y al acoso escolar o bullying entre niños, niñas y adolescentes, como los deberes que necesitamos hacer, dado las pocas mujeres en el ámbito de poder y el aumento y graves consecuencias del acoso escolar en la educación formal.

 

LA PARIDAD POLITICA

La participación de la mujer en las listas electivas de los partidos políticos, para una posible paridad de los sexos en los cargos electivos, no ha sido parte de la agenda institucional de la CMP, cabeza visible y emblemática del movimiento feminista paraguayo, entendido como todas las mujeres feministas y no, que han luchado juntas por la igualdad de los sexos. Solamente la Red de Mujeres Políticas, el Parlamento Mujer y la SMPR ahora Ministerio de la Mujer, han impulsado el tema en varias ocasiones, aunque con un relativo éxito en cuanto a subir a 50% la cuota de mujeres en los estatutos de los partidos políticos y por lo tanto, en las posibilidades de acceder a cargos de decisión en la administración del Gobierno y Estado.

La quizás “flaca” memoria nos cuenta que institucional y públicamente la CMP no ha apoyado a mujeres políticas y ahora tampoco a Kuñá Pyrendá, una organización política con una estructura y dirigencia impulsada únicamente por mujeres socialistas y feministas que postula a Lilian Soto y Magui Balbuena como candidatas a la Presidencia y Vicepresidencia de la República para el período 2013-19. Si bien muchas integrantes de Kuña Pyrendá son dirigentes de organizaciones populares, comisiones vecinales, comités de mujeres campesinas, etc. Algunas son o eran miembras de la CMP, aunque en público esta última no se manifieste comprometida institucionalmente con dichas candidatas. De todas maneras, el principal obstáculo para una mujer que aspire al máximo cargo ejecutivo es la cultura tradicional, donde el feminismo pocas marcas ha dejado todavía. Es así que a un paso de las elecciones generales y ya con seis debates públicos de tanto los varones candidatos presidenciales como de los futuros legisladores, la mujer candidata a Presidenta del Paraguay por el movimiento político Kuña Pyrenda no ha sido invitada a participar, en una visible discriminación basada en género. Por supuesto, ninguno de los participantes candidatos a los diferentes cargos ha incluido en sus planes de gobierno y legislación nada que tenga que ver con las necesidades y expectativas del sector de las mujeres.

El caso contrario es el “Parlamento Mujer” que públicamente apoya por ejemplo a la ex modelo Cynthia Tarrago para ser diputada por la ANR, aunque tenga cero de formación política, como muchos hombres que se han candidatado para ocupar una banca en el Congreso, Las mujeres principalmente coloradas, están listas para apoyarla permanentemente una vez que aceda a la diputación. Además, dicen que impulsarán el Plan de Igualdad de Oportunidades para hombres y mujeres del MM, la reforma del Código Electoral y pedirán una agenda de género a las senadoras y diputadas que accedan al poder en 2013, independientemente de que ideología o partido político las impulse” (154).

Por otro lado, también tenemos a las tibias de corazón que no opinan, no se inmiscuyen por los motivos que sean, muy valederos con seguridad, pero que ciertamente no contribuyen con el movimiento y feministas en general. Para estas personas todo está bien, con tal de no contrariar al poder de turno o simplemente no hacer olas y quedar en permanente armonía con la mayoría o con las que ejercen el poder. Es decir, convertirse en las eternas espectadoras, aunque sea en un momento histórico crucial para la ciudadanía, para las mujeres paraguayas, el feminismo, la clase política y por fin para todo un país en búsqueda del bienestar de todos y todas.

Kuña Pyrenda es una iniciativa política de mujeres, exclusiva en su tipo en América Latina, se plantea admitir también a los hombres que estén y practiquen la igualdad y por lo tanto, depende del rol que las mujeres construyamos en la sociedad y de las/os que apuesten por la paridad, el compañerismo y el encuentro de todas las personas, hombres y mujeres, que se sientan parte de un nuevo y promisorio país. Reivindicar el goce en unas relaciones igualitarias, desafiantes y creativas no sólo en el discurso sino también en la praxis es la meta a corto plazo.

Sin embargo “el número de varones que actualmente apuestan por todos esos calificativos no es suficiente porque la realidad social es todavía patriarcal, racista y colonial, de ahí que sean necesarios nuevos paradigmas en las relaciones humanas para conseguir una transformación en búsqueda de la igualdad” Por consiguiente falta mucho debate político y público en la sociedad para cambiar esta realidad que afecta a las mujeres.

Así, “surgen dos premisas básicas a tener en cuenta ante las ideas relacionadas con el feminismo: Una es la de sospechar de nuestras certezas y construcciones; sospechar de lo que nos dicen como lo absoluto y dialogar sin imponer juicios. La otra es desarrollar siempre un pensamiento crítico que posibilite deconstruir las categorías teóricas más profundas, el análisis crítico de la literatura, los medos de comunicación y las industrias culturales” (155). Es necesario que surjan más preguntas que afirmaciones pero para ello es fundamental la existencia de espacio de trabajo colectivo y medios de comunicación alternativos donde la búsqueda de ideas, conocimiento y crítica surja de cada una de nosotras”.

Es cierto que solamente por ser mujeres no significa que posean las cualidades y capacidad política para ocupar altos cargos en la Administración pública, como tampoco es exclusiva prerrogativa de los hombres. Sin embargo, creo necesario comenzar por un intenso proceso de concientización con respecto al significado y alcance de la concepción de paridad política, para iniciar o reforzar la tarea de la formación política, dentro de la organización para erradicar la ya antigua cantinela de “no te metas en o con políticas”. Esta fue la idea que siempre primó en la CMP, a pesar que muchas veces algunas proponíamos la posibilidad de incluir a políticas militantes, propuesta rechazada por la Coordinación de turno, por motivos ahora ya extemporáneos.

Una vez más, me pregunto si la máxima posición en el partido político, es una muestra del avance de las mujeres como sujeto político, incluyendo en esto las reivindicaciones propias o solamente se trata de instalar una nueva figura política, ante el deterioro que han tenido los partidos y sus principales representantes hombres? De todas maneras, aun cuando solo se trate de un mecanismo de “renovación” en los partidos tradicionales, el que haya una mujer como Lilian Soto candidata a la Presidencia es un paso hacia el cambio y toda renovación puede ser positiva, si va acompañada con recursos humanos eficientes y recursos económicos suficientes para que dicho cambio sea beneficioso para el desarrollo esperado por tanto tiempo (156). Creo que Lilian tendría que haberse fortalecido más tiempo en el excelente trabajo como Ministra del Ministerio Público

La experiencia y los estudios de género de las dos últimas décadas, han demostrado que más mujeres acceden a los cargos de poder, cuando estos están más alejados del núcleo central de dicho poder y por le tanto, también son menos frecuentes las oportunidades de enfrentar los intereses partidarios a los de género, como sería desde el cargo de Presidenta de un partido político con representación parlamentaria, hasta hoy el reducto más inexpugnable del poder político masculino per se.

La mujer política frente a sus pares varones, carece de la práctica política, fundamental para las mujeres dirigentes, la que con frecuencia se ve reforzada por una falta de educación formal en torno a la teoría política, uso del discurso en el ámbito público, racionalidad en los debates y análisis de la coyuntura política, social y económica en tiempos de grandes cambios”.

“El haber puesto en la agenda de cambio de gobierno hace diez años, el tema de la continuidad de las instituciones de género, la transferencia de experiencia de cuentas públicas a la ciudadanía, la incidencia política junto a autoridades públicas y políticas, han sido logros relevantes del proyecto gobernabilidad democrática y género que podría repetirse” (157).

En este tiempo de confusión y cambios, pregunto a las feministas “cemepianas”: porque se esperó 30 años para darnos cuenta de la importancia de participar en la política partidaria?; Que pasó para darse este cambio? Sin embargo, nos separamos de formas diferentes por llegar o continuar en el poder en esta continuada crisis de patriotismo, al anteponer los intereses personales, ideológicos a los de la Nación?. Es necesario apaciguar toda confrontación en vísperas de las elecciones generales, donde después de mucho tiempo, las ideologías serán las protagonistas y victimas de extremismos, a partir de una imagen desvirtuada de la clase política y de la realidad nacional.

Mientras tanto, según los datos recientemente publicados sobre la participación política de la mujer en los últimos quince años para la igualdad de género (158) nos muestran las preferencias de las mujeres en la Administración del Estado. Por ejemplo, en las elecciones nacionales el porcentaje de mujeres electas en los cargos de senadoras y diputadas no muestran (159) diferencias significativas en los cuatro periodos analizados desde 1993 al 2008.

Sin embargo, los cargos de más status como gobernadoras han ido en un significativo aumento y como concejalas departamentales han aumentado gradualmente hasta, el 2008. Para cargos como parlamentarias del Mercosur solamente vemos 16.7% en 2008'.Una vez más comprobamos que las elecciones para cargos municipales parecen ser los más atractivos, fáciles de acceder y sobre todo permanecer, más que nada por la cercanía para la participación femenina y evidentemente resulta más accesible el acceso a cargos de concejalías municipales.

Contrariamente a lo esperado, según la literatura feminista nacional y latinoamericana no pasa lo mismo con los cargos de intendentas municipales en Paraguay, hasta aumentar levemente a 8% en 2010. Evidentemente en el último período para todos los cargos, sean nacionales o municipales, los porcentajes aumentan y creemos que la intensa lucha feminista por los derechos de la mujer de entonces tiene mucho que ver, así como haber accedido a la Presidencia de algunos partidos políticos, como un comienzo a la paridad de los sexos en el gobierno del país.

La acumulación de fuerzas sociales debería dar lugar a diálogos y negociaciones con las fuerzas políticas en torno a las agendas, características y personas que podrían asumir la dirección de las instituciones de género en el nuevo gobierno.

Sin embargo, a siete semanas de las elecciones generales para los debates públicos de tanto los candidatos presidenciales como de legisladores, el Movimiento político Kuña Pyrenda ha sido poco invitado a participar. Por supuesto, ninguno de los participantes ha incluido en sus planes de gobierno y proyecto de leyes, nada que tenga que ver con las expectativas de las mujeres. Estas resaltan “propuestas frescas incluso para el progresismo respecto a la necesidad de incluir en el debate público temas sensibles como la postura hacia el aborto legal, dignificación del trabajo doméstico, temas invisibilizados por los demás candidatos” (160).

Sin embargo, en otro orden de cosas en general, se mantienen sin cambios los permanentes e invariables obstáculos de gran sensibilidad política en temas como: la influencia de la religión en un Estado laico; la resistencia latente al tema de los derechos reproductivos y la despenalización del aborto seguirá soterrado, si no existe una mayor expansión de la información correcta y práctica, sobre el significado y alcance de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres desde la salud pública; además del nuevo e incomprendido tema de las diferentes opciones sexuales.

El tema emergente de gran interés en esta revisión final, es la inalterable educación sexista y sus terribles consecuencias en la violencia del ahora llamado acoso escolar o “bullying” que ya cuenta con la muerte de una niña...

 

LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN PARAGUAY

La violencia contra las mujeres en la mayoría de los países latinoamericanos y por supuesto en nuestro país (161) es una expresión de la desigual relación de poder entre hombres y mujeres, en base a la arraigada creencia histórica de una supuesta superioridad del sexo masculino sobre el femenino, que afecta a la sociedad en su conjunto y se traduce en tipos de discriminación y/o exclusión, dependiendo de otras características como: clase social, raza, etnia, edad, lengua, religión, opción sexual, etc.

La violencia se da en cualquier ámbito, público o privado y se manifiesta en diferentes formas: física, psicológica o emocional, sexual, económica, institucional, político, etc. Se recuerda especialmente el 25 de noviembre de cada año el Día Internacional de la violencia contra la Mujer, en memoria de las hermanas Mirabal, que fueron violadas y asesinadas en República Dominicana y de todas las mujeres víctimas de violencia. (162)

Si bien la violencia contra las mujeres ha sido parte de la preocupación de las mujeres organizadas desde los años ochenta, es en la década dos mil, cuando la lucha contra la violencia contra las mujeres se convierte en el tema fundamental de toda la ciudadanía sin excepción, impulsada por el trabajo de prevención y lucha contra el flagelo del Ministerio de la Mujer. Esta institución ha puesto el máximo esfuerzo en la erradicación de todo tipo de violencia intrafamiliar o doméstica y contra la mujer. Los creativos mensajes en la televisión fueron en gran medida determinantes en concientizar a la ciudadanía en general, sobre importancia y envergadura del fenómeno, una realidad cruel y actúa, donde la prevención y la sanción de parte del Estado son fundamentales.

Según cifras del Servicio de Apoyo a la Mujer (SEDAMUR) de la ex Secretaría de la Mujer, en sus oficinas se reciben como promedio diario de 7 y 20 denuncias de violencia doméstica, sexual, física, económica y sicológica, siendo diciembre la época de mayor número de denuncias en 2008. En el año 2011, “llegaron a 2.035 casos, de violencia física, psicológica, económica, sexual, acoso sexual y amenaza de muerte. En total sumaron 405 casos de violencia física, 874 de violencia psicológica, 644 de violencia económica y 112 casos de violencia sexual”. Sin duda, estas cifras, demuestran que “el volumen de denuncias ha aumentado considerablemente, a pesar de la intensa y exitosa campaña a través de los medios de comunicación en contra de la violencia contra la mujer, Es evidente que cada vez hay más conciencia de que la violencia, de cualquier índole, es necesario denunciarla” o, que el nivel de violencia contra la mujer también continua en acelerado aumento y en muchos casos con gran crueldad.

Creo que el área que necesita más trabajo de concientización es la parte de la relación afectiva con el victimario, porque sabemos que las advertencias de muerte a la mujer con algún tipo de lazo afectivo o pecuniario con el compañero, pareja no es suficiente y que volverá a ser víctima hasta su muerte. Según estudios del CEPEP (Centro Paraguayo de Estudios de Población), indican que las mujeres jóvenes son más propensas a experimentar violencia verbal y física, una de cada cuatro mujeres de 15 a 19 años de edad, reportaron violencia verbal y una de cada 10, violencia física, comparando con mujeres mayores.

En efecto, el avance más importante del feminismo es la lucha imparable contra la violencia hacia la mujer que el 25 de noviembre de 2012, Día Internacional contra la violencia hacia la Mujer, se unieron tres sectores de las instituciones, conjunta o separadamente, para recordar las miles de víctimas de la violencia patriarcal. En efecto, el movimiento de mujeres feministas, la Municipalidad de Asunción y el novel Ministerio de la Mujer han denunciado la violencia de género, para colocarla como un problema de las democracias y las sociedades. “A pesar de los avances registrados, particularmente la Convención de Belem do Pará y las leyes promulgadas en todos los países de la región, diariamente mujeres de todas las edades y condiciones, aun embarazadas y en todo el continente, son víctimas de diversas formas de violencia, con la anuencia y complicidad de la indiferencia judicial, policial y de los insuficientes mecanismos y políticas públicas destinadas a la prevención.

La violencia contra las mujeres y las niñas se manifiesta de muy diversas formas; en el ámbito íntimo de las relaciones afectivas, en el abuso y violación del cuerpo de las niñas, en la trata con fines de explotación sexual y laboral, la que se da en el marco de las nuevas guerras no convencionales donde los cuerpos de las mujeres siguen siendo territorios en disputa, en las cifras impactantes e indignantes de feminicidio, pero también se expresa en la violencia mediática, laboral, sexual, educativa y simbólica.

La inacción por parte de los Estados miembros de Naciones Unidas y la “naturalización” de estas prácticas contribuyen a su continuidad. Para las organizaciones de derechos humanos resulta un compromiso ineludible asumir la lucha contra la violencia de género como un eje central para la consolidación de una cultura de derechos humanos. Es necesario que las y los activistas y movimientos redoblen los esfuerzos para avanzar en la justicia de género y la igualdad entre hombres y mujeres” (163)

En este sentido, Paraguay se encuentra entre los pocos países que cuentan con una Policía especialmente entrenada para manejar la violencia intrafamiliar y contra la mujer, equipada con los servicios y refugios necesarios, para albergar a mujeres con riesgo de violencia y/o trata de personas. Contrariamente, no puedo dejar de mencionar que resulta indignante que en la legislación paraguaya, el robo de una vaca tenga mayor pena que la violación a una niña, y/o mujer, además de la pronta libertad del victimario.

 

PROYECTO DE LEY INTEGRAL PARA PREVENIR, SANCIONAR Y ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES BASADA EN ASIMETRÍAS DE GÉNERO

Considerando la importancia de este Proyecto de Ley como una verdadera conquista para las mujeres paraguayas y con la intención de socializarlo, atendiendo a la oposición a esta Ley de parte de algunas feministas en base a criterios como que “parece más un tratado que un proyecto de ley; lleva un título extenso; y que se cometió un desatino al no haber convocado a las organizaciones de mujeres antes de su presentación al Congreso Nacional” (164) y que la ciudadanía sabrá juzgar hasta donde se puede rechazar una ley tan importante para las mujeres, en base a criterios poco jurídicos, aunque tengan que ver con la cultura, la permanente adversaria de todo cambio del tipo que sea.

Por lo tanto, quiero referirme al último de dichos criterios, motivo de controversias y que la desinformada prensa y opinión pública en general, dio lugar a bromas, críticas y calificaciones erróneas respecto a este Proyecto de ley. En forma resumida, la clara y solidaria exposición de motivos, así como el detallado proceso seguido para su elaboración dice:

“El Proyecto para un sistema normativo integral para la prevención, atención y erradicación de la violencia contra las mujeres se inicia a partir de estudios, evaluaciones e informes de nuestro país y de otros, sobre un fenómeno que concita la preocupación ciudadana y el debate doctrinario. Por ello, este proyecto recoge los avances de la legislación comparada sobre la violencia contra las mujeres y las principales conclusiones de los estudios multidisciplinarios sobre el tema. Se nutre de los debates y recomendaciones de organismos internacionales, evidenciando la necesidad de una ley que se ocupe del problema de modo sistémico y fijado los conceptos claves para los lineamientos de una legislación integral.

La iniciativa comienza en diciembre 2008, cuando la Comisión de Equidad, Género y Desarrollo Social de la Cámara de Senadores y la entonces Secretaria de la Mujer de la Presidencia de la República (SMPR) convocaron a personas e instituciones referentes del Estado, de la sociedad civil y de la cooperación internacional, para constituir un grupo de trabajo que conjuntamente elaborara un anteproyecto de ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. El objetivo era sumar esfuerzos y articular una propuesta legislativa que incorpore las iniciativas existentes del Estado y la sociedad civil.

Al año siguiente 2009, dicha Comisión convocó a un taller con la participación de la SMPR y de diversas organizaciones de la sociedad civil, en el cual coincidieron en que, si bien la Ley N° 1.600/00, aún vigente, ha representado un avance importante en el progreso de los derechos de las mujeres, ya ha cumplido su ciclo y era preciso, en base al conocimiento construido, sus alcances, limitaciones y obstáculos, formular una nueva ley que recoja la experiencia de su aplicación, así como el análisis de la legislación comparada respecto a la violencia contra las mujeres.

En 2010, se suscribe un acuerdo entre la Corte Suprema de Justicia, la SMPR, la Comisión de la Cámara de Senadores y la Comisión de la Cámara de Diputados, para coadyuvar, desde sus respectivas competencias, la elaboración de un anteproyecto. Este hecho marcó un hito, tanto por la naturaleza del mismo y sus objetivos, como por la circunstancia, sin precedentes, de que tres poderes del Estado coordinaran acciones para la formulación de una herramienta normativa”.

La violencia contra las mujeres constituye una violación de derechos humanos, que ha sido reconocida por la Conferencia ONU de Viena de 1993 y repetida numerosas veces, en ocasión de las Recomendaciones formuladas por el Comité CEDAW al Estado Paraguayo (165), como el deber pendiente y acuciante dentro del marco del sistema jurídico paraguayo. En estos instrumentos se evidencia la necesidad de reconocer la violencia contra las mujeres como una violencia específica, que constituye una forma grave e insidiosa de discriminación y de tipificarla como hecho punible.

Asimismo se insta a tomar conciencia de que su prevalencia es un fenómeno mundial, grave y que deviene de una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre varones y mujeres, lo que se traduce en un distinto estatus, derechos, riquezas y distribución de responsabilidades familiares y laborales”.

En efecto, el quizás largo Proyecto de Ley, aún en construcción, no fue lo suficientemente analizado y a partir de un artículo respecto a la violencia verbal contra la mujer en la calle, se empezó a llamar burlonamente “la ley del piropo” con la consiguiente reacción de la ciudadanía de ambos sexos. Realmente como mujer y feminista de tantos años de lucha me da pena una reacción tan superficial e inoportuna, para este estado de crispación en que estamos viviendo. Me pregunto que nos pasa que no recogemos y reforzamos los puntos de vista que nos favorecen y unen, tratando de evitar los que nos separan?.

 

LA EDUCACIÓN: EL PUNTO DE PARTIDA

Si bien no podría explayarme aquí sobre todo lo que querría decir respecto al sistema educativo en la actualidad, en términos de los grande obstáculos que debería afrontar, como la creciente informalidad laboral, el narcotráfico que avanza a pasos agigantados y la falta de programas de educación bilingüe castellano guaraní y de capacitación para los sectores más pobres de la población, mi intención es reflexionar sobre acciones que tienen que ver con el funcionamiento escolar en cuanto a la violencia en general y especialmente de género, donde el feminismo tiene mucho que decir y hacer.

El movimiento feminista no ha conformado un semillero permanente y activo de jóvenes militantes que sigan con la lucha por la igualdad de género y la paridad política de los sexos en Paraguay, a partir de erradicar realmente el sexismo en la educación formal. Creo que es necesario convencernos que la educación es el punto de partida de los problemas y obstáculos que las mujeres debemos considerar, debido a los cambios de costumbres y valores provenientes de la globalización y los acelerados cambios tecnológicos.

En el sistema educativo se incentiva a varones para actividades deportivas y físicas, juegos y deportes jugados en equipo, donde priman la solidaridad y el compañerismo para ganar los partidos. Contrariamente, las niñas y adolescentes parecen indiferentes a la educación física, los deportes, las ciencias y tecnología. Ellas piensan en parejas, modas, modelaje y matrimonio donde la competencia y rivalidad son practicadas desde muy pequeñas y se vuelven parte inherente a sus vidas y pensamiento.

El ejemplo más típico es el referido a los concursos de belleza y desfiles de modelos de niñas en edad escolar, muy común en nuestra cultura. Se alienta la competencia y rivalidad de todo tipo, entre las mismas mujeres desde muy jóvenes, en vez de tratar el tema del cuerpo per se y de los cinco o seis sentidos, según los diferentes métodos de desarrollo corporal, ya que “el cuerpo es un registro viviente de la vida de una mujer” (166).

La deuda pendiente de la educación paraguaya sigue siendo el desconocimiento de la práctica de la perspectiva de género, cuyo resultado es un marcado sexismo en el currículo oculto del trabajo docente, entendida entre otras cuestiones, como las prácticas cotidianas en las instituciones escolares públicas y privadas. En efecto, la conciencia de género hasta ahora no constituye una parte inherente del pensamiento y accionar del magisterio en general, que debería iniciarse con la formación y entrenamiento para empezar, a partir de la implementación transversal de la perspectiva de género, todavía desconocida en el sistema.

Se reproducen y refuerzan la división de los roles tradicionales de mujeres y varones, sobre todo cuando se trata del tema tan sensible y crucial para las mujeres como es la sexualidad en el curriculum educativo. Los programas se orientan hacia temas referidos a la moralidad, religión y/o cultura, ya expuesto en el discutido Marco Rector para la educación integral de la sexualidad rechazado en 2010 por el MEC, debido a la presión externa no solamente de grupos fundamentalistas y religiosos, sino principalmente por personas que nunca han leído el documento.

La sociedad y todo lo que construimos alrededor parecería se ha vuelto pasajero, superficial, o light como se dice ahora, desde las aspiraciones hasta los proyectos y escenarios que planeamos para nosotros/as y nuestras familias. Es preocupante el aumento de los/as jóvenes de la generación “nini”, ni estudian ni trabajan. Es decir, adolescentes pobres y no tanto, sin norte y sin rumbo, que hacen de las esquinas y casas abandonadas un modo de vida, dependiendo de donde son o si las drogas ya han invadid sus cuerpos.

Los planes y programas sociales gubernamentales no han podido retenerlos ya sea en el trabajo o en la escuela, sin diferencia de sexo, con 18 años más o menos y cero de aspiraciones rodeados de pobreza y vicios de todo tipo. No han tenido ni tienen modelos o métodos de conducta que es lo que normalmente nos proporciona la familia bien constituida y/o la escuela.

 

LOS CAMBIOS SOCIOCULTURALES

En esta presentación me parece importante una breve reflexión sobre los cambios sociales, actitudinales, costumbres y finalmente de valores que se encuentran íntimamente relacionados con los cambios socioculturales, productos de una sociedad consumista e indiferente que no ha sabido o querido trazar límites y/o barreras a las innovaciones de la moda o al avance de la misma tecnología. Entre esos cambios, nos encontramos por ejemplo con la música popular que incita e invita a la violencia al/a joven y a la ciudadanía toda, azuzando a pobres contra ricos, blancos contra negros, etc. Los celulares que destruye el lenguaje, la escritura, la comunicación cara a cara y finalmente sirve de juguete “inteligente” para muchos niños que pueden costearlos.

Otro de los cambios tiene que ver con la moda y con la salud de las jóvenes mujeres en general. Estos se llevan a cabo especialmente en los sectores económicamente pudientes de la sociedad y entre las adolescentes, cuando la imagen física cobra una importancia inusitada. Me refiero a aquellos cambios que son visibles en la configuración física total de las quinceañeras y recién graduadas del ciclo medio, visibles en las fiestas de cumpleaños de quince, festejo tan arraigado e importante en todos los sectores sociales de la sociedad paraguaya, cuando la familia hace lo posible e imposible para celebrar esta edad mágica de la juventud.

En efecto, las jóvenes que vemos en las tradicionales fiestas de graduación parecen tener cuerpos más voluminosos que las jóvenes de antes y de lo que naturalmente se espera a los 17 o 18 años, en comparación, salvando las diferencias del sexo, con sus compañeros varones de la misma edad.

Este cambio tan caro y diría radical, se explica porque desde hace un par o más de años, como premio y/o regalo por fin de curso o cumple años, estas niñas y adolescentes piden una visita al médico cirujano plástico para que se les introduzca una prótesis de silicona en algún lugar del cuerpo que no les gusta en su forma natural, en vez de pedir como regalo, el tradicional viaje de graduación, fiesta bailable, una moto o la ropa de moda.

Ni que hablar del famoso piercing que se ponen en lugares menos esperados y sensibles del cuerpo femenino como los pezones, generalmente sin que se tomen las necesarias precauciones, para evitar complicaciones de infecciones o problemas futuros relacionados con la maternidad y la lactancia por ejemplo.

En este sentido, también se tiene el poco conocido y por lo tanto, indiscriminado uso de la pastilla del “día después” con graves desórdenes en el equilibrio del sistema hormonal de la mujer. (167). Resulta sorprendente que el ya largo proceso de información y concienciación acerca de todo tipo de relación sexual sin los necesarios cuidados de prevención des embarazo, de parte de ambos sexo, todavía muchas mujeres cometan errores dañinos para su sistema reproductivo y de salud en general.

Esta competencia en la imagen física aparece con fuerza en el terrible acoso escolar o bullying entre niñas y adolescentes, considerado por los padres el peor flagelo del sistema educativo en la actualidad, ya sea en instituciones escolares públicas o privadas.

Generalmente se da si es nueva en el grado y no ha ganado la aceptación del grupo ya instalado o si entra en competencia con la lideresa del grado. Curiosamente muchas veces la misma belleza y óptima dedicación en las tareas escolares, son causas del bullying entre compañeras del mismo sexo. A tal extremo que en culturas diferentes por ejemplo, las madres de niñas en edad escolar con defectos en la imagen, ya las llevan a mejorarla, por temor al bullying cuando entren en la escuela.

 

El ACOSO ESCOLAR O BULLYING

El acoso escolar o bullying entre niños/as, adolescentes es producto de las experiencias con los pares, compañeros de clase o amigos del barrio, que constituyen importantes contextos de desarrollo para los niños y adolescentes, donde se adquieren antes de la edad adulta, un amplio abanico de habilidades y actitudes que influyen en la adaptación social de la persona a lo largo de la vida. Los pares, la familia, la escuela y otros escenarios sociales del entorno, son parte de la socialización del niño/a. Sin embargo, no siempre son un factor de influencia positiva en el desarrollo de la persona, ni las relaciones entre ellos están exentas de conflictos.

Si bien nos es culturalmente conocido decir o escuchar, “los chicos luego siempre se pelean, son cosas de chicos “etc. cuando dos o más niños compañeros de clase, o aun hermanos o vecinos, se pelean desde muy chicos en el suelo o donde sea, no hemos dado la importancia que realmente tiene en la actualidad. Sin embargo, nunca se consideró ni por asomo, si se podría tratar de niñas y menos aún de jóvenes, señoritas de la educación media. Hoy día son ya graves situaciones comunes de la educación formal del Siglo XXI.

Se llama simplemente acoso escolar o bullying, de graves e imprevisibles consecuencias educativas, sicológicas, físicas y por último de la misma vida de los y las jóvenes, sin diferencias de edad, color, sexo, origen, procedencia socioeconómica, etc.

Aquí nos interesa reflexionar las riñas o victimización por abuso de poder entre adolescentes de ambos sexos específicamente un tipo particular de violencia o agresiones, que sólo se manifiesta bajo la superficie de las relaciones observables en la escuela, oculta para los adultos, pero bien conocida por el alumnado. Por lo tanto, es un tipo de violencia difícil de identificar, de diagnosticar en cuanto a su gravedad y de eliminar. El fenómeno de la intimidación consiste en la opresión reiterada, tanto psicológica como física, hacia una persona con menos poder que otra.

El acoso escolar (también conocido como hostigamiento escolar (168), matonaje escolar o, incluso, por su término inglés bullying) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares. Es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor asume a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros.

Este tipo de violencia escolar se caracteriza, por una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte (ya sea esta fortaleza real o percibida subjetivamente) que aquella. El sujeto maltratado queda, así, expuesto física y emocionalmente ante el sujeto maltratador, generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas (aunque estas no formen parte del diagnóstico).

Es común que el acosado viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana. En algunos casos, la dureza de la situación puede acarrear pensamientos sobre el suicidio e incluso su materialización, consecuencias propias del hostigamiento hacia las personas sin límite de edad. En resumen el bullying es cualquier tipo de maltrato físico, psicologico o verbal llevado a cabo en forma sistemática entre alumnos/as y puede generar consecuencias muy graves en los seis tipos de bullying;

Bullying sexual. Presionar a una persona a hacer algo que no quiere, como por ejemplo ver pornografía; insistir en un beso cuando no se quiere; cuando se manipula o se condiciona el afecto o la amistad y se pone a prueba al otro a través del chantaje. El extremo de esta práctica es el abuso sexual, al usar la fuerza para obligar al otro a tener relaciones contra su voluntad.

Bullying de exclusión social. Tendencia a excluir al chico o chica que según el líder del grupito o de la banda es un “tonto”, “un nerd\ “un teto”, etc. Se le ignora, se le aísla de forma deliberada, se le aplica la famosa “ley del hielo”. Muchas veces la víctima tarda en entender la intención de tal exclusión y el conjunto se deleita al ejercer dicho rechazo.

Bullying psicológico. Infundir el temor en la víctima es el eje de esta práctica. Se le acecha, persigue, se le fuerza a hacer cosas que no quiere, como entrarle a las drogas o al alcohol. Se le intimida para causar miedo. El niño o joven vive con angustia de encontrarse con el abusador en los pasillos, patios o a la salida de la escuela. El agresor, al ejercer su poder, puede hacerlo casi de forma tiránica, más aún si el conjunto del grupo le atribuye cualidades de héroe por su audacia, su fuerza, su simpatía o incluso su patanería.

Bullying físico. Pasar al empujón, los jalones, a la pamba y finalmente a una golpiza colectiva en donde los cómplices alientan, observan complacidos o indiferentes y otros con celulares graban las riñas.

Ciberbullying. Hoy la práctica de grabar las riñas en las escuelas y subirlas a una o varia de las redes sociales, se ha convertido en una constante, una broma, hecho que ya ha llegado a suicidios y grandes desgracias. Es una forma más de ridiculizar y devaluar al otro/a. A esto se asocian los espacios como el de La jaula, un portal que permitía que alumnos y alumnas de las diferente escuelas difundieran chismes, calumnias, groserías, a cualquiera que no le cayera bien.

Son espacios de denostación del otro, en donde el anonimato permite que los tonos y sentido de los insultos denigren la imagen de cualquiera y muy difícil de descubrir al culpable, líder o lideresa del grupo, porque se esconden entre ellos mismos.

El abuso por internet tiene una expresión más alarmante, que es la de los acosadores adultos que se hacen pasar por jóvenes y que hábilmente a través de los foros (chat, Messenger, Hi Five, etc.) consiguen seducir a sus víctimas con efectos graves en la salud física y mental de los/as jóvenes.

Se define el bullying como “una conducta de persecución física o psicológica continua que realiza el alumno o alumna contra otro/a, al que elige como víctima de repetidos ataques. Esta acción, negativa e intencionada, sitúa a las víctimas en posiciones de las que difícilmente pueden salir por sus propios medios. La continuidad de estas relaciones provoca en las víctimas efectos claramente negativos: disminución de su autoestima, estados de ansiedad e incluso cuadros depresivos, lo que hace difícil su integración en el medio escolar y el desarrollo normal del aprendizaje”.

En cuanto al género, es más típica de los chicos la agresión verbal directa y más frecuente en las chicas las agresiones verbales indirectas, además, son los varones los que en mayor medida participan del acoso escolar con violencia física. En cuanto al escenario, prevalece el aula, patio o en la misma calle.

En cuanto a la edad, se observa un descenso paulatino a medida que avanza el curso. Normalmente la mitad y más del alumnado se ve envuelto en peleas. Las niñas están menos expuestas a victimización y entre ellas es más habitual la violencia verbal, aunque también hemos visto en los medios televisivos escandalosas peleas hasta el suelo entre ellas. Entre ambos sexos es más habitual el chantaje y la extorsión.


UNA BREVE MIRADA A LA ECONOMÍA DE GÉNERO

Si bien el trabajo de la reconocida Esther Boserup (1970) es pionero en el área internacional del tema género en el desarrollo, ahora llamada economía feminista o de género, en nuestro país, Verónica Serafini es la investigadora reconocida y pionera en análisis de datos estadísticos censales y encuestas de hogares, considerando el alcance y amplitud de su estudio sobre la situación socioeconómica de las mujeres paraguayas (169). Existen varias personas desde los noventa, que tambien han incursionado en el tema con trabajos más puntuales.

En 2008, nos encontramos con otro estudio de igual importancia realizado por Celsy Campos, pero más actual sobre la mujer y la pobreza (170) Por consiguiente, este estudio conjuntamente con el anterior sobre los últimos censos (92-02) (171), nos servirán como dos visiones relativamente diferentes de la participación de la mujer en el mercado de trabajo. (172), en dos momentos distantes uno de otro, hasta que surjan otros sobre la realidad presente. Si bien ambos estudios tienen aspectos comunes en cuanto al tema, se diferencian en los resultados, debido al tiempo transcurrido y a la selección de las nuevas variables que hacen especialmente a la mujer trabajadora.

Según Serafini “en la última década la tasa total de actividad económica (173) de la población paraguaya ha pasado de 51.0% en 1992 a 54.2% en 2002, aunque la masculina 73.4% supera a la femenina, 35,0% a pesar del avance de las mujeres, debido a un mejor nivel educativo y relativo cambio sociocultural, aunque en el sector Informal urbano, la mujer ocupe el 67.0%.

“El modelo económico hasta el presente sigue en torno a la producción y explotación agrícola, el que no daba empleo a las mujeres. Con la ampliación del Estado, el sector terciario amplia la demanda de mano de obra femenina. La desigual distribución de la tierra, del ingreso y la pobreza urbana y rural, la expansión del comercio y los servicios en las ciudades, incentivaron un proceso migratorio del campo a la ciudad y al exterior en busca de mejores empleos. El aumento de la oferta de trabajo femenina frente a una disminución relativa de la masculina ha sido también la evolución de la fuerza laboral en Paraguay, donde según áreas se dan las mayores diferencias por sexo.

La brecha (tasa de actividad masculina menos tasa de actividad femenina) existente 73.4% hombres y 35.0% mujeres disminuye en 2004, en el sector urbano H: 72.4% y M:45.0% (174). En el sector rural se mantiene H:74.6% y M: 18.8%, a pesar de la invisibilidad y subvaloración del trabajo agrícola de las mujeres, cuya tasa de fecundidad es más alta 3.7. Esto determina más carga familiar y trabajo doméstico, sin apoyo tecnológico. Su participación en actividades productivas es menor que la de las mujeres urbanas 2.5 hijos por mujer (175).

En Paraguay, a pesar de que ambos sexos han superado las tasas de asistencia escolar, existen más mujeres analfabetas que hombres. Desde la perspectiva económica, el estado civil, la existencia de niños/ as pequeños/as y posible maternidad, condiciona la presencia de la mujer en el hogar y los costos de los roles reproductivos del trabajo afuera. Aunque la legislación laboral protege a las embarazadas en la práctica, el embarazo sigue siendo una barrera para el empleo (176).

La edad es un determinante de los cambios del ciclo vital. Las mujeres jóvenes y las solteras, se ubican más fácilmente en el empleo asalariado o en dependencia, mientras que las mayores y casadas en actividades por cuenta propia donde los horarios son más flexibles. El perfil de la mujer en el mercado de trabajo presenta dos picos: antes de la etapa de procreación y después del acceso a la escuela. La tasa de actividad más alta de las mujeres se da entre los 20 y 34 años, franja etaria caracterizada por el matrimonio, la maternidad, la educación de los hijos y cuando se verifican las tasas de fecundidad más altas.

“Las mujeres urbanas, aun en edad reproductiva permanecen en el mercado, si pueden contar con el empleo doméstico cada vez más escaso y de relativo alto valor económico.

Evidentemente, lo que no ha cambiado es que “la mayor participación laboral de las mujeres no siempre ocurre en momentos de crecimiento económico, cuando aumentan las opciones de empleo y los costos de oportunidad de trabajar de las mujeres disminuyen, sino también en contextos de crisis o estancamiento económico. Las mujeres se adaptan más a las necesidades del mercado, mientras que los varones buscan trabajos tradicionalmente masculinos, conocidos o de prestigio” (177).

En 2008, Celsy Campos da a conocer un estudio (178) sobre “las características y determinantes de la participación laboral femenina, en particular de mujeres en condición de pobreza y sobre todo en una selección novedosa y diferente de aspectos para analizar. El objetivo fue proporcionar bases para el diseño de políticas y acciones que puedan erradicar la pobreza y aumentar el crecimiento económico, considerando que las mujeres han tenido una participación laboral creciente, 11% en el último período censal (1992-2002), ubicándose en el sexto lugar entre veinte países de América Latina” (179).

“El 31% de la PEA de mujeres, posee 4 a 6 años de estudios, la tasa de analfabetismo para mujeres y de hombres de 15 años y más es de 10.0% y 6.8%, respectivamente. Tanto las mujeres como los hombres ingresan a temprana edad al mercado laboral, entre 20 a 24 años de edad. En general, más del 50% de las mujeres que conforman la PEA son casadas y de hogares nucleares completos. Entre los sectores económicos de mayor demanda laboral se encuentra el sector terciario con el 71.7% de mujeres y H 45.0%”

“Las brechas salariales entre hombres y mujeres se han mantenido en 30% con relativas variaciones entre los años 2002-2008. El empleo doméstico presenta un alto nivel de diferencia salarial, ganando los hombres 38% más que las mujeres, con un ingreso promedio mensual de US$ 134 de las mujeres y los hombres US$ 216. Las mujeres de más de 16 años de estudio disminuyen la brecha salarial en 26.7%, en el sector empresarial, las altas brechas se observan en las empresas unipersonales (31.6%) que absorben 26.6% de mano de obra femenina” (180).

El impacto del desempleo abierto para las mujeres en los últimos 10 años fue mayor en 2002 alcanzando el 13.6%, tasa inclusive mayor a la tasa global del país de 10.8%. Con el correr de los años el panorama del desempleo ha sido más desfavorable para las mujeres, que en el 2008 alcanzaron 7.3% de tasa de desempleo mientras que los hombres solo tuvieron el 4.7%. Entre los años 2007-2008, las mujeres que componen la PEA duplicaron su presencia en el subempleo, alcanzando 10.1%, no así los hombres que se mantuvieron alrededor del 4.8% de participación.

“El 50% de las mujeres se encuentra en ocupaciones de vendedoras, empleadas domésticas, criadoras de ganado y otros animales domésticos, agricultoras y docentes de enseñanza primaria. En las ocupaciones tradicionalmente femeninas, vendedoras de tiendas y almacenes, el 10.3 % debería de cambiar de ocupación para más y mejores posibilidades de trabajo. Lo mismo se aplica al caso de los agricultores y trabajadores de cultivo, el 36.2% de las mujeres debería de cambiar de ocupación.

“Los datos determinan los factores que inciden sobre la participación femenina en el mercado laboral. Las variables como el área geográfica, la jefatura del hogar, el estado civil, la edad y el sexo son significativos en el conjunto de factores que explican la ocupación frente a la desocupación, mientras que el nivel educativo resulta significativo para explicar la relación de ocupación a subocupación laboral. La participación laboral en el área urbana es un 45,6% más probable que en el área rural. La proporción de hombres ocupados es levemente mayor a la de las mujeres ocupadas. En el área urbana la ocupación es casi del 48% y casi sin diferencias de sexo, el 51,7% es de hombres.

Para el Ingreso Familiar Mensual son significativos los años de estudio, la edad, el sexo, el estado civil, la antigüedad en la empresa, el tamaño de ésta y las horas que trabaja semanalmente, tal es así que se ganaría Gs. 15.159 más por cada año de estudio adicional mientras se percibirá menos, sí es mujer o soltera.

La jefatura femenina se incrementó de 24.2% en 1999 a 28.9% en el 2008. El 80% de las mujeres rurales tiene niveles educativos que no superan los 6 años de escolaridad, en el quintil más rico, 80.8% de las jefas de hogar vive en zonas urbanas. La edad de la jefatura masculina es relativamente menor que la femenina, con un promedio de 46 años y las mujeres es de 50 años.

La mujer campesina representa el 21.6% de la población que reside en fincas agropecuarias, de un total de 831.134 personas. Más de la mitad de las jefas de hogar campesinas posee menos de 5 Has. de tierra, recibiendo asistencia técnica el 14.0% de ellas. Estas mujeres tienen acceso al 22.4% de las tierras fiscales y 33.4% de títulos de propiedad y con el 13.4% de crédito rural.

Las mujeres indígenas tienen una tasa de participación laboral de 33.8% y los hombres de 71.1% en su grupo, conformando ambos una población de 108.308 habitantes, 1.7% de la población total del país. A nivel nacional la tasa es de 48.3% y 75.9% para mujeres y hombres respectivamente. El sector primario sigue concentrando el 71 % de las actividades productivas de las familias indígenas. La artesanía es uno de las actividades económicas a las que se han dedicado tradicionalmente las mujeres indígenas.

El 17.3% de un total de 1.102.539 mujeres de la población económicamente activa, se dedican a la labor de empleada doméstica remunerada. El 58% de las mismas solo llegan a finalizar el ciclo primario escolar, el 42% trabaja sin retiro, superando las 12 horas exigidas por Ley, el 52% no llega al año de antigüedad para adquirir el derecho de vacaciones pagas y el 49% de las mismas tiene hijos/as pero no pueden dedicarse a ellos por falta de horas libres” (181).

En otro orden de cosas, sigue existiendo la permanente discriminación de las mujeres mayores y de aquellas en edad reproductiva, debido a una posible maternidad y sus “naturales” y esperadas implicancias en el mercado de trabajo y de diferentes formas de exclusión. Se multiplican en fuerzas activas y listos para actuar en todas las áreas, políticas, sociales y económicas. Estas tratan de mantener la hegemonía masculina de dominación, cuando ven que la conformación de un colectivo de mujeres con la voluntad y mística necesaria, puede desequilibrar el poder que por siglos ha sido de su exclusiva posesión.

En mayor medida en una sociedad donde la democracia no se ha fortalecido lo suficiente, como para evitar las injusticias y las mujeres siguen sub representadas en los espacios colegiados y/o electivos de poder. Una proporción importante de mujeres, tanto en el área urbana como rural trabaja en forma independiente, lo que le permite una flexibilidad mayor para compatibilizar el cuidado de los/as hijos/as, familia con el trabajo, aunque no signifique más remuneración y sobre todo seguridad laboral legal y de permanencia.

 

ALGUNOS DESAFÍOS PARA EL MOVIMIENTO DE MUJERES

Considero que la mejor forma de concluir estas Reflexiones posteriores sobre este libro, es recordar las ideas de Virginia Guzman sobre la institucionalidad en Paraguay, que en este nuevo cambio de administración política, creo son muy oportunas cuando dice entre otras muchas cosas que “la ruta crítica que las mujeres políticas han seguido para empoderarse a través de la participación en sus partidos políticos, todavía no alcanza la visibilidad necesaria para que el nivel de comunicación con la ciudadanía sea suficiente para reforzar dicha relación.

“Por el momento, han optado por ser visualizadas por sus pares hombres como líderesas formadoras de opinión, para poder negociar los pocos y segregados espacios disponibles en los niveles más altos del ámbito público. La baja autoestima de la mujer política frente a sus pares varones, está unida a la falta de la práctica política para las mujeres dirigentes.

“El haber puesto en la agenda de cambio de gobierno el tema de la continuidad de las instituciones de género, la transferencia de experiencias a las nuevas parlamentarias y la rendición de cuentas públicas a la ciudadanía, la incidencia política junto a autoridades públicas y políticas, son logros relevantes del proyecto gobernabilidad democrática y género. Estos logros generan la institucionalidad de género en un contexto de cambio de gobierno ” (182) y me pregunto cuál será el comportamiento de esta nueva ciudadanía diez años después?.

La combinación de una breve reconstrucción socio- histórica del campo político en tomo a la equidad de género y de los escenarios mayores en que ha tenido lugar este proceso, estimula el análisis de la articulación de los procesos sociales y políticos desencadenados en tomo a esta problemática con procesos de carácter más amplio. También contribuye a que las actuaciones y logros en el presente sean entendidos a la luz de los procesos que les dieron lugar. Ello permite una mejor comprensión del papel de los sujetos en contextos políticos e institucionales determinados y entender la política y las instituciones como el resultado de interacciones entre distintos actores en diversos campos”.

La reconstrucción de campos políticos y tramas institucionales generados en torno de la equidad de género y derechos de las mujeres debería permitir a las distintas organizaciones y actores ampliar su compromiso con el objetivo común y general que las une y desplazar la mirada hacia los nexos entre los actores institucionales y sociales que integran el campo político y la trama institucional de género en los momentos de diseñar estrategias.

Los distintos actores institucionales pueden, a partir de las funciones que le son asignadas, contribuir de manera complementaria a la defensa de los derechos de las mujeres (procuradurías), facilitar su acceso a la justicia (comisarías) y a la generación de nuevos marcos jurídicos (comisiones legislativas) (183).

Los compromisos de las distintas organizaciones que conforman el campo político con objetivos y programas de trabajo previo, que les significa tiempo y recursos, les resta flexibilidad para adaptarse a un escenario cambiante y establecer una adecuada priorización a las actividades conjuntas. Este hecho disminuye la posibilidad de hacer sinergia y eleva la probabilidad de obtener resultados inesperados. Por otro lado, si bien el movimiento feminista y otros actores del campo político, son una base de legitimidad y de fuerza política de las instituciones de género, su actuación debe orientarse a pasar desde el espacio de la lucha social y democrática a los espacios de lucha política que existen en el sistema político y estatal.

Finalmente, la propuesta que nos deja Virgnia es que “queda por evaluar las ventajas y desventajas que ha significado la elaboración del primer Plan de Igualdad de Oportunidades en el último período del gobierno, que en la actualidad ya son tres, aunque hasta hoy no contamos con una evaluación de los mismos. Para las feministas es importante evaluar un Plan de Igualdad de Oportunidades que se beneficie con la legitimidad de las autoridades del anterior gobierno, con el apoyo de la Comisión Asesora de Equidad, Género y Desarrollo de ambas cámaras del Congreso y sobre todo de la fuerza negociadora de la Ministra para lograr acuerdos que deberían respetarse en una futura gestión.

Sin embargo, también es cierto que a las nuevas administraciones políticas les es difícil aceptar condicionamientos y prefieren elaborar los planes dentro de las líneas de política y esquema de prioridades del nuevo gobierno” (184).



NOTAS

148. La primera edición de este libro, fue lanzado el 7 de marzo de 2012, auspiciado por el Gobierno Británico y por la organización no gubernamental Mujeres por la Democracia MXD

149. Localidad a 254 kms de la Capital

150. Ferreira francisco H.G. Julián Messina et al. La Movilidad Económica V el Crecimiento de la Clase Media en América Latina, Banco Mundial, WDC, 2012

151. Palabras del Constitucionalista Dr. Alberto Nicanor Duarte audición radial, dic. 2012

152. Personas, normalmente campesinos y campesinas que viven en carpas y carecen de un lugar estable para vivir,.

153. Corvalán, Graziella, “La conformación de un campo político” En: La institucionalidad de género en un contexto de cambio de gobierno, el cuso de Paraguay, Virginia Guzman y Graziella Corvalán, Serie MUJER V DESARROLLO, CEPAL, No. 49, Santiago de chile, Octubre 2003

154. Entrevista a Tete Cano sobre la exmodelo, Diario ABC, dic. 23, 2012

155. Lilian Celiberti, Entrevista de Silvia Arjona a la feminista uruguaya de la AFM. En LATITUD94, Madrid, dic 2012

156. Corvalan, Graziella, En: “Mujer y Poder: Una difícil y compleja articulación política y de género”, Diario ABC, Política, Julio 19, 2007

157. Guzman, Virginia, op.ct.

158. Interpelación a los candidatos y candidata a la Presidencia de la República 2013-19 sobre sus programas en tomo a la Participación política para la Igualdad de género. Tribunal Superior de Justicia Electoral, Secretaría de la Mujer, ONU MUJERES, Asunción, noviembre 5, 2012

159. Los cuadros con los porcentajes se observan en esta reedición ampliada, en la sección de mujer y política

160 Diario ABC, Política, marzo 3 de 2013, p.17

161. Diarte, Martha, Propuesta para incluir los temas de la violencia basada en género y la prevención de la trata de mujeres y niñas, en la Malla curri- cular de la educación escolar básica y la Media”.

162. Lentes lilas para los medios de comunicación, UNFPA, Secretaría de la Mujer, asunción, 2008

163. Plataforma Interamericana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, (PIDHDD) Noviembre 25 del 2012

164. Esther Prieto habla respecto a la ley de violencia, Diario ABC, 17 de Febrero, 2013,pp 57 y 58.

165. CEDA W/C/PAR/CC/3-5,15 de febrero de 2005, párr. 24 y 25; y CEDA W/C/PR Y/CO/6, 8 de noviembre de 2011, párr. 21

166. Estés. Clarissa Pinkola, Mujeres que corren con los lobos, LIberoduplex, Barcelona, 2011, p. 279

167. Dra. Sandra Ocampo, patóloga, prof. Fac. medicina, UNA

168 MILENIO, México, mail del 29 de enero 2013

169. Serafini Geoghegan, Verónica, “Mujeres paraguayas: Tendencias recientes”, Informe de investigación, Serie Condiciones de Vida en el Paraguay, No 2, DGEEC, San Lorenzo, Paraguay, 2004

170. Campos, Celsy, "Estudio exploratorio de la mujer en el trabajo en Paraguay1, Informe de trabajo, Banco Mundial, Asunción 2008.

171. Serafini, Verónica, “Mujeres paraguayas. Tendencias recientes, op.cit.

172. Serafini, Verónica, “Mujeres paraguayas: Tendencias recientes”, op. cit.

173. Serafini, erónica, “Mujeres paraguayas. Tendencias Recientes”, op cit.

174. Serafini, op.cit

175. Paraguay ENDSSR 2004, CPEP, USAID, UNITA, Julio .2005

176. Informe alternativo del cumplimiento de los derechos económicos, sociales y culturales de las mujeres en Paraguay (DESC), CLADEM, CMP, CONAMURI, SEPA, Asunción, Nov. 2007, p.7

177 Serafini, Verónica, op. cit.

178 Campos, Celsy, “Estudio exploratorio de la mujer en el trabajo en Paraguay, Informe de investigación, Banco Mundial, Asunción 2008.

179. Campos, Celsy op cit.

180. Campos, Celsy op cit.

181. Campos, Celsy op cit.

182. Guzman, Virginia, op.ct.

183 Guzman, Virginia y Corvalán, Graziella, op. cit.

184 Guzman, Virginia y Corvalán, Graziella, op. cit.






CITAS BIBLIOGRAFICAS

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• CDE, Alter Vida, “Incidencia en la modificación de leyes. La CMP y la igualdad ante la Ley”, Serie: Experiencias paraguayas de incidencia de la sociedad civil en los poderes del Estado” 1, Asunción, 2003

• Coordinación de Mujeres del Paraguay, PLATAFORMA POLITICA FEMINISTA,

Elecciones Generales 1998, Asunción, 1998.

• Coordinación de Mujeres del Paraguay, colección de actas de GEMPA, Asunción, 2001.

• Corvalán, Graziella y María Victoria Heikel, Estudio del perfil nacional sobre la mujer en el desarrollo (versión española), Agencia de Cooperación Internacional del Japón, JICA, Ed. Producciones Gráficas, Asunción, 1997.

• Corvalán, Graziella, “Las organizaciones de mujeres en el Paraguay. ¿Utopía o realidad?”, ponencia para el IXXI Congreso Inter. LASA 98, Latin American Sociological Ass. Chicago, 1998.

• Corvalán, Graziella (Comp.), Entre el silencio y la voz. Mujeres, autoras y actoras de una sociedad en cambio, CPES, Asunción, 1989.

• Corvalán, Graziella, “Derechos de las mujeres en educación y derecho de la mujer en la cultura”, en: Informe para el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales 2008, CMP, CLADEM, octubre 2008.

• Corvalán, Graziella, “El contexto sociocultural y la perspectiva de género en el bilingüismo”, en: Revista Paraguaya de Sociología, Año 46, No. 34, junio 2009, Asunción, pp. 11 -34.

• Enfoques de Mujer, Año 5, No. 17, diciembre 1990, GEMPA, pp. 7-14.

• Jaku’ẽke Mujer, Agencia Nacional de Noticias, Año 5, No. 1, abril, 2009.

• Ferreira de Marín, Ma. Inés, La mujer política en el Paraguay en busca de una representación compartida, Ed. PROMUR/ GES, Asunción, noviembre 2011

• Gagliardone, Clara Rosa, 1600 razones para vivir sin violencia, Proyecto RED CIDEM, Secretaría de la MujerPR, Comisión de las Comunidades Europeas, Asunción, 2000.

• Guzmán, Virginia y G. Corvalán, La institucionalidad de género en un contexto de cambio de Gobierno: el caso de Paraguay, Serie Mujer y Desarrollo No. 49, CEPAL, Santiago de Chile, octubre 2003

• Heikel, María Victoria, “Ser mujer en Paraguay. Estadística de la discriminación según datos censales de 1982”, en: Por nuestra igualdad ante la ley, 1987.

• Heikel, María Victoria y Bertha Peroni, Logros constitucionales, proceso de formación de artículos que interesan a la mujer, SEFEM, Servicio de Formación y Estudios para la Mujer, UNIFEM-PNUD, ASDI, Asunción, 1996

• Heikel, María Victoria, Bertha Peroni, Myrna A. de Sosa, Logros constitucionales desde la perspectiva de género, SEFEM, UNIFEM- PNUD, ASDI, Asunción, diciembre 1995

• Heikel, María Victoria, Regulación del trabajo de la mujer en el Paraguay, Editorial La Ley Paraguaya S. A., Asunción, 1998

• Mora Marta, “Memoria 10 años de la Coordinación de Mujeres del Paraguay”, Coordinación de Mujeres del Paraguay, mimen, Asunción, 1997

• Monte, Mary, Line Bareiro y Clyde Soto, Al fin ciudadanas, 50 años de derechos políticos de las mujeres en Paraguay, CDE, Asunción, 2011.

• Potasa-jutkeit, Bárbara, ¿Paraíso de Mahoma o País de las mujeres?, Trad. Asunción, 1996.

Por nuestra igualdad ante la ley, Encuentro Nacional de Mujeres, Editora LITOCOLOR, Dic.1987, Asunción.

• Sandoval de Hempel, Mercedes, Anteproyecto de Ley de Reforma Parcial del Código Civil, Coordinación de Mujeres del Paraguay, Fundación Friedrich Nauman, Ediciones y Arte, Asunción, octubre 1989

• Soto, Clyde, “La mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones”.

Asunción, CMP, Coordinación de Mujeres del Paraguay, diciembre 2001.

• pp. 87-100 (En: Implementación de la Plataforma de Beijing en Paraguay 1995- 2000).

Yore, Perla y Carmen Colazo, Al rescate de nuestra historia, QR Producciones Gráficas, Asunción, 2001



ÍNDICE

Presentación       

Introducción

Antecedentes      

1. La mujer en el mundo guaraní

2. La perspectiva de género en las lenguas del Paraguay

3. La articulación política y género en Paraguay

4. Diferencias conceptuales

5. La expansión del movimiento feminista

6. Igualdad ante la Ley

7. La igualdad real en la vida cotidiana

8. La igualdad de oportunidades en ocupaciones y profesiones

9. El movimiento feminista a fin de la primera década del 2000

SEGUNDA PARTE

10. Temas prioritarios del pasado y presente

11. Los temas al finalizar la primera década del 2000

12. La incidencia del movimiento feminista en la sociedad   

13. La institucionalidad de género

14. Relaciones con organismos nacionales e internacionales

15. Coordinación con otras organizaciones

Reflexiones finales

 

 

 

 

 

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