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JULIÁN SOREL

  LILY PARR, DIOSA DEL FÚTBOL - Por JULIÁN SOREL - Domingo, 31 de Enero de 2021


LILY PARR, DIOSA DEL FÚTBOL - Por JULIÁN SOREL - Domingo, 31 de Enero de 2021

LILY PARR, DIOSA DEL FÚTBOL

Historia del Deporte

 

Por JULIÁN SOREL


juliansorel20@gmail.com

Este 2021 se cumple el centenario del decreto que prohibió el fútbol femenino en campos de clubes de la Football Association (FA).

Lily Parr nació el miércoles 26 de abril de 1905 en una casa del barrio de Gerrard’s Bridge de la ciudad de St. Helens, una de las más pobres del condado de Merseyside, en el cinturón industrial que atraviesa el norte de Inglaterra desde Liverpool hasta Mánchester. Su padre, George, era obrero en una fábrica de vidrio; su madre, Sarah, se quedaba en casa a cuidar a sus siete hijos, que en su niñez pasaron muchas horas felices jugando al rugby y al fútbol en los terrenos baldíos del vecindario.

Lily Parr era un personaje temerario y atrevido que no se dejaba imponer los intereses y los gustos supuestamente «naturales» en las niñas. La Primera Guerra Mundial la llevó, como a muchas otras mujeres, a emplearse en las fábricas de la región como obreras y, a semejanza de sus compañeros de trabajo masculinos, a jugar al fútbol en los descansos. Por esos días, surgieron varios equipos de fútbol femenino, como el integrado por las obreras de la fábrica Dick Kerr, las Dick Kerr Ladies, que tomó forma oficial por inspirado impulso del entonces administrador de la fábrica, Alfred Frankland.

Lily, por su parte, se unió al equipo de fútbol femenino de St. Helens en 1919, a los 14 años de edad. Frankland, impresionado al verla jugar, le ofreció un lugar en el Dick Kerr Ladies, que ya era entonces el mejor. Es decir, le ofreció un puesto de trabajo como obrera en la fábrica de Dick Kerr, con diez chelines extra por partido. Lily negoció que le pagaran cierta parte de su sueldo en cigarrillos Woodbine, con lo cual cerraron el trato.

En su primera temporada con las Dick Kerr Ladies, Lily Parr anotó 43 goles. Tenía casi un metro ochenta de estatura y grandes pulmones de tigresa, poderosos por más que se fumara un paquete de puchos al día. Era extremadamente competitiva en la cancha, no le importaba en absoluto ensuciarse y no parecía tener miedo de nada. Entusiasmado, Frankland invitó a la Fédération des Societies Feminine Sportives, de Francia, a enviar un equipo femenino de fútbol a Inglaterra para jugar varios partidos.

Miles de personas salieron a la calle para ver la llegada de la selección francesa, y al primer partido –que Inglaterra ganó por 2 a 0– acudieron veinticinco mil espectadores. Lily Parr fue la jugadora decisiva en aquellos primeros partidos internacionales, cuyas ganancias se recaudaron para la National Association of Discharged Soldiers (Asociación Nacional de Soldados Retirados).

Con el Dick Kerr Ladies aclamado en todo el país, y Lily Parr camino de convertirse en una suerte de heroína nacional, el fútbol femenino pareciera estar volviéndose más popular que el masculino. Para entonces había muchas mujeres trabajando en las fábricas, y legiones de hombres desempleados en las calles, que sentían que les estaban quitando el trabajo; verlas triunfar en un «deporte de hombres» no mejoraba su humor. El 5 de diciembre de 1921, la Asociación Inglesa de Fútbol (English Football Association, FA) emitió un comunicado que afirmaba que practicar ese deporte era «peligroso para la salud femenina» y prohibía realizar partidos de fútbol femenino en campos de los clubes asociados a la FA. Se volvió sumamente difícil para las jugadoras seguir practicando su deporte debido a la consiguiente falta de árbitros y la imposibilidad de acceder a instalaciones adecuadas, y la prohibición se mantuvo medio siglo, hasta 1971.

Pero Frankland estaba decidido a que el equipo jugara, y lo llevó de gira por Canadá. Allí se encontraron con que el organismo nacional de fútbol canadiense también había decidido prohibir el fútbol de mujeres. No se rindieron: probaron con otra gira, esta vez por Estados Unidos, donde no solo les dejaron jugar sino también competir contra equipos de hombres. Las Dick Kerr Ladies vencieron a la mayoría de los equipos masculinos contra los cuales jugaron. Un arquero –la anécdota fue internacionalmente famosa en su época– se rompió el brazo al intentar parar uno de los penales de Lily.

De regreso en Inglaterra, el decreto de la FA les limitaba mucho y a esto se sumó, además, un problema adicional, pues cuando otra empresa, la English Electric, quedó a cargo de la fábrica Dick Kerr, los nuevos dueños cortaron la financiación al equipo y algunas jugadoras perdieron sus puestos de trabajo en la firma.

Pero Frankland seguía decidido a que el equipo jugara. Le cambió el nombre de Dick Kerr Ladies a Preston Ladies, y buscó ayuda. Los partidos de fútbol de mujeres habían servido desde el principio a diversas causas benéficas, y en su momento el Dick Kerr Ladies había logrado recaudar mucho dinero para el Hospital Whittingham, que, en agradecimiento por ese apoyo, ofreció alojamiento y trabajo a las jugadoras despedidas de la English Electric.

Una de esas jugadoras despedidas que pasaron a trabajar como enfermeras en el Hospital Whittingham fue Lily. En su nuevo lugar de trabajo conoció a Mary, compañera de labores. Se enamoraron y, contra todas las normas de la época, nunca se tomaron la menor molestia por ocultar su relación. Con el tiempo, consiguieron comprarse una casa, en la cual vivieron juntas.

Cuando llegó la década de 1930, Lily estaba enteramente volcada en su labor de enfermera, y muchas de las otras antiguas jugadoras se habían casado y abandonado por completo el fútbol. Además, años después, durante la siguiente guerra mundial, el racionamiento de la gasolina volvió con frecuencia imposible el viajar para participar en partidos. Sin embargo, en reconocimiento por sus veintiséis años en el equipo, Lily Parr fue nombrada su capitana en 1946. Había marcado 967 goles. Su último partido lo jugó a los 45 años contra Escocia, y su equipo ganó por 11 a 1. En 1967, sus largos años de fumadora empedernida le pasaron la factura en forma de cáncer de mama. Lily se negó a abandonar los cigarrillos, y murió en su casa en mayo de 1978.

Este año se cumple un siglo de aquella prohibición emitida en 1921 por la FA. Pese al culto masivo a numerosas figuras deportivas fomentado asiduamente desde los medios de prensa, ya pocos recuerdan hoy a Lily Parr como lo que realmente fue, una de las grandes estrellas de la historia del fútbol, tan grande que durante la loca década de 1920 nada consiguió mitigar las ovaciones que su destreza y atrevimiento arrancaban a la multitud. El rechazo hacia todo cuanto su personalidad representaba, con su franco desdén por las convenciones sociales, su evidente superioridad deportiva y su rotunda indiferencia por lo que se llama actualmente «roles de género», terminó triunfando, con ayuda del tiempo y los prejuicios, hasta desvanecer esos días de gloria en el olvido.

 

Fuente: Suplemento Cultural del diario ABC COLOR

Domingo, 31 de Enero de 2021

Página 

www.abc.com.py

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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