CUENTOS CON LETRA DE TANGO

Por DELFINA ACOSTA

González Páez es un escritor argentino que ya hace dos décadas vive en tierra paraguaya. Ejerciendo el periodismo en un diario local, se toma también su tiempo para escribir, para hacer literatura.

Recientemente, la editorial Servilibro ha publicado un libro con sus cuentos, llamado Sombra de boleros. Estas historias, muy bien contadas, ciertamente, tienen un trasfondo de amor, de desengaño, de ilusiones que reviven a pesar de alguna circunstancia impredecible.

Se nota un estado de tristeza en casi todos sus escritos. Cada ser humano lleva en el alma el recuerdo de un bolero, de la letra de una canción que ha despertado en su ánimo un sentimiento especial.

Pues bien, apelando a ese sentimiento, el autor va moviendo las piezas de cada uno de sus cuentos. Y defiende el derecho a la nostalgia, a la tristeza o a ese estado melancólico del alma que suele deshojar el alma.

Cada historia contada es cerrada con una suerte de sentencia o pensamiento.

Así, por ejemplo, cierra un relato que versa sobre la existencia de un hombre de doble moral con el siguiente razonamiento: “Mejor que levantar la voz es admitir las culpas, no sea que la primera piedra la debamos arrojar a nosotros mismos”.

Ladrón sentimental nos cuenta sobre un hombre desesperado que solamente vive para los recuerdos, y que se halla convertido en un romántico y un sentimental irrecuperable.
El álbum del trío Los Panchos termina siendo el objeto que acaba rompiendo porque también le rompía el alma oír aquella canción: Ladrona de besos.

El razonamiento que nos acerca el autor de Sombra de boleros es el siguiente: “Todo ser humano tiene su lado débil, que a veces no le deja cumplir sus verdaderos propósitos en la vida”.

El escritor Elvio Romero ha escrito sobre el autor estas palabras: “César González Páez es un poeta; en su prosa se refleja el largo ejercicio en el difícil género y ya sabemos todos que quien eludió nadar en el río de la poesía tendrá una prosa pedestre, sin matices, sin que se alumbre con la magia de lo misterioso. Parafraseando a Whitman, habrá que decir que ‘quien toca a este libro... toca a un poeta’. Su lectura es por eso grata y reconfortante, haciéndonos sentir permanentemente el aire de lo irreal, lo que está por detrás de las cosas, haciéndonos un guiño para que entremos, sin miedo, a la habitación del asombro”.

Dice César González Páez: “Y ahora tengo en mis manos el libro y espero que muchos lectores se animen a compartir este racimo de cuentos, en donde el humor, la caricia del amor, los hechos impensados y lo que es, en realidad, la trama de la vida que nos pone como protagonistas involuntarios. Ha sido divertido y espero que ese entusiasmo germine en los lectores”.

Fuente: Suplemento Cultural del diario ABC COLOR

Domingo, 20 de Mayo de 2012

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