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Lucy Yegros (Arete)

  LA BUHARDILLA, 1990 - Ilustración de tapa de LUCY YEGROS


LA BUHARDILLA, 1990 - Ilustración de tapa de LUCY YEGROS

LA BUHARDILLA

Revista Mensual – Año 1

Número 3 – Agosto 1990.

 

Directora: Adriana Almada

Ilustración de Tapa: Lucy Yegros


 


Por fuera y por dentro. Porque, como ya decíamos en la edición anterior, la polución externa no es más que reflejo de la contaminación interior. La proliferación de basurales en la ciudad y en el campo obedece, no solo a la ineficacia de los organismos públicos para controlar la higiene general, sino también a la conducta individual de miles de ciudadanos que -con desidia- arrojan sus desperdicios en baldíos o "tierras de nadie", con la ingenua creencia de que al estar "lejos" no afectarán de manera alguna sus condiciones de vida. Ni qué hablar de los que -a sabiendas del daño que provocan las bacterias que se generan en los desechos- descargan sistemáticamente sus inmundicias industriales en el hábitat obligado de quienes no tienen siquiera voz para protestar por ello. La prensa ha tomado las fotos del caso, las ha publicado, la gente ha hecho oír su rabia o su desesperación. ¿Y qué pasó? Nada. La vida sigue igual, cada quien con sus hábitos y a otra cosa. Las páginas de los diarios a envolver pescado, las peroratas radiales al aire y las exhortaciones y comunicados de las asociaciones ecologistas al archivo. Probado está que la queja no consigue mucho. Cuando más, una readecuación momentánea. ¿Por qué no intentar, entonces, algo más creativo? ¿Por qué no trabajar juntos? Sí, todos juntos, aportando cada cual su imaginación y compromiso para ir cambiando el extendido hábito de descargar sobre los demás aquello que detestamos y no queremos cerca nuestro.

Pero claro, las palabras no alcanzan. "Res non verba". Hechos, y no palabras. ¿Por qué no iniciamos un aprendizaje conjunto para tratar nuestra basura? ¿Por qué en las escuelas, en lugar de atiborrar el cerebro de los niños con conocimientos inútiles, no enseñarles algo tan sencillo como las normas elementales de higiene? ¿Por qué no brindar en el colegio secundario la información necesaria sobre reciclaje, a los que ya son más grandes y pueden entender que el concepto de desperdicio es propio de una sociedad que no sabe valorar lo que tiene? ¿Por qué no capacitar a las mujeres -a través de la televisión- para clasificar las basuras a fin de que la municipalidad pueda proceder con más inteligencia, incorporando el reciclaje a sus labores? ¿Por qué no hacer, inmediatamente, un inventario -en principio- de todos los basurales de Asunción, para actuar con mayor rapidez y evitar así la expansión del peligro para personas, plantas y animales? Indudablemente, la tarea exige la concurrencia de todos. No podemos esperar que solo la municipalidad erradique las inmundicias. También -y esto es primordial- tenemos que erradicar el acendrado hábito de basurizar cuanto nos rodea. Según algunos, esto es algo difícil, pues es casi una costumbre atávica. Los indios ya tenían por norma hacer un pozo en la tierra y allí arrojar lo que no usaban. Y el hábito persiste, con una fortaleza que conmueve, en el campo y en las zonas suburbanas. Pero el tiempo es otro. Y la basura también. En aquel entonces los deseches eran orgánicos en su totalidad, prontamente absorbibles por el suelo. ¿Qué hacer ahora con el plástico, el aluminio, y todos los etcéteras que se nos pueda ocurrir? ¿Por qué los partidos políticos, en lugar de usar su tiempo para concentraciones oratorias, no promueven acciones prácticas para ayudar a sus correligionarios a llevar una vida más sana? ¿O cuando menos, incluyen en sus plataformas medidas concretas para limpiar el ambiente? En Taiwán existen modernísimas plantas procesadoras dedicadas al reciclaje: plástico, caucho, cartón... Y muy redituables, por cierto ¿A ninguno de nuestros empresarios se le ocurrió contactar con sus pares chinos para intentar algo semejante? No han pensado en esto quienes pretenden impulsar la industrialización -tanto desde el sector público como el privado-, ya que el destino de los desperdicios es un punto clave para no repetir errores ya subsanados en otros países? "Si las cosas siguen como hasta hoy --dice un pronóstico ampliamente difundido-, en el año 2000 la Tierra será una cloaca". El tiempo corre y obliga a acciones rápidas. ¿Por qué no empezamos ya? Sin olvidar, claro está, que no podremos "desba-surizar" el ambiente sin limpiar antes nuestra morada interior.

 

¿QUIENES SOMOS?

Un grupo minúsculo de personas que ha puesto todo su amor en la habilitación de esta "buhardilla" no apta para aburridos, gente que se toma muy en serio, ni mentes acartonadas incapaces de percibir el murmullo del viento. Si usted no está en cualquiera de estas tres categorías, de seguro ha de convertirse en nuestro asiduo lector. Y aún más, en el interlocutor vital con quien comunicarnos "de corazón a corazón". A pesar de lo reducido de nuestro staff, para nuestro buen gobierno nos hemos dividido las funciones de la siguiente manera:

Editor. Chiang Ching An

Director honorario: Tsai Tsang Meng

Directora: Adriana Almada

Jefa de redacción: Verónica Rossato

Es una publicación del Instituto del Camino Verdadero Confucio y Mencio

 

DE LA BASURA AL ÉXTASIS

Cuentan que Gautama Buda, habiendo sido un príncipe, recogió los paños ensangrentados que las mujeres arrojaban al río, los lavó cuidadosamente, los cosió e hizo con ellos su túnica. Una forma amorosa de lo que hoy llamaríamos "reciclaje". Una demostración cabal de que lo más vil puede convertirse en lo más excelso.

Como en el cuento, aquí en "La Buhardilla" también vamos de la basura al éxtasis, de la polución a la iluminación, de la confusión a la claridad. Nuestros temas, pues, componen una "summa" que ligeramente podría resumirse así: Gloria Torres, una estudiante de Periodismo de la Universidad Católica nos ha elegido para hacer su pasantía y debuta con un artículo sobre "La Basura". Osvaldo González Real nos introduce en el Zen (escuela de meditación que propone la realización de la propia naturaleza), Keiko Toyotoshi nos inicia en la Ceremonia del Té y Rubí de Rojas nos enseña cómo el arte del "Ikebana" es camino de autoelevación. Asimismo, la obra de Lucy Yegros, que acaba de exponer en San Pablo, se nos muestra como "soporte para la meditación" y Trigueirinho (tijera de por medio) compara el dinero con la sangre y nos advierte sobre la necesidad de su correcta circulación.

Y como esto es una buhardilla -donde las cosas más dispares conviven armoniosamente, como en la vida-reunimos también noticias paralelas, recetas inapreciables para los que pretenden una vida saludable, textos que gentilmente nos acerca el cartero, la infaltable lección de chino para los que quieren "aggiornarse", un rompecabezas para locos, y nuestro persistente deseo de comunicarnos "de corazón a corazón". O como prefieren los japoneses: "I shin den shin". De mi alma a tu alma.

LA BUHARDILLA

 

 

 

 

 

 

Conocí a Lucy Yegros pintando una luna ampulosa en el subsuelo de un supermercado. Días más tarde la encontré leyendo con pasión los textos de Idries Shah, y así supe que el itinerario de sus formas corría junto al itinerario de su corazón.

Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Hoy Lucy firma "Areté", que en su lengua materna, el guaraní, significa "REENCUENTRO". Y bajo este nombre, que la lleva a sus orígenes, acaba de presentar una exposición en el Museo de Arte de San Pablo.

Antes de partir me dejó esta esquela: "Para el musulmán, el arte es un soporte para la meditación, una suerte de mandala indefinido e inacabable, abierto hacia el infinito, una forma de lenguaje, un sistema de signos espirituales, una escritura, pero nunca un reflejo del mundo existencial". Sin lugar a dudas, la explicación cabal de lo que el arte es para ella, a quien las dulces, dulcísimas voces del Islam hablaron con más fuerza que nunca durante su último viaje a Estambul.

 Prueba de ello son las visiones de su actual territorio plástico, donde las guardas geométricas, con ritmos reiterativos, simbolizan la eterna repetición de los ciclos en la Naturaleza, en el Hombre y en el Cosmos. La figura humana -especialmente la femenina- está siempre presente. Y sin embargo, no es tal, pues el rostro es humanamente inexpresivo ya que participa de la naturaleza de los dioses o los ídolos arcaicos, desconocedores de las pasiones y envueltos, en la quietud del infinito, inscripto -como está- en la abstracción: círculo para la cara, óvalos para boca y ojos. Líneas rectas de penetración para las extremidades, completan la visión superhumana de sus seres destinados a la meditación y al contacto con lo sagrado.

“Busca tu raíz y serás feliz", decía Kabir, místico árabe y también poeta. Y Lucy, que sabe de estas cosas, como también sabe del Zen, del Tao o del Budismo, es fiel a la propuesta, y busca en sus raíces. Así, hurgando en el pasado de una etnia que no ha muerto, conviviendo con sus utensilios más sencillos y preciados, hablando su idioma, recreando sus costumbres, vistiendo sus ropajes, Lucy, la lúdica e informal Lucy Yegros, hoy "ARETÉ" por virtud del amor a sus ancestros, proclama la vitalidad de una raza, y su derecho al respeto y a la memoria.

Más que una reivindicación, un canto. 

LA BUHARDILLA

 

 

 

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