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MANUEL GUANES MOLINAS

  APUNTES PARA LA HISTORIA DE LAS TELECOMUNICACIONES EN EL PARAGUAY 1864-1964 - Por MANUEL GUANES MOLINAS


APUNTES PARA LA HISTORIA DE LAS TELECOMUNICACIONES EN EL PARAGUAY 1864-1964 - Por MANUEL GUANES MOLINAS

APUNTES PARA LA HISTORIA DE LAS TELECOMUNICACIONES EN EL PARAGUAY

EN EL CENTENARIO DE LAS PRIMERAS COMUNICACIONES TELEGRÁFICAS

1864-1964

Por MANUEL GUANES MOLINAS

ADMINISTRACIÓN NACIONAL DE TELECOMUNICACIONES

I PARTE

Asunción – Paraguay

1964 (69 páginas)

 

 

A MODO DE PRÓLOGO

 

         Para este año en que se conmemora el CENTENARIO DE LAS PRIMERAS COMUNICACIONES TELEGRAFICAS NACIONALES (primeras también NACIONALES en esta parte de América) pensábamos escribir la HISTORIA de ellas. Intuíamos la magnitud de la obra, pero no nos arredraba; más, francamente, ya iniciada, quisimos desistir de ella, porque topamos con el primer escollo insalvable: la falta de fuentes de información. Pero ya resueltos a emprenderla, la escribimos sólo como un APORTE para esa historia.

         Recurrimos a varias bibliotecas y, hurgando en ellas, hemos podido recopilar los datos que nos parecieron útiles. Desafortunadamente, en todas las bibliotecas a que recurrimos, encontramos la misma laguna: faltan las colecciones de Registros Oficiales de años y hasta décadas, y las colecciones de periódicos locales de diversas épocas de nuestra vida política, se hallan casi todas mutiladas.

         Nos resignamos, entonces, a consignar en las páginas que siguen, los datos obtenidos, como un APORTE PARA LA HISTORIA DE LAS TELECOMUNICACIONES NACIONALES, en el Centenario de la inauguración del primer telégrafo Nacional.

         Nuestra labor hubiera sido fácil si hubiéramos podido consultar los archivos de lo que fuera la Administración de Correos y Telégrafos, pero, prácticamente, no existe en lo que respecta a épocas anteriores a la nuestra. Igual cosa cabe decirse de lo que fuera la Compañía Internacional de Teléfonos S. A.

         Ojalá que estos apuntes, este aporte, sean útiles a quienes con más capacidad, más medios y más y mejores fuentes de información, escriban mañana esa Historia, porque ella ha de escribírsela alguna vez. Y entonces, para quienes lo hagan, valgan estas notas que son todas verídicas, por cuanto fueron tomadas de fuentes insospechables: La Biblioteca Nacional, la Biblioteca de la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado) los Archivos de la Imprenta Nacional y recortes de periódicos y revistas nacionales, algunas de bibliotecas particulares, y en alguna parte, rara por cierto, de apuntes particulares de origen absolutamente insospechables.

         Disculpará el lector que en las notas que siguen -algunas- se hayan hecho acotaciones no relacionadas muy precisamente con las telecomunicaciones; se lo hace sólo por evitar en parte la monotonía de ir citando cronológicamente hechos del tema comentado, de por sí poco ameno.

         No tenemos otra pretensión, al escribir esas líneas, que la de contribuir con esta modesta crónica, al conocimiento de nuestras telecomunicaciones, tal como fueron desarrollándose.

         MANUEL GUANES MOLINAS

 

 

 

 

APORTE PARA LA HISTORIA DE LAS TELECOMUNICACIONES EN EL PARAGUAY

 

CENTENARIO DE LA INAUGURACION DEL PRIMER TELÉGRAFO NACIONAL

Octubre 16 de 1864 - Octubre 16 de 1964

 

I

 

         Hace un siglo... Exactamente a cien años de distancia en el tiempo, vamos a recordar (basados en crónicas de la época y otros documentos) el comienzo de las telecomunicaciones en el Paraguay y su progresión hasta nuestros días, como una contribución para el conocimiento de su historia.

         Debe preestablecerse que "telecomunicaciones" ya las efectuaban los habitantes de nuestro Continente aún antes de que "el visionario" Cristóbal Colón pusiera sus plantas en él. Y el indio Guaraní no era extraño a ellas. Esas telecomunicaciones eran acústicas, visuales y quizás de alguna otra laya. Para las primeras - las acústicas - usaban tambores fabricados con troncos huecos de árboles, emparchados con pieles de ñandúes, o alguna otra forma de difundir ruidos, que eran retransmísibles, como en circuitos, según fueran las distancias; para las segundas - las visuales - usaban columnas de humo producidas por grandes fogatas, y hasta las fogatas mismo, que se interpretaban según fuera su densidad, la hora, etc. y algún otro sistema de señales.

 

PARAJHARAS, Óleo de ROBERTO HOLDEN JARA

Expuesto en el MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES

 

         Disponíase también de veloces hombres-correo, que se relevaban cada cierta distancia, portando mensajes "escritos" en cuerdas, mediante nudos en que se intercalaban piedrecitas, trozos pequeños de madera, etc., perfectamente "legibles" para ellos. Estos hombres-correo, se denominaban en el Paraguay, "parejharas".

         Cultor y entusiasta admirador de nuestras bellas tradiciones nativas, un gran paraguayo de nuestros días, el General de División don Marcial Samaniego, hizo erigir en Concepción el simbólico Monumento al Parejhara, para perpetuarlo en el recuerdo de las generaciones que vendrán. Anteriormente nuestro celebrado artista y gran indigenista don Roberto Holden Jara, había llevado al lienzo, admirablemente, un grupo de parejharas.

         Y, enlazando ese ayer con el hoy, la Administración Nacional de Telecomunicaciones instaló en aquel monumento un moderno equipo radiotelefónico que une a la Capital de la República con la bella y próspera Capital norteña.

        

 

 

         Lloraban aún todos, la muerte del gran don Carlos Antonio López, ocurrida el 10 de setiembre de 1862, durante cuyo ejemplar gobierno había vivido el Paraguay una vida tan próspera como ninguna otra en años anteriores y sólo igualada hoy. Durante todo su paternal, pródigo y patriótico gobierno, todo fue euforia... Todo se emprendía, todo se encauzaba y realizaba mediante el esfuerzo común y una estrecha colaboración entre pueblo y gobierno, en que nadie estaba ausente: todos colaboraban cada uno desde su esfera de acción, actividad y posibilidades.

         Electo Presidente de la República su hijo (el que luego había de ser Mariscal y Héroe Máximo del Paraguay) don Francisco Solano López, todo hacia esperar que nuestro progreso en todos los órdenes seguiría el mismo ritmo, o quizás más acelerado aún, que el que le había impuesto don Carlos Antonio, dada su ilustración, adquirida en parte en Europa y en parte en el conocimiento que tenía de su pueblo, a través de su íntimo contacto con él...

         Desgraciadamente, todo fue frustrado por la codicia y ambición de mezquinos gobernantes de entonces de países vecinos que, tras la guerra fratricida más sangrienta, inhumana y odiosa de que haya memoria en todos los tiempos de la historia, arrasaron con todo, para luego desmembrar a su gusto nuestro territorio, no sin proclamar antes que "la victoria no daba derechos..." Y nuestro suelo y sus monumentos a la cultura y la civilización, fueron hollados sin necesidad... Qué bien dijo el poeta: ¿Qué pueden las risas de Grecia, que pueden las Gracias, si Heracles agita su crin?". 

         Mayo de 1.864. En los mismos días en que "El Semanario" (periódico asunceno) anunciaba que había llegado hasta Pirayú el primer convoy de nuestro ferrocarril nacional, el primero en esta parte de América, manejada su locomotora por ya expertos maquinistas paraguayos, y que por esos días también, y una vez más, barcos de nuestra Marina Mercante Nacional, con la querida y gallarda tricolor al tope, habían llegado a Montevideo y Buenos Aires, con pasajeros y cargas, anunciaba también que había llegado al país el Ingeniero Alemán Richard von Treuenfeld, y el técnico en telegrafía eléctrica, alemán también; Hans Fischer, especialmente contratados por nuestro gobierno para construir 1.500 kilómetros de líneas telegráficas e instalar algunas industrias, para aprovechar la abundante materia prima nacional.

 

Richard Von Treuenfeld

 

         Von Treuenfeld, paralelamente a su cometido primordial, instaló en el país la primera fábrica de papel empleando como materia prima fibra de algodón y de caraguatá, y fabricó también pólvora y tinta y jabones. De inmediato von Treuenfeld se dedicó al telégrafo. Se le habían proporcionado todas las facilidades y elementos necesarios, incluso la colaboración del Ejército, cuyos chaflaneros (hoy zapadores) comenzaron enseguida la construcción de la línea telegráfica del sector Sur, que había de llegar hasta Paso de Patria.

         Parece indudable que el proyecto de nuestro Gobierno era el de que al ir extendiendo el Gobierno porteño sus líneas telegráficas hacia el Norte, pudiera establecerse una conexión entre ambas líneas, mediante un cable sub fluvial en el río Paraná, para tener así un circuito internacional. Pero lo que está fuera de toda duda es que la red telegráfica argentina estaba muy lejos por ese entonces, de alcanzar aquellas latitudes. En este punto debemos acreditar la versión de nuestros abuelos, actores en la tragedia del 65/70, según la cual la línea telegráfica argentina desde Paso de Patria argentino hacia el Sud, se comenzó ya después de terminada la guerra, y con materiales y elementos que fueran de la Administración Paraguaya, y que fueron capturados o requisados durante la contienda bélica, como botín de guerra.

         Constituye una prueba de esta afirmación el hecho de que prisioneros capturados por nuestro ejército en las primeras acciones que tuvieron lugar en territorio paraguayo, ignoraban en absoluto qué significaban o para qué podrían servir aquellos alambres tendidos sobre postes tan altos... En el Museo de Correos y Telecomunicaciones de la Argentina, en Buenos Aires, están en exhibición algunos de aquellos elementos.

         La primera partida de materiales para la línea telegráfica nacional había llegado a Asunción el 25 de julio de 1864. Consistía en 300 rollos de alambres, cajones de aisladores, aparatos Morse, etc.

         El 26 de ese mismo mes y año se le asignaron al Contratista von Treuenfeld seis ayudantes, jóvenes seleccionados del ejército, que habían de aprender a su lado lo que él pudiera enseñarles de teoría, técnica y práctica de telegrafía eléctrica. Es lamentable que las crónicas de la época no nos hubieran legado sus nombres; sólo se sabe que todos fueron luego eficientes colaboradores de von Treuenfeld y con el tiempo, los primeros profesionales del Morse, transmitiendo después sus conocimientos elementales y rutinarios quizás, pero de gran utilidad, a otros, hasta llegar de generación en generación hasta nuestros días, como algo hereditario.

         Para el mes de octubre de 1864, el tendido de la línea telegráfica del sector Sud, había llegado ya hasta Villeta. Y así, el 16 de ese mes y año, al cumplirse el segundo aniversario de la asunción de la primera magistratura de la Nación por el entonces General Francisco Solano López, fue "obsequiado" con el primer telegrama cursado en el país por el Telégrafo Nacional (el primero NACIONAL en Sud América, ya que si bien otros países sudamericanos tenían telégrafos, eran de propiedad de empresas particulares).

         He aquí los textos de aquellos históricos telegramas:

 

         "16 de octubre de 1864. Comunicación telegráfica.

         - Estación Telegráfica. - Asunción.

         "VIVA LA REPÚBLICA DEL PARAGUAY.

         "Al Excmo. Señor don Francisco Solano López, Presidente de la República del Paraguay.

         "Estación de Telégrafo en Villeta, el día domingo, octubre diez y seis de mil ochocientos sesenta y cuatro, a las siete y cuarto de la mañana".

         "Con grande alegría y obligado respeto, me tomo la libertad y la satisfacción de enviar a Vuestra Excelencia por el primer telégrafo del Paraguay, mis íntimas congratulaciones al Supremo día del aniversario de la segunda presidencia. Dios guarde a V. E. mucho años.

         "Hans Fischer"

 

         Este telegrama tuvo la siguiente respuesta

 

         "Ministerio de Gobierno. Asunción, Octubre 16 de 1864.

         "S. E. el Señor General López, Presidente de la República, ha recibido con íntima satisfacción primer telegrama despachado a las siete y cuarto de esta mañana desde Villeta, cumplimentando el aniversario de su Presidencia, por el primer despacho que envía el telégrafo planteado en la República.

         "S. E. me ordena agradecer y retribuir las congratulaciones de Mr. Hans Fischer, felicitando a Mr. Richard von Treuenfeld, director      y demás personal del Telégrafo, por el éxito del primer ensayo en sus trabajos.

         "Francisco Sánchez".

 

         Acotemos que la crónica periodística referente a esta inauguración, decía que la Central del Telégrafo Nacional, funcionaba en la Asunción, en una de las secciones del antiguo Palacio de Gobierno, en la calle Bermejo (hoy Luis A. de Herrera).

         Debe conocerce lo que con motivo de esta inauguración escribiera el poeta paraguayo Natalicio Talavera, quien no mucho después había de caer gloriosamente en Paso Pucú. Lo transcribimos porque se verá más adelante cómo nada tenía de "visionario" nuestro bardo y sí mucho ale iluminado o vidente.

         ¿No parecen sus palabras una predicción de que la O.E.A. (Organización de Estados Americanos) y la U. I. T. (Unión Internacional de Telecomunicaciones) serían creadas alguna vez?.

         Léase:

 

         "INAUGURACION DE LA TELEGRAFIA ELÉCTRICA.

 

         Un notable acontecimiento ha venido a marcar una época memorable en los fastos nacionales.

         La emoción más sublime y sorprendente ha tomado su asiento entre nosotros para ofrecernos su valioso concurso en el glorioso empeño que nos preocupa para avanzar por el sendero de la civilización. Los útiles e importantes descubrimientos del vapor importados a nuestro país por la solicitud de los hombres públicos que se han aplicado a la mejora gradual de nuestra sociedad por medio de útiles adquisiciones, tiene ya hoy un complemento en la República, un rival poderoso. La electricidad puesta al servicio del hombre para la conductora instantánea de la comunicación, ese descubrimiento maravilloso del Siglo XIX, generalizado por todos los países donde se aprecie la economía y el tiempo, compone ya uno de los agentes que ha de auxiliarnos en la cruzada santa del adelanto y del progreso.

         El domingo 16 de octubre se ha hecho el primero y feliz ensayo de la telegrafía eléctrica, planteada en la República.

         El comienzo de la primera línea ha diseñado ya el sendero de nuestro porvenir.

         No han corrido aún tres meses que se introdujeron los primeros materiales para esta útil invención, y hoy recorre ya el alambre un espacio de más de siete leguas, uniéndonos con la importante población de Villeta.

         Ha sido tanto más solemne la feliz inauguración de la telegrafía eléctrica, cuanto que ella se ha realizado en el día memorable en que recuerda el pueblo paraguayo la instalación de la segunda presidencia de la República.

         Esta feliz coincidencia está explicando de sí un hecho de significación; el progreso que acompaña a la actual Administración.

         Los incansables esfuerzos del esclarecido Presidente López, han tenido un testimonio, una confirmación elocuente, en el corto y limitado término de dos años.

         Ha sido bastante este período para mostrar a la Nación que lo ha elegido, que responde a la confianza con que su voluntad libre y soberana le había señalado para dirigir sus destinos.

         Ahora dos años, nadie habría pensado en que el elemento eléctrico se prestase dócil a nuestras necesidades. Sin embargo, cuando hay perseverancia en el trabajo, decisión en conseguir al país los verdaderos bienes que han de hacerlo feliz y próspero, los obstáculos se vencen, las dificultades se allanan y llega la época del triunfo, en que se presenta la realidad, revelando las ideas y los sentimientos que le habían inspirado.

         Las dificultades que todo país nuevo toca en sus primeros pasos, las contrariedades que experimenta, necesitan un esfuerzo supremo de voluntad y una perseverancia sistemada para llegar a una organización regular y conforme con los adelantos del siglo. La actual Administración si bien ha encontrado colocados los primeros materiales en la organización de la República ha hallado en la continuación de la obra, en el planteamiento de otras y en la reforma gradual de algunas que complementan los complicados y vastos trabajos públicos, las dificultades inherentes a una sociedad naciente y a la magnitud de las empresas a realizarse.

         Creemos, sin embargo, que el Presidente López, en medio de las espinas que se afana por arrancar para ofrecer a su país el fácil y diáfano sendero del progreso, habrá encontrado flores olorosas que embalsamarán su laboriosa existencia.

         Cuando después de las fatigas se arriba al término de la jornada; cuando en pos de las tareas nos brindan los frutos del trabajo y cuando el éxito de una empresa responde al pensamiento que le ha guiado; entonces se apodera del ánimo la compensación justa que trae la satisfacción de un resultado útil y productivo.

         No puede haber mirado el señor Presidente sin natural complacencia el feliz ensayo que se hizo el domingo, de la telegrafía eléctrica, introducida por él en la República, a cuyo trabajo había dedicado su especial atención, al comprender su utilidad y sus ventajas.

         La inauguración es un paso de gran significación e importancia para el Paraguay. Una adquisición digna de los esfuerzos de nuestro Gobierno.

         La acumulación de los materiales que constituyen los pueblos cultos el signo de la civilización, demuestra que vamos llegando a un estado en que cualquiera sean nuestras circunstancias, el Paraguay tiene que seguir de una manera irresistible la indicación del progreso y la ilustración a que se dirige por la misma fuerza que viene empujando a esos elementos civilizados que se empeñan en operar una transformación completa de nuestra sociedad.

         Y, cuando apartando los ojos del presente, extendemos la vista por el dilatado horizonte del porvenir, sonríen a nuestra imaginación los cuadros más variados y halagüeños, donde se ven retratados con vivísimos colores, imágenes de grandeza y ventura a que el curso regular de los sucesos convida a los pueblos de América.

         ¿Quién sabe si la línea telegráfica que se ha inaugurado en el Paraguay, no será la iniciación de un vasto plan de comunicaciones que debe unir a los pueblos americanos? ¿Quién sabe si el elemento portentoso de la electricidad no será el agente que, puesto al servicio de los Estados de América, sea capaz de estrecharlos y uniformar sus operaciones al fin de la conservación y del progreso común? Nada es imposible cuando hay una decisión y un propósito constante en obtener los resultados que se buscan.

         Nuestra línea telegráfica hasta el Cerrito puede unirse a los alambres que la vecina República Argentina, en su empeño de adoptar las ventajas que la civilización ofrece, quiere establecer sobre el litoral del Paraná y tan luego como se plantee, sobre las riberas del Plata, dirigirse al Brasil, a Chile, Perú, Bolivia y Centro América. Nada hay que sea exagerado y que no pueda realizarse, y si se ha presentado rodear al Mundo por una línea eléctrica; si se piensa escalar los Andes por un ferrocarril que una el Atlántico al Pacífico, fuera muy posible llevar a efecto un vasto proyecto, poniendo en contacto instantáneamente a esos pueblos por medio del elemento eléctrico.

         Acaso entonces podremos entendernos, y unido el pensamiento político de los Gobiernos, interrumpido y divergente más que nada por la distancia y la limitación de las relaciones, crear una confederación de naciones fuertes que deban atender sus peligros y sus necesidades mutuas.

         Este es el objeto a que deben converger las inteligencias y las Capitales de los hombres de América y que debiera ocupar la atención de sus gobiernos.

         Unidos por fuertes vínculos de vecindad, de la sangre, de las tradiciones, de creencias, necesidades y peligros, los pueblos de América, olvidando sus contiendas domésticas, que tantos y tan profundos males les ha traído, debieran propender a la unidad a que están llamados y que, acaso se pudiera conseguir con los portentosos medios que la ciencia moderna ha puesto a la disposición de los hombres del Siglo XIX.

         Quizás querrá tratársenos de visionarios por las ideas que nos han asaltado en las actuales peligrosas circunstancias; pero debe disculparnos el deseo sincero que nos anima en bien de estos desgraciados países que se lanzan sin previsión en frecuentes aberraciones que retardan y paralizan el curso de su prosperidad y civilización.

         No hay duda que un estado normal de cosas, una paz prolongada y una inteligencia perfecta entre los Gobiernos, son los necesarios y más eficaces medios de subvenir a las grandes necesidades que experimentan los trabajadores pueblos de Sud América; el Paraguay ha sabido conservar un sistema aparente, un período tranquilo y feliz, que le ha proporcionado los elementos de estabilidad y progreso que experimenta y que puede suministrar ejemplos de moderación y perseverancia.

         No hace mucho que el Paraguay se presentaba a los ojos del mundo civilizado como un país retrógrado, como una nación que a pesar de su posición privilegiada, en medio de un vasto y rico territorio de América, no se encontraba al nivel de los demás países del mismo continente; hoy no es lo mismo, ni puede clasificarse así a un pueblo que más perseverancia ha tenido en sus medios de progreso, donde se ha importado con éxito el vapor y el telégrafo eléctrico, que guiado por su previsión política, ejerce un puesto distinguido entre los defensores del principio de independencia y los derechos más caros de las Naciones. No es por cierto el Paraguay donde penetran más tardíamente los rayos puros y vivificadores de la civilización.

         No concluiremos nuestro artículo sin antes cumplir con el plausible deber de felicitar al Supremo Gobierno por la feliz inauguración del telégrafo eléctrico en la República, como una prenda de sus esfuerzos y una confirmación de sus trabajos en bien del país. Agradecemos y felicitamos igualmente a los señores R. von Treuenfeld y Hans Fischer por su trabajo activo y diligente en la colocación de los alambres telegráficos y por el feliz ensayo de la primera línea que dirigen.

         El señor Hans Fischer ha dirigido en la mañana del domingo una felicitación al Excelentísimo señor Presidente, cuya comunicación y la respuesta dada por el Ministro de Gobierno, publicamos en la Sección Oficial, como la primera comunicación transmitida por el elemento eléctrico en la República."

 

         ("El Semanario", martes 18 de octubre 1864)

 

 

         La construcción de la línea del sector Sud, proseguía aceleradamente; mientras tanto, y aceleradamente también, se iban acumulando los nubarrones que anunciaban el ciclón de fuego y acero que por cinco años azotaría nuestro suelo... Años apocalípticos, de sangre, hambre y miserias..!

         Y cuando comenzó aquella hecatombe, tras la declaración de guerra a que nos abocaran los jefes de la Triple Alianza, el 14 de noviembre de 1864, y ya en el transcurso del año 1865, el Mariscal López, desde su Gran Cuartel General en Paso Pucú, estaba en comunicación telegráfica directa con cada uno de los puestos de Comando de las Grandes Unidades en Campaña. Y cabe recordar a este respecto que el Paraguay fue así el primer país que utilizó el telégrafo eléctrico para sus operaciones bélicas.

         Nuestras líneas telegráficas tenían su Central en el Sud, en Paso de Patria. La fotografía que se inserta es la del local que ocupaba. Y es el mismo que ocupa hoy la oficina de Telégrafos y Teléfonos, tras haber sido cambiados en muchas ocasiones, sus techos pajizos y paredes de palma, tacuaras y barro.

         Al lado del Ingeniero von Treuenfeld y el Técnico Fischer, actuaba un aficionado paraguayo a la telegrafía: Pedro A. Vázquez, en la construcción de líneas e instalaciones telegráficas, así como también el inolvidable Saturio Ríos.

 

 

         Saturio Ríos comenzó estudiando en el Seminario Metropolitano; pero no muy afecto a los hábitos, dejó luego esos estudios para seguir los de dibujo y pintura en Europa, donde fuera becado por el gobierno de Don Carlos Antonio, dadas sus admirables dotes y afición innata a la pintura. Regresó al país a principios de la contienda. En el Viejo Mundo, a más de perfeccionar sus aficiones pictóricas, había adquirido algunos rudimentarios conocimientos de telegrafía (la profesión de moda por entonces) y aquí fue incorporado al cuerpo de Comunicaciones. Aquellos incipientes conocimientos adquiridos en Europa los desarrolló y perfeccionó aquí, habiendo sido el primer "oidista" en la profesión, prescindiendo del uso de la banda receptora. Ya no las teníamos ni había forma de importarlas o producirlas. La práctica del oidismo que inculcó y enseñó a sus colegas, no sólo suplió la falta de las cintas receptoras sino que agilizó la recepción de los telegramas. Y cuando tras la finalización de la matanza del 65/70 volvimos a tener telégrafo, las bandas receptoras se usaron más como "comprobantes" de lo recibido, pues los pocos telegrafistas con que contábamos eran todos oidistas.

         Mientras Saturio Ríos prestaba sus servicios profesionales por lo general desde el Gran Cuartel General o desde puestos muy cercanos al Mariscal López, hasta caer prisionero en Paso Pucú, ya con el grado de Teniente Honorario y con la condecoración de Caballero de la Orden del Mérito, a Pedro A. Vázquez se lo destinó a construir líneas y estaciones telegráficas en otros sectores de la República, y en 1866 estaba dedicado a la construcción de la línea telegráfica de San Fernando a Caapucú; en 1867 construía la línea Asunción-Paraguarí, paralela a la vía férrea.

         En la constante retirada de nuestro ejército desde el confín Sur de la República hacia el Norte, las líneas y elementos telegráficos iban siendo levantadas (las que se podía) y nuevamente tendidas en los sectores necesarios, hasta que en esa Vía Crucis se prescindió de ellas; tanto que el "Consumatum est" de Cerro Corá no fue ya anunciado por el telégrafo... Ya no lo teníamos. Aquellos alambrados tendidos tan alto que tanto incitada la hilaridad de los provincianos y "bahianadas" aliados que venían a civilizarnos, habían desaparecido... Y se los estaba usando en la construcción de la línea telegráfica argentina...

         En magistrales frases ya lo dijo en el poema "La Noche Antes", Martín Goicoechea Menéndez: "el grito de protesta con que se derrumbaba un pueblo y una raza, lo llevaron las rumorosas aguas del Aquidabán". ¡Ya no teníamos telégrafo!

 

 

II

 

         Terminado así lo que podría denominarse el Primer Capítulo en estos apuntes relacionados con las telecomunicaciones en el país, comienza el segundo, ya con el Gobierno Triunviro impuesto al país, por la Triple Alianza, integrado por Cirilo Antonio Rivarola, Carlos Loizaga y José Díaz de Bedoya, quienes asumieron el mando el 15 de agosto de 1869 (Nótese, por la fecha, que las últimas huestes de nuestro ejército, aún seguían tras su bandera, librando sus postreras batallas contra el hombre, contra el hambre y contra las mil miserias más que tapizaban el Calvario hacia Cerro Corá).

         Todo por esa época estaba librado a su suerte. ¿Qué podía pedirse de un pueblo herido de muerte, que apenas alentaba bajo las botas de las fuerzas de ocupación y un gobierno servil, que les respondía incondicionalmente?... En un medio así, en un ambiente así, cubierto de luto y anegado en lágrimas, el Paraguay difícilmente había de recuperarse. Apenas si hubo algún atisbo de rebelión del pueblo buscando su cauce natural: la libertad y democracia, que fueron sangrienta y rápidamente reprimidos.

         No obstante, en medio de aquella ruina casi humeante aún, a que había sido reducida la otrora "madre de ciudades y cuna de la civilización" en esta parte del Continente Americano, como Capital que fuera de la Provincia Gigante de las Indias, quedaban aún en la sangre de sus machos y de sus hembras nativos, la virtud de hacer surgir todo de la nada... Porque el Paraguay debía, tenía que resurgir de en medio de aquellos escombros. Y a despecho de la pseudo protección y vigilancia de las fuerzas aliadas de ocupación, que durante siete interminables años, tras la carnicería de 1865/70, siguieron hollando nuestro suelo con sus grotescas botas de conquistadores, el país entero recomenzó en las formas más miserables que pueda concebirse, su penosa reconstrucción, obstaculizada en forma permanente por la Alianza. Nos referimos en estos apuntes sólo a lo que a telecomunicaciones se relaciona.

         Como ya se ha dicho, terminada la guerra del 65 al 70, se inició este capítulo II de estos apuntes relativos a nuestras telecomunicaciones, y el 26 de abril de 1870, a solo 56 días del aniquilamiento del resto de nuestro ejército a orillas del Aquidabán, el Gobierno Triunviro dictó un decreto por el que designo Director de Telégrafos a Mr. Percy A. Talbott. Poco o nada dice las crónicas de la época de las actividades de Mr. Talbott. Lo más probable es que no hubiera hecho nada. ¿Qué podía hacer si no tenía recursos de ninguna clase con qué obrar?.

         Muy vaga y superficialmente se refiere la prensa de esa época a Pedro A. Vázquez, informando que estaría trabajando en la construcción de la línea telegráfica de las Misiones, desde Paraguarí.

         Raras, muy raras son otras referencias de entonces, hasta que en el año 1881, once años después de Cerro Corá, vuelve a hacerse referencia al Telégrafo Nacional. Fue al promulgarse la Ley del 16 de julio de 1881, por la que se autorizó al P. E. a llamar a licitación pública la construcción de la línea telegráfica desde Asunción hasta Paso de Patria. Y bien decía la Ley de referencia construcción; no podía decir reconstrucción, pues de la anterior no quedaba sino uno que otro poste; de alambres, ni un metro, y aparatos, menos...

         (En el período comentado: 1870/1881, ya habían sucedido en la Presidencia de la República a Cirilo Antonio Rivarola, Salvador Jovellanos; a éste Juan Bautista Gill; a Gill, Higinio Uriarte; a éste Cándido Bareiro y a Bareiro, desde el 4 de setiembre de 1880, en que falleciera inesperadamente, el General Bernardino Caballero.)

         Vivíamos, pues, en esos momentos, los primeros días de la Primera Gran Reconstrucción Nacional.

         Convencido de que la celeridad en todo orden y sobre todo en las telecomunicaciones era uno de los propulsores más eficaces del progreso, reorganizó de inmediato la Administración de Correos y Telégrafos, y ya restablecidos y mejorados los servicios más urgentes, el General Caballero recomenzó a llevar a la práctica el proyecto del Mariscal López de 1864: unir por telégrafo Asunción con Buenos Aires, mediante la conexión de la red paraguaya con la argentina, en Paso de Patria, por un cable sud fluvial. Para concretarlo, comenzó en 1883 por hacer construir la línea telegráfica Asunción - Itá Pirú, obra que terminó el 29 de febrero de 1884. Así lo comunicaron al Superior Gobierno desde Itá Pirú, el Director de Correos y Telégrafos don Manuel Ávila y el constructor de la línea, Santiago Zambonini, en esa fecha y por telégrafo.

         El costo de la línea, incluyendo siete aparatos telegráficos Morse, Pilas, etc., fue de sesenta mil pesos. (Los siete aparatos Morse fueron distribuidos en Villeta, Villa Oliva, Villa Franca, Pilar, Humaitá, Itá Pirú y Paso de Patria. Asunción tenía en la Central uno destinado a la línea Sud y dos para las líneas de Paraguarí y de Misiones.)

         Para el pago de esta línea e instalaciones, por Ley del 19 de mayo de 1832 fue afectado el 3 % de las recaudaciones en concepto de cuota de redención del Trabajo Personal Obligatorio (hoy Conscripción Vial) y seguramente alguna parte del producido de la venta de propiedades fiscales de la Capital e interior.

         Es probablemente la primera Ley de Tarifa Telegráfica Nacional, la sancionada el 12 de noviembre de 1883. Decía en sus partes dispositivas

         "Art. 1° - Por cada despacho privado ordinario, se abonará como precio de transmisión, la suma de cuarenta centavos de peso fuerte, por las 10 primeras palabras que contenga, exclusive la fecha, el nombre y domicilio del remitente y la dirección del destinatario, y veinte centavos de la misma moneda por cada decena subsiguiente o fracción de ella.

         "Art. 2° - Por los despachos con acuse de recibo, o sea "recomendado", se cobrará a más de la tarifa ordinaria establecida en el artículo anterior, un derecho fijo de treinta centavos de peso fuerte, sea cual fuere su extensión.

         "Art. 3º - Los despachos de "respuesta paga" se cobrará la misma tarifa ordinaria que fija el artículo 1°, tanto por el despacho como por la respuesta que a él se dé o se autorice.

         "Art. 4º - Los despachos dirigidos a varias personas o a una sola en distintas direcciones, estarán sujetos a la tasa precitada, cobrándose, además, veinte centavos de peso fuerte por cada una de las copias que deban entregarse.

         "Art. 5º - Los despachos "colacionados", esto es, aquellos que hayan de repetirse por la oficina destinataria a la expedidora, y no ser entregados sino cuando se ha recibido el "conforme" de esta última, pagarán el duplo de la tasa ordinaria.

         "Art. 6º - Los despachos clasificados "urgente" pagarán el triple de la tasa ordinaria, quedando obligada la oficina a dar aviso de su recibo.

         "Art. 7º - Las personas que quieran conferenciar por el telégrafo, ocupando las líneas en su servicio exclusivo por un tiempo determinado, pagarán por el primer cuarto de hora seis pesos fuertes; por cada período de cinco minutos siguientes, dos pesos fuertes.

         "Art. 8º - Los telegramas dirigidos a los diarios y otras publicaciones periódicas, que contengan noticias de interés general, pagarán cincuenta por ciento menos de los despachos privados.

         "Art. 9º - La entrega de los telegramas privados a domicilio se hará gratis cuando la distancia a recorrer por el mensajero no exceda de diez cuadras; si fuese mayor, se cobrará veinte centavos de peso fuerte por las cinco primeras cuadras adicionales o fracción de esta distancia y diez centavos por cada cinco cuadras.

         "Art. 10º - ......

 

         CABALLERO.             Juan A. Meza.

 

 

         Para el ejercicio presupuestario de 1883/84, fue fijada la cantidad de UN MIL DOSCIENTOS CINCUENTA PESOS FUERTES, para la sección Telégrafos de toda la República, cantidad que sería distribuida entre las "estaciones" Central, Villeta, Villa Oliva, Villa Franca, Pilar, Humaitá y Paso de Patria. Para cubrir el presupuesto de Correos, se asignaba otra suma en otro rubro aparte.

         Fue nombrado por decreto del 10 de diciembre de 1.883, Director General de Correos y Telégrafos, Manuel Ávila, bajo cuya administración se llevaron a la realidad muchas obras dentro de la institución.

         Durante su administración, y terminada la construcción de la línea Sud, se tendió el cable sub fluvial en el río Paraná, que empalmó nuestras líneas terrestres con las argentinas. El cable costó cinco mil pesos fuertes, cuyo cincuenta por ciento pagó la Administración Paraguaya.

         El 28 de marzo de 1884 comenzó el tendido de ese cable, que fue facilitado por una gran bajante del río Paraná por esa época, terminando los trabajos en la primera quincena de abril de 1884. Ya empalmada así nuestra red telegráfica con la argentina, el 18 de abril de 1884 se estableció el primer circuito internacional telegráfico del Paraguay, cambiándose en esa ocasión y fecha, los telegramas que transcribió "La Democracia" el mismo día, con este comentario:

 

         "Hoy, 18 de abril de 1884, es uno de los días más grandes en los anales del progreso paraguayo.

         "Los acontecimientos que diariamente suceden los conocíamos hasta hoy, con 6 o 7 días de retraso, y desde este momento nos hemos puesto al habla con Buenos Aires y Montevideo, por medio de los cables submarinos y de los hilos eléctricos, con todas las naciones civilizadas de la tierra.

         "Por el cable que parte de Montevideo hacia Europa, nos comunicamos con la Agencia Hayas, y por medio de ésta con toda Europa, las costas de Asia, las Islas Oceánicas y Australia; por las líneas terrestres, con todas las costas del Océano Pacífico a California, y desde este punto por Nueva York hasta Galveston, en las Islas Británicas, formando así un inmenso círculo que comprende todos los países civilizados del orbe.

         "Hablar con un habitante del Japón o de Australia en un mismo día, a 4.000 leguas de distancia, ¿no es un gran acontecimiento? Y el día que esto se verifica, ¿no es digno de fijarse en la memoria de los amantes del progreso y de la ciencia?

         "Los telegramas que el Presidente de la República, don Bernardino Caballero dirige a los Presidentes de las Repúblicas Argentina y Oriental, los publicamos a continuación.

         "Felicitémonos, pues, todos los habitantes del Paraguay, por este GRAN ACONTECIMIENTO.

         "He aquí los primeros telegramas transmitidos:

 

         "Asunción, abril 18 de 1884.

         "Al Excmo. Señor Presidente de la República Argentina, Teniente General don Julio A. Roca.

         Buenos Aires

         "Al inaugurarse la unión del Telégrafo Argentino con el de esta República, cumplo con el honroso deber de enviar mis felicitaciones más cordiales al ilustre Primer Magistrado que tan dignamente rige los destinos de la Nación Argentina, por el acontecimiento tan feliz que viene a colmar las justas y legítimas aspiraciones de dos pueblos hermanos, que hace tiempo anhelan ponerse en comunicación inmediata directa, por medio del hilo eléctrico.

         "Como intérprete de los sentimientos del Gobierno y Pueblo Paraguayo, hago votos fervientes por la felicidad y engrandecimiento del Pueblo Argentino.

         "No dudamos que este importante suceso viene a constituir un nuevo vínculo de unión entre nuestros respectivos países, que ha de contribuir eficazmente en el presente y en el porvenir, al desarrollo de nuestras relaciones políticas y comerciales, consolidadas desde ya por los sentimientos recíprocos de la más perfecta amistad y buena armonía.

 

         BERNARDINO CABALLERO"

 

         "Asunción, abril 18 de 1884.

         "Al Excmo. Señor Presidente de la República Oriental del Uruguay, Brigadier General don Máximo Santos.

         Montevideo.

         "El hilo eléctrico que pone a este país, desde la fecha, en comunicación directa con Buenos Aires, me permite también dirigirme a V. E. a objeto de saludarle afectuosamente, y expresarle la viva complacencia que experimento al tener presente que mediante este beneficioso agente de la civilización, estaremos con V. E. al habla diariamente, si necesario fuese, facilitando a la vez el desarrollo de las relaciones amistosas y comerciales que, felizmente, existen entre ambos países.

         "En ocasión tan grata para mí, no puedo dejar de tributar los homenajes de mi simpatía sincera al digno Presidente de la República Oriental del Uruguay, por cuya felicidad personal hago votos sinceros, así como por la felicidad y engrandecimiento de la ilustre Nación Uruguaya.

 

         BERNARDINO CABALLERO".

 

         Telegramas igualmente congratulatorios se cursaron entre los Ministros de Relaciones Exteriores de la República Argentina, la del Uruguay y los Directores de Correos y Telégrafos de los tres países.

         Las respuestas de los Presidentes de la Argentina y del Uruguay, decían:

 

         "Buenos Aires, 22, de abril de 1884.

 

         "Excmo. Señor Presidente de la República del Paraguay.

         Asunción.

         "Oficial. - Con grata satisfacción he leído las amistosas palabras que V. E. se ha servido dirigirme y que son las primeras que se cruzan entre el Paraguay y la República Argentina, por medio del Telégrafo. Hago a mi vez, uso de este nuevo vínculo que nos liga, para transmitir a V. E. mis votos por la prosperidad del pueblo cuyos destinos rige, y que tan unido está al pueblo Argentino por los mismos intereses en el presente y las mismas esperanzas en el porvenir.

         "Saludo a V. E. atentamente.

 

         JULIO A. ROCA"

 

         Comenzaba así a ser realidad lo que escribiera nuestro bardo y periodista en el año 1864, casi exactamente veinte años después.

 

         Léese en un periódico local del 5 de agosto de 1884:

         "Primer ensayo telefónico en el país.

         "Varios señores estuvieron anteayer en la estación Central del Ferro Carril, ensayándose en cambiar palabras por medio del teléfono, con la estación de Patiño cué.

         "El resultado no dejó de ser satisfactorio, pues los sonidos que se percibieron desde esa distancia fueron muy claros, pudiéndose así tratar durante largo rato con el apreciable ñato señor Fiori.

         "Este ensayo lo hicieron con la misma línea telegráfica."

         No habrá sido éste el primer ensayo de comunicación telefónica a larga distancia, pues años antes, y precisamente el 29 de julio de 1881, el señor J. Brugo, representante local de la Siemen's Halke, ya había hecho ensayos, con muy buen resultado en nuestra Capital, de los aparatos telefónicos fabricados por la firma que representaba.

         De todos modos, ambos ensayos, fueron los primeros pasos de la telefonía en el país, que despertaron el interés de nuestros gobernantes, y así el teléfono "echó a andar", y antes de transcurridos cinco meses, ya teníamos teléfonos en la Capital.

         Y prosiguiendo con los comentarios de nuestra prensa local, léase a continuación lo que decía "La Democracia" del 20 de agosto de 1885, siempre en relación a la electricidad, que era el tema casi obligado de la prensa mundial:

 

        

 

         "TRANSMISIÓN DE LA ELECTRICIDAD"

        

         "Los ensayos hechos en Italia, transmitiendo desde Turín a Lanzo, poblaciones que distan 40 kilómetros, una corriente eléctrica para la producción de luz, ponen en evidencia la facilidad de propagar este fluido en grandes proporciones de intensidad.

         "La operación se practicó por medio de generadores secundarios de Vaulard y Gibbs, empleando alambre de bronce cromado, de tres milímetros de grueso y de una longitud de 80 kilómetros."

         A ochenta años de aquellos días, cuánta admiración provocaría en nuestros antepasados el portentoso desarrollo progresivo de la fuerza eléctrica, ahora... Pero, ¿se ha dicho ya la última palabra en electrónica..?.

 

         La satisfacción y contento que produjera en todos los círculos del país el establecimiento del primer circuito internacional telegráfico, no duró mucho tiempo. El cable subfluvial tendido en el río Paraná, había sido de mala calidad y a poco tiempo de su instalación estaba inutilizado. Como estábamos viviendo la era febril de la primera gran reconstrucción nacional, nadie se descorazonó y, por el contrario, pueblo y gobierno diéronse a la tarea de restituir las comunicaciones telegráficas internacionales, tendiendo un nuevo cable subfluvial, esta vez ya con la experiencia adquirida.

         Pero, reanudado el tráfico telegráfico con la Argentina, muy luego habíamos de experimentar un nuevo inconveniente: la demora excesiva en el curso de telegramas de y para nuestro país, debida al recargo de las líneas argentinas, cuyas oficinas no daban curso a nuestros telegramas sino después de haber cumplido todo su servicio interno. Y como cada día se intensificaba más y más el uso del telégrafo, pensóse en establecer otros circuitos con la Argentina, que fueron más tarde los de Franca-Formosa y Encarnación-Posadas, que se irá recordando en orden cronológico.

         Pero, aún con estos nuevos circuitos y otros que se establecieron posteriormente, nuestro servicio telegráfico internacional por vía argentina, siempre adoleció de inconvenientes, hasta el punto de que la Administración Argentina trataba a la Administración Paraguaya en lo que a telégrafos se refiere, como a una provincia de ella. Este tratamiento fue abolido recién en el año 1963, con lo que el Paraguay obtuvo dos beneficios: mayor celeridad en sus comunicaciones y mayores ingresos en sus recaudaciones. Nos habíamos independizado "telegráficamente" de la tutela argentina.

        

         Corría el año 1884. En todas partes estaba en auge la instalación del servicio telefónico. En Asunción muy probablemente no era necesario, ya que por lo reducido de su área y escasa densidad de población, lo más cómodo y acostumbrado era comunicarse personalmente, de viva voz o por medio de propios y mandaderos. Pero, la Capital del Paraguay, Asunción, tenía que estar a la altura de otras capitales, si no por necesidad, por decoro mismo. Así lo entendieron nuestros gobernantes, quienes por Ley del 24 de julio de 1884, otorgaron a Modesto Albors, Croskey y Hebert, una concesión por siete años, para instalar y explotar una red telefónica en Asunción. Esa Ley liberaba de derechos e impuestos fiscales y municipales y cualquier otro gravamen, por el término de la concesión; y, a modo de ayuda, el gobierno se suscribiría a 20 aparatos.

         (La concesión a Modesto Albors, Croskey y Hebert, para la instalación de la red telefónica en la Capital tuvo su origen mucho antes, en el año 1881, cuando el Señor J. Brugo, el 29 de julio de ese año, y con miras ya a obtener esa concesión, hizo las primeras demostraciones prácticas de las bondades y características de los aparatos telefónicos "Siemen's Halke", firma a la que representaba en el país. Esas demostraciones resultaron óptimas.)

         Paralelamente a esta concesión, se otorgó otra similar en casi todo, al señor Rabelli, para instalar la red telefónica en Villarrica.

         Ambos concesionarios comenzaron las obras de inmediato, y lo hacían tan aceleradamente que en diciembre de ese año de 1884, ya funcionaban, como en prueba, algunos teléfonos en Asunción; pero la inauguración oficial, con un total de treinta abonados, a ocho pesos fuertes mensuales cada uno, tuvo lugar recién el 1° de enero de 1885.

         Pero... No fue Asunción la primera en el país que tuvo su red telefónica: Villarrica había inaugurado ese servicio local poco antes que ella.

         ¡Cómo cambian los tiempos!.. A ochenta años de aquella fecha, Villarrica se ha retrasado grandemente en comparación con otras Capitales de Departamentos, en lo que a teléfonos se refiere. Otras tuvieron sus redes urbanas, centrales automáticas y locales propios, cómodos y adecuados, mucho antes que la Capital de uno de los más cultos, ricos y prósperos Departamentos de la República.

         Sólo ahora, a muchas décadas de aquella fecha, la Capital del Guairá, como volviendo por sus fueros, tiene su moderna Central Telefónica Automática, con capacidad para quinientos abonados, instalada en un adecuado local, dignos ambos del adelanto y progreso de ella. Es que en esta era de la Segunda Gran Reconstrucción Nacional, nadie debe quedar rezagado. Y hasta a los más lejanos y apartados rincones de la Patria deben llegar los beneficios de la civilización y cultura.

        

 

         Ya a poco más de dos años de la inauguración del servicio telefónico en la Capital, no se tenía noticia alguna de comunicaciones telefónicas interurbanas, salvo las que se establecían por los hilos telegráficos del Ferro Carril Central Paraguayo, desde la Estación Central en Asunción hasta algunas estaciones ferroviarias del interior. Por eso se destaca la noticia que dio un diario local de que el 19 de agosto de 1887, se estableció la primera comunicación telefónica entre Asunción y Luque, en forma perfecta. Se recordará que anteriormente y por aficionados, se había comunicado desde Asunción, por teléfono, con Patiño Cué, por los hilos telegráficos del ferrocarril.

        

         Parece necesario aquí un breve paréntesis en el que se hará referencia al telégrafo y al teléfono. ¿Quiénes los inventaron? Sobre este tema, "Il Messagero" de Roma, en un artículo firmado por Adolfo Rossi, y que lo transcribió el diario local "La Democracia" el 10 de enero de 1885, decía:

         "Después de tantos años, ANTONIO MEUCCI, el verdadero inventor del Teléfono, ha concluido la causa que había instaurado a "EDISON, BELL y CIA." y ha arribado a una transacción, aceptando una compensación de cien mil dólares, los que le permitirán pasar más holgadamente sus últimos años.

         "Esta extraña noticia que un amigo me envía desde Nueva York, me proporciona la ocasión de contar a los lectores una interesante historia, que llegó a mi conocimiento en América; la historia desconocida en Italia y fuera de ella, y que prueba una vez más la verdad de aquellas palabras de Voltaire: "casi todas las invenciones modernas, son debidas a los italianos".

         "¿Quién era Meucci?

         "Meucci es un anciano, como de ochenta años, que hace más de treinta que habita en Clifton (State Islan) cercano a Nueva York, en la misma casa donde en 1852/53, ofreció hospitalidad a Garibaldi, desterrado.

         "Desde joven empezó sus estudios de física y mecánica, siendo autor de varios inventos de reconocida utilidad. En 1844, hallándose en la Habana, dedicado al estudio de la galvanoplastia y la electricidad concibió (según parece) la idea de ensayo de transmisión de la voz humana, ensayo que, aunque imperfecto, le dio algún resultado.

         "En 1851, continuó sus experimentos en Nueva York, durante algunos años, pero por diversas causas, se vio obligado a suspenderlos completamente hasta el año 1871. En ese año hizo proponer la adquisición de su invento en Italia, pero sin resultado. Buscó luego capital para el planteo de la empresa, pero también fracasó en esta tentativa.

         "Propuso, en fin, su invento, a una Compañía Telegráfica Americana, y después de transcurrido mucho tiempo, recibió Meucci la desconsoladora noticia de que su propuesta, papeles, aparatos de ensayo, etc., se habían extraviado.

         "Cuando en 1875, apareció en los diarios americanos la noticia del invento de Edison, Meucci protestó por la prensa, aunque inútilmente". Ya sabemos cómo culminó el pleito.

        

         Que se sepa, una sola vez hubo en el país alguna idea de que personas o empresas particulares adquirieran el Telégrafo Nacional para explotarlo por su cuenta. Ocurrió esto en agosto 17 de 1889, cuando el señor Esteban Lapierre se presentó al Gobierno Nacional, ofreciendo adquirir el Telégrafo de Asunción a Taso de Patria, en la suma de OCHO MIL libras esterlinas.

         De aprobarse la oferta, Lapierre se obligaría a mantener expedita esa línea y a construir de inmediato otra entre Asunción y Concepción, por Trinidad, Limpio, Emboscada, A. y Esteros, Barranquerita, V. de San Pedro y Belén. La misma tendría ramales hacia Villa Hayes e Itacurubí de la Cordillera y Santaní.

         La meta de esa línea Asunción-Concepción, sería más tarde su prolongación hasta la frontera con el Brasil, para allí empalmarla con la red brasilera.

         No prosperó la oferta. Y el Telégrafo Nacional siguió y seguirá siendo Nacional siempre.

 

         La conservación de la línea telegráfica del Sud fue siempre preocupación primordial de las Administraciones de Correos y Telégrafos nacionales. Las largas distancias entre las oficinas, las características del terreno, y otras dificultades fueron siempre factores principalísimos que dificultaban mantenerlas permanentemente expeditas.

         Tras las reconstrucciones y reparaciones que ya se habían hecho en ella, nuevamente en setiembre de 1890, ya durante la presidencia de la República ejercida por el general Patricio Escobar, que había sucedido en ella al General Caballero, se llamó a licitación la "compostura" de la línea.

         Los datos siguientes revelan la magnitud de los trabajos a efectuarse. Entre Asunción y Villeta, cambio de 50 postes y colocación de 50 aisladores; entre Villeta y Villa Oliva, colocación de ochenta postes y 80 aisladores; entre Villa Oliva y Villa Franca, colocación de 50 postes y 35 aisladores; entre V. Franca y Pilar, cambio de 72 postes y colocación de 125 aisladores; entre Pilar y Humaitá, colocación de 17 postes y 50 aisladores y entre Humaitá y Paso de Patria hasta Itá Pirú, colocación de 22 postes y 20 aisladores.

         Incluía este llamado a licitación la refacción y pintura de los locales de las oficinas de Villeta, V. Oliva, V. Franca, Pilar, Humaitá y Paso de Patria.

         En el mismo acto en que se efectuara esta licitación, se oirían también las ofertas verbales para la colocación de un hilo telegráfico entre la Capital y Remanso Castillo y otro que, partiendo de Limpio, terminara en Villa Hayes.

         La ejecución de estos trabajos no pudo llevarse a cabo enseguida, sino algún tiempo después, y por sectores.

 

 

         Desde el 25 de noviembre de 1890 estaba en la Presidencia de la República don Juan G. González, electo en reemplazo del General Escobar. Poco es lo que con relación a telecomunicaciones se hizo en su período.

 

         Si no mucho, algún interés hubo antaño en formar telegrafistas "de escuela", que supieran un poco más que transmitir y recibir telegramas. Por esa época se creó la Primera Escuela de Telegrafía en Asunción. En un aviso de periódicos de la Capital, del mes de octubre de 1891, se lee:

         "Se encuentra instalada en la Oficina del Telégrafo Nacional. Horas de lección, de 3 a 4 de la tarde. Enseñanza gratuita para niños, hombres, señoras y señoritas. Se provee del alfabeto telegráfico y se facilita manipulador. Las personas que deseen aprender sólo se requiere leer y escribir correctamente y presentarse a la Dirección General de C. y Telégrafo.

         No tuvo éxito esta Escuela. Es sabido que todos o casi todos los profesionales del Morse, se formaron prácticamente, comenzando por mensajeros de las oficinas de la Capital y Campaña. Ha de leerse más adelante cómo se forman hoy los profesionales para las telecomunicaciones, en el Instituto Paraguayo de Telecomunicaciones.

        

 

         Sólo en el interés de hacer notar la proporción que correspondía a la Administración de Correos y Telégrafos (Capital y Campaña), dentro del Presupuesto General de Gastos de la Nación, se transcribe seguidamente el resumen, por Ministerios, de la suma asignada a cada uno de ellos, para el ejercicio del año 1892. Las cantidades son las siguientes:

 

         Ministerio del Interior            - anual -      494.443.92

         "        de Relaciones Exteriores        "              29.772.-

         "        de Hacienda                            "                 119.292.-

         "        de J. C. e I. Pública                "                 251.424.-

         "        de Guerra y Marina                "                 331.032.-

 

         Dentro de la cantidad asignada al Ministerio del Interior, le correspondía a la Administración de C. y Telégrafos, la suma de 88.800 pesos.

 

         Es interesante conocer este decreto del P. E., de fecha 29 de abril de 1892, ya que se relaciona con la Primera Convención Telegráfica Internacional suscrita por el Paraguay. Dice:

         "Atento a la nota presentada por el señor Ángel D. Peña, Delegado del Gobierno de la República para ante la Convención Telegráfica Argentina y Comisionado para celebrar Convenciones Postales con las Administraciones de Correos de la República Argentina y Oriental del Uruguay, con el fin de asegurar, el buen servicio Postal y en benefició de los pueblos de los tres países, y

         Considerando que el Comisionado Paraguayo ha llenado satisfactoriamente la misión confiada a su patriotismo y competencia, ajustando sus procederes satisfactoriamente a las instrucciones que le fueron dadas por el Ministerio respectivo,

EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA,

DECRETA:

         "Art. 1º - Apruébase la conducta del señor Ángel D. Peña, Delegado Paraguayo ante la Convención Telegráfica Argentina y Comisionado para celebrar convenciones postales entre las Administraciones de C. y Telégrafos de las Repúblicas Argentina y Oriental del Uruguay y el Paraguay.

         "Art. 2º - Apruébanse las convenciones de Giros, Valor Declarado y Encomiendas Postales celebradas en fecha 3 de Febrero pmo. pdo. con el Director General de Correos y Telégrafos de la República Argentina, doctor Carlos Carlés.

         "Art. 3° - Apruébanse las convenciones de Giros Postales y Encomiendas Postales, celebradas en fecha 14 de marzo pmo. pdo. con el Director de Correos y Telégrafos de la República Oriental del Uruguay, señor Cipriano Herrera.

         "Art. 4º - Autorizase a la Dirección General de Correos y Telégrafos de la República para aceptar el cable ofrecido por la Dirección General Argentina, y al mismo tiempo para dar por cancelada la cuenta atrasada existente entre ambas Administraciones, hasta el 19 de octubre de 1881.

         "Art. 5º - Practíquese a la brevedad posible el lanzamiento del cable entre las costas Argentina y el Paraguay en el río Paraná, por cuenta de la Dirección Paraguaya.

         "Art. 6º - Llévese a efecto la refacción de la línea en toda su extensión, así como de las oficinas que se encuentran en mal estado, y la provisión de útiles y enseres necesarios a las mismas.

         "Art. 7º - Instálense por la Dirección General de C. y Telégrafos de la República, las nuevas oficinas de Giros, Valores Declarados y Encomiendas.

         "Art. 8º - Queda autorizado el Director G. de C. y Telégrafos para la confección de los Reglamentos de C. y Telégrafos, así como los del servicio de las nuevas oficinas, de acuerdo con las estipulaciones de las Convenciones firmadas.

         "Art. 9º - Háganse las impresiones necesarias de las Convenciones, firmadas y Reglamentos, para los servicios de Correos.

         "Art. 10º - Impútense estos gastos a la Ley del 2 de setiembre de 1891.

         "Art. 11º - Dénse las gracias al Comisionado señor Ángel D. Pena por los servicios prestados al país en su misión.

         "Art. 12º - Comuníquese, publíquese y dése al Registro Oficial.

 

         GONZALEZ

         Venancio V. López

         José T. Sosa.

 

         (Don Ángel D. Peña fue así el primer Comisionado para representar al Paraguay en una Convención Postal y Telegráfica. Ejerció durante varios años la Dirección General de Correos y Telégrafos. Falleció en el desempeño de ella el 19 de enero de 1901, en una de las habitaciones de la Central de C. y Telégrafos, en la que residía desde tiempo atrás "para ejercer mejor vigilancia y control de los servicios a su cargo", como solía expresar.)

         La línea telegráfica hacia el Norte llegaba en el año 1894 sólo hasta Remanso Castillo, y había sido construida de acuerdo a la licitación efectuada en 1890, para desde allí continuarla hacia Limpio y Piquete cué, con miras a empalmarla con Villa Hayes.

         Ya en 1896, se llamó a licitación la construcción de la línea Remanso Castillo-Concepción, la que fue comenzada poco después.

 

 

         En 1898, la línea del Sud ya necesitaba otra vez una nueva y casi total reparación, la que fue realizada agregándosele otro conductor. Los existentes ya no daban abasto.

         Por Ley de la Nación del 16 de julio, se autorizó al P. E. para mandar construir una nueva línea telegráfica que, partiendo de Villeta y tocando los puntos más importantes del trayecto, terminara en Encarnación.

         En la misma Ley se autorizaba a la Dirección General de C. y Telégrafos para que gestionara con la Administración Argentina el empalme de las líneas de ambos países entre Encarnación y Posadas, mediante un cable subfluvial.

         Se habrá venido notando cuánto interés ponían nuestros gobernantes de aquella época en extender nuestros medios de comunicación rápida no sólo con los pueblos del interior, sino a la vez, enlazando nuestras líneas con el exterior. Mediante esta nueva línea tendríamos un nuevo circuito con el exterior no mucho después.

         En fechas 20 y 28 de junio de 1900 se firmaron Convenios con la República Argentina sobre aplicación de tarifas telegráficas y mejor forma de utilizar las líneas internacionales.

         Tendida ya la línea telegráfica Norte, entre Asunción y Concepción, por Ley del 16 de julio de 1900 se autorizó al P.E. a efectuar los gastos necesarios para tender ramales sobre esa línea hacia algunos pueblos de la Cordillera, como así también una línea desde Villa del Rosario hasta San Estanislao.

         De las primeras localidades en beneficiarse con estos ramales, fue el lugar denominado "Penitenciaría" (era asiento de una cárcel), hasta donde se tendió una línea originada en Emboscada. El personal de la nueva oficina contaba con un jefe con ochenta pesos mensuales de sueldo y un guarda hilos, con 25...

         La prolongación de la línea telegráfica de Concepción a Bahía Negra fue autorizada por Ley del 26 de junio de 1901.

         Poco antes, en enero de ese mismo año, se llamó a licitación la construcción de una nueva línea telegráfica entre Humaitá y Curupayty, y la colocación de un tercer conductor entre Humaitá y Villa Franca Nueva, con lo que se alivianaría el recargo de la línea en ese sector.

         Tras los sangrientos y lamentables sucesos que tuvieron lugar el 9 de enero de 1902, en pleno recinto del Congreso Nacional, que epilogaron con la deposición de la Primera Magistratura de la República, don Emilio Aceval, y la por demás lamentable, trágica y violenta muerte del doctor Facundo Dolores Insfrán, que recibiera heridas de bala, y varios heridos más, pasó a ejercer la Presidencia de la República el vice presidente don Andrés Héctor Carvallo.

         Fue bajo su administración, y más precisamente el 19 de octubre de ese año, que se presentó ante el Ministerio del Interior el señor Blas Peppe, que había llegado poco antes al país en representación del Ingeniero Belga Guarini, con un proyecto en el que ofrecía establecer en el país tres estaciones radiotelegráficas: una en Asunción, otra en Villa Hayes y otra en Villa del Rosario, por vía de ensayo, todo en la cantidad de QUINCE MIL FRANCOS, y otras estaciones más tarde, en cinco mil francos cada una.

         Los aparatos e implementos necesarios serían importados directamente de Bélgica, y en la suma antedicha, estaban ya incluidos el importe de ellos y los pasajes y viáticos de los técnicos que debían instalarlos y enseñar su manejo a ciudadanos paraguayos, que serían luego los encargados de manipularlos.

         Lastimosamente, los acontecimientos políticos de la época y otras circunstancias obstaculizaron la concreción del proyecto, que luego fue olvidado o abandonado.

         Resurgió, sin embargo, al año siguiente, pero con igual suerte, como ha de leerse más adelante: los sucesos políticos, lejos de menguar, aumentaron en gravedad. Y a causa de ellos, no fuimos los primeros en Sud América, en contar con aquel ponderable servicio NACIONAL, como lo había sido el Telégrafo.

 

         Sigue ramificándose el servicio telegráfico: el 9 de setiembre de 1902, fueron libradas al servicio público las oficinas de Altos y de San Bernardino.

         Así, pues, al pueblo de Altos, que había sido fundado hacía 362 años, durante la Gobernación de Martínez de Irala, le alcanzaron los beneficios de las telecomunicaciones eléctricas. Cuanto a San Bernardino, era como el "Benjamín" de nuestras poblaciones, ya que había sido fundada casi a fines del siglo XIX.

         Y un mes después, el 6 de octubre de 1902, llegó también el telégrafo a Atyrá, otra de las poblaciones fundadas por Martínez de Irala hacia 1540.

         Ya en enero 25 de 1903, y prosiguiendo la expansión de la línea telegráfica en ese sector, fueron inauguradas y libradas al servicio público las oficinas telegráficas de Tobatí - otro de los pueblos fundados por Irala en los años mencionados - y Barrero Grande (hoy Eusebio Ayala).

         El 3 de enero de 1903, llamóse a licitación pública la refacción de la línea telegráfica Asunción-Concepción, en la que se tendería un tercer hilo. En esta línea librada al servicio público no hacía mucho tiempo, debían cambiarse ya 2.443 postes. Los trabajos debían realizarse por zonas, y éstas serían: la de Asunción-Capiipobó, Capiipobó-Rosario, Rosario San Pedro y San Pedro-Concepción.

 

         Prosiguiendo la extensión de la línea telegráfica del sector cordillerano, en febrero 13 de 1903, fue inaugurada la oficina telegráfica de Itacurubí de la Cordillera.

         Y en mayo 21 del mismo año, quedaba librada al servicio público la oficina telegráfica de San José de los Arroyos.

         Así estas poblaciones con las que se demoraba día y más días para comunicarse por intermedio de chasques, estaban "al habla" con la Capital y otras localidades. Las rutas modernas no habían sido ni soñadas aún...

         Va a cerrarse este Capítulo que podría denominarse el segundo de esta recopilación, con este broche de oro. Es un decreto que dice:

         "Asunción, diciembre 3 de 1903.

         "Siendo necesario unir por medio de una línea telegráfica esta Capital con Villa Hayes, para asegurar una comunicación perfecta y permanente, y vista la nota de la Dirección del ramo y el informe del Inspector General de Telégrafos sobre la conveniencia de instalar el telégrafo sin hilos entre esos puntos; y considerando: que dicha instalación no sólo servirá de ensayo sino también de base para otras de mayor importancia,

EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA,

DECRETA:

         "1º - Autorizase a la Dirección General de Correos y Telégrafos para que adquiera de la Siemen's Brothers y Cía., de Londres, los aparatos de telegrafía sin hilos necesarios para instalar dos estaciones completas del sistema Braum Siemen's y Halke, una estación en Asunción y otra en Villa Hayes, pudiendo invertir hasta la suma de DOS MIL QUINIENTOS PESOS ORO SELLADO.

         "2º - Comuníquese, publíquese y Dese al R. Oficial.

 

         ESCURRA.

         E. Fleitas. "

 

         Lastimosamente, no llegó a tener ejecución este decreto. Los acontecimientos políticos que se avecinaban, lo impidieron.

 

         Hemos puesto fin a este capítulo, porque con él termina otro en los anales de nuestra vida política y comienza uno de los que había de ser de los más azarosos de ella.

         El Paraguay por entonces dejó de ser gobernado por hombres de la Asociación Nacional Republicana (Partido- Colorado), que cedieron el Gobierno del país a hombres del otro partido tradicional: el Partido Liberal, tras una guerra civil comenzada el 4 de agosto del año 1904, y epilogada el 12 de diciembre del mismo año, con el llamado "Pacto del Pilcomayo", mediante el cual se puso término a la contienda armada.

         La dirección ideológica de los destinos del país, cambiaría casi fundamentalmente al implantar los nuevos gobernantes su credo y lema del Partido: "lessais fairs, lessais passer", es decir, la doctrina Liberal.

         La creación y habilitación de nuevas oficinas telegráficas que se mencionan seguidamente, si bien tuvieron lugar ya bajo el nuevo gobierno, como otras obras, tuvieron principio y origen durante el anterior, salvo las que se crearon ya años después.

         Como parece interesante conocer, al cerrar este capítulo, la sucesión de Presidentes de la República que nos gobernaron desde 1869 hasta 1904, la damos a continuación:

 

Cirilo Antonio Rivarola         15 de agosto de 1869

                                      18 de diciembre de 1871

Salvador Jovellanos               19 de diciembre de 1871

                                      25 de noviembre de 1874

Juan Bautista Gill                  25 de noviembre de 1874

                                      12 de abril de 1877

Higinio Uriarte             13 de abril de 1877

                                      25 de noviembre de 1879

Cándido Bareiro           25 de noviembre de 1878

                                      4 de setiembre de 1880

Bernardino Caballero             4 de setiembre de 1880

                                      25 de noviembre de 1886

Patricio Escobar           25 de noviembre de 1886

                                      25 de noviembre de 1890

Juan G. González         15 de noviembre de 1890

                                      9 de junio de 1894

Marcos Morínigo         9 de junio de 1894

                                      25 de noviembre de 1894

Juan B. Eguzquiza                 25 de noviembre de 1894

                                      25 de noviembre de 1898

Emilio Aceval                         25 de noviembre de 1898

                                      9 de enero de 1902

Andrés H. Carvallo                9 de enero de 1902

                                      25 de noviembre de 1902

Juan Antonio Escurra            25 de noviembre de 1902

                                      19 de diciembre de 1904.

 

         Tuvo, pues, el Paraguay, trece presidentes en los treinta y cinco años transcurridos desde 1869 hasta 1904. De ellos, solo tres cumplieron el período constitucional de cuatro años: los Generales Bernardino Caballero, Patricio Escobar y Juan Bautista Eguzquiza. Dos fallecieron durante su ejercicio: Juan Bautista Gill, trágicamente, y Cándido Bareiro de muerte natural. Cuatro fueron depuestos: Cirilo Antonio Rivarola, Juan C. González, Emilio Aceval y Juan A. Escurra. Los restantes: Salvador Jovellanos, Higinio Uriarte y Marcos Morínigo en su carácter de Vice Presidentes de la República, terminaron los períodos de los titulares Rivarola y Gill, lo mismo que Andrés Héctor Carvallo, terminó el período correspondiente a Aceval.

 

 

III

 

         Ya con don Juan Bautista Gaona en la Primera Magistratura de la República, el primero que la ejerciera durante el predominio del Partido Liberal, en enero 2 de 1905 se libraron al servicio público las oficinas telegráficas de Nemby, San Antonio, Guarambaré, Itá, Yuty, San Alberto, San Salvador y Puerto Max, poblaciones todas fundadas tres siglos antes, a excepción de las tres últimas, que lo fueron mucho más tarde.

         El presupuesto de gastos (sueldos) de estas ocho oficinas, era en total de 1.864 pesos mensuales, divididos en partes poco más o menos iguales.

         El primer Director General de C. y Telégrafos designado en esta nueva era, fue don Constantino Misch, que fuera nombrado por decreto del 29 de marzo de 1905. Su actuación suele recordarse como laboriosa, ya que algo hizo en medio de la desorganización en que se debatía el país tras los acontecimientos de los últimos meses.

         Una Ley de la Nación, sanciona el 8 de abril de 1905, aprobó la Convención Telegráfica suscrita el 3 de octubre de 1903, entre el Paraguay y la República Argentina. Representó al Paraguay en ocasión de la firma del Convenio nuestro Ministro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario en la República Argentina, doctor Manuel M. Viera y a ésta, el Ministro de Relaciones Exteriores doctor José Terry.

         Para facilitar el curso de la correspondencia telegráfica, en enero 5 de 1905, el P. E. dictó un decreto aprobando un Convenio celebrado entre la Dirección G. de C. y Telégrafos y la Administración del F. C. C. P., sobre circulación de telegramas oficiales y particulares por líneas nacionales y de la Empresa, estableciendo al mismo tiempo las tasas que corresponderían a cada contratante. Ese convenio rigió durante largos años.

         Los sueldos de los telegrafistas de la Oficina Central fueron reajustados por decreto del P. E. de fecha 31 de marzo del año 1905, que los fijó así:

         Jefe                              $ 300.-  mensuales

         Encargados de turno              $ 200.-     "

         Auxiliar del 1ª.              $ 150.-             "  

         Auxiliar de 2ª.                        150.-               "

 

         Fueron libradas al servicio telegráfico público, por decreto del 12 de setiembre de 1905 las oficinas de Paraguarí, Carapeguá y Yaguarón. A propósito de este último pueblo, cabe recordar que fue fundado durante la Gobernación de Martínez de Irala, por la misma época del traslado de Buenos Aires a Asunción.     

         Poco después de estas habilitaciones de oficinas telegráficas, fueron libradas, también al servicio público las oficinas de Quiindy y Tabapy. Este pueblo fue fundado también por Irala y rebautizado no hace muchos años con el nombre de Roque González de Santa Cruz.

         Tabapy estará ligado eternamente a nuestra historia y la de América. Tras el primer intento americano de Libertad o Independencia expresado por la Revolución Comunera desde el Cabildo de Asunción dándole el nombre de "república" al Paraguay, para independizarlo de Virreinatos y Audiencias, fue Tabapy el asiento de los patriotas criollos. Y allí fue ahogado en sangre en 1731 aquel Primer Grito de Libertad. Estaban muy lejos aún el 14 y 15 de mayo de 1811..!

         Aunque lentamente, debido principalmente a intranquilidad política, la extensión de nuestras líneas telegráficas proseguía. En 1906, por decreto del 3 de agosto, se autorizó a la Administración de C. y Telégrafos a invertir diez mil pesos en la construcción de un ramal telegráfico que uniera Itá con Itauguá.

         Data seguramente de esa época un árbol que existe a la vera de camino que une ambas localidades, en cuyo extremo superior se conserva aún un aislador. Fue uno de los postes de esa línea construida en 1906, que fue retoñando hasta volver a ser lo que ya había sido: un árbol con raíces y frondoso follaje, a la espera de volver a ser poste de telégrafo o leña, quizás...

         El establecimiento de un servicio telegráfico eficiente entre Asunción y Villa Hayes, había sido proyectado varias veces, anteriormente, como se habrá leído ya. Hasta se proyectó hacerlo radiotelegráfico, pero todos esos propósitos quedaron en nada, por dificultades que no pudieron ser allanadas, y sólo el 21 de enero de 1907, pudo librarse al servicio público el telégrafo a Villa Hayes. Pero no fue eficiente, tanto que los telegramas no cruzaban el río por cable sino por medio de chasques.

 

         El 14 de agosto de 1907, las Cámaras Legislativas sancionaron una importante Ley relativa a nuestras telecomunicaciones: Por ella se autorizaba al P. E. a:

         1º) construir una línea de hilo doble, de Concepción a Bella Vista, pasando por Rincón, Loreto, Ycuá Porá, Paso Barreto, Mancuello, Otoño, San Rafael, La Muerte y San Lorenzo.

         2º) Tender un hilo simple desde San José hasta Yhú, pasando por Ajos (Coronel Oviedo), Nueva Australia, 25 de Noviembre, Carayaó y San Joaquín.

         3º) Construir una línea simple, desde Santiago hasta Ayolas, con estación en San José mí.

         4º) Construir una línea simple desde San Lorenzo hasta Pedro Juan Caballero, pasando por Esperanza y Estrella.

         5º) Tender una línea simple desde Ycuá Porá hasta Horqueta.

         6º) Construir una línea simple desde Itacurubi de la Cordillera hasta Valenzuela.

         7º) Construir una línea telegráfica simple desde Villa do San Pedro hasta Antequera.

         8º) Construir una línea simple desde Villa de San Pedro hasta Lima, pasando por los puntos que fije el Poder Ejecutivo.

         9º) Construir una línea simple entre San Juan Nepomuceno y Caazapá.

         10°) Construir una línea simple desde Yuty hasta Bobí, pasando por San Pedro del Paraná.

         11º) Tender una línea simple entre Villa del Rosario y Ygatimí, pasando por Trinacria, Itacurubí del Rosario, San Estanislao y Curuguaty.

         12º) Construir una línea de doble hilo desde Humaitá hasta Ayolas, pasando por Pedro González, Desmochados, Laureles y Yabebyry.

         13º) Construir una línea telegráfica desde Ypané hasta Encarnación.

         La misma Ley autorizaba al Poder Ejecutivo a hacer los gastos necesarios para empalmar las líneas nacionales con las extranjeras en los puntos que creyera conveniente.

         También se incluía la construcción de una línea de hilo simple desde la Capital a San Lorenzo y Capiatá y todos los pueblos por donde pasara el ferrocarril, siguiendo la distancia más corta.

         Por supuesto que este ambicioso proyecto no se ejecutó ni en su más mínima parte. Sucedió lo mismo que con otros: se los proyectó sin mirar las dificultades sobre todo de orden financiero, para llevarlos a la práctica. Y sólo desde hace unos pocos años aquellos ideales de entonces se van concretando en hermosas realidades.

 

         Otro pueblo antiquísimo, en Misiones, conoció por aquellos días los beneficios del telégrafo: fue San Miguel, cuya oficina telegráfica fue habilitada al servicio público el 7 de octubre de 1907.

         Quince días después, el 22 de octubre, otra antigua y ya populosa localidad misionera, San Juan Bautista, inauguraba también su servicio telegráfico público.

         Y en noviembre 6 de 1907, a 393 años de su fundación por el padre Roque González de Santa Cruz, en Itapúa - la actual Encarnación, capital de ese ubérrimo y próspero Departamento - sé inauguró también el servicio telegráfico.

         La pujante ciudad de Encarnación, cabecera del Distrito 9 de Telecomunicaciones, puede estar orgullosa - y con razón - de contar con el mejor servicio de telecomunicaciones nacionales e internacionales del país, a más de servir de ejemplo de progreso en todos los órdenes.

         Por el mismo decreto que libraba al servicio público la oficina de Encarnación, fue habilitada también la oficina telegráfica de Carmen del Paraná.

         Habilitada la oficina telegráfica de Encarnación, era de rigor poner en práctica el antiguo proyecto de establecer a través del río Paraná, otro circuito telegráfico con la Argentina. A tal efecto, el Poder Ejecutivo Nacional, por decreto de fecha 31 de enero de 1908, autorizó a la Dirección General de Correos y Telégrafos a "concurrir con la parte que le corresponda para el lanzamiento de un cable que deberá empalmar el Telégrafo Nacional por Encarnación, con el Telégrafo Argentino en Posadas, de acuerdo a la Convención de octubre de 1903, no debiendo exceder su costo de la suma de TRES MIL OCHOCIENTOS DIEZ Y SEIS PESOS con 27 centavos moneda argentina."

         Otra vez más, no pudo concretarse de inmediato en hechos un proyecto tan interesante, sino mucho después... Se estaban gestando ya los acontecimientos políticos que desembocaron en el cuartelazo del 2 de julio de ese año.

        

 

 

         El tendido de la línea telegráfica por Misiones continuaba, y así por decreto del P. E., del 22 de febrero de 1908 fueron creadas y habilitadas al servicio público las oficinas telegráficas de San Ignacio, Santa Rosa, Santa María y San Cosme.

         Cada una contaría con un Jefe, un Guarda hilos y un mensajero: el primero con un sueldo de $ 250 mensuales, el segundo $ 80 y el tercero $ 50.

         Cabe recordar, de paso, que en estas oficinas y en casi todas las del interior, los guarda-hilos debían prestar servicios con sus montados propios.

         La oficina telegráfica de Macíel, fue creada y habilitada para el servicio telegráfico, por decretó del 8 de setiembre de 1908.

         Proseguía el tendido de líneas telegráficas hacia las localidades más accesibles. Y en diciembre 21 de 1908, fueron habilitadas las oficinas de Itauguá, Santísima Trinidad y Santiago.

         Igualmente y por decreto del 14 de febrero de 1909, fue librada al servicio público la oficina de Ypané.

         Mbuyapey, también tuvo servicio telegráfico por esa época, y más precisamente, desde el 15 de setiembre de 1909.

         Y en Ybycuí, el pueblo que viera nacer al legendario "Centauro de Ybycuí", General Bernardino Caballero, fue inaugurada la oficina y el servicio telegráfico, el 24 de noviembre de 1909.

         Creóse y habilitó al servicio público telegráfico la oficina de Antequera, por decreto del P. E. del 21 de enero de 1910.

         En la misma fecha y sobre la línea Asunción-Concepción, fueron habilitadas las oficinas telegráficas de Puerto Lomas, Surubí-y y Zapatero cué.

         Y días después, el 5 de marzo, fue creada y habilitada la oficina telegráfica de Barranquerita.

 

 

         Belén cué tuvo servicio de telégrafos desde el 21 de marzo de 1910, en que fue habilitada al servicio público.

         Esta especie de fiebre de habilitar nuevas oficinas era exigida por el adelanto que iban adquiriendo esas localidades. Se argüía que la conservación de líneas y mantenimiento del personal de oficinas sería oneroso para el Fisco, ya que quizás lo que recaudaran no compensaría sus gastos. Sin embargo, la falta de dinero fue suplida por la característica buena voluntad del hombre del agro, que siempre estuvo presente para cooperar en obras de progreso.

         En la prolongación de la línea telegráfica de Itacurubí de la Cordillera, fue librada al servicio público el 12 de abril de 1910, la oficina de Valenzuela.

        

         En el artículo 1° de una Ley de la Nación sancionada el 12 de agosto de 1910, se lee:

         "Destinase a la construcción de líneas telegráficas nacionales e instalación de las oficinas respectivas el producido de los fondos provenientes de la ejecución de la Ley del 24 de agosto de 1903, referente al Servicio Personal Obligatorio (Conscripción Vial de ahora) que se recaudará en los Departamentos comprendidos dentro del ensanche del trazado o donde tengan que hacerse dichas reparaciones, hasta cubrirse los gastos que demanden las referidas obras, sin perjuicio de los demás fines determinados por la Ley."

         Es redundancia, pero ha de recordarse otra vez: como los fondos que se recaudaban en ese concepto, eran exiguos, para cubrir aquellos gastos, se apelaba siempre a la contribución de las autoridades, del comercio y del pueblo todo, que jamás negó su aporte valiosísimo. Y eso mediante, fueron extendiéndose y conservando nuestras líneas telegráficas.

         La instalación y funcionamiento de la oficina telegráfica de Mbopicuá es un caso típico de esa aseveración: fue habilitada al servicio público, pero su funcionamiento debía ser costeado por el señor Vicente Nogués. Así lo establecía el decreto de 6 de setiembre de 1910.

 

         Durante la larga y sangrienta contienda civil que azotó y ensangrentó a todo el país durante los años 1911 y 1912, fueron clausuradas temporalmente por no hallarse controladas por el Gobierno Nacional, las oficinas de Capiipobó, Puerto Rosario, Puerto Lomas, San Pedro, Belén, Concepción, San Alfredo, San Salvador, Puerto Max, Barranquerita, Villa Hayes, Puerto José Bello, Villa del Rosario, Antequera, Saladero Risso, Puerto Casado, Puerto Sastre, Puerto María, Fuerte Olimpo, Puerto Leda, Bahía Negra, Puerto Elvira y Villa Rey. El decreto es de fecha 12 de marzo de 1912. Quizás no fuera necesaria esa disposición gubernativa, pues las citadas y muchas otras oficinas del interior, se habían auto-clausurado, unas por movilización militar de su personal y otras al quedar incomunicadas, debido a los cortes de hilos.

         Terminada la contienda civil y ya reparadas y reconstruidas en parte, las líneas telegráficas, el 4 de marzo de 1913 fue inaugurada y librada al servicio público en la línea Norte, la oficina de Loreto.

         Y poco después, el 19 de julio, y en el mismo sector, fue habilitada al servicio telegráfico la oficina de Paso Barreto.

         Aquí otro paréntesis parece oportuno, relacionado con nuestra vida política, que siempre incidía sobre los servicios tele comunicativos y en todos los órdenes de nuestra vida. Ya se ha leído la sucesión de Primeros Mandatarios de la República desde 1869 hasta 1904. Léase a continuación la de Presidentes y épocas que lo hicieron desde 1904 hasta 1912.

 

         Juan Bautista Gaona              19 de diciembre de 1904

                                               9 de diciembre de 1905

         Cecilio Báez                            9 de diciembre de 1905

                                               25 de noviembre de 1906

         Benigno Ferreira           25 de noviembre de 1906

                                               4 de julio de 1908

         Emiliano González Navero     4 de julio de 1908

                                               25 de noviembre de 1910

         Manuel Gondra            25 de noviembre de 1910

                                               17 de enero de 1911

         Albino Jara                   17 de enero de 1911

                                               4 de julio de 1911

         Liberato M. Rojas                  5 de julio de 1911

                                               29 de febrero de 1912

         Pedro P. Peña                         29 de febrero de 1912

                                               22 de marzo de 1912

         Emiliano González N.   22 de marzo de 1912

                                               15 de agosto de 1912

         Eduardo Schaerer                  15 de agosto de 1912

                                               15 de agosto de 1916

         Manuel Franco             15 de agosto de 1916

                                               5 de junio de 1919

         José P. Montero            5 de junio de 1919

                                               15 de agosto de 1920

         Manuel Gondra            15 de agosto de 1920

                                               7 de noviembre de 1921

         Eusebio Ayala                        7 de noviembre de 1921

                                               11 de abril de 1923

         Eligio Ayala                            11 de abril de 1923

                                               17 de marzo de 1924

         Luis A. Riart                           17 de marzo de 1924

                                               15 de agosto de 1924

         Eligio Ayala                            15 de agosto de 1924

                                               15 de agosto de 1928

         José P. Guggiari            15 de agosto de 1928

                                               15 de agosto de 1932

         Eusebio Ayala                        15 de agosto de 1932

                                               17 de febrero de 1936

 

         El paréntesis que aquí se cierra, tiene por objeto facilitar al lector el conocimiento de quiénes ejercieron la Presidencia de la República en las fechas que se han venido citando hasta aquí (1912), y los que en adelante la ejercerán.

         En este año de 1936, termina otra era en la vida institucional de nuestro país, ya que a raíz del derrocamiento del Presidente de la República doctor Eusebio Ayala, el 17 de febrero de 1936, comenzó la decadencia del Partido Liberal en las esferas gubernativas para ir dando paso paulatinamente, a la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado) y a la iniciación de la era de la Segunda Gran Reconstrucción Nacional, que estamos viviendo.

         Un ligero análisis de la sucesión de Presidentes de la República, desde 1904 hasta 1912:

         Hubo nueve presidentes: dos fueran electos, Ferreira y Gondra; los restantes fueron provisorios. Ninguno terminó el periodo para el que fueran electos. Todos fueron depuestos, excepción hecha de González Navero, que dejó la Presidencia de la República a don Eduardo Schaerer, que fuera electo para el período 1912-1916.

         Desde ese año (1912) los periodos constitucionales comenzarían y terminarían el 15 de agosto, en vez de serlo el 25 de noviembre, como lo fuera tradicionalmente.

 

         Una ligera mirada retrospectiva a este lapso, y también otra desviación del tema principal, que parecen necesarias y como aclaratorias, salvando además, siquiera en parte la monotonía del tema.

         El 26 de febrero de 1912, en días extraordinariamente álgidos, de verdadero caos político, dejó de existir en su domicilio de Asunción, el General de División don Bernardino Caballero.

         Se le rindieron todos los honores póstumos posibles. Y nótese esta particularidad: tras la guerra del 65/70, sólo en su ataúd había de volver a vérselo vistiendo su gallardo uniforme militar. Nunca en vida, después de Cerro Corá, lo había vuelto a vestir. Y su sable que había prometido no desvainarlo jamás contra hermanos, estaba a su lado.

         Por esos días en el Paraguay teníamos tres gobiernos. Uno en la Capital, presidido por el doctor Pedro P. Peña, (de la Asociación Nacional Republicana, (Partido Colorado), otro en Paraguarí y norte de la República, constituido por el Comité Liberal, integrado por Schaerer, Gondra, Chirife, etc., y un tercero en el Sur, integrado por la coalición Cívico-jarista.

         Debe destacarse que durante el patriótico y dinámico gobierno del General Caballero, en el año 1884 tuvimos el primer circuito telegráfico internacional inaugurado el 18 de abril de ese año y la primera red telefónica, inaugurada el 19 de enero de 1885, como ya se habrá leído.

         Terminada la contienda civil y triunfante uno de los grupos en pugna, el 15 de agosto de 1912 asumió la presidencia de la República el señor Eduardo Schaerer.

         A este período de nuestra vida política está ligada en parte la historia de nuestras telecomunicaciones, pues debe recordarse que las primeras comunicaciones radiotelegráficas fueron efectuadas entre las estaciones instaladas una a bordo del "Constitución" y la otra a bordo del "Adolfo Riquelme" (Hoy "Tacuarí"), ambos al servicio de una de las fracciones del Partido Liberal en pugna por el Gobierno de la República. Otro aparato de radiotelegrafía, destinado a ser instalado en tierra, lo fue poco después en Puerto Sajonia.

         Cuanto a las estaciones de a bordo, fueron trasladadas poco después a tierra, con miras a que fueran útiles en las telecomunicaciones públicas.

         En homenaje a la brevedad, van pasándose por alto informaciones de poco interés, que no las recogimos por su origen dudoso, si hicimos algunos comentarios fuera del tema, fue porque nos pareció necesario apartarnos un poquito del camino preestablecido para ver, atisbar o mirar, las márgenes del camino recorrido.

         Por un decreto del P.E., de fecha 28 de diciembre de 1914, se contrató con Carlos Rehnfeld la construcción de un pabellón en Concepción, para instalar en él una estación radiotelegráfica. El costo del pabellón fue de $ 41.607.

         Por los mismos días, se había instalado ya otra estación radioeléctrica en Encarnación, y, con la que se había instalado ya en la Capital (Puerto Sajonia) contábamos con tres estaciones.

         Como los conductores telegráficos eran ya insuficientes para canalizar nuestras comunicaciones con el exterior, en 1918 se suscribió un Convenio bilateral con la Argentina, para el uso de la radiotelegrafía como auxiliar de la telegrafía. El circuito se estableció entre Asunción y Formosa.

         Las comunicaciones inalámbricas con Encarnación fueron deficientes desde el principio, por eso en enero 19 de 1917, se dispuso la clausura de dicha estación y su traslado a Alberdi u otro lugar; pero la idea fue abandonada.

         Para local de la oficina postal y telegráfica de Villa Oliva fue adquirido por disposición gubernativa del 22 de julio de 1917, un edificio, en la cantidad de $ 4.000.

         En 1.918 funcionaba, anexa a la Escuela Militar, la de Radiotelegrafistas Militares. Por Decreto de marzo 30, fue modificado su plan de estudios, más acorde con lo que la realidad exigía. Esta Escuela dio sus frutos desde poco después y fueron muchos los radiotelegrafistas egresados de ella que luego habían de prestar eficientes servicios.

         Por Convenio celebrado entre la Dirección General de C. y Telégrafos y la Administración del F. C. C. P. el 16 de febrero de 1.920, y a fin de agilizar los servicios telegráficos, la primera tendió un hilo telegráfico sobre los postes de la segunda, desde Coronel Bogado hasta Encarnación. La Dirección de C. y Telégrafos se obligaba a abonar al F. C. C. P., la cantidad de quinientos pesos mensuales por la conservación del conductor.

         Tras la destrucción total de la Central de Teléfonos, ocasionada por un incendio y que funcionara en la Capital desde el año 1885, a cargo de los empresarios Albors, Croskey y Cía., la Asunción quedó largos años sin servicio telefónico. Por fin, el 14 de diciembre de 1920, las Cámaras Legislativas sancionaron la Ley n° 454, de 25 artículos, que establecía las bases y condiciones sobre las cuales quedaba el P. E. autorizado a llamar a licitación pública y a otorgar concesiones para la instalación explotación de una red telefónica en la Capital y los pueblos de Luque, Ypacaraí, Pirayú, Chaco, San Lorenzo, San Antonio, Villeta y Paraguarí, determinando específicamente el número de abonados exigible, en forma de garantizar a la empresa concesionaria, como mínimo, el pago de los costos de los servicios.

         Para el radio urbano de la Capital, sus tarifas serían de:

         Casas de negocio, Cafés, Hoteles, de 1º             o$s    6.-

         Casas de negocio, Cafés, Hoteles, de 2º             o$s    5.-

         Casas de familia                                       o$s    4.-

         Estas tasas serían mensuales.

 

         La Central debía contar con una capacidad no menor de 2.000 conexiones, de las cuales serían usadas gratuitamente por oficinas del Estado, cuarenta aparatos.

         Para determinar el mejor sistema telefónico a adoptarse, por decreto del 4 de enero de 1921, fueron designados los Ingenieros Francisco Fernández y Juan B. Nacimiento, ampliándose esta comisión más tarde, con la inclusión del Ingeniero Baltazar Ballario.

         De conformidad a la Ley referida, se dictó el 14 de junio de 1921, el decreto correspondiente, llamando a licitación pública la instalación de la red telefónica en las condiciones estipuladas en ella.

         Y en marzo 3 de 1922, fueron aprobados por el P. E. los planos definitivos para la red, presentados por Máximo Croskey, en representación de Jorge Dowling, que había obtenido la concesión.

         (Cabe recordar aquí que desde el 29 de octubre de 1921, todo el país estaba sufriendo una de las guerras civiles más sangrientas que se recuerda, y que terminara sólo a fines de 1922 o principios de 1923, con su secuela de miserias.)

         La Compañía Paraguaya de Frigorífico y Carnes Conservadas obtuvo de los poderes públicos la creación de una oficina postal y telegráfica en Zevallos cué, cuyo presupuesto de gastos de personal y funcionamiento sería costeado totalmente por la Compañía, Fue creada la oficina y habilitada al servicio público, por decreto de julio 6 de 1923.

         Tras largos considerandos en los que se detallan los daños y perjuicios causados al país por la guerra civil terminada poco antes, especialmente en las líneas telegráficas y oficinas, el P. E. autorizó por decreto del 31 de julio de 1923, a la Dirección G. de C. y Telégrafos a invertir hasta cuatro mil pesos oro, en la adquisición de materiales y elementos necesarios para la reparación de aparatos e instalaciones de oficinas del interior.

         En el año 1924 comenzó a tener auge en nuestra Capital la radiotelefonía. Para incrementarla, fue sancionada por las Cámaras Legislativas la Ley 643, el 5 de agosto de ese año, que autorizaba la importación libre de derechos, de aparatos receptores de radiotelefonía, hasta fines de ese año. Para la instalación en local propio, de la oficina postal y telegráfica de San Ignacio, fue adquirido en 24 de diciembre de 1925 un edificio, en la cantidad de diez mil pesos. En ese local funcionó hasta no hace mucho tiempo.

         Al terminarse la construcción de uno de los sectores de la línea telegráfica del Norte, en mayo de 1.926, fue librado al servicio público el tramo Concepción-Puerto Casado, con carácter condicional.

         Tras la creación, años atrás de una Escuela de Telegrafía, que no dio ningún resultado práctico, por decreto del P. E. del 18 de setiembre de 1926, fue creada otra, con un plan más vasto, en cuyo reglamento se establecieron los deberes y obligaciones de la Dirección, del Personal docente, de los alumnos y de los empleados, y todo un bien estudiado programa de enseñanza. Funcionaría como Escuela Nacional de Telegrafía.

         Muchos profesionales se formaron en esa escuela. Y aún hay en la ANTELCO, meritorios profesionales que se formaron en ella.

         Terminó aquella escuela por inanición. Ha de leerse más adelante cómo 33 años más tarde, en el año 1.959, fue creado el Instituto Paraguayo de Telecomunicaciones, magnifico exponente hoy, de las realizaciones de la Administración Nacional de Telecomunicaciones, en el que se va formando todo su personal técnico, que, en cuanto a competencia y eficiencia nada tienen que envidiar a los que se formaron en países más desarrollados.

 

 

         A este respecto, son dignas de recordarse las elogiosas recordaciones que emitiera Mr. V. P. Sundaram, Director del Departamento de Asistencia Técnica de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Entre otras cosas dijo el señor Sundaram: "El Instituto Paraguayo de Telecomunicaciones tiene un grande y muy promisor futuro, porque el resultado que ya ha dado, consiguiendo en sus pocos años de existencia la formación de profesionales, es extraordinario en relación al reducido costo de su mantención y funcionamiento. En un futuro no lejano, el Instituto, puede y ha de convertirse en un centro regional de entrenamiento en las ramas de las telecomunicaciones".

         En menos de cinco años de su fundación, son ya muchos los profesionales técnicos egresados del Instituto que prestan servicios en la Institución y fuera de ella.

        

         Para agilizar sus comunicaciones entre la Central y su establecimiento frigorífico en San Antonio, la Compañía Internacional de Productos solicitó y obtuvo el correspondiente permiso para tender un hilo telefónico sobre los postes del telégrafo entre Nemby y San Antonio. El permiso le fue concedido por Decreto del 17 de enero de 1927.

         La construcción del Telégrafo Nacional en el sector "Chaco Norte" se había encomendado al Comando del Regimiento 1 de Infantería, y a éste se autorizó por decreto del 17 de enero de 1927, a invertir o$s 731.72 y c$1 32.659.50, en la adquisición de materiales.

         Como nuestra línea telegráfica había llegado ya en 1.927 hasta Bella Vista, ese mismo año se suscribió un Convenio bilateral con los Estados Unidos de Brasil, para la conexión de nuestras líneas con las brasileñas, para establecer un servicio internacional. La conexión se efectuó entre Bella Vista (Paraguay) y Bella Vista (Brasil). La fecha del Convenio es la del 8 de octubre de 1927.

         Tras la sanción de la Ley 454, de años antes, en agosto 28 de 1926, fue promulgada la que lleva el número 850, de concesión a la Compañía Internacional de Teléfonos, para la construcción y explotación de una red telefónica en la Capital y pueblos vecinos. Y por decreto del 2 de mayo de 1927, fue aprobado el sistema automático para ese servicio. A este respecto, llama la atención que poco después, el 20 de julio del mismo año, se produjera otro decreto del P. E. que establecía lo mismo.

         Mientras se estaba procediendo a las instalaciones de la red telefónica capitalina, en mayo 12 de 1927, por decreto se aprobaron las primeras tarifas para el servicio. Estas eran para la Capital

         Tarifa 1 - Casas de familia, con aparato conectado sobre línea colectiva común a cuatro abonados, por mes y por cada teléfono, o$s 2.50.

         Tarifa 2 - Casas de familia con aparato conectado sobre línea colectiva común a dos abonados, por cada aparato y por mes, o$s 3.50.

         Tarifa 3 - Casas de familia, con aparato conectado sobre línea individual, por mes y por cada teléfono, o$s 4.50.

         Tarifa 4 - Profesionales, con aparato conectado sobre línea individual, por mes y por cada teléfono, o$s 6.50.

         Tarifa 5 - Casas comerciales e industriales, minoristas, o de 2º categoría, con aparato conectado sobre línea individual, por mes y por cada teléfono, o$s 7.

         Tarifa 6 - Casas comerciales e industriales, mayoristas o de 1º categoría, con aparato conectado sobre línea individual, por mes y por cada teléfono, o$s 8.50.

         Tarifa 7 - Hoteles, Restaurants, Confiterías, casas de bebidas, casas amuebladas y mercados, de 2º categoría, con aparato conectado sobre línea individual, por mes y por cada teléfono, o$s 7.50.-

         Tarifa 8- Hoteles, Restaurants, Confiterías, casas do bebidas, casas amuebladas y mercados, de 1º categoría, con aparato conectado sobre línea individual, por mes y por cada teléfono, o$s 9.50.-

         Tarifa 9- Reparticiones públicas nacionales y municipales, con aparato conectado sobre línea individual, por mes y por cada teléfono, o$s 6.

         La inauguración del servicio telefónico tuvo lugar solo en 1930.

 

 

         Para el mes de abril del año 1927, ya comenzó a tener gran expansión la radiofonía en nuestro país, y con tal motivo, dictó el P. E. el 27 de ese mes y año, un decreto que reglamentaba la instalación y funcionamiento de broadcastings, de experimentación y de aficionados. Es un decreto extenso, que contempla casi todos los aspectos de la radiofonía de la época.

         Para la instalación de la hoy Planta Receptora de la Antelco, ubicada en Puerto Sajonia, y vulgarmente conocida por "Marconi", por decreto del 28 de enero de 1928, se autorizó a la Dirección G. de Correos y Telégrafos a invertir la cantidad de c$1 178.386.05.- Se construyó el local administrativamente, por no haberse presentado interesado en la licitación.

         A treinta y seis años de aquel entonces, ahora la Antelco instala su modernísima Planta Receptora en el lugar conocido por Isla Bogado, entre San Lorenzo y Luque, en un local construido ex profeso, y en un predio de ochenta hectáreas aproximadamente, usando para eso el préstamo de UN MILLON DE DOLARES, que ha obtenido.

         Pero esa cantidad no es sino una parte de lo que va a costar esa planta receptora, ya que el edificio y terreno en que se instala es de un costo de Gs. 3.826.772.40 y los equipos, de Gs. 1.589.880 y u$s 347.841.

 

 

         Considérese la magnitud de la obra (para lo cual se ha tenido muy en cuenta la extensión de las telecomunicaciones en el futuro) analizando estos datos. Se usará allí un moderno equipo de recepción del más nuevo sistema, con antenas del sistema "diversity", o sea de receptores de radio con antenas separadas y distanciadas convenientemente, de modo a asegurar la más óptima recepción; funcionará en la planta un sistema de energía eléctrica propio, con los equipos adecuados para casos de emergencia, y para conectar la Planta con las Centrales Capitalinas, se instaló un cable subterráneo de una extensión de veinte kilómetros.

         Dados el dinamismo y el afán constructivo del Superior Gobierno de la Nación y de la Antelco, mancomunados con el de todos los habitantes de esta Patria, de todos los hombres libres que la habitan, y su afán de progreso y superación, es casi seguro que para cuando estas líneas sean publicadas, esa obras ya no serán un proyecto (pálido en su descripción) sino una magnifica realidad más para nosotros y para nuestra posteridad.

         Felices los hombres que a sus descendientes pueden legar obras como ésta..!

        

         En mayo 17 de 1928, fue librado al servicio público el ramal telegráfico Ybycuí-Quiindy. Se unía así la localidad de Quiindy a la red telegráfica nacional.

         En junio 26 de 1928, fue promulgada la Ley número 963, por la que se autorizó al P. E. a invertir hasta la suma de TREINTA MIL PESOS ORO SELLADO, en la adquisición e instalación de una estación radiotelegráfica, adaptable para radiotelefonía. Esto ocurrió a raíz de la movilización decretada en aquel año, ante los sucesos del Chaco, provocados por Bolivia, y que hacían inminente un choque armado. Se usaría esta estación para comunicaciones con equipos portátiles y las estaciones de Concepción y Encarnación.

        

         Ya se ha leído cómo en varias ocasiones el P. E. autorizó la instalación de líneas telefónicas sobre los postes del Telégrafo Nacional, a título gratuito. En octubre 6 de 1928, se hizo una de estas concesiones a la Sociedad Industria Paraguaya de Carnes, para tender un hilo telefónico sobre los postes de la línea telegráfica Norte, desde Asunción hasta Piquete cué, asiento de su establecimiento industrial. Esta vez la Sociedad I. P. C. se obliga a conservar expedita la línea telegráfica en ese tramo.

         Y, a la inversa: el Estado usaba los postes telegráficos del F. C. C.P. para tender sus líneas, también telegráficas, sobre ellos. Tal es el contrato aprobado por el P. E. en decreto del 24 de octubre de 1928, entre la Dirección G. de C. y Telégrafos y la Administración del F. C. C. P.

         Por este contrato, la primera tendería un cable sobre el extremo superior de los postes del telégrafo del ferrocarril, desde Asunción hasta Encarnación, a un costo de c$1 103.880, que serían entregados a la empresa para su ejecución. Otras cláusulas establecían: a) La Dirección de C. y Telégrafos no podría empalmar a esa línea ningún hilo telegráfico ni telefónico que la uniera con alguna localidad intermedia entre Asunción y Encarnación; b) la Administración del Ferrocarril tendría derechos a usar esa línea siempre que no afectase los derechos de la Dirección de C. y Telégrafos; c) La Dirección de C. y Telégrafos quedaba facultada a usar la línea para servicio público internacional, entre las seis de la tarde y las seis de la mañana; d) La Empresa mantendría la línea en perfectas condiciones, mediante el pago que, por mes adelantado, le haría la Dirección, de seis pesos por kilómetro y por mes. Este contrato duraría cinco años, desde la inauguración de la línea y podía ser prorrogado por acuerdo de las partes.

         Y, otro contrato, fue del año siguiente, cuando comenzó la expansión del teléfono y extensión de sus líneas, ya después de la concesión a la Compañía Internacional de Teléfonos.

         El contrato es de fecha 16 de diciembre de 1929 y tuvo lugar entre la Dirección de C. y Telégrafos y el señor Pedro Núñez. Este quedaba facultado a usar por el término de diez años los postes del Telégrafo Nacional entre Encarnación y Puerto Cantera y los que se plantarían entre este punto y Colonia Hohenau, para establecer un servicio telefónico público entre esta Colonia y Encarnación. A tal efecto, el contratista debía colocar de su peculio todos los postes, hilos, aisladores, etc., que fueran necesarios entre esas localidades y mantener expeditas las comunicaciones. La tarifa para las comunicaciones telefónicas, sería: hasta los primeros treinta kilómetros, ocho centavos oro sellado por cada periodo de tres minutos o fracción, y por cada diez kilómetros de excedente, tres centavos oro más b) Por comunicaciones entre Encarnación y Posadas, por cada período de tres minutos o fracción, diez centavos oro. Otras cláusulas establecían la gratuidad del servicio de las policías de Encarnación, Puerto Cantera y Hohenau. No gozarían de esta gratuidad, las comunicaciones internacionales.

         Por esa época, y de acuerdo a su Ley de Concesión la C. I. T. S. A. iba extendiendo también sus líneas, sobre todo hacia localidades que pudieran rendirle más utilidades. Y así, por decreto del 8 de julio de 1929, fue autorizada a instalar teléfonos en Luque, Villarrica y Encarnación, tendiendo un hilo interurbano entre Asunción y Villarrica, cuyo costo estaba, calculado así:

         Planta urbana de Encarnación:                  o$s  16.000.-

         Planta urbana de Villarrica                        o$s  22.000.-

         Planta urbana de Luque                            o$s    9.000.-

         Línea Asunción-Villarrica                         o$s  45.000.-

 

         Y para conectar sus líneas de Encarnación con las telefónicas de Posadas, fue autorizada la C. I. T S. A. por decreto del 17 de agosto de 1929; a tender un cable subfluvial en el Paraná entre ambas ciudades, a un costo de doce mil seiscientos pesos moneda argentina.

         En este tren de expansión, el P. E. autorizó a la Compañía ya citada a conectar sus líneas desde Encarnación hasta Jesús y Trinidad y Colonia Hohenau. El costo de estas instalaciones estaba calculado en o$s 12.900.-

         En diciembre 14 de 1929 fue habilitada para el servicio público telegráfico, la oficina de Santa Elena.

         Fueron clausuradas por disposición gubernativa del 21 de marzo de 1930, las oficinas mixtas de Puerto Cantera y Campichuelo. No cubrían ni en mínima parte sus presupuestos de gastos.

         Al mismo tiempo que se extendían las líneas telefónicas, se extendían también algunas telegráficas. En junio 24 de 1930, fue habilitada la oficina telegráfica de San Bernardino.

         Y en agosto 23 del mismo año, fueron habilitadas las comunicaciones telegráficas entre Trinidad y Luque.

         En agosto 8 de 1930, la C. I. T. S. A., fue autorizada por decreto del P. E. y de acuerdo a su Ley de concesión, a establecer y explotar los servicios de comunicaciones radioeléctricas con el exterior, pudiendo combinar esos servicios con los telefónicos.

         Las tarifas serían de o$s. 0.10 por palabra para las comunicaciones con Buenos Aires, como máximo y no podrían ser menores que las que regían para los servicios similares prestados por el Estado.

         Fue autorizada la C. I. T. S. A. a establecer el servicio telefónico urbano en Ypacaraí, por decreto del 18 de diciembre de 1930. Este tendría ramales hacia Caacupé y San Bernardino, todas en conexión con la red general de la Compañía. La Central de Ypacaraí debía contar con un conmutador para cincuenta abonados como mínimo. El costo total de todas estas instalaciones, estaba calculado en o$s 12.600.-

         Como ampliatorio del decreto que autorizaba las comunicaciones radioeléctricas con el exterior, el P. E. expidió otro decreto el 29 diciembre de 1930, fijando las tarifas aplicables a países más lejanos que la Argentina. Es una extensa tarifa.

         El tráfico tele y radiotelegráfico con el exterior se había incrementado extraordinariamente desde algún tiempo atrás y los medios con que contábamos ya no eran suficientes para satisfacerlos debidamente. En tales circunstancias presentose a los poderes públicos el Ingeniero Primitivo Padilla, solicitando una concesión para instalar, conservar y explotar una estación receptora y transmisora radioeléctrica, lo que le fue acordado por decreto del 16 de enero de 1931. Es la estación que se denominó "Radiovía" y la concesión debía durar treinta años. Comenzó a funcionar ella poco después y descongestionó el tráfico considerablemente. Funcionó hasta el año 1951 con esa denominación, que terminó cuando pasó a ser propiedad del Estado paraguayo.

         Fueron libradas al servicio público, por decreto del 28 de marzo de 1931, las oficinas telegráficas de San Dionisio, Desmochados y Pedro González. La mayoría de estas oficinas que iban librándose al servicio público, prestaban servicios precarios, debido al casi permanente mal estado de las líneas, que no permitía una eficiencia permanente, y su conservación configuraba un verdadero problema para la Administración que apenas si podía atender el servicio de sueldos de sus empleados. Es por eso digno de toda ponderación el esfuerzo que se efectuó en toda época por mantener las telecomunicaciones y ensancharlas, muy a pesar de que muchas de ellas no cubrían ni remotamente sus gastos de sostenimiento.

         Ya establecidas las comunicaciones telefónicas entre el Paraguay y la Argentina por vía Posadas, por decreto del P. E. del 28 de marzo de 1931, la C. I. T. S. A., fue autorizada a percibir setenta y cinco centavos moneda argentina por cada tres minutos o fracción, de telecomunicaciones entre Encarnación y Posadas, con un descuento de 10 % para los abonados y 50 % para las comunicaciones oficiales.

         Se habrá venido notando que las tarifas de la CITSA, estaban fijadas todas en moneda argentina y oro. Era debido a las continuas fluctuaciones de nuestros tipos de cambio. Y la Compañía no se expondría a sufrir quebrantos financieros debido a ellas.

         También por decreto de marzo 28 de 1931, se aprobaron las tarifas fijadas por la CITSA para las comunicaciones cablegráficas y radiotelegráficas, para con países allende la Argentina. La vía de la compañía era la "CITRADIO".

         La "Radiovía" y la "Citradio" prestaban servicio eficiente. Esto hizo que la Administración de C. Telégrafos descuidara sus servicios telegráficos internacionales por las vías Paso de Patria, con la Argentina y Bella Vista, con el Brasil. Y así ambas vías quedaron totalmente interrumpidas. Es de recordarse también, que estas compañías que efectuaban el servicio internacional, lo hacían en conexión con Empresas privadas establecidas en la Argentina. Y ha de leerse mucho más adelante por qué y cuándo estos servicios fueron a su vez interrumpidos.

         En mayo de 1931, por un decreto del 18 de ese mes fue rescindido el contrato que la Administración de C. y Telégrafos había finiquitado con la Empresa del FCCP., para el tendido de un hilo entre Asunción y Encarnación. Lo fue antes de ponérselo en práctica y en el futuro ya no sería necesario, pues la CITSA había instalado ya la línea telefónica entre ambas ciudades.

         Otra nueva oficina telegráfica. En julio 3 de 1931 fue habilitada la oficina mixta de Yataity.

         En julio 28 de 1.931, el P. E. autorizó a la CITSA, a percibir las siguientes tarifas por comunicaciones telefónicas de tres minutos o fracción:

 

         Entre Asunción y Areguá                o$s 0.17     c$1    7.-

         Entre Asunción e Ypacaraí              o$s 0.24     c$1    10.-

         Entre Asunción y S. Bernardino      o$s 0.31     c$1    13.-

         Entre Asunción y Caacupé              o$s 0.33     c$1    14.-

         Entre Asunción y Pirayú                 o$s 0.31     c$1    13.-

         Entre Asunción y Caballero            o$s 0.52     c$1    22.-

         El tipo de conversión era el oficial o sea el de 4.261.

 

         El servicio telefónico en Paraguarí, fue instalado de acuerdo al decreto del 4 de agosto de 1931, que autorizó a la CITSA a explotarlo mediante una red urbana en conexión con las líneas de la compañía. Se fijó la tarifa de diez y seis pesos de curso legal por cada comunicación de tres minutos o fracción, con la Capital. El costo de la red e instalaciones fue presupuestado en la cantidad de tres mil pesos oro sellado, y la Central debía tener una capacidad para cuarenta abonados como mínimo.

         Fue autorizada la CITSA, por decreto del 23 de noviembre de 1931, a construir la línea telefónica que uniría Villarrica con Encarnación, a un costo de sesenta y seis mil pesos oro sellado. Se le fijó un plazo de diez meses para su terminación.

         Desde los comienzos del año 1932, se vivía ya en el país en un clima político agitado. Tras la movilización de 1928 y desmovilización luego, ya no volvió la tranquilidad ni a las esferas gubernativas ni a nadie. No obstante las tratativas en la Sociedad de las Naciones para arreglar nuestro diferendo de límites con Bolivia, se había encarnado en todo el pueblo el convencimiento de que todo aquello no podría terminar sino en un conflicto bélico. Vanos fueron los intentos de los gobernantes de no atribuir mayor importancia a los acontecimientos: el pueblo todo, intuía lo que habría de ocurrir hacia occidente y no a largo plazo. Pero nadie miraba el porvenir como obscuro. Prosiguió nuestra vida casi normal en medio de lo anormal.

         A fin de que el Ejército Nacional dispusiera de radiocomunicaciones propias, independientes, el 17 de febrero de 1932 el P. E. autorizó al Ministerio de Guerra y Marina a invertir 14.675 pesos de curso legal, en la adquisición e instalación de una estación receptora y transmisora de radiotelegrafía y radiotelefonía, en la Escuela Militar. La adquisición se hizo del señor José Faraone.

         Ya en vísperas de la guerra con Bolivia, el P. E. por decreto del 4 de febrero de 1932, dispuso que todas las personas y comercio en general, sólo podrían hacer uso de sus telecomunicaciones en claves y códigos previo el V° B° de la Sub Sección de Comunicaciones del Departamento de Marina, donde debían dejar depositado el duplicado de las mismas. Establecíanse en el decreto severas sanciones por su incumplimiento.

         Y aquí, otro obligado paréntesis y fin de otro capítulo de estos apuntes, ya que está por comenzar otra etapa en nuestra vida política, que corresponde al período de la guerra con Bolivia y los años inmediatos subsiguientes.

         Así como en vísperas de la guerra grande, 1865/70, nuestra Cancillería se esforzaba por resolver las controversias o diferendos de carácter internacional por la vía pacífica, diplomática, así también, y desde años antes había venido tratando de que nuestro pleito de límites con Bolivia tuviera un arreglo pacífico. Pero el contendor confundió la actitud pacifista paraguaya con temor y, subestimándonos, proclamó la doctrina "salamanquista" de "pisar fuerte en el chaco", quizás para amedrentarnos o para gravitar sobre los ánimos de los representantes de los países neutrales que mediaban procurando evitar la guerra. Violó sistemáticamente las solemnes estipulaciones contraídas en el último tratado, de statu quo de 1907, que fijó una línea demarcatoria provisoria, que ambos países se comprometieron a no rebasar, y comenzó ya desde entonces su penetración clandestina en el Chaco hasta mucho más acá de la línea demarcatoria, aprovechando que el Paraguay vivía en continuas convulsiones políticas internas, descuidando casi totalmente el aspecto de nuestra soberanía nacional en la Región Occidental. Así Bolivia fue fundando una cadena de fortines militares en territorios que le estaban vedados por el tratado citado, con no disimulados fines bélicos.

         Los primeros choques graves en el Chaco entre nuestro ejército y el Boliviano, habían tenido lugar en 1928, cuando columnas de éste atacaron y tomaron por sorpresa fortines paraguayos, masacrando a sus escasos defensores. Con este motivo se decretó la movilización de la ciudadanía paraguaya. El pueblo acudió en masa a los cuarteles, ansioso de responder al reto insolente. Pero... todo se solucionó pacíficamente en desmedro de nuestra soberanía territorial y con ultraje al pundonor nacional...

         El pueblo todo se levantó para desalojar al intruso, exigiendo armas, pero nuestra indefensión era tal, que no las teníamos... Y siguieron las protestas del estudiantado, de los obreros, de todos, ante la impasibilidad de nuestros gobernantes. Estas protestas culminaron en la gesta patriótica del 23 de octubre, en que el pueblo fue ametrallado ante el Palacio de Gobierno, hasta donde había llegado a pedir la defensa de nuestro Chaco, de nuestra heredad invadida en son de conquista...

         De allí al 15 de junio siguiente, en que nuevamente Bolivia atacó y tomó sorpresivamente nuestro fortín Carlos Antonio López (Pitiantuta), ya no medió sino un paso. Se había prendido la mecha! Era el comienzo de la guerra entre dos pueblos hermanos que habían de desangrarse estérilmente en las llanuras, palmares, bosques y cañadones chaqueños áridos, durante tres años, ante la mirada y actitudes dilatorias (diríase impasibles) de sus hermanos de América toda y de la Sociedad de las Naciones, de que ambas eran miembros... Y mientras se dilataban las conferencias, en el Chaco la sangre corría, y sus cuajarones fueron tiñendo en sangre las tierras incultas, inhóspitas, de lo que fuera "el infierno verde"...

         En ese año de 1932, nuestras telecomunicaciones hacia el Norte se reducían a la línea telegráfica a Bahía Negra, tendida en la ribera del Río Paraguay, cuya existencia se conocía, pero cuya eficacia y regularidad en su funcionamiento, paradójicamente, se traducía en ineficacia e irregularidad.

         Se suplió parte de esta inexplicable, injustificable falta de previsión, mediante la instalación improvisada de algunos equipos radiotelegráficos portátiles – pocos, por supuesto - en algunos lugares vitales, para comunicarse entre sí y con la Capital.

         Cuanto a líneas telegráficas que arrancando de la ribera del río hacia los pocos fortines, no existen datos oficiales precisos; pero según referencias de personas conocedoras, porque estuvieron muy cerca o fueron actoras durante la contienda chaqueña, nuestras telecomunicaciones allí no tenían una extensión superior a los cincuenta kilómetros de líneas telegráficas, y éstas en condiciones precarias.

         Ya en plena guerra y durante todo su transcurso trágico, bajo el fuego mortífero de toda clase de armas, fueron tendiéndose conductores telegráficos y telefónicos por abnegados componentes de la heroica División de Comunicaciones del Ejército en Campaña, los que a menudo y a modo de descanso o por necesidad, trocaban sus herramientas de trabajo por las de sembrar la muerte...

         Y así, al terminar aquella macabra matanza que se prolongó por tres años, y en la cual, perecieron no menos de treinta mil paraguayos, pudimos decir con orgullo verdadero y legítimo, y hasta con jactancia, que en el Chaco Paraguayo se habían tendido más de dos mil kilómetros de líneas telegráficas y telefónicas, y que los primitivos cuatro aparatos radiotelefónicos o radiotelegráficos iníciales, se habían multiplicado hasta llegar a doscientos!..

         Pero...

         Aquel trienio de fuego y sangre, de penurias y muerte, que jalonó de cruces y cadáveres insepultos las vastas y hostiles regiones desérticas del Chaco; fue también como una clarinada que tras aquellas que llamaban al combate, ahora llamaban a la concordia, a la fraternidad de todos los paraguayos, pues durante ese trienio, y a ese doloroso precio, se comenzó a gestar la revolución nacionalista que había de desembocar en el 17 de febrero de 1936, a pocos meses de terminada la contienda, y que puso fin a un interregno en nuestra vida política, y marcó el hito inicial de la Era de la Segunda Gran Reconstrucción Nacional.

         Antes de poner fin a este capítulo y a esta Primera parte de estos apuntes, vamos a recordar siquiera ligeramente y muy de paso algunos hechos relacionados con las telecomunicaciones hasta el año 1936.

         Como es de suponerse, durante la guerra es muy poco lo que se hizo con respecto a las telecomunicaciones en la Región Oriental del país, salvo la extensión de las líneas telefónicas y conservación de las telegráficas ya existentes.

         Para el mejor y necesario control de las comunicaciones inalámbricas, a pedido del Departamento de Marina, el P. E. dispuso en agosto 4 de 1932, que las estaciones radiotelegráficas del Estado pasaran a depender directamente de la Dirección de Inteligencia Naval. Como por algunas de ellas se cursaban radiotelegramas de carácter privado del servicio público, se estableció en ese decreto la forma de percepción e ingreso de lo recaudado en pago de ellas.

         El Radio Club Paraguayo venía prestando muy interesante colaboración en las radiocomunicaciones, por cuyo motivo, por Ley del 22 de agosto de 1932, se lo declaró de interés nacional, y se lo liberó por el término de diez años del pago de derechos de importación de todos los equipos, aparatos, materiales, instrumentos y dispositivos que introdujera al país, destinados al servicio de instrucción de intercomunicaciones y de estudio técnico.

         Para la Conferencia Internacional de Radiotelegrafía, a reunirse en Madrid en el mes de setiembre de 1932, fueron designados Representantes del Paraguay el doctor Andrés Gubetich y el señor Jesús Angulo, Encargado de Negocios y Cónsul del Paraguay, respectivamente.

         Como Técnico Adiestrador de los profesionales paraguayos en comunicaciones telegráficas y radiotelegráficas, fue contratado el 22 de setiembre de 1932, Guillermo Steembecher, con una asignación mensual de tres mil quinientos pesos de curso legal.

         Por decreto del 3 de abril de 1933 se aprobó un convenio celebrado entre la Dirección General de C. y Telégrafos y la "Radiovía", para la transmisión diaria por radiotelefonía, de un "noticioso oficial" de 250 palabras como máximo, el que debía ser suministrado por la Oficina de Informaciones del Ministerio de Guerra y Marina.

         A pedido de la Dirección G. de C. y Telégrafos, el P. E. por decreto del 12 de abril de 1933 canceló todos los permisos acordados con anterioridad a empresas de carácter privado y particulares, para instalar teléfonos usando los postes del Telégrafo Nacional.

         En marzo 17 de 1933, se autorizó a la CITSA, a construir líneas telefónicas interurbanas entre Ypacaraí, Itauguá e Itá, a un costo de o$s 6.500, y se le fijó un plazo de seis meses para terminarlas.

         Fue aprobado por decreto del 21 de agosto de 1933 un convenio celebrado entre la Dirección de C. y Telégrafos y la Empresa del FCCP, mediante el cual los despachos telegráficos expedidos por las oficinas del Telégrafo Nacional, circularían libremente por las líneas del telégrafo de la Empresa y los de ésta, destinados a localidades donde hubiera Telégrafo Nacional, también libremente por las líneas de éste. Por los telegramas que debían cursar por ambas líneas se percibiría doble tarifa, correspondiendo la mitad a cada una.

         Se adhirió el Paraguay al Convenio Telegráfico firmado en Madrid el 9 de enero de 1932, por decreto del 30 de diciembre de 1933.

        

         Se ha seguido hasta aquí, cronológicamente, la evolución de las telecomunicaciones nacionales, tras su inicio en 1864, su colapso inmediato y su resurrección, como pudiera decirse, en 1884, que constituyen estos "Apuntes para la Historia de las Telecomunicaciones en el Paraguay".

         La segunda parte de este opúsculo abarcará los datos que hagan referencia a ellas desde el año 1936, hasta nuestros días, en que se cumple el Centenario de su inauguración en el país; un período de 28 años de fecundidad y actividad en su desarrollo, que demuestra lo que es capaz de crear un pueblo cuando sus destinos están regidos por sus representantes genuinos.

         Mientras tanto, vayan recordándose estas palabras de un gobernante capaz, el General de Ejército don Alfredo Stroessner que, en lo referente a telecomunicaciones, dijera alguna vez: "ellas irán llegando hasta el más apartado y distante rincón de la República..."

         La patriótica consigna se va cumpliendo.

 

 

RESOLUCION No.      334 A. G,

"POR LA CUAL SE FELICITA AL Sr. MANUEL GUANES MOLINAS"

"CENTENARIO DE LAS TELECOMUNICACIONES NACIONALES"

 

         Asunción, 13 de julio de 1964.

 

         VISTOS: La primera parte de los apuntes relacionados con las Telecomunicaciones del País y que se ha titulado "APUNTES PARA LA HISTORIA DE LAS TELECOMUNICACIONES EN EL PARAGUAY" por el Sr. Manuel Guanes Molinas; y

         CONSIDERANDO: Que dicho apunte colaborará para el conocimiento de las Telecomunicaciones Nacionales y que es necesario felicitar al Sr. Manuel Guanes Molinas por la dedicación que ha puesto en la elaboración de los apuntes pre mencionados.

         POR TANTO;

 

EL ADMINISTRADOR GENERAL

RESUELVE:

 

         Art. 1º.-Felicitar al Sr. Manuel Guanes Molinas por la dedicación que ha puesto en la elaboración de los apuntes relacionados con las Telecomunicaciones del país y que ha titulado "APUNTES PARA LA HISTORIA DE LAS TELECOMUNICACIONES EN EL PARAGUAY".

         Art. 2º.-El Departamento Administrativo se encargará de otorgar un premio al Sr. Manuel Guanes Molinas.

         Art. 3º.-Comuníquese a quienes corresponda y cumplido, archívese.

 

         SALVADORA GUANES

         Administrador General

 

 

RESOLUCION No. 360 A. G.

"POR LA CUAL SE DISPONE LA AUTORIZACION DE LA EDICION

DE UNA OBRA"

 

         Asunción, 22 de julio de 1964.

 

"CENTENARIO DE LAS TELECOMUNICACIONES NACIONALES"

 

         VISTO: La nota elevada a ésta Administración por el señor Manuel Guanes Molinas a la que acompaña los originales de su obra "APUNTES PARA LA HISTORIA DE LAS TELECOMUNICACIONES EN EL PARAGUAY, EN EL CENTENARIO DE LAS TELECOMUNICACIONES NACIONALES", y CONSIDERANDO: Que la obra de mención redundará en beneficio y utilidad de la Institución,

         POR TANTO:

 

EL ADMINISTRADOR GENERAL

RESUELVE:

 

         Art. 1º. - Disponer la edición de la Obra "APUNTES PARA LA HISTORIA DE LAS TELECOMUNICACIONES EN EL PARAGUAY, EN EL CENTENARIO DE LAS TELECOMUNICACIONES NACIONALES", presentada por el señor Manuel Guanes Molinas.

         Art. 2º - Comuníquese a quienes corresponda y cumplido, archívese.

 

         SALVADOR GUANES

         Administrador General





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REPÚBLICA
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