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VICTOR ENRIQUÉZ

  AVELÍN DE CORONEL, 2012 - Novela de VICTOR ENRÍQUEZ


AVELÍN DE CORONEL, 2012 - Novela de VICTOR ENRÍQUEZ

AVELÍN DE CORONEL

Novela de VICTOR ENRÍQUEZ

 

 

Copyright © 2012 por Victor Enríquez.

Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.: 201291983

ISBN: Tapa Blanda : 978-1-4633-4022-3

Libro Electrónico- 978-1-4633-4021-6

 

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

 

Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

 

Este Libro fue impreso en los Estados Unidos de América.

2012 (140 páginas)

 

Para pedidos de copias adicionales de este libro, por favor contacte con:

PALIBRIO

1663 Liberty Drive, Suite 200

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 PRÓLOGO 

 

         Con estos relatos anhelo resaltar lo bello y fantástico de la región, en memoria de aquellas personas que ya fueron una vez de ese lugar y en tiempo difícil de la época.

         Al mismo tiempo los que soportaron para abrirse camino en un mundo de dificultad. Aunque vinieron aportar y no anotarse como víctimas de un revés prevaleciente, además fueron como la misma fortuna que buscaron con afán, por esa causa, les decían "gringo sucio, una algarabía caminante".

         Pues la misma importancia del caso en el presente, serian bueno que echen mano de lo señalado. Y fueran a averiguar las Lápidas de las Tumbas de estos seres que una vez fueron habitantes y huéspedes fructíferos del pueblo de Avelín.

         Aunque confieso que a muchos le retrase lo que hicieron en vida, para no herir el sentimiento de sus descendientes, que además fueron mis amigos de infancia y que aún pueden estar viviendo en el lugar y sus alrededores.

         Además sepan tomar como un afectuoso aporte literario, con el fin de enriquecer el pensamiento en cosas del pasado, que son los fundamentos de los presentes.

 

         El Autor

 

 

 

CAPITULO 1

 

         Perico Zagier, un hombre como poco seres en Avelín de Coronel, que gustaban del placer y del buen vivir. Asimismo como vendedor callejero fue excelente, y como traficante de joyas finas ni que hablar, como divulgaban sus redes sociales.

         Y contaba también, que él importaba sus productos de alta calidad y de lujo, del centro de renombre mundial, como de lo fabricado en la vieja Europa.

         De todas estas cosas, se sabía también en la población, que Perico vendía muchas mezclas químicas, para diferentes dolencias y angustias de la gente pobre, igualmente afirmaba que eran potentes para la buena suerte en el negocio, y en los momentos difíciles de los que hacer para el amor de pareja.

         Igualmente les confirmaba él, que muy bien se podía usar su meritado fármaco en secreto, con alguna picara mujer, que se ofrecía al experimento con la droga, a escondida de los maridos.

         Pero un buen día menos pensado, y de tanto andar por los pueblos, ofreciendo sus productos, el desafortunado comerciante, fue exigido por la autoridad del distrito de Carmen, por sus papeles, pero el muy sinvergüenza vendedor, no titubea un solo instante, para enseñar un documento de colores y muy brillante, comprados en el mercado negro de la ciudad fronteriza.

         También él requiso le sucedió por andar imprudentemente por la ruta polvorienta, con una ruidosa motocicleta echando humo por las vecindades. Además de esto se pasaban atravesando sendas espinosas y accidentadas, caminos de pueblo en pueblo, ofreciendo los productos milagrosos.

         Pues al llegar a la emigración del distrito de Fram, muy cerca de la colonia Unidas, adonde se topa por casualidad de la vida, con un viejo amigo de infancia de nombre Pablo Kolki.

         Cuando el camarada de la pequeñez vio a Perico, recordó aquél viejo tiempo, luego le conto sus muchas penas que estaba pasando con su mujer Olga, y las plantaciones maldecidas por Satanás, también de los animales domésticos, que estaban pasando sus malos momentos y que ya no podía hacer nada más por ellos.

         Le pregunta, si tenía alguna medicina eficaz para el mal de su mujer, y sin titubear a la raja tabla, Perico Zagier le respondió con cierta picardía al instante:

         - ¡Claro que sí, mi amigo! Pues, que solamente cuestan unos pesos más, que de los otros químicos... -aunque después les dijo, que no había ningún problema con el precio, por tratarse de amigo de infancias que eran.

         Después se fueron hablando del tema, hacia la casa del curioso Pablo, para ver si quizás se resuelve el desparejo, que desde mucho tiempo existía en el matrimonio.

         Una vez que llegaron a la casa, llamo Pablo a su mujer de nombre Olga, que en ese momento estaba en el gallinero, recogiendo huevos del día anterior, porque no tuvo tiempo en ese instante, pues se fue al festejo Patronal del Barrio.

         Al momento la mujer de Pablo venia acercándose, y Perico muy pronto se dio cuenta, de que la mujer de su amigo, tenía un persistente rengueada de la pierna izquierda, porque además, se les veía caminar con gran dificultad entres la maleza.

         Y ante que nada sucediera, Pablo le habla a su mujer del visitante y de las drogas milagrosas que traía consigo, el fraudulentos amigo de infancia.

         Para vender a la gente que sufren penas y dolor de diferentes clases de enfermedades, que no sólo trastornaba a la gente en su quehacer diario y también en las parejas en las horas de descanso.

         Además para que dejaran de aguantarse el padecimiento, y para ponerse al tanto de todo el suceso, y triunfar en la vida a como de lugar, además obtener un futuro fortalecido.

         También para que prosperen muy pronto monetariamente, tanto como en los negocios, como en el amor conyugal. Luego, para que sean reflejado de ideas nuevas.

         Después que Perico mostro el producto a los esposos, luego le invito a que probara una tableta de color amarillo, que enseguida le dio a tomar con un vaso de agua azucarada.

         Al mismo tiempo para descubrir su eficacia con su constante enfermedad, como el mal de amor, que estaba también azotando penosamente la Comarca. Después les pidió muy amablemente, que hablara del producto milagroso, a sus allegados parientes y amigos vecinales.

         A la vez para descubrir el efecto positivo, que poseía la tal prodigiosa píldora, traída del viejo Continente. Qué asimismo fue recientemente descubierta, por unos estudioso de las ciencias, por amor de sus conciudadanos en la dispersión.

         Aunque primeramente Olga fue un poco incrédula y por eso se marcha en sus quehaceres del hogar, enseguida después, Perico le pidió a su amigo, que exigiera a su mujer, para que tomara más de la píldora de la fertilidad. Para ver, si que reacción tenia la droga en su primer día de experimento.

         Pero Olga seguía en su labor y para no dar tanto crédito a las exigencias del marido, se puso a cantar tan desabridamente, que les produjo dolor de cabeza a los dos prepotentes.

         Y tuvieron que marcharse de allí, hacia la casa vecina, para seguir allá con sus conferencias y ofrecimiento, de los productos químicos de alta utilidad, para la sanidad humana.

         Es decir una bendición total, para la suerte de los comerciantes, además también, para las personas fracasada en la predilección y que aún tenía todavía oportunidad de algún arreglo.

         Asimismo el gran deseo de Perico, fue para salvar su situación económica, y antes que llegara también, la tan penosa estación invernal, para poder sobrevivir con los gastos.

 

 

CAPÍTULO 2

 

         Después de un tiempo de andar, a Perico le estuvo acompañando la mala suerte, porque en ese momento la autoridad de Carmen, se hacían pregunta sobre la procedencia de la Cédula de Identidad que presento, y según él, fue adquirido en la villa fronteriza, en el vecino país del Sur, por unos poco pesos.

         Al mismo tiempo, uno de los más gruesos sargento de policía, en ese instante censuró el caso.

         Diciendo con claridad:

         - ¡Muy bien mis amigos! Ese documento puede ser tan falso, como autentico, por su buena presentación, como le estoy diciendo, además luce un brillo en la tapa. -enseguida después, cundió la duda y por eso llamaron al Comisario, que en ese momento estaba reposando, en casa de su mujer de turno.

         Cómo también comentaban los vecinos del mentado jefe, que se construyo una improvisada pieza de ladrillo de canto, en casa de su prójimo, alegando sufrir de reumatismo múltiple en sus dos piernas. Además el pobre era un hombre grueso y temeroso de andar caminando en los días calurosos.

         También decían la artesana de la plaza, que el desdichado jefe policial, era de aquellos que gustan de las buenas bebidas y de comer sin descanso, para no perder el tiempo, por nada del mundo.

         Al instante después llega el jefe, y como siempre al entrar se identifica con el nombre y apellido de: Poli Carpo, luego se entera, por boca de subordinado del asunto por completo.

         Después llama inmediatamente a su mujer de nombre Ana de Carpo, y le cuenta con muchos detalle, del documento falsificado que presento el amigo intimo de nombre Perico Zagier.

         Pues también, el mismo Comisario estaba desconfiado de este, que su mujer estaba comprando la droga milagrosa al gringo estafador, porque cada atardecer le daba de beber su tasa de té estomacal, para su vientre perezoso, como le decía ella.

         Pero el desgraciado policía, recién se dio cuenta que no era nada para el estómago, sino para hacer el amor todas las noches sin falta. Porque también recuerda, que ella le mentaba en la cama, de que ya se encontraba el descalificado policía un poco flojo, en el rubro del placer sexual y que por eso el se callaba.

         Aunque el desdichado jefe, todavía se sentía satisfecho con lo que podía hacer de tanto en tanto, como le conto al sargento mayor. Pero para su mujer, eso era ya impotencia sexual, aunque para el policía, eso no era verdad, porque es pura maña de la mujer.

         Por eso recordó en ese instante, el acto doloso y culpable de criminal al gringo tilingo, por haberle vendido a su mujer la droga del milagro. También por destruir por dentro y por fuera su tiempo natural de enamoramiento, por cuanto que perdió la paz de satisfacerse con su propia mujer.

         Y que por esa razón tan triste, tenía que ausentarse de tanto en tanto por las vecindades, a rebuscarse por algún favor sexual entre las mujeres pecadoras de la población, como dijo después el Cura dominguero en la misa, a todos ellos.

         También después que la mujer estuvo informadas del asunto criminal, trato por todo los medio insinuar la cuestión, por eso dramatizo con sobrado aire de esposa autoritaria, con mirada de un buitre devorador, para justificar ante la autoridad de que ella también estaba necesitada de la droga.

         Después incrimino fuertemente a su amigo Perico, por falsificador, pero reprobando también al súbdito de su marido, por haber permitido ese ultraje en la jurisdicción de su esposo. Además por no haberle arrestado al atolondrado gringo.

         Y como resultado desde aquel momento, todo el cuerpo policial, quedaron como unos burdos muy baratos antes los ojos de la sociedad Carmeña.

         Pues don Poli Carpo, al escuchar el duro reproche de parte de la gente común, además de su mujer, ordeno que apresaran inmediatamente al mal hechor, además antes que llegara a oídos de su Embajador en la Capital del país.

         Pero al mismo tiempo, allá en la colonia Fram, a esa hora en casa de don Pablo Kolki, Perico seguía explicando a Olga sobre las drogas maravillosas, y de la importancia de su producto químico.

         Que también son totalmente de yerba natural, traída del cerro de la república de Taipe, como los poderoso "Qué-qué", mezclado con el sudor de Burro amaestrado, con el diez por cientos de aceites de pescado de laguna.

         En primer plano esto pareció estupendo a Olga, porque ella ya estaba pensando en la matriz, que tenia imposibilitada para siempre. Por lo tanto que ya no había solución en darle un hijo varón a su marido, y por esa razón siempre estaba triste.

         Aunque todo estas desgracias, cambiarían con el uso de la mágica droga, asimismo con tanta facilidad, después tendrían un Varoncito como prole para su cónyuge.

         Que más luego y como artes de hechizos todos modificarían en la casa. Hasta el mismo marido testarudo sería muy diferente, para con ella y con los demás.

         Al mismo tiempo, Pablo sé mostraba ya un poco curioso y preguntón, por la química milagrosa. Y se puso a inquirir más sobre ella, si cómo funcionaba, para procrear una descendencia ante de morirse, de algún ataque del corazón.

         Asimismo para que el hijo a nacer, le sirva más tarde en su vejes, como un bastón de la buena suerte, y luego para el comercio y las ventas de huevos de gallinas en la ciudad.

         Aunque cayeron muchos de precios los huevos, como de gente interesado en adquirir en todos Avelín de Coronel.

         Después de estar Perico escuchando tantas quejas y preguntas, fue influenciado por todos ellos, a razón de eso se preocupo por el problema.

         Bien que el mismo sabia que le estaba mintiendo desde el principio. Pero como negociante que es y necesitaba del dinero, para solventar su gasto personal, siguió con la falsedad.

         Aunque también de nada serviría la tal píldora mágica, a la pobre Olga, ni tampoco a su marido. Si la vejes de ambos eran tan patente, por culpa de los malos tratos sufridos.

         También, sí total era solamente de yerba, güira-güira, mezclado con polvo de caracol disecado, y con algunos pedacito de junco de mil hombre, como ingrediente.

         Pero al fin pudo más la gran necesidad monetaria del vendedor, que la apetencia de su amigo, luego cerró el trato con la medicina milagrosa, por unos cuantos animales domestico.

         Ellos hicieron la compra, con tal de tener capacidad de procrear muy pronto hijos e hijas, además también, para que puedan vender con más facilidad, sus productos en Avelín.

         Al instante después que sellaron el contrato de venta, se escucho ladridos de perro en el portón, que molesto a los dueños de casa, enseguida después, salió Pablo a cerciorarse del asunto.

         Pero su mujer fue más rápida y espió por el vidrio roto de la ventana, cuando puso un alto a su respiración, porque con gran asombro y aliento cortada les dijo:

         - ¡Son las policía Carmeña! ¿Qué buscaran aquí? ¡Dios mío! Si nada ilegal estamos haciendo. -también Perico al santiamén, se fue a mirar por el roto de la abertura, luego asustado trago la saliva, con ruidosa precipitación.

         Diciendo de pronto:

         - ¡Es una emergencia, mis amigos! Cuanto les pregunten de mí, digan que por la mañana muy temprano pase por aquí y que me iba rumbo para Avelín. - al momento después, llegó a la casa la policía montada.

         Aunque nada más estaban montados en pelo, pero otros más en bicicleta y unos cuantos torpes caminando con sus calzados en manos, para no gastar el botín y sus brillos por el camino arenoso.

         Entonces fue Olga la primera en mentir a la autoridad, cuando dijo que Perico se fue para el Norte, aunque también le conto que estuvo por la mañana muy temprano en la casa.

         Asimismo que el gringo andaba vendiendo productos milagrosos a la gente, que también ella misma había comprado algo, pero para su uso personal exclusivamente, que no tenía nada que ver con la policía.

         Enseguida después se entrometió Pablo, contando al Sargento que Perico le vendió, unas tabletas traída directamente, de Europa, para la buenas suerte.

         Pero de repente el pobre Pablo, cambia el semblante, quedando pálido como las hojas extenuada. Esta alteración le sucedió, porque en la mañana muy temprano, se fue en ayuna a confesarse con el Cura de Carmen, y él le dijo que no mienta nunca jamás, si quiere que le perdone sus pecados y no muera.

         Después de ver el aspecto de Pablo, el muy asustado Sargento le pregunta si que le estaba pasando, o estaba mal de salud. Entonces el muy tonto le dijo, que andaba muy flojito para con la mujer y que por eso estaba sintiendo vergüenza.

         También como, de que ya nada podía vender libremente de sus productos. Y esas dos cosas, la tenía muy apenado de la vida.

         Pero el Sargento como era un hombre pícaro y curioso a la vez, quería sacar más palabras, para incriminar más al pobre tonto, y le murmuró a los oídos:

         - ¿Dime sí también Perico? No le vendió algunas ovejas listados de negros, como la que hay únicamente hasta el día de hoy en San Pedro. ¡Y que quede muy presente que hable así nada más! -de pronto enmudeció Pablo por la pregunta. Pero tomo impulsa y contesto:

         - ¡Y sí ...! Pero también puede haber de esa oveja por aquí mi Sargento, además no son tantas como pregunta. -con los dientes chirriando de la presión espera la contestación:

         - ¡Entonces! ¿Cómo es el tan distraído animal, de que estás hablando ahora? Porque estoy viendo algo raro. -dijo el Sargento.

         - ¡Estas bien sargento! Qué le este fallando ya los ojos en plena resolana del día, pero nada de oveja tengo ahora. -le contestó Pablo muy distraído.

         - ¡Creo que aquí hay algo de picardía de su parte! Pero dejemos así el asunto, para después investigar más. -contesto el Sargento mirando alredor de la casa.

         - ¿Cómo puede pensar mal de mí y de mi reputación sargento? Sabiendo muy bien de que soy muy honorable y honrado. -replico Pablo con dificultad.

         Después el sargento dijo:

         - ¿Entonces dígnese por un momento? Luego cuénteme, si que estas haciendo aquella oveja, que esta amarrada debajo de la planta de naranjo, ¿Y de qué clase de animal, es ese? -seguidamente Pablo, miro insinuado debajo de la cama y por la esquina.

         Luego se fue para atrás de la casa, por donde el Sargento tenia sujeto la mirada, y le contesto:

         - ¡Oh ...! Si señor sargento, pero esa es mi oveja, que siempre la tengo atada, por traviesa que es el animal. -le mintió con categoría, luego se tragaba la saliva, pero no podía impedir que las babas le cayeras por la barba.

         También fue por el hallazgo del animal detrás de su casa, y sin saber nada él.

         Más tarde y después de alguna explicación sin sentido y coima pagada, con algunas docenas de huevos y rodaja de queso, el Sargento se dio por satisfecho, luego se marcha cantando con su tropa rumbo a la central de Carmen.

         Pero al rato después en casa de Olga, se escucho grito de auxilio que provenía detrás de la casa, también eran alarido para no creer, porque la voz salía por la boca de la oveja listada de negro, atada a la mata de naranja.

         Por el susto que sufrió Olga se desmayo, y Pablo no sabía a quién prestar primero sus atenciones. Además de la sorpresa le colmo al pobre Pablo, porque jamás en su vida vio ni mucho menos escucho a una oveja hablar, pidiendo socorro.

         Y para mayor desconcierto desde la boca del animal, seguía pidiendo auxilio desesperado, diciendo:

         - ¡Sáquenme de aquí por favor! Ya no aguanto más el calor dentro de este pellejo seco. -gritaba así. Aunque no tardo mucho Pablo en reconocer la voz de su amigo.

         Luego puso el cuerpo desmayado de su esposa en la cama, y fue para ayudar al desdichado cómplice de la infancia. Porque también estaba temblando de miedo, no sea que por algún mal de la vida, vuelva el Sargento por el lugar.

         Una vez que Perico fue liberado del disfraz, conto que cuenta con muchos camuflajes y que son muy eficaces, para esto casos de emergencias, que un vendedor ambulante pueda tener.

         Sin embargo por los caminos a Carmen la pesquisa policial no terminaba todavía de hablar, como les dijo el Sargento a sus soldados, porque el policía no estaba fiando mucho en lo que Pablo le conto, por eso fue muy receloso y rabiando por los caminos.

         También conto, que recordaba muy bien, cuando el otro día paso por allí y vio en la misma mata de naranjo, atado al animal, luego pensó que eso si le huele muy mal y tiene que tener una buena explicación, por cuanto que el chacarero está mintiendo, nada menos que a la autoridad y se está burlando de la ley.

         Una vez que las tropas y el sargento regresaron a la central, muy pronto las noticias llegan al comisario, este vuelve a dar orden de prender con urgencia a la Oveja Perico.

         Cómo también le comentó a su mujer sobre el fenómeno de su amigo, que se estaba comportando muy mal.

         Cuando dijo:

         - ¡No sea que el condenado! Se persina de oveja viva por ahora. Después tenga muchas lanas para dar a las mujeres incautas de la Comarca. -hacia escaso tiempo después, se inicio la persecución por todos los caminos.

         Y como obra de algún milagro, el mismo Perico se en camino rápidamente hasta los zanjones de carretas de bueyes. Desde allí se transporto, con su ruidosa motocicletas hacia Avelín de Coronel. Para tratar de ponerse a salvo de sus perseguidores.

         Al otro día muy de mañana el sargento vino con su soldado en casa de Pablo con su pregunta de rigor:

         - ¿Adónde se fue la Oveja Perico? ¡También sepan don Pablo que esto va muy en serio, mi amigo!!! -pero Olga como una onda eléctrica contesto sin vacilación al policía por su marido.

         Pues contesto:

         - ¡Ya dijimos ayer la verdad Sargento! Y no puedo entender si porque no valora nuestras palabras. -pero el oficial siguió con su duda y continuo con la pesquisa. Luego dijo:

         - ¡Pues! ¿Entonces adonde esta el cordero atado que vi ayer debajo de la planta de naranjo? -y nadie al momento podía responder al rastreador de la ley.

         Aunque Pablo se armo de coraje para responderle de pronto, con alguna mentira, le contesto entre diente

         - ¡Oh... si... ya sé! Lo lleve a pastar allá cerca del monte, en la cabecera de la quintería. -pero el policía no traga el cuento de Pablo y contesto:

         - ¿Ud. está deseando decirme, que quieren ir preso? ¡Por unos cuantos meses en la cárcel, por perjurio!. -fue la respuesta contundente del Sargento que atemoriza más aún a Pablo y a su mujer. Entonces él dice:

         - ¡Bueno! Cómo... vera Ud. mi sargento, esto fue sólo un disfraz de oveja... nada más que eso. -después de un silencio de cincos minutos del policía.

         Además del miedo del dueño de casa, el sargento le respondió:

         - ¡Enséñeme el condenado disfraz! Cómo me dijo ante, porque me enferma que siga con las mentiras. -entonces Pablo tubo que forzosamente llevar, al desconfiado policía detrás de la casa, para enseñarle el artificio que dejo Perico colgado de un gancho en la pared de afuera de la casa.

         Después el policía jura, a su ayudante de haber visto, un verdadero animal con cuero y carne, atado debajo de la planta del naranjo, moviéndose como cualquier otra bestia viva.

         Aunque la ocasión le fue muy bueno a Pablo, por eso explica al policía que los celos del buen servicio, le confundió en su mente y por eso vio moverse al disfraz:

         - ¡Sí mi Sargento! Creo yo que son muy fáciles ver un fantasma en la oscuridad y en el resplandor del Sol, cuando uno es bueno para el servicio, como le está aconteciendo ahora. -impaciente y temeroso dijo así.

         - ¡Puede ser... puede ser...! También... no estoy muy ajeno a esa locura, de qué se puede ver fantasma. -contesto el del buen servicio, quien después pidió mil disculpa por la molestia.

         Al mismo tiempo el sargento antes de retirarse les rogo, por una media docena de mandarinas y alguna cosita más para llevar al disgustado jefe policial.

         Después Olga le obsequio gustosa y gentilmente la fruta, con algunas docenas de huevos frescos de gallina mestiza y de ganso, además con dos pares de gallina disecada al sol, y bizcochada de menta, con anís molido que fueron dorados en el fogón de ladrillo.

 

 

CAPÍTULO 3

 

         Una vez que Perico Zagier llega en Avelín fue al grano, porque arrendó una pieza para dormir con ventanas al frente, sombreada por la bondad de un cocotero lampiño de los siglos.

         Después enseguida se confundió entre la gente, como animal de conchabo, porque se afianzo nuevamente en su espíritu, de seguir como vendedor de sus productos y joyas finas europea.

         Luego pensó comprar un caballo para internarse en las afueras del pueblo, entre los campesinos, sin hacer mucho ruido con la motocicleta, como le decía don Leucario, el hombre fuerte de la municipalidad de Avelín, que le llamo su atención.

         Más tarde, como enviado por una luz de la conciencia, el día siguiente, Perico pregunta a un encajetado hombre de poncho de Vicuña de Colores, si donde hay algún periódico, para informarse de los negocios de la ciudad.

         Pero el tal Fulano dijo haber llegado fresquito ahora al pueblo. Además el no conocen a la crema de la Sociedad de Avelín, por lo tanto le pidió mil disculpa, por su falta.

         Aunque Perico continuo con sus preguntas al envicuñado hombre diciéndole así:

         - ¡Mi amigo! ¿Adónde puedo comprar un caballo veloz? Y que me sirva para andar por los campos. -y después de manipulear en su mente, el fulano le contesta:

         - ¡Este... matungo! Qué tengo ahora... como usted ve... no está del todo malo el pobre... ¡está en venta! -cuanto escucha la oferta Perico se adelanta y le pregunta:

         - ¿Y cuántos reales pide por él? -luego se puso tieso y mañoso, esperando la contestación del vendedor:

         - ¡Bueno! Cómo vera señor... no es que estoy disgustado con el pobre animal... sólo que estoy necesitado de dinero, para algo muy urgente. ¡Pero bien! El pobre flaco, así como esta, vale un mil quinientos pesos. -le respondió el Fulano, al mismo tiempo que se refriega la nariz.

         - ¡Muy bien! ¡Muy bien! Ahora espere aquí un instante y volveré con el dinero. -contesto Perico muy animado, por la compra y el hallazgo del prodigioso animal:

         - ¡Esta bien! Le estaré esperando aquí, hasta que vuelva con los mil quinientos pesos. -asegura el improvisado vendedor.

         También el Fulano pensó, que muy bien el hombre prevenido vale por dos. Cómo le decía su Madrecita ante de morir, además en Avelín de Coronel el negocio es fructífero, cuando uno es inteligente, siguió él pensando así.

         Pero en ese preciso momento de cierre del contrato de venta, se escucho una voz que decía: - "Son como a las cinco de la mañana negra" del mismo modo le escucho Perico, aunque de nada le impacto eso, ni mucho menos pensó, si seria de mal agüero, porque se fue a limpiar un rodil de aluminio viejo, como la tenia pensada desde hace muchos tiempos.

         Al rato volvió, tirando a los aires la rodaja de aluminio brillante, que muy pronto magnetizó al Fulano.

         Inmediatamente les presento al pobre vendedor, como una moneda de pura plata, de valor de dos mil pesos.

         Además cuando Perico les dijo.

         - ¡Cómo vera Ud. mi amigo! Este es una moneda Europea de pura plata, de dos mil pesos. - Perico le aseguró descaradamente al confundido vendedor de caballo:

         - ¡Y bueno... así será la moneda entonces! ¿Pero con qué daré el cambio señor, sino tengo dinero alguno en mi poder? -respondió con cierta timidez, mirando al suelo:

         - ¡Muy bien! ¿creo yo que el poncho de Vicuña, que trae encima, tiene su precio también? -replico el muy apurado comprador, para terminar el trato lo ante posible, por temor a la policía de Avelín de Coronel:

         - ¡Así será también señor! -agrego el pobre fulano, con tal de no perder el rodil brillante de plata pura, traído de Europa.

         Después muy feliz de la vida, el pobre labrador se retira de la presencia de Perico Zagier. Para volver con sus bendiciones al hogar, adonde le espera una mujer con grandes necesidades.

 

 

 

CAPÍTULO 4

 

         También aquél mismo día por la noche las mujeres de Avelin, presentaron un desfile de moda, como los que se ven en la ciudad de Paris. Y muy ordenadita las modelos se presentaban en el escenario a cargo de la señora Inecia, la mujer de Leucario, el hombre fuerte del lugar.

         Asimismo, para el evento construyeron un palco de tablón de madera aserradas a manos. Pero como faltaron más tablas terminaron con tacuara, que sacaron del corral del toril municipal, de la pasada función del barrio de Santa Cruz.

         Y cuando llego la hora de reunión, muy alegre quiso el hombre de la fiesta matizar, con su mujer.

         Cuando les dijo:

         - ¡No hay duda mi vieja! Qué el desfile de moda será un éxito... este día. Y del colorido que es muy bueno y son presentable todos ellos. -comento Leucario a su mujer, porque estaban muy entusiasmados, por lo que estaba viendo:

         - ¡Pero viejo! ¿De qué colorido hablas? Además es un pobre palco de pura madera vieja, debajo de la planta de un naranjo nada más. -molesta la mujer le dijo.

         - ¡Entonces dejemos así! Como está la cosa mujer... antes que pase a peor como siempre. -y molesto con su sonrisa acostumbrada de perro excursionista en canoa.

         Como siempre recordaba así, la tía desde Galicia en su carta, de donde también siempre se le caracterizo con ese apodo en Avelín. "De perro testarudo en canoa".

         Más luego por la noche, las modelos de la señora Inecia, se presentaron en el palco, también después de mucho entrenamiento a orden del comisario del pueblo.

         Luego entre presentaciones y nutridos aplausos, buscaron un lugar las modelos, para su descanso y digno también para servirse algo calientes como tónico reconstituyente, que de ante manos Perico ya les había vendido.

         Como producto del buen placer y la suerte de los dioses tabasqueño, este último nombre le tuvo que poner, porque en el líquido agrego cigarro de hojas, para aromatizar un poco el tónico reconstituyente, como producto para las bellas mujeres.

         A continuación de la noche, llega la ansiada tranquilidad de comer y beber, entonces Perico exalta la velada, con las ventas de aloja de miel de abeja, y rodajas de chorizos condimentados.

         Igualmente con algunas morcillas que venía muy en especial, porque fue rellenada en tripas de gallinas, para tratamiento de obeso, porque también eran muy recomendados.

         Después que la última participante se presento en el palco, el público se puso de pie alborotado para aplaudir, pero al rato también mordido por el aplauso, la Sra. del municipal sube a la tarima, vestida de un elegante escote a tres cuarto de arriba y de abajo, con diferentes colores.

         Al decir verdad como dijo su marido Leucario: "Ella luce muy bien como a la moda de Hawai" - Aunque el pobre marido Nunca pudo pronunciar muy bien el nombre extranjero, por eso muchos de las concurrencias se burlaron.

         Por eso se fue para afuera a respirar un poco de aires fresco y ejercitarse la lengua dura, para volver con su elogio, a las bellas modelos de Avelín de Coronel.

         Aunque otro ya estaba dando crédito a la Morocha de San Ignacio capital de las haciendas, como la mejor presentada con su vestimenta al estilo Europeo.

         Después también todos opinaron que fue así. Luego vino, el nutrido aplauso y las ondas de los aires llevaron para molestar a las gallinas, que en ese momento estaban durmiendo en las ramas de naranjo. Además el canto de los gallos se oyeron entres los ruidos.

         Y cuando llega el fin del desfile de moda, en el patio sombreado con plantas de naranjos, propiedad de una de las modelos, señorita Lucy Lagorda, a quien también le llamaban como Luda de Avelín. Por sus metidas de pata en el partido de fútbol, en la cancha del barrio de Santa Librada.

         Una vez que termino la fiesta, Perico Zagier volvió en su hospedaje de la fonda de doña Laulia, muy desvelado y ojeroso.

         Después se puso a contar las ganancias, luego se canso de estar manipulando en unos baldes de zinc, docenas de kilos de moneda, aunque más tarde dejo muy bien contabilizado y anotados, las ganancias y gastos generales.

         Luego muy merecido quiso tomarse un baño, para disponerse a dormir como se merecía. Pero cuando tuvo los preparativos para el baño tibio, muy plácidamente entro en el cuarto de bañar.

         Cuando se encontró con un cartel pegado a la pared, con las letras muy visibles. Grande fue su sorpresa, porque él no espero estas observaciones de parte de la dueña del alojamiento.

         Muy disgustado volvió a su cuarto para digerir su alcohol y a chillar los dientes. Luego dejo pasar el tiempo, también para que el comisario abra su oficina, y radicar su queja de mal gusto que sufrió indebidamente en su hospedaje.

         Después el día siguiente, eso de las siete de la mañana, entro perico a la oficina del comisario de Avelín, quién le pregunta: -¿Que está deseando buen hombre? También a esta hora tan temprana del día. -dijo bostezando el policial:

         - ¡Estoy muy enfadados señor! Mi queja consiste, en que yo tengo arrendada una habitación con vista a la calle, propiedad de doña Laulia. -respondió el ofendido y se le veía también muy intrigados, porque además no podía hablar de cólera:

         - ¿Y qué tiene que ver eso conmigo? Aunque también puede contarme lo que sucedió allá. -contesto el comisario.

         - ¡Cómo vera señor Comisario! Anoche después del desfile de moda, me fui para refrescarme un poquito el cuerpo, para luego irme a descansar plácidamente. -aseguro:

         - ¡Y bueno! Y muy bien esta todas esas cosas... ¿Pero dígame... que pasa allí contigo? -le respondió el policía.

         - ¡Fui ofendido por un cartel señor! -Perico le respondió con semblante agitado y cada vez más serio:

         - ¿Cómo paso eso? Se le cayó encima... le golpeo la cabeza... ¿qué pasa mi amigo?

         - ¡No señor! Fue más que eso, fui ofendido en lo más íntimo de mí ser y por eso no me puedo reponerme todavía de los insultos.

         - ¿Cuál... es esa ofensa señor? Dígame rápido y haremos justicia. -pregunta el comisario muy preocupado:

         - Cómo le vengo diciéndole señor comisario, cuando entre en el baño, halle un cartel pegado en la pared, que me disgusto muchísimo, por lo que dice en el cartel.

         - ¿Y porque señor, se ofendió por eso? Diga cómo fue y cuente que hizo Ud. después. -entonces Perico volvió a decir algo entre dientes, pero aún no estaba muy claro lo que quería decir.

         Por eso la curiosidad del policía fue aún más grande. Porque también después se vio por todos los agujeros, brillando los ojos de los agentes policiales.

         Pero más luego, Perico fue invitado por el señor comisario, a beber de una buena taza de té de tilo. Y luego después de haber gustado el calmante en ayuna, el ofendido se sosegó un poco.

         Luego fue ayudado por uno del asistente del comisario, para que tomara asiento en la butaca y hablara.

         Y cuando se sintió más tranquilo, dijo:

         - ¡Señor comisario! El cartel decía así: "Nunca olvide tirar la cadena" ¡Dios mío que locura!!!:

         - ¡Ahhh...! ya estoy entendiendo muy bien, sus cuentos señor Perico Zagier... -y de pronto el comisario se puso de pies queriéndose quejar, por lo inoportuna estupidez del caballero Perico y tan temprano:

         - ¡A lo que Ud. se refiere señor Perico! Es que no quiere tirar la cadena. ¿No es eso mi amigo? -confirmo de esa manera por cuanto le encontró muy chistoso y tan precoz además en horas muy temprana:

         - ¡Así es señor comisario! Cómo usted ve es de oro puro lo que tengo al cuello ¿verdad que sí?. -después de estos fanfarroneó, Perico se quedo con el policía por un buen rato más, hablando de tantas cosas de la vida que le sucedió por el trayecto, cuando vino por el mar navegando desde Europa, para vivir en Avelín de Coronel. Luego recordaron con el comisario de su patria, después con un abraso y apretón de manos Perico agradeció la invitación del té de tilo que muy bien le calmo el mal animo.

 

 

 

CAPÍTULO 5

 

         Después de mucho caminar por senderos improvisados, llega muy agotados el Fulano en su casa, adonde también su mujer le estaba esperando, por los alimentos y medicina que fueron para comprar en Avelín, o más bien dicho a pedir fiado al boticario.

         Una vez que llego en casa le increpo duramente la mujer, que estaba muy angustiada por él.

         Diciéndole:

         - ¡Oiga Fulano! ¿Adónde dejo al pobre pingo? -en la mente de la mujer se lleno de lo peor, cuando se agarro de su vestido y espero por la contestación, también para no caer desmayada al piso, y para no herirse la cabeza como siempre le estaba sucediendo, cada vez que el marido se metía en negocio. Pero al rato llega la contestación: - ¡Cómo veras mujer! Halle en Avelín a un gringo tonto de ojo azul. El tal muy estúpido me propuso un negocio, y que mejor ocasión que esta... le vendí el pobre pingo por un mil quinientos patacones... que aquí traigo conmigo el importe, así como me dio el comprador. -mas luego sé mostro muy agraciado por su logro, inmediatamente después pasa adentro para sentarse en la cama:

         - ¡Bueno termine y desembucha de una vez! ¿Y dime, adónde dejo el poncho de Vicuña y también el dinero? ¡porque no veo nada!!! -ella pregunta.

         Enseguida el Fulano se inquieto por las dos cosas y dijo muy confiado de estar en los ciertos:

         - ¡Mujer! Siempre desconfiando de mi habilidad como negociante. ¡Mira bien este rodil! Que es de pura plata Europea y en Avelín en el mercado cambiario, esta cotizado en dos mil pesos... así como me oye mujer. -después el Fulano se puso en la cama a sus anchas, para demostrar que en verdad lo que realizo un magnifico negocio en su corto viaje, con el gringo de ojos azules, que además le dejo maravillado el hombre extranjero.

         Pero siguió la mujer:

         - ¡Bien Fulano! ¿Entonces... cuanto té pago el gringo tonto por el Caballo y por el Poncho? ¿Dime como fue el Negocio? Porque me estoy muriendo de curiosa. -y espero por la repuestas, con los ojos desorbitados de miedo. Porque sabía muy bien, que su marido era un zoncerero de primera clases en la comarca:

         - ¡No te apresures mujer! Con los dos mil pesos tenemos para tirar todo el año... como veras. -le garantiza.

         A los instantes después, el Fulano se acomoda el poco abrigo que traías encima, para sentirse más enaltecidos ante la mujer, pero su mujer curiosa por naturaleza dice:

         - ¡Mi amor! Desembucha entonces rápido. Qué me está muriendo de curiosa. ¿Dime si en cuanto diste al pingo? Asimismo cuanto ganaste por el Poncho Vicuña de Color, que te regalo mi madre el día de nuestro casamiento ¿recuerda de eso todavía Fulano? -aunque después la mujer se sintió más confiada con su hombre y aflojo un poco su molestia.

         Cuando él contesta:

         - ¡El negocio fue redondo mujer! Como las ventas callejeras de Avelín. Por el pingo me dio un mil quinientos pesos, como no tuve cambio, también el Poncho fue por quinientos pesos. ¡Que viene hacer un total de dos mil! -y luego se rasca el cuero cabelludo, mostrando su conformidad.

         Entonces la mujer deja de pensar mal de su marido. Después como yapa de la regalía, vinieron los halagos con el abrazo fuerte y risas de placer con besos y sus distracciones.

         Al rato también se dieron rienda suelta al perro para festejar el día feliz de su dueño, poniendo al gato kiri-kiri al árbol del cocotero detrás del ranchos envejecido.

 

 

 

CAPÍTULO 6

 

         Pero en Fram los Kolki, completaron de tomar la sustancia químicas para la fertilidad. Además Pablo termino su ultima gotita para la buena suerte, por eso decidieron tomarse una vacación en el Cerro de Empedrado, no muy lejos del lugar.

         Y como siempre suele suceder en los pueblos pequeños, con las malas lenguas, muy pronto se escucharon decir de los Kolki: "¿Cómo puede ser, que en plena cosecha del algodón, que don Pablo este pensando en tomarse una vacación? A la vez dejando los pocos animales al desamparo y a la suerte de Dios" Y para agregar más a las conversaciones de la gente de pueblo, también se escucho decir así: ¡Cada vez estoy entendiendo menos a la gente, de esta colonia, porque se están poniendo más raro que antes!

         Aunque al poco tiempo y sin temor ni demora, se les vio a los Kolki en pleno viaje, también estando ya por la vía de los caminos, Olga le contesta a las vecinas más próximas con ironía:

         - ¡Y bien! Nosotros iremos a comprar un bebe, como en los tiempos buenos y para eso vamos lejos de aquí, para que nadie de las chusmas nos interrumpa en esos momentos de felicidad. -pero una de la vecina y de la más atrevida del vecindario, le contesta emberrenchinada:

         - ¿Porque no hacen como la María? La sirvienta de don Roque Ipolito, que le fabrica al bebe detrás de la casa del mismo patrón. ¡Y qué bien le salieron todos ellos! También son todo rubios, aunque este último salió un morenito, el pobrecito. -pero la fe de Olga en la medicina alternativa de Perico Zagier, fue muy superior a lo que estaba escuchando de boca de sus vecinas.

         También como Olga les dio a entender:

         - ¡Bien! Ustedes no conocen de química de fertilidad, ni tampoco el efecto emocional de una mujer casada sin hijos y como se sufre. Porque todo el mundo está con sus hijos como ven... ¡y yo con ninguno! -así fueron los lamentos de Olga, para las preguntonas amigas de varios:

         - ¡No es para tanto Olga! Somos todas nosotras, atención para ti, solamente ten paciencia, cuando vuelvas de Empedrado ya veraz el milagro... ¡solo que no te olvides de poner pimienta negra en el caldo de tu marido el matungo! En cuanto aquí... la cosecha... nosotras las levantaremos en nombre del niño, que ansia venir en este mundo de flagelo y persecución -más luego no se dijeron nada más.

         Después el matrimonio se fue con la cabeza agachada, camino a la Luna de miel, montada sobre un asno, además para probar la verdad farmacopea. Aunque no todas las vecinas se convencieron, y las siguieron con su vista hasta perderse en la densa polvareda, de la ruta Nacional.

         También aquel día de verano fueron los días lluviosos por excelencia, aunque era propio de la estación del año. Los Kolki ese día, mezclados con sudor y gotas de cerrazón, con polvos de tierra colorada, alcanzaron justo la hora del camión de don Juan Tenorio que venía desde de San Juan.

         Además con mucha dificultad pudieron subir el asno al camión, porque también fue posible, gracias a una horqueta de un árbol caído. Porque el loco corcel no quería montar en la destartalada y ruidosa maquina motora.

         Después, don Juan Tenorio en una de esas obligadas parada, noto en Olga que tenían los ojos muy brillantes, diferente de las otras mujeres. Entonces el meloso camionero, pregunta a Pablo el motivo del fulgurar de su mujer.

         Pero con un gesto vergonzoso Pablo contesta, que ellos son el resultado de una ilusión perdida, que al fin se encontró por obra y gracias de un buen amigo de infancia.

         La explicación al meloso camionero no le satisfacía, entonces le fue más claro en su pregunta.

         Cuando les dijo:

         - ¡Pero hombre! ¿Dígame sinceramente si como se entiende, cuando le brillan los ojos a la mujer de uno? ¿Qué puedo hacer en esas circunstancias? Qué me cuenta de sus experiencias mi amigo. -contesta Pablo y dice:

         - ¡Creo que no me está entendiendo muy bien! Ya le conté que estos efectos en la mujer, son las reacciones de un producto químicos hechos para el amor. -el camionero exagerado sigue y dice:

         - ¡Qué bien! ¿Y dónde puedo conseguir un poco aunque sea de eso? Porque mi mujer se apuesto ya como la burra, que no va para adelante ni para atrás. -entonces Pablo se sintió más holgado y dijo:

         - Cómo venia contándole, de que este producto me trajo un amigo de infancia, que te puedo recomendar. -el pobre camionero ya perdió hasta el semblante y dijo:

         - ¡Así debe ser todo los amigo! Apenas volvamos de los viajes, dime a donde se encuentra el tal personaje. -Pablo ya no podía salir del problema y solo deseo llegar a Empedrado los más pronto posible. Después siguieron los caminos, cantando a los son del tambor con gran fervor.

 

 

 

CAPÍTULO 7

 

         También en Avelín a esa hora, Perico Zagier se preparaba llevar al pingo a bañar al río Aguapey, un día lunes por la mañana, luego como se decía: "De que hay siempre quien se ofrece, para vacacionar, con tal de no ir a clase" se presenta y se ofrece ir con él, entonces Perico dice:

         - ¡Muy bien recibido será mi amigo! Con mi pingo acuesta nos iremos los dos para allá. -dijo Perico al rabón escolar de nombre Elfi, hijo mayor de la ex directora del hospital regional, aunque tal edificio ya fue desbaratado, por las delincuencias juveniles.

         Una vez por los caminos en amenas plástica, Perico se dio a conocer cuando le conto al ocasional amigo, que le era totalmente posible en este mundo, porque él pudo hacer hasta un Tanque de Guerra, de gomas y pedazo de fierros viejos.

         Pues el jovenzuelo quedo intrigado por lo que acaba de escuchar, entonces pregunta si como se puede construir con esas piezas tan primaria, nada menos que un Tanque de Guerra. Y prosiguiendo Perico con el cuento contando al travieso Elfi, aunque después le trato con cariño y paciencias de poner en claro la situación.

         También, enseguida que llega el pingo al río, se puso a beber agua del Remanso Negro, adonde se cuenta que se ahogaron varios jovencitos de Avelín de Coronel, por un amor desgraciado de una damas del consorcio, de que me importas y de duras cerviz.

         Aunque nada de eso le importo al dibujado animal, más luego se puso juguetear y nadar entre las curiosas Pirañas.

         También después de beber bastantes agua, salió a la superficie campado a donde su dueño dormía, como un alcornoque inflado por el calor, también Elfi se encontraba muy atareado con el trompo y el piolín con nudos.

         Después Perico le conto al muchacho el motivo principal de venir al río, porque quería darle un nombre a su caballo y además también para bautizarlo en el agua.

         Luego se pusieron a discutir sobre qué nombre le pondrían al animal. Cuando Perico dijo que no estaría mal, que se le llamara con el nombre de un amigo de infancia que dejo en su lejana patria.

         Qué tenían anotado en un libreto de papel de cera, para que no se dañara cuando la lluvia le sorprenda, por los caminos de ir y andar por los pueblos.

         Y Elfi también tuvo una brillante idea, cuando le conto el nombre de su tío Crispulo. Pero ese nombre le fue muy costumbrista para Perico, por tanto lo llamaron Willis. Porque el animal tiene porte de ser importado de algún país lejano.

         Enseguida después Perico y Elfi, muy avivados bautizaron al corcel en la agua del Remanso Negro del río Aguapey. Dándole el nombre de un amigo gringo que Perico dejo en su patria.

         Pero fue tan dificultoso pronunciar el nombre para Elfi, porque no podía articular muy bien el nombre Willis. Aunque de igual modo volvieron los dos a Avelín de Coronel, con el nuevo bautizado.

         También muy poco le dura la alegría a los dos, porque en ese momento la gente de Avelín, estaban muy atareadas en sus negocios de compras y ventas callejeras, del pan cuernito con abundantes Chipas de almidón de mandioca.

         No prestaron atención al recién bautizado caballo, que venía trayendo encima, hojas de laurel verde y retoño de palmera, como adornado en la montura y cuello de la bestia. Además con un cartel en la frente escrita que rezaba con el nombre nuevo, del gringo Willis, amigo de Perico Zagier.

         Pero un adiestrado curioso y flacucho de nacimiento, que más bien tenía el porte arrabalero, venido de la colonia Caucasia, para vender sus semillas de porotos y hojas de mentas y algunas flores de manzanilla.

         Les comento a Perico discretamente al oído:

         - ¿Dime buen hombre? ¿Es eso, el fin de algún rezo, de plegarias religiosas? ¡Oh que sera... qué! -pero Perico estaba muy lejos de contestar, y continuo adelante, aunque fue muy al revés para el joven Elfi, que no pudo callar y le contesto con cierto orgullo regional y dijo:

         - ¡Esto es un bautismo mi amigo! Además dejen de tanta tontería que no se usa aquí en Avelín. -después se seco la frente que la tenía ya muy irritada, por el sudor y trato de seguir para adelante, con su atento caballo bautizado.

         Pero el vendedor curioso, siguió con su disputa, porque se molesto por la repuesta del joven:

         - ¡Y ahora bien! ¿Cómo también ustedes pueden bautizar al caballo sin autorización municipal ni eclesiástica del lugar? -así el curioso le contesto muy irritados por culpa de la grosería de Elfi.

         Perico muy molesto dio la media vuelta y muy enfadado por la pregunta, le contesto con cierta ironía:

         - ¡Señor... mire en los ojos del animal! Y veras el porqué. -El curioso comerciante observa al animal, para saber con ciencias ciertas, si de que se trataba:

         - ¡Muy bien señor! Pero nada extraño vi, solo note que el animal tiene el ojo izquierdo de color marrón, mientras que el derecho de color azul agringado. -cuando Perico escucho decir así al varón, se intrigo mucho y limpiándose los ojos, trató de mirar al animal. Cuando admirado les contesto:

         - ¿Elfi... cómo puede ser así? Que Willis tenga los ojos de dos colores diferentes. -enseguida la tentación se agrando.

         Porque docenas de vendedores ambulantes de pilas de linternas, se acercaron a mirar, pero uno de ellos pregunto, sí como se llamaba el animal, para poder hablar con más claridad de asunto, cuando contesto Elfi y dijo:

         - ¡El pingo se llama Willsss... señores! -luego callo, porque no pudo pronunciar con claridad.

         Ma luego Elfi se avergonzó, por causa de la gente de escuelas, por haber pronunciado mal el nombre, también con la mirada hostil de Perico, quedo el pobre repentinamente mudo y para no agrandar más la cuestión, entre los ocasionales curiosos:

         Pero una doña que también estaba por Avelín de paso y con picardía de mujer arpía, calificó la conversación de todos ellos, cuando dijo:

         - ¡Con razón que los animales, tienen los ojos de diferentes colores aquí en Avelín! Pues muy pronto se verán traer sus consecuencias entre la gente. -después la mujer de paso, bostezando largamente mira si que tanto podía responder el dueño del corcel. Cuando Perico le respondió bruscamente:

         - ¡Bueno... Doña! El caballo se llama así... porque sí esa es la razón de todo ¿Esta claro ahora doña curiosa? -pero después la gente de la calle, gritaron diciendo:

         - ¡De muy lejos se ve la diferencia que tiene este animalito, porque no es de por aquí muy cerca, sino que es de la lejanía! ¡Es decir Europa!!!. -esto lleno de asombro a Elfi, quien se atrevió a contestarle:

         - ¿Cómo será así señores? Qué el pingo sea de tan lejos como están diciendo, si el pobrecito es nacido en el Barrio de Santa Librada de Avelín de Coronel, ¡nada más!. -después se escucho un murmullo del público, como de unos miles de abejas africanas juntas.

         Que zumbaba a los oídos de Perico y de Elfi, desaprobando sus afirmaciones tan cruelmente:

         - ¡Bueno... bueno... será... como será! Pero yo me voy de aquí, ante que explote en peores cosas. -dijo disgustado Perico a la concurrencia, dando la media vuelta para caminar.

         Pero no fue fácil borrar en las mentes de los parroquianos la curiosidad, además por culpa de las merodeadas del camionero de San Juan, que se mezclo prepotentemente a la discusión de identidad del pobre caballo, cuando dijo:

         - ¿Por favor? Déjeme observar al matungo sus ojos... y más luego le diré quién es, -luego de un buen rato de estar contemplando al animal, suspiro aliviado.

         Pero le gano de mano, un vendedor de refresco de naranja y tabaco picado, que al instante dijo:

         - ¿Hasta cuándo señor camionero estará mirando al animal, como viendo un vicho raro? -entonces el curioso de don Juan el camionero, se frunció el rostro y asombrado a la multitud, en alta voz dijo:

         - ¡Sí... Dios Santo! ¡Es igualito al otro...! ¿Cómo puede ser que sea así también el otros mis amigos? -estas palabras intrigan a Perico, porque quería saber, si a que era igual su caballo, además de que otro animal parecido habrás y dijo:

         - ¡Señor! Yo no se que esta usted insinuando. Porque no estoy entendiendo nada lo que quiere decir. -luego trato otra vez de alejarse del lugar, pero una turba de gente se agolpo para examinar mejor al animal, entonces don Juan aprovecho la ocasión para decir:

         - ¡Sí... miren... nada más! Porque tiene el ojo un lado azul y el otro lado marrón. -y todos callaron.

         Pero la sorpresa aún fue mayor para Perico, porque la gente de Avelín, se fijaron en el detalle del caballo, luego enseguida cambiaron a un rostro feliz, aunque otro muchos todavía opinaban, de que esa clase de animales abundaba, en todas Europa, además de que son muy apreciados.

         Y de repente la multitud cambio la conversación, pues unos cuantos voluntarios fueron a traer al joven Cartucho, el hijo menor de doña Salome la kiosquera, porque el pobre era un lampiño de nacimiento, para mostrar a la gente, como un ejemplo vivo de que todo es posible en esta vida, y que no estén ignorando nada.

         Y Perico se encolerizó, por eso ya no pudo hablar más con nadie, pues se sintió muy ofendido por las comparaciones que dieron de su caballo.

         Aunque la tormenta de conversación recién se inicio en el lugar, porque don Juan el camionero siguió con el razonamiento, diciéndole a la gente:

         - ¡Mis amigos! Hace un tiempo que lleve, una pareja a vacacionar a Empedrado, con un burro... ¡Con la misma característica que tiene este caballo! Pero cuándo le pregunte al dueño sobre el fenómeno, me dijeron que el animal fue tratado con química de fertilidad, traído de Europa... ¿Muy bien puede ser este animal, igual que el otro? -un silencio total, aunque la curiosidad recién empieza, y luego de pronto todos se miraron, para preguntarse si quién era el proveedor de la mezcla química, tanto como para los animales y las mujeres sin pasión promiscua de Avelín.

         Además de esto, había entre la gente, una alumna del último año de profesorado, que andaba por el lugar de rabona, y ella pensó que ese sería la gran ocasión de cambiarse los ojos de color azul, en lugar del odioso marrón sucio, que lucía desde sus nacimientos.

         También sin tener la imperiosa necesidad de viajar, para el Norte con un intérprete, para buscarse solución óptica a su problema emocional y tan lejos de su pueblo a la vez.

         Después muy diligente se presento frente a Perico, y con suma cautela, para que nadie escuche le dijo:

         - ¡Señor Perico! Si soy digna de su bendita voluntad de considerarme a mí, con sus experimentos, muy bien ya puede empezar conmigo ahora mismo, cambiándome los ojos. ¡Pero por favor que sean del mismo color, los dos lados! También que no sea como este animal, que le falló el invento. -Perico quedo mudo y sorprendido, ante la dama estudiantil del profesorado, y enojado y sin poder remediar lo que estaba sucediendo allí. Le contesto:

         - Qué diablos... está pasando aquí? En qué lío están metido y que embrollo son estas conversaciones. Además esto es maldad lo que están pensando de mí. -también en ese momento había políticos entre la multitud, pululando como Piraña, que estaban buscando votos, para su candidatura.

         Todos ellos estaban muy atentos a la habladuría de la gente, y sin perder las oportunidades, el Comisario se jactaba del bien que ya realizo en Avelín, todos el tiempo de su mandato. Asiendo alusión de los ojos azules.

         Asimismo hablaba de lo que seguirá haciendo por Avelín, si le vuelven a elegir, por eso largaban guampada de promesas tras guampada, como en tiempos del toril.

         Después dirigió la palabra al gran inventor, al señor Perico, cuando le dijo:

         - ¡Señor Perico! ¡Quién sabe! Si... Dios no se compadeció de las mujeres más desfavorecida de Avelín, para mandarle a Ud. con eso invento tan virtuoso y formidable, que trajo contigo y además darnos, para ser favorecido. -molesto el pobre Perico, le miro al jefe ambicioso de cosas nueva.

         Luego les respondió:

         - ¿No le estoy entiendo comisario? Si de que milagro me está hablando usted. Oh esta insinuando algo de mi persona públicamente. ¡Porque como Ud. sabe, de que yo no soy político ni nada de eso! -luego Perico trato otra vez, de retirarse del lugar, pero antes volvió amonestar al comisario duramente, con palabras de insulto, por meterete y atrevido que era en eso momento de problema.

         Enseguida después, la noticia del ojo azul recorrió por las calles de la ciudad de Avelín, puerta por puerta.

         También después las buenas nuevas de los ojos azules. Fueron llevadas por las mujeres de moda y del buen gusto y coquetona, al cuerpo de Profesores y voluntarios de las escuelas de adultos de Avelín.

         Y después que sufrió la trifulca callejera, el señor Intendente municipal, pensó invitar en su oficina a Perico, porque además dijo que mejor sería si le diera una licencia, para que trabajara libremente en la ciudad con sus inventos.

         Porque eso significaría unas entradas de divisas al pueblo, además de esto, muy pronto tendría su propia mujer el gran placer de estrenar unos ojos azules, que le dejaría fascinado con su brillo, aunque sea como de una gringa falsa.

         Por esos y por otras muchas cosas más, ese día llamo el comisario a Perico en su oficina, proponiéndole el permiso para que abriera nuevos empleos en el pueblo, con una eficiente propaganda por la radio de vibración Local.

         Pero todo esto le parecía una burla amarga de la vida al apurado gringo, y se molesto que el jefe municipal, de que fuese más allá del asunto, y que este molestando por cosas absurdas de la vida de Avelín.

         Entonces Perico, resentido de haber sido quebrantado por los deleites egoístas del mundo joven de Avelín. Propuso al señor Intendente, para tener nuevas entrevistas para el próximo lunes.

         Después de haberse levantado Perico del asiento, el ayudante de secretario municipal le comento a su jefe:

         - ¡Señor! El pueblo afuera está esperando, para congratular al gran inventor de los ojos azules. -en efecto fue así. Porque una nutrida concurrencia gritaba alborozado, al gran descubridor diciendo a voces: "Bibí... rara, bibí... rarara, al gran inventor de los ojos azules". Alborozados gritaban sin poder callar, por varias horas.

         Más tarde se extendió la manifestación por las calles, gritando la multitud, festejaban el descubrimiento, luego cantaban la estrofa escrita por la canta autora, Luda de Coronel, también ni siquiera pensaron, si estaban entonando bien o mal el canto.

         En ese momento no fue el mejor tiempo, para el pobre Perico, porque él cambió momentáneamente de su propia costumbre, para algo tan excitantes.    

         Entonces después se puso a protegerse adiestra y siniestra de la habladuría melosa. Aunque la gente nadie le entendió, solo se pasaron aquel día festejando el invento y aplaudiendo al genio, Perico Zagier, gente linda de Europa.

 

 

 

CAPÍTULO 8

 

         Pero allá en la ciudad de Empedrado, la llegada del matrimonio Kolki, a las aguas del complejo vacacional, no fue muy bien recibida por la gente turistas del lugar.

         Porque Olga, con sus cuarenta abriles y arrugas visibles en el rostro, dejaba mucho en que pensar a los excursionistas, como ella decía que fue iluminada por la buena conciencia y la continuidad familiar con el deleite matrimonial eficaz.

         Además de esto, dijeron venir para tornar una apetecible luna de miel, en las aguas cristalinas del Tirol, dejando para más luego, el hacer bien o mal, lo que traía en mente.

         También los rengueo de Pablo y los malos olores de sus botas viejas de cueros, a la asistencia no le cayó muy bien, porque además pensaron mal del matrimonio, cuando dijeron: "El pobre matungo esta igualito que su burro, asimismo como podrá el alocado marido fertilizar algo, si ya no posee nada para el mismo" -después se formo una gran discusión entre el turista y vendedores ambulantes de cigarrillos, que luego termino en una alocada riña.

         Pues decían: "que el milagro se podría realizarse si los dos tuvieran fe en algo" Pero este dicho le pareció de muy mal gusto, a un ministro protestante, cuando duramente les censuró: "¿Cómo tendrán fe estos infieles? Si no saben lo que es el bien ni el mal todavía. Además como le estoy viendo la conducta de los dos, que son como unos pares de herejes y contumaces, que no deja ninguna duda de su maldad" -y las palabras del ministro molesto, a una persona de entre la multitud, porque no creía que era tan necesario tener fe, para procrear un hijo para el amor matrimonial. Por eso le dijo:

         - ¡Señor ministro! Me extraña de usted, el juzgar sin conocer a la gente y decir infieles y contumaces a los dos. Además queda muy mal recibir así al turista que viene trayendo su aporte económico al lugar. -cuando el señor ministro escucha la respuesta, se levanto de su asiento muy ofendido, protestando por haberse cruzado alguien en su camino, luego contesto y dijo:

         - ¡Esta bien... señor! Pero la palabra fe, es para los de la fe nada más ¡Es decir para los Santos! Y de Santos no tienen nada estos dos seres humanos... y europeo y hasta luego. -y se fue muy disgustado a tomar su montura, alejándose del lugar galopando y esparciendo polvaredas.

         También la disputa se suscito, por causa de que Pablo no se había cambiado de ropa y apestaba entre los turistas. Asimismo el muy juvenil, empezó a jugar con su trompo de guayaba, levantando polvo y haciendo bolar a los aires peligrosos pedazos del piso, sin pensar las consecuencias.

         Hasta ya había persona que estaba esquivándose de las piedras voladoras. Y otros corría a refugiarse del peligroso trompo de guayaba, que sonaba como un rayo al caer con fuerza al piso de cementos encerados.

         Pero cuando llego la hora de ser recibido por el dientudo administrador de hotel, lo primero que hace Pablo es en preguntar los precios de habitación con los servicios.

         Muy pronto se pusieron de acuerdo del precio: "porque en diez día de confortable estadía, vale la pena gastar todo el dinero ganado en la cosecha de algodón y soja del pasado año" -pensó Pablo con su mujer.

         Además también, estaba presente el encargue del heredero de los Kolki, que sería concebido en el tiempo vacacional a orilla de la termal y florecientes serranía.

 

 

 

CAPÍTULO 9

 

         Después la gente llegaba en montones de todas partes, para ubicarse enfrente de la residencia de Perico, para ver el resultado del invento. Aunque después los curiosos fueron obligados abandonar por la policía el lugar.

         Mas allá en Avelín de Coronel, llegan a oídos de Perico las voces de los gentíos, luego se asoma a la ventana de cristal, y cuando les vieron la reacción del público fue tal, que les dieron unos calurosos aplausos y vocifero.

         Inmediatamente Perico a las muy comprometidas ovaciones contesta, con una encorvadura de cabeza tronco y extremidades, dando gracias con esos gestos.

         Enseguida después, les pidió a uno de ellos que se acercara más, para preguntarle de algo, pero el perro del hotelero atado en el portón, no de le dejo avanzar.

         Entonces Perico con una seña consintió al animal, para que dejara andar al jovencito que estaba esperanzado, para conseguir los ojos azules de sus manos.

         Luego Perico le pregunto y dijo:

         - ¿Qué día es hoy y que fecha también? Porque estoy perdido, que no recuerdo muy bien, nada de eso.

         - ¡Hoy es Martes treces... señor! -el jovencito quedo pensando en lo que dijo, además si porque le pregunto de eso.

         Después como unos sedientos pájaros, la concurrencia murmuraron en coro: "¿Es Martes treces... día de mala suerte? ¿Y quién nos salvara ahora?" -al instante después, Perico toma ventaja de la confusión de la multitud, luego le metió más temor del cuento:

         - ¡Sí! Como oyeron... hoy es Marte treces, y nadie debe salir de su casa, porque además es día del diablo, -y vuelve para esconderse de la multitud.

         A los instantes después la multitud dio rienda suelta a su Imaginación y dijeron: "¡Si... es cierto! ¡Dios mío! Y ahora quien nos puede librar del día Martes treces... que es pura maldad" -al rato todos se marcharon despejando los caminos.

         Después de un buen tiempo, el perro barcino nuevamente se enfureció, por la presencia de un alunado en el portón, de nombre Federico, hijo de uno de los Diputados Municipal de Avelín de Coronel.

         Y tuvo que salir Perico, para defender al indefenso jovenzuelo de las mordeduras del canino. Además el mozo tenían convulsiones en lo día de luna llena, y en ese momento el pobre estaba viviendo alejado de su mente.

         Cómo según dice la madre, que nació con tanta mala suerte, de algunos ataques epilépticos. Desde entonce los días de luna llena, sufre peligrosas sacudidas en su cuerpo.

         Una vez que estuvo frente de Perico, el joven se mantuvo callado, entonces le tomo del brazo y lo llevo a la sala del comedor, allí con seña de los dedos, le indico sí que estaba deseando, que él estaba a sus órdenes.

         Entonces Federico trato de hacerse entender con palabras y seña de los dedos. Pero cuando Perico entendió muy bien el deseo del caballero necesitado, le miro al rostro.

         Pero el lunático siguió con su seña, dando a entender que Perico estaba dotado de poderes celestiales, como las que tiene la venerada Santa Bárbara Bendita.

         Los gestos del enfermo fueron también suficiente, para el amigo Elfi que por casualidad se encontraba allí y se asombro y dijo disimuladamente: "Qué estaba entendiendo muy bien, el deseo del joven, porque el mismo estaba esperando ver algunos milagros, de parte de su amigo Perico".

         De pronto Perico se enfado con Elfi y con el mismo afectado Federico, porque se encontró burlado por tanto delirio de la gente. "Después les dijo de que ni quería pensar lo que estaban calculando el resto de la población afuera".

         Porque se veían otra vez, mujeres de todas las edades sentadas en la vereda, esperando recibir el tan apreciado ojo azul, lo más pronto posible. También al parecer ya ni el Marte treces le estaba importando a la muchedumbre.

         Entonces Perico se movía de un lado para otro, con la mirada puesto al intruso visitante, aunque Federico tenía el deseo en quedarse hasta recibir alguna repuesta a su mal, a razón de eso Perico le tuvo lástima y les dijo:

         - ¡Bueno el mal ya está hecho! Elfi, dame ahora tu honda de goma con algunas bolas que tiene en el bolso. -Impaciente les pidió, porque sabía que la bondad de Elfi era tan grande, para con su amigo, enseguida le trajo la bolsita de cazas y pesca completo y dijo:

         - ¡Elfi! ¿pero que hacen, estos zapito Isabel en tu bolsa de pesca? Qué no puedo entender todavía. -asustado le pregunto a los oídos al modoso.

         Pero Elfi sin ningún reparo le contesta:

         - ¡Estos animalito uso como carnada! Cuándo no cazo pajaritos... ¿me entiende ahora? -Elfi miro al rostro de su amigo y muy pronto adivino las intenciones de Perico.

         Porque Perico tenía las brillantes de mil ideas, para hacer con los zapitos de panza frías, cualesquiera cosas.

         Entonces al rato después, llamo a Federico y les pregunto, si es verdad que él quería ser libre del diablo, que le atormentaba en día de luna nueva.

         Cómo estaba pensando Perico: "Que si el diablo entro en paz, ahora que salga en apuro" -después toma en sus manos el zapo y deposita en el pantalón del joven con problema, y cuando Federico sintió en su estomago la fría pieza del alópata y moverse en su trasero, corrió enloquecido por la calle de Avelín Coronel.

         Pidiendo socorro para que lo libren del infernal momento, pero a las siguientes horas cansado y rendido el pobre de Federico, confesó haber recibido como mil patadas de caballo juntos al trasero.

         Pero también se sintió muy agradecido de haber sido sanado, como además comentaron la hermana mayor de nombre Anita, cuando dijo "Fue un día de coses para el pobre de mi hermano, pero al fin se le ve muy sano" -después el mundo entero alabó a Perico en procesión, por las calles.

 

 

 

CAPÍTULO 10

 

         El día siguiente muy temprano, con el consentimiento de la madre Elfi fue a pescar con Perico en el Río Tacuary. Aunque antes dejaron al pingo Willis en la caballeriza, y también rogaron a la señora Laulia, para que le cuidara.

         Una vez por el caminos Perico y Elfi, pensaron trabajar en algún Invento Real que sean buenos, para la humanidad sufrida de Avelín de Coronel y en sus alrededores.

         Por esos se pusieron de acuerdo, en lugar de pescar construir una cueva en los barrancos del río, para abrir allí la oficina de experimentos.

         Una vez que llegaron allá empezaron muy pronto a cavar el barranco, aunque Elfi fue el que trabajaba más, porque además tenía en mente hacer algo útil, a las gentes de su pueblo.

         Pero en pleno labor, fue encontrada por sus amigos íntimo de nombre Moncho, hijo del sargento de compañía de Potrerito, dependiente de la comisaria de Avelín de Coronel.

         Que vino buscando pescado fresco, para la fiesta de casamiento de su hermana menor, con el conscripto raboneante de la misma alcaldía.

         Cuando Moncho descubrió a los dos, se confundieron en abraso como amigos viejos que eran, después desmontaron los otros amigos que vinieron con él a pescar, de nombre de pila José y el otro Chico Llano. Todos ellos de la misma localidad.

         Luego de tanto hablar el Moncho invito a Perico, para que fueran en casa de su padre, por cuanto que allá encontrarían más material, para sus fructíferas ideas.

         Y como no pudo convencerlo, muy disgustado el Moncho se monto en su caballo y juro vengarse de los dos, porque osaron aceptar su tan amistosa invitación.

         Cuando llegaron en la alcaldía, el Moncho con sus amigos, corrieron hasta la oficina principal del sargento. Que tenían establecido debajo del perchel de maíz blanco, además adonde almacenaban fardos de quesos y bolsas de chicharrones con harina de maíz.

         Cuando el sargento vio a su hijo Monchito, mojado de pies a cabeza por el sudor, pregunto a José sí que le había pasado a su muy querido hijo, cuando dijo:

         - ¿Qué sucedió a mi Monchito, José por el camino? ¿Y quiénes son los que les agredieron a mi prole? Porque yo entiendo muy bien, cuando mi hijo está disgustado de algo, se le nota en el rostro. -también el muy afectado Moncho estaba recostado al horcón principal de la oficina y desde ahí antes que José hablara, él respondió y dijo:

         - ¡Mía... pa ...! Sabe que vimos a unos guerrilleros de color blancos y negro. También al parecer estos será los que se dicen por Avelín de Coronel. Los Copas Bancas hijos de los Políticos, -luego demostró que se encontraba muy cansado, de tanto corretear por los caminos improvisados, hasta llegar a la casa en Potrerito:

         - ¡Muy bien hijo! Pueden ser estos los guerrilleros, que sacaron los patacones prestados, del Bancos de la Nación y hasta el día de hoy no han devuelto ni unos centavos a sus dueños y obstaron por el destierro, para vivir encubierto, -le contesto el padre un tanto preocupado, por las noticias.

         También después de un tiempo prudente, como la de un filósofo, el sargento se convenció de que muy bien podían ser ellos, los guerrilleros que estaban apestando la región.

         Y desde ese mismo momento, empezó alistarse para afrentar a los Copas Banco, como él dijo, después forma una excursión armada, con los flamantes de su compañía.

         Entonces ordeno al hijo y a los dos amigos presente, de que se alisten en media hora, para arrancar a la batalla. Pero de pronto viene llegando la suegra y pregunta, diciendo:

         - ¡Dios mío, sargento! ¿Qué son esa preparación bélica, tan acelerado que están armando? -pero el sargento con el tropel de apuros no le contesto nada, y siguió empaquetando una pelota de queso con una torta de almidón.

         Además de esto, toman también una botella de litro, lleno de caña destilada clandestinamente, que fueron tomado en su último procedimiento, después de la función de toril del barrio de San Ramón el Consorte.

         Y después dijo:

         - ¡Traiga aquí la carretilla, José! -Inmediatamente se cumplió la orden y trajo él vehículo. Mientra que el acomoda el cinturón con el loco recortado, adquirido por su hermano, en la revolución del cuarenta y siete en el pueblo de Cachito, de manos de algunos rebelde, llamado los Liberales.

         Como si esto fuera poco, también tomo el barril de pólvora de caza, con sus respectivo sacos de alambre de púa recortados, con su valija de espoleta de un viejo fusil del tiempo de la Triple Alianza, pero de pronto interrumpe Moncho y dice:

         - ¡Mía... Pa...! ¿Quién llevara la carretilla de mano? ¡Porque para decir la verdad, mire mi dedo! -mostrándole el callo de sus manos derecha, entonces el padre le dice:

         - ¡Y bueno hijo mío! ¿No son tres lo que ven mis ojos ahora? -dijo así para darle a entender a su muchacho, que son suficiente con ellos, para empujar él vehículo: -entonces Chico Llano se encontró afectado por la mirada del Sargento y tubo que buscar alivio, y dijo:

         - ¡Sí mi sargento! Pero es muy pesado el transporte en cuestión, para nosotros tres solamente. -además el mismo sufría desde su niñez, la flojera y la molestia de estar queriendo trabajar gratis para otros. Pero la voz prepotente del Sargento se hizo sentir, cuando dijo:

         - ¡Atención... soldados! Ahora andando a paso rápido, o se escapara la presa que me comentaron. -al rato se escucha unos fuertes chirrido de hierro viejo de la carretilla, por los caminos de empalizada y muy cercano al chiquero de cerdos de origen muy dudoso.

         Pues como no había otro remedio, salió José empujando la carretilla de mano, y con el llanto de siempre de la rueda seca, por el caminito cubierto de yerba trenzada.

         Y más detrás caminaba perezosamente la autoridad de Potrerito. Pero cuando la señora del sargento, descubrió desde lejos la fatiga del pobre José, tira al suelo su machete y azada y fue a su auxilio, empujando la carretilla.

         Después la pobre mujer iba muy por detrás de la comitiva empujando la vieja carretilla, con la carga de guerra en dirección al río Tacuary, adonde según Moncho, José y Chico Llanos, vieron a unos fugitivos de la ley.

         También el pajonal y el declive, se pusieron más cerrado cada segundo que iba pasando, entonces de pronto se escucho una voz femenina, que pedía un alto de emergencia al pelotón, porque su alma estaba muriendo de cansancio.

         Como un milagro de la que muy poco suceden y más aún el sargento pregunta muy sorprendido y dijo:

         - ¿Cómo mi querida mujer? Cumpliendo con orden de la autoridad policial, ¿También con quien quedo el cuido de la chacra y de su limpieza? -así la pobre fue criticada por el marido, por cuanto que le vio empujando la carretilla, desahuciada a la vez en la última fila, cuando ella contesta:

         - ¡No es eso solamente sargento! Fue que mis ojos, se impactaron cuando vi al joven José morirse, empujando la condenada carreta, por eso deseo colaborar en la búsqueda urgente de los milicos en cuestión. -luego se sentó en la ladera del camino, jadeando con la boca abierta, respirando a gran volumen, entonces le contesta el sargento y dice:

         - ¡Muy bien dicho mujer! Así se habla como una valiente heroína nacional, aunque sea hoy una triste chacarera, está demostrando el deseo de servir a la patria, para poner a los guerrilleros en progreso de la justicia. -además el sargento intento seguir por los caminos, como si nada había pasado en la fila, hasta que se dejo escuchar una voz que le dijo:

         - ¡Alto! ¡No... y mil veces que no! Mi querido marido estas muy equivocado en su conversación... no digas nunca más, progresa, diga bien las palabras como son ¡Diga, Proceso! -pero más después, los jóvenes también pararon en el camino, para descansar y espantar a las molestosas picadas de los mosquitos y tábanos. Pero entonces el sargento dijo:

         - ¡Esta bien... mujer! Sea como sea, pero el buey tiene que guiar hasta el final. Eso es lo que nos hemos propuesto hacer en el día de hoy. -a pesar de la angustia de Monchito por el dolor del talón, también por el uso indebido de unos zapatos seco de cuero de buey.

         Además eran muy visibles que el calzado nuevo, ya estaba triturando los débiles pies del pobre muchacho.

         También ya se le estaba notando al joven danzar y saltar de dolor, además de esto, estaba llevando en sus manos al condenado calzado de cuero duro.

         Luego los ademanes de suplicio del gran dolor de Monchito, y de estar zapateando de angustia.

         Estos gestos del recluta, molesto en gran manera al sargento y ofendido por la mala formación de la fuerza pública, se para en medio del camino, para pedir explicación.

         Cuando dijo:

         - ¿Cómo puede ser así Monchito? Qué de tanta pereza, este rengueando como un perro pelón. Siendo que fuiste llamado bajo bandera, para servir a la ley. -pero para el joven, ya nada le eran agradable por la intensa aflicción que venía sufriendo por el camino, y la mujer tubo que decir:

         - ¡Esta muy bien eso, mi sargento! Del llamado bajo bandera y la orden de la ley. ¿Pero mire primero el talón sangrante de tu hijo, el recluta? -al instante reprocho Cirilo, y dijo también, para ayudar a su mejor amigo de infancia.

         Entonces paro la tropa en pleno campo y el Sargento se sentó sobre un montículo de tierra, desde allá ordena al recluta presentarse con el cuerpo del delito:

         - ¡Soldado! ¿Qué fue lo que usted está reclamando ante la ley? Para que se le hagan justicias. -quedo el pobre Moncho sin respiración y casi llorando de dolor, también de miedo del señor Comandante de pelotón, le contesta tembloroso y buscando justicia a la vez:

         - ¡No... es... eso mía... pa ...! Lo que siento son mis pies, y que totalmente aniquilado están, por culpas de las inclemencias de los caminos y de tanto pisar la tierra seca por un largo rato. -y la madre muy atenta escucha y sale a la defensa de su único hijo y dice:

         - ¡No es aniquilado Monchito! Si no anestesiado mi hijo. También trate de hablar bien y no sea como tu padre, que es solamente como unos brutos sargentos de compañías que rellenan el país. -después se calma un poco, el pobre joven adolorido y más luego contesta el Monchito y dice:

         - ¡Bueno mía... ma...! Sera eso, porque ya no siento el talón derecho como antes, -una vez terminada la controvertida disciplina. El sargento dio el fallo y luego ordeno, diciendo:

         - ¡Tome su calzado en disputa recluta! Y cuelgue en la rama de aquel árbol caminero, luego mañana a la luz del día, los cuervos darán cuenta a sus afilados pico, al desacatado de la ley, -aunque eso no era lo debido para su dolor. Pero para tranquilizarse el Monchito pregunto de nuevo:

         - ¡Mía... pa...! ¿Entonces las prenda de vestir, también fueron llamado bajo bandera? Según la ley oral y escritas ¿Eso es lo que me estás diciendo ahorita? -luego siguió fijándose en su defensora, para ver si que opinaba sobre el asunto antes que otro dijera algo, entonces comento la mujer:

         - ¿Hasta cuando mi sargento? Sus labios no dirán las cosas como son, -así dijo para defender al hijo recluta. Antes que le estén condenando, para hacer algún suplicio mayor, que se puede conocer en el rango policial:

         - ¡Esta muy bien empírica maestra, por su colaboración! - así dijo y luego le nombra a su mujer como cabo auxiliar en nombre del poder que le fue concedido, por el comisario de Avelín de Coronel.

         Y espero por un buen rato más, para examinar que decía su mujer, antes tal bienaventurado asenso de raboneante, pero como no hubo quejas y como punto seguido se dio por terminada la reunión, luego la comitiva se fueron caminando, por el trayecto de un Cruce Falso, en dirección al ferrocarril de Avelín de Coronel.

         También el Sol del atardecer abre el apetito de la tropa en movimiento, por esa causa el jefe ordena un alto en la lomada del Poniente, muy cerca del arroyo Sati, de donde el pueblano cosecha abundantes bagres amarillos.

         Enseguida el sargento toma los víveres, luego de inmediato ordena recostarse al recluta Monchito, José y Chico Llano, pero también en ese momento exige el aseo personal y limpieza del lugar de reunión para el almuerzo, que de pronto fue cumplido la orden, por la misma mujer recientemente ascendida.

         Cuando José dijo:

         - ¡Su mujer sargento, empuja muy bien la carretilla! Y es de puro trabajar la pobre mujer, -luego se sienta el pobre José sobre un montículo de tierra, nido de hormigas coloradas, para descansar allá su trasero destrozado, entonces el orgulloso sargento de compañía responde y dice:

         - ¡Bien dicho recluta! Esta aprobado, porque yo le aseguro que después de terminar la misión de capturar a los guerrilleros, le daré un refrigerio de puro trapo a la mujer, por su servicio brillante que realizo en la fila policial, -así sabiamente el jefe respondió, y con la mirada atenta de Monchito y José. Pero la sufrida mujer no estaba muy creída en las palabras del marido.

         Por eso lo descalifico, diciéndole:

         - ¡No, sargento! No diga más así, porque la palabra es a puro trapo, como se dice vulgarmente, ¿además cuando va a aprender a decir las cosas, como se debe decir? -después la recién ascendida se mostro muy cansada.

         Pero el, orgulloso le contesta:

         - ¡Bien mujer! Como estoy viendo, que está metida en todo, pero ahora falta que continúe empujando la carreta hasta el final del trayecto, -también en ese momento los oídos estaban encendidos y listo para responderle.

         Porque deseaban proteger a la victima mujer, aunque callaron después por prudencia, y para tener una buena digestión. Enseguida después que el sargento reparte la tortilla de almidón, con un trocito de queso, y todo el mundo se acomodó para alimentarse.

         Mientras tanto la mujer protestaba, por la mala conducta y excesiva autoridad del jefe, además que se imponía con acento de mal criado, para con sus prójimos y su propia familia.

         Entonces el cabecilla se mostro muy molesto, por la conducta indebida de su propia mujer, También si porque está reclamando algo muy severo.

         Cuando les dijo:

         - ¡Bien... mujer! Simplemente que no está en la lista de reclutas, para que se le den alimentos, porque nada tengo también para darte, además deje de estar protestando como un niño mal criado, -después el jefe se sentó sobre un tronco de madera podrida, como si nada hubiera pasado allí entre ellos:

         - ¿Cómo se atreve mi sargento, hacerme trabajar sin alimento, siendo que soy un cabo asistente? -pregunto la mujer lloriqueando por primera vez en su perra vida:

         - ¡No es... para tanto mía... ma...! Para que llore por unos pedazos de queso... y pan de almidón, -muy molesto le regaño el Monchito a su nerviosa madre, -además José se disgusto por la protesta de la mujer, cuando les dijo muy molesto a todos los presentes:

         - Señora, ¡Son estos llantos como de funerales! Y de una mujer extraviada que interrumpen mi paz y no puedo comer tranquilo -luego se lamento José ante su superior, pero sin dejar de masticar sus alimentos:

         - ¿Vio mujer? ¡Qué ha logrado con tus quejas! Solamente que la tropa se retarde más en su misión. Ahora retírese del comedor, está sirviendo de escándalo, -enseguida después el sargento se puso a saborear de nuevo, con gran energía el bocadillo que tenían preparado.

         Pero ella no se calla y dijo:

         - ¡Sargento! El hambre abrió en mi estomago un hueco del tamaño de un barril. Que hacen ruidos como el ronquido de un perro ovejero desorientado, -reclama otra vez la mujer desesperada, queriendo comer algo.

         Como la insistencia de la mujer fue continua, entonces el sargento ordeno parar el almuerzo, luego continuar con la misión de deambular, rumbo para adonde se encuentra los guerrilleros.

         Y de acuerdo como denunciaron los informantes, de la ilegalidad de estar cavando el barranco del río Tacuary, para su madriguera, como guerrillero.

         Además la noche se presentan muy caluroso, con muchas nubes tempraneras sobre el cielo de Avelín, además siendo ya casi la media noche, el cansancio venció al Monchito, por eso se paro entre los Matorrales y dijo:

         - ¡Mía... pa ...! Ya no veo el camino por ningún lado, también la musiquita a los oídos del grillo, ya me tiene cansado y loco, -casi bamboleando el pobre, llego asentar su trasero sobre un tronco de madera.

         Al decir verdad mi hijo... también el sargento fue hecho de un material de carne y hueso. -dijo así el sargento, luego se agarro de un poste de alambrado de púa, para no caer de cansancio al suelo. Pero el curioso José dice:

         - ¿Cómo es eso de carne y hueso mi sargento? -dijo así, porque tenía fresquito en mente el dicho de su padre, cuando les dijo que los sargentos son hechos de pimienta y ají morrón molidos en los morteros de madera, -pero el cansancio le consumió al sargento, aunque dijo:

         - ¡Vaya José! Qué sorprendido está con usted. ¿Acaso no sabes que soy de carne y huesos, igualito también a ustedes? -pero José todavía no salió de la duda y dijo:

         - Entonces en ese caso es usted un sargento muy barato en Avelín. -además no estaban totalmente claro en la mente de José sobre la verdaderas identidad del sargento de compañía, también como le afirmo una vez su padre.

         - ¿Cómo es eso de barato joven José? Acláreme de eso si que significa, de que soy muy barato... -pregunto el sargento, luego se levanto ofendido de donde estaba sentado, para desperezarse a la vez. Entonces José dijo otra vez:

         - Como usted entenderá mi sargento, que mi padre conto que en un baile de campaña, hubo una horrenda balacera y contienda entre parejas rivales. ¡Pero cuando mi padre impuso el orden a los desacatados! -y paro José de hablar por un momento y más luego miro a su alredor.

         Pero el sargento se moría de curioso y dijo:

         - ¿Y qué tiene que ver con todo esto José? con una balacera y contiendas en un baile común. -allí José expuso otra vez lo que su padre le dijo:

         - ¡Sí, y mil veces que sí! Escuche como le vine contando sobre Él padre, que fue también un sargento. El pobre de mi papá, con látigo y cañón del trabuco, puso el orden en el baile y después continuo por dos semanas más la fiesta, -de pronto todos se miraron:

         - ¡Continuo sin entender joven José! También no sé lo que quiere decir, pero si ya sé que eres un buen charlatán y de sietes suela; -después de pronto el sargento se levanta y accidentalmente golpea la cabeza en una rama alargada de un árbol caído.

         A continuación el jefe policial alucino y después dio a entender que sufría de necedad crónica, luego se quita la gorra de la ya agrandada cabeza por el golpe. Y su mujer al segundo de tiempo se dio cuenta, de la grave falta de su marido. Pero José de nada estaba percatado.

         Y siguió con la historia que su padre le contó:

         - Es muy simple mi sargento, hablar solamente de la historia de mi padre, para este caso, -continuo José diciendo, pero se le vio al sargento sudar de impaciente y de molestia:

         - ¿Bueno, diga pues de una buena vez? ¿Entonces de que están echo los sargentos? -reclamo así.

         Después volvió a poner el sombrero de cuero duro sobre la cabeza, para cubrir mayormente el rostro y además para escuchar mejor lo que contestaría José, y si que dirían los demás integrantes también:

         - ¡Cómo usted verá señor! Los sargentos son hechos de un material verde, que se llama Pimienta y Ají morrones... disecado al Sol en el verano, -después de decir así, aguardo la reacción del superior, para correr o sufrir el castigo al instante como un buen recluta. Entonces escucho decir:

         - ¡Debería arrestarlo joven José! Por la burla prestada a la autoridad Civil del país, -además el jefe se tragaba la saliva de rabia en impotentes.

         Pero de pronto la mujer se puso a reírse a carcajada, después ella trato por todos los medio de tranquilizarse, para contar su propia historia, que trataba acerca del sargento, que una vez le contaron en una fiesta de baile campesina.

         Porque ella estaba muy resentida con su marido, pues no le dio a comer ni beber nada todos el trayecto, y por tenerlo sometida en la eterna esclavitud.

         Por eso dijo:

         - ¡No... solo de pimienta y ají! Están hechos los sargentos, pues recuerdo que una mujer contó una vez que le pusieron a la masa para fabricar sargento de campaña, ají morrón colorados. Aunque el pobre matungo de mi marido, fue hecho por la manos Santas de nuestros Señor, que está en los Cielos. ¿No les parese que fue así? -luego pregunto irónicamente a todos.

         Entonces les responde el sargento y dice:

         - ¡Bueno! ¿ y qué más tengo pegado al hombro mujer... y diga usted también joven José? Ustedes que han puesto mi identidad en tela de juicio antes tantos testigos, -al rato contesta José, pero como deseaba saber algo más dijo:

         - ¡Cómo usted verá mi sargento! Yo nunca sabia que los sargentos, además de tener pimienta y ají morrones en la masa, y ahora tenga también de eso que usted dice ahora, el tal. ¡Tela de juicio! -y tomando la palabra la mujer, dijo que no termino todavía de contar, porque le afirmó más de sus quejas, diciéndole así:

         - ¡Bueno eso de tela de juicio! Para decir verdad, son para mí muy nuevos. Pero lo que ya se, es que los sargentos tienen un poncho negro y sucio montado al hombro. ¡Además de esto, también mantiene a sus mujeres muerta de hambre y sin descanso, para servirle!, -cuando escucho el sargento las palabras de reproche, se conmovió en lo más profundo de su alma, y lloro amargamente como un niño recién nacido:

         - ¿Bueno mi sargento, que son eso llantos de perro callejero que tiene? También ya veo chorrear las lágrimas de cocodrilo, por el ojo Izquierdo, -manifestó José desaprobando la conducta del sargento. Asimismo dramatizó un poco Monchito, cuando vio a su progenitor llorar de esa manera.

         - ¡Pero mía... pa...! No entre al velorio de esta manera, espere primero que alguno muera en la lucha. -luego el joven Monchito trato de poner en orden la discusión, antes que algún extraño sé de cuenta del afeminado que estaba encarnando su padre, en lugar de dar gloria y honra a la fuerza policial que representaba.

         Entonces el sargento se defiende y dice:

         - ¡Mi mujer me acusa en este día! De ser un tirano maldito que la tengo muerta de hambre, pero vean esto, que le estoy obsequiando de mi alimento que traje, -entonces la hambrienta mujer alarga las manos, para recoger lo ofrecido y antes que el marido se arrepienta.

         Pero, José y el Chico Llano tienen algo que decir en esta ocasión y dando un paso adelante José dijo:

         - ¡La misión... creo que no fue para discutir entre nosotros! Si no para arrestar a los guerrilleros ¿Verdad que fue así mi sargento de compañía? -luego la premura del Chico Llano no le deja contestar al sargento y se arregla sus pantalones que estaban llenos de barros y de espina de cadillos y luego dijo paulatinamente:

         - Yo pienso como joven que soy que el sargento debiera comportarse mejor y no llorar en presencia de nadie, como una perra por sus hijos, -luego toma la delantera el desabrido sargento y se acomoda el sombrero y dice:

         - ¡Para decir la verdad! Si mi hijo... pero siempre el diablo tiene su emisario en una misión militar, para extorsionar las cosas a su manera, -la contestación del sargento les pareció buena y reconocieron que estaba en los cierto, para justificarse de todo su mal.       

 

 CAPÍTULOS 11 al 30......

 






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