Portal Guaraní - CIUDAD ALTA, CIUDAD BAJA (I PARTE) - Por Toni Roberto

No soy historiador, soy solo un animador de pequeñas historias barriales como le decía el lunes pasado a Mike Silvero y la mesa de periodistas en canal GEN.

Allá hacia 1899, pasar la calle Brasil era una aventura que formaba parte de la expansión de Asunción hacia el Este, al mismo tiempo que hacia el Sur lo hacía el barrio Gral. Díaz. Pero este antiguo paraje que en parte era propiedad de don Toribio Vargas recién se empieza a consolidar como barrio después de la Guerra del Chaco, tal vez por el fervor religioso con la construcción de la Iglesia de San Miguel Arcángel o por el inicio de los logros deportivos del club Atlético Ciudad Nueva, que se fundaba en 1944.

Geográficamente en ese cuadrilátero que forman las avenidas Perú, Mcal. López, Eusebio Ayala y Gral. Santos tenemos dos “Ciudad Nueva”, la zona alta en esa especie de “atalaya que toca el cielo” que es la iglesia, los pasajes entre ellos, el Uruguay y la zona más baja donde quedaba el primer local del club, y el actual ya más hacia el Sur.

El club Ciudad Nueva, fundado en 1944, fue en los años 50 y 60 una de las glorias del basquetbol paraguayo y quedaba en la esquina de Buenos Aires y Santa Fe, hoy Cnel. Irrazábal y 25 de Mayo, donde actualmente es el estacionamiento de un centro de análisis laboratorial y donde debería estar una placa para refrescar la frágil memoria histórico-barrial de los asuncenos.

Para la construcción de la iglesia trabajó todo el barrio y entre los chicos que llevaban ladrillos para su construcción estaba nada más y nada menos que el gran Demetrio Ortiz, creador de las guaranias paraguayas más populares a nivel mundial como lo son “Recuerdos de Ypacaraí” y “Mis noches sin ti”. Nos cuenta su hija la Dra. Esperanza Ortiz: “Cuando empezaron a reunirse los vecinos, viendo la necesidad de tener un oratorio o una iglesia, recurrieron a la Parroquia de San Roque, donde se realizaban todos los bautismos de esa zona en esa época. Entonces, las autoridades eclesiásticas autorizaron la construcción de la Iglesia de San Miguel en 1941 y pasó a ser parroquia en 1942. Todos los vecinos se unieron para hacer realidad ese sueño. Los ladrillos se hacían en la Laguna Pytã ( hoy Emergencias Médicas), acarreaban en carretillas ellos mismos los materiales siendo dirigidos por el maestro de obras, las señoras del barrio ofrecían los famosos tereré rupa, los almuerzos, y así como una gran familia la construyeron todos juntos, es por eso que sigue viva muy fuerte en los corazones de los vecinos de Ciudad Nueva esa iglesia que es un símbolo barrial”.

Paseando por el barrio y para no ir tan al pasado, Piti Fiore y Beatriz Laíno (dos antiguas vecinas de Ciudad Nueva) nos cuentan: “Allá por 1955 jugábamos a cuántos autos pasaban por día por la calle 25 de Mayo desde Perú (antes denominada Salinares) hacia el Este, rumbo a la calle Santa Fe (hoy Cnel. Irrazábal)”.

También recuerdan a doña Anita Colombo que fabricaba barquillos dulces, a los Mascheroni con sus vinos Iturbe, a Carlos Colombo, pintor y constructor, y a la panadería de los Andriotti.

En la época en la que no había televisión y solo algunas pocas radioemisoras, estaban los vecinos músicos que deleitaban al barrio. Una de ellas era la pianista Pituca Gómez Cálcena que habría su gran ventanal sobre la calle 25 de Mayo y ejecutaba las más hermosas piezas populares paraguayas e internacionales.

Un día de los primeros años 80, Pituca ya mayor puso en venta el piano, un cartel colgado en ese mismo balcón decía “vendo piano”, lo cual se enteró el periodista y vecino Manolo Prieto, quien publicó un artículo titulado “Pituca vende piano”, en el que contaba con tristeza la venta, cosa que emocionó a la pianista y así decidió no vender el piano del barrio, entonces Prieto publicó otro artículo denominado: “Pituca ya no vende piano”. Pequeñas grandes historia que hacen la vida de los antiguos barrios asuncenos.

Esta accidentada geografía de “calles altas y calles bajas” es un catálogo de arquitectura paraguaya desde las tradicionales viviendas populares paraguayas, pasando por modernos chalets, hasta mansiones de los más connotados arquitectos paraguayos de los años 50 como Homero Duarte, González Almeida o Natalio Bareiro, son justamente los dos primeros autores de la ya legendaria plaza Batallón 40 que posee un trazado práctico y moderno que la hacen hasta hoy muy agradable y concurrida por ese tradicional vecindario y sus visitantes.

Sigo caminando mirando arriba, mirando abajo, buscando captar alguna otra imagen de subidas y bajadas en una de las más altas colinas de Asunción. Paro el relato para tratar de interpretar en unas pocas líneas la icónica iglesia, desde la esquina de Mayor Bullo y Teodoro S. Mongelós.

Quinta División de Basquet, del equipo de Ciudad Nueva. Domingo Laíno era capitán del equipo. 5. Vera, 4-Nito Estigarribia, 3-Montórfano,

13-Walter Habermehl (no sé si está bien escrito), Sin número-Rivas, 9-Blas Varela, 6-Ayala, 15-Domingo Laíno, capitán del equipo,

10-Ayala (hermano del anterior Ayala), Vera, entrenador (hermano del Vera anterior).

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