NO TENGAMOS OTRO AÑO 2009

 Por ALBERTO ACOSTA GARBARINO

El 2009 fue el peor año de la economía paraguaya desde que se tienen registros. Ese año, la soja, que es nuestra actividad económica más importante, sufrió una caída de precios del 13,7 %, como consecuencia de la crisis internacional y la producción se redujo de 7 a 4,5 millones de toneladas, como consecuencia de la sequía. El problema surgió a comienzos del 2009 y en ese momento el presidente Lugo llevaba tan solo seis meses de gobierno y ya había tenido numerosos conflictos con los productores de soja, entre ellos un tractorazo por problemas de seguridad.  Posiblemente esa animadversión entre gobierno y productores hizo que en aquella oportunidad las principales autoridades económicas del país negaran, en un primer momento, la existencia de una grave crisis económica en ciernes y consecuentemente no tomaran las medidas para enfrentarla.  Solo cuando la caída económica se hizo evidente, comenzaron a reconocer tímidamente la crisis y recién a mediados del año empezaron a tomarse las medidas fiscales necesarias para amortiguar el problema.  El resultado de esta reacción tardía fue que en el año 2009 el Paraguay tuvo una reducción del 3,8% en el PIB, la mayor caída de su historia.   Las medidas tomadas "tardíamente" y mantenidas durante todo el año 2010, cuando ya no se necesitaba dicho apoyo, hizo que la economía paraguaya se comportase como un serrucho, con una depresión en el 2009 y una burbuja en el 2010.  En la aplicación de estas medidas anticíclicas es fundamental el timming, es decir, hay que estimular a la economía en el momento justo y hay que retirar dichos estímulos también en el momento justo.  Esa es la forma en que se evitan las caídas pronunciadas y las burbujas de crecimiento que posteriormente revientan y traen consigo la quiebra para las empresas y el desempleo para la gente.  En el 2012 estamos en una situación parecida a la del 2009. Por un lado se pronostica para este año una reducción de los precios de la soja en un 10% y, por otro lado, se evidencia que el problema de la sequía va a reducir la producción en una proporción cercana al 50%.   A todas luces estamos ante un problema importante, pero nuevamente la reacción de las autoridades del gobierno ha sido idéntica a la del 2009, negando o minimizando el problema.  ¿Será por el problema entre sojeros y carperos? ¿Será por el evidente enfrentamiento del sector productivo con el presidente?  La afirmación desde el Ministerio de Hacienda de que "no existe un desplome de la economía, sino una desaceleración, producto de los sucesos a nivel mundial", nos indica claramente que nuestra conducción económica puede tener el mismo comportamiento del 2009.  Es cierto que, hagan lo que hagan, el Paraguay siempre va a tener un comportamiento volátil en su economía, por la gran dependencia del sector agrícola y de las exportaciones de commodities, pero la adopción de medidas anticíclicas oportunas puede suavizar dichas fluctuaciones.  Ahora estamos a tiempo para enfrentar los problemas que se van a avecinar que, para beneficio del gobierno, no son su culpa, sino de la naturaleza y de la situación económica mundial.   Esperemos que en este punto la economía se pueda sustraer de ese clima de enfrentamientos políticos, conflictos sociales e inseguridad que hoy tenemos.   Todos debemos recordar que para poder enfrentar a nuestros verdaderos problemas, el hambre, la enfermedad, la ignorancia y la pobreza, el primer paso es generar riquezas.  Pero para eso necesitamos un gobierno que propicie el entendimiento y no el enfrentamiento; que reconozca los problemas a tiempo y tome las medidas oportunas para enfrentarlas.  Ojalá no tengamos otro 2009.  

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

www.ultimahora.com

Sección OPINIÓN

Domingo, 19 de Febrero de 2012

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