2023

Por LUIS BAREIRO

lbareiro@uhora.com.py

El ministro de Hacienda, Manuel Ferreira, cree que Paraguay alcanzará en los próximos diez años las mayores tasas de crecimiento de su historia. Y sostiene su pronóstico sobre datos irrefutables, como, por ejemplo, los 700 millones de dólares que invertirá ANDE y que nos convertirán en el país con la mayor disponibilidad efectiva de energía (esto es, al alcance de un enchufe) de toda Latinoamérica.

He visto los proyectos privados de inversión que se ejecutarán en el interior del país.

Hay, cuanto menos, siete u ocho de esos megashoppings que se construirán en las zonas de mayor producción, como Santa Rita.

Se encuentra, por otro lado, en plena etapa de montaje una fábrica de autopartes que empleará a tres mil personas, y está en estudio la instalación de otras dos.

Y esto solo por citar unos pocos.

Un solo dato nos da la pauta de que la estimación de Ferreira es la misma que se baraja a nivel mundial.

En nuestra primera incursión en el mercado financiero internacional ofrecimos bonos soberanos por 500 millones de dólares y recibimos ofertas por cinco mil millones.

Los mayores administradores de inversión en el planeta estaban dispuestos a colocar en Paraguay el equivalente a un cuarto de toda la riqueza que produce el país en el año, a una tasa de menos del cinco por ciento y a 20 años de plazo.

¿Esto quiere decir que todo marcha sobre rieles, que ya no tenemos otra cosa que hacer sino sentarnos a ver cómo nos convertimos en un país próspero?

En absoluto. Esto significa que esta generación tiene la responsabilidad histórica e ineludible de construir en los próximos diez años lo que nuestros padres y abuelos no pudieron: un Estado que funcione.

El desafío es tremendo. Hablamos de la construcción de instituciones que no solo den cobertura a las necesidades básicas de la gente; hablamos de organizaciones que garanticen la calidad de sus servicios, condición irrenunciable si se pretende cumplir con uno de los principios fundamentales de la democracia: la igualdad de oportunidades.

Hay en los partidos políticos hombres y mujeres con noción de Estado capaces de apuntalar este proyecto, pero son pocos. Hay en la Administración Pública hombres y mujeres con el conocimiento y las ganas de orquestar el cambio, pero carecen del respaldo político necesario. Hay en la sociedad civil hombres y mujeres con la visión, el conocimiento y la decisión necesarios como para empujar los cambios, pero odian la política.

Es el momento de juntarlos.

Si en el 2023 seguimos siendo los mismos, será sencillamente porque ni siquiera lo intentamos.

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

Sección OPINIÓN

Domingo, 24 de Marzo de 2013, 00:00

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