PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
BERNARDO CORONEL

  BREVE INTERPRETACIÓN MARXISTA DE LA HISTORIA PARAGUAYA 1537-2011 - Por BERNARDO CORONEL - Año 2011


BREVE INTERPRETACIÓN MARXISTA DE LA HISTORIA PARAGUAYA 1537-2011 - Por BERNARDO CORONEL - Año 2011

BREVE INTERPRETACIÓN MARXISTA

DE LA HISTORIA PARAGUAYA (1537-2011)

 

Por BERNARDO CORONEL

 

BASE INVESTIGACIONES SOCIALES

Tel.: 595 21 451217 – www.baseis.org.py

ARANDURÃ EDITORIAL

Tel.: 595 21 214295 – www.arandura.pyglobal.com

Asunción – Paraguay

2011 (341 páginas)

 

 

INTRODUCCIÓN

Intentar una interpretación marxista de la historia paraguaya es una tarea difícil y compleja. En primer lugar porque existen pocas fuentes bibliográficas de inspiración marxista, y en segundo lugar porque la izquierda registró escasamente sobre su propia historia. La obra de OSCAR CREYDT es uno de los pocos aportes importantes en este aspecto. Otros intelectuales utilizaron categorías marxistas en sus trabajos, pero muy fragmentados, como son los casos de JUAN CARLOS HERKEN y MAURICIO SCHVARTZMAN. MIGUEL ÁNGEL SOLER también escribió un breve ensayo sobre las clases sociales paraguayas en la década del 70. En general los trabajos teóricos de marxistas paraguayos son exiguos. Durante el post stronismo hubo algunas elaboraciones desde el campo de la izquierda, pero muy aisladas. El otro problema es que los intelectuales de izquierda no escribían sobre sus actividades, ya sea por la persecución que sufrieron o porque la militancia no les dejó el tiempo suficiente. Durante la era stronista (1954-1989) las cosas fueron aún peores; la dictadura supo ocultar la historia de lucha (lucha contra ella) del movimiento popular, y lo más grave, las organizaciones partidarias y de trabajadores registraron escasamente sobre su experiencia. La izquierda, por cuestiones de seguridad, apelaba a seudónimos y no usaba escritos, o éstos eran destruidos, lo que también constituye otra limitación a la hora de investigar. En el ámbito intelectual y académico, fuertemente influenciado por el anticomunismo, no existió (ni existe) un desarrollo del pensamiento marxista. La izquierda paraguaya posee una rica historia de lucha que se inicia con la creación de los primeros sindicatos a principios del siglo XX, pero fueron otros quienes escribieron sobre esta experiencia.

Debemos señalar también que todo lo que se escribió luego de la guerra de la Triple Alianza, acontecimiento que marcó pro-fundamente la historia, fue escrito por los vencedores (liberales y conservadores). La guerra cambió el rumbo histórico del país y también permeó la forma de pensar de los historiadores, y tuvo (y tiene) efectos materiales hasta nuestros días. También tuvo (y tiene) efectos en la política, la ideología, la cultura y la forma de concebir la historia. Muchos acontecimientos, desde la guerra de la Triple Alianza, fueron ocultados, y lo que no se pudo ocultar fue tergiversado. Eso mismo pasó con la historia paraguaya; una parte, quedó oculta, y lo que se publicó fue tergiversado intencionalmente.

Este libro es un intento de leer la historia desde una perspectiva no tradicional, de manera diferente. No es una mera descripción cronológica de acontecimientos que se sucedieron a lo largo de la historia paraguaya, sino que es un intento por entender dialécticamente estos acontecimientos; es decir, el desarrollo de la lucha de clases desde el inicio de la conquista hasta nuestros días. No está concebido para fines académicos exclusivamente, está dirigido al trabajador y al militante político. Tampoco es un libro de historia acabado; el marxismo es la ciencia de la creación y como tal debe ser sometido a la crítica permanente; este trabajo también, y ojalá pueda inspirar a la crítica.

Las clases hegemónicas paraguayas históricamente hicieron su acumulación original posesionándose de la tierra. Así fue durante la colonia, en el periodo independiente, con la aparición de la oligarquía colorada, el latifundio multinacional tras la gran venta de tierras públicas de Caballero; con la revolución de 1904 que posicionó a la oligarquía liberal, y con el stronismo que repartió más de 11 millones de hectáreas dando nacimiento a una oligarquía terrateniente entre las décadas de 1960 y 1980. Escribir sobre la historia paraguaya es casi igual que escribir sobre la historia de la lucha por la tierra. Hasta nuestros días la lucha por un pedazo de tierra sigue siendo un problema central. La lucha de clases fundamental se libra hoy entre el capitalismo agrario y el campesinado pobre; un modo de producción que intenta imponerse como hegemónico y un modo de producción precapitalista que intenta sobrevivir penosamente. Fuera de toda intencionalidad ideológica, creemos que éstas son las clases fundamentales en el Paraguay de hoy, la burguesía agraria y el campesinado. Por ello es que los últimos capítulos de este ensayo se centran en la contradicción social entre estas dos clases antagónicas.

UNA ÚLTIMA CUESTIÓN. Algunos adeptos a la globalización se preguntarán por qué apelar al marxismo para hacer historia, argumentando que hoy estamos viviendo tiempos del posmodernismo, del posestructuralismo y del posmarxismo. Si vale como respuesta, decir simplemente que las causas por las que nació el marxismo hace un siglo y medio siguen vigentes, y mientras éstas existan, el marxismo estará siempre presente. Después de la crisis capitalista de 2008 en Europa, ocurrió un fenómeno inusual: hubo un inusitado auge en la venta de libros de Marx, y en las universidades volvieron a estudiarse sus teorías. Frente a la crisis (que no está resuelta) muchos europeos, que intentan entender sus causas, dicen "MARX TENÍA RAZÓN".

 

 

 

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

I.  LA CONQUISTA

1. LA CRISIS FEUDAL Y LA EMERGENCIA CAPITALISTA EN EUROPA

2. AMÉRICA, LA SALVACIÓN

II. EL COMUNISMO AGRARIO GUARANÍ

1. LA SOCIEDAD NEOLÍTICA

2. LA BÚSQUEDA DEL "KANDIRÉ"

3. LA TIERRA SIN MAL, UNA SOCIEDAD SIN CLASES SOCIALES

4. LA GUERRA DE LOS 100 AÑOS 

5. LA COLONIA ¿MODO DE PRODUCCIÓN FEUDAL?

6. LA ENCOMIENDA Y LA ACUMULACIÓN ORIGINAL DE CAPITAL

7. LA DESAPARICIÓN DE LA ENCOMIENDA Y EL ORIGEN DE CLASES SUBALTERNAS

8. LAS REDUCCIONES JESUÍTICAS

9. LA REVOLUCIÓN COMUNERA

III. LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA

1. EL ESTADO INDEPENDIENTE Y LA NO-APARICIÓN DE UNA CLASE HEGEMÓNICA

2. LA PROVINCIA INSURGENTE

3. LAS LUCHAS INDEPENDENTISTAS

4. LA REVOLUCIÓN PARAGUAYA

5. EL CARÁCTER DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO Y LA FORMACIÓN DEL ESTADO-NACIÓN

6. ESTADO-NACIÓN Y PARTIDO-ESTADO

7. CONFIGURACIÓN DE CLASES EN EL PERIODO INDEPENDIENTE

8. EL "PECADO ORIGINAL"

9. DEL LIBERALISMO AL CAPITALISMO

IV.   EL PERIODO INDEPENDIENTE. LA ERA FRANCISTA

1. LA REVOLUCIÓN POPULAR

2. EL CARÁCTER DE LA REVOLUCIÓN FRANCISTA, EL PROTOSOCIALISMO

3. EL KARAÍ GUAZÚ

4. LA CONSTRUCCIÓN DEL NACIONALISMO

5. JACOBINISMO E IGUALITARISMO GUARANÍ

6. LAS MUJERES, REPRODUCTORAS IDEOLÓGICAS DEL IGUALITARISMO

7. EL CAMPESINO, HEREDERO DEL IGUALITARISMO SOCIAL

V. EL LIBERALISMO LOPISTA

1. EL PROYECTO LIBERAL DE CARLOS A. LÓPEZ

2. LIBERALISMO LOPISTA

VI. LA TRIPLE ALIANZA, GUERRA DE RESTAURACIÓN IMPERIAL

1. EL EQUILIBRIO DEL PLATA Y LA DIVISIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO

2. VENANCIO FLORES, LA PIEZA CLAVE

3. LOS "CIVILIZADOS" Y EL PAÍS MÁS PROGRESISTA DE SUDAMÉRICA

4. UN PAÍS LIBRE LIBERADO POR ESCLAVOS

5. EL TRATADO SECRETO

6. LA DERROTA ALIADA EN CURUPAYTY Y SUS REPERCUSIONES

7. YATAYTY CORÁ

8. EL ÚLTIMO EJÉRCITO PARAGUAYO

9. ACOSTA ÑU, EL FIN DE LA GUERRA

10. LA BATALLA DE CERRO CORÁ, EL FIN DEL ESTADO POPULAR

VII. LA POSGUERRA

1. LA REPÚBLICA LIBERAL

2. LIBERALES Y NACIONALISTAS

3. EL HÉROE CONVERTIDO EN TABÚ

4. LA CLASE OBRERA EN LA POSGUERRA

5. EL AVANCE DEL LATIFUNDIO

6. LAS SOCIEDADES DE SOCORRO MUTUO, ANTECEDENTE SINDICAL DE LA CLASE OBRERA

7. LA VENTA DE TIERRAS PÚBLICAS

8. BERNARDINO CABALLERO, PROGENITOR DE LA LUCHA DE CLASES

9. OLIGARQUÍA COLORADA, LA CLASE FUNDAMENTAL

10. LAS PROMESAS DE LA "CIVILIZACIÓN LIBERAL"

11. LA CLASE TRABAJADORA HACIA FINES DEL SIGLO XIX

12. LA LUCHA OBRERA

13. RAFAEL BARRETT Y LA FORMACIÓN DE LA CONCIENCIA REVOLUCIONARIA

14. LOS PRIMEROS SINDICATOS

15. EL ORIGEN DE LAS CLASES DOMINANTES Y LA FORMACIÓN DE LOS PARTIDOS TRADICIONALES

VIII. LA ERA REPUBLICANA

1. LA CLASE HEGEMÓNICA SE VISTE DE TRAJE BURGUÉS

2. LAS CONTRADICCIONES DEL NUEVO RÉGIMEN

3. PENETRACIÓN COMERCIAL DEL RÍO DE LA PLATA

4. RESISTENCIA POPULAR AL LATIFUNDIO

5. LA REVOLUCIÓN LIBERAL DE 1904

6. EXPANSIÓN CAPITALISTA RIOPLATENSE

7. EL VENDAVAL CAPITALISTA

8. LA "REVOLUCIÓN CULTURAL"

9. EL FULGOR LIBERAL

10. LAS CENTRALES OBRERAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

11. LA REVOLUCIÓN LIBERAL QUE NO FUE.

12. LA CRISIS DE LOS AÑOS 20, LA CLASE OBRERA SE PINTA DE ROJO

13. LA CRISIS DE 1929

14. LA FORMACIÓN SOCIAL EN EL PERIODO LIBERAL

15. LA TOMA DE ENCARNACIÓN

16. FUNDACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA PARAGUAYO (PCP)

17. DECLINACIÓN LIBERAL Y LA REDENCIÓN FASCISTA

IX. LA GUERRA DEL CHACO

1. GUERRA DEL PETRÓLEO

2. LA OLIGARQUÍA DEL ESTAÑO Y EL NACIONALISMO DE IZQUIERDA...

3. LA POSICIÓN PACIFISTA DEL PCP

4. LA REAFIRMACIÓN DEL ESTADO-NACIÓN

5. COLAPSO LIBERAL

X. LA REVOLUCIÓN NACIONALISTA

1. REBELIÓN CONTRA EL LIBERALISMO

2. ENTRE REVOLUCIÓN Y REACCIÓN

XI. PERIODO DEL FASCISMO MILITAR 11940-1989)

1. LA GUERRA FRÍA Y EL ASCENSO FASCISTA

2. EL ÚLTIMO INTENTO DE NACIONALISMO LIBERAL

3. EL GIRO FASCISTA

4. LA PRIMAVERA DEMOCRÁTICA

5. EL PYNANDÍ Y LA CONTRARREVOLUCIÓN DE 1947

XII. EL STRONATO

1. NUEVO IMPERIO Y NUEVO SÚBDITO

2. LA PERVERSIÓN DEL MITO

3. STRONISMO, CAUDILLO COLECTIVO

4. EL DERRUMBE SINDICAL DE 1958

5. EL NUEVO ORDEN

XIII.  UNA NUEVA ERA CONTINENTAL: EL TRÁNSITO DEL CAPITALISMO AL SOCIALISMO

1. REVOLUCIÓN CUBANA Y LA GUERRA DE GUERRILLAS

2. EL YBYTURUZÚ, LA "SIERRA MAESTRA" GUARANÍ

3. DEL FOQUISMO A LA GUERRA POPULAR Y PROLONGADA (GPP)

XIV. EL NUEVO IMPERIO

1. SOMETIMIENTO AL NUEVO IMPERIO

2. LA PRIMERA ALIANZA ENGENDRA LA LUMPEN BURGUESÍA

3. LA MARCHA HACIA EL ESTE

4. LA CONSTITUCIÓN DE 1967

5. EL FUNCIONALISMO LIBERAL

6. LAS NUEVAS CLASES HEGEMÓNICAS ENTRE LAS DÉCADAS DEL 70 Y 80

7. EL ESTADO DE BIENESTAR STRONISTA

XV. LA GUERRILLA DE LOS 70

1. DE LA GPP A LA GUERRILLA URBANA EN LA DÉCADA DEL 70

2. LA VÍA INSURRECCIONAL

3. LA REVOLUCIÓN POR ETAPAS

4. LA LUCHA ARMADA DIVIDE AGUAS EN EL PCP

5. LA OPM, GUERRA DE LIBERACIÓN NACIONAL.

6. LAS LIGAS AGRARIAS CRISTIANAS

7. SE CIERRA UN CICLO

8. EL FIN

9. EL CASO CAAGUAZÚ

XVI. LA DÉCADA FINAL

1. EL OPERATIVO CÓNDOR Y LA PRIMERA CRISIS DE DOMINACIÓN STRONISTA

2. LA CLASE MERCANTIL FRAUDULENTA

3. LA BURGUESÍA AGRARIA

4. LA DÉCADA DE 1980, LA DECLINACIÓN DEL RÉGIMEN

5. STROESSNER TAMBALEA

6. SE QUIEBRA LA "UNIDAD GRANÍTICA"

7. LA IZQUIERDA SE REORGANIZA

8. EL "CLINICAZO"

9. GOLPE DE 1989, NEOLIBERALISMO ATÍPICO

8. EL "CLINICAZO"

9. GOLPE DE 1989, NEOLIBERALISMO ATÍPICO

XVII. IZQUIERDA, NEOLIBERALISMO Y MOVIMIENTO POPULAR

1. LA IZQUIERDA EN LA "TRANSICIÓN"

2. LA SEGUNDA DERROTA OBRERA

3. LA CRISIS DE ABRIL

4. MARZO PARAGUAYO, EL FIN DEL CAUDILLISMO

5. REORGANIZACIÓN DEL CAMPO POPULAR

6. CONSENSÓ DE WASHINGTON Y PARTIDO ÚNICO

7. LA EXPERIENCIA ELECTORAL

8. LA VANGUARDIA SIN RETAGUARDIA

9. EL NACIONALISMO DE IZQUIERDA

XVIII. EL CICLO NEOLIBERAL

1. LA OLIGARQUÍA FINANCIERA Y LA BURGUESÍA AGRARIA, LAS CLASES FUNDAMENTALES

2. LA OLIGARQUÍA FINANCIERA

3. NUEVO CICLO DE ACUMULACIÓN Y FIN DEL ESTADO CLIENTELAR

4. EXPANSIÓN DE LA BURGUESÍA AGRARIA BRASILEÑA

5. LA NUEVA CLASE Y EL NUEVO DISCURSO

6. DEGRADACIÓN AMBIENTAL Y EMPOBRECIMIENTO

7. LA CLASE EMERGENTE

8. ENTRE SOJA Y ALGODÓN

XIX. LA HISTORIA PRESENTE, EL SIGLO XXI

1. LOS ORÍGENES HISTÓRICOS DEL PROBLEMA DE LA TIERRA

2. LUCHA DE CLASES, PLUSVALÍA Y ACUMULACIÓN

3. LA LUCHA POR LA TIERRA, LA LUCHA DE CLASES FUNDAMENTAL

4. LA AMENAZA SOJERA

5. CAPITALISMO AGRARIO, CAPITALISMO MERCANTIL Y MODA DE PRODUCCIÓN CAMPESINO

6. TEORÍA DE LA DEPENDENCIA

7. EL CAMBIO SOCIOCULTURAL

8. EL FIN INELUCTABLE DEL CAMPESINADO

9. CAMPESINO ¿SUJETO SOCIAL DE CAMBIO?

XX. LA FORMACIÓN SOCIAL PARAGUAYA DE LOS SIGLOS XX Y XXI

1. LA CLASE INVISIBLE

2. LA BURGUESÍA INDUSTRIAL Y LAS CLASES HEGEMÓNICAS

3. LAS CLASES SUBALTERNAS

XXI.   EL PARTIDO-ESTADO

1. FORMA DE ACUMULACIÓN

2. CONTROL SOCIAL Y PARTIDO HEGEMÓNICO

3. MODO DE PRODUCCIÓN DEL CAPITALISMO PARAGUAYO DEL SIGLO XXI

XXII. LAS ONDAS EXPANSIVAS DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

1. EL FIN DEL CICLO NEOLIBERAL

2. FACTORES PARA EL TRIUNFO DE LUGO

3. LA NUEVA ESTRATEGIA IMPERIAL: LA SOCIALDEMOCRACIA NEOLIBERAL

4. EMPANTANAMIENTO Y DERECHIZACIÓN

5. LA CENTROIZQUIERDA Y EL PLAN IMPERIAL

6. EL CAMBIO DE LA ESTRATEGIA

7. JUICIO POLÍTICO

8. TRIUNFO LUGUISTA, ¿CRISIS ESTRUCTURAL O REVOLUCIÓN PASIVA?

XXIII. ELECCIONES DE 2010

L. EL VIEJO PARTIDO SE RENUEVA

2. LA DIFÍCIL CONSTRUCCIÓN HEGEMÓNICA

3. EL DEDO EN LA LLAGA

4. EL MESÍAS DE LA POSMODERNIDAD

5. EL MOMENTO DE LA IZQUIERDA

BIBLIOGRAFÍA

 

 

 

LA CONQUISTA

 

1. LA CRISIS FEUDAL Y LA EMERGENCIA CAPITALISTA EN EUROPA

 

En el viejo mundo, durante la edad media, una de las formas de acumulación de capital se producía por la cesión de inmensas extensiones de tierra a los señores feudales por parte de los emperadores -que en un principio eran sus aliados- y que buscaban imponer su dominación. Así, el feudalismo conviviría con la nobleza en Europa durante siglos (Dieterich, 1990). En el transcurso de una buena parte del Medioevo las disputas por tierras eran motivo de sangrientas conflagraciones entre los Estados emergentes. La guerra era la manera más eficaz de extender los dominios y acumular riqueza. Para el señor feudal la guerra representaba una buena noticia, era sinónimo de abundancia, casi como una bendición. La paz era una desdicha. Pero la explotación de la tierra, medio de producción fundamental en el feudalismo, no era la única forma de acumulación económica. El comercio también representaba una manera de enriquecimiento. Los señores feudales poseían grandes extensiones de tierra y dominaban naciones enteras. Los comerciantes no tenían tierras ni castillos, pero controlaban algo más importante: el mercado. La monarquía expoliaba a los siervos para producir, y los mercaderes establecían los precios de los productos. El germen del capitalismo mercantil empezaba así a incubarse en el seno del feudalismo, y tras una larga acumulación que se inició en el siglo XI (Kohan, 2008) con banqueros, prestamistas y comerciantes, para fines del siglo XVIII empezaría a amenazar de muerte la hegemonía de los reyes.

En países como Inglaterra y Francia, el capitalismo mercantil en ascenso comenzaría a quebrantar el orden de las monarquías, y el modo de producción del feudalismo español se enfrentaba con su mayor crisis económica en el siglo XVI (Vitale, 1979). Para su mantenimiento España necesitaba imperiosamente descubrir nuevos mercados. La campaña de conquista de América representaba un objetivo estratégico para oxigenar al colapsado feudalismo peninsular, que estaba siendo virtualmente arrasado por la agresividad del emergente capitalismo mercantil europeo. Pero no todo sería lineal, mientras la naciente burguesía inglesa pactaba un concubinato con la monarquía, en Francia la liquidaría violentamente en 1789. Ya en el periodo independiente, Inglaterra, que no acabó con sus reyes, estimularía la independencia americana de Portugal y España para quedarse con sus colonias. Los británicos liquidaron las monarquías latinoamericanas pero pactan una alianza con sus reyes locales (Kohan 2008).

En el siglo XVI hacía muy poco tiempo que el Estado español había desatado una gran cruzada para expulsar a los musulmanes de su territorio. El recuerdo de la santa inquisición que exorcizaba infieles permanecía muy fresco en la memoria de España. Para José Carlos Mariátegui, la conquista del nuevo continente fue la última gran cruzada española, que en su origen tenía un carácter militar religioso, diferenciándose claramente en sus métodos y objetivos de la colonización agraria de América del Norte (Mariátegui, s. £). El proyecto de ocupación del nuevo mundo surge fundamentalmente como una iniciativa de la clase comercial en ascenso, cuyos intereses de acumulación de capital empezaban a colisionar con la decadente monarquía. La crisis feudal se sentía, especialmente, durante el crudo invierno europeo en que se agotaban los forrajes para alimentar al ganado y no había más remedio que sacrificarlos. La carne vacuna se conservaba con especias (pimienta, nuez moscada, clavo de olor, canela, etc.) que se cultivaban sólo en países tropicales como la India. La sal, elemento también conservante, se producía en Portugal y era un poco más barato.

Pero España quería asegurar su propio mercado de especias, así es que prefirió enfrentarse al horroroso "Mar Tenebroso" del Atlántico en busca de dichos aderezos (Vazeilles, 1971). El comerciante genovés Cristóbal Colón -portavoz de la nueva clase- para convencer a los reyes católicos de Castilla, Fernando e Isabel, proponía buscar una vía alternativa para llegar al mercado de especias de la India y así evitar los pesados impuestos pagados a los ávidos comerciantes europeos. Un poco antes, en 1469 se produce el casamiento de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, con lo que se afianzaba la unificación política de España. Posterior al enlace dinástico entre Isabel y Fernando, serán unificadas las otras regiones bajo el absolutismo de los reyes católicos (Dieterich, 1990).

 

2. AMÉRICA, LA SALVACIÓN

 

Mientras los ingleses y franceses, imbuidos por el impetuoso pensamiento liberal europeo colonizaban el norte de América, los españoles y portugueses, con la Biblia en una mano y la espada en la otra, iniciarían una sangrienta guerra de conquista de América Latina y el Caribe, para extender sus dominios feudales. Sólo después que los conquistadores descubren el gran potencial que guardaba el nuevo mundo, como el oro y las materias primas, es que la corona española empezaría a interesarse decididamente en la colonización. Cristóbal Colón, que venía a buscar especias, escribió 139 veces la palabra "oro" en su diario de navegante (Galeano, 1992). El almirante había quedado maravillado con el oro que utilizaban de adorno los indígenas de las Antillas. Si las especias movieron originalmente a los comerciantes, el oro movería a oscuros personajes como Pizarro y Cortés. De las especias nadie más se acordaría en el futuro.

El debilitado reino de España, al descubrir América descubría también la posibilidad de ensanchar sus territorios feudales. Para los comerciantes significó la posibilidad de ampliar el mercado mundial. Los metales preciosos y la materia prima extraídos del nuevo mundo, servirían para mantener por más de tres siglos a la decadente monarquía peninsular. Más que salvar almas del nuevo mundo, los españoles, gracias a las nuevas tierras conquistadas, salvarían su parasitario régimen medieval de las insaciables fauces del naciente capitalismo europeo. Así, la campaña de conquista, primariamente de carácter militar religioso, pasaría a convertirse luego en político religioso.

En el mismo momento en que los conquistadores de América del Norte imponían un cruel régimen de colonización liberal orientado hacia un desarrollo capitalista, en el resto del continente, los conquistadores españoles y portugueses recreaban un modo pre capitalista de producción, combinando relaciones de producción esclavista, feudal y capitalista.

La fundación de colonias inglesas en el norte, hacía parte del proceso de expansión del capitalismo inglés, mientras que la conquista de América Latina respondía a la estrategia de su pervivencia del modo de producción feudal en crisis. De este modo, la conquista en el norte toma una vía capitalista, y en el resto de América la vía es de recreación feudal. La conquista formaba parte de la expansión del capitalismo mercantil europeo que requería nuevos mercados. Los dos sistemas impuestos en el nuevo mundo, globalmente estaban sometidos al nuevo orden capitalista que finalmente se consolidaría como modelo hegemónico mundial entre los siglos XIX y XX.

Durante los tres siglos de la colonia no se produce una revolución democrática burguesa en España debido a la fragilidad de la burguesía ibérica, que nunca pudo conducir un cambio revolucionario frente al poder de la nobleza. Peor aún, la riqueza escamoteada al nuevo continente iba a parar a manos de la ascendente burguesía inglesa, que además de robustecerse económicamente, se fortalecía militarmente invirtiendo en arenas y tecnología para dominar el océano Atlántico, la vía utilizada por España para el tráfico de metales preciosos (Dieterich, 1990). Gran Bretaña, además de someter a España económicamente, se nutriría de metales preciosos gracias al control de los mares y la acción de los piratas.

La extracción de metales preciosos y materia prima sirvieron como una palanca para el desarrollo capitalista de Europa. La riqueza escamoteada de América se utilizaría para pagar la enorme deuda contraída por la monarquía española con banqueros genoveses, holandeses, alemanes y flamencos, incluso españoles. El comercio de las colonias españolas del nuevo mundo, paradójicamente, estaba controlado casi en su totalidad por la emergente burguesía comercial europea y no por la corona española. La monarquía ibérica utilizaba el oro y la plata para cubrir su deficitaria balanza de pagos con los países europeos, mientras que éstos las destinaban para la industrialización de su economía. El sistemático saqueo de las riquezas de América sirvió para la expansión capitalista a escala mundial. Entre 1500 y 1750 el robo constante de oro y plata llegó a 1.000 millones de libras esterlinas en oro. Sin esta gigantesca enajenación (que fue la acumulación original capitalista) no hubiera sido posible la revolución industrial del siglo XVIII. El capitalismo, por su lógica de acumulación, debe expandirse constantemente y la conquista tenía un objetivo claro para el naciente capitalismo europeo: ampliar el mercado. La conquista de América entre los siglos XVI y XVII fue la primera gran globalización que experimentó el capitalismo en su proceso de acumulación (Kohan, 2008). Se inauguraba así la división internacional del trabajo; América Latina quedaría subordinada en el mercado internacional como exclusiva productora de materia prima, y Europa se posicionaría como productora de artículos industrializados y manufacturados. La división internacional del trabajo ubicaría a Europa como bloque hegemónico, e impediría el surgimiento histórico del capitalismo industrial en América Latina.

 

 

 

EL PERIODO INDEPENDIENTE.

LA ERA FRANCISTA

 

1. LA REVOLUCIÓN POPULAR

 

El Dr. Francia, para consolidar el gobierno popular, atacó las bases más sólidas de la clase dominante en germen, a su portadora ideológica, la Iglesia Católica, a quien expropia sus bienes, y a su sustento militar, el ejército oligárquico. Una de las medidas más revolucionarias de su gobierno fue la expropiación a la Iglesia, sólo comparable a la revolución rusa posiblemente. Obligó al clero regular a someterse a una Iglesia local, con lo cual nacionalizaba la institución. Esta decisión extremadamente radical, a pesar del poder ideológico de la Iglesia, no generó ninguna reacción en la población (Whigham y Cooney, 1996). Con Francia cambia la correlación de fuerzas; durante el periodo colonial la lucha de clases se generaba de arriba hacia abajo; con Francia sería de abajo hacia arriba, una especie de dictadura popular.

Francia, para producir los cambios, es favorecido por la fragilidad burguesa, que no logra convertirse en dirigente moral de la nación. Así, a pesar de las diferencias con los representantes de las clases oligárquicas y el latifundio, éstos deben aceptar someterse a su liderazgo para conducir los destinos de la nueva patria. Él es elegido Dictador Supremo por un congreso de diputados campesinos, peones de estancia y por representantes de las propias clases dominantes emergentes. La sociedad civil, a través, de este congreso, le otorga plenos poderes, convirtiendo posteriormente su gobierno en un Estado casi absolutista. El dictador, al concentrar el poder en sus manos, transformaba al Estado en Partido Estado34. Desde el punto de vista del pensamiento gramsciano él se convertía en una especie de príncipe moderno35, que al ser elegido dictador supremo, expresaba simbólicamente en su figura la voluntad colectiva del pueblo paraguayo; una voluntad colectiva organizada en partido. Francia encamaba la voluntad popular del Estado nación, el Estado como conductor de la sociedad. Él fue el reformador moral e intelectual de la nueva nación a la que debía otorgar una conciencia renovada, ante la nueva etapa histórica que se abría con la independencia del yugo español. La revolución fue una reforma cultural, y él fue el articulador de esta transformación que empezaba a experimentar la sociedad. El Dr. Francia, en este periodo de la historia, surge como un líder casi mesiánico, que venía a salvar revolucionariamente a la nación de la crisis orgánica del régimen colonial.

 

 

2. EL CARÁCTER DE LA REVOLUCIÓN FRANCISTA, EL PROTOSOCIALISMO

 

 

Mucho se ha hablado de la ideología del Dr. Francia. Su régimen fue caracterizado como un Estado popular y con exageración hasta como Estado socialista por los más idealistas36. Su ideología va a seguir generando controversias, porque su gobierno no sólo liquidó a la clase dominante sino que logró generar un proceso de transferencia del poder a la clase trabajadora. Mucho antes de las revoluciones del siglo XX, el líder jacobino ya había expropiado a los ricos para construir una sociedad de iguales. El extendido pensamiento de la "soberanía popular" entre los comuneros y los intelectuales de la ilustración, es llevado al extremo de la radicalidad económica, superando lo netamente político por Francia, quien toma contacto con esta ideología en su juventud, durante su vida universitaria. En la universidad leerá con avidez a Descartes, Rousseau, Diderot, Voltaire y Montesquieu, tornándose liberal y anticlerical (Heyn, 1997). Ya en Paraguay sería expulsado como catedrático del colegio San Carlos, por sus ideas revolucionarias (White, 1984).

Él era un hombre muy culto, un ávido lector que estaba al tanto del pensamiento más avanzado de los centros de poder de la época. Leía a los autores de la ilustración, Rousseau, especial mente, pero aún así no podemos hablar de una ideología puramente socialista en su caso particular. Su gobierno fue original, único y a la vez complejo. Si ubicamos el momento histórico en que se produce la revolución podemos decir que la misma ocurre en la etapa del tránsito del feudalismo al capitalismo a nivel mundial37. La revolución de independencia paraguaya hacía parte del proceso global revolucionario democrático burgués que experimentaba el continente. La lucha emancipadora paraguaya se inscribe dentro de la lucha independentista de Bolívar, San Martín y Sucre, con la diferencia que Paraguay fue el único país latinoamericano, al igual que Haití, donde se gestó realmente una independencia política y económica. Mientras en el resto del continente los Estados coloniales daban paso al neocolonialismo, en el Paraguay se constituía un Estado popular independiente. Francia constituyó un Estado paternalista y popular~8, que poseía elementos capitalistas, por la etapa histórica y las relaciones sociales de producción que se constituyeron; paternalista, por el poder absoluto que ejercía sobre todas las actividades estatales, y popular, por el igualitarismo que imprimió a su gobierno. Aún así se constatan elementos contradictorios en el régimen; para que exista capitalismo es necesario que haya lucro y mercado, cosas que no existían en su gobierno, al contrario, el excedente de la producción era redistribuido entre los pobres, y ni siquiera había una casta de burócratas privilegiados, que eventualmente se quedaría con una parte del excedente, tal como sucedió en los Estados Obreros (URSS, Bloque del Este) de Europa durante el siglo XX. Más aún, los precios de los productos eran fijados por él personalmente, lo que significaba que había una economía centralizada y no de la libre oferta y demanda (Jara G., 2004).

Por lo tanto es más apropiado caracterizar al régimen francista como socialismo de Estado antes que como capitalismo de Estado, tal como dice Paul Lewis, citado por Jara G. (2004). Durante su gobierno se forma una clase de trabajadores libres, empleada en las fábricas e industrias del Estado. Casi el 8% de los gastos estatales eran destinados a salarios, lo que reafirmaría la existencia de un capitalismo estatal transitorio. El gobierno fabricaba armas y municiones en las armerías de Pilar y Asunción. Se crearon fábricas textiles para la confección de uniformes para los soldados; fueron construidos buques de guerra; miles de trabajadores eran empleados en las estancias "La Patria", y otros tantos producían artesanalmente para el Estado en fábricas familiares. La revolución francista no fue una revolución democrática burguesa inconclusa, tal como ocurrió en todo el continente. La suya fue una revolución democrática sin burguesía; una revolución de carácter capitalista sin capitalistas. Mientras que en el resto del continente las tareas revolucionarias quedan inconclusas, él sí las consuma plenamente. En febrero de 1825 resuelve que más de la mitad de las tierras de la Región Oriental y la totalidad del Chaco, pasen bajo propiedad del Estado, con lo que iniciaría la primera reforma agraria de América Latina, entregando tierras en arrendamiento a los campesinos. Las tierras eran cedidas a precios simbólicos, a cambio que se produzca para el autoabastecimiento y así romper con la dependencia (Ibíd.). Este es el factor fundamental sobre el que se edificaría todo el régimen, la no liberalización de la tierra, con lo que impidió la aparición de una clase propietaria rural. La tierra fue convertida en propiedad social.

El 64% del presupuesto nacional se destinaba a gastos militares, pero en los periodos de paz los soldados trabajaban en obras públicas39. El Paraguay fue históricamente un país militarizado, que se vio obligado a mantener un gran ejército regular y una milicia civil, por las constantes agresiones de parte de los bandeirantes, portugueses, indios chaqueños, los abipones del sur y los guaycurúes del norte, durante el periodo colonial y la independencia. La militarización no fue obra de Francia ni de los López, sino una herencia que es reforzada por el supremo (Whigham y Cooney, 1996).

La dimensión de lo popular es posiblemente lo más discutible en el régimen francista. Él retoma la tradición igualitaria guaraní y crea un Estado benefactor de las clases populares, pero éstas tenían un socavado protagonismo político en el destino de la nación40. El pueblo era objeto y no sujeto de las transformaciones radicales que se estaban operando, hasta el punto que con la muerte de Francia, y ante la ausencia de dirigentes41 que pudieran continuar su proyecto, asume la presidencia su antiguo adversario político: don Calos Antonio López, un genuino representante de la oligarquía paraguaya. No obstante la complejidad del régimen francista, al incorporar el elemento igualitario al modelo social, contradecía claramente el individualismo liberal, condición básica del tránsito feudal al capitalismo. Considerando este factor (el igualitarismo), podemos afirmar que el régimen de Francia fue de contenido pre socialista o protosocialista, porque al introducir el componente igualitario (de forma práctica y como ideología) dentro del régimen, estaba colocando gérmenes de lo que después se conocería como socialismo científico en el siglo XIX.

 

36 En el "Contrato Social" de Rousseau, inspirador de Francia, el individuo debe subordinarse a los intereses comunitarios, de donde se puede inferir una cierta forma de organización socialista.

37 La revolución paraguaya estará fuertemente influenciada por las revoluciones burguesas, francesa y norteamericana.

38 Como referencia podemos decir que Francia fue ideológicamente jacobino, y la lucha de independencia del Paraguay se inscribe dentro de la lucha emancipadora global del Río de la Plata, liderada por los también jacobinos Mariano Moreno en Buenos Aires y José Gervasio Amigas en la Banda Oriental del Uruguay.

39 Por las constantes agresiones, el Paraguay estaba militarizado. Véase White, 1984.

40 Francia tenía un gran apoyo popular, pero un apoyo de tipo pasivo.

41 Cuando Francia asume el poder, la mayoría de los funcionarios (de la oligarquía) lo abandona, quedando prácticamente solo para dirigir los destinos de la nación. Véase White, 1984.

 

 

3. EL KARAÍ GUAZÚ

 

 

Por desavenencias ideológicas con los latifundistas y oligarcas, y por la permanente injerencia militar en asuntos de Estado, el Dr. Francia se alejó del poder en dos oportunidades, instalándose en su casa de Ybyray. Desde ahí profundiza su ya tradicional relacionamiento con las clases populares (campesinos, indígenas, peones y chacreros) creando una sólida base social de sustento, que en su momento se traduciría en el apoyo para su designación como dictador supremo (Cazal, 1981). Durante su estancia en Ybyray fue madurando su ideología y mantenía una fluida correspondencia con sus aliados del Congreso (Guerra, 1984). Así, los gérmenes del Estado nacional se fueron desarrollando en la periferia del poder. Francia era conocido como el Karaí Guazú (el gran padre de la patria) y ya ponía en práctica su ideología política4z continuando su costumbre de ayudar a los más pobres y carteándose con sus allegados políticos de Asunción. A pesar de estar apartado del poder formal, iba construyendo una sólida hegemonía desde las bases (Whigham y Cooney, 1996). De a poco se iba convirtiendo en el fundador de la patria, y empezaba a expresarse ya casi como un mítico representante del naciente nacionalismo paraguayo. De hecho, ya en el periodo colonial, existía una cultura nacional que dio la fuerza y unidad para la creación del Estado independiente (Meliá, 1990). Una vez en el poder crearía un país socialmente cohesionado, con una identidad plena del pueblo con él. Durante su gobierno, la misma gente se encargaba de denunciar cualquier intento conspiraticio de los grupos oligárquicos (Chiavenato, 1989).

El congreso de 1813 nombraría a Fulgencio Yegros Presidente de la República, secundado por Gaspar Rodríguez de Francia, pero debido a su mayor inteligencia y apoyo popular, Francia sería el verdadero conductor de la república. El 3 de octubre de 1814, un nuevo congreso lo elegiría Dictador Supremo. Las calles de Asunción, en los días que duraron las deliberaciones, se inundaron con la presencia de cientos de delegados campesinos y chacreros partidarios de Francia, los sujetos sociales con quienes había sellado previamente una alianza estratégica. En esta asamblea había consolidado definitivamente su hegemonía en el gobierno (Guerra, 1984). El 1° de junio de 1816 sería elegido Dictador Perpetuo del Paraguay.

 

4. LA CONSTRUCCIÓN DEL NACIONALISMO

 

El Paraguay sufrirá el aislamiento en dos direcciones. Por una parte, al constituirse en una provincia interior-aliado histórico de las provincias argentinas y contrario al centralismo porteño- sería hostigado sistemáticamente por Buenos Aires durante todo el periodo colonial. Argentina será el último en reconocer su independencia, luego de Bolivia (1843), Chile y Brasil (1844) y Uruguay (1845) (Mora y Cooney, 2009).

Recién el 17 de junio de 1852, tras la caída de Juan Manuel de Rosas, Argentina aceptaría la independencia paraguaya. Durante la era independiente, Francia optará por el aislamiento voluntario para evitar involucrarse en los conflictos regionales, consecuencia del complejo proceso de configuración de los nacientes estados nacionales. Dentro del régimen de férreo aislamiento, sin interferencias foráneas, Francia logrará construir la unidad del pueblo en base a una inflexible ideología nacionalista (Ibíd.). La dinastía López, que originalmente pretendió liberalizar la economía para el mercado internacional, se verá forzada a retrotraer al país al antiguo régimen de reclusión, por la hostilidad de las dos potencias regionales, que intentarían permanentemente imponer su supremacía en el Río de la Plata. Frente a la agresividad de estas dos potencias, el pueblo paraguayo se verá compelido a construir un blindaje nacionalista, hasta el extremo que el patriotismo se convertiría en sentido común en el seno de la sociedad civil (El Partido Colorado hará una relectura del nacionalismo, convertido en sentido común para los paraguayos, para la construcción de la ideología nacionalista desde fines del siglo XIX y durante todo el siglo siguiente. Los colorados apelarán al nacionalismo para movilizar a sus huestes en los momentos de mayor crisis, la guerra civil de147 y los años siguientes con el surgimiento de la guerrilla). El nacionalismo paraguayo llegaría al clímax el 1° de marzo de 1870, día en que López muere en defensa de la soberanía en Cerro Corá (Colmán, 2007). En esta última batalla -momento cumbre de la historia paraguaya- el mariscal se convertiría en el mito fundador de la patria (No sería Francia, el fundador de la patria, quien se convertiría en mito heroico), mito que sería re significado instrumentalmente por el Stronismo para su legitimación ideológica durante el siglo XX.

 

5. JACOBINISMO E IGUALITARISMO GUARANÍ

 

Francia, al ser elegido dictador supremo, obtuvo todas las prerrogativas para gobernar en forma absoluta. Algunos pensadores caracterizaron a su gobierno como patrimonialista. Ideológicamente, Francia fusiona los componentes del patrimonialismo (herencia del Estado colonial absolutista) con el radicalismo jacobino, y los enriquece, recreando elementos del igualitarismo guaraní (Podríamos decir que únicamente en el Paraguay se logra poner en práctica el principio enunciado por Rousseau en su "Contrato Social", en el que habla de que el individuo debería someterse a la voluntad general de la sociedad, por sobre los intereses individuales, en la búsqueda del bien común.). Este es el aspecto menos conocido de la ideología francista, pero probablemente el sustento cultural más importante para la construcción ideológica poscolonial. La mentalidad euro céntrica -que permeó incluso a intelectuales de izquierda- pretende presentar a Francia como un revolucionario de pensamiento exclusivamente jacobino, pero su ideología se inspiró más que en el jacobinismo, en el comunismo agrario guaraní.

La cultura igualitaria guaraní fue el factor subjetivo básico para el cambio revolucionario emprendido por Francia. ¿Cómo podría explicarse si no el rápido consenso, sin la existencia de una cultura igualitaria preexistente? La razón más probable es esa. El igualitarismo francista fue la prolongación histórica del igualitarismo guaraní, y al recrear una sociedad de iguales, redimía al indio del sometimiento colonial. La experiencia de us producción colectivista de las reducciones jesuíticas también sirvió de inspiración a Francia (Jara G., 2004). El rasgo más importante del igualitarismo se experimentó en la abundancia de alimentos. Las estancias de "La Patria" constantemente producían excedentes que eran redistribuidos entre los pobres en tiempos de sequía (Whigham y Cooney, 1996). El excedente no sirvió como acumulación para una clase privilegiada, al contrario, con la redistribución colectiva se construía una forma de socialismo agrario (Jara G., 2004).

El indígena guaraní constantemente buscaba el Yvy marane'y, la mítica tierra sin mal, pero el invasor, al demoler la sociedad, alejaba la posibilidad de construcción de la utopía (Como ya lo hemos dicho, los guaraní tenían el mito del jagua hovy (el tigre azul), animal que tendría que venir para expulsar al invasor y restablecer el orden perdido. Francia, en alguna forma, reencarnaba el mito guaraní.). Francia fue el artífice de la reconstrucción del Yvy marane'y como realidad social y como utopía colectiva. Se podría objetar a este razonamiento en el sentido de que la noción del igualitarismo es exclusivamente de los indígenas, sin embargo, las otras capas populares (campesinos, pequeños artesanos urbanos, chacreros, etc.) provenían del proceso de mestizaje hispano-guaraní del periodo colonial, que no fue sólo un hecho biológico, sino que fundamentalmente fue de sincretismo cultural (Meliá, 1990). Hacia 1860, la población mayoritaria era mestiza, y los indígenas representaban el 20% del total de habitantes del país (Rivarola, 1993). Incluso, durante la posguerra, el Paraguay seguía manteniendo una estructura poblacional esencialmente mestiza. Mientras Argentina, Brasil y Uruguay recibían unos 12 millones de migrantes europeos, al Paraguay no inmigra prácticamente nadie. Las leyes migratorias muy favorables para la radicación de colonias extranjeras promovidas desde el gobierno de la postguerra, resultaron un fracaso en la época, y el país siguió siendo mestizo por mucho tiempo (Ibíd.).

 

6. LAS MUJERES, REPRODUCTORAS IDEOLÓGICAS DEL IGUALITARISMO

 

Un aspecto que ha permanecido deliberadamente oculto en la historia paraguaya, es el rol que cumplió la mujer durante la colonia, la independencia y en la reconstrucción nacional, luego de la hecatombe de 1864-1870. Durante la colonia, las mujeres -a quienes los españoles tomaron por medio de la alianza matrimonial como esposas- eran las encargadas de la crianza y educación de los hijos. Los españoles, que practicaban la poligamia y procreaban decenas de hijos, dejaban enteramente a las mujeres esta función. Ellas, desde el silencioso espacio doméstico, cumplirían el rol básico de reproducción de la cultura (la lengua materna y el igualitarismo del tekó guaraní) y fueron así las reproductoras ideológicas en la sociedad colonial e independiente (Zanardini, 1997). Los mancebos de la tierra, hijos de esta unión, conservaban los derechos de sus padres españoles y la lengua y la cultura de sus madres indias (Whigham y Cooney, 1996).

Durante la colonia, luego de la insurrección de semana santa de 1539, la mayoría de los líderes indígenas varones fueron asesinados, quedando las mujeres a merced del español. Las mujeres enseñaron pues también a sus hijos mestizos, a complotarse contra el conquistador y matar a sus padres bastardos (Pastore, 2008).

El Paraguay es uno de los pocos países de América Latina que mantiene su lengua viva (La continuación del uso de la lengua no puede explicarse sin el mantenimiento de la cultura. La lengua es una articuladora estructural de los patrones culturales de un pueblo. La utopía social de la "Tierra sin mal" permanecerá a lo largo de la historia del guaraní (y podríamos decir de los mestizos paraguayos), así como se mantuvo su lengua. Lamentablemente el concepto de la utopía social guaraní ha sido muy poco estudiado hasta ahora.). Los guaranís, a diferencia de otros indígenas (incas para trabajar en las minas, por ejemplo), no fueron despojados masivamente de sus comunidades. Las actividades agrícolas las seguían haciendo en sus colectividades, manteniéndose la estructura social precolombina casi sin alteraciones sustanciales. La llegada de los extranjeros no significó un rompimiento con su pasado comunitario, incluso hubo pueblos insurgentes que a pesar de la superioridad del conquistador no se sometieron y siguieron funcionando autónomamente durante todo el periodo colonial (Whigham y Cooney, 1996). "Todos convienen en considerarse iguales, sin conocer aquello de nobles y plebeyos, vínculos y mayorazgos y otra distinción que la personal de los empleos, y la que lleva consigo la de tener más o menos caudales o reputación de probidad y talento", decía Félix de Azara, refiriéndose al modo de vida de los paraguayos en la era colonial (Montalto, 1967).

 

7. EL CAMPESINO, HEREDERO DEL IGUALITARISMO SOCIAL

 

Decía la antropóloga ecuatoriana Lourdes Endara, que toda cultura tiene un elemento estructurante, y ponía como ejemplo los bosques. Refería ella que los bosques tienen diversos tipos de árboles, grandes, medianos y los más pequeños, y que la vida de la masa boscosa se desarrolla gracias fundamentalmente a los grandes árboles, bajo cuya protección crecen arbustos, hierbas, el pasto y viven los animales silvestres. Mientras los árboles grandes no sean tocados todo permanece esencialmente igual. Pero si éstos son derribados, la vida del bosque se altera radicalmente: los animales migran, los arbustos se secan, la humedad empieza a disminuir y surgen otras formas de fauna y flora. En el Paraguay pasó algo similar a un bosque inalterado. La cultura igualitaria, estructuralmente no ha sido afectada, como sí ocurrió en los otros países de la región. En Paraguay no se consolidó el capitalismo como modelo económicamente puro, constituyéndose sí un capitalismo deformado (Zanardini, 1997). La economía de subsistencia guaraní que es reforzada por la colonia se vería favorecida durante el periodo independiente.

Durante los tres siglos de la colonia, los guaranís desarrollaron una vida comunitaria sin cambios substanciales. El individualismo y la acumulación económica (características del capitalismo) eran elementos desconocidos para los indígenas (Whigham y Cooney, 1996).

Varios elementos se conjugan para que en el Paraguay perdure históricamente una cultura igualitaria. En primer lugar, el régimen feudal impuesto por los españoles no era jurídicamente contradictorio con la forma comunal de tenencia de la tierra indígena (Mariátegui, 1985). Los españoles, al intensificar la producción colectiva de alimentos agrícolas, reforzaron las relaciones de producción comunitaria sin alterar la forma de apropiación de la tierra, que siguió siendo propiedad comunal (A diferencia de lo que ocurrió en Norteamérica, donde se produce una colonización capitalista, y por lo mismo, toma una vía totalmente diferente a América Latina. Véase Mariátegui, 1985.). Ya en el periodo independiente (1811-1870) se liquida a la oligarquía como clase hegemónica, intensificándose la producción de subsistencia campesina, y la tierra íntegramente pasa a propiedad del Estado.

La economía de subsistencia (que se desarrolló bajo un régimen igualitario en la colonia) en el ámbito campesino, continuó hasta muy entrada la década de 1960 del siglo XX. Así, por más de cuatro siglos la economía no mercantil permaneció casi inquebrantable. La cultura de subsistencia campesina, en esta perspectiva, sería la continuidad de la cultura de subsistencia indígena (Cuando hablamos de campesinos nos referimos al pequeño productor, propietario de una parcela de tierra, que combina la economía de subsistencia y de renta.). Existen referencias históricas de la práctica de la ayuda mutua entre campesinos antes y durante el gobierno de los López (Duarte, 1987). Rasgos comunes de la cultura igualitaria guaraní como la minga o el jopoi (trabajo colectivo) aún perviven en las comunidades campesinas hasta el día de hoy, incluso, existen prácticas en las mismas zonas urbanas de las grandes ciudades (Las experiencias de construcción de viviendas por el sistema de ayuda mutua del Comité de Iglesias y las Obras Salesianas, son un ejemplo de ello.). El antropólogo Bartomeu Meliá, citado por Alejandro Vial, dice que no se produjo un rompimiento histórico entre la cultura guaraní y la cultura paraguaya, y señala tres elementos simbólicos que perduran hasta hoy: el "Ore poriahu" (somos pobres), el "Ñane ñe'e" (la lengua guaraní) y el "Koygüa" (campesino) (Vial, 2008).

Carlos Pastore dice que la posesión "natural" de la tierra se transmitió de generación en generación del indio guaraní al campesino paraguayo. Esta herencia cultural hace que el paraguayo se sienta un propietario natural de las tierras, a pesar que éstas hayan sido vendidas por Bernardino Caballero en el pasado y Stroessner últimamente (Pastore, 2008). En la postguerra, ningún intelectual podrá entender que la cultura igualitaria sería la herencia del periodo independiente (Ibíd.).

Decoud afirmaba lo negativo que significaba que el paraguayo no quiera acumular riquezas, sin entender que él se formó culturalmente en la matriz económica de la subsistencia y no de la acumulación. Fue así en los 300 años de la colonia, y durante las seis décadas del periodo independiente, donde el igualitarismo es reforzado con la ideología protosocialista del Dr. Francia. ¿Qué necesidad de acumular o de robar tendría el paraguayo si el Estado le brindaba todo lo necesario para vivir dignamente? Tradicionalmente el Paraguay era conocido por la ausencia de ladrones. El científico Bonpland -adversario de Francia- apenas salía del país fue asaltado en la frontera. "Ya no estoy en el Paraguay", diría el francés en tono de burla.

Coincidiendo con Mariátegui, quien afirma que la cultura igualitaria inca es fácilmente asimilable al socialismo, podemos decir que los patrones culturales paraguayos tienen una matriz socialmente igualitaria, que trascendió históricamente, y que está más asociada filosóficamente al socialismo que a las ideologías que exaltan la competitividad y el individualismos (Rosa Luxemburgo decía por ejemplo, que la propiedad privada de los medios de producción es sólo un lapsus entre el "comunismo primitivo" y el "comunismo moderno". Véase Loureiro, 2008 Socialismo ou Barbárie.), como el capitalismo (Mariátegui, 1985). Blas Garay afirmaba que por sus antecedentes históricos, el Paraguay está en mejores condiciones para el socialismo (Bonzi, 2009). Debemos señalar no obstante, que el igualitarismo campesino sería impactado por la introducción de las relaciones capitalistas de producción en el campo, impulsadas por Stroessner en la década de 1960. Las relaciones capitalistas (producción de algodón para el mercado internacional) al introducir patrones como la propiedad privada de la tierra, el mercado, la competencia y el individualismo, fragmentaron la cultura igualitaria, pero no desapareció plenamente de la conciencia colectiva.

 

 

 

EL LIBERALISMO LOPISTA

 

1. EL PROYECTO LIBERAL DE CARLOS A. LÓPEZ

 

Francia dejó un país rico, sentando las bases para el salto industrial. A su muerte, las fuerzas productivas que satisfacían sobradamente el pequeño mercado interno, estaban estancadas y necesitaban liberarse para su mayor desarrollo. Don Carlos Antonio López, elegido Presidente por el Congreso, libera estas fuerzas productivas abriendo la economía paraguaya al mercado internacional. Una de sus primeras medidas fue la restitución de algunas propiedades a sus antiguos dueños. Los que poseían tierras de hecho (herencia de la colonia y reconocidas por Francia) tuvieron que regularizarlas poniendo en orden los documentos y pagar (5% sobre el valor de la tierra) un nuevo impuesto al Estado (Pastore, 2008). Don Carlos liberaliza las tierras por ley, el 26 de noviembre de 1842 (Con esta ley López deroga las Leyes de Indias, y los indios y mestizos perdían todo derecho patrimonial sobre estas tierras que ocupaban ancestralmente)  poniendo en vigencia las leyes de Castilla y de Toro (Ibíd.). A través del decreto del 7 de octubre de 1848, confiscaba todas las tierras comunales y privadas de los 21 pueblos de indios, con lo que el Estado efectivamente se quedaba con la propiedad de extensas tierras y con todo el ganado que durante 300 años (colonia y gobierno de Francia) pertenecieron a los indígenas. Los mestizos e indígenas no asimilados a la clase hegemónica se proletarizaron rápidamente.

López solamente entregó tierras a los indios "más capaces", que tenían "buena conducta" y que "habían prestado servicios al Estado". Los demás se convertían en trabajadores libres, la fuerza de trabajo necesaria para el desarrollo capitalista, tal como concebía López al Paraguay del futuro. Sin embargo, los 42 pueblos o partidos de origen español donde vivían 48 grupos importantes de indígenas fueron exceptuados del decreto, con lo que quedaban excluidos de la posibilidad de convertirse en ciudadanos paraguayos. Éstos seguirían bajo el régimen de servidumbre con sus amos de origen español (Ibíd.). López al declarar ciudadanos libres a los indígenas, jurídicamente daba el certificado de nacimiento al capitalismo paraguayo (Schwartzman, 1989), y en su afán de liberar las fuerzas productivas, repartió tierras a los indígenas más "aptos", que reunían condiciones de adaptación al nuevo rumbo liberal de la economía. Con las medidas liberales, empezaba a quebrantarse el antiguo orden igualitario recreado por Francia (Whigham y Cooney, 1996). Los pueblos indígenas, que florecieron en tiempos de Francia, desaparecerían como tales bajo el gobierno de López (Ibíd.).

Francia había expropiado a la oligarquía extensas propiedades y dejó en manos del Estado más de la mitad de las tierras de la Región Oriental y la totalidad del Chaco. López, por su parte, al expropiar las tierras de los 21 pueblos, aumentó considerablemente las posesiones del Estado paraguayo (Pastore, 2008). El gobierno, a la par que confiscaba tierras de los pueblos indígenas, expropiaba tierras del Estado a favor de propietarios privados. Liberó además el mercado local, permitiendo la radicación del capital internacional, con lo cual emergía una importante clase de terratenientes y se fortalecía la burguesía rural comerciante. López, al romper el aislamiento y abrir las fronteras al comercio internacional, condujo al país a un desarrollo capitalista más avanzado, dando inicio a una nueva configuración de clases sociales.

La concesión de tierras a propietarios privados hizo que en el otro polo de la sociedad paraguaya surja, por primera vez, una clase de trabajadores libres, dependientes del capital privado, generándose además un rápido proceso de proletarización del campesinado (Schwartzman, 1989). Aparecía un capitalismo agrario y mercantil, que obtenía plusvalía haciendo de intermediación comercial entre el proletariado rural y el Estado, que monopolizaba prácticamente todo el comercio exterior. El Estado compraba del comerciante, que a su vez contrataba al obrero para la explotación de los yerbales, y la producción de otros rubros como el tabaco. Bajo este régimen, tanto el Estado como el comerciante, extraían un importante excedente de la fuerza de trabajo (Herken y Jiménez, 1983).

La liberalización de la economía impulsada por López, no estuvo exenta de conflictos. Las clases subalternas se opusieron tenazmente a los cambios, reclamando la propiedad de la tierra como en el antiguo régimen de Francia. Fracciones de las clases hegemónicas, por su parte, exigían la liberalización no sólo del comercio exterior sino también la del comercio de la yerba mate controlado exclusivamente por el gobierno. De hecho, ya se producía una creciente contradicción entre las fuerzas productivas privadas y las relaciones monopólicas de producción impuestas por el Estado, además del conflicto entre las nuevas clases emergentes. La concentración de poder en el Estado era todavía tal, que entre el congreso de 1842 y el de noviembre de 1856, el número de diputados bajaría a 100; para la legislación vigente solamente tenían derecho a votar y ser electos legisladores, los propietarios privados. La drástica disminución de la cantidad de diputados significaba el ensanchamiento del Estado y la disminución de propietarios privados (Pastore, 2008).

 

2. LIBERALISMO LOPISTA

 

El 2 de enero de 1846 López estatizó la propiedad de la yerba y las maderas de uso naval, asegurando importantes ingresos al fisco y materia prima suficiente pala la construcción de buques de guerra para la defensa, en caso de mayores conflictos con Brasil (Ibíd.). Las actividades industriales y comerciales más importantes seguían siendo monopolio del Estado, como en tiempos de Francia. A pesar de la liberalización del comercio exterior, la yerba (la mayor riqueza del país, que además de crecer natural y abundantemente, tenía una gran demanda internacional) seguiría siendo de propiedad exclusiva del Estado. López adoptó una medida inteligente, liberalizó el comercio pero otorgó mayores poderes económicos al Estado (Ibíd.).

La oligarquía terrateniente emergente -desplazada del poder temporalmente luego de la revolución de mayo- de la mano de López inicia un programa de desarrollo capitalista, introduciendo grandes reformas en la economía del país: construye el ferrocarril, el telégrafo, la imprenta, la fábrica de hierro, crea la universidad, contrata técnicos europeos y publica el primer diario, "El Paraguayo Independiente". Francia había dejado como herencia un país floreciente económicamente; expropiando a los ricos. Al verse obligado a cerrar las fronteras, expropió a la oligarquía y al latifundio, de donde consiguió la riqueza para el desarrollo. La tierra confiscada a los ricos fue repartida a los campesinos, a quienes entregó semillas, ganado e implementos agrícolas, con lo que iniciaba la primera gran reforma agraria de América Latina (Chiavenato, 1989).

Paraguay, que era el país más progresista del hemisferio sur, se ponía a la misma altura que los países europeos más desarrollados de la época, constituyendo una formidable maquinaria productora. En 1860, cuatro años antes de la guerra, producía 7 mil toneladas de tabaco, más de 10 millones de kilos de yerba mate y ya poseía 7 millones de cabezas de ganado vacuno para una población menor a un millón de habitantes. Cobraba en oro la exportación de yerba y tabaco, pero pagaba por los productos que importaba (motores a vapor, productos químicos, etc.) por medio del trueque (Ibíd.). En la fábrica de hierro de Ybycuí, que trabajaba las 24 horas y tenía 250 obreros, se producía una tonelada diaria de hierro, fabricándose desde armas para el ejército hasta implementos agrícolas para los campesinos. Construía sus propios buques de ultramar que transportaban productos a los mercados europeos. Su tecnología era muy superior a la de sus vecinos (Ibíd.). Pero la liberalización de la economía tendría consecuencias en lo político. El país fue virtualmente invadido y agredido (Rosas, que no reconocía la independencia paraguaya, permanentemente amenazaba con la ocupación) sistemáticamente por las potencias regionales. Ante el hostigamiento de los países vecinos, incluido el naciente imperialismo norteamericano, López optó por retrotraer al país a la antigua política de aislamiento impuesta por Francia. De nuevo, el Estado volverá a ocupar su tradicional rol de dirigente de la nación, desplazando a la burguesía emergente. Es el Estado otra vez quien se convertirá en el principal agente de la economía, y como tal, creador también de las relaciones capitalistas de producción e impulsor de las fuerzas productivas. Don Carlos consolida un capitalismo de Estado rígido y centralizado, entorpeciendo el desarrollo de las fuerzas productivas plenamente liberales, que tendrá como consecuencia el reagrupamiento de los "legionarios" en el exterior, opositores a su régimen (Pastore, 2008). Frente a la centralización del Estado, tanto las clases hegemónicas como subalternas (pequeños propietarios que explotaban yerba y madera), coincidirán en reclamar la desmonopolización de la yerba mate, el libre mercado, y la restitución de la tierra a sus antiguos propietarios.

Por sobre el programa capitalista impulsado por López, la oligarquía -por sus múltiples problemas y a pesar de las mayores libertades- no logrará constituirse en clase hegemónica, produciéndose un vacío de "sociedad civil", que nuevamente es compensado por el centralismo estatal heredado de Francia53. Aun los esfuerzos de López de liberalizar la economía, en el Paraguay el Estado seguirá ocupando su rol dirigente por sobre la sociedad civil durante todo el periodo de la preguerra (Schwartzman, 1989).

 

53 - Haciendo un paralelismo histórico podemos decir que el Estado paraguayo, en tiempos de López, adquiría cierto parecido a las modernas economías mixtas de la socialdemocracia europea actual, con la salvedad que en el caso de Paraguay existía una mayor intervención estatal. Las relaciones capitalistas en este periodo toman una vía totalmente inaudita; se introducen en la sociedad y se desarrollan desde las propias esferas del poder estatal, contradiciendo lo que sucedió históricamente a nivel mundial y en particular durante la colonia en América Latina. El capitalismo comercial en el continente americano se expandió contra el poder colonial, a quien finalmente liquidó con las revoluciones independientes de principios del siglo XIX. En Paraguay sucedió algo distinto; el capitalismo se desarrolló al amparo del propio Estado.

 

 

PERIODO DEL FASCISMO MILITAR (1940-1989)

 

1. LA GUERRA FRÍA Y EL ASCENSO FASCISTA

 

El 13 de agosto de 1937, tras el derrocamiento de Franco por un golpe militar, asume Félix Paiva, quien inmediatamente pone en vigencia la Constitución liberal de 1870, como ya lo dijimos, y se compromete a llamar a elecciones. El golpe fue un intento de reencauzar la unión de los militares y liberales, rota por Franco en 1936 (Rodríguez, 2010). En 1939, por la vía del autogolpe, el general José Félix Estigarribia, quien había regresado del exilio, asalta el poder. El Parlamento liberal se auto disuelve, dando plenos poderes al nuevo presidente. Se sanciona la ley de censura a la prensa y se establece una tregua (prohibición) política. Es promulgada una nueva Constitución de orientación totalitaria, que otorgaba poderes absolutos al Ejecutivo, como la facultad de disolver el Parlamento y ser el único que podía movilizar a las tropas del ejército. Estigarribia argumentaba que por la anarquía que imperaba en el país, era necesaria una tregua política (Bárcena E., 1983). Las puertas para el fascismo quedaban abiertas, gracias a su mayor enemigo: el liberalismo.

 

2. EL ÚLTIMO INTENTO DE NACIONALISMO LIBERAL

 

Con el acceso de Estigarribia al poder se hará un intento de restauración del proyecto liberal, truncado en 1936. En 1940, momento en que se empieza a discutir en el Parlamento la aplicación del estatuto agrario elaborado por el Dr. Pastore, el campesinado seguía sufriendo angustiosamente la falta de tierra, que la revolución liberal de 1904 y la breve experiencia febrerista, no habían logrado solucionar. Para ese año la magnitud del problema seguía siendo muy grave. Se contabilizaban 90 mil campesinos sin tierra, y sólo 25 latifundistas concentraban en su poder 12 millones de hectáreas, lo que demostraba la gran desigualdad social reinante en el país. Grupos reaccionarios acusaban de "inspiración socialista" al estatuto de 1940. El estatuto seguía siendo parte del proyecto de la emergente burguesía liberal, que se proponía quebrar el monopolio del capitalismo multinacional, para dar inicio a un proyecto nacional que buscaba conciliar la gran propiedad latifundista con la pequeña propiedad campesina, como estrategia de desarrollo de un país básicamente agropecuario. Estaba implícita en esta legislación la voluntad de desarrollar una burguesía nacional productora, tomando como sujetos de la reforma agraria al pequeño productor y a los industriales, prohibiendo expresamente la cesión de tierras a la clase comerciante, con la evidente intención de evitar la especulación inmobiliaria. El estatuto agrario sería derogado por Stroessner en 1963, para dar paso al gran capital sojero de origen brasileño, con lo que se cerraban definitivamente las posibilidades de un desarrollo nacional de carácter liberal (Pastore, 2008).

La gesta febrerista abrió un periodo revolucionario, pero irónicamente y como un reflejo de sus propias contradicciones, facilitó el ascenso del fascismo. Estigarribia sentará las bases jurídicas y políticas para la proyección totalitaria en la historia paraguaya, y su muerte en un confuso accidente aéreo, sería la puerta de entrada definitiva del totalitarismo en el país (Desde esa fecha, los militares sólo abandonarían el poder en febrero de 1989). Los militares nacionalistas, nucleados en el Frente de Guerra, aprovechan hábilmente el fallecimiento de Estigarribia y presionan al Consejo de Estado para el nombramiento del general Higinio Morínigo, un oficial no afiliado a ningún partido, pero férreo simpatizante del fascismo (Mora y Cooney, 2009).

Con Morínigo en el Palacio de López, se produjo el desplazamiento definitivo de los políticos del poder. El militar pondrá en práctica las amplias facultades otorgadas al Ejecutivo por la Constitución de 1940. A pesar de la tendencia autoritaria de Estigarribia, el liberalismo actuó como su contención, pero Morínigo -no adscripto a ningún partido- tenía las manos libres para conducir al país hacia el totalitarismo. La dictadura moriniguista -que encontrará suficiente justificativo en el caos existente- perseguirá implacablemente a los políticos opositores al régimen, apelando al estado de sitio como instrumento legal (Bárcena E., 1983). El mismo Estigarribia había reconocido la necesidad de instaurar un régimen fáctico ante los problemas de gobernabilidad que se experimentaban a fines de la década de130. El general Morínigo ejecuta el proyecto totalitario de Estigarribia pero con un partido más afín a sus ideas nacionalistas: la ANR. Al igual que la Italia fascista en 1941, en el Paraguay se gesta una alianza casi secreta entre el "Frente de Guerra" y los "tiempistas", el ala más reaccionaria de la Iglesia Católica, liderada por Luis A. Argaña, ministro de Relaciones Exteriores y admirador del régimen franquista español. Esta alianza se resquebrajaría unos años después: el Frente presionaba a Morínigo para apoyar al nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, y los tiempistas abogaban a favor de los norteamericanos (Mora y Cooney, 2009).

Sólo hacia finales de la contienda, cuando ya se avizoraba el triunfo aliado, Morínigo es forzado a dar su apoyo a Estados Unidos. Los del Frente de Guerra y los "tiempistas", no obstan te su división entre el eje y los aliados, se pusieron de acuerdo durante la agresión hitleriana a la Unión Soviética. Tanto los del frente como los tiempistas, pensaron erróneamente que la invasión nazi significaría el fin del "imperio comunista" (Bonzi, 2009).

 

3. EL GIRO FASCISTA

 

Con el nombramiento del general Higinio Morínigo, se operó el definitivo giro fascista. Entre marzo y mayo de 1944 Morínigo firma los decretos 2927 y 3790, con los que dejaba sin efecto las leyes agrarias liberales de 1918, de 1926 y de 1935, y las reformas sociales febreristas de 1936, con lo que convertía nuevamente a los campesinos en "intrusos" de las tierras privadas que seguían ocupando. Con estos decretos, el 63% de los agricultores se proletarizaba.

Ese año, el Servicio Técnico Interamericano de Cooperación Agraria (STICA) realizó un censo de las tierras cultivadas en el Paraguay. Las cifras fueron reveladoras; el 48,1% de los campesinos minifundiarios vivían en lotes de menos de 5 hectáreas, el 49,22% en lotes de 5 a 50 hectáreas, de 1,2% habitaban lotes de 50 a 100 hectáreas y el 1,3% en tierras de 100 a 1.000 hectáreas. La burguesía agraria -propietaria real de sus tierras- era dueña del 35,3% de lotes mayores de 1.000 hectáreas y representaban sólo el 0,2% de los propietarios de tierras cultivables. Sólo el 3,8% (1.549.786 hectáreas) del total de tierras del país (40.675.200 hectáreas) estaban destinadas a la agricultura, el resto se distribuía entre la oligarquía ganadera, que poseía 16.125.414 hectáreas (el 39,6% del territorio nacional) y las multinacionales latifundistas (tanineras, yerbateras y forestales) que tenían 22 millones de hectáreas de bosques (54,1 % del territorio nacional). Para 1950, el 64% de la producción ganadera era controlado por 540 propietarios ganaderos. Mientras las tanineras utilizaban tecnología de punta -ferrocarriles, buques, telégrafos, telefonía, máquinas procesadoras- los campesinos sobrevivían penosamente utilizando instrumentos de labranza arcaicos, como el arado de madera, bueyes y carretas, con el agravante que 70.247 campesinos de los 94.498 censados por el STICA eran ocupantes ilegales de las tierras (Pastore, 2008).

A pesar que el 97,23% de la población campesina no era propietaria de sus tierras, la contrarreforma fascista de Morínigo, en la década del 50, tendría ardientes defensores como Natalicio González, quien argumentaba que gracias al impuesto a la gran propiedad territorial, el Estado podía financiar sus programas sociales. Sin embargo, para 1951 el monto recaudado "gracias" al citado impuesto, representaba sólo el 4,3% del total de ingresos fiscales del país. Teniendo en cuenta el daño que significó para el país la enajenación de sus tierras, el monto debería ser muy superior.

Pero la contrarreforma de Morínigo no se detenía y contemplaba el remate de los 80.000 km2 de tierras del Chaco, recuperadas durante la guerra. Los lotes fueron divididos en 1.500 y 8.500 hectáreas. Las propiedades de la Región Oriental fueron fraccionadas en lotes de 250 y 1.000 hectáreas para el mismo fin (Pastore, 2008). Con estos cambios, Morínigo consolidaba una estratégica alianza de clases con la oligarquía terrateniente y proletarizaba aún más a los campesinos. Sentaba las bases además para el nacimiento de una nueva clase de latifundistas que se beneficiaba con la venta de tierras. Nuevos propietarios por una parte, y una gran masa de trabajadores rurales libres por la otra. Una ecuación perfecta para el nuevo ciclo de explotación capitalista que se iniciaba. Morínigo, como medida de contención, puso en vigencia la fascista ley 217, que regulaba las actividades sindicales. No obstante las medidas represivas, al influjo del PCP es creado el Consejo de Obreros del Paraguay, con fuerte presencia en los obrajes del Alto Paraguay (Bonzi, 2009).

 

4. LA PRIMAVERA DEMOCRÁTICA

 

Durante la posguerra, Estados Unidos presiona para democratizar el país y liberalizar la economía. El objetivo yanqui era purgar de agentes pronazis el gobierno y las fuerzas armadas, para formar un gobierno de corte más liberal (Mora y Cooney 2009). Morínigo cede a la presión y pasa a retiro a los oficiales del Frente de Guerra, viéndose obligado a formar un gobierno de coalición entre colorados y febreristas. El triunfo de los aliados (además de la Rusia comunista) contra la Alemania nazi, y como resultado de los profundos cambios internacionales, inicia una tímida apertura política en el país, legalizándose todos los partidos, incluido el Partido Comunista, que por primera vez en su historia logró tener entre sus filas a unos 10.000 afiliados. La presión interna e internacional obligó a la dictadura de Morínigo a democratizar el país, que vivía días de euforia política. La derrota nazi y el avance comunista en Europa-luego de lo-s acuerdos de Yalta- posicionaban al PCUS con una enorme fuerza que irradiaba sobre el mundo, y la oposición democrática paraguaya entendía que la dictadura de Morínigo -remanente del nazismo derrotado internacionalmente- no podía continuar.

En este ambiente se sucedían masivos actos políticos y movilizaciones. El corto espacio de libertades públicas de 1946, conocido como "Primavera Democrática", fue prácticamente la eclosión de la convulsión revolucionaria iniciada en febrero de 1936 y parte inherente de los cambios operados a nivel internacional. Morínigo, que originalmente formó gobierno con liberales y la concertación febrerista, y se despojó de éstos para aliarse a los "tiempistas", en junio de 1946 tuvo que aceptar un gobierno de coalición entre colorados, febreristas y las fuerzas aunadas. Este periodo de esplendor democrático, que sólo duraría unos seis meses, culminaría con la contraofensiva reaccionaria de 1947.

 

5. EL PYNANDÍ Y LA CONTRARREVOLUCIÓN DE 1947

 

En medio del fervor democrático en 1947 y la actividad de grupos radicales como el Partido Comunista, el país vivía en una gran inestabilidad política, generándose una situación de crisis pre-revolucionaria. El descontento por las acciones represivas del general Morínigo contra los opositores era generalizado. Se producían sublevaciones y luchas internas en las fuerzas armadas, y las tensiones entre los colorados y febreristas amenazaban con derivar en una crisis insoluble. El PCP advierte que el "Guión Rojo" estaba complotado en el plan de copar la Caballería para después apoderarse del gobierno (González D., 2010). El 11 de enero, los febreristas se alejan del poder debido a la crisis, formándose un gabinete de militares sin los colorados (Bonzi, 2009). Los militares, convertidos en árbitros, se comprometían a llamar a elecciones para una nueva constituyente en agosto de 1948.

Dos días después, el 13 de enero, la historia cambiaría abruptamente; Morínigo, en complicidad con el "Guión Rojo", ala fascista colorada, organiza un autogolpe e inicia una de las mayores represiones contra la oposición. La antigua alianza febrerista- colorada es transformada en la entente colorada-militar por Morínigo, quien nombra ministros colorados y militares en su gabinete (Bárcena E., 1983). En pocos días, miles van al exilio y las cárceles se abarrotan de presos políticos, otros son confinados.

A partir de este momento, las fuerzas armadas se convierten en un simple partido más, actuando activamente en la política. Como respuesta, un grupo aneado franquista, apoyado por militares institucionalistas, se sublevan y asaltan el cuartel de policía el 7 de marzo. Al día siguiente se rebela la guarnición militar de Concepción, con lo que empezaba la guerra civil. El ejército se divide, los destacamentos militares del Chaco y Concepción (los mayores en poderío militar por los armamentos y número de oficiales), parte de la marina y la aviación se pliegan a la revolución (Ibíd.). El mayoritario apoyo militar, sumado a la adhesión de liberales, franquistas y comunistas deriva en una correlación de fuerzas favorable a la insurrección cívico militar. Se produce una situación revolucionaria.

La respuesta del Partido Colorado apuntaría a movilizar a 15.000 pynandí (los reservistas desmovilizados tras la guerra del Chaco) para contener la revolución (Chiavenato, 1980). La exhortación al nacionalismo de parte del "Guión Rojo" logra la adhesión de este sector, de origen masivamente campesino (El campesinado paraguayo era más permeable a la ideología "nacionalista" colorada, que al Partido Liberal, cuya matriz ideológica se asocia irreductiblemente al Río de la Plata, región de no muy gratos recuerdos en el sentimiento paraguayo). El pynandí era el más pobre de los pobres, el de "pies descalzos", el proletario rural que esperaba su redención en el caudillismo colorado (En esa época ya se vivía el vendaval populista en América Latina, y sonaban los nombres de Juan Domingo Perón, en la Argentina, y Getulio Vargas, en Brasil, como líderes redentores de la clase trabajadora) . Era como el descamisado argentino que tenía en Perón su salvador. Sobre la base social del pynandí, el Partido Colorado logrará organizar una milicia civil para contener al frente revolucionario. Los insurgentes habían conquistado la adhesión de la mayoría del ejército, pero los colorados logran movilizar a las hordas pynandí para ahogar la insurrección (Bárcena E. 1983).

Tras cinco meses de guerra civil, los sublevados sitian Asunción, pero son finalmente derrotados el 18 de agosto en el puerto de Villeta, a unos pocos kilómetros de la capital. Las armas automáticas enviadas por Perón a las fuerzas progubernamentales fueron determinantes para sofocar la revuelta (Este gesto sería recompensado cuando la revuelta militar de 1955 despoja a Perón del poder, quien se refugió en una cañonera paraguaya anclada en el Río de la Plata). Los militares estadounidenses, durante toda la contienda, asesoraron a las huestes de Morínigo (Bonzi, 2009). Luego de la derrota de las fuerzas opositoras, el Partido Colorado se consolida en el poder. Con el triunfo colorado en alianza con los pynandí, se sedimentaría una ideología seudonacionalista, supuesta continuación de la tradición francista y lopista. El neo coloradismo, tras la guerra civil de 1947 se convierte en el heredero bastardo del nacionalismo.

Cuando Francia en el periodo independiente fundó el Estado nacional, fusionó el jacobinismo al igualitarismo, pero con Bernardino Caballero en la posguerra, el jacobinismo sería re emplazado por el conservadurismo nacionalista-que entraría en crisis a fines del siglo XIX- retornando robustecido en 1947. Los pynandí durante la guerra civil, fueron movilizados para luchar contra la agresión "franco-líbero-comunista", portadora esta última de una ideología "extraña" a la patria. El pynandí convencido de defender una causa nacional, fue instrumentado y convertido en un elemento contrarrevolucionario, actuando contra sus propios intereses de clase. La propaganda contrarrevolucionaria durante la guerra civil, hábilmente centraba sus ataques en el peligro de "infiltración comunista", aun cuando el Partido Comunista era minoritario en el frente. El comunismo, que tenía el antecedente de oponerse a la guerra contra Bolivia, era un condimento ideal para enardecer el sentimiento nacionalista de los pynandí. Los colorados, astutamente consumían un discurso nacionalista frente a la agresión "extranjera" que amenazaba con "dominar el planeta". Los pynandí conservaban fresca en la memoria la indefensión del Chaco y la "entrega de las tierras recuperadas" por el gobierno liberal.

En este contexto se produce un pacto nacionalista y conservador contra el bloque revolucionario mediatizado por el liberalismo. La causa colorada fue así convertida en causa nacional (Bárcena E., 1983). La guerra civil se desarrollaba en el marco de un duro enfrentamiento entre Occidente y el "peligro rojo", que avanzaba sobre Europa y amenazaba extenderse a nivel mundial. Las atrocidades cometidas por Stalin en nombre del socialismo fueron un valor agregado para nutrir la propaganda oficialista contra la revolución. Pero a pesar que el mundo se estaba dividendo en dos bloques hegemónicos, después del triunfo bolchevique en Rusia, los Estados Unidos tenían muy poco interés en América Latina, y sólo por pedido de Natalicio González, habían enviado dos agentes de inteligencia de la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), antecesora de la CIA, para monitorear si el comunismo estaba realmente vanguardizando el frente revolucionario en 1947 (Caballero A., 1988). Los colorados estaban seguros de la infiltración marxista, pero para los norteamericanos, era todavía muy lejana la posibilidad del triunfo comunista en América Latina.

Luego de la derrota revolucionaria, los pynandí, al amparo de las fuerzas policiales, asolarían las campiñas ocupando a la fuerza propiedades de campesinos pobres. Se iniciaba la mayor diáspora conocida en el país; 400 mil opositores (un tercio de la población) huyen al exilio argentino (Jara Goiriz, 2004). El 3 de junio de 1948 es depuesto Higinio Morínigo por los colorados, que a esas alturas ya controlaban totalmente el poder. En 1950 Roberto L. Petit, un colorado de tendencia socialista durante el gobierno de Federico Chaves (1949-1954), del ala democrática del Partido Colorado, impulsará algunas reformas, creando el Instituto Superior de la Reforma Agraria y poniendo en vigencia nuevamente el Estatuto Agrario de 1940, reglamentando el artículo 30, que prohibía la venta de tierras a extranjeros a 100 Km. de la frontera.

No obstante la vigencia del Estatuto, La Industrial Paraguaya -enriquecida en tiempos de Caballero- violó la legislación y vendió a los brasileños un total de 436.364 hectáreas en las zonas de Amambay y Alto Paraná (Pastore, 2008). Con la ANR en el poder, las luchas internas no terminarían; continuaron los apresamientos y represiones. El país seguía convulsionado por la corrupción y los enfrentamientos, y todos esperaban el nuevo golpe de Estado en cualquier momento.

 

 

 

LA FORMACIÓN SOCIAL PARAGUAYA DE LOS SIGLOS XX Y XXI

 

1. LA CLASE INVISIBLE

 

En la configuración de clases en el Paraguay, y desde un punto de vista tradicional, podemos citar como clases hegemónicas: a- a los agro exportadores de oleaginosas y algodón (capitalismo mercantil); b- al latifundio ganadero; c- a los industriales (burguesía industrial); d- a la burguesía comercial (importadores, exportadores de materia prima, etc.); e- a las empresas constructoras; f- a las clases financieras (oligarquía financiera), y últimamente, g- a la burguesía agraria. Dentro de esta visión "normal" de la formación social, hay que incluir a la clase narco-contrabandista, como una fracción entrelazada con el bloque de poder, y con una enorme influencia política. Esta fracción está constituida por grupos de poder vinculados al comercio ilegal (triangulación, narcotráfico, tráfico de armas, piratería, etc.)166. Entre 1992 y 1998 se calcula que 15.000 millones de dólares americanos provenientes del dinero sucio pasaron por Foz de Iguazú, según investigaciones realizadas por la Policía Federal Brasileña (Miranda, 2002). En el año 2006, de acuerdo a datos oficiales de la aduana, ingresaron al país mercaderías por valor de 5.757 millones de dólares, pero el consumo local fue de sólo 2.665 millones, de acuerdo a la Encuesta de Hogares de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC), produciéndose un excedente de 3.092 millones de dólares en el mercado, de acuerdo a fuentes del Banco Central.167 ¿Quién opera esta gran masa de capital ilegal que circula en el mercado? Una parte es manejada por los propios importadores "legales" que sólo declaran una parte de sus actividades comerciales para evadir impuestos, pero la mayor parte está en manos de la clase social "invisible" (Palau, 2005). A diferencia de las otras economías de Latinoamérica, las actividades ilegales generan grandes ganancias en el mercado paraguayo, las que podríamos ubicar como actividades del sector comercial. Parte de esta ganancia "invisible", en la era colorada se reinvertía en el sostenimiento del régimen de partido único a través del soborno a políticos y de la burocracia estatal. Entre noviembre de 2001 y abril de 2002, sin conocerse el origen, fueron remesados desde Paraguay a los paraísos fiscales más de 2.114 millones de dólares (Méndez, 2007).

En el negocio de la triangulación operaban las mayores industrias del mundo. La angloamericana British American 'Tobacco (BAT), la tabacalera más grande del mundo, junto a la Philip Morris (norteamericana) ganó, sólo en 1998, 18.000 millones de dólares. La BAT, que también está involucrada en el lavado de dólares, dirigía el negocio de la triangulación a través de su filial en Brasil, la "Souza Cruz" y "Nobleza Piccardo" en Argentina. Los cigarrillos que consumían los 50 millones de fumadores brasileños ingresaban vía triangulación; eran fabricados en Brasil, salían e ingresaban de contrabando por Paraguay (Ibíd.). A veces ni siquiera salían del Brasil y sólo figuraban en los papeles. Según estimaciones, a mediados de la década del 90, el comercio entre Ciudad del Este y Foz de Iguazú, movía alrededor de 15.000 millones de dólares anuales, cifra 14 veces superior a las exportaciones paraguayas de la época (Miranda, 2001). El lavado de dinero ascendía fácilmente a unos 20 millones de dólares diarios (Miranda, 2001).

166 Durante su visita a Paraguay en el 2005, Donald Rumsfeld, Secretario de Defensa de Estados Unidos, decía como un llamado de atención, que el Paraguay importó de Estados Unidos unos 600 millones de dólares en el año 2004, sin embargo sólo se declaraba que al país ingresaron "legalmente" unos 100 millones de la moneda americana. La mafia del contrabando "exporta" ilegalmente las dos tercias partes del total exportado por el Paraguay según estimaciones. De acuerdo con el diario "O Globo", por Ciudad del Este ingresan al Brasil alrededor de 1.200 millones de dólares en concepto de contrabando, citado por Palau, 2003.

167 - Diario ABC Color, 11 de marzo de 2007.

 

2. LA BURGUESÍA INDUSTRIAL Y LAS CLASES HEGEMÓNICAS

 

Para 1993, según Paredes, el 37,9% de la fuerza laboral era agrícola, y el proletariado industrial era prácticamente inexistente. El obrero fabril, que constituyó una masa importante a principios del siglo XX casi había desaparecido, llegando sólo al 14% de la PEA en ese año (Paredes, 2002). El proletariado industrial, además de constituir una población bajísima, estaba empleado mayoritariamente en pequeñas fábricas artesanales y familiares, que demandaban muy baja fuerza de trabajo. Hacia fines de la década del 70, el 75% de los obreros que laboraban en establecimientos con menos de 10 trabajadores llegaba al 52% del total (Fogel, 2005).

Como consecuencia del pequeño mercado interno, la burguesía industrial fue condicionada históricamente a someterse al Estado (el gran consumidor) como proveedor de productos, aceptando reglas fraudulentas durante la era colorada (1954-2008). La existencia de la burguesía industrial como clase, dependía irremediablemente de las prerrogativas del poder (Paredes, 2002). Esta fracción burguesa está condenada a subordinarse al Estado para sobrevivir como clase, y de ahí su imposibilidad estructural de convertirse en sujeto autónomo, y menos aún conducir un proyecto de desarrollo industrial independiente al Estado. Su sometimiento a los vaivenes del mercado impulsados por el Estado, se reflejaron claramente entre 1972 y 1982 -auge de las obras hidroeléctricas-, periodo en que su potencial disminuye abruptamente. En 1972 se contabilizaban 2.692 empresas industriales, que para 1982 disminuyeron a 1.286. Una parte importante del capital industrial había migrado a la rama de la construcción. En ese periodo, la PEA industrial bajó de 15,05% a 12,07%, mientras que subió de 3,01% a 6,77% en la industria de la construcción (Fogel, 2005).

La burguesía agraria agro exportadora y la oligarquía ganadera (que producen para el mercado exterior), devienen en actores autónomos con relación al Estado.168 Estas dos clases, antes que conciliar con el Estado deben presionar sobre él para sus conquistas, tal como viene haciendo la Unión de Gremios de la Producción (apoyados por la ARP y la FEPRINCO) con sus "Tractorazos", desde principios de este siglo. El gremio industrial ha buscado permanentemente acercarse al gobierno (TRAFOPAR, proveedor de ANDE, etc.), para mantener buenas relaciones. No deja de ser llamativo el conflicto generado a principios de 2009 entre la ARP y la UIP con relación al apoyo brindado al "tractorazo" por el gremio ganadero y que encontró oposición en los industriales, que calificaron la medida como innecesaria169.

El capitalismo paraguayo es mercantil y financiero, altamente especulativo. En el país no se formó la clase tradicional burguesa, que hizo su acumulación primaria en la producción, como sucedió en los capitalismos avanzados de Europa y Estados Unidos, e incluso en países latinoamericanos como Brasil, Argentina, Chile y México. La clase hegemónica paraguaya se formó como clase, gracias a las prerrogativas del Estado prebendario que le permitió acumular una gran masa de capital por medio de las contrataciones o licitaciones públicas amañadas. Es un capitalismo de tipo tardío que saltó del proceso de acumulación primitiva al capitalismo monopólico, altamente especulativo y conservador170 llegando al extremo de reinvertir una parte de sus ganancias, en el latifundio ganadero (Zanardini, 1997). Mientras en los otros países (Europa en el siglo XVIII y XIX y América a principios del siglo XIX) el capitalismo, en su proceso de expansión liquidó a la clase terrateniente, en Paraguay contradictoriamente, la clase capitalista revitaliza el latifundio invirtiendo su capital en la compra de grandes extensiones de tierra.171 Históricamente el latifundio y el capitalismo fueron antagónicos. Desde el punto de vista de la economía clásica, la burguesía comercial es la clase que termina por acabar con la clase latifundista. En Paraguay, paradójicamente estos dos modos de producción se complementan y conviven sin contradicciones (Palau, 2005). Esto se debe a tres factores; en primer lugar, a la ideología conservadora de la clase dominante (la inversión inmobiliaria es altamente segura), en segundo lugar, la alta demanda de la carne paraguaya en el mercado internacional que favorece a la inversión ganadera, y por último, la cuestión del estatus social. Tradicionalmente las clases ricas en el Paraguay provienen de la oligarquía ganadera, y ser ganadero es pertenecer a esa clase. Wasmosy, que a principios de los 70 hacía fletes en un camioncito, luego de acumular una inmensa fortuna, a fines de esa misma década se convirtió en un exitoso ganadero de la estancia "Santa Teresa", criando los famosos "Nelores mochos de Goya S.A." (Méndez, 2007).

 

168 - Fue muy gráfico el enfrentamiento entre la ARP y la UIP en momentos que los sojeros amenazaban con un tractorazo contra el gobierno de Lugo a principios de este año. La UIP públicamente sentó postura contra la movilización defendiendo al gobierno.

169 - A tal grado llegó el conflicto que la ARP estuvo a punto de no permitir a los industriales participar de la Expo, feria que anualmente realiza la burguesía paraguaya en la ciudad de Mariano Roque Alonso.

170 - A tal grado llega la deformación capitalista en el Paraguay, que por ejemplo, las empresas públicas de servicios (Administración Nacional de Energía Eléctrica y la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay) durante el verano (época en que aumenta el uso del agua y la luz) realizan masivas campañas por medios de comunicación, instando al público a racionalizar el uso del servicio para evitar cortes y desabastecimiento. Usar menos es vender menos, ¿qué empresa capitalista en el mundo estaría interesada en vender menos? Sólo en el Paraguay ocurre esto.

171 - La inversión en tierras con fines especulativos es un reflejo de la conciencia conservadora del capitalismo paraguayo, además, tiene que ver el deseo de estatus oligárquico de la nueva clase emergente. Son conocidas las denuncias de monseñor Zacarías Ortiz y del padre Pablo Cáceres, sobre las actividades de los "narco ganaderos", que se fueron instalando en la zona de Concepción en los últimos años, y reciben la protección de los propios ganaderos de la Asociación Rural del Paraguay. Según los religiosos, éstos utilizan la ganadería sólo para encubrir el tráfico de drogas, la verdadera actividad que finalmente realizan.

 

3. LAS CLASES SUBALTERNAS

 

Paraguay es uno de los países más desiguales del mundo. El 10% de la población con mayores ingresos se apropia del 42% del ingreso nacional, mientras que en el otro polo, el 10% más pobre se queda sólo con el 1% del ingreso nacional. El 1,6% de los propietarios son dueños del 75% de las tierras, el resto se distribuye entre medianos propietarios y el minifundio. Los niveles de ingreso de la clase trabajadora tienen relación directa con su nivel de instrucción. Los que no tienen formación profesional ganaban tres veces menos (340.500 Gs.) que aquellos que tenían formación terciaria, que ganaban 1.524.600 Gs., según estudios de 1997 de la DGEEC. En el sector rural la situación era más grave; los asalariados rurales sólo ganaban el 59% del salario mínimo. Las mujeres trabajadoras recibían tan sólo el 42% (el 25% del salario mínimo legal) del ingreso que se pagaba a los varones (Paredes, 2002).

 

3.1 LA PEQUEÑA BURGUESÍA RURAL

 

Hasta la década del 60 -antes de la introducción de relaciones capitalistas de producción en el campo-, a pesar de que la mayoría de los campesinos no tenían títulos de propiedad, la problemática de la tierra no generaba conflictos graves. La pequeña burguesía rural y el latifundio, como actores sociales, convivían entrelazados sin que se percibiera una diferenciación social muy clara, hasta el punto que los caudillos tradicionales provenían de las clases rurales hegemónicas. Los campesinos como tal, no tenían una representación política de clase y estaban subordinados a caudillos de los partidos tradicionales durante décadas (Fogel, 2005).

Existió históricamente en el país una pequeña burguesía rural, conocida como mboriahu ryguatá (pobre satisfecho), heredera de la tradición francista y lopista de la vida en abundancia, poseedora de cierta cantidad de tierra (y nivel económico) que la utilizaba extensivamente. Una visión ortodoxa considera a este grupo poseedor de tierra (principal medio de producción en el modo de producción campesino), como una clase propietaria. Sin dudas, el campesino es dueño de su medio de producción, pero ¿qué pasa cuando ese medio de producción ya no le sirve para su reproducción como clase? Hace años que ya no puede competir en el mercado comercializando sus productos. El algodón lo llevó a la quiebra y los rubros "alternativos" como el sésamo también lo están conduciendo a la ruina. El campesino, como consecuencia del desarrollo del capitalismo sojero, entró en un proceso de proletarización casi irreversible. 'tiene la "propiedad" sobre la tierra, pero ya inservible para su modo de producción. Permanecen bolsones de pequeña burguesía rural en zonas tradicionales (Paraguay, Cordillera, Misiones, etc.) de producción no sojera, pero que también están amenazadas en proletarizarse frente a la agresividad del capitalismo agrario. En otras zonas como Guairá, permanecen resabios de proletariado rural: trabajadores que venden su fuerza de trabajo en los ingenios azucareros, estacionalmente en tiempos de zafra, y que en la medida que avance la mecanización tenderán a desaparecer.

 

3.2 LOS CAMPESINOS SIN TIERRA, EL NEO PROLETARIADO RURAL

 

Los llamados genéricamente "campesinos sin tierra" son los verdaderos proletarios rurales, familias que tienen el usufructo (usar y gozar) pero no la propiedad (disponer) de la tierra. Esta es la población mayoritaria en el medio rural. Son familias que entre las décadas de160 y 70 fueron reubicadas en departamentos de colonización como Caaguazú y San Pedro, pero no tienen asegurado el título de propiedad. Es el grupo más vulnerable frente al avance sojero, presionado a vender sus "derecheras" y migrar del campo. Por su situación de miseria, fueron los protagonistas de grandes movilizaciones, pero también permeables a la manipulación política.

Hay una diferencia importante entre los "sin tierra" y la pequeña burguesía rural. Esta última, debido a que sus intereses colisionan directamente con el modo de producción del capitalismo sojero, sí posee una mayor autonomía de clase. (Georg Lukács dice que la clase que tiene "conciencia de clase" es aquella que puede convertirse en protagonista de la historia, la que puede transformar la realidad. Véase "El Marxismo Ortodoxo y el Materialismo Histórico", Editorial Grijalbo, Pág. 42, México, julio de 1978)  Por su parte, los campesinos sin tierra, al no sentir su "propiedad" amenazada, tienen la plasticidad de adaptarse a los vaivenes coyunturales de la economía y de la política. Pero por otra parte, en situaciones de crisis, los "sin tierra" se convierten en protagonistas, como de hecho sucede con las ocupaciones de tierra. Es decir, los intereses de la pequeña burguesía rural colisionan estructuralmente con el capitalismo agrario, mientras que los intereses de los "sin tierra" son más coyunturales.

 

3.3 TRABAJADORES DEL SECTOR TERCIARIO

 

Los trabajadores del sector de servicios y comercio, llamados terciarios, representan la población trabajadora mayoritaria del Paraguay, que habría que desagregar en tres grupos: el funcionariado público, los trabajadores privados del sector comercio y finanzas, y los trabajadores informales llamados eufemísticamente "microempresarios". El sector servicios representa el 58% de la PEA, mientras que el primario el 24%, y el sector secundario entre el 16 y 18%. El 16% de la fuerza de trabajo global está constituido por el funcionariado público (Paredes, 2002), ligado históricamente al partido-Estado, y dentro de la estructura partidaria cumplía la función de reproductor ideológico del sistema. Representaba el electorado leal que al llamado del partido acudía disciplinadamente a las urnas a depositar su voto. Esta masa, orgánicamente estructurada en el seno de la sociedad civil por medio de las seccionales, era políticamente inquebrantable, ya que respondía a patrones prebendarios muy rígidos. Entre el funcionario público y el partido-Estado se construyó una formo de solidaridad orgánica, basada en la reciprocidad mutua; el Partido-Estado le brindaba bienestar a cambio de su lealtad.

El sector más emblemático del funcionariado es el gremio de los educadores. Durante el régimen dictatorial (1954-1989) fue el reproductor ideológico de la dominación. Tras el golpe de 1989 experimentó una adaptación, deviniendo en una sólida corporación sindical para defender los privilegios conseguidos bajo la férula colorada, y opuesta tenazmente a los cambios democráticos. El gremio de los educadores (excluyendo a grupos independientes como la OTEP) por el rol de reproductor ideológico que cumplen en la sociedad, y sus mayores privilegios en relación a los otros funcionarios, es probablemente la masa más conservadora del funcionariado público en general. Los otros dos sectores (los del sector del comercio privado y finanzas) políticamente son reproductores del sistema capitalista, pero no son reproductores ideológicos del sistema de dominación partidario tal como lo fue el funcionariado público durante la dominación colorada. (Los trabajadores del sector comercio y finanzas, aún cuando ganan sueldos miserables, ocupan la función de "gerentes" de las empresas donde trabajan, y no son explotados directamente como lo son los obreros fabriles. Los trabajadores informales, a su vez, al ser "propietarios" de los bienes que comercializan, son reproductores del sistema capitalista.)

 

3.4 POBLADORES DE LA PERIFERIA

 

Mucho se ha discutido sobre los pobladores del "cinturón de pobreza" de la ciudad, caracterizándolos desde "lumpen proletario" hasta nuevo sujeto social, pasando por el de "ejército industrial de reserva". Según los últimos estudios, el 55,3% de la PEA está compuesto por los trabajadores informales y los llamados "microempresarios". Estos dos últimos grupos (informales y microempresarios), por la función que cumplen en las relaciones de producción, se ubican como propietarios, y como tal, "iniciados" en el capitalismo, provistos de una conciencia individualista. Paredes cita a los 750 mil microempresarios y a las medianas empresas familiares, y habla de la conciencia individualista al referirse a los mismos y a los campesinos propietarios. No obstante, es más apropiado situar a estos actores como portadores de una cultura de la acumulación antes que solamente poseedores de un pensamiento individualista (Paredes, 2002). El sector informal creció en mayor proporción que el empleo formal; entre 1997 y 2004 el formal aumentó al 10,8%, mientras que el informal en el mismo periodo creció 44,7% (Abente, 2010). Los pobladores, por el grado de miseria en que viven, son fácilmente permeables a la manipulación política (negociados de viviendas en la SAS con dirigentes sin techo), pero sus mismas necesidades los convierten también en nuevos actores de cambio.

 

3.5 LA CLASE OBRERA Y EL ARTESANADO URBANO

 

En las primeras décadas del siglo XX, como consecuencia de la radicación de multinacionales extractivas, se formó una importante clase obrera. Las empresas fueron favorecidas por la gran demanda de productos primarios de los países industrializados en el periodo de entreguerra. Pero debido a su casi nulo desarrollo industrial y un comercio dependiente del Río de la Plata, el Paraguay, de la mano del latifundio, mantendría una estructura económica tradicionalmente agro exportadora, escapando incluso de la industrialización por sustitución de importaciones, característica en la región latinoamericana durante la época (Herken, 1975). Herken habla de una economía paraguaya "subdependiente" del Río de la Plata, que objetivamente impidió la constitución de una burguesía nacional. Naturalmente, al no producirse un proceso de industrialización, no se generó tampoco la constitución de una gran masa obrera en el país.

A principios de la década pasada, el 37,9% de la fuerza laboral era agrícola, y el proletariado industrial era prácticamente inexistente. El obrero industrial, que representó una cantidad importante en las primeras décadas del siglo XX, fue desapareciendo, llegando al 14% de la PEA a fines de siglo. El proletariado industrial, además de ser casi inexistente, mayoritariamente trabaja en pequeñas fábricas artesanales y familiares, que demandan muy baja fuerza de trabajo. Durante la década del 70, el 75% de los obreros que trabajaban en establecimientos con menos de 10 trabajadores, llegaban al 52% del total (Fogel, 2005). En el Paraguay, de esta manera, no se formó un gran proletariado fabril, clase que tendría la misión histórica de acabar con el capitalismo, según postulados del marxismo clásico.

 

3.6 PEQUEÑA BURGUESÍA URBANA Y LA FUNCIÓN DE LOS INTELECTUALES

 

La desigual distribución de la riqueza, que históricamente llevó a la constitución de una reducida clase hegemónica (con una gran concentración económica) y la consiguiente conformación de clases subalternas muy empobrecidas, derivó a la vez en la formación de una exigua pequeña burguesía. Por esta razón, la polarización entre las clases hegemónicas y las subalternas es muy aguda y evidente. En este escenario -de un mercado interno muy pequeño- los intelectuales, al no encontrar suficiente oferta laboral, son fácilmente cooptados por los organismos de cooperación internacionales (USAID, FMI, UE, BID, BM, NNUU, etc.), que orientan su "ayuda" inequívocamente hacia fines políticos muy claros: el fortalecimiento de la institucionalidad liberal burguesa (Paredes, 2002). Las agencias de cooperación, las ONG (monitoreadas por las agencias internacionales) y las universidades, tampoco pueden satisfacer plenamente la demanda de los intelectuales, que ineluctablemente son reclutados por las instituciones públicas. La migración de intelectuales hacia estamentos estatales del área social (SAS, CONAVI, SEN, SEAM, Salud, Educación, etc.) se produjo en dos momentos históricos: tras el golpe de 1989 y luego de la asunción de Lugo en agosto de 2008. Los intelectuales, una vez sometidos, ni siquiera devienen en intelectuales orgánicos, sino convertidos en burócratas que cumplen la función de sofocar los intentos de cambio impulsados desde el campo popular. Las capas medias paraguayas, a diferencia de sus pares de la cuenca del Río de la Plata, no representan un peso político importante por su débil autonomía y su pequeño peso cuantitativo. Por su falta de independencia, sus pocos intelectuales no ejercen tampoco mucha influencia sobre la sociedad civil, tal como ocurre en países de clase media numerosa.

 

 

 

EL PARTIDO-ESTADO

 

1. FORMA DE ACUMULACIÓN

 

La forma de acumulación del capitalismo paraguayo es muy diferente a la forma de acumulación de los otros países de América Latina. Schwartzman, al analizar la formación social de la era stronista (1954-1989), base de la formación del Estado capitalista moderno, señala que el área de servicios en el periodo 1962-1982 creció del 17,3% al 35%.Para el año 1972 esta área ya constituía el 24,1 % del Producto Interno Bruto, mientras que el sector agropecuario representaba sólo el 54,7%. Un crecimiento sumamente llamativo en un país considerado históricamente como de una economía agropecuaria y agro-exportadora. Ya durante 1982, en pleno auge del estatismo stronista, el 40% de los trabajadores eran independientes (vendedores ambulantes, microempresarios, etc.) y sólo el 22% eran obreros y jornaleros. El 11% eran trabajadores familiares no remunerados, y el 60% del sector agropecuario y comercial aparecía como "empleadores". El sector de servicios e industria representaban el 25% de la población. Según los mismos estudios, en el periodo comprendido entre 1985 y 1987, momento que puede considerarse el inicio de la declinación de la economía stronista, solamente los trabajadores del sector servicios representaban e145, 5% del Producto Interno Bruto total. El censo agropecuario de 1981 arrojaba como resultado que el 66,2% de las explotaciones agropecuarias representaban unidades inferiores a 10 hectáreas (minifundio) cada una, y sólo concentraban el 3,5% del total de las tierras, mientras que aquellas propiedades mayores a 1.000 hectáreas representaban sólo el 0,8% de las explotaciones agropecuarias, pero concentraban el 77,2% de las tierras en su poder (Schwartzman, 1989).

Las relaciones de producción capitalista174 son mínimas, y a la vez es casi nula la participación de una burguesía industrial en la vida económica del país, existiendo sí una gran participación del área de servicios (45,5% del PIB ya en el periodo 1985-1987), donde podríamos ubicar al Estado como el gran empleador. En el año 1982 el 40% de los trabajadores ya era independiente. Se puede inferir que este sector correspondería a los vendedores informales, ligados al gran comercio ilegal que empieza a desarrollarse desde mediados de la década del 70. Tanto en el sector servicios como el comercio ilegal existe una gran presencia del Estado como articulador de las actividades mercantiles. Un elemento más que hay que agregar, es la gran masa de dólares provenientes del exterior, vía remesa de trabajadores paraguayos en el extranjero, que aunque no hace parte directamente de una forma de acumulación, contribuye a la oxigenación del sistema175.

174 - Nos referimos a aquellas relaciones sociales de explotación y dominación que se dan en el proceso de producción en la industria capitalista.

175 - Unos 700 millones de dólares fueron remesados desde el exterior durante el 2005. Véase Última Hora, 13 de julio de 2006, pág. 4.

 

2. CONTROL SOCIAL Y PARTIDO HEGEMÓNICO

 

En el Paraguay hasta mediados de los 90, las clases fundamentales fueron: la oligarquía mercantil y financiera, estrechamente vinculada a las actividades ilegales manteniendo fuertes lazos con la burocracia estatal, y la clase ligada a la construcción. La burguesía agraria sojera, la burguesía mercantil agro exportadora y el latifundio ganadero, representaban facciones de clases dominantes secundarias dentro de la estructura de poder. A pesar que desde inicios del presente siglo la configuración de clases en el poder fue cambiando y la burguesía sojera adquirió mayor protagonismo, los grupos mercantiles, financieros y de la construcción -ligados al Estado- siguieron teniendo gran presencia económica. Una parte de las ganancias de estas clases se reinvertían en el sostenimiento del régimen de partido único. Podríamos señalar un dato llamativo; durante las internas coloradas de febrero de 2006, se alteró drásticamente la economía paraguaya al dispararse la inflación, escapando del control del Banco Central (BCP). Entre febrero y marzo -coincidentemente con esas internas donde se elegía al futuro presidente de la ANR-, el BCP emitió inorgánicamente unos 500 mil millones de guaraníes (casi 1.000 millones de dólares americanos), haciendo caer en picada a la moneda yanqui en unos 400 puntos (ABC Color, 30 de abril de 2006, pág.: 20). Ningún economista y ni los técnicos del BCP pudieron explicar con claridad este fenómeno inusual. Las internas coloradas fueron financiadas probablemente con el dinero ilegal (proveniente del narcotráfico, el contrabando, etc.), y con los royalties de Itaipú. Durante esas justas electorales, ingresó al mercado una gran masa de dólares sin estar acompañada de la producción de bienes y servicios, generándose inflación y desequilibrio económico. El resultado final fue que Nicanor Duarte Frutos terminó electo presidente con una mayoría aplastante, gracias a la enorme cantidad de dinero invertido en el mercado electoral. Este hecho demuestra también que una fracción de las clases dominantes en los últimos años, fue desdoblando su accionar hacia actividades más ilegales, y sin duda, fue la principal clase sostenedora del régimen de partido único" (Coincidentemente con las internas del Partido Colorado, Nicanor Duarte Frutos y José Alberto Alderete (Presidente de la ANR) habilitaron una cuenta en el quebrado banco Multibanco, donde eran depositadas sumas siderales por personas anónimas (presumiblemente vinculadas a actividades ilegales) para financiar la campaña electoral del Partido Colorado. Véase diario ABC Color, sección política, 24 de febrero de 2008. Véase también el artículo del periodista Jorge Torres Romero, del diario Última Hora, del sábado 23 de febrero del mismo año.).

El otro sector -ligado a la industria de la construcción- obtiene ganancias vía negociados en las grandes obras públicas. Los dos grupos estaban fuertemente vinculados a la burocracia estatal, nutriendo al partido a cambio de garantías para sus actividades. En 2007 se volvió a producir otra inusitada inflación, debido a la gran masa de dólares que ingresó nuevamente al mercado electoral en el marco de las siguientes internas coloradas. Los dólares, que provenían de los royalties de Itaipú y Yacyretá (ABC Color, pág. 15, 6 de setiembre de 2007) y del comercio ilegal, inundaron el mercado financiero y alteraron nuevamente el funcionamiento de la economía, afectando al sector exportador por la caída del dólar. El masivo ingreso de divisas al mercado tuvo los mismos efectos anteriores; devaluó el dólar y disparó la inflación (Habría que agregar a este fenómeno, coincidentemente, la caída del dólar a nivel internacional, pero esto no es determinante. Lo fundamental acá es el ingreso masivo de divisas al mercado local). Con este fenómeno quedaba demostrado el fuerte control que estas clases (la burguesía mercantil y financiera) ejercían sobre la economía, y que por su necesidad de perpetuarse en el poder debían también controlar políticamente al partido hegemónico. Se constata aquí cómo la clase fundamental imponía su voluntad no sólo a las clases subalternas, sino también a las mismas facciones de clases dominantes secundarias, que al igual que aquellas, sufrían las consecuencias de las alteraciones del mercado, como ocurrió con la devaluación del dólar y la inflación.

En esta perspectiva, podríamos decir que la actividad mercantil, vinculada a la ilegalidad, subordinaba a los demás modos de producción en su conjunto. El comercio ilegal actúa política mente en el nivel de superestructura partidaria (en lo jurídico político e ideológico) y no solamente a nivel de la infraestructura económica. Desde una visión estructuralista, podríamos afirmar que la economía es "determinante en última instancia" si nos refiriéramos a una producción puramente capitalista, pero en el caso paraguayo lo económico no es determinante. En esta situación, la clase fundamental controlaba al partido hegemónico y subordinaba a las clases dominantes secundarias, y el control social e ideológico se consumaba por mediación del partido, que imponía su dominación a la sociedad civil.

 

3. MODO DE PRODUCCIÓN DEL CAPITALISMO PARAGUAYO DEL SIGLO XXI

 

El capitalismo paraguayo de inicios del siglo XXI es agro exportador, mercantil y financiero, con una fuerte participación del comercio ilegal (triangulación, narcotráfico, contrabando, piratería) (Nos comentaba un dirigente campesino de San Pedro, que en la zona opera un brasileño conocido como "Polaquiño", quien se instaló en el lugar como traficante de rollos al Brasil a fines de los 70. En los últimos años empezó a comprar varias estancias, donde además de criar ganado y sembrar soja, produce marihuana y utiliza la pista de aviación para el comercio de cocaína proveniente de Bolivia. Nos decía el campesino, que su actividad principal es el tráfico de drogas y que la soja y ganadería son sólo una pantalla. "En su oficina de Capitán Bado tiene colgadas las fotos de todos los últimos presidentes paraguayos y se ufanaba porque aportó 200 mil dólares para la campaña presidencial de Duarte Frutos", refería. Con él trabajan unos 300 brasileños, la mayoría de ellos delincuentes comunes con órdenes de captura en el Brasil. Decía que Polaquiño destinaba mensualmente unos 15 mil dólares en coimas para comprar la protección de jueces, fiscales y policías) y una parte importante del sector terciario en manos del Estado. Las relaciones de producción se pierden en la oscura escabrosidad del comercio ilegal. Una importante fracción de clase dominante convertida hoy en clase fundamental está ligada íntimamente al comercio ilícito, pero no hace parte de las relaciones de producción en el estricto sentido de generación de plusvalía.

Esta fracción de clase se ampara en la compleja burocracia estatal para obtener ganancias del comercio ilegal, participando en la esfera de la circulación y no en la producción (Vial, 2003). En este proceso de circulación actúa una interminable cadena de pequeños y grandes comerciantes que son los que hacen que se produzca el plus valor que finalmente va a parar al bolsillo del capitalista (Marx, 1983).

Desde el gran comerciante hasta el modesto vendedor informal, además de generar ganancias, contribuyen a la reproducción de las relaciones de producción en los países industrializados, desde donde  son importadas las mercancías que finalmente son reexportadas vía contrabando a países como Brasil. Para que se cumpla la explotación capitalista, se debe cerrar el ciclo de la producción y de la circulación (comercialización).

En esta perspectiva, los obreros (asiáticos, desde donde provienen mayoritariamente las mercancías reexportadas vía triangulación) son explotados en su país, gracias a que la clase mercantil paraguaya completa el ciclo con la circulación. La plusvalía se produce en el proceso de producción en los países extranjeros y se concreta en la comercialización en Paraguay. El producto manufacturado en el exterior se convierte en valor de cambio sólo en el momento de ser comercializado en el mercado paraguayo o brasileño, generándose una transnacionalización del capital. Para ser más claros, la burguesía mercantil paraguaya se apropia de una parte de la plusvalía generada durante el proceso de producción en los países extranjeros. En este proceso interactúan la burguesía industrial extranjera y la burguesía mercantil local, produciéndose una nueva forma de división internacional del trabajo (Abente, 2010). Además, hay que agregar que el comercio de triangulación de mayor escala-relacionado a los productos que son importados de ciudades como Miami, Hong Kong y Taiwán- normalmente no ingresa al Paraguay sino que va directamente al mercado brasileño.

 

 

 

 

 

 

 

 

 





Bibliotecas Virtuales donde se incluyó el Documento:
ARANDURÃ
ARANDURÃ EDITORIAL
BASE
BASE INVESTIGACIONES SOCIALES



Leyenda:
Solo en exposición en museos y galerías
Solo en exposición en la web
Colección privada o del Artista
Catalogado en artes visuales o exposiciones realizadas
Venta directa
Obra Robada




Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
CEO Eduardo Pratt, Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA