EMPLEO Y POBREZA: EL GRAN DESAFÍO
Escrito por: MANUEL FERREIRA BRUSQUETTI
Marzo 2010
EMPLEO Y POBREZA: EL GRAN DESAFÍO
Desde la etapa de crecimiento económico durante la construcción de las obras civiles de Itaipú, el incremento poblacional de Paraguay ha superado la capacidad de su economía de generar empleos para quienes se han ido integrando al mercado de trabajo.
Desde la etapa de crecimiento económico durante la construcción de las obras civiles de Itaipú, el incremento poblacional de Paraguay ha superado la capacidad de su economía de generar empleos para quienes se han ido integrando al mercado de trabajo. Este desfasaje ha generado el crecimiento de tres variables: el subempleo, el mercado informal y la pobreza.
A diferencia de otros países, en Paraguay una persona que no tiene capacidad de generarse su fuente de sustento, no recibe ayuda estatal ni entra a formar parte de una masa de desempleados. Esta persona directamente debe arreglárselas por su cuenta. Por esta razón el índice de subempleo, que nos aproxima a la magnitud del mercado informal, es mucho más elevado que el de desempleo y, definitivamente, mucho más preocupante.
A la falta de capacidad estructural de la economía de producir la suficiente cantidad de empleos se ha sumado el proceso de migración rural-urbano que ha concentrado bolsones de pobres e informales en los grandes centros urbanos. Esta gente se ve obligada a abandonar el campo porque allí ya no puede sobrevivir: desapareció su base productiva y no tiene las habilidades necesarias para integrarse a una producción moderna. Ante esta realidad, venden las derecheras de sus chacras y vienen a la ciudad con sus mismas incapacidades, con sus hábitos y su cultura. Estos “campesinos urbanos” trasladan sus chacras a lotes urbanos y salen a intentar vender su mano de obra. Sus estrategias de supervivencia van desde el pequeño comercio, la construcción y, en algunos casos, hasta la delincuencia.
La pobreza, que ya se verificaba en el campo, se ha vuelto también un fenómeno urbano de proporciones alarmantes. Y no hace falta recurrir a estadísticas frías para notar esta realidad. Basta observar alrededor y ver la gente mendigando, durmiendo en la calle o en las plazas. La pobreza nos rodea, nos confunde y, lo que es peor, nos empieza a acostumbrar.
La urbanización de la pobreza y el crecimiento de la marginalidad son las principales variables a combatir en nuestra sociedad. No es posible intentar avanzar hacia un proceso de desarrollo sin avanzar en la eliminación de estos males con tasas tan vigorosas de crecimiento.
Definir cuál es la mejor política para hacer frente a estos males no es tarea simple. Los subsidios al desempleo implantados en otros países, han desarrollado incentivos en los trabajadores para no trabajar. Este es el peor de los escenarios. No se puede construir nada, ni capitalismo ni socialismo, con una sociedad de haraganes. El trabajo duro es la base de la construcción de las sociedades que han podido desarrollarse.
Un primer paso es incrementar la demanda por empleo. Las empresas se encuentran ante el serio problema que, a pesar de las elevadas tasas de desempleo y subempleo, cuando buscan gente que trabaje, no la encuentran. Es que el ejército de desempleados y subempleados existente en el país tiene la particularidad de saber hacer muy poco. Por esta razón, las habilidades que realmente se necesitan en el mundo moderno, o son escasas, o directamente no existen. Ante estas circunstancias, deberíamos arrancar por el crecimiento de aquellos sectores intensivos en mano de obra. La construcción y la confección son ejemplos típicos de este tipo de sectores.
Pero no podemos detenernos allí. Si no se actúa en generar una transformación estructural de la mano de obra nacional, seguiremos condenados al subempleo y los males que este fenómeno acarrea. Una segunda etapa debe necesariamente consistir en una calificación sistemática de esta mano de obra para alcanzar niveles de competitividad regional. Este proceso debe ser agresivo, dinámico y radical.
El problema era urgente hace muchos años. Hoy es escandaloso.
Fuente: http://www.dende.org.py
(Registro: Junio 2011)
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