UN CONTRATO SOCIAL

Escrito por: MANUEL FERREIRA BRUSQUETTI

Junio 2010

UN CONTRATO SOCIAL

Un contrato social es un acuerdo realizado entre los miembros de un grupo sobre algún tema de interés común para éstos. La idea base es que todos los miembros del grupo se suman al contrato por voluntad propia.

Un contrato social es un acuerdo realizado entre los miembros de un grupo sobre algún tema de interés común para éstos. La idea base es que todos los miembros del grupo se suman al contrato por voluntad propia. Obviamente, este contrato implica la existencia de autoridad, de normas morales y leyes, a las que se someten los miembros del grupo. Esta teoría es la utilizada para explicar la existencia de la autoridad política y el orden social que puedan existir en una nación.

Jean Jacques Rousseau utilizando esta teoría plantea que para vivir en sociedad, los seres humanos acuerdan abandonar la libertad de la que dispondrían en estado de naturaleza, y someterse a ciertas obligaciones, a cambio de ciertos derechos que les son otorgados en este intercambio. Los derechos y deberes de los individuos constituyen las cláusulas del contrato social, y se crea una autoridad, que es el Estado, para hacer cumplir el contrato. Los derechos y deberes que suscriben no son inmutables o naturales: los participantes del grupo pueden cambiar los términos del contrato si lo desean. Cuanto mayor sea el número de derechos mayores serán también los deberes.

Obviamente, la igualdad de derechos y obligaciones es una característica de contratos en sociedades modernas. En sociedades más antiguas donde existían gradaciones entre los individuos de la misma, había grupos con pocos derechos y muchos deberes. Los esclavos en esta parte del mundo en el siglo diecinueve, e incluso en la actualidad grupos de mujeres en ciertos países musulmanes, se encuentran en esta situación.

Pareciera que este contrato social no se cumple en nuestro país. ¿Dónde está el problema? ¿Existen, como en la antigüedad o los países del Islam, grupos de ciudadanos con muchas obligaciones y pocos derechos? No creo que esta sea la principal traba al contrato social. Nuestro problema es que los ciudadanos de Paraguay no cumplimos el contrato que tenemos o decimos tener. No es que haya nada raro en esto. En ninguna sociedad del mundo los ciudadanos suscribientes del contrato social tienen incentivos para hacerlo por propia voluntad. Es por ello que siempre existirá una autoridad elegida por las partes para obligar el contrato y exigir a las partes que lo cumplan. Esta autoridad es el Estado, y lo que funciona mal en nuestro país es precisamente el Estado.

Los paraguayos tenemos la mala costumbre de querer culpar de nuestros males a otros. Normalmente, el primer elegido en este proceso de detección de culpables es el gobierno de turno. Sin embargo, más allá de las maledicencias y problemáticas específicas de cada gobierno, que las hay y son muchas, tenemos un Estado que no funciona, o por lo menos no de la manera que debiera hacerlo, y que sirve para favorecer solamente a algunos actores de la sociedad.

Nuestro Estado no es un actor que timonea nuestra sociedad haciendo que las cosas pasen. Un solo ejemplo basta: nuestra economía no está determinada por la gestión del Estado. Está determinada por el efecto que produce el clima en el sector agropecuario. O si no, sería poco explicable el crecimiento de 8% esperado en nuestra economía para este año.

Nuestro Estado es más bien una arena donde distintos grupos, movidos por sus propios intereses mezquinos, se disputan un poder relativo. Y digo poder relativo, porque si entendemos que el Estado es quien debería tener el monopolio de la violencia, entendida como la capacidad de imponer la voluntad de la sociedad sobre todas sus partes, evidentemente este Estado no tiene ese poder. Esta realidad surge permanentemente en las disputas entre el Parlamento y el Ejecutivo donde no parece importar los resultados sociales mientras se pueda ganar un espacio por más pequeño que sea en la disputa política.

Reescribir un contrato social paraguayo que estemos dispuestos a cumplir y construir un Estado fuerte que pueda obligarlo, parecería ser la alternativa más atractiva. De lo contrario seguiremos viviendo en esta sociedad fragmentada. Cómo hacerlo, es lo que queda por debatir.

Fuente: http://www.dende.org.py 

(Registro: Junio 2011)