CONSTRUIR
Escrito por: MANUEL FERREIRA BRUSQUETTI
Agosto 2010
CONSTRUIR
Construir un Paraguay hacia el futuro no es tarea sencilla. Hay tantas cosas por vencer. Parecería ser una realidad que países que han podido superar ciertos obstáculos y ponerse de acuerdo son los que han salido adelante.
Construir un Paraguay hacia el futuro no es tarea sencilla. Hay tantas cosas por vencer. Parecería ser una realidad que países que han podido superar ciertos obstáculos y ponerse de acuerdo son los que han salido adelante.
Las condiciones de vida de nuestra gente humilde son realmente lamentables. No tienen las condiciones básicas que debería tener un ser humano para desarrollarse como individuo. Y no podemos observar esta situación solamente desde frías estadísticas. Detrás de cada desempleado, cada informal, cada pobre, hay una historia de sufrimiento, angustia y marginación, que llevan al abandono de la personalidad y a la depresión.
En nuestro país existen millones de personas abandonadas a su suerte. No tienen acceso a la salud o a la educación, sus hijos mueren a temprana edad por problemas de desnutrición. No existe para estas personas futuro predecible que más no sea vivir su pobreza con dignidad, como lo pudieron haber hecho sus antepasados por casi cinco siglos.
Convengamos que la modificación de esta realidad pasa, como condición necesaria si bien no suficiente, por revertir los bajos niveles de crecimiento que ha tenido el producto en la historia económica moderna del Paraguay. Esto representa fundamentalmente generación de riqueza en un proceso donde la gran mayoría de la población esté incluida. En Paraguay nos hemos empeñado en seguir siendo pobres, tiroteando a quien levanta la cabeza por sobre los demás, sin notar que esta complacencia sólo nos condena al perenne atraso.
Existen, en este tenor de cosas, características de nuestro comportamiento nacional, individual y colectivo, que no han hecho más que agravar o profundizar la gravedad de la situación. Paso a citar sólo algunas de ellas.
El Estado paraguayo no ha sido un actor importante en la determinación de resultados económicos. Ha sido más bien una arena donde grupos de poder aislados y poco comprometidos con la realidad del país han debatido intereses que les son propios. La corrupción y el prebendarismo son hijos bastardos de esta realidad.
La ciudadanía también ha hecho poco en avanzar. Casi podemos decir que recién existe ciudadanía desde la caída del dictador. Esta ciudadanía, que está en pañales, ha sido un actor poco eficiente en la realidad. Un claro ejemplo lo constituyen los trabajadores. La organización sindical hoy representa solamente a grupos mínimos, con voz pero sin pueblo. No podría ser distinto en una sociedad donde menos del 10% de su población tiene acceso a la seguridad social y donde más del 90% de la población trabaja en empresas de menos de 10 empleados. La gran masa no representada es la que va tomando decisiones individuales que no construyen derechos colectivos y por tanto contribuyen a mantenerla en la marginalidad. El movimiento campesino es un claro ejemplo: grandes manifestaciones colectivas para solicitar tierra privada.
La clase empresarial, que también está en pañales, ha hecho poco por romper la modorra del bajo crecimiento y el subdesarrollo. Es que anteriormente integrarse a los mercados no era una prioridad de los empresarios de éxito, sino tener amigos en el régimen que permitan obtener ventajas a la hora de hacer negocios. Esta situación ha cambiado en los últimos veinte años. Hoy vemos un número cada vez mayor de empresas en todos los ámbitos que han desarrollado excelencia y calidad a partir de integrarse a la competencia de mercado.
Para crecer hace falta un Estado útil al proceso de desarrollo que provea bienes públicos y garantice los contratos, una ciudadanía atenta y creciente que monitoree todo el proceso, y un sector privado dispuesto a profundizar, a tomar riesgos e invertir. Estas, sin embargo, no pueden ser acciones aisladas de cada uno de estos sectores. Debe ser una decisión conjunta y entrelazada que permita, de una vez por todas, avanzar.
Fuente: http://www.dende.org.py
(Registro: Junio 2011)
