NUESTRA VISIÓN DE NOSOTROS MISMOS

Escrito por: MANUEL FERREIRA BRUSQUETTI

Setiembre 2010

NUESTRA VISIÓN DE NOSOTROS MISMOS

Los paraguayos somos muy particulares en ciertos aspectos. Nos sentimos sumamente orgullosos de nuestro país, nuestra historia, nuestra cultura, últimamente también de nuestra selección de fútbol.

Los paraguayos somos muy particulares en ciertos aspectos. Nos sentimos sumamente orgullosos de nuestro país, nuestra historia, nuestra cultura, últimamente también de nuestra selección de fútbol. Con cuidadito que algún extranjero por más emparentado que esté con nosotros hable mal de Paraguay. Nos ofende. Nos indigna. Hablar mal del Paraguay es una prerrogativa que la tenemos reservada solamente para los connacionales. Y acá es donde viene la contracara de esta situación: cuando vamos a hablar mal de nosotros, lo hacemos sin pelos en la lengua y con el afán de quien desarrolla una actividad muy querida, extremando los detalles y haciendo énfasis en los temas negativos.

Reflejo de esta actitud nacional son los resultados del último índice de competitividad del Foro Económico Mundial (FEM) que, nuevamente, ubica a Paraguay en los últimos lugares a pesar de una raquítica mejora en su posición relativa en la presente edición. La metodología de este índice incorpora una encuesta que es respondida por empresarios. Los respondientes de la encuesta, haciendo el uso más perfecto de nuestra antigua costumbre de bajarnos la caña, nos han ubicado nuevamente en un lugar lamentable. El problema es que más allá de las críticas académicas a la metodología utilizada por el Foro, que por cierto son muchas, la capacidad de divulgación del FEM es enorme, con lo cual la poca imagen pública que nuestro país consigue a nivel internacional es netamente negativa.

Otros países, de nuestra región y otras partes del mundo, están increíblemente mejor ubicados en el índice a pesar de tener problemas muy similares a los nuestros (pobreza, falta de inversión, inseguridad jurídica, etc.), y no tener nuestras ventajas, las que Alberto Acosta Garbarino citaba en su artículo de la semana pasada (estabilidad macroeconómica, baja inflación, impuestos bajos, etc.). Estos países parecerían contar con respondientes más comprometidos con su propio futuro y que, por ello, buscan evaluar más objetivamente sus propias realidades. Cuando uno pregunta a empresarios sobre la situación de sus empresas, las respuestas son mayoritariamente positivas, pero al preguntárseles sobre la situación global de la economía la visión es calamitosa, es que existe una visión muy sesgada de su propia realidad.

Me he preguntado muchas veces si esta mala imagen es un reflejo real de cómo se nos percibe en el mundo. ¿Somos realmente los más corruptos, los inútiles, los haraganes que nos encargamos de divulgar que somos? Una respuesta contundente a esto la acaba de dar “The Banker” (www.thebanker.com), una publicación inglesa especializada en temas bancarios y financieros que publicó toda una edición especial sobre Paraguay.

Debo reconocer que leí las notas publicadas con escepticismo, ya que la misma fue pagada por Sudameris Bank. Me esperaba una zalamería sobre las excelencias, bondades y atributos de este desconocido país del corazón de Sudamérica. Incluso yo había participado de algunas de las entrevistas de la periodista enviada para hacer las notas, pero ni eso me daba mucha seguridad sobre la calidad del material.

Me equivoqué de aquí a la luna. Los artículos que leí eran objetivos. Si bien dan una visión de los puntos positivos que tenemos, que van en línea con lo planteado por Alberto, también muestran los puntos débiles de nuestro país en general y de nuestra economía en particular.

Una visión excesivamente pesimista hace que potenciales inversionistas ni siquiera pongan al país dentro de su gama de opciones posibles. Esta visión realista, por el contrario, genera un impacto positivo en quienes buscan nuevos horizontes. Una visión exageradamente optimista resta credibilidad a la propuesta y termina también alejando al país de posibles opciones de inversión.

Es necesario que empecemos a promocionar nuestro país internacionalmente, y al hacerlo debemos hacerlo con equilibrio, calibrando nuestras ventajas y asumiendo nuestros defectos. Sobre esta base, podemos empezar a construir un futuro prometedor.

Fuente: http://www.dende.org.py 

(Registro: Junio 2011)