Portal Guaraní - POR MÁS MATABURROS - Por SERGIO CÁCERES MERCADO

Choques de la magnitud ocurrida entre los buses de la Línea 12 y de la Línea 20 en el microcentro de Asunción no se ven todos los días, y menos aquellos con desenlace fatal. Sin embargo, si alguna vez se revisan los fríos números de percances de tránsito en el centro de Asunción seguro saltará a la vista que todos los días, sin excepción, hay encontronazos en las esquinas.

Hay un sentido de las calles que más o menos se comprende, y aunque es un misterio el cómo y el porqué tal o cual calle tiene o no preferencia, en general lo que tiene preponderancia es un fuerte sentido común y de supervivencia. Eso explica el porqué no nos matamos entre todos en pleno corazón de la capital.

Hay lugares donde la supuesta preferencia de una calle sobre la otra se invierte, simplemente, porque la pendiente de una hace que la inercia de los que circulan por ella les haga sentirse con un derecho que no les corresponde. Si por alguna razón el que circula por la preferencial quiere usar su derecho y atraviesa dicha calle con pendiente, la probabilidad de un choque se acrecienta. Un caso de estos ocurre en Paraguarí y Manuel Domínguez, donde esta última es la preferencial. Uno puede circular por ella desde su nacimiento en Don Bosco (como Piribebuy) y solo debe frenar en Colón y en Montevideo. Luego puede manejar "tranquilo" (¿!) atravesando toda la ciudad, pero cuando llega a México ya debe tener mucho cuidado por ser una esquina sui géneris, y en Paraguarí le conviene ya frenar porque los que bajan por esta última vienen con una inercia que los lleva a atravesar por Manuel Domínguez sin frenar, algo que no hicieron en la anterior (Fulgencio R. Moreno) y que tampoco hacen en la que viene luego: Tte. Fariña. Es decir, respetan la preferencia en una, pero no en otra, de manera intercalada. Por supuesto, esta esquina es una que constantemente presenta encontronazos, desde el famoso tuque hasta vuelcos y motociclistas volando por los aires. Alguna vez pedí a un policía de tránsito –que estaba poniendo cepos en dicha esquina– si había posibilidad de poner una lomada (mataburros), o lo que sea que sirva de reductor de velocidad para los que bajan por Paraguarí. El buen zorro tomó nota, y, por supuesto, nada pasó.

Ejemplos como estos hay varios en el centro capitalino, y en ninguno ni siquiera se amaga tomar medidas correctoras. La otra solución es meterse en la cabeza de cada chofer (en auto, bus o moto) de la ciudad y tratar de enseñarle a respetar las leyes de tránsito, a no ser tan salvaje y prepotente cuando maneja, a usar más las neuronas y no las hormonas. Pero acá ya estamos hablando de un tema cultural que solo se corrige con una política educativa de amplio alcance. Algo que ni la Municipalidad ni el MEC han demostrado ser capaces de emprender.

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

EL IDIOMA GUARANÍ, BIBLIOTECA VIRTUAL en PORTALGUARANI.COM

(Hacer click sobre la imagen)