Portal Guaraní - LA BOMBA H Y LA ESTUPIDEZ HUMANA - Por SERGIO CÁCERES MERCADO

Una posible hecatombe atómica era un tema que se percibía en el ambiente cuando mi niñez transcurría en la década de los 70. La tensión máxima acaecida por la crisis de misiles entre Estados Unidos, la Unión Soviética y Cuba ya tenía más una década de haber ocurrido y, sin embargo, la posibilidad de una guerra atómica era recurrente todavía en los comentarios de muchos. Era la época de la Guerra Fría, una tipo de enfrentamiento entre superpotencias y sus satélites que ocultaba tras de sí la chance real de que en cualquier momento podríamos encontrarnos entre el fuego cruzado de misiles con la capacidad de arrasar con el planeta y la humanidad. Cuando en la década de los 80 terminó aquella Guerra Fría empezó a ser historia también, y con ella las bombas nucleares se fueron difuminando del imaginario de temores mundiales y fueron reemplazados por otros.

Uno puede preguntarse hoy cómo fue posible que luego del final de la Segunda Guerra Mundial no se usaran más sobre personas (como lo hizo Estados Unidos sobre Japón) las miles de bombas nucleares que se fabricaron. Este cuestionamiento es legítimo en nuestros días en que las amenazas entre los líderes de Estados Unidos y Corea del Norte son noticia de primera plana siempre. ¿Qué diferencia hay entre aquella Guerra Fría que duró décadas y hoy? De las muchas que podemos encontrar, sin duda, que una de las más importantes es la diferencia de carácter entre los líderes. Comparando a Donald Trump y Kim Jong-un con Nixon y Brézhnev, o Kennedy y Kruschev, resulta que estos últimos eran personalidades con temple, asumían sus puestos sobrellevando con habilidad toda la complejidad de una época plagada de dificultades.

¿Qué es lo que ha cambiado en nuestra humanidad para que emerjan líderes así? Ciertamente gente con problemas mentales al frente de países los hubo siempre, pero ninguno tenía bombas de hidrógeno para amenazar a toda la humanidad. Que una dictadura tenga al frente a un tarado no es ninguna novedad, pero da que pensar que de una elección democrática tomen el poder energúmenos como Trump. Es que, en mi opinión, estos desequilibrados son en buena parte un reflejo de nosotros mismos.

Si en la Guerra Fría estábamos mal, todo apunta a que ahora estamos peor en cuanto a nuestro vacío existencial. Consumidos por el consumo masivo que el mercado nos dicta, vaciados por dentro de algún valor moral que nos sirva de norte, solo la superficie del exitismo nos guía. Entonces cuando la responsabilidad de las urnas democráticas nos exige pensar y elegir, solo votamos como borregos manipulados por la estética del márketing político.

Algunos dicen que lo de Trump y Kim no es más que circo mediático. Ojalá lo sea. De todos modos es un mal precedente para todos nosotros. Y si no lo es, y resulta que están dispuestos a cumplir con sus amenazas, pues solo nos resta esperar las consecuencias fatales a la que la estupidez humana puede llegar.

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