Portal Guaraní - LAS DOS CARAS DE LA HISTORIA - Por SERGIO CÁCERES MERCADO

El nacionalismo, en su vertiente ideológica, necesitó fundamentarse en reconstrucciones historiográficas exageradas para que su cometido sea cumplido. Para el efecto, siempre encontró a historiadores predispuestos a la tarea de tergiversar la lectura de las fuentes, de escribir poéticamente antes que objetivamente. Para el caso paraguayo, el resultado fue entonces una serie de textos que mostraban un pasado cuasiperfecto, donde se nos dice que el paraguayo es de una raza cósmica fruto de un encuentro amoroso entre el intrépido español y el aguerrido guaraní, que éramos una superpotencia y por tal motivo, nuestros vecinos nos exterminaron en una guerra genocida, que nuestro proceso independentista fue liderado por patriotas nacidos en una tierra donde se dio "el primer grito de libertad en América", que fuimos forjados por gobernantes inmaculados, tales como Francia y los López, que los guaraníes eran una civilización que los atlantes envidiarían, que las Misiones Jesuíticas fueron una experiencia religiosa maravillosa, etcétera.

Como toda disciplina científica, la historiografía es pasible de los vaivenes políticos, económicos, religiosos, es decir, puede llegar a ser propagandística cuando se rompe con sus preceptos metodológicos y epistemológicos. Esta instrumentación para contar un pasado que no fue es parte de un proceso de constitución que la ciencia de la historia reconoce como suya. Naciones, instituciones y particulares han necesitado construirse una historia a medida, que deje fuera de la memoria histórica aquellos datos indeseables y ponga en su lugar otros que fueron inventados o, en su defecto, torcidos a voluntad.

Pero así como el nacionalismo ha forzado a la historiografía a yacer en su lecho de Procusto, también ha encontrado en ella a su formidable enemigo. En efecto, destruir los mitos sobre los cuales los nacionalistas basan sus ideas es también parte del trabajo historiográfico serio, de aquel que resulta de una investigación sin presiones de toda índole, donde la libertad de conciencia está por encima de la censura y el miedo al qué dirán.

Ahora que el músico César Lito Barrios presentó un libro donde desmonta varios mitos sobre nuestro Himno Nacional, el nacionalismo enfermizo de muchos ha recibido una estocada dolorosa. Es que muchos creen en los símbolos patrios, pero se olvidan que son símbolos, es decir, convenciones hechas por los seres humanos con cierta significación colectiva; creen más bien que la bandera brotó naturalmente de la tierra como lo hacen las plantas, creen que la melodía del himno ya sonaba por los aires patrios y solo había que escucharla y reproducirla. Ahora que sabemos que el himno que cantamos lo cantaron primero los uruguayos por unos cuantos años nos hará valorar mejor las cosas por cómo son. Eso nos hará quizá más patriotas, pero no en el sentido nacionalista, sino en uno que tenga verdadero significado para todos y no sea aquella hipócrita postura que tanto mal ha hecho al Paraguay y al mundo.

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

EL IDIOMA GUARANÍ, BIBLIOTECA VIRTUAL en PORTALGUARANI.COM

(Hacer click sobre la imagen)