MUSEO PRIVADO DON MAXIMINO
VICENTA CONVIVE CON LOS RECUERDOS EN HUMAITÁ
MUSEOS DEL PARAGUAY (12)
Por JAVIER YUBI
Con incontables objetos de la Guerra del 70, hallados en los antiguos campos de batalla del Ñeembucú, y que en principio fueron coleccionados por su padre agricultor, Vicenta Miranda organizó en Humaitá el Museo Privado Don Maximino. Y su hogar se convirtió en escenario de los recuerdos, donde exhibidores y vitrinas ganan espacio en todos los rincones con historias que contar.
En los corredores, bajo el quincho, en los jardínes... Todos los rincones de la casa de Vicenta Miranda cobijan retazos de la historia sangrienta del Paraguay del siglo XIX. Son los vestigios de la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870), que tuvo sus mayores batallas en territorio del Ñeembucú, los que don Maximino Miranda encontraba cada vez que araba la tierra para sus cultivos. Y el hombre se interesó en juntar esos objetos que no se degradaron por completo bajo la tierra húmeda de la zona bañada por esterales, especialmente balas de cañón, empuñaduras de espadas y botones de uniformes.
Acostumbrada desde pequeña a convivir con los restos de hierros herrumbrados, botellas de bebidas, remedios, perfumes y todo tipo de municiones, Vicenta optó por organizar las piezas heredadas en una colección abierta al público. Y hace más de diez años habilitó el Museo Don Maximino, en homenaje a su finado padre, un agricultor oriundo de Sapucai que se estableció en Humaitá a mediados del siglo XX.
Colocados en estantes, vitrinas y exhibidores, se pueden apreciar series de estribos, frenos y adornos de monturas de caballos. Hay cantidad de balas de cañón de diversos calibres, restos de espadas, fusiles, cabezas de lanzas, armas y metales de diversos usos. “Eran pertenencias de los soldados y oficiales que pelearon en la guerra. Estos objetos se encuentran en abundancia, especialmente en los campos de batalla, porque sus dueños morían en los combates y quedaban abandonados. Con el paso del tiempo, las lluvias y el crecimiento de los yuyos, se iban enterrando”, explica la anfitriona.
Los buscadores de tesoros que recorren los sitios históricos o los agricultores que cavan para sembrar suelen encontrar desde tinteros de cerámica y vidrio hasta botones de uniformes con los escudos de Argentina, Uruguay y Paraguay y la corona del emperador Don Pedro II del Brasil. Aparecen también en cantidad botellas de bebidas importadas, frascos de medicamentos y de perfumes franceses. Las hebillas de cintos con los distintivos de cada país y el arma, utensilios de alimentación y monedas que circulaban en la época son encontrados con frecuencia. Y no es raro descubrir instrumentos de música, así como pipas y medallas religiosas que los soldados llevaban de amuleto.
En los jardines de la casa, al aire libre, hay una serie de enormes balas de cañón, minas y ollas de hierro. “Con mi cuñado, el doctor Juan Bernabé Osorio, compartimos la pasión por la historia, y con él solíamos ir al campo a explorar. Y muchos de los objetos aquí expuestos fueron desenterrados por nosotros”, cuenta Vicenta.
ATENCIÓN PERMANENTE
El Museo Privado Don Maximino se ubica a pocas cuadras de la célebre Ruina de Humaitá. No hay horario establecido de visitas, pues la dueña, Vicenta Miranda, atiende con deferencia a los que llegan. El acceso es libre, con aporte voluntario.
En un paraje ribereño que heredó de su padre están los restos de la famosa “Batería Londres” y también el “Jardín de Madame Lynch”.
Humaitá queda a 341 km de Asunción y a 40 km de Pilar, por camino de tierra.
Publicado en el diario ABC COLOR
Asunción - Paraguay
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