Resulta difícil —por la falta de documentos escritos—, establecer los límites precisos entre la historia y la leyenda. Lo ocurrido perdura más en la memoria que se expresa en la oralidad que por la autoridad de los papeles y las pruebas. Blas Da Silva Mello (1), en una biografía novelada, relata la vida de sp sobrina.
Una referencia clave para unir fragmentos y acomodar los hechos cronológicamente es un acta de matrimonio que Reportaje al país —programa televisivo conducido por Evanhy de Gallegos—, en su emisión 19, publica. El texto es del 11 de junio de 1921. Por lo tanto, cuanto sucedió pudo haber tenido su eslabón inicial en noviembre de 1920. Se menciona, sin embargo, 1915, pero no pudo haber habido tanta distancia entre el comienzo y lo que atestigua el acta matrimonial, puesto que los episodios ocurrieron en corto tiempo. Anuar (Titino) Safuán, propietario actual de la casa que perteneciera a los Da Silva Vila, cree probable que todo haya sucedido en un lapso de ocho meses.
Para el baile oficial del 13 de noviembre, día de San Taní, había llegado una orquesta de Asunción. Los músicos arribaron primero a Puerto Rosario y pasando el mítico ka’aguy de Tujángo recalaron en la próspera población que vivía del esplendor de la yerba mate de los obrajes.
Entre los integrantes de la orquesta estaba el joven violinista Hilarión Pérez. En una tertulia en la casa de la bella Rosa Mercedes Da Silva Vila —conocida sencillamente como Rosita Melo (los hablantes habían hecho desaparecer la otra 1) en la comunidad—, que tocaba el piano, se conocieron los que protagonizarían un singular capítulo de la historia humana del amor. Interpretando a dúo un tema, desde el fondo de sus espíritus, ya se veían a sí mismos, en su ilusión juvenil, compartiendo sus vidas.
Desde ese día, con la complicidad de su mellizo Silvestre, Rosita inventó los caminos para llegar junto a su amado músico. Las mudas orillas del Tapirâkui, vieron cómo crecía sin descanso aquel romance.
Después de la fiesta patronal, los compañeros de Hilarión retornaron a la capital. Él se quedó. La pareja decidió salir de la clandestinidad. El violinista cumplió con las exigencias de rigor para estos casos. Los padres —la madre, sobre todo—, que eran ricos y querían para su hija alguien de su misma condición social, rechazaron al pretendiente.
Como no podían verse más, usando las artes propias de estos casos, acordaron encontrarse en una fiesta en las afueras del pueblo. Hilarión, a lomo de un veloz alazán, llevó a Rosita hasta la casa de una familia donde la dejó. Para Silvestre Da Silva Mello y su esposa, Anunciación Vila, el músico era ya un delincuente. Recuperaron a su hija y denunciaron al que dijeron que había raptado a su hija.
El violinista fue a dar con sus huesos en la comisaría. De ahí, atado de pies y manos, lo condujeron hasta Puerto Rosario y le embarcaron aguas abajo. Es aquí donde Rosita, como suprema protesta porque no le dejaban vivir sus sentimientos, se encerró en un altillo, sin aceptar comida alguna. Sólo de vez en cuando se oía el piano que, en cada ejecución, extendía más una reiterada línea melódica. Era Desde el alma, que relata las penas de su corazón. Ella estaba decidida a morir en brazos de ese vals, ya que no podía ser feliz en los de Hilarión.
El músico enamorado, en tanto, escapó de sus vigilantes, se tiró al río, ganó la orilla y unos 20 días después de su expulsión, retornó a Santaní. Se presentó a la casa y, ante la inminencia de la muerte de Rosita, sus padres optaron por ceder.
En el acta se consigna que el matrimonio se celebró el 11 de junio de 1921 a las nueve de la noche en la parroquia local. Sin embargo, el pueblo sabe que la boda se hizo a la madrugada, para que nadie les viera. Los padres de ella estaban vestidos de riguroso luto, porque consideraban que perdían a su hija.
Poco tiempo después, la pareja abandonó Santaní. Vivieron algún tiempo en la casa de Eladio Martínez y después se radicaron en Encamación. Allí, en 1926, el tomado mató a uno de los hijos de Hilarión y Rosita. Se trasladaron luego a Buenos Aires y, finalmente a Montevideo, Uruguay. Jamás regresaron a San Taní.
(1) Da Silva Mello, Blas. Desde el alma. Asociación de Educadores de San Estanislao,
Asunción, 1990
Fuentes: Programa Reportaje al país conducido por Evanhy de Gallegos,
Anuar (Titino) Safuán y la tradición oral de San Estanislao.
