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  DEL PARAGUAY PROFUNDO Nš 4 - REVISTA DIGITAL FA-RE-MI


DEL PARAGUAY PROFUNDO Nš 4 - REVISTA DIGITAL FA-RE-MI

DEL PARAGUAY PROFUNDO Nº 4 

 

En las primeras décadas del siglo veinte este nombre tuvo bastante uso

en los medios políticos  y culturales

 

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SUDAMÉRICA (x)

por: LUCIANO PABLO GRASSO

 

 Veremos las ventajas que nos ofrece utilizar Sudamérica para identificarnos sin extravíos culturales. Esta palabra, como tendremos oportunidad de apreciar, circuló bastante en el pasado.

 Antecedentes

 Debemos recordar que tanto San Martín como Bolívar nos denominaron americanos, voz dominante en aquella época. No podemos permitir que los del Norte se consideren únicos titulares de esa denominación, a nosotros también  nos pertenece, aunque debamos hacer distinciones para diferenciarnos de ellos.Ya los libertadores comprendieron esto cuando el primero, en la proclama de la independencia de Chile dada en Valparaíso (1820), manifestó que sólo desenvainaría su espada contra los enemigos de Sud América, y el segundo habló de los americanos del Sur.

 Durante el siglo diecinueve la palabra circuló corrientemente. Por ejemplo, el argentino Juan María Gutiérrez escribió un libro acerca de los poetas sudamericanos y el ecuatoriano Juan León Mera, en otro,  hablaba de la poesía sudamericana. José Martí tenía planeado realizar estudios  sobre la música popular, la poesía y la naciente civilización sudamericana. Felipe Varela, encabezando, en 1866, el levantamiento popular del Noroeste argentino contra Mitre –uno de los principales responsables de la infame guerra contra el Paraguay-, llama a realizar la paz y la amistadcon aquella nación, mencionando al conjunto como la sociedad Sud Americana.

 En las primeras décadas del siglo veinte ese nombre tuvo bastante uso en los medios políticos y culturales. Como prueba de su importancia hago presente que el Manifiesto inicial de la Reforma Universitaria, publicado en Córdoba (1918), estaba dirigido ”A los hombres libres de Sud América”, y el mismo tuvo influencia hasta México y Cuba.

 Pese al relativo silencio, en los círculos oficiales e intelectuales, durante el segundo tramo de este siglo, debido a la repetición acrítica de las denominaciones latinas, ahora se menciona nuevamente Sudamérica y sudamericano. Es cierto que estos últimos nombres siempre tuvieron vigencia popular, especialmente en los deportes, pero recientemente comenzó a escuchárselos en el ambiente artístico. La cantante Mercedes Sosa lanzó la Cantata Sudamericana. Y el cubano Carlos  Valdez, entrevistado recientemente en Buenos Aires, habló de su conjunto de percusión que actuó en un festival mundial londinense, y dijo que el mismo era representativo de la música sudamericana. También este hermoso nombre ha reaparecido últimamente en diarios y revistas.

 Ventajas 

Sudamérica y su derivado directo sudamericano, al no tener connotaciones étnicas, presentan las siguientes  ventajas sobre otras denominaciones:

1)      Permiten, por primera vez, incluir bajo estos nombres a todos los integrantes de nuestros pueblos: indígenas, afroamericanos, criollos descendientes de europeos, inmigrantes asiáticos, eslavos y otros. Así nos enriquecemos con la diversidad de sabiduría, costumbres, mitos y arte propios de esa multiculturalidad.

2)      Tienen en cuenta nuestras raíces y no producen extravíos culturales. La iberoamericana, procedente de España y Portugal, secularmente arraigada en el continente y que nos unificó. La indoamericana, que incorpora la historia de la América Antigua y la sabiduría, los idiomas y el pensamiento de los indígenas. También considera el aporte afroamericano. Finalmente asumimos la herencia de la inmigración europea ya mestizada con la iberoamericana, importante en el sur del Brasil, Uruguay, las regiones pampeana, litoral y cuyana de la Argentina y el valle central chileno

3)      Ahora podemos incorporar al conjunto continental de los países que no hablan nuestros idiomas: Jamaica, algunas islas del Caribe, Haití y las Guayanas, problema que es insoluble para las otras denominaciones.

4)      Otros nombres son unilaterales. Entre los principales, Hispanoamérica deja afuera la raíz autóctona y segrega al Brasil. Iberoamérica remedia lo segundo pero no lo primero. Indoamérica, por su parte, ignora nada menos que la herencia iberoamericana.

También podemos usar, subordinadamente, nuestra América, nombre que comenzó a emplearse en la época de la Emancipación. Además, América y americano, que reservamos preferentemente para cuestiones históricas y de raíz. Así completamos, en general, las denominaciones que necesitamos.

Tal vez para mexicanos y caribeños, excepto los cubanos, debamos  hacer la aclaración de que por Sudamérica nos referimos a la América situada al sur del río Bravo, límite entre México y los Estados Unidos.

 Cómo se imponen los nombres ? Por incesante repetición. De la misma manera podemos volver a hacer circular en amplios ambientes el hermoso nombre de Sudamérica, pero ahora sin errores identificatorios, capaces de dañar nuestra identidad cultural.

 Labor necesaria para nominarnos nosotros mismos y no serlo para otros, porque, como decían los guaraníes: la palabra es nuestra alma.

 Buenos Aires, 1999

 (x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 9-10 de Octubre de 1999 (Asunción, Paraguay)

 

Retratos de un país mágico

    

 

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EMBARCACIONES TERRESTRES (x)    

por ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZ

 

Avanzan lentamente contra el olvido. Siluetas fantasmales recortadas en medio de las calles polvorientas de los pueblos del Sur. Estampas deslucidas junto a los caminos desangrados de tierra roja, abiertos como venas en medio de los campos desolados. Navegan certeramente contra el tiempo. Embarcaciones terrestres que se deslizan suavemente por la llanura. Transportan oscuras bolsas de carbón o de mandioca, mazorcas doradas de maíz generoso, cajas de naranjas olorosas o cachos de banana.

Transportan, a veces, familias enteras. Rancho-que-camina, mujeres sin edad cobijadas bajo los toldos de vakapi, niños tumbados sobre alfombras de ovecha-piré, brasero humeante donde hierve una olla ennegrecida.  
Inacabable éxodo.

Incesante peregrinar campesino en busca de una fugitiva esperanza. Sentado casi toda una vida en el pescante, blandiendo el largo látigo de tacuara entre las manos, un carretero fantasmal va gritando órdenes a los bueyes en un lenguaje primordial que sólo ellos reconocen.

En un tiempo marcado por la velocidad alucinada y superficial del progreso, hay quien asegura que las carretas son el signo de la lentitud y del atraso. Pero quizás sea justamente al revés. Quizás sean esas locas carreras a ninguna parte, esos saltos de vértigo en el vacío, los que nos conducen hacia el pasado, mientras lo más esencial de nuestra memoria y nuestra identidad viajan en esas embarcaciones terrestres que nunca dejan de rodar por los caminos de polvareda colorada, como humo de sangre.

 

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo  Semanal), 5-6 de Febrero de 2000 (Asunción, Paraguay)  



 

 MEMORIA VIVA 

                TAPÝI HA´EÑO:  El FRUTO DE LA AUSENCIA

 por: Mario Rubén Álvarez
(Poeta y periodista) 

 

En Clorinda, el músico y poeta Pedro Barboza se había enamorado de una morena ypacaraiense que, un buen día, retornó a su tierra. Esa circunstancia motiva el nacimiento de una obra en la que el autor expresa su soledad.   

Pedro  Barboza, en 1949, vivía en Clorinda, Argentina. No era exiliado político, aunque sí económico. Allá le iba bien como peluquero profesional, con cuatro asientos y tres oficiales del ramo contratados por él. A la noche era cantor de orquesta.

El músico y poeta, andando, conoció a una morena hatypykua jováiva (de doble hoyuelo), quedando enamorado de ella. ”Se llamaba Eusebia Rodríguez. Era de Ypacaraí”, recuerda el hermano de Agustín Barboza.

Todo era alegría hasta que ella  desapareció repentinamente. No hubo aviso alguno de su parte. Pedro, alarmado, el domingo fue a la casa de Eusebia.

  -Akókuehe mártemango el viejo omondo chupe Ypacaraípe, hermana  rógape. Oguerokyhyjeterei ndehegui (El pasado martes papá la mandó a Ypacaraí. Teme que le hagas daño)- le contó uno de los hermanos de la ausente sin comunicación.

  Pedro le pidió los datos del destino de la joven. ”Mi hermana se llama Clotilde Rodríguez, vive cerca de la estación. Basta que preguntes por ella en los alrededores. Todos la conocen en el lugar”, le informó el hermano de Eusebia.

Entre la tarde y la noche de ese día, Pedro Barboza escribió la letra y le compuso la música a Tapýi ha´eño. Sentía que la casa donde se tejía su felicidad con Eusebia se había quedado irremediablemente triste. La causa era la partida de su compañera.

  Al día siguiente, urgido por el amor, Barboza cruzó el río Pilcomayo primero y después el Paraguay, poniendo proa a la que antiguamente se llamó Tacuaral. Eusebia no pudo esconder detrás de sus gestos la dicha que le producía la presencia de quien amaba. Ella le explicó lo ocurrido y santas pascuas. Las aguas del romance volvieron a sus cauces. Él, como prenda de reinicio, le entregó la obra que había compuesto recordándola.

  -Eme´ëna chéve la icopia(dame la copia)- le pidió la ypacaraiense.

-Kóva ko ne mba´eränte voi. Ejagarráke con toda el alma ijára entero reheve voi. (Esto es exclusivamente para vos. Tomálo, con dueño y todo)- le replicó aquel hombre al que no le escaseaban palabras para decirle a una mujer.

  Volvieron juntos a Clorinda. Él le alquiló una casa. ”Ogueraha voi ijao. Upe riremínte oikuaa itúva la oikóva, oïmaha chendive (Llevó consigo sus ropas. Su padre supo que ya estaba conmigo. No lo pudo remediar ya) ”, recuerda Pedro.

  Transcurren dos años gratos en que se borra el espíritu que había motivado aquella canción.

  -Ñaméndana Barboza- le propuso un día Eusebia a su compañero de vida.

  -Cómo no, ñamenda katu che áma. Le contestó el aludido, ni corto ni perezoso, pidiéndole que le esperara, porque iría a Buenos Aires, de donde había sido llamado, y volvería para desposarla cuanto antes.   

 

TAPÝI HA´EÑO

Yvoty apytépe reiméva tapýi ha´eño
ambue cheichaite nde rayhúvapa oiméne oiko
piro´y rekávo che aikóva romomaitei

aipyaha ñe´ë iporãvéva ndéve guarãmi.

Ára  ha pyharépe ahenóiva nde réra
aropurahéivo ñavö pytumby
ha pyharekuérõ nachemongevéiva
py´a tarovágui pe ne pore´y.

Ha upevovemínte che añeporandúva
chéicha ovy´a´yvapa oimenevarã
ko che tapyimíme anga aiko asýva cheirurave´yva oho che reja.

Che mba´apohápe aháva ko aitypeka
ha upégui aipykúi che tapýime vy´ami reka
pevarãvoínte ajapóva puraheirãmi
che mbarakapundi amondóva tapehendumi.

Letra y Música: PEDRO BARBOZA

 (x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal),

5-6 de Febrero de 2000 (Asunción, Paraguay)

 

   ACOTACIÓN DE FA-RE-MI

En la tercera semana del mes de Setiembre de 1974, una semana después del deceso del cantante paraguayo, Luis Alberto del Paraná (en Londres, el 15 de Setiembre), la VOZ dela OEA, desde  Washington (USA), en su emisión continental, dedicó un programa especial al popular cantante que había triunfado en todas las latitudes (hacer click sobre lo subrayado para más información). El locutor y director jefe del programa radial, Iván Silva Acuña, intercaló varias versiones grabadas en sus comentarios, y entre ellas eligió, cosa rara se dirá, Tapýi ha´eño, en la inolvidable voz de Paraná y su conjunto Los Paraguayos ( Reynaldo Meza, Rubito Medina y José de los Santos González) e incluso intentó traducirlo al idioma castellano: Mi Rancho Solitario.  

La cinta magnetofónica de dicha programa radial obra en nuestro poder.

 

 

FIGURAS de ayer y hoy  

 

 

 RUY DÍAZ DE GUZMÁN:  FIEL TESTIGO (x)

                                                                                                                                                    por: César González Páez

 

En el libro Españoles en el Paraguay, de Josefina Plá, que se dio a conocer en 1985, encontramos algunos nombres que parecían extraviados en la caja del tiempo, perdidos pero no olvidados en las páginas de la historia.

  La autora rescata la figura de Ruy Díaz de Guzmán (1554-1620). Nieto de Irala, es el primer mestizo literato del cual haya noticia en el Paraguay. Su libro La Argentina es un valioso testimonio –dada la época en que fue escrito- que relata hechos que el autor conocía de primera mano, ya que por entonces vivían muchos de los actores de aquella azarosa época; el libro fue terminado entre 1608 y 1612. La publicación de este importante documento se realizó en 1835 en la ”Colección de documentos para servir a la historia del Río de la Plata”, de Buenos Aires. En Paraguay fue editado por la Imprenta Nacional del Paraguay en 1881.

  En palabras del historiador Enrique de Gandía, se trata de ”la primera historia de la Argentina y del Paraguay escrita por un hijo del Río de la Plata”.

En uno de sus relatos sobresale el que habla de una amistad y una traición, donde  los protagonistas son dos caciques: Mangoré y Siripó, pertenecientes a la comunidad indígena llamada entonces Timbués. Narra cómo uno de ellos –el más aguerrido Mangoré- se aficionó a una mujer española, Lucía de Miranda –casada con un español, Sebastián Hurtado-, hasta el punto de querer secuestrarla. Relata cómo saquearon el fuerte para llevarse a la mujer, pero en el intento el cacique es muerto en la batalla. Al final, los indios logran su cometido y se llevan a los niños y a las mujeres –entre ellas Lucía- como botín de guerra. Siripó, quien ha sobrevivido, la toma como su mujer. Las contingencias caprichosas del destino hacen que el marido español de Lucía se interne en la selva para  rescatarla, pero es capturado por los indios, que lo traen ante Siripo, quién ordena que lo maten. Lucía se interpone y le pide que lo perdone y no lo ejecute, ofreciéndole a cambio ser los dos fieles esclavos. Acepta el cacique, pero la promesa de la mujer no es cumplida, ya que vuelve con su marido real, generando la ira del indio, quien manda a la hoguera a Lucía y ensaeta a Sebastián Hurtado.

  La historia es intrigante y no es fruto de la imaginación; es un relato verídico, que mezcla romance, heroísmo, traición y muerte. De no haberse contado con la precisión testimonial de Ruy Díaz, el hecho hubiera quedado como una leyenda o definitivamente en el olvido. Los escritores actuales deberían inspirarse en novelar esta historia, porque es el fiel retrato de una época que merece amonedarse en mejores palabras.

      (x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 18-19 de Diciembre de 1999 (Asunción, Paraguay)

 

  ACOTACIÓN DE FA-RE-MI   

En el libro ”Música y Músicos del Paraguay” (hacer click sobre lo subrayado para más información) del Dr. Juan Max Boettner (reeditado por la Revista Digital Paraguaya FA-RE-MI, en 1997), al referirse a la vida del gran guitarrista Agustín Pío Barrios, comenta sobre el nombre indígena que había adoptado: NITSUGA MANGORÉ, y cuenta la historia que según Josefina Plá se atribuye a Ruy Díaz de Guzmán. Sin embargo, el Dr. Boettner, un estudioso serio en estos menesteres, dice (ver pág. 245), que ”La historia de MANGORÉ  es la siguiente, según la cuentan el Padre Guevara (161) y el Padre Nicolás del Techo (81)”.

En este caso, modestamente opinamos nosotros: lo importante es la historia en sí, y no quién o quienes lo contaron, verdad ?

 

 

EL IDIOMA GUARANÍ (x)

por: Dr. Juan Max Boettner

 Es tan expresivo el guaraní, que hay traducciones de la biblia en este idioma (130).

Sorprende leer las obras del jesuíta Antonio Ruiz de Montoya y observar la fijeza del idioma a través de siglos, cuando los guaraníes no conocieron la escritura…y cuando el guaraní muy pocas veces se escribe…se lo habla antes  que nada.

  Es emocionante oír al padre Guevara (161):”En la elocuencia y cultura de hablar se hallaron algunos sueltos en sus dialectos, tersos en las palabras y persuasivos en el razonamiento…Cuando al mediano entendimiento se juntaba la penetración y la verbosa locuacidad, peroraban con dulzura y persuadían con eficacia”…”La voz común a los índicos idiomas llama bárbaros, ásperos y defectuosos. Los que con estudio y aplicación penetran la estructura de su artificio y propiedad para explicarse, los califican de elegantes, expresivos y copiosos. Lo cierto es que abundan de voces, en lo natural propias, en lo significativo vivas y en lo persuasivo eficaces, ceñidas sin confusión, claras sin redundancias y magestuosas sin afectación”.

Es difícil decir cosas más lindas sobre nuestro idioma nativo!

(x) Del libro: Música y Músicos del Paraguay, del Dr. Juan Max Boettner (pág. 13), que fue reeditado por la Revista Artística Paraguaya FA-RE-MI, en l997.

(xx) Más información sobre el padreAntonio Ruiz de Montoya, haga click sobre lo subrayado.

 

 

 

  RETRATO DE UN PAÍS MÁGICO

 

  EL ÚLTIMO VUELO (x)

 

por : Andrés Colmán Gutiérrez
Foto: Alfredo Duarte

Hay un instante en que la vida misma se detiene,  como si el agreste paisaje de Ñeembucú se congelara en una inmortal fotografía. Las garzas y los tujuju se quedan estáticos a orillas del estero, como escuchando el rumor del viento. Los ypaka´a duermen sobre los postes de alambres. Absolutamente nada se mueve en ese fragmento de eternidad.

  Entonces, algo quiebra el hechizo. El click de la cámara, una pisada sobre el ramaje, un seco estampido lejano que denota la presencia humana.

Como si obedecieran a una callada orden, las aves extienden todas juntas sus alas y levantan vuelo al mismo tiempo. Una compacta nube blanca que se expande sobre el campo, devorando el cielo en una desenfrenada sinfonía.

  Es un espectáculo impresionante, que justifica plenamente estar aquí. Haber recorrido tantos  kilómetros a través  del polvo, por regiones de olvido y soledad.

Aquí está la imagen más pura de un Paraguay que sobrevive en el aire. Aquí hay especies de la fauna alada que se extinguen sin remedio, mientras la civilización destruye las selvas y los humedales en nombre de una ilusión llamada progreso.

  Aquí hay pájaros que desentrañaron el secreto de la música siglos antes que las gargantas humanas, o que dominaron los cielos millones de años antes de que Leonardo de Vinci se atreviera a soñar con la idea del avión. Hay pájaros de plumas absorbentes que transportan preciosas gotas de agua durante distancias innombrables para dar de beber a sus crías, o pájaros laboriosos que construyen represas o viviendas como prodigios de ingeniería.

  Y hay uno, sobre todo, que es mucho más que un pájaro, porque es símbolo cultural, seña de identidad, clave musical que encierra la imagen del Paraguay. Es el tradicional guyra campana, de mágico y metálico canto, una de la aves más preciadas, que ha ingresado en la lista roja de las especies en vías de extinción, porque también se extingue la selva subtropical que le sirve de hábitat.

  Junto a todos estos pájaros, el Paraguay alado también ensaya su último vuelo.

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 15-16 de Enero de 2000 (Asunción, Paraguay) 





Humedales del Ñeembucú  
(Cortesía del Diario ABC Color, Asunción - Paraguay)

 

 

 

  LEYENDAS Y MITOS PARAGUAYOS (X)

 

YPA KA´A
El guardían de la yerba mate

 

FICHA:

Origen: El Ypa Ka´a es un ave que se encuentra generalmente en las riberas de los cursos de agua. La leyenda hace referencia específicamente a la ribera del Río Apa.

  Creencias: La creencia más habitual es que la maraña que rodea a la yerba-mate traduce la pasión que envolvió a la bella joven y al sacerdote mbyá que dan origen a la leyenda, y el Ypa Ka´a es el ave que sigue defendiendo a esa planta de la codicia humana.

  Seres humanos que se transforman en aves, peces u otros tipos de animales terrestres, son personajes de cientos de leyendas paraguayas,  las cuales encierran una enorme riqueza de fantasía.

  En la cuanto a la leyenda del Ypa Ka´a, Yhpaká o Jhypá kaá, conocido espécimen plumífero de nuestra fauna, el escritor y folklorólogo Paulo de Carvalho Neto afirma que se  conocen dos versiones muy literarias sobre esta: la de Juan R. Dalquist y la de María Concepción Leyes de Chávez.

  La primera de las versiones relata la historia de Julia, ”la criatura más bella de su valle”. Ella parecía indiferente a las conquistas –relata la leyenda-, pero repentinamente, Julia quedó impresionada por un apuesto mancebo. Meditando un día sobre cómo podría ser correspondida, no advertió la presencia de una anciana que se encontraba rogando a su lado. La anciana iba ya en su décimo ”Ave María”, cuando Julia despertó. La anciana le pidió que hable sobre lo que deseaba, pero insistió en vano. Entonces la vieja, que resultó ser el ”hada de aquellas comarcas”, se levantó alterada y profetizó con una voz profunda: ”Desde hoy, en justo castigo a tu soberbia, de tu mezquindad de alma, de la ruindad de tu corazón, de tu falaz mentira, abandonarás tus formas humanas para convertirte en ave que de un modo constante irá pregonando, por valles y collados, que se acabó la yerba”. La última frase se traduce al guaraní: opá kaá. De allí el nombre de Jhypa kaá.

”Y así fue. Y desde entonces –concluye Dalquist-, por valles y collados, se escucha, particularmente en la hora vesperal, el canto monótono y alborotado Jhypá kaá”.

  La versión de María Concepción Leyes de Chávez, también cuenta la historia de una bella mujer: Kaá, quien vivía en la ribera del Apa, en compañia de un pájaro. Descansando un día Kaá, escuchó al pájaro tratando de avisarle que alguien la estaba observando. Ella no pudo descubrir quien era, pero al regresar a casa se cruzó con un hermoso joven. El pájaro graznó nuevamente para avisar que fue él quien  la había estado mirando. Kaá no pudo dormir bien esa noche y despertó a la mañana escuchando a quel joven conversando con su padre.

  El joven era un sacedote mbyá, que andaba buscando piedras preciosas. El corazón de Kaá se oprimió, ya que ella sabía que los sacerdotes mbyá no se casaban fuera de su grupo. Pero igual lo persiguió y le confesó su pasión. ”Cantó y danzó para él”. El joven sacerdote vaciló ante sus principios y corrió hacia los brazos de ella, y Kaá lo tentó aún más. En medio de esa lucha íntima, él empuñó el ”ita marã” que tenía en la cintura y la mató. El pájaro que acompañaba a Kaá lo embistió, reptiendo: Jhypá Kaá!.  Años después, el sacerdote volvió al lugar y fue embestido nuevamente por el pájaro. En el mismo sitio descubrió una planta nueva, de un fuerte aroma y flores rojas. La masticó y luego empezó a tener visiones, le brotó sangre de la boca y, finalmente murió.

(x) Del diario LA NACIÓN (Asunción, Paraguay).

(xx) Más información sobre Paulo de Carvalho Neto, haga click sobre lo subrayado.

 

 

 

 

                                                                                                                           

       MEMORIA VIVA

 

   

 

COMPUESTO PLÁCIDO JARA:

Una joya de la oralidad (x)

                                                                                                                 por: Mario Rubén Álvarez

                                                                                                                        (Poeta y periodista)

 

El personaje era liberal, pero en sus filas se alistaban todos los que amaban el olor de la pólvora.

Dos temibles Jara hubo en la historia paraguaya de comienzos de este siglo. Uno fue el coronel Albino Jara, al que la sabiduría popular encontró una manera de recordarlo en forma permanente. ”Aipóvapa ára térãpa Jara” (Lo que  se oye , es el trueno o son los cañones de Jara ?) quedó como refrán. Aquel militar, que se parecía a un dios extemporáneo del Olimpo, murió en la ley de barbarie que él había impuesto: el de la sangre.

El otro fue Plácido Jara, extraña mezcla de señor feudal, guerrillero, arandu ka´aty, arandu kuatia y patriota. Hijo de un ex-combatiente de Lomas Valentinas y nieto de otro héroe de la Guerra Grande, se instaló en la lejana Itanarã. Allí era dueño de tierras, plantaciones y hombres. Tenía, en el monte, una insólita biblioteca.

Cada vez que llegaban noticias de algún alzamiento armado, Plácido y su gente limpiaban sus armas y se lanzaban al camino. Era liberal, pero en sus filas se alistaban todos los que amaban el olor de la polvóra y la gloria del requecho luego del triunfo. En la revolución de 1922-23 se alistaron al lado  de Chirife y fueron derrotados por José Félix Estigarribia, quien ya entonces ensayó la estrategia que maduraría, con óptimos resultados, en el Chaco.

Un Compuesto perdido casi en la bruma de la oralidad relata parte de la vida azarosa del combatiente que, tras el exilio, y al llamado del clarín de la patria, volvería para ponerse al frente de Los Macheteros de la Muerte en la Guerra del Chaco. Como tales fueron fantasmas en el campo enemigo, abigeos impenitentes y soldados temerarios. Jara, entre la realidad y la ficción, en Buenos Aires, relataría la odisea de su vida ante el estupor de un auditorio ávido de escuchar sus hazañas.

Juan de la Cruz –Lacú´i- Ortellado, un músico de pueblo sin pueblo conocido, cantaba el Compuesto. Otro músico, Esteban Villalba, posiblemente de la jurisdicción de Itacurubí del Rosario, Departamento de San Pedro, aprendió de él la letra. Éste fue el que nos proporcionó el texto del Compuesto después de varios intentos, ya que su memoria de anciano y su afición al culto de la botella no le ayudaban. Finalmente, sin embargo, el rompecabezas pudo ser rearmado, completando una versión que podría acercarse bastante a la del original.

Villalba no supo decir dónde aprendió el Compuesto su amigo. Nunca averiguó sus raíces. Lo cierto es que el Compuesto Plácido Jara tuvo que haber sido escrito por alguien que conoció muy bien a este singular personaje de la historia paraguaya. Del texto se colige que fue uno de sus soldados el autor de la letra. Y tuvo que haberse puesto en palabras en la década del 20, ya que menciona la revolución de 1922-23, pero no hace alusión alguna al papel que le cupo durante la Guerra del Chaco.

  Quién fue el autor, o quienes fueron los autores –letra y música-, si acaso fueron dos, es la pregunta obligada. La respuesta se pierde en el tiempo. Sus creadores ya fueron devorados por el silencio de la muerte, sin duda. Con este rescate, su obra les sobrevive. Y, ya en letras impresas, será más durarero que ellos.

  Compuesto Plácido Jara

 

Atención pido señore
atención ajerure
amombe´umíta peëme
una historia guerrera
es la trayectoria
de un hombre de valor
Plácido Jara ko héra
este hombre singular
En Ka´i Puente lejano
con Chirife a la cabeza
el polvo iróva oisu´u
oikuaaguirei lo secreto
ñuhãicha tapépe oïva
Yhü ka´aguy yvatére
hembymíva ndive ojekutu
Marciano Rodríguez ijykére  
Chéko hakykuéri aiko
aníke peimo´a che japu
oïvante ha´éta peëme
che como soldádonte
kuimba´e añete rekove
mbykymi hi´ã amombe´u
tojekuaa ohasava´ekue
karia´y hechapyrã  

Como ningún ser humano
Plácido Jara esos lugares
ipopytéicha oikuaapa
ikaruha Itanarã gotyvo
al resto de la tropa
vevépe ogueraha
upégui ágã osë jeyne
oheka revolución
Plácido Jara niko
guerrillero del pueblo
Unión, Santaní
ráyoicha oguahë
ojukáva ojuka ha oho
ndopytái mamove
ápe rehecha chupe
amóma ndehegui okañy
Ipy´aguasúva como él
ikatupyryva kavaju ári
ha yvy rupínte avei
ilaya nderejuhuichéne
ipulso sin segundo
itínove aña atyragui
ha kuña ñemongetápe
ehejántema chupe
Henda alazán yvate
tordillo, moro, barroso
hi´arikuéra apyryrýi
balagui ipya´eve
ñorairömente oiko
viniendo de su valle
el más florido Itanarã
su hacienda dejó allá  
Á mba'épe reikórö
ingratitud mante rejuhu
al destierro chupe
la mburuvicha ocondena
heta mombyrytégui
arareíre ohechaga'u
peikuaáma ágä peë
Plácido Jara rekovekue

 

 

 

 

Antiguas viñetas sobre la capital paraguaya

ASUNCIÓN DE MIS AMORES (x)

por: Luis Verón

    

LA VIDA EN ASUNCIÓN A FINES DEL SIGLO XVIII

Cuando don Francisco de Paula Sánz –un funcionario enviado por el monarca español para establecer la renta del tabaco en el Virreinato del Río de la Plata- llegó al Paraguay, notó que los paraguayos tenían una forma de vida muy simple. Cuenta que ”los más jóvenes usan generalmente sólo un taparrabo, y visten camisa y pantalón, únicamente cuando bajan a la ciudad y que las mujeres sólo usan un typoy o camisa, y unos y otros andan siempre descalzos”.

Sobre la vida, escribió en su informe al Rey, ”esta infelicidad trasciende a la capital, que puede llamarse desierta, pues son muy pocas las familias que habitan en ella de asiento; pero no por eso deben considerarse más cómodas en su trato, aunque deben suponerse con algunas más facultades para ello, pues los alimentos no diferencian en su especie de las de la campaña y, a excepción del Gobernador y de algún otro canónigo que no es del país, no se podrán contar seis casas donde se alimentan con pan y carne fresca: porque ésta, o no la comen, o se ven en la precisión de hacerlo después de desecada para su conservación, por falta de carnicería para el público”.

”La  desnudez es común hasta la edad de jóvenes, y su vestido después no es de más bajo que el de mudar de typoy en una camisa, un brial –cada una según puede-, un justillo y mantillas y los hombres, un calzón y jubón, no usando generalmente aquellas el calzado sino para ir a la iglesia o alguna visita”.

CURIOSAS DIVERSIONES PÚBLICAS

El 16 de marzo de 1900, el gobierno del presidente Dr. Emilio Aceval dio a publicidad un decreto –refrendado por el ministro José Urdapilleta- en el que, entre otras consideraciones, decía: ”Entiéndase por diversiones públicas: las funciones teatrales y acrobáticas, las corridas de caballos y de toros, los juegos de sortija, las riñas de gallos y…los velorios”.

ALEMANES PARA LA GUARANIA

Paradójicamente, la primera ejecución de la guarania no fue realizada por músicos paraguayos, sino por alemanes.

Cuando José Asunción Flores compuso ”Jejuí”, pieza escrita para violín, cello y piano, lo hizo especialmente para el entonces prestigioso ”Trío Kampradt ”(o: Kamprad;bgs), integrado por los alemanes Kampradt, Piezunka y Brand. La pieza fue estrenada en la terraza del ”Hotel Cosmos”, actual ”Asunción Palace Hotel”.

LA NEGRA CALI

Según don Carlos Zubizarreta, la negra Calí ”era una institución de la ciudad”. Era ”!la negra más limpia entre todas las negras!” ”Siempre parecía acabada de salir del baño”. Calí, dice, era una mujer ”negra gruesa, retinta reluciente, que a pesar del calor iba siempre muy acicalada y adornada con peinetas y collares de oro y coral. Vestía el clásico typói y faldas de amplio ruedo, crujientes de almidón”.

Presumiblemente, su nombre era Catalina, pero el pueblo la conocía por el de Calí.

Su actividad consistía en fabricar y vender a domicilio un ”chipá tan exquisito, tan crujiente, oloroso y ”tan de confianza” que su nombre pasó a la historia, sin haber registrado marca”.

Calí recorría la ciudad, que entonces no era más que una aldea, en horas de la tarde, luego de la siesta reparadora. Cuando llegaba, se ponía en cuclillas en los frescos zaguanes y ofrecía su mercancía, olorosa y caliente, con una ancha sonrisa ”satisfecha y leal” que iluminaba su rostro.

DIFUSOR DE LA CULTURA POPULAR

Una calle del barrio asunceño de Las Residentas lleva el nombre de un ciudadano muy ligado a la cultura popular, don Félix Trujillo. En julio de 1922 apareció la publicación fundada y editada por él e impresa en su propia imprenta, denominada ”Ocara potycuemí”.

Durante mucho tiempo la revista se dedicó a la divulgación de las obras poéticas de los bardos paraguayos, muchos de ellos pudieron dar a conocer sus obras en dicha revista ”Ocara potycuemí”, como –por citar solo a algunos- Carlos Miguel Giménez, Emiliano R. Fernández, Valois Cañete, entre otros.

MÉDICO Y MÚSICO

Una arteria  asunceña, paralela a la avenida Molas López y al norte de la avenida Aviadores del Chaco, lleva el nombre de un ilustre médico e investigador, el doctor Juan Max Boettner.

Nacido en Asunción en 1899, se destacó por sus dotes artísticas y su amplio y profundo bagaje cultural. Muy joven se trasladó a Alemania, donde alternó los estudios con la práctica de manifestaciones artísticas y el aprendizaje de los métodos de de investigación musicológica.

En la Universidad de Buenos Aires se graduó de doctor en medicina y se dedicó a su profesión con el mismo afán que le brindó a la investigación de los secretos de la música y a la composición, actividad ésta que dio frutos como ”Canciones infantiles”, ”Composiciones para piano”, ”Una  sinfonía”, ”Suite guaraní”, ”El sueño de Renée”. Como músicologo, brindó a la posteridad obras como ”Como reconocer el estilo y al autor de una obra musical” y ”Música y músicos del Paraguay”.

Fue presidente del Ateneo Paraguayo y director del sanatorio de tuberculosos Bella Vista, que actualmente lleva su nombre. Murió en 1958, en Asunción.

LAS GALOPERAS

Antiguamente, eran muy concurridas las fiestas de San Blas en el retozón barrio de La Chacarita. Durante estas festividades, las célebres galoperas hacían de las suyas, dando al toque alegre a la fiesta, cuya animación musical estaba a cargo de agrupaciones como la famosa orquesta ”Chaló”, dirigida por don Francisco Vizcarra, la bandita de Trinidad o la orquesta de los hermanos Calabró.

Las crónicas conservaron los nombres de algunas de las galoperas, que incansablemente bailaban en honor del obispo santo. Pese a que el recuerdo de muchas de aquellas alegres mujeres se ha esfumado en el ingrato olvido, los nombres de María Po´í, Octaviana Gayoso, Francisca Ríos, doña Petrona, Saturnina y Petrona Núñez, entre otras, han quedado registrados para la posteridad, como protagonistas de una de las tradicionales manifestaciones culturales de nuestro país.

LAS GALOPERAS DE LOMA TARUMÁ

En la loma ”Tarumá”, ubicada en República de Colombia y Caballero (antiguamente este lugar estaba cubierto de gran cantidad de plantas de tarumá, de ahí su nombre), cada 3 de febrero las devotas de San Blas (patrón de la ciudad) se reunían para realizar sus cultos tradicionales. En esas fiestas, amenizadas por la pequeña, pero ruidosa, ”Banda Hyecué” de Trinidad, las mujeres bailaban la galopa, para pagar su ”promesa”, algunas de ellas con un cántaro de agua sobre sus cabezas, y al terminar la música lo ofrecían a los peregrinos, con estas palabras: ”Tupasy ymí” o ”San Blas ymí”.

Una de las más famosas galoperas de ”Loma Tarumá” se llamaba María Po´í, y era una mujer ”esbelta, fina, de facciones perfectas y que ataba su regia cabellera negra atrás con un kyguá verá, del que  caía en trenzas su pelo de azabache”.

MARÍA PACURÍ, AVATÍ PORORÓ...

”María Pacurí” no sólo es un personaje zarzuelístico. Fue una ex esclava mulata que vivió en la época de don Carlos Antonio López y, según parece, fue una espía al servicio del Gobierno.

Luego de la abolición de la esclavitud, ”María Pacurí” se dedicó a la venta callejera de dulces, chipá, compotas y bizcochuelos. Con su canasto rebosante de mercadería, se metía en todas las casas de la ciudad, incluso en la del presidente de la República, ”metiendo su nariz” hasta en lo que no le importaba.

Como ”mirona” e indagadora no tenía igual y cuando a veces era descubierta ”alargando el cuello, asomando atrevidamente la cabeza encima de los cercados, se hacía la desentendida y entonaba su cantinela: ”María Pacurí” peina ogüerú dulce andaí, chipá quesú, avatí pororó..,neike la gente, ñañemú”,

Cierta vez y siempre en su afán de curiosar, ”María Pacurí” tuvo la mala suerte de quedarse colgada de un cerco de karanda´y bastante alto. Tal fue su susto que el ser descubierta se orinó encima. Esto movió al pintoresco estribillo popular que dice: ”María Pacurí, avatí pororó, oyupi cerco ari ha okuarú chororó”.

(x) Del libro : ASUNCION, RECUERDOS DE ENTRECASA, editado por la Municipalidad de Asunción (Paraguay), en  1998.

 

xx) E-Mail de Luis Verón: surucua@abc.com.py

(xx) Más información sobre el Dr. Juan Max Boettner, haga click sobre lo subrayado.

 

 

Presencia paraguaya en la Guerra Civil Española

 

CANCIÓN DEL MILICIANO GUARANÍ (x)

Vibre el crótalo nativo
de la lírica cigarra
y retoce en el pandero
toda el alma castellana.

Cesen sus hondos lamentos
meláncolicas guaranias,
y estalle en notas heroicas
una polca paraguaya
en simbólico responso:
Que ha muerto en tierras de España
José Aparicio Gutiérrez,
Miliciano de la Raza.

Pón el luto de tus trenzas
morena que lo esperabas,
en la guitarra aborigen
como cintas perfumadas,
para cantar la partida
de quién prendiera en su espada
un  destello de idealismo,
como rosa encarnada
que prendiera en tus cabellos
en ofrenda perfumada.

  Pón el luto de tus ojos,
morena que ya no aguardas,
para que sea más honda,
más sentida y más amarga,
la canción de la partida
hacia la luz del mañana
de quién cayó sonriendo
por su honor y por su raza.

José Aparicio Gutierrez,
Miliciano de la Raza,
por tu muerte no tañaron
las simbólicas campanas
y sí el clarín masculino
de las gestas libertarias.

Miliciano guaraní,
Miliciano de la Raza,
has saldado tú la deuda
que debíamos a España:
Don Quijote no está solo
en los campos de la Mancha!

Aparicio, por tu muerte
no doblaron las campanas.
Con las rosas de tu sangre
adornaron la mortaja
que te envolviera en el claro
resplandor de una alborada.

 VICENTE LAMAS
(Poeta paraguayo)

 

(x) Publicado en la Revista Artística Paraguaya FA-RE-MI

( Asunción, Paraguay); No. 14; Octubre de 1956.

Fuente digital:

PARAGUAY PROFUNDO 4

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