EL DOLOR, NOCHE DE LUNA

y PAJARO AZUL

Poesías de RAMON INDALECIO CARDOZO

(1876 – 1943)

RAMON INDALECIO CARDOZO

Nació en Villarrica el 16 de mayo de 1876, y falleció en Buenos Aires el 20 de abril de 1943.

Hizo sus estudios primarios en dicha ciudad, en la Escuela de la Patria, que aún existe, y que, justicieramente, lleva su nombre. La secundaria la realizó en la misma ciudad, completándola en la Capital, en razón de que por entonces, el Colegio Nacional no tenía completo los cursos del bachillerato, graduándose de bachiller en 1895.

Fue un educador nato. El ecuatoriano Justino Cornejo, sostuvo, que el Prof. Ramón Indalecio Cardozo era el más profundo teorizante y acertado realizador de la Escuela Activa, y que, como tal, era un indiscutido líder de la misma, divulgando tal sistema educacional en sendos volúmenes, revistas y conferencias.

A su vez, el ilustre escritor político y hombre público, Dr. Justo Pastor Benítez, decía, que el Prof. Ramón Indalecio Cardozo, era una "escuela viva".

De su dilatada vida, dedicó casi medio siglo a la educación pública, mereciendo por ello la consideración de que fue uno de los más altos exponentes de la cultura americana ubicándolo al lado del argentino Domingo Faustino Sarmiento, del venezolano Andrés Bello, del cubano José Martí, del uruguayo Varela y otros.

Ocupó cargos importantes dentro de su área, como educador, tales como la presidencia del Consejo Nacional de Educación, la Dirección General de Escuelas; disertó conferencias, fundó revistas, representó al Paraguay en congresos internacionales, todo para sostener la eficacia de la Escuela Activa de la que era propulsor en el Paraguay.

Al margen de su afán pedagógico, dedicóse a la investigación histórica, especialmente a la Historia Americana. Y, así fue, que nos legó dos títulos: EL GUAIRA, crónica de la antigua provincia homónima, cuya capital es la Villa Rica del Espíritu Santo y RUY DIAZ MELGAREJO, que es la biografía del mismo.

Finalmente, diremos, que como guaireño, no ha podido sustraer-se del arte de Manuel Ortiz Guerrero, es decir, la poesía, y así fue que se anticipó en su respuesta a su ilustre hijo, el Dr. Efraím Cardozo, quien decía: "¿Quién es aquél que habiendo bebido el agua del YCUA PYTA y mecido sus miradas sobre el manto azul del YBYTYRUZU, no se sienta capaz de escribir una poesía?"

Pues bien, en este Parnaso podremos leer algunos poemas del ilustre pedagogo, historiador y poeta, Prof. D. Ramón Indalecio Cardozo.

EL DOLOR

Ya lo dijo el poeta: ¡Oh, dolor, tan buen amigo!,

buen maestro de escuela,

incomparable espuela.

-Yo viviré contigo

en los últimos tramos de mi áspero camino.

Tú vivirás conmigo,

seré tu fiel amigo,

tu dulce compañero, tu manso servidor,

para que me señales la vida superior.

Gozo ¡Oh, vida! sufriendo, porque cada pinchazo

es la puerta entreabierta

por la que descubierta,

veo la mansión azul a donde voy de paso.

"Buen maestro de escuela", lo dijo el buen poeta.

El sonoro Cenzotle de Teposontepec,

cuando en su suprema ansia de llegar a la meta

se le desgarra el alma,

siempre en divina calma,

con dominio del ser.

El dolor nos enseña

que las cosas humanas

todas ellas son vanas:

que nuestra dicha es leña

que acrecienta la llama

que vil envidia inflama.

NOCHE DE LUNA

Noche de luna, callada

de la villa del Guairá,

noche tibia sosegada

que nunca se igualará.

Derrama blanca cascada

de densa, argentada luz

sobre el cerro, la lomada,

librándose del capuz.

Y la brisa saturada

del perfume de azahar

deja nuestra alma embriagada

en condición de soñar.

La luna llena, plateada

con toda solemnidad

va ascendiendo acompasada

al Este de la ciudad.

En la plácida arboleda

le deja libre filtrar

la débil luz nacarada,

dándole ténue claridad.

Se oye una musiqueada

a la distancia soñar

que a una enamorada

tras la reja suspirar.

¡Oh, noche perfumada

de mi ciudad del Guairá!

con el alma angustiada

yo no te puedo olvidar.

Bs. Aires, 1938

PAJARO AZUL

Tenía fijamente ante mí, allá en lontananza

un ideal risueño, que llamaba, atraía,

que encantaba y llevaba, me mimaba y reía,

señalándome un punto que yo no lo alcanzaba.

Le dediqué con placer, íntegra mi existencia,

todo mi pensamiento, todo mi querer;

todo mi sentimiento, todo el hondo poder

de mi mente insaciable, de mi flébil esencia.

Recorría praderas, las risueñas campiñas

envuelto con la capa de la ilusión del tul,

llevado por el canto de ese pájaro azul

sin sentir las espinas punzante de la vida.

Mas, desgraciadamente, aquel Pájaro celeste,

que alegraba mi vida, se ha muerto para mí.

Su trino misterioso, su canto que oí

ya no sonarán jamás plácidos en mi mente;

Ya nunca lo veré como antes a distancia

las campiñas floridas, risueño atravesar;

Ya nunca lo veré, grácil azul posar

en el árbol verdino de la grata esperanza.

Sí. ¡Ya está fatalmente en este corazón muerto

mi ilusión, mi conductor, mi amor, Pájaro Azul!

Su dilecto cadáver, envuelto en negro tul

con cariño guardado en mi triste pecho, tengo.

Fuente:

EL PARMASO GUAIREÑO

Obra de ROMUALDO ALARCÓN MARTÍNEZ

Ediciones INTENTO.

Asunción – Paraguay

1987 (1ª edición – 407 páginas)

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